GEHENA

(gr., geenna, transcripción de la forma aramea del heb. gebenhinnom, valle del hijo de Hinom). El valle del hijo de Hinom, valle al oeste y sudoeste de Jerusalén que formaba parte de la frontera entre Judá y Benjamí­n (Jos 15:8; compararJos 18:16; Neh 11:30-31). Fue aquí­ que Acaz (2Ki 16:3; 2Ch 28:3) y Manasés (2Ki 21:6; 2Ch 33:6) sacrificaron a sus hijos a Moloc (Jer 32:35; compararJer 7:31-32; Jer 19:1-13). Fue por este motivo que Josí­as profanó el lugar (2Ki 23:10).

Después de la época del AT, los escritores apocalí­pticos judí­os comenzaron a llamar al valle de Hinom la entrada del infierno y luego el infierno mismo. El NT hace una distinción clara entre el Hades, el estado incorpóreo intermedio y el Gehena, el estado del juicio final después de la resurrección del cuerpo. El Gehena existí­a antes del juicio (Mat 25:41). Se usa la palabra 12 veces en el NT (11 veces por Jesús), traducido por infierno o similares. Los términos par. al Gehena incluyen horno de fuego (Mat 13:42, Mat 13:50), lago de fuego (Rev 19:20; Rev 20:14-15), lago de fuego y azufre (Rev 20:10), fuego eterno (Jud 1:7) e infierno (2Pe 2:4). El uso que Jesús hizo de ella nos advierte acerca del destino que aun el amor de Dios no aleja de aquellos que rechazan su perdón.

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

Véanse CASTIGO ETERNO y SEOL.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

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Lugar en que son castigados lo pecadores, según las 11 veces que aparece en los Sinópticos (7 en Mt; 5. 22, 29 y 30; 10. 28; 18. 9; 23. 15 y 33; 3 en Mc. 9. 43, 45 y 47; y 1 en Lc. 12.5) y la que hay en Sant. 3. 6. Tiene un sentido de castigo por fuego, origina temor y debe ser evitada por la práctica del bien.

Probablemente es nombre simbólico abreviado (Gehinnon, valle de Hinnon) y en griego “gehena” y es paralelo a los otros que aluden al más allá: abismo o tártaro (buzos o abysmos) que aparece 10 veces y haces (hades) o infierno, que aparece otras 11 veces.

El concepto aludí­a a un valle cercano a Jerusalén, convertido en basurero, por el culto que allí­ se dio a Molok (2 Rey. 10. 3) y su posterior exterminio (2 Rey. 23. 10). Pero popularmente se identificaba con el lugar de los réprobos a donde irí­an a penar a la hora de la muerte.

En la tradición judí­a fue considerado luego como lugar de castigo, sobre todo desde el siglo II cuando se formuló la teologí­a posterior a las destrucciones de Palestina. Y de los ámbitos judí­os pasó a los cristianos, que fueron alejándose de la gehenna judí­a para sospechar otro lugar o estado de tormento para los pecadores muertos sin arrepentimiento.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

(forma gr. del heb. Gueh Hin·nóm, †œValle de Hinón†).
Este nombre aparece doce veces en las Escrituras Griegas Cristianas, y aunque muchos traductores se toman la libertad de traducirlo por †œinfierno†, la mayorí­a de las traducciones modernas suelen transliterar el término griego gué·en·na. (Mt 5:22 [BC, Besson, BI, BJ, CI, EMN, Ga, LT, NC, NM, SA, Sd, Str y notas de BAS; HAR; Mod; Val, 1989].)
El estrecho y profundo valle de Hinón, conocido más tarde por este nombre griego, está situado al S. y SO. de Jerusalén, y actualmente recibe el nombre de Wadi er-Rababi (Ge Ben Hinnom). (Jos 15:8; 18:16; Jer 19:2, 6; véase HINí“N, VALLE DE.) Acaz y Manasés, reyes de Judá, practicaron en ese lugar adoración idolátrica que incluí­a ofrecer a Baal sacrificios humanos quemados. (2Cr 28:1, 3; 33:1, 6; Jer 7:31, 32; 32:35.) Para impedir que estas actividades ocurrieran en el futuro, el rey Josí­as contaminó el lugar de adoración idolátrica, en especial la sección que se llamaba Tófet. (2Re 23:10.)

No es un sí­mbolo de tormento eterno. Jesucristo relacionó el fuego con la palabra Gehena (Mt 5:22; 18:9; Mr 9:47, 48), como también lo hizo el discí­pulo Santiago, el único escritor bí­blico, además de Mateo, Marcos y Lucas, que usó dicho término. (Snt 3:6.) Algunos comentaristas intentan relacionar la idea de un Gehena de fuego con los holocaustos humanos que se ofrecí­an antes del reinado de Josí­as, y así­ sostienen que Jesús utilizó el Gehena como sí­mbolo de tormento eterno. No obstante, Jehová manifestó su repugnancia por tal práctica diciendo que era una †˜cosa que El no habí­a mandado y que no habí­a subido a su corazón†™. (Jer 7:31; 32:35.) Por eso, es del todo improbable que cuando el hijo de Dios hablaba del juicio divino, hiciera de una práctica idolátrica la base del significado simbólico del Gehena. Debe notarse que Dios decretó proféticamente que el valle de Hinón servirí­a para deshacerse de grandes cantidades de cuerpos muertos, y no para atormentar a ví­ctimas vivas. (Jer 7:32, 33; 19:2, 6, 7, 10, 11.) Por lo tanto, suele aceptarse que la referencia de Jeremí­as 31:40 a la †œllanura baja de los cadáveres y de las cenizas grasosas† designa el valle de Hinón, y hacia el extremo oriental de este valle, en su intersección con la garganta del Cedrón, estarí­a la puerta conocida como †œPuerta de los Montones de Ceniza†. (Ne 3:13, 14.) Parece obvio que tales †œcadáveres† y †œcenizas grasosas† no tienen nada que ver con los sacrificios humanos efectuados en ese valle bajo Acaz y Manasés, puesto que los idólatras hubieran considerado †œsagrados† los cuerpos así­ ofrecidos y no habrí­an permitido que yaciesen en el valle.
Por lo tanto, el testimonio bí­blico concerniente al Gehena coincide con el punto de vista tradicional que presentan tanto las fuentes rabí­nicas como otras fuentes seglares. Este punto de vista es que se usaba el valle de Hinón para arrojar los desechos de la ciudad de Jerusalén (de las doce veces que aparece gué·en·na en las Escrituras, se traduce †œquemadero† once veces en CR y cinco en NBE). Cuando el comentarista judí­o David Kimhi (1160-1235[?]) explica el Salmo 27:13, da la siguiente información histórica sobre el †œGehinnom†: †œEs un lugar situado en los alrededores de Jerusalén, un lugar repugnante donde se arrojan cadáveres e inmundicias. Allí­ habí­a un fuego que no se apagaba y que quemaba las inmundicias y los huesos de los cadáveres. De ahí­ que el juicio de los inicuos reciba el nombre, en lenguaje parabólico, de Gehinnom†.

Sí­mbolo de destrucción completa. Es obvio que Jesús usó el Gehena como una representación de destrucción completa, destrucción que serí­a el resultado del juicio adverso de Dios, y de la cual no habrí­a ninguna posibilidad de resucitar a la vida como alma. (Mt 10:28; Lu 12:4, 5.) Se denunció a la clase inicua de los escribas y los fariseos como †˜merecedora del Gehena†™. (Mt 23:13-15, 33.) De modo que los seguidores de Jesús tení­an que librarse de cualquier cosa que pudiese ser causa de tropiezo espiritual, a fin de evitar tal destrucción. El †˜cortarse una mano o un pie†™ y el †˜arrancarse un ojo†™ representaba de manera figurativa el amortiguar estos miembros con referencia al pecado. (Mt 18:9; Mr 9:43-47; Col 3:5; compárese con Mt 5:27-30.)
Parece ser que Jesús también aludió a Isaí­as 66:24 cuando dijo que en el Gehena la †œcresa no muere y el fuego no se apaga†. (Mr 9:47, 48.) Es evidente que este no es un cuadro simbólico de tormento, sino, más bien, de destrucción completa, ya que el texto de Isaí­as no está hablando de personas vivas, sino de los †œcadáveres de los hombres que estuvieron transgrediendo† contra Dios. Si el valle de Hinón era un lugar donde se arrojaba la basura y los cadáveres —como indica la documentación disponible—, el único medio apropiado de eliminar tales desechos serí­a el fuego, quizás avivado añadiendo azufre. (Compárese con Isa 30:33.) Allí­ donde no llegase el fuego, se criarí­an gusanos o cresas, que consumirí­an todo lo que no hubiese destruido el fuego. Sobre esta base, las palabras de Jesús daban a entender que el efecto destructivo del juicio adverso de Dios no cesarí­a hasta que se alcanzase una destrucción completa.

Uso figurado. El discí­pulo Santiago usa la palabra †œGehena† para mostrar que una lengua que no se controla constituye en sí­ misma un mundo de injusticia, y que las palabras, que son como un fuego, pueden afectar la rueda de la vida natural y manchar el cuerpo del que habla. Esta lengua †œllena de veneno mortí­fero† evidencia una mala condición de corazón y puede hacer que Dios condene al Gehena simbólico a la persona que la tenga. (Snt 3:6, 8; compárese con Mt 12:37; Sl 5:9; 140:3; Ro 3:13.)
El uso simbólico que se da en la Biblia al término Gehena corresponde al del †œlago de fuego† del libro de Revelación. (Rev 20:14, 15; véase LAGO DE FUEGO.)

Fuente: Diccionario de la Biblia