CONGREGACION

v. Asamblea, Iglesia, Reunión
Lev 4:13 si toda la c de Israel hubiere errado
Lev 8:3 reúne toda la c a la puerta del tabernáculo
Num 14:5 Moisés y .. se postraron delante de la c
Num 16:3 toda la c, todos ellos son santos, y en
Psa 7:7 te rodeará c de pueblos, y sobre ella
Psa 22:22 anunciaré .. en medio de la c te alabaré
Psa 26:12 en rectitud; en las c bendeciré a Jehová
Psa 89:7 Dios temible en la gran c de los santos
Psa 107:32 exáltenlo en la c del pueblo, y en la
Act 7:38 aquel Moisés que estuvo en la c en el
Act 13:43 despedida la c, muchos de los judíos
1Co 14:34 vuestras mujeres callen en las c
1Co 14:35 indecoroso que una mujer hable en la c
Heb 2:12 tu nombre, en medio de la c te alabaré
Heb 12:23 a la c de los primogénitos que están
Jam 2:2 en vuestra c entra un hombre con anillo


(heb., †™edhah y qahal, gr., ekklesia y synagoge). El pueblo hebreo, considerado en su capacidad colectiva como pueblo de Dios o como una asamblea de personas congregadas para un propósito definido (1Ki 8:65), o reunido para una ocasión festiva (Deu 23:1).

Algunas veces se refiere a una asamblea de todo el pueblo y otras veces a una parte (Exo 12:6, Exo 12:47; Exo 19:7-8; Lev 4:13; Lev 8:4; Num 16:3; Num 25:6; Joe 2:15).

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

Término que se utiliza para traducir varias palabras hebreas con el sentido de †œreunión†, o †œasamblea†, o †œconcurrencia†. Es frecuente el uso en la forma de †œla c. de Israel†, para referirse al pueblo, que otras veces es mencionado simplemente como †œla c.† (Exo 12:3; Exo 16:1; Exo 35:4; Lev 4:13; Num 1:2, etcétera). †œEntrar a la c. de Jehovᆝ significaba poder participar con plenitud de derechos en los privilegios y beneficios del pueblo de Israel, especialmente en lo referente a la adoración a Dios en el †¢tabernáculo o el †¢templo (Deu 23:1-8).

La palabra ekklësia (iglesia), tan usada en el NT, fue introducida por los traductores de la Septuaginta, que la poní­an en lugar de la palabra hebrea cajal (congregación). Por lo tanto, cuando el Señor Jesús usó el término ekklësia (Mat 16:18; Mat 18:17) el mismo no era desconocido para sus oyentes.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

(Véanse CONVOCACIí“N, SINAGOGA, IGLESIA)

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

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Asociación de personas que establecen ví­nculos comunes. en lenguaje religioso y eclesial se alude a la asociación que tiene objetivos religiosos.

Unas “congregaciones” son de carácter piadoso y el término se usaba con frecuencia desde finales del siglo XIX para aludir a los grupos marianos, eucarí­sticos, apostólicos que surgí­an en parroquias y en centros educativos.

De manera especial se aplicó la denominación a “Institutos religiosos” con carácter jurí­dico, ya fueran clericales o laicales, de “derecho” o autorización diocesana o pontificia, masculinos o femeninos. Fueron varios miles las Congregaciones docentes que surgieron, sobre todo en el siglo XIX y XX, para prestar un servicio magní­fico a la sociedad y a la Iglesia cuando todaví­a los Estados no habí­an caí­do en la cuenta de su deber de instruir a los ciudadanos.

Ellas prestaron este inapreciable deber de solidaridad humana y de educación en clave de valores evangélicos. Lo mismo aconteció con otros campos: el de la asistencia, el de la sanidad, el de las misiones.

El término de “congregación” se aplicó a estos grupos ya desde 1610, cuando Federico Borromeo, sucesor de S. Carlos Borromeo en la animación de la Compañí­a de la Doctrina Cristiana establecida en Milán, redactó nuevos estatutos para las casi 750 “cofradí­as o compañí­as de la doctrina cristiana”. En esos estatutos denominó “congregación de la Doctrina Cristiana” a los diversos grupos escolares y parroquiales. El nombre se difundió posteriormente con profusión.

También se denominó “congregación” ya en el siglo XX, a determinados grupos de gobierno eclesial diocesano y sobretodo romano y pontificio, compuestos de diversidad de miembros entre los permanentes o los eventuales, directivos o simplemente consultores.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

Grupo de personas reunido para un propósito o actividad en particular. La palabra hebrea que suele traducirse †œcongregación† en la Traducción del Nuevo Mundo es qa·hál, que viene de una raí­z cuyo significado es †œconvocar; congregar†. (Nú 20:8; Dt 4:10.) Se usa frecuentemente con relación a un cuerpo organizado, y se encuentra en las expresiones †œcongregación de Israel† (Le 16:17; Jos 8:35; 1Re 8:14), †œcongregación del Dios verdadero† (Ne 13:1) y †œcongregación de Jehovᆝ. (Dt 23:2, 3; Miq 2:5.) Qa·hál designa diferentes tipos de convocatorias humanas: con fines religiosos (Dt 9:10; 18:16; 1Re 8:65; Sl 22:25; 107:32), para tratar asuntos civiles (1Re 12:3) y para la guerra (1Sa 17:47; Eze 16:40). En el libro de Eclesiastés se identifica a Salomón como †œel congregador† (heb. qo·hé·leth). (Ec 1:1, 12.) En su calidad de rey, congregó o reunió al pueblo para la adoración de Jehová. Una ocasión notable fue cuando reunió a sus súbditos con motivo de la inauguración del templo de Jerusalén. (1Re 8:1-5; 2Cr 5:2-6.)
La palabra traducida †œcongregación† en las Escrituras Griegas Cristianas es ek·kle·sí­Â·a, de la que se deriva el vocablo †œiglesia†. Ek·kle·sí­Â·a viene de dos raí­ces griegas: ek, que significa †œfuera†, y ka·lé·o, que significa †œllamar†. Por lo tanto, designa a un grupo de personas a las que se ha †˜llamado hacia afuera†™ o se ha convocado, sea oficial o extraoficialmente. Es la palabra que se usa con referencia a la congregación de Israel en Hechos 7:38 y también para aludir a la †œasamblea† que el platero Demetrio levantó contra Pablo y sus compañeros en Efeso. (Hch 19:23, 24, 29, 32, 41.) Sin embargo, su uso más frecuente es con relación a la congregación cristiana. Se aplica a la congregación cristiana en general (1Co 12:28); a una congregación de una ciudad en particular, como Jerusalén (Hch 8:1), Antioquí­a (Hch 13:1) o Corinto (2Co 1:1), y a un grupo especí­fico que se reúne en casa de alguien. (Ro 16:5; Flm 2.) También se mencionan congregaciones cristianas individuales o †œcongregaciones de Dios†. (Hch 15:41; 1Co 11:16.) La mayorí­a de las versiones españolas utilizan la palabra †œiglesia† en textos que hablan de la congregación cristiana, como en 1 Corintios 16:19, pero puesto que muchas personas relacionan el término iglesia con un edificio para servicios religiosos más bien que con una congregación reunida para adorar, esa traducción puede conducir a equí­vocos.
La palabra griega ek·kle·sí­Â·a se emplea a veces en la Versión de los Setenta para traducir el vocablo hebreo qa·hál, como en el Salmo 22:22 (21:23, LXX). (Compárese con NM, nota.)

La congregación de Israel. Desde el tiempo de Moisés en adelante, las Escrituras llamaron congregación a la nación de Israel. Jehová dispuso que el gobierno de la congregación fuese, no democrático, del pueblo, sino teocrático, es decir, de El mismo. Precisamente con ese propósito se introdujo a la nación en el pacto de la Ley. (Ex 19:3-9; 24:6-8.) Puesto que Moisés era el mediador de aquel pacto, los israelitas podí­an decir: †œMoisés nos impuso como mandato una ley, una posesión de la congregación de Jacob† (Dt 33:4), aunque Jehová era su Juez, Dador de Estatutos y Rey. (Isa 33:22.) De este modo, la nación era una congregación de Dios y se la podí­a llamar la †œcongregación de Jehovᆝ. (Nú 16:3; 1Cr 28:8.)
A veces qa·hál (congregación) se emplea junto con otra palabra hebrea, `e·dháh (asamblea). (Le 4:13; Nú 20:8, 10.) `E·dháh viene de una raí­z cuyo significado es †œnombrar†, así­ que quiere decir un grupo reunido por nombramiento, y con frecuencia se aplica a la comunidad de Israel, como en la expresión †œasamblea de Israel†. (Ex 12:3.) Los que constituí­an la población hebrea de la nación de Israel componí­an la congregación (qa·hál; Nú 15:15), mientras que, al parecer, la asamblea (`e·dháh) abarcaba tanto a los israelitas como a los residentes forasteros que viví­an con ellos. (Ex 12:19.) Parece ser que a los residentes forasteros circuncisos se les contaba como parte de la congregación de Israel, en una aplicación general y extendida de este término. (Nú 15:14-16.)
No obstante, habí­a excepciones en cuanto a quiénes podí­an formar parte de la †œcongregación de Jehovᆝ. Ningún hombre castrado o que †˜tuviera cortado su miembro viril†™ podí­a entrar en la congregación, ni los hijos ilegí­timos ni los varones ammonitas ni moabitas podí­an formar parte de ella †œhasta la décima generación†. Sin embargo, los hijos de los edomitas y de los egipcios de †œla tercera generación† podí­an †œentrar de por sí­ en la congregación de Jehovᆝ. (Dt 23:1-8.) El hecho de que se excluyera †œhasta la décima generación† a los hijos de alguien que fuera hijo ilegí­timo promoví­a respeto a la ley de Jehová contra el adulterio. (Ex 20:14.) Y a pesar de que los mutilados sexualmente no podí­an integrarse en la †œcongregación de Jehovᆝ, recibí­an consuelo de las palabras registradas en Isaí­as 56:1-7. De todas maneras, las personas excluidas de la †œcongregación de Jehovᆝ en el Israel antiguo tení­an la posibilidad de llegar a recibir las provisiones y bendiciones que Jehová otorgaba a las personas de las demás naciones. (Gé 22:15-18.)
A aquellos que formaban parte de la congregación de Israel se les mostraba misericordia si pecaban por error, pero se les ejecutaba en caso de hacer algo malo deliberadamente. (Nú 15:27-31.) Por ejemplo, habí­a que cortar de la congregación y ejecutar a quien rehusase purificarse cuando estaba †œinmundo† ceremonialmente, comiese de la carne del sacrificio de comunión estando en esa condición, participase de la grasa de las ofrendas o de la sangre o comiese cosas santas mientras estaba inmundo. (Nú 19:20; Le 7:21-27; 17:10, 14; 22:3.) Se debí­a ejecutar también a aquel que trabajase en sábado (Ex 31:14), entregase su prole a Mólek, se volviera a médium espiritistas y pronosticadores profesionales de sucesos, se entregara a ciertas clases de inmoralidad sexual y a quien no †˜se afligiera†™ en el Dí­a de Expiación anual. (Le 20:1-6, 17, 18; 23:27-30; véanse también Ex 30:31-33; Le 17:3, 4, 8, 9; 18:29; 19:5-8.)
Los habitantes de Israel estaban organizados en tribus, familias y casas. El incidente que tuvo que ver con Acán muestra esta organización del pueblo, pues en esa ocasión Israel se presentó primero tribu por tribu, luego familia por familia, más tarde casa por casa y por fin hombre fí­sicamente capacitado por hombre fí­sicamente capacitado, hasta que se aisló a Acán como el malhechor. (Jos 7:10-19.)
En Israel, los †œprí­ncipes† solí­an actuar en representación de todo el pueblo. (Esd 10:14.) Así­, los †œprincipales de las tribus† hicieron sus presentaciones cuando se erigió el tabernáculo. (Nú 7:1-11.) Los sacerdotes, levitas y †œcabezas del pueblo† también actuaron como representantes de la nación cuando se autenticó por sello el †œarreglo fidedigno† en los dí­as de Nehemí­as. (Ne 9:38–10:27.) Durante el viaje de los israelitas por el desierto, doscientos cincuenta de los †œprincipales de la asamblea, los convocados de la reunión, hombres de fama†, se congregaron con Coré, Datán, Abiram y On en contra de Moisés y Aarón. (Nú 16:1-3.) En conformidad con la instrucción divina, Moisés seleccionó a 70 ancianos de Israel para que le ayudaran a llevar †œla carga del pueblo†, demasiado pesada para él solo. (Nú 11:16, 17, 24, 25.) En Leví­tico 4:15 se habla de †œlos ancianos de la asamblea†; al parecer los ancianos de la nación, sus cabezas, sus jueces y sus oficiales eran los representantes del pueblo. (Nú 1:4, 16; Jos 23:2; 24:1.)
En el desierto se usaron dos trompetas de plata para convocar a la asamblea y también para levantar el campamento. La asamblea se reuní­a con Moisés a la entrada de la tienda de reunión si se tocaban ambas trompetas, pero en caso de que se tocara solo una, no se presentaban más que †œlos principales como cabezas de los millares de Israel†. (Nú 10:1-4.) A veces los reyes convocaron reuniones (1Re 8:5; 2Cr 20:4, 5), y Ezequí­as usó a corredores para convocar al pueblo a Jerusalén con ocasión de la gran celebración de la Pascua que tuvo lugar en su dí­a. (2Cr 30:1, 2, 10-13.)
En tiempos posteriores, el cuerpo judicial conocido como el Sanedrí­n (compuesto de 71 miembros: el sumo sacerdote y otros 70 hombres principales de la nación, †œla asamblea de los ancianos†) llegó a concentrar un poder considerable. (Mt 26:59; Lu 22:66.)
Durante el exilio babilonio de los judí­os, o poco después, se generalizó el uso de las sinagogas, edificios donde se congregaban los judí­os, y con el tiempo se establecieron en diferentes lugares; Jesús enseñó en la sinagoga de Nazaret, por ejemplo. (Lu 4:16-21.) Las sinagogas eran, en realidad, escuelas donde se leí­an y enseñaban las Escrituras, y donde también se oraba y se daba gracias a Dios. (Hch 15:21; véase SINAGOGA.)
La congregación de Israel estaba en una posición singular. Moisés les recordó: †œPorque tú eres un pueblo santo a Jehová tu Dios. Es a ti a quien Jehová tu Dios ha escogido para que llegues a ser su pueblo, una propiedad especial, de entre todos los pueblos que están sobre la superficie del suelo†. (Dt 7:6.) Sin embargo, la congregación judí­a dejó de ser la congregación de Dios, quien la abandonó por rechazar a Su propio Hijo. (Hch 4:24-28; 13:23-29; Mt 21:43; 23:37, 38; Lu 19:41-44.)

La congregación cristiana de Dios. Antes de que se rechazase a la nación judí­a y llegase a su fin la posición que habí­a gozado como congregación de Dios, Jesucristo se identificó como la †œmasa rocosa† sobre la que edificarí­a †˜su congregación†™. (Mt 16:18.) Así­ es como entendió Pedro lo que Jesús le dijo, pues más tarde le identificó como la †œpiedra† figurativa que fue rechazada por los hombres, pero †œescogida, preciosa, para con Dios†, y como la †œpiedra angular de fundamento† en la que se puede ejercer fe sin sufrir desilusión. (1Pe 2:4-6; Sl 118:22; Isa 28:16.) Pablo también identificó sin ambages a Jesucristo como el fundamento sobre el que se edifica la congregación cristiana. (Ef 2:19-22; 1Co 3:11.) Además, dado que pertenece a Jehová, es apropiado que se la llame †œla congregación de Dios†. (Hch 20:28; Gál 1:13.)
Esta congregación cristiana (gr. ek·kle·sí­Â·a), fundada sobre Cristo, también lo tiene como cabeza. Por eso se dice: †œEl [Dios] también sujetó todas las cosas debajo de sus pies, y lo hizo cabeza sobre todas las cosas en cuanto a la congregación, la cual es su cuerpo, la plenitud de aquel que llena todas las cosas en todos†. (Ef 1:22, 23; véase también Col 1:18.)
En Pentecostés de 33 E.C., cuando se derramó el espí­ritu santo sobre los seguidores de Jesús en Jerusalén, la congregación cristiana de Dios sustituyó a la de Israel. Jesús escogió a los que llegarí­an a ser los primeros miembros de aquella congregación poco después de su bautismo, justo al principio de su ministerio terrestre. (Hch 2:1-4; Jn 1:35-43.) De entre sus primeros seguidores seleccionó a los doce apóstoles. (Lu 6:12-16.) Más tarde, escogió a Saulo de Tarso, quien llegó a ser un †œapóstol a las naciones†. (Hch 9:1-19; Ro 11:13.) Los doce apóstoles fieles del Cordero Jesucristo —entre los que hay que contar a Matí­as, sustituto de Judas— constituyen fundamentos secundarios de la congregación cristiana. (Hch 1:23-26; Rev 21:1, 2, 14.)
A esta congregación se la llama †œla congregación de los primogénitos que han sido matriculados en los cielos†, el número total de los cuales, bajo Cristo la cabeza, es de 144.000. (Heb 12:23; Rev 7:4.) A estos llamados se les †˜compra de entre la humanidad†™ para llevar a cabo una obra especial aquí­ en la Tierra y luego estar con Cristo en los cielos como su novia. Tal como habí­a que satisfacer ciertos requisitos para pertenecer a la congregación hebrea de Dios, también hay requisitos que satisfacer para formar parte de la †˜congregación cristiana de Dios†™. Los que la componen son ví­rgenes espirituales que van siguiendo al Cordero, Jesucristo, no importa adónde vaya, †˜y no se halla en su boca falsedad; están sin tacha†™. (Rev 14:1-5.)
Es Jehová quien escoge a los que forman parte de la congregación cristiana. (Ro 8:30; 2Te 2:13.) A los primeros se les llamó de la congregación judí­a rechazada, que no habí­a aceptado al Hijo de Dios como su Mesí­as. No obstante, empezando con Cornelio en 36 E.C., también se llamó a miembros de la congregación cristiana de entre las demás naciones, de manera que Pablo pudo decir: †œNo hay ni judí­o ni griego, no hay ni esclavo ni libre, no hay ni varón ni hembra; porque todos ustedes son una persona en unión con Cristo Jesús†. (Gál 3:28; Hch 10:34, 35; Ro 10:12; Ef 2:11-16.) Cristo cumplió con el pacto de la Ley, del que Moisés habí­a sido mediador y que regulaba a la congregación de Israel, y Jehová Dios lo quitó del camino (Mt 5:17; 2Co 3:14; Col 2:13, 14); no obstante, los miembros de la congregación cristiana de Dios participan de los beneficios del nuevo pacto mediado por Jesucristo, el Moisés Mayor. (Mt 26:28; Heb 12:22-24; Hch 3:19-23.) Asimismo, mientras que los sacerdotes y reyes de Israel eran ungidos con aceite (Ex 30:22-30; 2Re 9:6), los que Dios escoge para ser miembros de la congregación cristiana son ungidos con espí­ritu santo (2Co 1:21, 22; 1Jn 2:20) y Jehová Dios los adopta como hijos. (Ef 1:5.)
La congregación hebrea estaba compuesta básicamente de israelitas naturales. Las personas que componen la congregación cristiana ungida de Dios son israelitas espirituales y forman las tribus del Israel espiritual. (Rev 7:4-8.) Puesto que la mayorí­a de los israelitas naturales rechazaron a Jesucristo, †œno todos los que provienen de Israel son realmente †˜Israel†™†, es decir, Israel espiritual. (Ro 9:6-9.) Y con respecto a la congregación cristiana de Dios compuesta de judí­os espirituales, Pablo escribió: †œNo es judí­o el que lo es por fuera, ni es la circuncisión la que está afuera en la carne. Más bien, es judí­o el que lo es por dentro, y su circuncisión es la del corazón por espí­ritu†. (Ro 2:28, 29.)
Cuando las Escrituras aluden a †œla congregación† en sentido general, suelen referirse a los 144.000, los seguidores ungidos de Cristo, sin incluirle a él. (Ef 5:32; Heb 12:23, 24.) Sin embargo, en Hebreos 2:12 por inspiración se aplican a Jesucristo las palabras de David registradas en el Salmo 22:22, lo que hace ver que el término †œcongregación† puede incluir también a su cabeza, Jesucristo. Citando parcialmente a David, el escritor de la carta a los Hebreos dijo: †œPorque tanto el que está santificando como los que están siendo santificados, todos emanan de uno solo, y por esta causa él no se avergüenza de llamarlos †˜hermanos†™, como dice: †˜Declararé tu nombre a mis hermanos; en medio de la congregación te alabaré con canción†™†. (Heb 2:11, 12.) Al igual que David formaba parte de la congregación de Israel, en medio de la que alababa a Jehová, en este caso a Jesucristo se le puede considerar miembro de la congregación espiritual, pues se llama a los demás sus †œhermanos†. (Compárese con Mt 25:39, 40.) David perteneció a la congregación israelita de Jehová Dios, de la que también formó parte Jesucristo cuando estuvo en la Tierra, predicando en medio de sus miembros. Un resto de esa congregación llegó a ser parte de la congregación de Jesús.

Organización de la congregación cristiana. Aunque se fundaron congregaciones cristianas en distintos lugares, no funcionaban independientemente unas de otras. Todas reconocí­an la autoridad del cuerpo gobernante cristiano de Jerusalén, que componí­an los apóstoles y los ancianos de la congregación de Jerusalén, y no habí­a ningún otro cuerpo rival que intentara supervisar la congregación desde otro lugar. Fue al cuerpo gobernante cristiano fiel del siglo I E.C. a quien se sometió la cuestión de la circuncisión, y cuando este, dirigido por el espí­ritu santo, tomó una decisión, todas las congregaciones cristianas la aceptaron y se sometieron a ella de forma voluntaria. (Hch 15:22-31.)
El cuerpo gobernante de Jerusalén envió a representantes viajeros. Por ejemplo, se despachó a Pablo y a otros cristianos para que entregaran la mencionada decisión del cuerpo gobernante a las congregaciones: †œAhora bien, a medida que iban viajando por las ciudades entregaban a los de allí­, para que los observaran, los decretos sobre los cuales habí­an tomado decisión los apóstoles y ancianos que estaban en Jerusalén†. Con respecto a los resultados, se dice: †œPor lo tanto, en realidad, las congregaciones continuaron haciéndose firmes en la fe y aumentando en número de dí­a en dí­a†. (Hch 16:4, 5.) Cuando algún tiempo antes los apóstoles que estaban en Jerusalén †œoyeron que Samaria habí­a aceptado la palabra de Dios, les despacharon a Pedro y a Juan; y estos bajaron y oraron para que recibieran espí­ritu santo†. (Hch 8:14, 15.)
Las congregaciones se adhirieron estrechamente a la dirección del cuerpo gobernante cristiano, que supervisaba el nombramiento de ancianos. (Tit 1:1, 5.) Bajo la influencia del espí­ritu santo, el cuerpo gobernante dirigió el nombramiento de superintendentes y auxiliares —siervos ministeriales— en todas ellas. Los hombres colocados en esos puestos de confianza y responsabilidad tení­an que satisfacer unos requisitos especí­ficos. (1Ti 3:1-13; Tit 1:5-9.) Los representantes viajeros del cuerpo gobernante, como Pablo, siguieron los pasos de Cristo y pusieron un buen ejemplo a imitar. (1Co 11:1; Flp 4:9.) Todos los que eran pastores espirituales tení­an que hacerse †œejemplos del rebaño† (1Pe 5:2, 3), mostrar interés amoroso en los miembros de la congregación (1Te 2:5-12) y ser verdaderas ayudas para los que padecieran enfermedad espiritual. (Gál 6:1; Snt 5:13-16; véanse ANCIANO; MINISTRO; SUPERINTENDENTE.)
Así­, tal como Jehová organizó a la congregación de Israel bajo ancianos, cabezas, jueces y oficiales (Jos 23:2), también se preocupó de que ancianos nombrados a puestos de confianza supervisaran la congregación cristiana. (Hch 14:23.) Y tal como en ocasiones hubo hombres responsables que actuaron en representación de toda la congregación de Israel, como a la hora de tratar asuntos judiciales (Dt 16:18), Dios dispuso que de igual manera toda congregación cristiana estuviera representada en tales asuntos por hombres responsables colocados en posiciones de autoridad por el espí­ritu santo. (Hch 20:28; 1Co 5:1-5.) Sin embargo, cuando surgí­an dificultades personales entre los miembros de la congregación de Dios, las palabras de Jesucristo registradas en Mateo 18:15-17 (pronunciadas antes de que Dios rechazara a la congregación judí­a y, por lo tanto, en un principio aplicables a ella) sirvieron de base para zanjar o tratar tales problemas.
Jehová Dios colocó a los miembros del †œcuerpo† espiritual †œasí­ como le agradó†. Pablo escribió: †œDios ha colocado a las personas respectivas en la congregación: primero, apóstoles; segundo, profetas; tercero, maestros; luego obras poderosas; luego dones de curaciones; servicios de ayuda, capacidades directivas, diferentes lenguas†. No todos llevaban a cabo las mismas funciones, pero todos eran necesarios en la congregación cristiana. (1Co 12:12-31.) Pablo explicó que el que se suministrara a la congregación cristiana apóstoles, profetas, evangelizadores, pastores y maestros era †œcon miras al reajuste de los santos, para obra ministerial, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos logremos alcanzar la unidad en la fe y en el conocimiento exacto del Hijo de Dios, a un hombre hecho, a la medida de estatura que pertenece a la plenitud del Cristo†. (Ef 4:11-16.)
Dios dio sus leyes a la congregación de Israel y le hizo ver que †œno solo de pan vive el hombre, sino que de toda expresión de la boca de Jehová vive el hombre†. (Dt 8:1-3.) Jesucristo también reconoció que el hombre no viví­a solo de pan, †œsino de toda expresión que sale de la boca de Jehovᆝ. (Mt 4:1-4.) De modo que se ha hecho la provisión adecuada para que la congregación cristiana tenga el alimento espiritual que necesita; Cristo mismo habló del †œesclavo† mediante el que se dispensarí­a tal alimento a los †œdomésticos† cristianos. Como parte de su profecí­a acerca de su presencia y de †œla conclusión del sistema de cosas†, mostró que cuando el †œamo† llegara, nombrarí­a a este †œesclavo fiel y discreto† †œsobre todos sus bienes†. (Mt 24:3, 45-47.)
En la congregación de Israel eran importantes las reuniones para adorar a Jehová y examinar su ley. (Dt 31:12; Ne 8:1-8.) De igual manera, las reuniones para la adoración de Jehová y el estudio de las Escrituras son un rasgo esencial de la congregación cristiana de Dios, por lo que el escritor de la carta a los Hebreos advirtió a los receptores de esta que no abandonaran el reunirse. (Heb 10:24, 25.) Con el tiempo los judí­os usaron sus sinagogas para leer y enseñar las Escrituras, ofrecer oraciones y dar alabanza a Dios. Estas costumbres pasaron a los lugares de reunión cristianos, aunque desprovistas del elemento ritualista que con el tiempo llegó a existir en los servicios de las sinagogas. En la sinagoga no habí­a ninguna clase sacerdotal separada, sino que cualquier varón judí­o devoto podí­a participar en la lectura y comentario de las Escrituras. De igual manera, la congregación cristiana primitiva carecí­a de la distinción entre clero y legos. Por supuesto, ni en la congregación ni en la sinagoga podí­a la mujer enseñar o ejercer autoridad sobre el varón. (1Ti 2:11, 12.)
El mantenimiento del orden apropiado en las reuniones de la congregación cristiana de Dios estaba de acuerdo con el hecho de que Jehová, quien dispuso que los seguidores de Cristo fueran una congregación, †œno es Dios de desorden, sino de paz†. Este orden también obraba para el completo beneficio espiritual de todos los asistentes. (1Co 14:26-35, 40; véase ASAMBLEA.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

>edah (jd;[e , 5712) “congregación”. Etimológicamente, este vocablo significarí­a una “congregación de personas” reunidas con algún propósito. Se asemeja en esto a los términos griegos synagoge y ekklesia, de los cuales provienen “sinagoga” e “iglesia”. En uso corriente, >edah se refiere a un “grupo de personas”. Aparece 140 veces en el Antiguo Testamento, con mayor frecuencia en el libro de Números. Aparece por primera vez en Exo 12:3, donde el término es un sinónimo de qahal, “asamblea”. La acepción más generalizada de >edah es “grupo”, ya sea de animales (un enjambre de abejas [Jdg 14:8], una manada de toros [Psa 68:30], una bandada de aves [Hos 7:12]) o de personas, por ejemplo de justos (Psa 1:5), malhechores (Psa 22:16) y de naciones (Psa 7:7). Las menciones más frecuentes son de la “congregación de Israel” (9 veces), “la congregación de los hijos de Israel” (26 veces), “la congregación” (24 veces) o “toda la congregación” (30 veces). Moisés colocó a ancianos (Lev 4:15), cabezas de familia (Num 31:26) y prí­ncipes (Num 16:2; 31.13; 32.2) sobre la “congregación” con el fin de ayudarle con un gobierno justo. La Septuaginta traduce el término como synagoge (“lugar de asamblea”). La rv, en sus varias revisiones, lo traduce como “concurso” y “congregación”; otras versiones usan los términos “asamblea” (bj, nbe), “comunidad” (bla) y “pueblo” (lvp). moí†>ed (d[e/m , 4150), “lugar acordado de reunión, reunión”. El nombre moí†>ed se encuentra 223 veces en el Antiguo Testamento y en el Pentateuco 160. En orden de frecuencia, aparece 27 veces en los libros históricos. La palabra moí†>ed conserva su significado básico señalado, pero varí­a en lo acordado según el contexto: tiempo y lugar o bien la propia reunión. El uso del término en Amós 3.3 es revelador: “¿Andarán dos juntos, a menos que se pongan de acuerdo?” El contexto es ambiguo. No está claro si hay acuerdo sobre tiempo y lugar de reunión, ni si aun se va a realizar. El significado de moí†>ed se encuadra dentro del contexto de la religión de Israel. En primer término, las fiestas llegaron a conocerse como “fiestas señaladas” o prefijadas. Estas fiestas se establecieron claramente en el Pentateuco. El término se refiere a cualquier “fiesta” o peregrinaje festivo, como la Pascua o la Fiesta de las Primicias (Lev 23:15 ), la Fiesta de los Tabernáculos (Lev 23:33 ) o el Dí­a de Expiación (Lev 23:27). Al mismo tiempo, Dios condena a las personas que observan el moí†>ed con excesivo ritualismo: “Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas señaladas las aborrece mi alma; se han vuelto una carga para mí­, estoy cansado de soportarlas” (Isa 1:14 lba). El vocablo moí†>ed también significa un “lugar determinado”. Este uso es menos frecuente: “Tú has dicho en tu corazón: Subiré al cielo en lo alto; hasta las estrellas de Dios levantaré mi trono y me sentaré en el monte de la asamblea [moí†>ed], en las regiones más distantes del norte” (Isa 14:13 rva). “Porque yo sé que me conduces a la muerte, y a la casa determinada a todo viviente” (Job 30:23). En ambas acepciones de moí†>ed “tiempo fijado” y “lugar fijado”, el denominador común es la “reunión” de dos o más personas en determinado lugar y tiempo; de ahí­ el uso de moí†>ed como simple “reunión”. Sin embargo, la similitud entre los significados de “tiempo fijo”, “lugar fijo” y “reunión” causa verdaderos problemas de traducción en cada contexto. Por ejemplo, “contra mí­ convocó una asamblea” (Lam 1:15 rva), podrí­a leerse: “Ha convocado contra mí­ un tiempo determinado” (lba) o “Llamó contra mí­ compañí­a” (rv). La frase “tabernáculo de testimonio” (rv) es una traducción del hebreo ed (“tabernáculo de reunión” rva; “tienda de reunión” lba). La frase aparece 139 veces, sobre todo en Exodo, Leví­tico y Números, pocas veces en Deuteronomio. Significa que el Señor tiene un “lugar designado” que representa su presencia y por medio del cual Israel tiene la certeza de que su Dios está con ellos. El hecho de que el espacio se denominó “tienda de reunión” significa que el Dios de Israel estarí­a entre su pueblo y que el pueblo se aproximarí­a a El en un tiempo y espacio “fijado” (ya>ad) en el Pentateuco. Cuando los traductores se dieron cuenta de que el nombre >edah (“congregación” o “reunión”) procede de la misma raí­z que moí†>ed, escogieron la frase “tabernáculo de reunión” (Exo 28:43). Los traductores de la Septuaginta enfrentaron una dificultad similar. Notaron la relación de moí†>ed con la raí­z >uí†d (“testificar”), por lo que tradujeron la frase ed como “tabernáculo del testimonio”. Esta frase se acogió en el Nuevo Testamento: “Después de esto miré, y el santuario del tabernáculo del testimonio fue abierto en el cielo” (Rev 15:5). De los tres significados, el más fundamental es “tiempo determinado”. Porque la frase “tienda de reunión” enfatiza el “lugar de reunión”. La “reunión” en sí­ generalmente se asocia con “tiempo” y “lugar”. La Septuaginta contiene las siguientes traducciones de moí†>ed: kairos (“tiempo”), eorte (“fiesta; festival”). Las traducciones católicas usan: “tienda del encuentro” (nbe, cf. lvp), “tienda de reunión” (bj), “tienda de las citas divinas” (bla).

Fuente: Diccionario Vine Antiguo Testamento