OSO

latí­n ursus. Mamí­fero carní­voro, plantí­grado. Es un animal muy fuerte, Ap 13, 1. Es caracterí­stico su gruñido, Is 59, 11. David le dice a Saúl que mataba al o. cuando éste robaba alguna oveja del rebaño, 1 S 17, 34-36. El dí­a de Yahvéh es como cuando se huye del león y se encuentra con un o., Am 5, 19. Dos osos devoraron a los niños que se burlaban de Eliseo cuando éste subí­a a Betel, 2 R 2, 24. Las figura del o. se usa figuradamente en muchos pasajes bí­blicos: la osa es más peligrosa cuando le quitan sus oseznos, 2 S 17, 8, y es preferible ésta a un tonto, Pr 17, 12; Yahvéh caerá como osa privada de sus cachorros contra los idólatras, Os 13, 8; el malo que domina al pueblo débil es como el o. hambriento, Pr 28, 15; la mujer mala le hace poner el rostro al marido como el del o., Si 25, 17; en la tercera lamentación, el profeta Jeremí­as se siente como acechado por un o., Lm 3, 10. El o. es la imagen del Imperio medo, Dn 7, 5. En la Nueva Alianza, el o. será pací­fico, Is 11, 7; Jb 9, 9, habla de la constelación de la Osa.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

ver ANIMALES

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

tip, FAUN CUAD

vet, El oso sirio, “Ursus syriacus”, es de un marrón amarillento; excepto en caso de perentoria necesidad, tiene una dieta básicamente vegetariana; todos los osos se vuelven peligrosos si son tocados (Is. 11:7; Am. 5:19), y particularmente si se les quitan sus cachorros (2 S. 17:8; Pr. 17:12; Os. 13:8). Aunque el oso se halla en la actualidad sólo en el Lí­bano, en el Hermón, y en zonas retiradas de Galaad, Basán y Moab, al este del Jordán, en el pasado merodeaba por toda la tierra de Canaán (cfr. Pr. 28:15). David dio muerte a uno cerca de Belén (1 S. 17:34). En los parajes de Bet-el, dos osos, que salieron del bosque, despedazaron a cuarenta y dos muchachos que se burlaban de Eliseo (2 R. 2:24). En Dn. 7:5 el oso que recibe la orden de devorar mucha carne representa el imperio de Media y de Persia, uno de los cuatro imperios que, en sucesión, iban a regir el mundo. Los cuatro animales de Daniel se funden en Ap. 13:2 en una sola bestia, que simboliza el poderí­o del sistema imperial mundial en su integridad; sus pies son pies de oso.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

(heb. dov o dohv; gr. ár·kos).
El oso pardo sirio (Ursus arctus syriacus) se encontraba antiguamente en Palestina, y todaví­a se puede hallar en el N. de Siria, NO. de Irán y S. de Turquí­a. Su pelaje suele ser de color marrón claro y pesa como promedio unos 140 Kg. A pesar de su aparente torpeza, puede moverse con gran rapidez, incluso sobre terreno escabroso, y algunas variedades son capaces de correr distancias cortas a velocidades de casi 48 Km/h. Los osos son también buenos nadadores y la mayorí­a de ellos pueden trepar.
La idea de que los osos abrazan o aprietan a sus ví­ctimas hasta matarlas no está confirmada por los hechos. Cuando se enzarza en una lucha, el oso golpea con sus enormes zarpas, y sus pesados y fuertes brazos hacen que sus uñas no retráctiles se claven profundamente en el cuerpo de su oponente. Un solo golpe puede ser suficiente para matar a un animal como el ciervo. Es muy apropiado, por lo tanto, que en las Escrituras se compare la peligrosidad del oso con la del león. (Am 5:19; Lam 3:10.) De hecho, los naturalistas creen que el oso es aún más peligroso que los grandes felinos. Sin embargo, al igual que otros animales, no suele molestar al hombre, sino que lo evita, aunque, si se le provoca o sorprende, puede atacar.
En las Escrituras se menciona varias veces la ferocidad de la osa cuando ha perdido a sus cachorros. (2Sa 17:8; Pr 17:12; Os 13:8.) En una ocasión, Dios se valió de dos osas para ejecutar a unos jóvenes delincuentes que se burlaban del profeta Eliseo. (2Re 2:24.)
La dieta de los osos es variada; se alimentan principalmente de hojas y raí­ces de plantas, frutas, bayas, nueces, huevos, insectos, peces, roedores y miel, por la que tienen una afición especial. Aunque hay excepciones, parece que prefieren una dieta vegetariana. Sin embargo, en el antiguo Israel, durante la estación en que escaseaban las frutas y los otros alimentos vegetales que componen la dieta del oso, los pastores de ovejas y cabras tení­an que estar en guardia contra las depredaciones de este animal. Cuando David era joven, tuvo que hacer frente al ataque de un oso con el fin de proteger el rebaño de su padre. (1Sa 17:34-37.)
Cuando los osos están hambrientos y huelen la presa, profieren un gemido impaciente. Por eso, el profeta Isaí­as dijo que los israelitas seguí­an †˜gimiendo como osos†™ en espera de justicia y salvación, solo para sufrir repetidas decepciones. (Isa 59:11.) También fue apropiado asemejar al gobernante inicuo que acosa y oprime a sus súbditos de condición humilde a un oso que embiste. (Pr 28:15.)
En la visión de Daniel sobre las terribles bestias que simbolizaban potencias mundiales terrestres, el oso representaba la potencia mundial medopersa y su avidez de conquista y saqueo. (Da 7:5, 17.) La bestia salvaje de la visión de Juan que ascendí­a del mar con diez cuernos y siete cabezas, una bestia igualmente voraz, tení­a pies †œcomo los de un oso†. (Rev 13:2.) La profecí­a que dice que el oso pacerá con la vaca alude proféticamente a la tranquilidad del pueblo reunido de Jehová bajo el gobierno del Mesí­as. (Isa 11:7.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

ark(t)os (a[rko”, 715), oso. Aparece en Rev 13:2:¶

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento