CABEZA

v. Caudillo, Jefe, Principal, Príncipe
Exo 29:10 pondrán .. manos sobre la c del becerro
Deu 28:13 te pondrá Jehová por c, y no por cola
1Sa 17:51 lo acabó de matar, y le cortó .. la c
1Sa 31:9 le cortaron la c, y le despojaron de las
2Sa 4:8 y trajeron la c de Is-boset a David en
2Sa 18:9 se le enredó la c en la encina, y Absalón
2Sa 20:21 su c te será arrojada desde el muro
2Ki 4:19 dijo y .. a su padre: ¡Ay, mi c, mi c!
1Ch 10:10 colgaron la c en el templo de Dagón
Psa 7:16 su iniquidad volverá sobre su c, y su
Psa 27:6 levantará mi c sobre mis enemigos
Psa 60:7; 108:8


latí­n caput, griego Kephalé. Parte superior del cuerpo humano y anterior del de los animales. En el Génesis encontramos la primera mención de la c. de un animal, cuando Yahvéh maldice a la serpiente tras la caí­da del hombre en el paraí­so, cuando le dice que †œél te pisará la c.† Gn 3, 15, versí­culo éste conocido como el Protoevangelio o primer anuncio del Mesí­as. En los sacrificios de animales, antes de inmolarlos se les imponí­an las manos en la c., Ex 29, 10 y 15; Lv 1, 4; 3, 2/7/12; 4, 4/ 15/24/29/33; 8, 14/18/22; Nm 8, 12. El Dí­a de la Expiación, se soltaba un macho cabrí­o para Azazel en el desierto, al cual se le imponí­an las manos en la c. a fin de que cargara en ella todos los pecados de los israelitas, para purificarlos, Lv 16 20-21. En el caso del pecado por blasfemar el Nombre, el culpable debí­a ser lapidado, antes de los cual los que lo oyeron debí­a imponerle las manos sobre la c., como al animal del sacrificio, Lv 24, 14. En la Escritura se usa abundantemente el término de manera figurada. Para significar al jefe de familia, de la tribu, del clan, de la tropa, al rey, Ex 6, 14 y 25; Nm 32, 17; Dt 33, 21; Jos 14, 1; 21, 1; 22, 14; 1 S 18, 13-16; 2 S 10, 16; 18, 1; 1 Cro 5, 15; 7, 11; 8, 13; 9, 33-34; 15, 12; 19, 16; 23, 24; 24, 31; 26, 26; 27, 1; 29, 6; 2 Cro 1, 2; 11, 22; 19, 8; 23, 2; Esd 1, 5; 2, 68; 4, 2-3; 8, 1 y 29; 10, 16; Ne 7, 69-70; 8, 13; 11, 13; 12, 12/22/23; 2 M 12, 20; Is 7, 8 y 9. Marchar delante de, como los sacerdotes cuando el traslado del Arca, que iban a la c. del pueblo Jos 3, 14; 4, 11; cuando los danitas marcharon a fundar la ciudad de Dan, pusieron a la c. a las mujeres, Jc 18, 21; los sibaritas irán a la c. de los desterrados Am 6, 7; cuando Jacob sea restaurado, Yahvéh irá a la c. Mi 2, 13. Después que Yahvéh le da a Israel la Ley, le dice que, si la cumple, lo pondrá a la c. de numerosas naciones y no a la cola; si no, Israel será cola y el extranjero c., Dt 28, 13 y 44. A los sacerdotes y a los reyes, para consagrarlos, se les ungí­a en la c., Ex 29, 7; 40, 15; Lv 8, 12; 21, 10; 1 S 10, 1; 16, 13; 1 R 1, 39; 2 R 9, 3 y 6. Es costumbre oriental perfumarse la cabeza, así­ como es sí­mbolo de hospitalidad ungir la del visitante, Sal 23 (22), 5; 92 (91), 11; 133 (132), 2; 141 (140), 5; Qo 9, 8; Am 6, 6; Mt 6, 17; 26, 7; Mc 14, 3; Lc 7, 46. Se cortaba el ® cabello, se rapaba la c., se cubrí­a de polvo o de ceniza en señal de penitencia, de duelo, de dolor, Jos 7, 6; 1 S 4, 12; 2 S 1, 2; 13, 19; Ne 9, 1; Jdt 4, 11; 9, 1; Est 4, 15-17; 1 M 3, 47; 4, 39; 2 M 10, 25; Jb 2, 12; Lm 2, 10; Ez 27, 30. También se cubrí­a la c. por las razones anteriores, 2 S 15, 30; Jr 14, 3-4. Un gesto de dolor es ponerse las manos en la c., 2 S 13, 19; Jr 2, 37. Menear la cabeza es expresión que en la Escritura significa burla, ofensa, 2 R 19, 21; Sal 22 (21), 8; 44 (43), 15; 64 (63), 9; 109 (108), 25; Lm 2, 15; Jb 16, 4; Si 12, 18; 13, 7; Is 37, 22; Jr 18, 16; 48, 27; Mt 27, 39; Mc 15, 29. Cuando alguien comete un crimen de sangre, se dice que ésta, o su maldad, recaiga sobre la c. del agresor, Jos 2, 19; 1 S 25, 39; 2 S 1, 16; 3, 29; 1 R 2, 32-33 y 37; Ez 33, 4; Hch 18, 6; la culpa, su propia conducta, recaiga sobre la c. del que cometió alguna falta 1 R 2, 44; 8, 32; 2 Cro 6, 23; Ne 3, 36; Sal 7, 17; 54 (53), 7; 109 (108), 17; Ez 9, 10; 11, 21; 16, 43; 17, 19; 22, 31. Yahvéh descarga su ira sobre la c. de los malvados Jdt 9, 9; Jr 23, 19; 30, 23.

En el N. T. Cristo resucitado fue constituido por el Padre en c. de su cuerpo, que es la Iglesia; en él reside la plenitud, que lo llena †œtodo en todo†, y en él la alcanzamos, pues es c. de toda potestad y principado, 1 Co 11, 3; Ef 1, 10 y 23; 4, 15-16; 5, 23; Col 1, 18-20; 2, 10 y 17-19.

Cristo es la cabeza de todo hombre de la Iglesia; la c. de la mujer es el hombre, dice San Pablo, 1 Co 11, 3; Ef 5, 23. Según el Apóstol, el varón no debe cubrirse la cabeza, mientras la mujer debí­a hacerlo, 1 Co 11, 5-10.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

En el AT el término heb. (ro†™sh) aparece unas 592 veces, y es traducido como jefe, lí­der, superior, compañí­a, inicio, capitán y cabello, pero mayormente cabeza; a veces se usa figuradamente (p. ej., Exo 18:25; Jos 2:19; 1Sa 28:2; 2Sa 3:8; Job 10:15; Job 20:6).

Casi todos los usos de kephale en el NT se refieren a la parte superior del cuerpo, pero ocho vv. lo usan figuradamente para el orden de autoridad ordenado por Dios:
( 1 ) el esposo como cabeza de la esposa (1Co 11:3; Eph 5:23),
( 2 ) Cristo como la cabeza de la iglesia (Eph 4:15; Eph 5:22-23; Col 1:18; Col 2:19),
( 3 ) Cristo como la cabeza de toda persona y todo principado (1Co 11:3; Col 2:10; 1Pe 2:7) y
( 4 ) Dios el Padre como cabeza de Cristo (1Co 11:3).

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

En el lenguaje bí­blico la c. es la parte principal del cuerpo de una persona. A veces se usa el término para señalar a la persona completa. La expresión †œherir en la c.† implica entonces una destrucción completa. Así­, Dios dijo a la serpiente que la simiente de Eva le herirí­a †œen la c.† (Gen 3:15). †œLevantar la c.† a alguien es honrarlo o restaurarlo en honra (Gen 40:20). Para bendecir a una persona se colocaba la mano sobre su c. (Gen 48:14). A veces, para adorar, se bajaba la c. hacia el suelo (Exo 34:8). Para expresar duelo se cubrí­a la c., pero a los sacerdotes se les prohibió hacer eso, así­ como raparse (Lev 10:6; Lev 19:27). Echar polvo, o tierra, o ceniza sobre la c. era señal de duelo, tristeza o gran dolor (1Sa 4:12; 2Sa 1:2; 2Sa 15:30). Rapar la c. a alguien era someterle a una gran vergüenza (Isa 3:24). Los leprosos debí­an andar con la c. descubierta (Lev 13:45). En el caso de una mujer sospechosa de adulterio, se dice: †œDescubrirá la c. de la mujer† (Num 5:18), lo cual parece sugerir que las mujeres, a lo menos las casadas, llevaban la c. cubierta.

