ADMINISTRACION

v. Apostolado, Dispensación, Ministerio, Servicio
Eph 3:2 si es que habéis oído de la a de la gracia
Col 1:25 fui hecho ministro, según la a de Dios


Proceso de manejo o supervisión que tiene como fin el cumplimiento de una responsabilidad o la consecución de un objetivo.
La palabra hebrea traducida †œadministración† en 1 Crónicas 26:30 (pequd·dáh) viene de la raí­z pa·qádh, que significa †œvisitar; dar atención a†. (Rut 1:6, nota.) También se vierte †œcuidado; supervisión†. (2Cr 24:11; Nú 3:32; compárese con 2Re 11:18, nota; véase SUPERINTENDENTE.)
Desde el principio de la historia humana, Dios autorizó al hombre perfecto a cuidar de la Tierra y tener en sujeción a sus criaturas. (Gé 1:26-28.) Después de la rebelión del hombre, en particular a partir del Diluvio, se desarrolló y consolidó un sistema patriarcal de administración. Dirigí­a y administraba la vida familiar y la propiedad, e imponí­a normas de conducta.
La gestión de los asuntos nacionales, incluida la delegación de autoridad a subordinados confiables, que protagonizó Moisés según la voluntad divina durante los cuarenta años de viaje por el desierto suministra un brillante ejemplo de administración. (Ex 18:19-26.) La responsabilidad principal de administración dentro del sacerdocio recaí­a sobre el sumo sacerdote (Nú 3:5-10); sin embargo, a otros les correspondí­a supervisar ciertos servicios. (Nú 3:25, 26, 30-32, 36, 37; 4:16.) Después de la entrada de Israel en la Tierra Prometida, los jueces fueron los administradores de la nación con el apoyo divino. (Jue 2:16, 18; Rut 1:1.)
Con el establecimiento del reino de Israel, comenzó a funcionar un sistema de administración más completo. En tiempos del rey David la estructura administrativa estaba bastante pormenorizada: habí­a oficiales que serví­an directamente bajo el rey y administradores de divisiones por todo el paí­s. (1Cr 26:29-32; 27:1, 16-22, 25-34.) Durante su reinado también fue totalmente organizado el sacerdocio: se nombraron supervisores sobre los trabajos del tabernáculo, oficiales y jueces, porteros, cantores y músicos, y se hicieron 24 divisiones sacerdotales para que se encargaran del servicio en el tabernáculo. (1Cr 23:1-5; 24:1-19.) La administración de Salomón era aún más extensa, y se demostró su eficacia de un modo sobresaliente en la construcción del templo. (1Re 4:1-7, 26, 27; 5:13-18.)
Otras naciones también idearon complejos sistemas de administración, como lo indican las clases de oficiales que reunió Nabucodonosor cuando inauguró su imagen de oro. (Da 3:2, 3.) El mismo Daniel fue †˜hecho gobernante†™ (del arameo schelét) sobre el distrito jurisdiccional de Babilonia, y bajo su mandato se les otorgó participación en la †œadministración† (arameo, `avi·dháh) civil a Sadrac, Mesac y Abednego. (Da 2:48, 49.)
Mediante referencias a la mayordomí­a y la superintendencia, a menudo se considera en las Escrituras Griegas Cristianas el uso apropiado de la responsabilidad y autoridad que han sido delegadas en aquellos encargados de supervisar la aplicación y ejecución de la voluntad expresa de Dios dentro de su pueblo. (Lu 16:2-4; 1Co 9:17; Ef 3:2; Col 1:25; Tit 1:7.) Aunque tal responsabilidad ante Dios es de suma importancia (Sl 109:8; Hch 1:20), la Biblia también recalca el valor de los intereses de aquellos que sirven bajo tal administración. (1Pe 4:10; véase MAYORDOMO.)

¿Qué es la †œadministración† que Dios inició en 33 E.C.?
En su bondad inmerecida, Dios dispuso tener †œuna administración [gr. oi·ko·no·mí­Â·an, literalmente: †œmanejo de la casa†] al lí­mite cabal de los tiempos señalados, a saber: reunir todas las cosas de nuevo en el Cristo, las cosas en los cielos y las cosas en la tierra†. (Ef 1:10; compárese con Lu 12:42, nota.) Esta †œadministración†, o manejo progresivo, que Dios ha estado llevando a cabo desde 33 E.C., tiene como objetivo la unificación de todas sus criaturas inteligentes. La primera etapa de la †œadministración† de Dios es la reunión de nuevo de †œlas cosas en los cielos†, es decir, la preparación de la congregación de herederos del Reino que han de vivir en los cielos bajo Jesucristo como su Cabeza espiritual. (Ro 8:16, 17; Ef 1:11; 1Pe 1:4.) La segunda etapa de esta †œadministración† es la reunión de †œlas cosas en la tierra†, esto es, la preparación de aquellos que han de vivir en un paraí­so terrestre. (Jn 10:16; Rev 7:9, 10; 21:3, 4.)

Fuente: Diccionario de la Biblia