DIA DE JEHOVA

Dí­a de Jehová (heb. y^m Yahweh; gr. h’méra tóu Kurí­ou). En forma consecuente, tanto el AT como el NT usan esta y otras expresiones similares para indicar el tiempo cuando Dios interviene en los asuntos humanos para ejecutar juicios o castigos sobre los que hacen maldad y liberar a su pueblo de las manos de sus opresores. El dí­a de la visitación divina sobre el Egipto antiguo (Jer 46:10) y sobre Babilonia (ls. 13:6, 9) se identifica con “el dí­a de Jehová” sobre las naciones, pero también es el dí­a cuando Dios promete restaurar a Israel (Isa 14:1, 2; Jer 46:27, 28). “El dí­a de Jehová” también serí­a un dí­a de juicio sobre su propio pueblo por causa de sus malos caminos (Jl. 1:15; 2:1), refiriéndose en particular a la cautividad babilónica (Sof. 1:7, 14, 18; 2:2). La expresión también llegó a usarse para el gran dí­a final cuando Dios domine a las naciones rebeldes de la tierra y establezca a su propio pueblo en su dominio legí­timo (ls. 2:2, 12; 34:8; Jl. 3:14; Oba_15, 17; Zec 14:1; Mal 4:5). Como dí­a de juicio sobre los que hacen maldad se lo llama “dí­a de tinieblas” (Jl. 2:1, 2; Amo 5:18-20), oscuro por causa de la ira divina (Eze 7:19). Los escritores del NT también pintan el dí­a de Jehová como un “dí­a de ira” (Rom 2:5, 6) y el “dí­a del juicio” (Mat 10:15; 2Pe 3:7). Se refieren a él como “el dí­a del Señor Jesús” (2Co 1:14), “el dí­a de Jesucristo” (Phi 1:6) o sencillamente como “el dí­a de Cristo” (v 10). En vista de que la historia de la tierra llegará a su fin en ese tiempo -serí­a el último de este mundo actual-, se lo llama “el gran dí­a” (Jud_6), “aquel dí­a” (Mat 7:22; 1Th 5:4) o sencillamente “el dí­a” (1Co 3:13). “El dí­a de Jehová” es principalmente el momento cuando aparecerá Jesucristo para llamar a los justos de sus tumbas (Joh 6:39), para purificar la tierra con fuego (2Pe 3:7-12) y para establecer su reino eterno de justicia (Mat 25:31, 34; cf 2Pe 3:13, 14). Véase Dí­a del Señor. Dí­a de reposo. Véase Sábado. Dí­a del juicio. En la Biblia se presenta frecuentemente el concepto de que Dios entra en juicio con los habitantes de la tierra. Enoc, “séptimo desde Adán”, presentó al Señor viniendo para ejecutar juicio sobre todos (Jud_14, 15). Isaí­as describió a Dios al venir con fuego para hacer juicio (Isa 66:15, 16), y el profeta Jeremí­as describe el momento majestuoso en que “Jehová rugirá desde lo alto” y “tiene juicio contra las naciones” (Jer, 25:30, 31). Daniel previó el tiempo cuando “el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos” (Dan 7:10), y en lenguaje mí­stico Joel profetizó que Dios se sentará “para juzgar a todas las naciones de alrededor” (Jl. 3:12; cf vs 13-16). Con frecuencia Jesús se refirió al juicio final. Declaró que las antiguas Sodoma y Gomorra serí­an tratadas con más lenidad en el juicio por rechazar la luz que tuvieron, que las ciudades de sus dí­as que lo habí­an despreciado (Mat 10:11, 14, 15); y que las ciudades paganas de Tiro y Sidón recibirí­an una condenación menor que Corazí­n, Betsaida y Capernaum, que lo rechazaron (Luk 10:13-15). Afirmó que los hombres darán cuenta de “toda palabra ociosa” en el juicio (Mat 12:36; cf 16:27; 24:30, 31; 25:31-46; Mar 8:38; Luk 9:26; etc.). Pablo declaró que Dios ha designado un dí­a en que juzgará al mundo (Act 17:31). Predicó del juicio venidero a Félix con tanta convicción que el procurador romano tembló (24:25). Mostró que la convicción de un juicio futuro se encuentra implantada en la conciencia humana (Rom 1:32; 2:14- 16), y que para los malos la perspectiva de un juicio futuro es temible (Heb 10: 26, 27). Pedro notó que tanto los ángeles malos como los impí­os están reservados para el juicio (2Pe 2:4, 9; 3:7; cf Jud_6). Los santos han de participar en el juicio de ellos (1Co 6:2, 3). Ninguno puede escapar del juicio, porque todos deben comparecer ante “el tribunal de Cristo”; y las decisiones del juicio estarán basadas en lo que “cada uno… haya hecho mientras estaba en el cuerpo” (2Co 5:10; cf Mat 7:16-20; Rev 20:13). La norma del juicio es la “ley de la libertad” (Jam 2:12; cf vs 8-11). El juicio de Dios será justo (Rom 2:5; 2 Te. 1:5; cf Gen 18: 25; Psa 19:9), decisivo y de consecuencias eternas (Heb 6:2; 9:27). En el juicio la vida entera estará abierta ante Dios (Ecc 12:13, 14; cf Luk 12:2). Para un estudio de los diversos aspectos del juicio véase CBA 4:854-857; 7:842, 862, 863, 876.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

