ANIMALES DE LA BIBLIA

En el orden de la creación, los a. aparecen en el dí­a quinto, cuando los peces y las aves son creados en el mar y la tierra. Al dí­a siguiente, el sexto, Dios hizo †œa. de la tierra según su género†. Ese mismo dí­a creó al hombre (Gen 1:20-27). La idea que se presenta en Gn. 1 es que tanto los hombres como los a.se alimentaban de vegetales (Gen 1:29-30). En la era mesiánica †œun niño … pastorearᆝ a las fieras y †œel león como el buey comerá paja† (Isa 11:6-7). Dios cuida de los a.(Mat 6:26), actitud que los hombres deben imitar (Deu 14:21; Deu 22:6-7). En su señorí­o, también los utiliza a discreción, como en el caso de un †œgran pez† que preparó para que tragara a †¢Jonás (Jon 1:17), o el †œgusano† que †œhirió la calabacera† (Jon 4:7), es decir, desde el más grande de los a.hasta el más pequeño.

Dios los hizo, los protege y los utiliza a veces hasta para enviar juicio a los hombres, como es el caso de plagas de langostas o fieras devoradoras (Lev 26:21-22). En términos religiosos los a. eran clasificados en puros e impuros, según pudieran usarse o no en el culto y la dieta. Se especula que el origen de las prohibiciones en cuanto a sacrificar ciertos a.o comerlos surgió del hecho de que muchos de ellos eran objeto de culto por parte de pueblos paganos, por un lado, y por otro por razones de carácter sanitario.
cantidad de a.son mencionados en las Escrituras, pero siempre de una manera casual y nunca como objeto de observación cientí­fica. Los escritores de la Biblia y sus personajes viví­an en contacto con la naturaleza, por lo cual se entiende que sean presentados en relación con el mundo a. Además, se toman detalles de la vida de a. para sacar de ellos conclusiones de carácter espiritual, como es el caso de la hormiga, por industriosa (Pro 6:6; Pro 30:25).
fauna existente hoy dí­a en Israel no es la misma de los tiempos bí­blicos debido a que muchas especies han desaparecido por diversas causas, especialmente la caza indiscriminada con armas muy poderosas en los últimos siglos, pero la arqueologí­a ha producido testimonios abundantes sobre la veracidad del texto bí­blico en cuanto a los a.que menciona. Sin embargo, los nombres que se utilizan en las distintas traducciones de la Biblia varí­an porque no siempre es posible identificar de manera cierta a cuál tipo de a.se refiere un determinado texto. Los traductores hacen comparaciones entre textos y sacan conclusiones por los contextos, aplicando luego su conocimiento de la fauna de hoy para poder utilizar un término que dé una idea al lector. Por eso varias versiones bí­blicas pueden usar una palabra diferente para un mismo a.
debe ser tomado en cuenta al leer los diferentes artí­culos sobre ellos.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

Tanto las vss. cast. antiguas como las modernas mencionan una gran variedad de nombres de animales. En las más antiguas, la falta de un conocimiento preciso de la fauna palestina era la causa principal de la falta de exactitud, y no es de sorprender que los traductores se valieran de los nombres de las especies europeas con las que estaban familiarizados. El estudio sistemático de la vida animal no comenzó sino en el ss. XIX, y anteriormente era usual asignarles nombres únicamente a los animales más conocidos o a los que tuvieran alguna importancia práctica. Por ello los animales que se asemejaban entre sí en su apariencia general, o por el uso que podía dárseles, llevaban el mismo nombre o nombres similares. Estos principios generales se aplican a la vida animal en su totalidad. Generalmente no resulta muy difícil identificar a los animales que se mencionan varias veces en contextos variados que pueden ofrecer algún indicio, pero la trad. de muchos nombres que se encuentran únicamente en las diversas listas de Lv. y Dt. siempre resultará difícil. En las vss. publicadas con posterioridad a 1900 se han rectificado algunos de los errores anteriores, pero existe falta de uniformidad tanto en una misma versión como al comparar versiones entre sí, y la mayoría de ellas incluye algunas traducciones extrañas. No todos estos nombres, algunos de los cuales ya son obsoletos o no resultan claros, se mencionan a continuación, pero la mayoría de ellos está incluida. Se verá que hay dos secciones principales: los animales salvajes que generalmente forman parte del contexto incidental, y los animales domésticos que constituían parte integrante de la vida diaria. Esta última sección es la más importante y aparece primero.

Dos palabras heb. se trad. ASNA, ASNO: ˒āṯôn, que hace referencia a su resistencia, y amôr por el color rojizo del pelo del tipo mas común de asno. La primera se usa con mucha más frecuencia que la segunda, que aparece principalmente en los dos incidentes del asna de Balaam (Nm. 22) y las asnas de Cis (1 S. 9–10). Estas palabras se refieren únicamente al asno domesticado. La palabra BURRA, BURRO se aplica generalmente al tipo domesticado y se usa en algunas versiones modernas, entre ellas °bj.

Además hay dos palabras que generalmente se trad. ASNO (ASNA) MONTÉS: ˒ātôḏ y pere’. La primera se encuentra tanto en la forma arm. ˒arād (Dn. 5.21), como en la heb. ˒ārôḏ (Job 39.5), pero esta trad. es cuestionada por algunos eruditos. pere’ aparece nueve veces y su trad. como ”asno montés” en Job 39.5–8 tiene buen apoyo en el contexto. Esta especie se conoce hoy con el nombre de ONAGRO (Equus onager) (así °ci), que todavía existe en algunas regiones del Asia occidental y central. Un tipo muy relacionado con la subespecie que se extinguió alrededor de mediados del ss. XIX se ha introducido exitosamente en la actualidad en la reserva natural de Hay Bar en el S del Neguev.

El ASNO desciende del asno montés nubio (Equus asinus) y se cree que fue domesticado en época neolítica en el NE de África. La primera mención bíblica ocurre durante la residencia de Abram en Egipto (Gn. 12.16), pero es probable que Abram ya usara asnos como medio de transporte desde Mesopotamia, donde alrededor de 1800 a.C. ya había varios tipos claramente reconocidos. Ahora se sabe, por dibujos y talladuras en piedra, que los “asnos” que tiraban carros con ruedas en la antigua Mesopotamia más de 1000 años antes eran onagros, pero esta especie nunca fue totalmente domesticada. Los asnos resultaban vitalmente importantes para los pueblos nómadas pobres, para los que constituían el medio fundamental de transporte, con los que se podía viajar un promedio de 30 km por día. Un texto de Mari indica que ya en el ss. XVII a.C. se consideraba impropio que los miembros de la realeza viajaran a caballo en lugar de hacerlo a lomo de asna. El cuadro bíblico es consecuente al indicar que los miembros de la realeza usaban asnas en ocasiones pacíficas, mientras que los caballos estaban asociados con la guerra. A la luz de esto cf. Zac. 9.9 y Mt. 21.2s.

POLLINO se usa para hacer referencia al asno joven, si bien no exclusivamente.

El AT contiene numerosas referencias al CABALLO (sûs), muchas de ellas en sentido figurado, y este uso se hace especialmente frecuente en la literatura profética y en los libros poéticos. Tanto en el AT como en el NT el caballo se asocia invariablemente con la guerra y el poder, y raras veces se menciona uno solo. La palabra pārāš, trad. “jinete”, “gente de a caballo, podría significar caballo montado perteneciente a la caballería o tal vez el caballo con su jinete; sûs es un vocablo más general, que se usaba en particular para los caballos que tiraban carros.

De todos los animales que se han convertido en bestias de carga, el caballo es el más importante, a pesar de que fue domesticado mucho después que el ganado vacuno y el asno. Por contraste con el asno montés, que vivía en las zonas semidesérticas del N de África, los antepasados del caballo fueron nativos de las praderas de Europa y Asia. Es posible que la domesticación se haya llevado a cabo en varios lugares independientemente: al O de Europa, al SO de Asia, y en Mongolia. Los caballos que se mencionan en la Biblia presumiblemente provienen de la segunda región mencionada.

Una tablilla bab. del período de Hamurapi, ca. 1750 a.C., contiene la primera referencia al caballo, al que se describe como “el asno del este”. Ya había caballos en Egipto cuando José estaba en el poder, y fueron utilizados en la persecución que se narra en Éxodo. Es poco probable que los hijos de Israel tuviesen caballos, y de todos modos no hubieran resultado adecuados para un viaje por el desierto.

Las naciones que habitaban Canaán tenían caballos y los empleaban en los combates (Jos. 11.4, etc.). David combatió contra ellos con frecuencia: “Desjarretó David los caballos de todos los carros, pero dejó suficientes para cien carros” (2 S. 8.4), referencia que pareciera ser la primera indicación de que tuviese caballos propios. (El jarrete es la coyuntura entre la rodilla y las cernejas en las patas traseras. Al cortársele este tendón el animal queda rengo en forma permanente.) Los hijos de David ignoraron la prohibición de Dt. 17.16 (referida a la época en que el pueblo exigiría rey), “no aumentará para sí caballos”; p. ej. “Absalón se hizo de carros y caballos” (2 S. 15.1), mientras que Salomón posteriormente tuvo grandes cantidades de caballos, en establecimientos especiales en Hazor, Meguido y Gezer. Se los importaba de Egipto y Kue (S de Anatolia) y se los exportaba a los países vecinos. El precio de un caballo era 150 siclos de plata (1 R. 10.28ss).

Si bien la palabra MULA, MULO tiene varios otros significados, al principio, como también en la actualidad, se aplicaba principalmente a la cruza entre el caballo y la burra o a la inversa. Estas formas híbridas surgieron probablemente poco después de que el caballo fuera llevado a zonas donde había asnos, a pesar de que dichas mezclas parecen haber sido prohibidas específicamente en Lv. 19.19: “No harás ayuntar tu ganado con animales de otra especie” (ganado, behēmâ, significa aquí cualquier animal domesticado). Esto podría explicar por qué es que sólo hacia fines del reinado de David (2 S. 13.29) aparece la mula en los anales. Se acepta generalmente que el heb. yēmı̂m (Gn. 36.24) debiera trad. “manantiales” (°vrv2) y no ”mulos (°vrv1). pereḏ y pirdâ se usan para el macho y la hembra, pero el híbrido resultante es siempre estéril. Las mulas son valiosas por el hecho de que combinan la fuerza del caballo con la resistencia y el pie firme del burro, como también su capacidad para alimentarse adecuadamente con forraje de menor calidad; también poseen el vigor adicional característico de los híbridos, tanto animales como vegetales.

En Est. 8.14 el heb. reḵeš se trad. mejor como “caballos veloces” (°vrv2), y no “dromedarios y mulos” (como en °vrv1).

Si bien la historia primitiva del CAMELLO (heb. gāmāl; gr. kamēlos) tiene lagunas importantes y no se conoce su antepasado salvaje, existen muchas pruebas de su domesticación en épocas antiguas. El camello de una giba, conocido generalmente como árabe, se denomina con frecuencia dromedario, si bien dicho nombre se refiere estrictamente a la variedad veloz; es típico de los desiertos del Oriente Medio, y aparece en el relato bíblico. El de dos gibas, o camello bactriano (que recibe este nombre de Bactriana, probablemente cerca del río Oxo en el SO de Asia), está asociado actualmente con los desiertos asiáticos centrales y del NE, donde los inviernos son muy fríos. Esta variedad fue trasladada más hacia el S, y un obelisco en Nimrod (841 a.C.) la muestra como parte del botín tomado por Salmanasar III. Anatómicamente hay muy poca diferencia entre los dos, y se conocen casos de cruza.