La c. de un †¢nazareo era consagrada, no se cortaba el pelo mientras durara su voto (Num 6:5-19). La expresión †œsu sangre sea sobre su c.† apunta a la culpabilidad de una persona (Jos 2:19; 2Sa 1:16; 1Re 2:33). Menear la c. significa burlarse de alguien (Sal 22:7). También la ciudad principal de una nación o región es su c. (Isa 7:8). Ser c. significa tener autoridad, ser jefe, señor o principal de un grupo. Dios prometió a Israel que si obedecí­a le pondrí­a †œpor c. y no por cola† entre las naciones (Deu 28:13). David prometió que el que conquistara a †¢Jebús, serí­a †œc. y jefe† (1Cr 11:6). Cristo es la c. del hombre (1Co 11:3). Es c. de la iglesia, que es su cuerpo (Efe 5:23).

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, TIPO CERE

ver, ORACIí“N

vet, Además del uso generalizado que tení­a este termino como “jefe”, refiriéndose a los cabezas de familia y a los cabezas de tribus se usaba simbólicamente de gobierno y poder como cuando Dios declaró que la Simiente de la mujer herirí­a la “cabeza” de la serpiente (Gn. 3:15). En el NT el término “kephalë” se emplea para denotar la posición relativa del hombre en la Naturaleza, y de Cristo y de Dios: la cabeza de la mujer es el varón; la cabeza de todo hombre es Cristo; y la cabeza de Cristo es Dios (1 Co. 11:3). En otra relación, Cristo es el cabeza de la iglesia (Ef. 5:23; Col. 1:18); y El es la cabeza de la iglesia por encima de todas las cosas (Ef. 1:22; Col. 2:10). Como cabeza de la iglesia, Cristo desplaza totalmente a cualquier otra autoridad controladora o directora. Así­ como la cabeza de un hombre conduce y controla su cuerpo, así­ Cristo tiene el control y la plena autoridad sobre Su iglesia. En conexión con la autoridad, las instrucciones que ordenan a la mujer cubrirse la cabeza al estar en oración “no son debidas ni a las costumbres judí­as, que exigí­an que los hombres se cubrieran la cabeza (como sucede en la actualidad), ni a las costumbres griegas, por las cuales tanto hombres como mujeres iban descubiertos. Las instrucciones del apóstol eran “mandamientos del Señor” (1 Co. 14:37), y eran para todas las iglesias (1 Co. 14:33, 34)” (W. E. Vine, “Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento”, Ed. Clí­e, Vol. I, p. 352). (Véase ORACIí“N). Es simplemente erróneo afirmar que en la Grecia antigua sólo las prostitutas salieran con la cabeza descubierta. La orden de Pablo está en marcado contraste con el hecho de que las mujeres del mundo grecorromano ofrecí­an sus sacrificios con la cabeza descubierta. No fue para mantenerse en armoní­a con las costumbres entonces corrientes que Pablo dio estos mandamientos, sino en franca oposición a los usos del medio pagano en que entonces, como ahora, se moví­a y se mueve la Iglesia de Dios. En Apocalipsis 12:3 la “cabeza” simboliza una forma de poder o un reino; en 17:3, 9, las siete cabezas son siete montes sobre los que se sienta la mujer, representando a Roma, que comúnmente se menciona como “la ciudad de las siete colinas”, la ciudad perseguidora del testimonio de Cristo, y del evangelio de la gracia de Dios.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

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En sentido figurado y acomodaticio cabeza alude a toda persona o grupos que dirige una acción de modo inteligente y eficaz. Se presupone, pues, la reflexión y la previsión y el ejercicio del autoridad de manera coordinada con los subordinados y en función de objetivos predispuestos.

En la misma Sagrada Escritura se multiplican las expresiones matefóricas de la cabeza, en el Antiguo y en el Nuevo Testamento: Cristo es cabeza del mundo (Ef. 1.22) es cabeza de la Iglesia (Ef. 4.15), el varón es cabeza de la mujer (1 Cor. 11.3)

Es evidente que la cabeza tiene que ver con la catequesis, aun cuando es incorrecto exagerar el sentido de las metáforas: también el corazón, las manos o los pies tienen que ver con la evangelización y la educación de la fe y pueden asociarse a la idea de autoridad.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

La cabeza tiene varios sentidos metafóricos. La cabeza es lo que está más alto, la parte más alta, como en el cuerpo del hombre; la parte más elevada de un edificio; en este sentido hay que interpretar la frase “cabeza de piedra” (Zac 4,7), o la piedra angular, la más principal, la que está en la cúspide (Mt 21,42; Mc 12,10; Lc 20,17). La cabeza es también lo primero, lo que va delante, como en el cuerpo de los animales (Is 9,13); de aquí­ nace la expresión “ir en cabeza”. La cabeza es como la raí­z y el origen, la causa de la vida; así­ Jesucristo da la vida al cuerpo de la Iglesia, porque El es la cabeza (Ef 4,15; Col 1,18). La cabeza es, pues, la parte más noble y no se debe nunca jurar por ella (Mt 5,36). ->.

E. M. N.

FERNANDEZ RAMOS, Felipe (Dir.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Editorial Monte Carmelo, Burbos, 2001

Fuente: Diccionario de Jesús de Nazaret

Representa la autoridad (cf. Gn 40,13) y sobre ella se colocan los signos de poder de los sacerdotes (Ex 29,6-7; cf. Sal 21,3). Así­ se puede decir que un rey es cabeza de su pueblo (cf. Is 7,8-9). En esa lí­nea, desarrollando una visión jerarquizada de las relaciones humanas, Pablo ha podido decir que Dios es cabeza de Cristo, Cristo es cabeza del varón, y el varón es cabeza de la mujer (1 Cor 11,3-5), en imagen que Ef 5,23 ha aplicado a las relaciones matrimoniales. Este esquema tiene sólo un valor simbólico limitado, pues según Gal 3,28 no hay varón ni mujer, sino que ambos son uno en Cristo. El simbolismo de la cabeza cobra importancia es pecial en el Apocalipsis, donde recibe varios sentidos básicos. Cristo tiene cabeza y cabellos blancos, signo de ancianidad/divinidad (Ap 1,14). Las muchas diademas que rodean su cabeza de jinete vencedor expresan su triunfo y gloria (19,12). El arco iris rodea la cabeza del ángel que parece Cristo en 10,1 (el mismo arco iris rodea al Dios sin rostro de 4,2). Los Ancianos* llevan coronas de oro sobre la cabeza, en signo de realeza (4,1). La Mujer* tiene una corona cósmica de doce estrellas en torno a su cabeza (12,1). El Dragón* rojo tiene siete cabezas destructoras, como sus falsas diademas (12,3). La Bestia* tiene, como el Dragón, siete cabezas de poder falso con tí­tulos blasfemos (13,1), cabezas que pueden referirse alegóricamente a reyes o colinas de Roma (cf. 13,3; 17,3.7.9).

PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007

Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra

Parte superior del cuerpo humano, donde están ubicados el cerebro y los órganos de los sentidos de la vista, oí­do, olfato y gusto. La Biblia habla mucho de la cabeza (heb. ro´sch; gr. ke·fa·le), tanto en sentido literal como figurado.

Quebrantamiento o magullamiento. En el libro de Eclesiastés se recoge una descripción metafórica de los efectos de la edad avanzada, que culminan en la muerte. (Ec 12:1-7.) El †˜quebrantamiento del tazón de oro†™ alude al cese de la actividad del cerebro en el cráneo, parecido a un tazón, que se produce en el momento de morir. La muerte o destrucción se representa con la expresión †˜quebrar la cabeza†™ o †˜herir†™ la cabeza. (Sl 68:21, Val; Sl 74:13, 14.) La primera profecí­a de la Biblia (Gé 3:15) dice que después de sufrir un magullamiento en el talón, la †˜descendencia de la mujer†™ magullarí­a la cabeza de la serpiente. En cumplimiento de esta profecí­a, otros textos muestran que la gran serpiente, Satanás el Diablo, será puesta en un abismo de inactividad por mil años, y poco después será aniquilada para siempre en el †œlago de fuego†, es decir, la †œmuerte segunda†. (Rev 20:1-3, 7, 10, 14; 12:9.)

