AVESTRUZ

Job 39:13; Isa 43:20; Jer 50:39.


Introducción

– A semejanza del ufano camello

Mucho tiempo atrás se denominó al avestruz Struthio camelus, que es una combinación de latín y griego, para referirse a la supuesta similitud con el camello. Al igual que este, el avestruz tolera las altas temperaturas y prospera en las regiones desérticas. También presenta largas y exuberantes pestañas, que le protegen los grandes ojos del polvo de las estepas arbustivas. Las patas son largas y vigorosas, con potentes y carnosos pies que poseen solamente dos dedos. Las personas que lo ven pavoneándose por las amplias llanuras, se maravillan de su agilidad, resistencia y otras características semejantes a las del camello.

El avestruz se alimenta junto con sus vecinos ungulados (mamíferos de casco o pezuña), ingiriendo casi cualquier cosa que se mueve o se arrastra. Siendo omnívoro, no sólo come insectos, serpientes, roedores, raíces y casi todo tipo de plantas, sino que, además, se traga pedazos de madera, conchas, guijarros, tallos y prácticamente todo objeto pequeño brillante.

Aunque no puede volar debido a su gran tamaño y peso, sus robustas y musculosas patas lo convierten en uno de los animales más veloces del planeta. En las llanuras desérticas puede alcanzar los 65 kilómetros por hora. La Biblia dice del avestruz que “se ríe del caballo y de su jinete” (Job 39:18). Conforme a esta declaración, la gran rapidez de este velocista bípedo y la resistencia en largas distancias le permite deshacerse con facilidad de muchos de los más raudos depredadores cuadrúpedos.

Cuánto-viven-los-avestruces

– Reproducción y cría

Durante el período de reproducción, el macho realiza una parada nupcial compleja. Se arrodilla ante la hembra y despliega sus alas blancas y negras, agitándolas rítmicamente de un lado a otro como si fueran dos grandes abanicos. Su cuello y sus piernas, carentes de plumas, se tiñen de color rosa intenso, lo que contrasta hermosamente con el plumaje negro brillante de su cuerpo. Mientras balancea su largo cuello de derecha a izquierda, golpea el suelo con las patas.

Esta llamativa y fina exhibición de plumas probablemente está destinada a impresionar a la hembra, cuyo atavío es de color pardo. Sin embargo, en muchas ocasiones, mientras el macho continúa con el ritual, ella se mueve de acá para allá picoteando el suelo, despreocupada e indiferente al alboroto que la rodea.

Una vez que el macho ha seleccionado una hembra, escoge un emplazamiento para el nido. En alguna parte de la extensa sabana escarbará una breve depresión en la arena y llevará allí a varias hembras. Al cabo de dos o tres semanas, ellas habrán puesto dos docenas de huevos o más.

En las seis semanas que tomará incubarlos, el macho se sentará en el nido por la noche y una de las hembras se turnará durante el día. En esta etapa, los huevos son vulnerables y codiciados por leones hambrientos, hienas, chacales e incluso alimoches, que los abren tirándoles piedras hasta que rompen la cáscara.

– De tal huevo tal pollo

Los huevos de avestruz, de color blanco marfil, son los mayores del mundo, con un peso que puede llegar al kilo y medio. La cáscara es dura y brillante, y está dotada de un acabado vítreo como la porcelana. El huevo de avestruz, equivalente a veinticinco de gallina, es muy apreciado por su delicado sabor y su nutritivo contenido. Los bosquimanos a veces emplean las cáscaras vacías como recipientes para el agua.

Llegado el momento de la eclosión, sale del gigantesco huevo un enorme polluelo. Aunque los recién nacidos están indefensos, crecen deprisa y ya pueden correr. Al cabo del mes alcanzan una velocidad de 55 kilómetros por hora gracias a sus firmes patas.

La protección de los polluelos corre a cargo de los padres. La creencia de que el avestruz entierra la cabeza en la arena al correr peligro es un mito. Al contrario, los adultos pueden ponerse extremadamente agresivos para proteger a su pollada y expulsar a los depredadores a fuertes patadas. Otra táctica de defensa consiste en distraer al enemigo fingiéndose heridos; así desvían su atención a ellos y la apartan de los pequeños. No obstante, si un depredador se les acerca demasiado, los padres normalmente se dan media vuelta y… ¡sálvese quien pueda!, dejan que sus pequeños se valgan por sí mismos. La frase bíblica está justificada, pues en estas situaciones el avestruz “trata a sus hijos bruscamente, como si no fueran suyos” (Job 39:16).

– Plumas de lujo

Durante milenios, el hombre ha admirado estas aves. Relieves en piedra representan faraones egipcios a la caza del avestruz con arcos y flechas. Algunas civilizaciones lo consideraban sagrado. Los chinos valoraban mucho los bellos y simétricos huevos de avestruz, y los ofrecían como inestimables presentes a los gobernantes. Por miles de años, suaves y lujosos penachos de plumas de avestruz han adornado los tocados de generales, reyes y jefes de tribu africanos.

En el siglo XIV, los europeos pendientes de la moda llegaron a tener en gran estima las plumas de avestruz. Como la caza con arco y flecha no era fácil, ya que el animal tiene una vista aguda y huye velozmente del peligro, en aquel tiempo la especie no estuvo amenazada de extinción.

Las plumas de avestruz volvieron a ponerse de moda en el siglo XIX. Esta vez, armados de modernos fusiles, los cazadores abatieron piezas por millones. La llegada de las granjas de avestruces probablemente salvó de su exterminio a la enorme ave no voladora. En la actualidad, ya domesticados, se crían en cautividad para proporcionar plumas al mundo de la moda y para confeccionar plumeros. Se aprovecha la piel para la fabricación de suaves guantes y bolsos, y en algunos restaurantes se sirve la carne.

El magnífico avestruz todavía recorre las llanuras africanas. Aunque su antiguo hábitat se ha visto muy reducido, y ha llegado a extinguirse en algunas regiones, continúa poblando su parcela preferida: la solitaria y seca sabana. Se le puede ver en estado salvaje correr por las estepas mostrando su sedoso plumaje, llevar a cabo su elaborada parada nupcial o vigilar el nido de gigantescos huevos. En efecto, esta veloz ave no voladora es otra fascinante criatura alada que deleita y asombra a los que la observan.

Fuente: Revista Despertad

El Avestruz en la Biblia

Avestruz (heb. ya’anâh, yâ’ên, bath hayya’anâh, renânâh). Ave grande del ífrica y del Cercano Oriente. Su incapacidad para volar está compensada con su gran velocidad; puede dejar atrás a un hombre a caballo. La hembra pone como una docena de huevos de casi 1,5 litros, y los ubica en una depresión en la arena del desierto que excavó con sus poderosas patas de 2 dedos. A menudo los deposita durante el dí­a, para que el calor del sol los incube. Sus hábitos se describen en Job 39:13-18. El avestruz es un ave retraí­da (Job 30:29; Isa 13:21; 34:13; 43:20) y tiene un grito lastimero (Mic 1:8). Por cuanto deja su nido aparentemente sin protección, se lo consideraba como un sí­mbolo apropiado de quienes se han endurecido por el pecado (Lam 4:3). Era ceremonialmente impuro (Lev 11:16; Deu 14:15).

avestruz

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

Ave corredora, la mayor de esta especie, cabeza y cuello casi desnudos, los machos tienen plumas negras, las hembras, grises; piernas largas y robustas con dos dedos en cada pie, en carrera puede alcanzar cincuenta kilómetros por hora. Era considerado animal impuro Lv 11, 16; Dt 14, 15. Job se refiere al a. como animal de poca inteligencia, pero de veloz carrera Jb 39, 13-18, y en su angustia dice que se ha hecho compañero de los a. Jb 30, 29. En el profeta Isaí­as encontramos varias alusiones al a. Is 43, 20; en el oráculo contra Babilonia Is 13, 21; contra Edom, Is 34, 13. Jeremí­as también se refiere al a. en su oráculo contra los caldeos Jr 50, 39. En sus visiones sobre Samaria y Jerusalén el profeta Miqueas dice que lanzará lamentos como los avestruces Mi 1, 8. Avil Marduk, sucedió a su padre, el rey Nabucodonosor II, en el trono de Babilonia, en el año 562 a. C., año 37 del cautiverio de Joaquí­n, rey de Judá, a quien aquél perdonó y sacó de la cárcel, le restituyó su dignidad real, mas no el poder, y lo acogió en su corte 2 R 25, 27; Jr 52, 31-34.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

Ave del orden de las corredoras. Es la mayor de las aves vivientes y más veloz que un caballo. Se le conocí­a bastante en las zonas desérticas del Oriente Medio. En Job 39:13-18 se hace una descripción del a., mencionando: a) Sus plumas. Por generaciones éstas han sido apreciadas como adorno. Todaví­a se conservan hoy, en el museo del Cairo, algunas de las plumas que usó el faraón Tutankamen; b) La actitud de desamparar sus huevos. Varias hembras del a. ponen sus huevos en un mismo lugar, y los cubren parcialmente con arena, lo cual da la idea de desamparo. Además, el a. trata de evitar el peligro haciendo uso de su gran velocidad, pero abandonando sus huevos; c) Su actitud de dureza para con sus hijos. Esto podrí­a surgir de la observación de que el a. deja varios huevos sin cubrir ni empollar como alimento para los que nazcan y al mencionado abandono en caso de peligro. A eso podrí­a también referirse la crueldad mencionada en Lam 4:3. El a. era considerado inmundo (Lev 11:16; Deu 14:15). La creencia generalizada de que el avestruz esconde su cabeza en la tierra es falsa. Nombre cientí­fico: Struthio camelus. †¢Animales de la Biblia.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

Ave de la familia “struthinidae”, orden “Cursores”. Está clasificada entre las aves impuras por la Ley de Moisés. Vive en lugares desiertos (Is. 13:21; 34:13; 43:20; Jer. 50:39). Deja sus huevos en la arena, bien cubiertos. El sol los calienta de dí­a, y los padres se sientan sobre ellos de noche. Otros huevos son dejados sin protección para que cuando los nuevos avestruces salgan de los suyos tengan alimento. En cuanto a la indiferencia de los avestruces hacia los suyos (Jb. 39:13-18), queda ilustrada por su fuga cuando se acercan cazadores, abandonando el nido.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

(heb. bath hai-ya·`anáh; rena·ní­m [plural]).

El primero de estos nombres hebreos parece ser que significa †œhija del ávido† o †œhija del yermo†, términos que pueden aplicar bien al avestruz. El segundo nombre, que según se cree indica un †œave de gritos penetrantes†, también encaja con el avestruz, debido a que emite un sonido parecido a un †œgrito ronco y lastimero que se ha asemejado al rugido del león†. (The Smithsonian Series, 1944, vol. 9, pág. 105; compárese con Miq 1:8.)

El avestruz (Struthio camelus) es la mayor de las aves conocidas que vive en la actualidad, pues en algunas ocasiones alcanza más de 2 m. de altura y unos 140 Kg. de peso. La cabeza es bastante pequeña y achatada, con ojos muy grandes; el cuello, muy flexible, mide aproximadamente 1 m. de largo y, al igual que las fuertes patas y la cabeza, está desprovisto de plumas. Sin embargo, el plumaje del cuerpo es abundante, y las largas y suaves plumas de las alas y la cola eran muy apreciadas en tiempos antiguos, como también lo son en la actualidad. El lustroso plumaje blanco y negro del macho contrasta con el apagado color pardo-grisáceo de la hembra. El avestruz es la única ave que solo tiene dos dedos en cada pie, uno de ellos equipado con una enorme pezuña en forma de garra, que se convierte en un arma peligrosa cuando se ve obligado a defenderse. Sin embargo, su altura y su aguda visión por lo general permiten a esta enorme ave divisar a sus enemigos desde lejos y alejarse con cautela.

Aunque el avestruz se alimenta principalmente de vegetación, también es carní­voro, y su indiscriminada dieta incluye serpientes, lagartos y hasta pequeños pájaros. Era una de las aves †˜inmundas†™ prohibidas por la ley mosaica. (Le 11:13, 16; Dt 14:12, 15.) El avestruz, conocido en la antigüedad como el ave camello, puede aguantar largos perí­odos sin agua, y por consiguiente medra en páramos deshabitados. Junto con los chacales y criaturas similares, en la Biblia se le emplea para representar la vida del desierto (Isa 43:20) y describir la desolación ruinosa de Edom y Babilonia. (Isa 13:21; 34:13; Jer 50:39.) Job, rechazado y detestado, sentado sobre cenizas y clamando lastimeramente, se consideró a sí­ mismo un †œhermano para los chacales† y un †œcompañero para las hijas del avestruz†. (Job 30:29.)

Contrastado con la cigüeña. Más tarde, Jehová Dios atrajo la atención de Job al avestruz, y lo que señaló ilustra de manera sorprendente algunas de las caracterí­sticas poco comunes de esa ave. (Job 39:13-18.) En marcado contraste con las cigüeñas, que se remontan con majestuosidad y vuelan a grandes alturas gracias a sus amplias y poderosas alas, el avestruz es incapaz de volar. Sus alas no pueden sostener el peso del ave, y su esternón, achatado, no tiene la †œquilla† en donde se apoyan los músculos que facilitan el vuelo de las aves. Las plumas del avestruz, aunque hermosas, no tienen los pequeños filamentos en forma de gancho (o bárbulas) que se engarzan y proporcionan a las plumas de las aves voladoras la resistencia al aire que hace posible el vuelo. (Job 39:13.)

A diferencia también de la cigüeña, que edifica su gran nido firmemente en las cimas de los árboles (Sl 104:17), edificios o rocas altas, el avestruz simplemente cava un hueco de poca profundidad en la tierra y lo rodea de un pequeño terraplén. La hembra pone allí­ los huevos, que pesan por término medio 1,5 Kg. cada uno; como el avestruz suele ser polí­gamo (a diferencia de la cigüeña, que se destaca por la fidelidad que se tienen el macho y la hembra), puede que haya una cantidad considerable de huevos en el nido, puestos por dos o tres hembras distintas. El macho incuba los huevos del nido durante la noche y la hembra, durante el dí­a, aunque se la ha observado abandonar el nido durante ciertos perí­odos del dí­a cuando el sol calienta. En esas ocasiones los huevos, aunque tienen una cáscara muy gruesa, quedan expuestos a que los animales o el hombre los estropeen o los roben. (Job 39:14, 15.)

†˜Trata a los hijos bruscamente.†™ La afirmación de que el avestruz †œtrata a sus hijos bruscamente, como si no fueran suyos† (Job 39:16), y el que se diga que los avestruces son †˜crueles†™ en el trato a su prole (Lam 4:3), ha provocado las objeciones de los que alegan que estas aves son bastante solí­citas en el cuidado de sus polluelos. Aunque es verdad que el término hebreo (rena·ní­m) usado en Job 39:13 gramaticalmente puede aplicar tanto al macho como a la hembra del avestruz, algunos lexicógrafos entienden que se refiere a las hembras, y así­ parece ser, pues en el siguiente versí­culo se habla de los huevos que pone. Siendo este el caso, sin duda hay buena base para tal expresión poética concerniente a la †˜crueldad†™ de las hembras, por cuanto que una vez que los polluelos salen del cascarón, el macho †œasume todo su cuidado, mientras que las hembras por lo general se marchan juntas†. (All the Birds of the Bible, de Alice Parmelee, 1959, pág. 207.) También es verdad que estas poderosas aves, tanto el macho como la hembra, abandonan el nido y la prole en cuanto perciben algún peligro, y aunque puede que usen tácticas de distracción para apartar a los enemigos del nido, no deja de ser un trato †˜brusco†™ para los polluelos sin protección. Solo la coloración protectora que el Creador les ha dado puede salvar a los polluelos indefensos y abandonados, ya que gracias a ella, los depredadores los pasan por alto y persiguen a los padres que huyen. Por consiguiente, es apropiado llamar †œcruel† al avestruz al compararlo con muchas otras aves y en particular en comparación con la cigüeña, cuya atención afectuosa y preocupación constante por su prole son proverbiales.

†˜Olvida la sabidurí­a.†™ Se dice que el avestruz †˜olvida la sabidurí­a†™ y †˜no tiene parte en el entendimiento†™. (Job 39:17.) Los observadores modernos concuerdan con esto. A este respecto, los árabes tienen el dicho: †œMás tonto que un avestruz†. (Soncino Books of the Bible, edición de A. Cohen, Londres, 1946, Job, pág. 205.) El avestruz tiende a correr describiendo una gran curva, lo que permite que sus perseguidores, si son suficientes, lo rodeen; pero en un trayecto en lí­nea recta, sus fuertes patas le permiten †˜reí­rse del caballo y de su jinete†™. (Job 39:18.) Puede dar zancadas de hasta 3,5 m. y superar los 70 Km./h. Aunque las alas no sirven para volar, le ayudan a suspender su pesado cuerpo cuando corre.

El avestruz posee ciertas caracterí­sticas que, según se dice, asombran a los cientí­ficos, quienes suelen clasificarlo entre las aves vivas †˜más inferiores o primitivas†™. Tiene una vesí­cula biliar, órgano caracterí­stico de los mamí­feros, pero que no posee ninguna otra familia de aves, que recoge el ácido úrico. También tiene pestañas que le protegen los ojos de la arena que se levanta con el viento. De modo que aunque no goza de mucha inteligencia, el fuerte y veloz avestruz da crédito a la sabidurí­a de su Creador.

El avestruz de Siria (Struthio camelus syriacus), raza que en un tiempo abundaba en Palestina, Siria y Arabia, en la actualidad está extinguido. Desde 1973 se ha vuelto a introducir en Israel una variedad africana emparentada con esta.

Fuente: Diccionario de la Biblia