El camello es un animal ideal para las zonas áridas. La giba es un órgano de almacenaje al que se echa mano cuando escasean los alimentos, como ocurre a menudo en las travesías del desierto. La economía de agua que puede hacer le permite pasarse una semana entera sin beber, hazaña que le resulta posible dada su capacidad para perder un tercio de su peso sin peligro; cuando toma agua dicho peso se recupera en 10 minutos. Tiene también un extraño mecanismo fisiológico mediante el cual la temperatura corporal sube de 34ºC por la mañana a 40ºC por la tarde, evitando así la pérdida de agua por exudación. La boca, la nariz, los ojos, y los pies están todos adaptados anatómicamente para la vida en el desierto. Los productos del camello se usan ampliamente; el pelo invernal se usa para hacer una tela burda, y el excremento sirve como combustible. El camello rumia pero no es patihendido, de modo que bajo la ley mosaica era inmundo; no es seguro que la prohibición abarcase la leche, la que constituye una fuente valiosa de alimentación, porque la hembra puede tener leche por un período de casi dos años. La piel del camello se curte. Los camellos pueden subsistir en zonas de vegetación pobre, y el alto contenido fibroso de dicha vegetación hace que el excremento resulte útil.

El camello puede transportar alrededor de 200 kg además del jinete, pero en las zonas desérticas únicamente la mitad de dicho peso. Los camellos de carga pueden hacer un promedio de 45 km por día, pero un camello de montar veloz ha logrado cubrir 150 km en 13 horas.

Se ha discutido mucho la cuestión del empleo de camellos por los patriarcas, pero la arqueología ha demostrado que había camellos domesticados en Egipto por lo menos 1.200 años antes. El problema surge por el hecho de que hubo largos períodos en los que el camello parece haber sido desconocido en Egipto, posiblemente por algún tabú; fue durante uno de dichos períodos que Abram se trasladó a Egipto (Gn. 12.16), y la inclusión de camellos en la lista de presentes del faraón se considera un agregado del escriba; pero no hay razón para rechazar menciones posteriores. Las pruebas del uso primitivo del camello se detallan en Zeuner (cap(s). 13) y Cansdale (cap(s). 4). Excavaciones más recientes en Omán confirman su existencia allí ca. 2500 a.C.

A partir del relato de Gn. 24.35 los camellos formaban parte significativa de las riquezas y se utilizaban también para el transporte a gran distancia (Gn. 24.10ss y 31.34), pero la vida nómade con camellos, y su uso en forma regular no se hizo general sino a partir del ss. XVI a.C. aprox. David puso a un ismaelita a cargo de sus camellos (1 Cr. 27.30), y el equipaje de la reina de Sabá fue transportado desde el SO de Arabia en camellos (1 R. 10.2).

El camello era un animal valioso para el transporte en los desiertos y zonas adyacentes, pero nunca fue popular entre los hebreos. No hay referencias bíblicas claras al camello como animal de tiro, pero se lo ha usado ampliamente en tareas agrícolas, a veces en yugo desigual con asnos, aunque parezca extraño. Por contraste con las más de 50 menciones enteramente literales en el AT, sólo dos de las seis menciones en el NT son literales: la tela para la ropa de Juan el Bautista en Mt. 3.4 y Mr. 1.6. Las otras aparecen en pintorescos comentarios de Cristo, que posiblememente tengan origen proverbial: “coláis el mosquito, y tragáis el camello” (Mt. 23.24) y “pasar un camello por el ojo de una aguja” (Mt. 19.24). Véase tamb. el art. separado sobre el * Camello.

La importancia de la OVEJA doméstica para los israelitas se desprende del hecho de que se la menciona varios cientos de veces, con doce palabras hebreas. De estas algunas son simples equivalentes; otras hacen referencia a la edad o al sexo, mientras que por lo menos una palabra (kar, arm. dekar) puede referirse a una raza diferente. ṣō˒n, la palabra más común, es un término colectivo, que se considera bajo “Cabra”, a la que tamb. se refiere. keḇeś aparece más de 100 veces y con sólo cinco excepciones se aplica a animales para el sacrificio; el agregado frecuente “de un año” sugiere que puede referirse a un cordero de un año o más. Cuatro palabras gr. cubren las muchas menciones en el NT, en el que probaton es la palabra más usada. Para una lista completa de las palabras heb. y gr. y su uso, véase Cansdale, pp. 53–55.

Los orígenes y la historia primitiva de la oveja son complejos y controvertidos. El hombre neolítico tenía ovejas ca. 5000 a.C., y para el 2000 aC. por lo menos cinco razas diferentes habían llegado a la Mesopotamia. Su antepasado probablemente fue el musmón o carnero montés, tal vez con más de un origen; en la actualidad existe una amplia variedad de razas que sirven para muchos fines y habitan en lugares que van desde zonas pantanosas hasta regiones semidesérticas. La oveja fue domesticada primeramente por su carne y su grasa, particularmente esta última, productos que no proporcionaba mayormente la cabra, que era más primitiva. La lana se obtuvo mediante una cría cuidadosa y se volvió muy valiosa, ya que constituía la fibra más útil y más accesible para hacer prendas de vestir. Mesa, rey de Moab (2 R. 3.4), pagaba como tributo anual la lana de 100.000 carneros, con vellones que quizá pesaban un promedio de 1 kg. Las pieles curtidas se usaban para hacer ropa como también para la cubierta interior del tabernáculo (Ex. 25.5, etc.). La leche se usaba principalmente en forma de cuajada, y como alimento básico probablemente fuese más importante que la carne, ya que esta se comía generalmente sólo como parte de las comidas relacionadas con los sacrificios.

La oveja es fundamentalmente animal de pastoreo, e. d. se alimenta de pastos y por consiguiente es más selectiva que la cabra. La raza de cola gruesa es la más común actualmente en Palestina. Esta curiosa cola, que puede tener un peso de 5 kg, se conoce por las momias egp. de ca. 2000 a.C.; se trata de un órgano de almacenamiento, análogo a la giba del camello, que tiene su utilidad en los veranos calurosos y secos, y en los inviernos fríos. El factor limitativo principal era el alimento invernal probablemente, y en la época del NT a menudo se guardaban las majadas bajo techo, para protegerlas de las lluvias del mes de noviembre hasta la pascua, y se las alimentaba con paja y cebada.

De Gn. 30.32 se desprende claramente que ya había tanto ovejas como cabras de diversos colores y combinaciones, y que posiblemente pocas eran enteramente blancas. Esto indica que la trad. correcta del heb. tāmı̂m (Nm. 28.3) es “sin tacha” (como la mayoría de las vss. modernas) y no “sin mancha” (como en algunas vss.), ya que se refiere a imperfecciones generales más bien que a manchas o marcas de color.

Aun cuando la arqueología es rica en herramientas y otros objetos hechos con huesos de ovejas, no hay referencias bíblicas sino al uso de los cuernos de carneros como recipientes para aceite (1 S. 16.1) y como instrumentos musicales (Jos. 6.4, etc.).

En toda la Biblia la oveja tiene significación metafórica, y en el NT las únicas referencias que no son enteramente figuradas se refieren a su venta en el templo (Jn. 2.14, etc.). Las ovejas constituyeron siempre parte integrante del escenario bíblico, en el que el pastor conduce y protege sus ovejas y les construye rediles. Por lo tanto no debe sorprendernos el que la oveja se use invariablemente como figura del hombre: indefensa, fácilmente descarriable, que se deja llevar con facilidad, que es esencialmente sociable, incapaz de bastarse a sí misma o volver sola al redil, p. ej., Is. 53.6: “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino. “La otra perspectiva, la del hombre restaurado, se menciona en el Sal. 23, escrito por David tomando como base su experiencia juvenil como pastor. El NT elabora la gran paradoja de Jn. 1.29, “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo,” y Jn. 10.14, “Yo soy el buen pastor”, con Ap. 5.6, “estaba en pie un Cordero, como inmolado”.

El significado de la tarea de separar las ovejas de las cabras (Mt. 25.32) se aclara cuando se inspecciona un rebaño mixto; pueden parecerse mucho, y es preciso examinarlas muy de cerca para poder distinguirlas. Del pasaje altamente metafórico de Cnt. 4.2 basta decir que si bien la frase “todas con crías gemelas” es una traducción discutida, la ambición del pastor es que todas las ovejas hembras tengan corderos gemelos y que no pierda ninguno por aborto.

GANADO VACUNO. “Ganado” viene del verbo ganar, y al comienzo el ganado constituía la principal fuente de riqueza. Este uso se acerca al del heb. miqneh. Hoy el término se aplica fundamentalmente al ganado vacuno, salvaje o domesticado, e. d. a los integrantes de la familia del buey, pero las referencias bíblicas se limitan a los animales domésticos. Diez palabras heb. se aplican al ganado vacuno, que entre todas se mencionan más de 450 veces. Las siguientes son las más importantes: behēmâ (sing. y colectivo) denota animales domésticos de gran tamaño y no sólo bovinos; šôr, generalmente toro, aunque ocasionalmente hembra, es la palabra básica para un ejemplar individual; bāqār es otro término colectivo para ganado cornudo adulto, trad. con frecuencia manada, mientras que be˒ı̂r es un término colectivo utilizado principalmente para bestias de carga, entre las que podrían estar incluidos los bueyes; par es toro (su forma femenina, pārâ, se emplea con referencia a la vaca alazana de Nm 19); ˓ēḡel y ˓eglâ (fem.) (de una raíz que significa “rodar”) se usan para animales jóvenes; merı̂, trad. “bestia gorda”, casi siempre se refiere a animales para sacrificios.

Se utilizan seis palabras gr.: damalis, la vaca (alazana); thremma, mosjos, y sitistos se refieren fundamentalmente a ganado engordado; tauros, buey; y bous, toro.

Todo el ganado vacuno doméstico deriva según se cree del uro o buey salvaje (véase inf.). Fue domesticado primeramente en la era neolítica, probablemente en varias partes distintas del mundo en forma independiente, y con posterioridad a las ovejas y las cabras. La razón principal de su domesticación fue la obtención de carne; luego las vacas se usaron para la obtención de la leche y los toros con fines de tiro, lo cual aumentó considerablemente las extensiones de tierra cultivable. Su tamaño, y la necesidad de contar con buen pastoreo, limitaban la posibilidad de criarlos, y se desarrollaban mejor en las regiones montañosas de la Galilea superior. Sin embargo, parece que se los criaba en muchas partes en cantidades pequeñas, y siempre con múltiples fines.

Tanto en el AT como en el NT hay reglamentaciones humanitarias relativas al buey. Se lo incluía en el descanso semanal (Ex. 23.12). El buey perdido debía ser conducido a lugar seguro (Ex. 23.4). Se permitía darle de beber al ganado en el día de reposo (Lc. 13.15). Dos veces Pablo cita la admonición mosaica (Dt. 25.4) de no poner bozal al buey mientras trilla (1 Co. 9.9; 1 Ti. 5.18). Estos y otros preceptos evidencian una preocupación por el bienestar de los animales, que aun hoy es desconocida en muchos países, y que no fue reconocida en occidente sino avanzado el ss. XIX.

La CABRA fue domesticada en la antigüedad – a partir de la CABRA MONTÉS (Capra aegagrus) – y resultó un animal útil para los patriarcas (Gn. 15.9), por cuanto aunque se la criaba juntamente con la oveja, tenía la ventaja de que podía alimentarse en terrenos más pobres. El relato de Jacob y Esaú (Gn. 27.9) recalca su valor como carne, pero normalmente sólo el cabrito se usaba como alimento. Las cabras proporcionaban leche, las pieles se usaban para hacer cueros y odres, y el pelo de algunos tipos se empleaba para hacer telas; pero las cabras también han provocado incontables daños en lugares donde se las ha introducido y donde no se las ha controlado debidamente. Esto es así especialmente en lo que respecta a las tierras montañosas del E del Mediterráneo, con veranos cálidos y húmedos y lluvias invernales.

Como cabría suponer, un animal tan importante tiene todo un conjunto de nombres heb. para el macho (ṣāfı̂r, śā˓ı̂r, tayiš, la hembra (˓ez, śe˓ı̂râ), el animal joven (geḏı̂, geḏı̂ ˓izzı̂m), etc. Además, dos sustantivos colectivos, ṣō˒n o e˒ôn, ‘manada’, y śeh o śê, ‘miembro de la manada’, se encuentran con mayor frecuencia que cualquier otro nombre. A menos que se las especifique agregando los vocablos ˓ez, ‘cabra’, o keḇeś, ‘oveja’, dichas palabras pueden referirse indistintamente a ovejas o cabras, o a una combinación de las dos. Por ello a menudo es difícil hablar de cifras relativas.

El CERDO doméstico de Palestina procede del Sus scrofa, el jabalí de Europa y el Asia occidental. A los hijos de Israel se les prohibió que comieran la carne del cerdo (azı̂r, Lv. 11.7; Dt. 14.8). Esto se debía a dos razones sanitarias. Primero, el puerco, como que frecuentemente se alimenta de carroña, puede entrar en contacto con residuos infectados y ser portador físico de la infección o contagiarse él mismo. Segundo, aloja la tenía que produce la triquinosis; la tenía pasa una etapa en la musculatura del cerdo y sólo puede transmitirse por ingestión. Luego las tenias invaden diversos tejidos en el hombre y hasta pueden causarle la muerte. El cocimiento adecuado mata la tenía, pero esto no siempre resulta factible cuando escasea la leña, de modo que únicamente la prohibición total resulta efectiva. Esta relación sólo llegó a comprenderse en el ss. XX.

Esta prohibición se transformó en una especie de repugnancia a nivel nacional para los judíos, y el cerdo llegó a simbolizar lo despreciable y odiado. Es así como en Pr. 11.22 se asocia a la mujer de dudosa moralidad con el cerdo, y el hijo pródigo llegó a su máxima abyección cuando tuvo que alimentar a los cerdos (joiros) de un gentil (Lc. 15.15). En la época del NT los hatos eran mantenidos por las comunidades gentiles locales (Mt. 8.30ss, etc.). El ruego de los demonios, de que fuesen enviados a un hato de cerdos que se encontraba en las cercanías, no podía resultar extraño a un judío, que consideraba los cerdos y los demonios como seres del mismo orden. Así también, en Mt. 7.6 Jesús advierte a sus seguidores que no deben echar perlas delante de los cerdos. El autor de 2 P. 2.22 considera a los falsos maestros como los que se volverán a su (cochina) naturaleza pagana.

El desprecio y la repugnancia con que se considera al PERRO en el AT es algo que el occidental, para el que este animal es un compañero y colaborador, difícilmente pueda comprender. Generalmente se acepta que fue el primer animal que se domesticó, y que al final de la edad de piedra existía en muchas partes del mundo. La mayor parte de los especialistas considera que el lobo es el antecesor de las innumerables y variadas razas de perros domésticos.

En muchas partes del oriente el perro sigue siendo básicamente un animal que se alimenta de carroña. Resultaba útil para la eliminación de residuos, pero por su misma naturaleza era sucio y potencial transmisor de enfermedades, y por lo tanto no podía tocárselo sin quedar contaminado. El kebeḇ heb. y el kyōn gr. eran sin duda los perros semisalvajes que deambulaban por fuera de los muros de las ciudades a la espera de que les arrojasen basura o animales muertos. Los perros se han considerado en forma muy diferente en otras tierras, especialmente en Egipto, donde se empleaban para la caza y también se los veneraba. Una segunda palabra gr., el diminutivo kynarion, se utiliza en el incidente de la mujer sirofenicia (Mt. 15.26ss). El contexto indica que se trataba de un perro doméstico al que se le permitía andar por la casa.

Los “perros” de Fil. 3.2 son los judaizantes que entorpecían la paz de la iglesia; los “perros” que estarán excluidos de la nueva Jerusalén en Ap. 22.15 son personas de vida impura, cita que probablemente sea eco de Dt. 23.18, donde “perro” parecería ser un término técnico para hacer referencia a los prostitutos vinculados a los templos.

En la época del AT Palestina era bastante rica en RUMIANTES bravíos que se permitían como alimento. Se menciona frecuentemente la *caza y los métodos de caza, con una gran variedad de redes, trampas, etc. Muchas de ellas se encuentran en contextos figurados y no siempre se puede establecer su identidad con exactitud, pero resulta claro que se trataba de las herramientas del cazador, y ha de suponerse que la caza proporcionaba carne utilizable. Parecería que se mencionan todas las especies principales en el texto heb., pero no ha habido una práctica uniforme en las trad., en parte porque la fauna de Palestina no era conocida cuando se hicieron las primeras trad., aunque incluso en las vss. modernas el tratamiento es con frecuencia caprichoso. Se hará a continuación una lista de los rumiantes salvajes que se sabe que han existido en Palestina, y se agregarán breves notas sobre los mismos, pero no tiene sentido tabular todas las trad. de las diversas vss. de la Biblia. Para una consideración más amplia véase Cansdale, cap(s). 5, “Beasts of the Chase”.

El heb. re˒ēm es indudablemente el URO o BUEY SALVAJE, antepasado del ganado vacuno doméstico. Había desaparecido de Palestina antes de la era cristiana, y el último ejemplar que se conoce fue muerto en Polonia a comienzos del ss. XVII. Acertadamente ya no se trad. “unicornio” como en °vrv1. °vrv2 prefiere “búfalo”, y °vm tiene “uro” y “toro salvaje”, esta última en el mg. Las vss. ing. traducen generalmente “buey salvaje” actualmente. El heb. te’ô se trad. “buey salvaje” (°vrv1), “toro salvaje” (av), “búfalo” (°bj), y más generalmente “antílope” (°vrv2). La °bj ing. tiene ORIX (cf. °ta, “orige”), lo cual es correcto. Llamado propiamente órix árabe o del desierto, es un animal con características especiales adaptadas para dicha zona, ya que puede sobrevivir durante períodos prolongados sin agua; es de pelo prácticamente blanco, tiene un metro de alzada y tanto el macho como la hembra tienen cuernos largos y rectos. Las armas modernas y los traslados han resultado desastrosos para este animal, y es posible que el órix se haya extinguido ya en su estado natural. Is. 51.20 indica que se la cazaba con red, método de caza practicado por los árabes hasta fines del ss. XIX.

El ÁDAX es otro antílope del desierto, poco común; sobrevive todavía en el Sahara, pero desapareció de las tierras bíblicas antes del año 1900. El heb. dı̂šôn se trad. “pigargo” (°ta; “pygargo” °vm) vía el gr. de la LXX. Una larga tradición, y su ubicación entre dos especies desérticas en las listas de animales comestibles, sugieren que probablemente se trate del ádax. “Íbice” (°vrv2) no puede ser correcto.

El heb. yaḥmûr es el más difícil en la lista de animales limpios de Dt. 14.5. La tradición, apoyada por la LXX, propone el BUBAL HARTEBEEST, actualmente extinguido en la parte N de su zona de distribución, pero esto resulta menos probable debido a su inclusión en la provisión diaria para la mesa de Salomón (1 R. 4.23), porque esto último parecería suponer un anima de manada o que puede encerrarse en corral. “Corzo” (°vrv2) y gamo” (°vm; °bj) son poco probables.

El último nombre en la mencionada lista de animales también resulta difícil. zemer (‘brincador’) se trad. “gamuza” (°vm), lo cual no puede ser correcto, por cuanto se trata de un animal de alta montaña. CARNERO MONTÉS (°vrv2) es aceptable, pero no es suficientemente preciso. No puede ser la oveja berberisca, limitada al N de África y al Sahara, pero podría ser una de las variedades hoy extinguidas del MUFLÓN, del que otras subespecies todavía existen en el S de Europa y en el SO de Asia.

El ÍBICE NUBIO puede verse hoy en su verdadero hábitat en las laderas rocosas alrededor del oasis de En-gadi, la “fuente del cabrito salvaje”. No cabe duda de que esta es la trad. correcta de ye˓ēlı̂m “cabras salvajes” (av) o “cabras monteses” (°vrv2). La raíz significa “trepador”; se la asocia siempre con las montañas y el nombre aparece siempre en plural, como corresponde a un animal de manada: Los montes altos [son] para las cabras monteses” (Sal. 104.18). Es probable que el heb. ˒aqqô (Dt. 14.5) sea sinónimo de yā˓ēl, la forma singular; no resulta inusual que animales muy conocidos tengan dos nombres.

Para muchas personas cualquier animal ungulado con cuernos o astas es sencillamente un CIERVO. En realidad los ciervos constituyen un grupo grande y claramente definido de rumiantes; se distinguen por el hecho de tener astas que se renuevan anualmente, y son típicos de las regiones templadas del N. Hay muchas especies y para tener algun sentido el nombre tiene que llevar algún calificativo.

En una época había tres tipos de ciervos en Palestina. El CIERVO ROJO o común, la especie que se encuentra en buena parte de Europa y el SO de Asia, es el más grande, que tiene alrededor de 1, 50 m de altura. No puede haber sido común en Palestina porque esta región ofrecía poca protección, y desapareció pronto, tal vez antes de la llegada de los israelitas. El GAMO, variedad común en los parques de muchos países en la actualidad, tiene un metro de alzada y se distingue por tener pelaje más o menos moteado a cualquier edad y no solamente cuando es joven. Esta variedad desapareció de Palestina alrededor de 1922. El CORZO no pasa de los 80 cm.; a diferencia de los otros dos, se lo encuentra en parejas o solo, y resulta difícil verlo por lo que su presencia puede pasar inadvertida. El último ejemplar en Palestina fue visto en el mte. Carmelo a comienzos del ss. XX. Es probable que el heb. ˒ayyāl y sus formas femeninas se refieran tanto al gamo como al corzo en general, y por lo tanto corresponde trad. “ciervo”, “cervatillo” (así °vrv2).

La clave para el heb. eḇı̂ se encuentra en Hch. 9.36: “Tabita, que traducido quiere decir, Dorcas” (dorkas, GACELA). En Palestina hay dos especies: las gacelas dorcas y las palestinas, ambas con menos de 70 cm. de altura. En una época corrían peligro de ser exterminadas, pero se han recuperado gracias a la protección, y en la actualidad se las puede ver en los montes de Judea y en las llanuras centrales, como también alrededor del desierto. Las gacelas son típicamente antílopes de zonas secas, de color pálido y a menudo con cuernos orientados hacia adelante.

El JABALÍ se menciona arriba como el antepasado del cerdo doméstico. El heb. azı̂r se refiere a ambas formas. El jabalí sigue siendo común en algunas partes del Medio Oriente, donde los hábitos alimenticios tanto judíos como musulmanes no ofrecen un incentivo adicional para su control. Su hábitat principal es el bosque y los carrizales; p. ej. Sal. 80.13: “El jabalí de la selva la devasta” (°vm). Se piensa que “las fieras de los cañaverales” (°vm) en el Sal. 68.30 podrían ser jabalíes.