†˜Levantar [alzar] la cabeza.†™ El rey David, humillado y agobiado de problemas, vio en Jehová su Escudo y Aquel que †˜levanta su cabeza†™, permitiéndole volver a sostener en alto su cabeza. (Sl 3:3; compárese con Lu 21:28.) En cumplimiento de la interpretación que José dio a un sueño, Faraón †˜alzó la cabeza†™ del jefe de los coperos restaurándolo a su puesto anterior y, por otra parte, †˜alzó la cabeza del jefe de los panaderos de sobre él†™ dándole muerte. (Gé 40:13, 19-22.)

Bendecir, ungir, jurar. Cuando se impartí­an bendiciones, se colocaban las manos sobre la cabeza. (Gé 48:13-20; 49:26.) El favor, la guí­a y la sabidurí­a de Dios se asemejan a una lámpara que brilla sobre la cabeza y a una guirnalda de encanto sobre la cabeza. (Job 29:3; Pr 4:7-9.) El aceite de la unción se derramaba sobre la cabeza. (Le 8:12; Sl 133:2.) Jesús aconsejó en su Sermón del Monte que se †˜untaran la cabeza†™ cuando ayunaran, para ir bien arreglados y no hacer un despliegue santurrón de abnegación con el fin de impresionar a otros. (Mt 6:17, 18.) El untar la cabeza de un invitado con aceite llegó a ser una demostración fundamental de hospitalidad. (Lu 7:46.) Los judí­os adoptaron la costumbre de jurar por sus cabezas (o vidas), práctica que Jesús condenó. (Mt 5:36, 37; véase JURAMENTO.)

Representa la persona. Como parte del cuerpo que controla, la cabeza, también se usó para representar a la persona misma. El que Jesucristo †œno [tuviese] dónde recostar la cabeza† significaba que no tení­a ninguna residencia que pudiera llamar suya. (Mt 8:20.) La cabeza de un nazareo estaba sujeta a un voto y su cabello largo atestiguaba de este hecho. (Nú 6:5, 18-20.) Se hablaba de los pecados o errores de una persona como si estuvieran sobre su cabeza. (Esd 9:6; Sl 38:4; compárese con Da 1:10.) David apreció la reprensión que provení­a del justo como si fuera aceite que su cabeza no querrí­a rehusar. (Sl 141:5.) Cuando el juicio alcanza al inicuo, se dice que se le recompensa haciendo que su mal o su castigo vuelva sobre su propia cabeza. (Jue 9:57; 1Sa 25:39; Jer 23:19; 30:23; Joe 3:4, 7; Abd 15; compárese con Ne 4:4.) El que recayese culpa de sangre sobre una persona o el que la sangre estuviese sobre su cabeza, significaba que era responsable personalmente por la pérdida de su vida debido a haber seguido un proceder impropio merecedor de la sentencia de muerte. (2Sa 1:16; 1Re 2:37; Eze 33:2-4; Hch 18:6.) El hacer volver sobre la cabeza de una persona la sangre de los que habí­a matado implicaba llevarle a juicio debido a culpa de sangre. (1Re 2:32, 33.)
Todos los años, el sumo sacerdote de Israel confesaba los pecados del pueblo con sus manos puestas sobre la cabeza del macho cabrí­o †œpara Azazel† (así­ transferí­a los pecados al macho cabrí­o), después de lo cual se conducí­a al animal al desierto para llevar estos errores al olvido. (Le 16:7-10, 21, 22.) Como muestran otros textos, Jesucristo personalmente †˜llevó nuestras enfermedades y cargó con nuestros dolores†™ y †˜con los pecados de muchos†™. (Isa 53:4, 5; Heb 9:28; 1Pe 2:24.)
Tanto los sacerdotes como las personas a favor de las que se hací­an ciertos sacrificios poní­an sus manos sobre la cabeza del animal en reconocimiento de que el sacrificio era para ellos. (Le 1:2-4; 8:14; Nú 8:12.)

