CARCEL

v. Cadena, Cisterna, Prisión
Gen 39:20 tomó su amo a José, y lo puso en la c
Gen 41:14 lo sacaron apresuradamente de la c
1Ki 22:27; 2Ch 18:26 echad a éste en la c
Psa 142:7 saca mi alma de la c, para que alabe
Ecc 4:14 de la c salió para reinar, aunque en su
Isa 42:7 para que saques de la c a los presos
Isa 53:8 por c y por juicio fue quitado; y su
Isa 61:1 publicar .. a los presos apertura de la c
Jer 37:21 custodiaron a Jeremías en el .. de la c
Lam 3:55 invoqué tu nombre, oh .. desde la c
Mat 5:25; Luk 12:58 y seas echado en la c
Mat 14:3; Mar 6:17; Luk 3:20 a Juan .. en la c
Mat 18:30 fue y le echó en la c, hasta que pagase
Mat 25:36 estuve .. en la c, y vinisteis a mí
Luk 21:12 y os entregarán a las .. y a las c
Luk 22:33 dispuesto .. ir contigo no sólo a la c
Act 5:18 los apóstoles .. pusieron en la c pública
Act 8:3 arrastraba a .. y los entregaba en la c
Act 12:5 así que Pedro estaba custodiado en la c
Act 22:4 y entregando en c a hombres y mujeres
Act 26:10 yo encerré en c a muchos de los santos
2Co 6:5 en c, en tumultos, en trabajos, en
2Co 11:23 en c más; en peligros de muerte muchas
Heb 11:36 azotes, y a más de esto prisiones y c
Rev 2:10 el diablo echará a algunos de .. en la c


en el A. T. consta que los egipcios, filisteos, asirios, babilonios, tení­an en su legislación la pena de privación de la libertad. José fue metido en la c. en Egipto, por la calumnia de la mujer de Putifar, Gn 39, 20 y 22; 40, 3. Cuando Yahvéh hirió a los primogénitos de Egipto, se dice que hirió hasta al primogénito del que estaba en la c. Gn 12, 29. Sansón fue encarcelado por los filisteos, Jc 16, 21 y 25. A Oseas, rey de Israel lo encarceló Salmanasar V, rey sirio, 2 R 17, 4. A Sedecí­as, rey de Judá, lo tuvo en prisión, hasta morir, Nabucodonosor II, rey de Babilonia, Jr 52, 11. Evil Merodac, rey babilonio, liberó de la c. a Joaquí­n, rey de Judá, 2 R 25, 27; Jr 52, 31. Entre los israelitas, cuando Moisés sólo se habla de dos casos en que se puso a dos individuos bajo custodia, hasta resolver el castigo que se les impondrí­a, a uno por violar el sábado, Nm 15, 34; y a otro por blasfemar el Nombre, Lv 24, 12. Ya existe la pena de c. o prisión, en la época de los reyes, 1 R 22, 27; 2 Cro 16, 10; 18, 26.

Tras la vuelta de los judí­os del destierro por el decreto del rey persa Artajerjes (I o II), se reconoce la vigencia de la Ley de Moisés, y Esdras recibe del soberano el poder de nombrar jueces y magistrados, así­ como el de imponer c. a los transgresores de la Ley, Esd 7, 26. En el N. T., hay varias alusiones a la c., Mt 5, 25; 18, 30; 25, 36; Lc 12, 58; 22, 33; 23, 19 y 25. Juan Bautista fue encarcelado y después decapitado, Mt 11, 2; 14, 3; Mc 6, 17 y 27; Lc 3, 20; Jn 3, 24. Los apóstoles fueron encarcelados y liberados milagrosamente, Hch 5, 18-19; 12, 4-5 y 17. Saulo, antes de su conversión, perseguí­a a los cristianos y los encarcelaba, Hch 8, 3; 22, 4. Pablo, por la causa que antes perseguí­a, y su compañero Silas fueron encarcelados en un calabozo, donde los pusieron en el cepo, tras haber sido azotados con varas, en Filipos, ciudad de Macedonia, Hch 16, 23. Estando prisioneros, sobrevino un terremoto que abrió las puertas de la c., lo que condujo a la conversión del carcelero. Hch 16, 27.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

Aunque en Egipto se conocí­an las c., pues José estuvo en una de ellas, en las leyes que Dios dio a Israel en el desierto no se incluyeron penas que privaran de libertad a las personas ( †¢Ciudades de refugio). La necesidad de movilidad impedí­a que hubiera instalaciones permanentes para este fin. Entre los israelitas la c. era usada de manera preventiva, mientras se decidí­a cuál serí­a la pena que se iba a aplicar, como en el caso de un hombre que violó el sábado (Lev 24:12). También se mencionan los encarcelamientos de varias personas en c. por instrucciones administrativas u órdenes de un gobernante, casi siempre por motivos polí­ticos. Así­, el rey †¢Acab echó en la c. al profeta †¢Micaí­as (1Re 22:27) y †¢Asa encarceló a †¢Hanani (2Cr 16:10).

Los filisteos tení­an c., puesto que pusieron a †¢Sansón en una de ellas (Jue 16:21). Los caldeos encarcelaron al rey †¢Joaquí­n, de Judá (2Re 17:4). La c. usada por los reyes judí­os se encontraba adjunta a †œla torre alta que sale de la casa del rey† (Neh 3:25). A Jeremí­as lo mantuvieron preso allí­ durante el sitio de Jerusalén por los caldeos (Jer 32:2; Jer 38:6).
mencionan varias veces las c. en los tiempos del NT. El Señor Jesús animaba: †œPonte de acuerdo con tu adversario pronto … no sea que … te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la c.† (Mat 5:25). También hizo una parábola en la cual un siervo echó a otro †œen la c.† por una deuda pequeña (Mat 18:30). Profetizó que sus seguidores serí­an echados en c. (Luc 21:12). †œCuando el Hijo del Hombre venga en su gloria† y haga juicio, bendecirá a muchos, diciendo: †œTuve hambre, y me dí­steis de comer … estuve … en la c., y vinisteis a mí­† (Mat 25:31-40). Juan el Bautista fue puesto en una c. (Mat 11:2). Muchos de los apóstoles y los primeros cristianos estuvieron presos en c. (Hch 4:3; Hch 5:18; Hch 8:3; Hch 12:4, etcétera). El que más c. conoció fue el apóstol Pablo (2Co 6:5; 2Co 11:23). En Hebreos se exhorta a los creyentes: †œAcordáos de los presos† (Heb 13:3), refiriéndose a cristianos que estaban en la c. †¢Cepo.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, LEYE

vet, El Código Penal hebreo no conocí­a la cárcel como castigo legal, porque los israelitas no privaban a nadie de su libertad; pero se usaba como medida policí­aca para mantener al transgresor a disposición de las autoridades. Las cárceles eran conocidas en los pueblos vecinos. Las menciones de la cárcel se refieren precisamente a las cárceles egipcias (Gn. 39:21; 40:15; 41:14; Ex. 12:29), de las cuales hace mención también el historiador griego Herodoto. Durante la peregrinación por el desierto son puestos temporalmente en prisión, en espera de sentencia, un blasfemador y un violador del sábado, que acaban siendo apedreados (Lv. 2:10-16; Nm. 15:34). Sansón fue cargado de cadenas y puesto en la cárcel (Jue. 16:21). En tiempos de la monarquí­a aparece el encarcelamiento por decisión regia, y los textos dan a entender que existí­a la cárcel permanente, en que los presidiarios eran puestos en cepos y mal alimentados (1 R. 22:26; 2 Cr. 16:10; 18:26). La agitadí­sima historia del profeta Jeremí­as incluyó también esta dura prueba y nos menciona la existencia de tales cárceles junto al Templo y cerca de la Puerta de Benjamí­n, para las que solí­an habilitarse cisternas secas (Jer. 20:2, 29:26; 32:2; 37:16; 38:6; cfr. Zac. 9:11; Is. 24:22). La palabra hebrea “bor” quiere decir precisamente “cisterna”, y la cárcel es la “casa de la cisterna”. Isaí­as, en un pasaje profético, menciona las mazmorras como elemento primitivo del juicio de Dios (Is. 24:22). Después del destierro aparece como pena legislativa para los transgresores de la ley (Esd. 7:26). En tiempos del Nuevo Testamento es castigo frecuente en la vida civil de Palestina por influjo de la legislación romana (Mt. 11:2; Lc. 7:18), y los apóstoles (especialmente Pablo) conocen la cárcel por Cristo y por el Evangelio y en ella dan testimonio de su fe (Hch. 4:3; 5:18; 12:6; 16:24; 26:29; 28:30). En la cárcel Pablo conoce a un esclavo fugitivo de su dueño y le convierte al evangelio, haciéndole su hijo espiritual y enviándolo de nuevo a su casa ya libre (Filemón). Cristo manda a los suyos que visiten y socorran a los encarcelados (Mt. 25:36).

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

[779

Lugar en el que se detiene coactivamente a una persona. En sentido bí­blico se usa con frecuencia de manera metafórica como prisión, calabozo o cautiverio.

También se considera como lugar de tormentos por cuanto implica pérdida de la libertad, el valor más sagrado del hombre, que la reclama por su misma naturaleza inteligente

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

La primera noticia que la Biblia nos da de la cárcel se encuentra en el Génesis y referida a un paí­s extranjero, a Egipto (Gén 39,19-20). En Israel existí­a oficialmente la prisión preventiva, donde el preso era retenido y custodiado hasta que se celebrara el juicio (Lev 24,11-12; Núm 15,32-34; 1 Pe 22,27; Jer 37,15-18). La cárcel, como institución penal, lugar de cumplimiento de una sentencia judicial, aparece en Israel después del destierro (Esd 7,25-26).

En tiempos de Jesucristo se entraba fácilmente en prisión por no pagar deudas contraí­das (Mt 5,25-26). En la Biblia se narran las prisiones de ilustres personajes: Jeremí­as (Jet 32,2-3; 37,15-21; 38,5-13), Juan Bautista (Mt 14,3; Mc 6,17; Lc 3,20), San Pedro (Act 4,1-3; 12,6-19), San Pablo (Act 16,22-34; 22-28), el mismo Jesús (Mt 26,47ss; Mc 14,43ss; Lc 22,47ss; Jn 18,1ss). La Biblia manifiesta que Dios tiene una especial predilección por los pobres, los presos, los perseguidos y los oprimidos (Is 58,5-7; 61,1-2). San Lucas ve realizadas estas dos profecí­as en Jesús, que ha venido a evangelizar a los pobres, a predicar la libertad a los presos, a liberar a los oprimidos, a proclamar un año de gracia, un indulto general, total y absoluto, para todos los delitos (Lc 4,18-19). La Biblia considera la prisión como una prueba para el hombre. Estar encarcelado no implica necesariamente ser un delincuente. A veces significa incluso lo contrario, como en el caso de los llamados delitos de convicción, por el que los apóstoles estuvieron presos. Dios escucha los dolores de los presos (Sal 102-20-21). Los que están libres deben solidarizarse con los presos y considerarse presos con ellos (Heb 13, 1-3). El mismo Jesús, que se identificó con todos los hombres, lo hizo de una manera especial con los presos (Mt 25,34-36). -> ; pasión.

E. M. N.

FERNANDEZ RAMOS, Felipe (Dir.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Editorial Monte Carmelo, Burbos, 2001

Fuente: Diccionario de Jesús de Nazaret

Véase PRISIí“N.

Fuente: Diccionario de la Biblia