El ELEFANTE no se menciona directamente en las Escrituras, pero hay doce referencias al *marfil, que procedía de especies tanto africanas como asiáticas. En el 3º milenio a.C. ya se conocían en la India métodos para domar y domesticar elefantes. Pero no se trataba de una verdadera domesticación, porque los animales eran apresados muy jóvenes y criados para convertirse en bestias de carga o, frecuentemente, para su uso en la guerra. Los libros de Macabeos (p. ej. 1 Mac. 6.30, 35) tienen varias referencias a los elefantes luchadores utilizados contra los judíos por el Seléucida, Antíoco Epífanes. El elefante asiático exitía en una época en los tramos superiores del Éufrates hacia el O, donde, según los anales asirios, se lo cazaba en fosos; en una región así no es probable que haya sido muy común, y fue exterminado en las postrimerías del 1º milenio a.C.

En una época había LEONES desde Asia Menor hasta la India, incluida la región intermedia del Oriente Medio y Persia, con una variedad similar en Grecia hasta cerca del año 100 d.C. Este león europeo/asiático se parece mucho al león africano. De todos los animales carnívoros sólo el león ha desaparecido totalmente de las tierras de la Biblia, aunque el leopardo cazador y el oso tamb. están a punto de desaparecer. El último león palestino probablemente fue muerto cerca de Meguido en el ss. XIII; los leones se conocían todavía en Persia en 1900; habían desaparecido ya en el año 1930 cuando más. Burton informa (Travels in Syria) que había leones en Siria hasta 1851, y en partes de Irak hasta los primeros años de la década de 1920. Los pocos leones asiáticos que sobreviven en la actualidad se encuentran en una pequeña zona boscosa en la península de Katiavar en la India.

La palabra “león” aparece más de 130 veces en la Biblia, en representación de la palabra heb. general ˒aryeh y ocho términos adicionales, que quizá se aplican a diversas edades de ambos sexos, aun cuando por lo menos algunos probablemente sean nombres poéticos. Este rico vocabulario sugiere que el león era un animal común y muy conocido en la época del AT, y muchos contextos lo confirman, aun cuando el uso sea mayormente metafórico, para aludir a la fuerza. El león era también símbolo de realeza en el antiguo Cercano Oriente (* León de Judá). Con frecuencia se tenían leones en cautiverio (cf. Dn. 6.7ss). Asurnasipal II (883–859 a.C.) los criaba en Nimrud (* León de Judá) en grandes cantidades (E. W. Budge y L. W. King, Annals of the Kings of Assyria, 1901).

En el uso popular la palabra LEOPARDO, generalmente con algún calificativo, representa una diversidad de felinos moteados. Es posible que el heb. nāmēr se refiera tanto al leopardo verdadero como al LEOPARDO CAZADOR, y también a uno o dos gatos monteses manchados de Palestina. Todas las pocas referencias que hay son proverbiales y tienen sentido figurado, y la especie resulta por lo tanto sin importancia. Quizá el uso más conocido de la palabra se encuentre en el proverbio de Jer. 13.23: “¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo sus manchas”

El GATO SELVÁTICO (Felis chaus) vive todavía en las partes más boscosas, especialmente en Galilea. El leopardo (Panthera pardus) es muy raro actualmente en Israel y Jordania, pero varios ejemplares fueron vistos o muertos hacia fines de la década de 1960, incluidos dos cerca de las orillas del mar Muerto uno en Galilea.

El heb. ze˒ēḇ (Is. 11.6, etc.) y el gr. lykos (Mt. 7.15, etc.) se refieren al tipo asiático (del SE) de LOBO. Su zona y su número se han reducido drásticamente por el crecimiento de la población y los métodos modernos de control, pero hasta los tiempos del NT era lo suficientemente común como para constituir una amenaza para el ganado, aunque actualmente se acepta que los lobos no han constituido nunca el peligro para el hombre que la leyenda popular les ha asignado. Su naturaleza carnívora está implícita en la mayoría de los pasajes, pero al lobo se lo menciona únicamente en sentido metafórico en todas partes. Es notable que en más de la mitad de las referencias el lobo representa a alguien con autoridad que hace abuso de su posición, p. ej. Sof. 3.3: “Sus jueces, lobos nocturnos.” El lobo de Palestina es similar al lobo del centro y N de Europa, aunque más pequeño.

Tanto los ZORROS como los CHACALES se encuentran en todo el Oriente Medio. Son miembros de los Canidae, la familia perruna, y están muy relacionados, pero el zorro es generalmente un animal solitario, mientras que los chacales con frecuencia andan en manadas. Es probable que el heb. šû˒āl y el gr. alōpēx incluyan tanto al zorro como al chacal, y las vss. modernas traducen a veres zorro y a veces chacal. Ambas especies comen frutas y otros productos vegetales, incluyendo las uvas (Cnt. 2.15). Es probable que los 300 animales tomados por Sansón en Jue. 15.4 fuesen chacales. Otra palabra heb., tannı̂m, siempre plural, que °vrv1 tradujo “dragón ” se vierte ahora como “chacal” (°vrv2). Es posible que se trate de un nombre poético empleado para sugerir desolación.

El tipo sirio de OSO PARDO, de amplia distribución, todavía puede verse en partes de Oriente Medio, aunque ya no dentro del territorio actual de Palestina, pero su verdadera situación es dudosa y puede ser que ya se haya extinguido. El último oso de Palestina fue muerto en Galilea superior en la década de 1930, pero unos cuantos ejemplares siguieron viviendo en los alrededores del mte. Hermón por unos 10 años más. Se trata claramente del heb. dōḇ (ár. dub). Es más pálido que la raza típica, y generalmente se lo conoce como una subespecie, el Ursus arctos syriacus. Como la mayoría de los osos, con excepción del polar, el oso pardo es omnívoro o vegetariano durante la mayor parte del año, de modo que sus ataques contra el ganado, especialmente las ovejas, serían más probables durante el invierno cuando escasea la fruta.

La expresión “como la osa en el campo cuando le han quitado sus cachorros” (2 S. 17.8; Pr. 17.12) parecería tener carácter proverbial; así también la expresión en Am. 5.19: “Como el que huye de delante del león, y se encuentra con el oso.” Al oso se le teme más que al león porque tiene más fuerza y porque sus acciones son imprevisibles.

Se menciona la COMADREJA unicamente en Lv. 11.29, como trad. de ḥōleḏ. Hay varios miembros de la tribu de las comadrejas en Palestina, y también la mangosta; no hay modo de confirmar que ḥōleḏ se refiera a todos ellos o a alguno de ellos, pero sí se cree ampliamente que se refiere a la comadreja misma.

Evidentemente resulta más difícil identificar a los animales más pequeños, a menos que el contexto ofrezca algún indicio. El heb. šāfān se puede reconocer claramente sobre la base de sus cuatro menciones en el AT (Lv. 11.5; Dt. 14.7; Sal. 104.18; Pr. 30.26) como el HIRÁCEO SIRIO DE LAS ROCAS, Pertenece a un pequeño orden que se clasifica muy cerca del elefante, pero tiene un tamaño parecido al del conejo, entre 30 y 40 cm. de largo. Se alimenta de una variedad de plantas y vive en las montañas rocosas donde puede guarecerse en las grietas. Este reconocimiento se hizo claramente el siglo pasado, y lo confirmó Tristram en su The Natural History of the Bible (1867). En °vp, sba se trad. “tejón”, y “conejo” en °vrv2, etc. °vm, °bj tienen “damán”, lo cual se acerca más a šāfān por pertenecer al orden de los hiracoides, mientras que la °bj ing. tiene “hírax” (hiráceo) en las listas mosaicas, pero “tejón” en otras partes, y es una de las pocas trad. que vierte el heb. correctamente.

El heb. taḥaš es el material que se usaba para cubrir el tabernáculo cuando estaba armado (Ex. 25) y el arca del testimonio cuando se lo transportaba (Nm. 4). Esto se trad. cueros/pieles de tejones (°vrv1, °vrv2), piel de foca (°vm), piel de cabra (rsv), mientras que °bj y °bla tienen simplemente “pieles”, “cueros finos”. Tristram (1867) parece haber sido el primero en sugerir que la fuente más probable de dicha piel haya sido el DUGONGO, animal marino mamífero grande perteneciente a la Sirenia, que, hasta principios del ss. XIX, era bastante común en el golfo de Ácaba. La neb trad. “piel de marsopa”, con nota mg que dice “estrictamente morsa”. Cf. °vm “foca”.

El heb. ˓aḵbār se encuentra seis veces en el AT y se traduce RATÓN. En el uso popular este nombre se aplica a toda una serie de roedores pequeños, y cabría esperar que ˓aḵbār tuviese ese sentido cuando se usa para designar una prohibición en cuanto a alimentos en Lv. 11.29, e. d. probablemente abarcaba al ratón campestre, al jerbo, al campañol, etc., como a las ratas y ratones verdaderos. Cuatro de las menciones aparecen en 1 S. 6, el incidente de la pestilencia que azotó a los filisteos. Los síntomas parecen indicar con precisión la peste bubónica, lo cual sugiere que ˓aḵbār se refiere aquí a la RATA NEGRA (Rattus rattus), cuya pulga es el principal transmisor de esta enfermedad mortal, la denominada muerte negra de la Edad Media en Europa.

El heb. ˒arneḇeṯ se menciona sólo como alimento prohibido, pero su semejanza con el ár. ˒arneb y la razón de la prohibición sugieren que se trata de la LIEBRE palestina. Lv. 11.6, “porque rumia, pero no tiene pezuña” (e. d. “no tiene la pata dividida”, °vm) resultaba incomprensible, por cuanto la liebre, relacionada con los roedores, en realidad no rumia. Sin embargo, se sabe ahora que las liebres, como el conejo, con el cual están muy relacionadas, producen dos tipos de excrementos, uno de los cuales vuelven a masticar y tragar, lo cual da la impresión de un proceso de rumia. Este extraño hábito tiene un propósito parecido al de la rumia, por cuanto permite digerir alimentos que de otro modo resultan difíciles de utilizar.

MURCIÉLAGO es una trad. aceptable de aṭellēf (Lv. 11.19 y Dt. 14.18) para uno de los animales voladores en las listas mosaicas. Se conocen muchas especies abundantes en todo el Medio Oriente, algunas de las cuales se aglomeran en grandes cantidades en cuevas, ya sea colgados del techo o apiñándose en las hendiduras. Seguramente constituirían los animales más comunes en ciertas épocas y naturalmente estaban incluidos en la lista de alimentos prohibidos, porque la mayoría de las especies son insectívoras. La única otra mención de murciélagos se encuentra en Is. 2.20, “arrojará el hombre a los … murciélagos sus ídolos”, donde este animal impuro se usa casi como equivalente de desolación.

El heb. qôf, trad. MONO, se considera en general como palabra incorporada del egp. g(i)f, gwf. Estos animales se incluían en los cargamentos que venían de Egipto por el mar Rojo y provenían de “Punt”, región ubicada posiblemente en el SE de Sudán y Eritrea. Se trataría seguramente de mandriles o micos. Otra posibilidad es que la palabra haya sido tomada del tamil y que por lo tanto indique un origen oriental, en cuyo caso dichos monos serían MACACOS o LANGURES.

El heb. tannı̂n se considera bajo * DRAGON, que es la trad. más común en la mayoría de las vss., aunque también se encuentra serpiente, ballena, y monstruo marino. (Véase Cansdale, Apéndice B, para un análisis detallado.) Alguna confusión ha habido con el heb. tannı̂m, probablemente nombre poético del chacal, pero no es probable que estas palabras estén relacionadas. tannı̂n se encuentra principalmente en contextos enteramente figurados y no hay ninguna seguridad de que la referencia sea a un animal vivo; por consiguiente no merecen comentario aquí. Sin embargo, tannı̂n se encuentra también en el relato de la creación, en el quinto día (Gn. 1.21), “grandes monstruos marinos” (°vrv2), “grandes ballenas” (°vrv1). En este contexto se trata de una palabra genérica y no específica, y “animales marinos gigantescos” probablemente sea la mejor trad. También se traduce “serpiente” o “culebra” en el incidente donde las varas se transformaron en culebras (Ex. 7.9–10, 12). En dos vv. más °vrv1 tiene “ballena” donde el sentido es claramente figurado.

En Mt. 12.40 el gr. kētos se trad. BALLENA en °vrv1 (y otras vss.) con referencia al “gran pez” (heb. dāg) de Jon. 1.17 (pero cf. vss. castellanas, p. ej. °vrv2). Por razones anatómicas parece muy poco probable que “pez” sea correcto, pero se ha constatado la existencia de ballenas dentadas en la parte E del Mediterráneo, incluyendo algunas que son capaces de tragar a un hombre. En la primera parte del presente siglo hubo uno o dos casos razonablemente autenticados de hombres que sobrevivieron después de haber sido tragados (PTR 25, 1927, pp. 636ss). Esta es la única vez que aparece en el NT la palabra kētos, que es usada por Homero y Herodoto para una amplia variedad de animales marinos, reales y míticos, pero el significado sigue siendo dudoso.

La palabra BEHEMOT se comenzó a usar cuando los primeros trad. no pudieron encontrar ningún animal que pareciera encuadrar en el contexto de Job 40.15. Se trata del plural del heb. behēmâ, palabra genérica común para bestia. Se encuentra nueve veces, y, en todos los casos excepto uno, tiene el sentido plural normal de animales o ganado. El pasaje de Job 40, empero, es un caso especial, porque el plural parecería usarse allí con un efecto intensivo y probablemente la referencia sea a un animal en particular. Si bien se han adelantado varias sugerencias, la opinión de la mayoría de los entendidos en el curso de los años es la de que Job se estaba refiriendo al HIPOPÓTAMO. Este último nombre viene del gr., en el que significa “caballo de río”, aunque estas dos especies (el caballo y el hipopótamo) no tienen ninguna relación. Este enorme animal acuático vivió en la parte inferior del Nilo hasta el ss. XII d.C. y, mucho antes, en el río Orontes en Siria (y quizá en otras partes del SO de Asia) hasta después de la época de José, por lo que era muy conocido en las tierras bíblicas. Se trata de un pasaje difícil, pero hay varios puntos en la trad. de la °vrv2 que resultan útiles. Es acuático y poderoso (vv. 21–23) y vegetariano (v. 15). “Ciertamente los montes producen hierba para él” (v. 20). Es cierto que el hipopótamo puede subir pendientes pronunciadas al abandonar el agua en busca de alimento. Este problema se analiza plenamente en Cansdale, pp. 100s.

El heb. qippōḏ es uno de varios vocablos difíciles que se aplican a seres referidos a la desolación, y se lo encuentra tres veces en conexión con el juicio de Dios sobre Babilonia (Is. 14.23), Idumea o Edom (Is. 34.11) y Nínive (Sof. 2.14). Se han sugerido numerosas posibilidades, tales como el avetoro, la garza, la avutarda, el puerco espín, el erizo, y el lagarto. Ni la filología ni el contexto ayudan mayormente. El avetoro y la garza son aves acuáticas y de los pantanos, y muy poco probables, mientras que la avutarda raras veces aparece por esa región. Tal vez ERIZO sea lo más acertado (así °vrv2). En Sof. 2.14 Nínive había de volverse un yermo, o lugar de desolación, y la ciudad está efectivamente sepultada en la arena, de modo que resulta literalmente factible que los erizos “duerman en sus dinteles”. En la región hay tres clases de erizos, dos de las cuales son desérticas o semidesérticas, y la otra se encuentra en el N de Palestina.

El PUERCO ESPÍN todavía puede verse en Israel, donde es indudablemente el roedor más grande, con un peso de unos 20 kg. No tiene ninguna relación con qippōḏ ni con ninguna otra palabra heb. en la Biblia.

Palestina es un país rico en AVES. Tiene una amplia variedad de regiones apropiadas, que varían desde las semitropicales hasta las desérticas; más todavía, una de las principales rutas migratorias entre África y Europa y el Asia occidental pasa por el N del mar Rojo y atraviesa Israel de un extremo a otro. Las aves residentes, por consiguiente, se ven aumentadas por numerosas aves migratorias, y casi todos los meses se lleva a cabo algún cambio.

Esta riqueza de vida ornitológica hace difícil identificar con seguridad algunas de las aves mencionadas en la Biblia, y en algunos casos no es posible determinar si las palabras heb. se refieren a aves o a otras clases de animales. Con excepción de “gavilán”, que también se menciona en Job 39.26, las siguientes aves se encuentran únicamente en las listas de alimentos en Lv. y Dt.: El QUEBRANTAHUESOS (peres), el AZOR (˒ozniyyâ), el GALLINAZO, el MILANO, la GAVIOTA (šaḥaf), el GAVILÁN (nēṣ), el SOMORMUJO (šālāḵ), el IBIS, el CALAMÓN (tinšemeṯ), la GARZA, la ABUBILLA (dûḵı̂feṯ). Es posible que estos vocablos ni siquiera indiquen los grupos principales a los que pertenecen dichas aves.

Palestina tiene todavía una gran riqueza en aves de rapiña, y fuera de las ciudades principales el viajero puede ver algunas de ellas en el cielo casi todos los días.

Es posible que el heb. rāḥām (Lv. 11.18; Dt. 14.17) “onocrótalo” (°vrv1), “buitre” (°vrv2), traducido por R. Young como “buitre multicolor”, sea el BUITRE egp., llamativa ave de color blanco negro que se ve con frecuencia merodeando por os basureros.

Entre las diversas aves de rapiña que se prohíben como alimento Lv. 11.13) se encuentra la OSÍFRAGA o QUEBRANTAHUESOS (ya mencionado), nombre que describe perfectamente al ÁGUILA BARBUDA, que arroja huesos desde lo alto sobre las rocas con el fin de quebrarlos para sacarles el tuétano.

Todavía pueden verse en Palestina algunas ÁGUILAS verdaderas, ya sea residentes o pasajeras; la palabra heb. nešer posiblemente sea una palabra tan genérica como lo es la palabra “águila”. Podía incluir todas las aves grandes de rapiña, y las muchas referencias, en su mayoría figuradas, ofrecen pocos indicios en cuanto a las especies correspondientes. Mi. 1.16, “hazte calvo como águila” se refiere claramente al BUITRE, cuya cabeza cubierta de un plumón de color pálido contrasta con la cabeza bien emplumada de las diversas variedades de águilas. Algunos entendidos consideran que en todos los casos nešer debe interpretarse como buitre, como así tamb. el gr. aetos, trad. “águila” en Mt. 24.28 (“allí se juntarán las águilas”). Esta cita claramente describe la reunión de los buitres alrededor de un cadáver.

Los vocablos heb. ˒ayyâ (Job 28.7), dā˒â (Lv. 11.14) y dayyâ (Dt. 14.13; Is. 34.15) probablemente se refieran al MILANO (véase °vm, °nbe. °ci para algunas de estas citas), del que tanto la especie negra como la roja son comunes.

Las LECHUZAS y BÚHOS se mencionan ocho veces en total en el AT mediante cuatro palabras heb. La trad. probablemente sea correcta, y las referencias pueden ser a varias especies diferentes.

El heb. lı̂lı̂ṯ se encuentra únicamente en Is. 34.14 entre muchos otros nombres muy discutidos que en conjunto parecen significar un marco de desolación. Se piensa que puede ser un préstamo del vocablo as. para designar al demonio femenino de la noche, lilitu. Se han sugerido las siguientes trad.: “lamia” (°vrv1), “lechuza” (°vrv2), “monstruo nocturno” (°vrv3 mg), “zumacaya” (°vm), “Lilit” (°bj, °ci), “fantasma nocturno” (°nc, véase tamb. °vp), “monstruo llamado Lilit” (°bla), “búho” (°nbe), “bruja nocturna” (rsv), etc. Según la tradición rabínica se trataba de un fantasma en forma de mujer bien vestida y al acecho en la noche. Zoólogos israelitas sugieren “autillo”. lı̂lı̂ṯ podría ser un animal verdadero, pero ante la ausencia de otras pruebas tiene que quedar como “no identificado”.

La CIGÜEÑA BLANCA es una de las aves migratorias de Palestina más notables, que viaja lentamente hacia el N, especialmente siguiendo el valle del Jordán, en marzo y abril. Jer. 8.7, “la cigüeña en el cielo conoce su tiempo”, indica que ası̂ḏâ bien podría ser la cigüeña, aunque podría referise a varias otras aves grandes, incluyendo el milano y la garza.

La GRULLA es un ave de estructura similar a la de la cigüeña blanca y también es migratoria. Se cree que en Is. 38.14 y Jer 8.7 las voces heb. ˓āḡûr y sûs deberían trad. “grulla” y “golondrina”, respectivamente, tomando como base su nota (así °vrv2). Ambas aves son migratorias como lo sugiere Jer. 8.7. Otra palabra, derôr, se trad. GOLONDRINA en el Sal. 84.3 y Pr. 26.2, y en el primer pasaje se sugiere que anida en los edificios del templo. Esto podría aplicarse a varias especies de golondrina y también al VENCEJO, ave de estructura y hábitos semejantes, pero que no tiene relación con la golondrina. Por lo menos cuatro especies de golondrina, cuatro especies de AVIÓN, y tres especies de vencejo existen en Palestina.

Los GORRIONES están asociados con los lugares de habitación humana en muchas partes del mundo, y el gorrión doméstico tan común en Palestina en el día de hoy es casi idéntico al tipo de Europa occidental. Esta bien puede haber sido el ave al que se refirió el Señor (Mt. 10.29, etc.), aunque el gr. strouthion se refiere a una variedad de pájaros pequeños tales como los que se mataban, y todavía se matan y se ofrecen en venta en Palestina. En el Sal. 84.3 el heb. ṣippôr se trad. “gorrión”; en el Sal. 102.7 “el pájaro (°vm “gorrión”) solitario sobre el tejado” no sugiere el gorrión casero tan sociable, pero podría referirse al TORDO DE LAS ROCAS, ave solitaria que a veces se posa sobre las casas.

La ausencia de toda mención de las AVES DOMÉSTICAS en el AT resulta sorprendente al principio, ya que existen algunas pruebas de que Asiria pagaba tributo a Egipto con algún tipo GALLINAS, ca. 1500 a.C., y en sellos que del ss. XVII a.C. aparecen GALLOS. Sin embargo, Homero (ca. S. IX a.C.) no se refiere a gallinas, aunque menciona los GANSOS. Algunos entendidos consideran que las “aves gordas” de 1 R. 4.23 podrían ser aves domésticas. La importación de PAVOS REALES (1 R. 10.22), si esta trad. Es correcta, sugiere que Salomón comerciaba con Ceilán o la India, hábitat orginario de las aves domésticas, y que por lo tanto pueden haber sido introducidas por él.

La única mención de la gallina en el NT se encuentra en Mt. 23.37 y Lc. 13.34, donde, en una de las comparaciones más mordaces de nuestra Señor, resulta obvio que el gr. ornis es la gallina doméstica. El gallo (alektōr) se menciona en dos incidentes. En Mr. 13.35 Jesús menciona las cuatro vigilias de la noche, incluyendo el “canto del gallo” (desde la media noche hasta las 3 de la mañana, según la cuenta romana). Se pensaba que el canto del gallo ocurría a intervalos rectangulares, y en muchos países al gallo doméstico se lo consideraba como una especie de reloj despertador; pero no sería prudente interpretar como horas específicas el incidente de Pedro y canto del gallo, Mt. 26.74–75, etc. Véase W.L. Lane, The Gospel According to Mark, NIC, 1974 512, n. 69, y pp. 543, para algunas observaciones notables sobre la forma en que daban la hora los gallos en Jerusalén.