Exaltación, humillación, desprecio. En algunas naciones se enterraba a los soldados con las espadas debajo de sus cabezas, es decir, con honores militares. (Eze 32:27.) El sabio †œtiene los ojos en la cabeza†, esto es, ve adónde va. (Ec 2:14.) El polvo, la tierra o las cenizas puestas sobre la cabeza significaban angustia, duelo o humillación. (Jos 7:6; 1Sa 4:12; 2Sa 13:19.) Cuando el salmista relata las pruebas y dificultades del pueblo de Dios, dice que los hombres cabalgaron sobre la cabeza de Israel. Al parecer se refiere a la sujeción bajo la que llevaron al pueblo de Dios simples hombres mundanos (la palabra hebrea usada es ´enóhsch, †œhombre mortal†) que eran poderosos, crueles y altivos. (Sl 66:12; compárese con Isa 51:23.) El inclinar la cabeza era una señal de humildad o duelo (Isa 58:5), en tanto que el menear o sacudir la cabeza era un sí­mbolo de mofa, desprecio o asombro. (Sl 22:7; Jer 18:15, 16; Mt 27:39, 40; Mr 15:29, 30.)

Bondad para con los enemigos. La Biblia recomienda que se trate al enemigo con bondad, †œporque haciendo esto amontonarás brasas ardientes sobre su cabeza†. (Ro 12:20; Pr 25:21, 22.) Esta metáfora se basa en el antiguo proceso de fundición, en el que se amontonaban brasas sobre el mineral y debajo de él. Del mismo modo, el ejercer bondad contribuye a ablandar a la persona y fundir su dureza, con lo que se separan las impurezas malas y se extrae lo bueno que hay en ella.

Posición dirigente. El término †œcabeza† podí­a hacer referencia al miembro principal de una familia, tribu, nación o gobierno. (Jue 11:8; 1Sa 15:17; 1Re 8:1; 1Cr 5:24.) †œCabeza de familia† es, literalmente, †œpatriarca† (gr. pa·tri·ár·kjes). (Hch 2:29; 7:8, 9; Heb 7:4.) La expresión †œa la cabeza† se usaba en el sentido de llevar la delantera. (Miq 2:13.) Si Israel era obediente a Dios, estarí­a a la cabeza de las naciones, en el sentido de que serí­a libre y próspera, incluso teniendo a gente de otras naciones en deuda con ellos. (Dt 28:12, 13.) Por el contrario, si los israelitas desobedecí­an, serí­a el residente forastero quien les prestarí­a, y así­ llegarí­a a ser cabeza sobre ellos. (Dt 28:43, 44.)

Las siete cabezas del dragón. El †œdragón† celestial de la visión del apóstol Juan tení­a siete cabezas. En la misma visión se le identifica con el Diablo. (Rev 12:3, 9.) Por otra parte, a la †œbestia salvaje† terrestre que recibe el poder del dragón y a la †œbestia salvaje de color escarlata† se las representa con siete cabezas, sí­mbolos claros de potencias mundiales. (Rev 13:1; 17:3, 9, 10; compárese con Da 2:32, 37, 38, donde se llama †œcabeza† a la dinastí­a del rey Nabucodonosor.) Así­, las siete cabezas con diademas del dragón deben ser sí­mbolo de la jefatura de Satanás sobre las siete potencias mundiales de la profecí­a bí­blica. (Ef 6:12; véanse BESTIAS SIMBí“LICAS; GOG núm. 2.)

Cabeza de la congregación cristiana. Jesucristo es la cabeza de la congregación cristiana, que es su †œcuerpo† de 144.000 miembros. (Ef 1:22, 23; Col 1:18; Rev 14:1.) Al ser inmortal, siempre ha podido estar en contacto con el cuerpo de cristianos engendrados por espí­ritu que vive en la Tierra, suministrándole todo lo necesario para su crecimiento espiritual y para que su labor redunde en la gloria de Dios. (1Co 12:27; Ef 4:15, 16; Col 2:18, 19.) Así­ como el templo material tení­a una †œpiedra de remate† (Zac 4:7), Jesús es la †œcabeza del ángulo† de un templo espiritual (Hch 4:8-11; 1Pe 2:7) y la cabeza de todo gobierno y autoridad, aunque sometido a Dios, quien es Cabeza sobre todo. (Col 2:10; 1Co 11:3.) La Biblia asemeja la posición de Cristo como cabeza de la congregación a la del esposo en el matrimonio, a fin de grabar en las parejas casadas la dirección, el amor y el cuidado que el esposo debe ejercer, así­ como la sujeción que la esposa debe manifestar dentro de la unión marital. (Ef 5:22-33.)
Basándose en el principio de la jefatura primaria de Dios, la Cabeza de Cristo, y la jefatura relativa del hombre sobre la mujer, el apóstol Pablo fija el principio que rige a la congregación cristiana, a saber, que la mujer debe reconocer la jefatura del hombre, ordenada por Dios, usando una cobertura para la cabeza, †œuna señal de autoridad†, cuando ora o profetiza en la congregación. (1Co 11:3-16; véanse CABELLO; JEFATURA; PRENDA PARA LA CABEZA.)

Otros usos. La palabra hebrea para †œcabeza† se usa con referencia a las partes superiores de las columnas del tabernáculo, el patio y el templo (Ex 36:37, 38; 38:17; 1Re 7:16), así­ como a las cimas de las montañas (Gé 8:5), las copas de arbustos o árboles (1Cr 14:15), o la parte superior de una escalera (Gé 28:12) o de un cetro (Est 5:2), por citar tan solo algunos ejemplos. También se aplica a lo que es la cabeza o principio de algo, como por ejemplo, la cabeza de rí­os o caminos (Gé 2:10; Eze 21:21), o el primer mes del año (†œel comienzo [la cabeza] de los meses† [Ex 12:2]). El nombre judí­o del dí­a de año nuevo es Rosh Hashaná, que literalmente significa †œCabeza del Año†. (Véase POSTURAS Y ADEMANES.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

roFuente: Diccionario Vine Antiguo Testamento

A. VERBO (Herir en la cabeza) kefalioo o kefalaioo (kefalaiovw, 2775), de kefalion, diminutivo de kefale, que generalmente significaba resumir, traer bajo cabezas. Se usa en Mc 1 2.4 para herir en la cabeza. Es el único lugar en el que tiene este significado. Véase HERIR.¶ B. Nombre kefale (kefalhv, 2776), además de su significado natural, se usa: (a) figuradamente en Rom 12:20, de amontonar ascuas encendidas sobre una cabeza (vease ASCUA); en Act 18:6 “vuestra sangre sea sobre vuestra propia cabeza”, esto es, “que vuestra culpa de sangre quede sobre vuestras personas”, modo este frecuente de expresión en el AT, y quizá aquí­ relacionado directamente con Eze 3:18,20; 33.6,8; véanse también Lev 20:16; 2Sa 1:16; 1Ki 2:37; (b) metafóricamente, de la autoridad o dirección de Dios en relación con Cristo, de Cristo en relación con los hombres creyentes, del marido en relación con la esposa (1Co 11:3); de Cristo en relación con la iglesia (Eph 1:22; 4.15; 5.23; Col 1:18; 2.19); de Cristo en relación a los principados y potestades (Col 2:10). En cuanto a 1Co 11:10, tomado en relación con el contexto, la palabra “autoridad” se refiere probablemente, por metonimia, a una señal de autoridad, siendo los ángeles testigos de la relación preeminente establecid a por Dios en la creación del hombre como se acaba de mencionar, con la significación espiritual con respecto a la posición de Cristo en relación con la iglesia; cf. Eph 3:10: Se usa también de Cristo como el fundamento del edificio espiritual representado por el templo, con su “principal piedra del ángulo” (Mat 21:42); simbólicamente, se usa también de los gobernantes imperiales del poder romano, tal como este es visto en las visiones apocalí­pticas (Rev 13:1,3; 17.3,7,9).

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento

véase Cuerpo

AA. VV., Vocabulario de las epí­stolas paulinas, Verbo Divino, Navarra, 1996

Fuente: Vocabulario de las Epístolas Paulinas

Como es la parte física más importante del hombre y asiento de la inteligencia humana, la palabra cabeza se usa para representar al hombre mismo, especialmente como jefe, caudillo, comandante o persona que tiene autoridad. Figuradamente, se usa para referirse a Dios y a Cristo (1 Co. 11:3; cf. Ef. 1:22; Col. 2:19), a las autoridades humanas (1 S. 15:17; Dn. 2:28; Is. 9:14–15), a ciudades importantes (Is. 7:8). La bendición o la calamidad, el honor o la deshonra, el gozo o el pesar con frecuencia se describen como que caen sobre la cabeza (Gn. 40:13, 19; 48:14, 17, 18; 49:26; Dt. 33:16; Jos. 7:6; Jue. 9:57; 1 S. 4:12; 25:39; 2 S. 1:2; 13:19; 2 Cr. 6:23; Sal. 3:3; 25:5; 27:6; 83:2; Lm. 2:10; Ez. 9:10; Lc. 21:28; 1 Co. 11:5, 10).

En el NT, un uso importante de la palabra describe la relación de Cristo como Cabeza de la iglesia. Como Cabeza de la iglesia (Ef. 4:15; 5:23), Cristo está unido a la iglesia que se describe como su cuerpo (Ef. 4:12; Col. 1:24). Esta relación se ve consumada por el bautismo del Espíritu (1 Co. 12:13; cf. Ro. 6:3–4; Gá. 3:27), por el cual todos los creyentes son incorporados en el cuerpo de Cristo. La figura habla de la preeminencia de Cristo, de su autoridad y su viva unión con la iglesia. En la misma figura se describe a los creyentes individuales como poseyendo diferentes dones espirituales del mismo modo que difieren las partes del cuerpo humano, pero combinando sus diversas contribuciones en un esfuerzo común dirigido por la Cabeza (Ro. 12:3–8; 1 Co. 12:4–31; Ef. 4:11–16). Una figura similar describe a Cristo como la cabeza de la iglesia, esposa de él (Ef. 5:23–33), que se basa en el concepto de que el hombre es cabeza de la mujer, y anuncia la futura unión en gloria de Cristo y su iglesia.

John F. Walvoord

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (93). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología

La cabeza (heb. rō’š; gr. kefalē) no se considera como asiento del intelecto, sino como la fuente de la vida (Mt. 14.8, 11; Jn. 19.30). De este modo, levantar la cabeza significa otorgar vida en el sentido de éxito (Jue. 8.28; Sal. 27.6; Gn. 40.13, pero cf. el juego de palabras en el vv. 19), o esperarla en Dios mismo (Sal. 24.7, 9; Lc. 21.28). El acto de cubrir la cabeza con la mano, o con polvo y ceniza, significa duelo por la pérdida de la vida (2 S. 13.19; Lm. 2.10). Figuradamente, ser “cabeza” (“caudillo”, °vrv2) denota superioridad de rango y autoridad sobre otro (Jue. 11.11; 2 S. 22.44); aunque cuando se habla de Cristo como cabeza de su cuerpo, o sea la iglesia (Ef. 5.23; Col. 2.19), de todo hombre (1 Co. 11.3), de todo el universo (hyper panta, Ef. 1.22), y de todo poder cósmico (Col. 2.10), y cuando se habla del hombre como cabeza de la mujer (1 Co. 11.3; Ef. 5.23; cf. Gn. 2.21s), predomina el significado básico de la cabeza como la fuente de la vida y la energía.

La iglesia es el cuerpo de Cristo, y él es su cabeza (Ef. 4.15s); no se puede separar el uno del otro. En esta unidad de cabeza y cuerpo Cristo, la cabeza, dirige el crecimiento del cuerpo para sí; él no es simplemente la fuente del ser del cuerpo (1 Co. 10.16s), sino también la consumación de su vida (Ef. 4.15s), cf. * Piedra angular. De aquí surge que la lealtad a cualquier otro mediador espiritual, como estaba ocurriendo en Colosas, corta el vínculo vital entre los miembros y Cristo, la cabeza, que es la fuente de todo su ser (Col. 2.18s).

Bibliografía. K. Munzer, “Cabeza”, °DTNT, t(t). I, pp. 199–202; H. P. Müller, “Cabeza”, °DTMAT, t(t). II, cols. 883–900; N. Adler, “Cabeza”, °DTB, cols. 155–161.

F. Foulkes, Ephesians, TNTC, 1963, pp. 6Ss, 124, 155ss; K. Munzer y C. Brown, NIDNTT 2, pp. 156–163; H. Schlier, TDNT 3, pp. 673–681; S. Bedale, “The Meaning of kefalē in the Pauline Epistles”, JTS s.n. 5, 1954, pp. 211ss.

F.H.P.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico