ABUELOS

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Los padres de los padres, con respecto a los hijos de los hijos, forman parte importante de la familia y deben ser considerados como elementos activos y responsables de la familia. En los tiempos actuales, en las sociedades en que la madre trabaja junto con el padre en tareas externas al hogar, los hijos pueden quedar menos atendidos.

Y, sin embargo, en muchas de las familias hay personas que se jubilan en su labor profesional cuando se hallan en pleno vigor social, moral y mental, pudiendo ejercer una misión educadora de importancia decisiva dentro y fuera del hogar. También en la educación religiosa y moral de los nietos, los abuelos deben ser conscientes de sus posibilidades y responsabilidades, haciéndose capaces de explotar al máximo su experiencia, sus habilidades y sus relaciones afectivas con los niños y los jóvenes. Los abuelos deben mantenerse en su sitio educativo, con inteligencia y habilidad: no suplantar la responsabilidad de los padres, no transigir con chantajes afectivos, no coaccionar el desarrollo de los niños, no asumir actitudes proteccionistas inadecuadas, etc.

En el campo de la formación religiosa, la sintoní­a moral y espiritual con los padres debe ser prioritaria, teniendo en cuenta que el ejemplo y los sanos criterios son las fuerzas esenciales de toda educación espiritual y moral familiar.

Incluso deben ser conscientes de las posibilidades educativas que pueden ofrecer generosamente en instancias ajenas al hogar: catequesis parroquiales, apoyos escolares oportunos, ofertas de experiencias espirituales convenientes, asistencias adecuadas cuando el caso se presenta.

En los paí­ses en donde la sanidad, la sociologí­a y las condiciones de vida hacen que la población de la tercera edad crezca cuantitativa y cualitativamente, los grupos de personas hábiles para el trabajo, incluso pastoral, son fuerzas vivas eclesiales que deben ser respetadas, cultivadas y encauzadas. Pero ello no se consigue sin una conveniente formación para la tarea y una ambientación inteligente de las personas hábiles.

No sólo con los nietos (niños y jóvenes), sino también con toda persona capaz de recibir influencias positivas, los abuelos tienen que disponerse a trabajar con ilusión evangélica y con responsabilidad cristiana.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

Con relación a una persona, padres de su madre o de su padre. Los términos †œabuelos†, †œabuelo† y †œabuela† no aparecen muchas veces en las traducciones de la Biblia. En 1 Reyes 15:10, 13 se traduce †œabuela† de la misma palabra que significa †œmadre†, algo procedente, pues Maacá era la abuela de Asá, no su madre. (1Re 15:1, 2, 8.) Parece ser que Maacá continuó como reina madre durante el reinado de Asá hasta que se la destituyó debido a su idolatrí­a. (1Re 15:13.) De manera correspondiente, el término †œpadre† se usa a veces con referencia a un abuelo o a un antepasado. (Gé 28:13; 2Sa 9:7.) También se usa la expresión †œpadre de tu madre† para designar a los abuelos. (Gé 28:2; Jue 9:1.)
El apóstol Pablo dice que los †œhijos o nietos† deberí­an †œseguir pagando la debida compensación a sus padres y abuelos [gr. pro·gó·nois]†. (1Ti 5:4.) Otra forma de la misma palabra (pro·gó·non) se vierte †œantepasados† en 2 Timoteo 1:3. A Loida, la abuela (gr. mám·me) de Timoteo, se la encomia por tener una †˜fe sin hipocresí­a†™, y al parecer ayudó a Timoteo a desarrollar su fe y en su crecimiento espiritual. (2Ti 1:5; 3:14, 15.)

Fuente: Diccionario de la Biblia