El PAVO REAL es oriundo de las selvas de la región indomalaya. No existen pruebas independientes que confirmen la equiparación con tukkiyyim; se sugiere que dicha palabra se deriva, del tamil tokai, pero esta palabra significa “cola” y en la actualidad no hay indicación de que se refiera al pavo real mismo. Esta hermosa ave había llegado a Atenas ya para el 450 a.C., y existía en la isla de Samos antes de esa fecha.

La CODORNIZ, casi la más pequeña de las aves de caza, aparece en un solo incidente, Ex. 16.13, etc.: “Venida la tarde, subieron codornices (śelāw) que cubrieron el campamento.” Se ha especulado en cuanto a la trad. correcta, pero la codorniz concuerda mejor que cualquier otra ave. El Sal. 78.27 (“aves que vuelan”) confirma que las śelāw eran aves; también pertenecían a uno de los pocos grupos que se consideraban limpios. Las codornices son migratorias, y en ciertas épocas viajan en grandes bandadas a uno o dos metros del suelo. Sus migraciones las llevan a cruzar la ruta seguida durante el éxodo.

La única otra gallinácea identificable es la PERDIZ, 1 S. 26.20, “Así como quien persigue una perdiz en los montes.” El heb. qôrē˒ es la perdiz de las rocas (Alectoris graeca), que se caza corrientemente en muchas partes del Medio Oriente y el SE de Europa. Es semejante a la perdiz patirroja (A. rufa) del SO de Europa. La significación del proverbio en Jer. 17.11 no resulta clara.

Dos miembros de la familia de los córvidos pueden verse con mucha frecuencia en Palestina: el CUERVO y la chova. El heb. ˓ôrēḇ y el gr. korax son análogos al “cuervo” en el sentido de que probablemente se refieren primariamente al cuervo, pero también a la familia de los córvidos en general.

El AVESTRUZ se menciona en varios pasajes, pero el concepto general es que baṯ ya˓a debe traducirse “avestruz” y no “búho”, como en algunas vss. en ocho pasajes (así °vrv1 en varias). Job 39.13–18 es una clara descripción del avestruz, ave que en una época vivió en el Medio Oriente. El heb. ye˓ēnı̂m también se trad. “avestruces” en Lm. 4.3, pero un ave tal como el avestruz bien puede tener varios nombres nativos.

“Soy semejante al PELÍCANO del desierto” (Sal. 102.6) (así la mayoría de las vss.; °vp “búho”, °nbe “lechuza”) se ha considerado como una contradicción, pero en el uso bíblico *“desierto” no siempre significa árido. Un pantano podría describirse de este modo, y los pantanos saneados del valle del N del Jordán siguen siendo visitados por bandadas de pelícanos blancos en su viaje migratorio.

Existen varias especies de PALOMAS y TÓRTOLAS en Palestina, y hay cierta medida de confusión con los nombres. El heb. yônâ se trad. generalmente por “paloma”, pero en los pasajes de Lv. Y Nm. sobre los sacrificios siempre se trad. “palomitos”. En los mismos vv. aparece tôr, tórtola; esta tiene el nombre científico genérico de Turtur, por su reclamo, y esto puede comprobarse tanto en la tórtola común como en la tórtola acollarada, principalmente esta última, que fue domesticada hace mucho tiempo con el nombre de paloma berberisca. El heb. yônâ es, por lo tanto, la paloma de las rocas (Columbia livia) que fue domesticada en la antigüedad y se ha usado ampliamente como fuente de consumo y como portadora de mensajes.

El “ave de rapiña de muchos colores” (ṣāḇûa˓), Jer. 12.9, según muchos entendidos debena traducirse HIENA (así °ci; cf. °nc “Hera rapaz”).

Bibliografía.G. R. Driver, “Birds in the Old Testament”, PEQ 86, 1954, pp. 5ss; 87, 1955, pp. 129ss; “Once Again, Birds in the Bible”, PEQ 90, 1958, pp. 56ss; G. S. Cansdale, Animals of Bible Lands, 1970, cap(s). 10–15.

Los LAGARTOS son indudablemente los reptiles más conspicuos de Palestina, con unas 40 especies, y son los únicos reptiles que el viajero verá infaltablemente. Las dos especies más comunes son el ÁGAMA o LAGARTO IRISADO, que frecuenta las veras de los caminos y los lugares habitados; se lo reconoce fácilmente por el habito de “flexionarse”; y la SALAMANQUESA DE LAS ROCAS, que a menudo se asolea sobre los peñascos por la mañana temprano. Por consiguiente, es de esperar que haya menciones de lagartos, y en efecto hay seis palabras heb. que generalmente se trad. lagarto. Aparecen únicamente en las listas alimentarias de Lv. 11.29s, donde el contexto no ayuda, salvo en el sentido de declararlos inmundos; esto hace pensar que son carnívoros, pero cualquier equiparación resulta conjetural en buena medida, basada en tenues pruebas filológicas y en la tradición, de que se trata de una serie de reptiles.

1. ṣāḇ. “Tortuga” (°vm) es incorrecto. °bj y otras tienen “gran lagarto”, que no es específico. La traducción lo equipara con los lagartos de cola espinosa, que alcanza unos 50 cm. Es posible que el ár. dhubb o dhabb se asemeje lo suficiente como para servir de confirmación.

2. ˒anāqâ. SALAMANQUESA (°vp) o GECO (°nbe) es lo más probable. °vrv2 traduce “erizo”. °ci no intenta trad. el término.

3. kōaḥ. Camaleón (°sba) y cocodrilo (°vrv2, °vm, etc.). rv, rsv tienen “cocodrilo de tierra”, expresión que no tiene sentido pero que en una época se aplicaba al varano o monitor del desierto, el lagarto más grande de la región. °ci no traduce el término.

4. leṭā˒â. “Lagarto” en la mayoría de las vss. Tal vez lagartos de la familia de los lacértidos. Como en los anteriores °ci prefiere no traducir el término.

5. ḥōmeṭ. “Caracol” (av), “babosa” (°vrv1) no son correctos. °vm y °vrv2 traducen “lagartija”, mientras que rv y rsv tienen “lagarto de la arena”. Puede tratarse del ESQUINCO de estructura adaptada para la velocidad, tan típico de las zonas arenosas. °ci no trad.

6. tinšemeṯ es muy difícil. “Topo” (°bj, °vrv1) no es correcto. °vrv2 y °vm tienen “camaleón”. °ci no traduce.

Además śemāmı̂ṯ (Pr. 30.28) se trad. “araña” (°vrv2), “lagarto” (°bj). Bien podría ser la SALAMANQUESA, o lagarto doméstico; en Palestina se encuentran varias especies, algunas de las cuales viven sobre y dentro de las casas. Las patas especialmente modificadas les permiten adherirse a paredes y hasta a cielos rasos.

Una de las salamanquesas o gecos, la Ptyodactylus hasselquisti se llamaba abubrais (ár.), ‘padre de la lepra’, quizá debido a su color de piel humana, o tal vez debido a sus propiedades supuestamente (pero erróneamente) venenosas. El CAMALEÓN es pequeño (hasta 15 cm.) y poco común, y habita las zonas más boscosas de Palestina. Su color, forma y costumbres lo hacen inconspicuo, y no sería de esperar que figurase en las listas alimentarias.

En el Oriente Medio se encuentran varias especies de TORTUGAS. La tortuga podría ser el heb. ṣāb (Lv. 11.29, °vm), porque se trata de un reptil que se deja ver de tanto en tanto, pero otros entendidos trad. “lagarto” (°bj ); su identificación tiene que considerarse dudosa. Las tortugas se conocían en la antigua Asiria, donde se conoce una maldición que dice: “que te vuelvas hacia arriba como la tortuga (y mueras)” (Iraq, 20, 1958, pp. 76).

Tanto CULEBRA como *SERPIENTE, VÍBORA, y REPTIL se usan en las vss. modernas en castellano. Aun cuando la palabra “serpiente” ha ido cayendo en el desuso, la mayoría de las vss. modernas la retienen, incluso en pasajes literales.

Tres palabras heb. se trad. serpiente, de las cuales nāḥāš aparece con más frecuencia y es un término general, que probablemente incluye otros reptiles que se arrastran también. La palabra heb. que se trad. “adivinación”, etc., viene de la misma raíz: predecir observando las serpientes. La primera mención de nāhāš aparece en Gn. 3.1, con la caída del hombre. śārāf es una raíz común generalmente trad. ardiente o llameante; en Nm. 21.6 aparece como calificativo de nāḥāš y se trad. “serpiente ardiente”, pero aparece sola en los vv. 8–9, donde se refiere a la serpiente de bronce que hizo Moisés. Se trad. “serpiente voladora”, o “que vuela”, en Is. 14.29; 30.6. tannı̂m, generalmente trad. “dragón” (véase °vm mg), se trad. serpiente únicamente en el incidente de la vara de Aarón (Ex. 7.9ss; °vrv2, “culebra”).

El gr. ofis, específico para víbora, se encuentra catorce veces en una variedad de contextos en el NT (trad. invariablemente “serpiente” en °vrv2), incluyendo la referencia a la serpiente en el desierto (Jn. 3.14) y la serpiente de Gn. 3 (Ap. 12.9).

Las víboras abundan en todas partes, desde el desierto hasta las zonas boscosas más cerradas y los pantanos, con una gran variedad de especies, algunas de menos de 30 cm., mientras que otras pueden llegar hasta los 2 m. La mayoría son inofensivas; alrededor de seis especies son potencialmente letales, pero sólo un pequeño porcentaje de mordeduras resultan fatales si no se las trata a tiempo. Todas se alimentan de animales, desde insectos a mamíferos, que tragan enteros sin masticarlos. Pueden pasar largos períodos, a veces más de un año, sin alimento, pero necesitan agua con mayor frecuencia.

Las víboras producen terror hoy en día y son con frecuencia objeto de fobias. Posiblemente siempre haya sido así. No se puede esperar que sean claramente reconocibles en la Biblia, o que se puedan describir sus hábitos, pero los contextos y las raíces con frecuencia permiten sacar conclusiones.

El heb. peṯen seguramente representa una especie venenosa. Aparece seis veces y mientras que la mayoría de las vss. trad. “áspid”, la neb tiene “cobra” dos veces y “áspid” cuatro veces. Hay acuerdo general en que COBRA es lo correcto, a que la mordedura del ÁSPID (designación que ha caído en desuso) se usaba en Egipto para cometer suicidio; el veneno neurotóxico de la cobra generalmente causa una muerte rápida. Is. 11.8 habla de la “cueva del áspid”; las cobras viven típicamente en cuevas. El encantamiento con serpientes se menciona claramente en Sal. 58.4–5, “la voz de los que encantan”, con referencia al peṯen; tradicionalmente se usan las cobras con este fin. La importancia metáforica de la serpiente ardiente recibe realce por la referencia que hace a ella nuestro Señor en Jn. 3.14. El contexto de Nm. 21, donde aparecen tanto nāḥāš como śārāf, permite hacer algunas deducciones, y cuatro hechos sugieren que se trata de la que se denomina Echis. Es notoria porque ataca sin provocación, lo cual es raro en las víboras; su veneno es principalmente hemolítico, y causa la muerte después de varios días; es más activa de día que las otras víboras del desierto; en partes de Asia y África se multiplica mucho en zonas limitadas. Cuando los israelitas clamaron pidiendo ayuda, Dios le dijo a Moisés que hiciera una serpiente de bronce y la colocase sobre un asta a fin de que los que la miraran con fe se salvasen. Parece que esa serpiente de bronce, o una réplica de la misma, posteriormente se transformó en objeto de culto idolátrico, por lo que Ezequías la destruyó en el curso de sus reformas (2 R. 18.4). Existen indicios de un culto a la serpiente en la Palestina primitiva, y hay una alusión directa en Sabiduría 11.15: sobre “adorar reptiles sin razón” (°bj). En Beit Mirsín se ha encontrado una estela plana en relieve de la diosa serpiente. Una serpiente de bronce, de alrededor del ss. XV a.C., de Gezer, tiene el cuello expandido de la cobra, y hay muchos ejemplos de jarras y recipientes para incienso con figuras de reptiles en relieve. Es posible que en “toda forma de reptiles” adorados por los ancianos de Jerusalén (Ez. 8.10) estuvieran incluidas las serpientes.

Cinco palabras heb. adicionales se trad. ÁSPID o víbora. ṣif˓ônı̂ (Pr. 23.32) trad. “áspid” (°vrv2), “víbora” (°vm), “basilisco” (°vrv1), se encuentra únicamente en pasajes figurados, de los que poco puede inferirse; pero en Jer. 8.17 “áspides contra los cuales no hay encantamiento”, sugiere VÍBORAS DEL DESIERTO. ṣefa˓ (Is. 14.29) se traducía anteriormente “basilisco” (°vrv1), palabra indefinida y anticuada; °vrv2 trad. ahora “áspid”. šefı̂fôn se encuentra únicamente en Gn. 49.17, “víbora junto a la senda, que muerde los talones del caballo.”

Las víboras del desierto Cerastes cerastes y C. vipera se convirtieron en el jeroglífico egp. correspondiente a ˓f’ por la voz onomatopéyica fy, fyt; los tres nombres anteriores pueden tener relación con esto. Tristram destaca que sifon es la forma ár. para la ceraste o víbora cornuda. Si bien las palabras áspid y víbora son prácticamente sinónimas y se refieren a las variedades viperinas del mundo antiguo, áspid se usaba en sentido general, mientras que víbora proviene de vivíparo, y es posterior.

Tanto ˒ef˓eh como ˓aḵšûḇ se trad. víbora en pasajes figurados, aunque °vrv2 trad. la segunda como “áspid”. El primero es idéntico al ár. afa˓â, que se usa a veces para serpientes en general, y otras para víboras. ˓aḵšûḇ tiene relación con la raíz ár. que significa “enroscarse”, lo cual describe la costumbre de las víboras del desierto.

La víbora más grande de Palestina (Vipera palestina) se encuentra en buena parte del territorio, con excepción del desierto; no se la puede equiparar con ninguna de las anteriores, pero es común en Galilea y Judea y podría ser la especie a la que se refiere principalmente el gr. ejidna. Cuatro de las cinco menciones se refieren a una “generación [raza] de víboras”, con el sentido de “nidada”, frase empleada por Cristo y Juan el Bautista para referirse a los fariseos. Esto es acertado, porque dichas víboras tienen crías vivas en grupos. La quinta mención es la única que tiene sentido literal, en Hch. 28.3; la víbora que mordió a Pablo es, tradicionalmente, la víbora común, que puede verse aun hoy en Sicilia y otras islas, aunque no en Malta.

Para mayores detalles sobre biología y distribución véase Cansdale, pp. 202–210.

La palabra COCODRILO aparece en Job 41.1 en °vm donde algunas vss. tienen “leviatán”. °vrv2 y otras vss. traducen “cocodrilo” en Lv. 11.30 también. Aunque el pasaje de Job tiene sentido enteramente figurado hay varios puntos que indican que la trad. “cocodrilo” es acertada: p. ej. w. 13–15: “¿Quién jamás abrió la delantera de su cota de malla? dentro de los dobleces de sus mandíbulas ¿quién se meterá?” (v. 13, °vm). “Su cogote está lleno de fuerza … los repliegues de su carne están todos unidos, y si los aprieta no se mueren” (vv. 14–15, °bla). El escenario donde se desenvuelve Job es incierto, pero es probable que haya sido cerca de la costa E del Mediterráneo. En los tiempos bíblicos el cocodrilo del Nilo se podía ver desde el nacimiento hasta la desembocadura del mismo. Mientras que su distribución al N de Egipto en dicho período es desconocida, los cruzados que regresaban traían informes de la existencia de cocodrilos en el río Zerka, que desemboca en el Mediterráneo cerca de Cesarea, el que aun hoy se conoce como el río de los cocodrilos. El cocodrilo se come en diversas partes del mundo, y si bien no puede identificárselo en las listas alimentarias mosaicas (aunque véase °vrv2), es seguro que sus hábitos carnívoros lo harían inmundo.

Aparte de su uso figurado en Ap. 16.13 (gr. batrajos), la palabra RANA (heb. efardēa˓) aparece únicamente en relación con la segunda de las plagas divinas enviadas a Egipto (Ex. 8.2ss; y en °vrv2 en Lv. 11.29). Las ranas pertenecen a la clase Anfibios, cuyos miembros tienen que pasar sus primeras etapas en el agua. Varios tipos de ranas, especialmente del género Rana, son comunes en el valle del Nilo, y más de una especie podría haber sido la efardēa que provocó la plaga.

Las LANGOSTAS son los insectos más importantes de la Biblia, con unas 56 menciones, bajo nueve palabras heb. y una gr. Para el hebreo antiguo la langosta era principalmente un destructor, pero también constituía una útil fuente de proteína animal. Tres sugestiones para interpretar los nombres heb. son:

1. Se refieren a especies diferentes. Esto no puede ser enteramente cierto, por cuanto sólo están comprendidas tres especies de langostas verdaderas: las migratorias, las del desierto y las marroquíes.

2. Representan las diversas fases de color y/o de etapas por las que atraviesan las langostas a medida que crecen. La lista en Jl. 1.4 se considera a veces descripción de una serie de este tipo.

3. Se trata de sobrenombres descriptivos, porque todos los vocablos que tienen raíces identificables se refieren a algún atributo de las langostas. Esto es lo más probable, si bien (1) y (2) pueden ser acertados hasta cierto punto.

Las langostas, pertenecientes a la sección Saltatoria (saltonas), del orden de los Ortópteros, eran los únicos insectos considerados “limpios”, y se las describe en forma pintoresca como poseedoras de “piernas además de sus patas para saltar con ellas sobre la tierra” (Lv. 11.21). Las langostas son, en efecto, SALTAMONTES y dos de las palabras heb. pueden referirse a especies que no son langostas verdaderas: ḥaḡāḇ, de una raíz que significa “esconderse”, puede haber sido una especie más pequeña pero reconocible, ya que tres de las cinco menciones se refieren a pequeñez. sol˓ām, de una raíz que significa “tragar o destruir”, se traduce a veces “langosta calva” en razón de antiguas afirmaciones talmúdicas de que su cabeza es suave en la parte anterior, lo cual se aplicaría perfectamente a la Tryxalinae, una familia claramente diferenciada de saltamontes.

Diversas vss. manejan estos nombres en forma tan diferente, especialmente cuando se trata de las listas alimentarias y Jl. 1.4, que no tiene sentido tratar de sistematizarlas. ˒arḇeh (24 veces) es el término general, que procede de una raíz que significa “multiplicar”, empleado siempre en relación con la octava plaga. A menudo se considera que es una palabra específica para la langosta migratoria. Las otras palabras heb. son ḥargôl, °vrv2 “argol”, trad. incorrectamente “escarabajo” (av) y “grillo” (rsv), probablemente de una raíz que significa “correr velozmente”; gāzām, de la raíz “amputar”, “cortar”; yeleq, tal vez de la raíz “lamer o comer completamente”; ḥāsı̂l, de la raíz “consumir”; selāsal, de la raíz “zumbar”; y gôḇ, literalmente “enjambre”.

Las langostas son típicamente gregarias, pero existen pruebas actualmente de que también tienen fases solitarias, y que la costumbre de formar enjambres probablemente sea una respuesta fisiológica a ciertas condiciones. Las migraciones no se realizan según esquemas precisos, y las mangas se orientan básicamente según el viento, por lo menos cuando se trata de distancias grandes (“El viento oriental trajo la langosta,” Ex. 10.13). La biología de todas las especies es fundamentalmente la misma. La hembra deposita paquetes de huevos debajo de la superficie de la tierra, donde pueden permanecer durante muchos meses hasta que la humedad facilita la incubación. La langosta no pasa por las tres etapas de desarrollo que atraviesa el insecto típico; cuando sale del huevo, la larva tiene la forma general del adulto, pero sin alas, las que adquiere gradualmente durante las cinco o seis mudas. A las langostas jóvenes se las llama frecuentemente saltonas. Son enteramente vegetarianas y existen en tal cantidad que hacen desastres en los cultivos; en 1889 una manga de langostas del desierto que cruzó el mar Rojo abarcaba, según se calculó, 5.000 km².

No hay ninguna aseveración directa en el sentido de que los israelitas comiesen langostas, pero la referencia en la lista de alimentos lo sugiere. Con frecuencia se olvida su valor alimenticio potencial en la antigüedad, pero en la literatura hay muchas indicaciones acerca de su uso. Hasta hace años recientes las tribus del desierto y otras las consumían en grandes cantidades, y en ciertas épocas del año probablemente constituían la fuente principal de proteínas, como también de grasa y minerales.

La langosta ha sido siempre sinónimo de “destrucción”, y con frecuencia se consideraba que una plaga de langostas era señal de juicio divino; en tres casos, aparte del de la octava plaga, Dios mandó, o amenazó mandar, langostas como castigo.

HORMIGAS, ABEJAS, y AVISPAS forman el orden de insectos denominado Himenópteros (con alas membranosas), muchas de cuyas especies tienen una organización social compleja. En Palestina las hay de muchos tipos, y de ellos el más importante es la abeja común o melífera, porque hasta el ss. XVIII la miel era el elemento básico para endulzar. El nombre general ABEJA se asigna hoy correctamente a varias familias de este orden, incluyendo la abeja solitaria y el abejorro, como también la abeja mielera común. El heb. deḇôrâ puede haber servido para abarcar una variedad más grande aun de insectos, incluyendo ciertas moscas que se asemejan a las abejas, pero resulta claro por los contextos que tres de cada cuatro menciones en el AT se refieren a la abeja melífera (Jue. 14.8; Sal. 118.12; Dt. 1.44, °vm). El cuarto pasaje que utiliza esta palabra tiene sentido figurado: Is. 7.18: “Silbará Jehová … a la abeja que está en la tierra de Asiria.” Esta trad. de šāraq es preferible a otras. Una tradición que dice que los naturales de Palestina llamaban a sus abejas haciendo silbidos o chiflando sugiere que deḇôrâ aquí también se refiere a la abeja mielera.

Las numerosas referencias a la *miel en el AT y el NT indican que su uso era común y estaba muy extendido. Es posible que buena parte de la miel la producían abejas silvestres que hacían panales en árboles huecos o en grietas en las rocas, pero desde épocas muy tempranas existe la costumbre de procurar que habiten en panales hechos de juncos o de barro.

El heb. ṣir˓â se trad. TÁBANO en Jos. 24.12 y AVISPA en Ex. 23.28 y Dt. 7.20, en °vrv2. °vm tiene AVISPÓN en ambos casos, o sea una avispa grande con aguijón muy doloroso y hasta peligroso, que forma colonias y es común todavía en partes de Palestina, incluyendo la zona desértica alrededor del mar Muerto. Todas las menciones se encuentran en contextos bastante semejantes, como Ex. 23.28: “Enviaré delante de ti la avispa.” La referencia podría ser literal, porque hay casos en que los avispones, e incluso las abejas, han causado pánico y estampidas entre el ganado caballar y vacuno. J. Garstang sugiere (en Joshua-Judges, 1931, pp. 112ss, 258ss) que el avispón (“avispa”, °bj; “tábano”, °vrv2) de Jos. 24.12, etc., representa al imperio egp. en Canaán, pero la propuesta no ha encontrado mayor aceptación.

La HORMIGA (heb. nemālâ) se menciona solamente en Pr. 6.6 y 30.25. Las hormigas varían mucho en tamaño y costumbres, pero todas son sociales, y viven en colonias de entre una docena aproximadamente y cientos de miles. En Palestina hay muchos tipos de hormigas, pero el contexto indica claramente que se trata de la hormiga agostera, llamada a veces hormiga agrícola, que mide unos 6 mm de largo. Sus colonias son comunes y conspicuas en muchas partes de Israel, con excepción de la zona desértica. Junta semillas de muchas clases, especialmente hierbas, durante la primavera y comienzos del verano, y las almacena en galerías subterráneas, con frecuencia después de retirar la cáscara para que se la lleve el viento, lo cual delata claramente la entrada al hormiguero.

MARIPOSA NOCTURNA es el nombre que se da a la sección más grande del orden de los Lepidópteros (insectos cócidos alados) que incluyen los insectos más vistosos y visibles. Palestina tiene muchas especies tanto de mariposas diurnas como nocturnas, pero la única referencia bíblica es a la POLILLA, heb. ˓āš y gr. sēs, (Job 4.19; Lc. 12.33, etc.). Todos los contextos confirman la identificación de esta peste, que siempre se asocia con el hombre y sus pertenencias. En países con temperaturas promedio bastante altas durante buena parte del año, donde las prendas de vestir se consideraban como una forma de riqueza, y por lo tanto se guardaban en cantidad, los daños provocados por las larvas de las polillas podían ser de serias proporciones. Cuando aparecen las polillas el daño ya está hecho, porque el ejemplar adulto ya no necesita alimentarse.

Las PULGAS, que pertenecen a un orden de insectos no alados, han sido siempre parásitos del hombre y de los animales domésticos, siendo particularmente numerosas en los pueblos nómades. El heb. par˓ōš aparece únicamente en 1 S. 24.14; 26.20. La metáfora es clara y la costumbre de saltar de la pulga confirma la traducción. Aunque se la conoce principalmente por ser molesta, la pulga es portadora potencial de enfermedades serias, especialmente de la peste bubónica (véase “Ratón”, sup.).

Si bien la palabra MOSCA se usa en forma amplia y vaga, se aplica estrictamente sólo a los Dípteros, un orden grande de insectos que tienen un solo par de alas. Esta palabra aparece sólo dos veces en °vrv2, en cada caso como trad. del heb. zeḇûb, pero no hay nada en el contexto de ninguna de las dos que permita una identificación más precisa. En Is. 7.18 se usa con sentido figurado, mientras que en Ec. 10.1 se trata de un proverbio familiar que dice que “las moscas muertas hacen heder y dar mal olor al perfume del perfumista”. Una gran variedad de insectos, y no solamente las verdaderas moscas, pueden sentirse atraídas hacia los ungüentos y especias de los embalsamadores. El heb. ˓ārōḇ se trad. “enjambres de moscas” (Sal. 78.45; 105.31), y “toda clase de moscas” (Ex. 8.21ss). Estos pasajes se refieren a la plaga de moscas en Egipto; muchas especies tienen desoves masivos que se convierten en grandes enjambres que resultan peligrosos o sumamente inconvenientes por el solo hecho de su gran número. Es muy posible que dichos enjambres hayan estado formados por “toda clase de moscas”, como reza Ex. 8.21 en °vrv2.

La única referencia al MOSQUITO, gr. kōnōps, en el NT se encuentra en Mt. 23.24: “Coláis el mosquito.” Este comentario estaba basado en la práctica farisaica de beber agua valiéndose de un colador de tela a fin de evitar la posibilidad de tragar un insecto considerado inmundo. Muchos insectos pequeños se crían en el agua o cerca de él, y sus formas larvales son comunes en las aguas estancadas. kōnōps probablemente tenía una aplicación muy amplia.

°bj prefiere “mosquito” antes que “piojos” (°vrv2, °vm; heb. kinnām) en Ex. 8.16–18 (°vm mg, “jején”, “pulga”), pero la trad. más probable es GARRAPATA. El piojo es un insecto sin alas, mientras que la garrapata es un artrópodo de ocho patas más relacionada con las arañas. Tanto el piojo como la garrapata son parásitos especializados, chupadores de sangre y transmisores de peligrosas enfermedades humanas. Este problema se analiza en Cansdale, pp. 229.

El ESCORPIÓN (heb. ˓aqrāḇ; gr. skorpios) es uno de los artrópodos que se pueden identificar con certidumbre. Los miembros de este orden varían grandemente en tamaño y toxicidad; si bien la especie más grande de Palestina alcanza los 15 cm., y la mayoría de las doce especies son mucho más pequeñas y ninguna de ellas tiene efectos fatales bajo condiciones normales. Todas tienen la forma típica del escorpión: pinzas fuertes, cuatro pares de patas y cola larga vuelta hacia arriba que termina en un aguijón. Los escorpiones son básicamente insectos nocturnos, especialmente en las zonas desérticas, y pasan el día escondidos bajo piedras o en agujeros, para salir de noche en busca de pequeños animales que les puedan servir de alimento. Varias menciones en el AT y el NT tienen forma proverbial, por ej., 1 R. 12.11: “Yo os castigaré con escorpiones,” lo cual posiblemente sea una referencia a un látigo de muchas colas, lleno de ganchos de metal y conocido como escorpión (cf. 1 Mac. 6.51; “escorpiones [gr. skorpidia] de lanzar flechas”). Nuestro Señor asemeja llamativamente a un escorpión con un huevo en Lc. 11.12; el segmento principal de algunos escorpiones es gordo y tiene forma muy parecida a un huevo.

Palestina tiene una amplia variedad de ARAÑAS, otro orden de artrópodos de ocho patas, de los que la variedad que hace telarañas se menciona claramente en Job 8.14 e Is. 59.5–6 (heb. ˓akkābı̂š). śemāmı̂ṯ también se trad. “araña” en Pr. 30.28: “La araña agarra con sus manos” (°vm). Una trad. más probable es SALAMANQUESA o GECO.

Por último, hay una serie de nombres que se refieren a invertebrados más difíciles de reconocer. El contexto confirma claramente la palabra CARACOL como trad. del heb. šablûl: “Como el caracol que se deslíe,” Sal. 58.8. Esta trad. refleja una antigua creencia de que al dejar un rastro visible por donde pasa el caracol se va derritiendo gradualmente. No hay nada que confirme la trad. “caracol” (°vrv1) para el heb. ḥōmeṭ en la lista de alimentos prohibidos en Lv. 11.30. Hay acuerdo general en las vss. modernas de que se trata de algún tipo de LAGARTO ( °vrv2 “lagartija”).

La palabra GUSANO es correcta técnicamente sólo para varios filos de animales invertebrados, pero el uso popular le da un alcance más amplio. El gusano de elatérido y la larva de la carcoma son escarabajos; el agrotis es la oruga de la mariposa nocturna; el lución es un lagarto, etc. En épocas antiguas y entre los pueblos menos desarrollados el uso es todavía más vago. Cinco palabras heb. se trad. “gusano” y en el sentido popular esta trad. puede aceptarse. En la mayoría de los pasajes el uso es sólo figurado y una identificación más precisa resulta difícil, pero véase Cansdale, pp. 235s, para mayor información. No hay ninguna palabra para “gusanos” en el texto heb. del pasaje tan conocido de Job 19.26, y debe seguirse la °vrv2: “Después de deshecha esta mi piel,” y no la °vm: “Después que los gusanos hayan despedazado esta mi piel …”

La palabra SANGUIJUELA, que es trad. del heb. ˓alûqâ, ‘chupadura’, se encuentra únicamente en Pr. 30.15, pero en muchas vss. hay un comentario marginal en el sentido de que el texto es oscuro. Los entendidos favorecen dos interpretaciones. 1. La mayoría de los entendidos, siguiendo la °vrv1, °vrv2, etc., supone que es una referencia a la sanguijuela, probablemente de algún tipo acuático, tal como la sanguijuela grande o del caballo (Limnatis nilotica), que todavía se encuentra en las aguas estancadas de Egipto y el Cercano Oriente, y que constituye un peligro serio para hombres y animales cuando se la ingiere al beber agua. Las sanguijuelas pertenecen al mundialmente extendido Phylum annelida, o gusanos segmentados. 2. Otros, notando la semejanza con la palabra ár. ˓alaqeh, consideran que se trata de un demonio femenino, tal vez un vampiro chupador de sangre (cf. rv mg), al que los árabes llaman ˓alūq; esto último no puede aceptarse, porque los murciélagos que chupan sangre, los verdaderos vampiros, sólo se encuentran en América Central y del S.

La frase TODO LO QUE SE MUEVE o ANIMAL (REPTIL, SERPIENTE) QUE SE ARRASTRA no es específica y trad. dos palabras hebreas que se usan particularmente en el relato de la *creación. En °vrv2 la trad. de estos dos vocablos no es uniforme.

1. remeś, del verbo rāmaś, ‘arrastrar(se), mover(se)’, y que tiene, con rōmēś, el participio de dicho verbo, el significado de “lo que se arrastra o mueve”. Aparentemente se aplica a todos los animales en Gn. 9.3, pero a veces se usa con referencia a los seres marinos (Gn. 1.21; Sal. 104.25, °vrv2 “seres”) o terrestres (Gn. 1.24, [ °vrv2 “serpiente”], 25; 6.20 [ °vrv2 “reptil”]; 7.8, 14, 21, 23) exclusivamente, y en 1 R. 4.33 (°vrv2 “reptil”) Ez. 38.20 se los distingue de las bestias (behēmâ), las aves (˓ôf), y los peces (dāḡ). Si bien algunos comentaristas consideran que en el relato de la creación se refiere a reptiles, la descripción no puede corresponder exactamente a ninguna categoría científica moderna, refiriéndose más bien a todos los seres que se mueven cerca del suelo.

2. šereṣ, del verbo šāras, ‘pulular, abundar’, que significa “lo que pulula”, trad. en °bj “todo lo que pulula” y en °vrv2 “reptil (animal) que se arrastra” (Gn. 7.21; Lv. 11.41–44), “reptil” (Lv. 5.2; 22.5), “insecto” (Lv. 11.21, 23; Dt. 14.19), “animal” (Lv. 11.29), y “ser (viviente)” (Gn. 1.20; * Creación). Podía aplicarse a seres acuáticos (Gn. 1.20; Lv. 11.10) y de tierra (Gn. 8.21), y en Lv. 11.29 se define específicamente con inclusión de la comadreja, el ratón y la rana. En síntesis, šereṣ, igual que remeś, parecería referirse a seres que aparentemente se mueven cerca del suelo, con una variedad de posibilidades que dependen del contexto.

En el gr. del NT herpeton, que proviene de herpō, ‘arrastrarse, reptar’ (no en la Biblia), y por consiguiente con el significado de “lo que se arrastra o repta”, se usa cuatro veces (Hch. 10.12; 11.6; Ro. 1.23; Stg. 3.7), probablemente con el significado de “reptil” en cada caso. En la LXX se usa principalmente como trad. de remeś y šereṣ.

Bibliografía.G. S. Cansdale, Animals of Bible Lands, 1970; F. E. Zeuner, A History of Domesticated Animals, 1963.

G.S.C.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico