JEBUS

Jebús (heb. Yebûs, tal vez “hollado [hollado]”, aunque por lo general se lo traduce “jebuseo”). Nombre antiguo de Jerusalén, usado en el tiempo en que la ciudad estaba habitada por jebuseos* (Jdg 19:10, 11; 1Ch 11:4, 5). El nombre no ha sido aún confirmado por fuentes extrabí­blicas. Sobre la base de la LXX, la Sirí­aca y la Vulgata, la RVR lee Jebús en Jos 18:28

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

nombre que se le daba a Jerusalén en razón de sus habitantes los jebuseos, Jc 19, 10-11; 1 Cro 11, 4-5. Cuando la conquista de la tierra de Canaán, Adoni Sédeq era el rey de Jerusalén, J., el cual formó una coalición de cinco reyes, los cuales fueron derrotados por Josué, Jos 10, 1-27. Los de Judá no pudieron expulsar a los Jebuseos de Jerusalén, Jos 15, 63, aquí­ hay una interpolación, se cambia a Benjamí­n por Judá, Jc 1, 21. El rey David, tras ser ungido rey de Israel, marchó sobre la ciudad y la conquistó, 2 S 5, 6-12; 1 Cro 11, 4-9. A los jebuseos que siguieron viviendo en la ciudad, el rey †œSalomón los redujo a mano de obra forzada†, 1 R 9, 20; 2 Cro 8, 8. Al regreso del cautiverio en Babilonia, habí­a jebuseos en Jerusalén, Esd 9, 1-2.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

El nombre con el cual era conocida Jerusalén mientras estuvo ocupada por los jebuseos (Jos 15:63; Jdg 19:10; 1Ch 11:4).

David tomó esta ciudad y la convirtió en su capital (2Sa 5:1-9).

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

Nombre original de †¢Jerusalén (Jos 18:28; 1Cr 11:4). †¢Jebuseos.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, CIUD LUGA

sit, a2, 347, 474

vet, El nombre original de Jerusalén bajo el poder de los jebuseos (Jos. 15:63; Jue. 19:10; 1 Cr. 11:4). En comparación con Jerusalén en tiempos de Salomón, el territorio de Jebús era muy pequeño. No obstante, constituyó un fuerte obstáculo para la libre circulación de los israelitas entre Judá y el norte del paí­s, al hallarse estratégicamente situada en la ví­a de comunicación entre el norte y sur de Palestina. Su ciudadela vino a ser la fortaleza de Sión (2 S. 5:7; 1 Cr. 11:5).

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

(posiblemente de una raí­z que significa: †œpisado; pisoteado†), JEBUSEO.
La antigua ciudad de Jebús estaba ubicada en el lugar conocido en la actualidad como Jerusalén.
En el tiempo de Abrahán, con anterioridad al año 1900 a. E.C., este lugar se llamaba Salem (que significa †œPaz†), expresión incluida en el nombre Jerusalén y que tal vez sea un abreviamiento del mismo. (Heb 7:2.) En las tablillas de el-Amarna, halladas en Egipto, se hace mención de Urusalim (Jerusalén), y en los libros de Josué, Jueces y Primero de Samuel, donde se narran acontecimientos anteriores a la conquista de la ciudad por David, el lugar a menudo se denomina Jerusalén. (Jos 10:1, 3, 5, 23; 12:10; 15:8, 63; 18:28; Jue 1:7, 8, 21; 19:10; 1Sa 17:54.) En tan solo dos pasajes se alude a él como Jebús. (Jue 19:10, 11; 1Cr 11:4, 5.) En Josué 18:28 aparece la voz hebrea yevu·sí­, en la que la terminación i indica gente, es decir, los habitantes de la ciudad.
Por lo tanto, la mayorí­a de los eruditos creen que Jerusalén (o, posiblemente, Salem) era el nombre original de la ciudad, y que solo cuando la ocuparon los jebuseos se llamó a veces Jebús. Se acepta comúnmente que †œJebús† no era un abreviamiento de Jerusalén, sino de jebuseos, el nombre de los que ocuparon aquel lugar por algún tiempo. Una vez que David tomó la fortaleza de Sión y fijó allí­ su residencia real, en algunas ocasiones se llama a Jerusalén †œla Ciudad de David†. (2Sa 5:7.)
Los jebuseos que ocuparon esta ciudad y la zona circundante eran descendientes de Cam y Canaán. (Gé 10:15, 16, 20; 1Cr 1:13, 14.) Cuando se les menciona junto con sus parientes (hititas, guirgaseos, amorreos, cananeos, perizitas y heveos), los jebuseos suelen aparecer en último lugar, quizás debido a que eran los menos numerosos. (Dt 7:1; Jue 3:5.) Se decí­a que eran un pueblo que moraba en las montañas (Nú 13:29), y se decí­a que su tierra era, en sentido figurado, †œuna tierra que [manaba] leche y miel†. (Ex 3:8, 17.)
Jehová le prometió a Abrahán que a él y a su descendencia les darí­a la tierra de los jebuseos. (Gé 15:18-21; Ne 9:8.) Para cumplir esta promesa, Jehová sacó a su pueblo escogido de Egipto; cuando los israelitas cruzaron el Jordán, Dios envió a su ángel delante de ellos, y les mandó que fueran fuertes y expulsasen a todos aquellos que les presentasen resistencia. (Ex 13:3-5; 23:23; 33:1, 2.) No debí­an celebrar ningún pacto ni alianza matrimonial con los jebuseos ni con el resto de los cananeos, sino que, por el contrario, tení­an que darlos por entero a la destrucción, no dejando viva ninguna cosa que respirase, †œa fin de que estos no les [enseñasen] a hacer conforme a todas sus cosas detestables†. (Ex 34:11-16; Dt 20:16-18.)
Al observar los éxitos de Israel en la conquista de la tierra (la captura de Jericó y de Hai, así­ como la capitulación de los gabaonitas), el rey jebuseo Adoni-zédeq encabezó una confederación de cinco reyes que estaban resueltos a detener la invasión. (Jos 9:1, 2; 10:1-5.) En la batalla que siguió, en la que Jehová hizo que el Sol y la Luna se parasen, los ejércitos de la confederación fueron derrotados, se capturó y ejecutó a los reyes y sus cadáveres fueron colgados en maderos para que todos los vieran. (Jos 10:6-27; 12:7, 8, 10.) Tal vez haya sido después de esta victoria cuando los israelitas prendieron fuego a Jebús, y la incendiaron por completo. (Jue 1:8.)
Cuando Josué concluyó la conquista de las zonas meridional y central de la Tierra Prometida, dirigió su atención a la parte septentrional de la zona O. del Jordán. De nuevo los jebuseos se reorganizaron para resistir, esta vez bajo el estandarte de Jabí­n, el rey de Hazor, y una vez más Israel los derrotó, con la ayuda de Jehová. (Jos 11:1-8.) No obstante, después del incendio de Jebús y antes de que se dividiera la tierra, los jebuseos volvieron a conseguir el control de las alturas estratégicas de Jerusalén, y lo mantuvieron por cuatrocientos años. (Jos 15:63.)
La ciudad de Jebús se asignó a Benjamí­n cuando se repartió proporcionalmente la tierra. Estaba situada en el lí­mite entre los territorios tribales de Judá y Benjamí­n. (Jos 15:1-8; 18:11, 15, 16, 25-28.) Sin embargo, los israelitas no expulsaron a los jebuseos, sino que permitieron que sus hijos e hijas se casaran con ellos, e incluso empezaron a adorar a los dioses falsos de los jebuseos. (Jue 1:21; 3:5, 6.) Durante este perí­odo, Jebús continuó siendo †œuna ciudad de extranjeros†, en la que en cierta ocasión un levita rehusó pasar la noche. (Jue 19:10-12.)
Por fin, en 1070 a. E.C., David conquistó Sión, la fortaleza de los jebuseos. (2Sa 5:6-9; 1Cr 11:4-8.) Tiempo después, David compró una era que estaba al N., propiedad de un jebuseo llamado Arauna (Ornán), y allí­ edificó un altar y ofreció sacrificios especiales. (2Sa 24:16-25; 1Cr 21:15, 18-28.) En este lugar Salomón edificó el costoso templo años más tarde. (2Cr 3:1.) Posteriormente, Salomón puso a trabajar a los descendientes de los jebuseos en el gran programa de edificación para que realizaran tareas de esclavos. (1Re 9:20, 21; 2Cr 8:7, 8.)
De la última referencia a los jebuseos aprendemos que, como grupo étnico, todaví­a estaban presentes y podí­an contaminar la adoración de los israelitas cuando estos regresaron del exilio en Babilonia. (Esd 9:1, 2.)

Fuente: Diccionario de la Biblia