Es una referencia que hací­an los profetas al juicio divino sobre su pueblo o sobre sus enemigos. La figura de la plaga de langosta en el libro de †¢Joel pinta lo terrible de ese d. Así­, el †œd. de J. de los ejércitos vendrá sobre todo soberbio y altivo† (Isa 2:12) y será †œterrible, y de indignación y ardor de ira† (Isa 13:9), †œde angustia y de aprieto, dí­a de alboroto y de asolamiento, dí­a de tiniebla y de oscuridad…† (Sof 1:14-18). †œDí­a grande y espantoso† (Joe 2:31), †œgrande y terrible† (Mal 4:5). Este juicio debe ser temido por los mismos hijos de Israel, pues †œÂ¡Ay de los que desean el d. de J.! ¿Para qué queréis este d. de J.?† (Amo 5:18).

Deben tomarse muchas de estas profecí­as con un sentido de doble referencia, pues aunque hablan de los juicios que ciertamente vinieron sobre Samaria en el año 721 a.C. y Jerusalén en el 586 a.C., es evidente también su intención escatológica, que señala hacia una culminación histórica en la cual Dios aparecerá en una teofaní­a como un guerrero listo a combatir, que pasa revista a su ejército y lo lleva al combate, del cual resulta victorioso. Dios es vindicado y los malos destruidos. Significa también esperanza para los justos, porque en ese dí­a †œJehová será la esperanza de su pueblo† (Joe 3:16), pues †œen aquel dí­a Jehová defenderá al morador de Jerusalén† (Zac 12:8). En el NT se menciona como †œel dí­a de nuestro Señor Jesucristo† (1Co 1:8; 2Co 1:14), el cual vendrá †œcomo ladrón en la noche† (1Te 5:2; 2Pe 3:10). Los cristianos deben ser hallados †œsinceros e irreprensibles para el dí­a de Cristo† (Flp 1:10), por lo cual †œel que comenzó … la buena obra, la perfeccionará hasta el dí­a de Jesucristo† (Flp 1:6).

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, ESCA

ver, EXPIACIí“N, DOMINGO

vet, No puede separarse del dí­a del Mesí­as (véase en DíA, último párrafo). Está frecuentemente caracterizado por el juicio: “Dí­a de tinieblas y de oscuridad, dí­a de nublado y de densa niebla… grande es el dí­a de Jehová, y muy terrible” (Jl. 2:2, 11, 31; Mal. 4:1) “El dí­a del Señor vendrá del mismo modo que un ladrón en la noche. Cuando estén diciendo: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina” (1 Ts. 5:2, 3) “Pero el dí­a del Señor vendrá como un ladrón en la noche; en el cual los cielos desaparecerán con gran estruendo, y los elementos ardiendo serán desechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas” (2 P. 3:10). Esta escena va seguida por EL DíA DE DIOS en el v. 12, que introduce los nuevos cielos y la nueva tierra. Es importante ver el contraste entre el “dí­a” y el arrebatamiento de los santos a reunirse con el Señor en el aire; son muchos los que han aplicado mal el término, y se ha afirmado constantemente que la Segunda Epí­stola a los Tesalonicenses fue escrita para mostrar a los creyentes que era un error estar esperando la venida del Señor; en realidad el hecho es que los creyentes en Tesalónica pensaban que el dí­a del Señor habí­a llegado (cp. la revisión 1977 de 2 Ts. 2:2, “en el sentido de que el dí­a del Señor ha llegado”, frente a la errónea traducción de las revisiones anteriores, “está cerca”). Habrá juicios antes del milenio, y también después del milenio, de manera que podemos considerar que el Dí­a del Señor se extiende a través del Milenio: será el dí­a “del Señor” en contraste con el dí­a “del hombre”.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

Perí­odo especial de tiempo, no un dí­a de veinticuatro horas, en el que Jehová actúa en contra de sus enemigos y a favor de su pueblo. En este †œdí­a† Jehová ejecuta juicio contra los inicuos, y sale victorioso sobre sus opositores. Es también un tiempo de salvación y liberación para el justo, un dí­a en el que se ensalza a Jehová como Ser Supremo. Así­, por estos dos motivos se trata de una ocasión excepcional y única: el gran dí­a de Jehová.
En las Escrituras se dice que este dí­a es dí­a de batalla, dí­a grande e inspirador de temor, dí­a de oscuridad y cólera ardiente, dí­a de furor, aflicción, angustia, desolación y alarma. A este respecto, Jehová le preguntó al pueblo rebelde de Israel por medio de su profeta Amós: †œ¿Qué, entonces, significará para ustedes el dí­a de Jehová?†. Su respuesta fue: †œSerá oscuridad, y no luz, tal como cuando un hombre huye debido al león, y el oso realmente lo encuentra; y como cuando entró en la casa y apoyó su mano contra la pared, y la serpiente lo mordió†. (Am 5:18-20.) A Isaí­as se le dijo: †œÂ¡Miren! Viene el mismí­simo dí­a de Jehová, cruel tanto con furor como con cólera ardiente†. (Isa 13:9.) †œEse dí­a es dí­a de furor, dí­a de angustia y de zozobra, dí­a de tempestad y de desolación, dí­a de oscuridad y de tenebrosidad, dí­a de nubes y de densas tinieblas.† (Sof 1:15.) Durante ese perí­odo de tribulación, el dinero no servirá de nada, †œen las calles arrojarán su plata misma […]. Ni la plata ni el oro de ellos podrá librarlos en el dí­a del furor de Jehovᆝ. (Eze 7:19; Sof 1:18.)
Los profetas le atribuyeron al dí­a de Jehová un sentido de urgencia y advirtieron repetidas veces de su inminencia: †œEl gran dí­a de Jehová está cerca. Está cerca, y hay un apresurarse muchí­simo de él†. (Sof 1:14.) También se dijo: †œÂ¡Ay del dí­a; porque el dí­a de Jehová está cerca, […]!†. †œQue todos los habitantes de la tierra se agiten; ¡porque viene el dí­a de Jehová, porque está cerca!† (Joe 1:15; 2:1, 2.)

Juicios de destrucción. De acuerdo con ciertas profecí­as y acontecimientos relacionados, parece que la expresión †œdí­a de Jehovᆝ se ha usado para referirse a ocasiones acaecidas en el pasado y en las que el Altí­simo ejecutó juicios de destrucción. Por ejemplo, Isaí­as tuvo una visión de lo que le sobrevendrí­a a la infiel Judá y a Jerusalén en †œel dí­a que pertenece a Jehová de los ejércitos†, el cual llegarí­a †œsobre todo el que a sí­ mismo se ensalza y es altanero†. (Isa 2:11-17.) Por otra parte, Ezequiel se dirigió a los profetas desleales de Israel y les advirtió que no podrí­an hacer nada para fortificar sus ciudades a fin de †œestar de pie en la batalla en el dí­a de Jehovᆝ. (Eze 13:5.) Por boca del profeta Sofoní­as, Jehová les anticipó que estaba por alargar su mano contra Judá y Jerusalén para tomar medidas especiales, de tal modo que ni los prí­ncipes ni los hijos del rey escaparí­an. (Sof 1:4-8.) Los hechos muestran que ese †œdí­a de Jehovᆝ llegó sobre los habitantes de Jerusalén en 607 a. E.C.
Durante ese perí­odo de angustia y tribulación que le sobrevino a Judá y Jerusalén, Edom y otras naciones vecinas exteriorizaron su odio a Jehová y su pueblo de tal modo que hicieron que el profeta Abdí­as profetizara contra ellas: †œPorque el dí­a de Jehová contra todas las naciones está cerca. Del modo como has hecho, se te harᆝ. (Abd 1, 15.) Asimismo, †œel dí­a de Jehovᆝ y toda su ardiente destrucción cayó sobre Babilonia y Egipto tal como se habí­a predicho. (Isa 13:1, 6; Jer 46:1, 2, 10.)
Más tarde, por medio del profeta Malaquí­as se predijo otro †œdí­a de Jehová, grande e inspirador de temor†, y se dijo que serí­a precedido por la venida de †œElí­as el profeta†. (Mal 4:5, 6.) El Elí­as original habí­a vivido casi quinientos años antes de que se pronunciara aquella profecí­a, pero en el siglo I E.C. Jesús indicó que Juan el Bautista era la predicha correspondencia de Elí­as. (Mt 11:12-14; Mr 9:11-13.) En consecuencia, en aquel tiempo estaba próximo un †œdí­a de Jehovᆝ. En Pentecostés de 33 E.C. Pedro explicó que se estaba cumpliendo la profecí­a de Joel (2:28-32) concerniente al derramamiento del espí­ritu de Dios, y esto también tení­a que suceder antes del †œgrande e ilustre dí­a de Jehovᆝ. (Hch 2:16-21.) Aquel †œdí­a de Jehovᆝ llegó en 70 E.C., cuando, en cumplimiento de su Palabra, Jehová hizo que los ejércitos de Roma ejecutaran el juicio divino sobre la nación que habí­a rechazado al Hijo de Dios y gritado en tono desafiante: †œNo tenemos más rey que César†. (Jn 19:15; Da 9:24-27.)
Sin embargo, las Escrituras indican que en el futuro habrá otro †œdí­a de Jehovᆝ. Una vez que los judí­os fueron repatriados a Jerusalén después del exilio en Babilonia, Jehová hizo que su profeta Zacarí­as (14:1-3) predijera †œun dí­a que pertenece a Jehovᆝ. En ese dí­a El recogerá no solo a una nación, sino a †œtodas las naciones contra Jerusalén†, y en el clí­max de ese dí­a †œJehová ciertamente saldrá y guerreará contra esas naciones†, a las que llevará a su fin. El apóstol Pablo, bajo inspiración, asoció la venida del †œdí­a de Jehovᆝ con la presencia de Cristo (2Te 2:1, 2), y Pedro habló de este dí­a con relación al establecimiento de unos †˜nuevos cielos y una nueva tierra en los que la justicia habrá de morar†™. (2Pe 3:10-13.)
A todos les deberí­a preocupar el estar en seguridad y a salvo durante el gran dí­a de Jehová. Después de preguntar: †œ¿Quién puede sostenerse bajo él?†, Joel dice: †œJehová será un refugio para su pueblo†. (Joe 2:11; 3:16.) La invitación se extiende misericordiosamente a todas las personas, pero pocos son los que se apegan al consejo de Sofoní­as para aprovecharse de esta provisión de refugio: †œAntes que el estatuto dé a luz algo, antes que el dí­a haya pasado justamente como el tamo, antes que venga sobre ustedes la cólera ardiente de Jehová, antes que venga sobre ustedes el dí­a de la cólera de Jehová, busquen a Jehová, todos ustedes los mansos de la tierra, los que han practicado Su propia decisión judicial. Busquen justicia, busquen mansedumbre. Probablemente se les oculte en el dí­a de la cólera de Jehovᆝ. (Sof 2:2, 3.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

(“día del Señor”, °vp). Esta expresión forma parte de la *escatología de la Biblia. Tiene varios equivalentes, como ser “el día”, “en aquel día”.

En este artículo tratamos los usos de la frase en sí. Am. 5.18–20, el uso más antiguo, demuestra que esta frase ya era corriente en la fraseología popular. Para el pueblo significaba el día en que Yahvéh intervendría para colocar a Israel a la cabeza de las naciones, sin tener en cuenta su fidelidad hacia él. Amós declara que “el día” significa juicio para Israel. Así también en Is. 2.12s; Ez. 13.5; Jl. 1.15; 2.1, 11; Sof. 1.7, 14; Zac. 14.1.

Otros profetas, conscientes de los pecados de otras naciones además de los de Israel, declaran que el día llegará para distintas naciones individualmente, como castigo por sus brutalidades, p. ej. Babilonia, Is. 13.6, 9; Egipto, Jer. 46.10; Edom, Abd. 15; muchas naciones, Jl. 2.31; 3.14; Abd. 15.

El día de Jehová constituye, pues, el momento en que Yahvéh interviene activamente para castigar el pecado, que ha llegado a su culminación. El castigo puede llegar mediante una invasión (Am. 5–6; Is. 13; Ez. 13.5), o por medio de algún desastre natural, tal como una invasión de langostas (Jl. 1–2). Todas las intervenciones menores hacen crisis con la venida del Señor mismo. Ese día hay verdaderos creyentes arrepentidos que se salvan (Jl. 2.28–32), mientras que aquellos que siguen siendo enemigos del Señor, sean judíos o gentiles, son castigados. Hay también efectos físicos en el mundo de la naturaleza (Is. 2).

En el NT el día del Señor se refiere a la segunda venida de Cristo (como en 2 Ts. 2.2), y la frase “día de nuestro Señor Jesucristo”, u otra equivalente, aparece en 1 Co. 1.8; 5.5; Fil. 1.6, 10; 2.16; 2 Ts. 2.2. La venida es inesperada (1 Ts. 5.2; 2 P. 3.10) ; sin embargo, ciertas señales deben ocurrir primeramente, y estas deberían ser discernidas por los creyentes (2 Ts. 2.2s). También habrá efectos de orden físico en el mundo de la naturaleza en ese día (2 P. 3.12s).

Bibliografía. H. Gross, “Día del Señor”, °DTB, col. 271–273; J. Goitia, “Indicaciones temporales en la escatología”, Verdad y vida, 15, 1957, pp. 257–290.

J.S.W.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico