PRIMOGENITURA

Gen 25:31 respondió: Véndeme en este día tu p
Gen 27:36 se apoderó de mi p, y .. mi bendición
Lev 27:26 el primogénito .. por la p es de Jehová
1Ch 5:1 derechos de p dados fueron a .. José
Heb 12:16 que por una sola comida vendió su p


Primogenitura (heb. bekôrâh; gr. prí‡totokéia). Derechos o privilegios que corresponden al hijo mayor. De acuerdo con la ley hebrea, esto le permití­a: 1. Suceder a su padre como jefe de la familia. 2. Heredar una porción doble de los bienes de su progenitor (Deu 21:17; 2Ch 1:3). La primogenitura también implicaba una bendición (Gen 27:1-4, 19, 36). Cuando Rubén, el hijo mayor de Jacob, perdió su primogenitura, José recibió una porción doble: 2 tribus descendieron de él (1Ch 5:1, 2). En el caso de que un hombre tuviera más de una esposa, el derecho estaba garantizado en favor del 1er hijo que naciera, aunque fuese el de una esposa menos amada (Deu 21:15-17). Por los informes del AT, es evidente que todos los dones y privilegios se podí­an perder, como en el caso de Esaú, que vendió su derecho a Jacob (Gen 25:29-34; Heb 12:16), o como en el de Rubén, que perdió su derecho por inconducta (1Ch 5:1, 2).

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

término aplicado antiguamente, también en el pueblo hebreo, al derecho del hijo mayor a heredar la propiedad de un antecesor fallecido, generalmente el padre. El término también se aplicaba al derecho de sucesión al trono del hijo mayor del rey. El fin de la p. era mantener el patrimonio familiar impidiendo que se esparciera por la división en partes cada vez más pequeñas. En al caso del pueblo de Israel, que era una sociedad patriarcal, además de mantener el patrimonio se garantizaba con esta práctica la pureza de la religión; es decir, que el primogénito no sólo gozaba de ciertos privilegios frente a sus demás hermanos, sino que adquirí­a por esta posición obligaciones de ejercer la autoridad, dirimir los conflictos familiares, mantener la tradición y la pureza religiosa. Por esta razón, la mala conducta del primogénito ocasionaba la pérdida de este privilegio, como le sucedió a Rubén, hijo mayor de Jacob. Este perdió la preeminencia en su familia, en castigo de su incesto, Gn 49, 3-4; la primogenitura le correspondió a José, 1 Cro 5, 1-2.

Siendo corriente la poligamia entre los israelitas pues el padre o jefe de familia podí­a tener, además de la esposa principal, otras secundarias, así­ como varias concubinas, la Ley reglamentaba todo lo concerniente a la p., pues era posible que el primogénito, que era el primero nacido de la esposa principal, fuese menor que los hijos de las otras esposas o concubinas; como también se daba el hecho de que el padre tuviera una mujer favorita dentro de las secundarias o concubinas, Gn 29, 30-31; sin embargo, en ningún caso, salvo el de mala conducta ya anotado, se podí­a despojar al primogénito de su derecho, Dt 21, 15-17. Un caso de estos se presentó en la familia de Abraham, pues siendo su mujer Sara estéril, tuvo un hijo con Agar, Ismael, una esclava, y posteriormente nació el hijo de su mujer principal, Isaac, y éste fue el primogénito, según la Ley, Gn 21, 9-13. El p. heredaba el doble de lo que recibí­a cada uno de los demás hijos varones, puesto que las mujeres estaban excluidas de este derecho, Dt 21, 17. El primogénito recibí­a la bendición paterna, rito éste que le confirmaba sus derechos y deberes como futuro cabeza de familia, Gn 27, 1-4. Cuando Isaac iba a bendecir a su primogénito Esaú, Jacob, a instancias de su madre Rebeca, usurpó este derecho y se le adelantó en la bendición, aprovechando la visión deficiente del padre; sin embargo, según los exegetas aquí­ se trata de un caso en el que operan los designios divinos, que escogió a Jacob para que fuera el padre del pueblo escogido, Israel, Gn 27, 1-45.

Estas normas sobre la p. en el pueblo de Israel también se encuentran en otros pueblos de la antigüedad, las cuales se encuentran, por ejemplo, en el Código de Hammurabi.

En cuanto a la monarquí­a la p. implicaba el derecho a suceder al padre en el trono; sin embargo, el favoritismo del rey por uno de sus hijos causó problemas en los momentos de elegir sucesor de un monarca, como cuando el rey ya estaba anciano, hubo problemas entre Adoní­as, hijo de Jaguit, y Salomón, hijo de Betsabé, a quien David escogió como su sucesor, 1 R 1; 2.

Yahvéh llama al pueblo elegido de Israel su p. entre los pueblos de la tierra, cuando envió a Moisés a pedir al faraón que dejara partir a los israelitas de Egipto, Ex 4, 22. Yahvéh hizo morir a los primogénitos de Egipto, de animales y hombres, décima plaga, por la negativa del faraón a dejar salir a los israelitas, Ex 11, 5; 12, 8 y 29.

En el N. T. Pablo llama a Cristo †œPrimogénito de toda la creación†, para afirmar que Jesucristo está por encima de todo principado o potestad, Col 1, 15-20; pues entre los colosences se les daba la preeminencia a los ángeles, Col 2, 18. Por el bautismo y por la fe en Jesucristo reciben los creyentes la filiación divina, y todos los cristianos son hermanos entre los cuales Jesús tiene la p., Rm 8, 29; a su vez los creyentes, entre los hombres, tienen también la p., Hb 12, 23.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

Entre los israelitas, Dios tení­a un derecho especial sobre los primogénitos, al menos desde el tiempo del éxodo cuando destruyó a los primogénitos de Egipto y reclamó a los de Israel por derecho de redención (Exo 13:2, Exo 13:12-16). La primogenitura incluí­a una doble porción de la herencia (Deu 21:15-17) y el privilegio del sacerdocio (Exo 13:1-2; Exo 24:5); pero en Israel, más adelante Dios apartó a la tribu de Leví­ en lugar de los primogénitos para ese servicio. (Nótese Num 3:38-51 donde los levitas son cerca del mismo número de primogénitos de Israel). Esaú perdió su primogenitura vendiéndola a Jacob por un poco de guisado (Gen 25:27-34; Heb 12:16). En Israel, Rubén perdió su primogenitura por el pecado y sus hermanos Simeón y Leví­ perdieron la suya por violencia; y así­, la bendición llegó a Judá (Gen 49:3-10).

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

En la sociedad israelita, el primogénito de una familia era considerado de una manera especial, confiriéndosele ciertos privilegios en la vida social, especialmente en materia hereditaria. Jacob dijo de Rubén: †œTú eres mi promogénito, mi fortaleza, y el principio de mi vigor† (Gen 49:3). Esa manera de pensar hací­a que se otorgara al primogénito ese papel de preponderancia en la familia, después del padre. El derecho a la p. fue lo que vendió Esaú a Jacob (Gen 25:29-33).

En términos religiosos, el primogénito pertenecí­a a Dios, en memoria de lo que el Señor habí­a hecho cuando mató a los primogénitos de Egipto y dejó vivir a los de los israelitas (†œJehová habló a Moisés, diciendo: Conságrame todo primogénito† [Exo 13:2]). Esto era aplicable también a los animales. Por tanto, se debí­a ofrecerlos a Dios de alguna manera. Para no hacerlo, era necesario redimirlos mediante una ofrenda. Tanto los primogénitos humanos, como de los animales de carga, podí­an ser redimidos (†œTodo primer nacido, mí­o es…. Pero redimirás con cordero el primogénito del asno…. Redimirás todo primogénito de tus hijos† [Exo 34:19-20]).
primer hijo también se le llamaba el †œque abre matriz†, dando a entender que se trataba del primer fruto o resultado de la gestión creadora de un hombre y una mujer. Según Deu 21:15-17 el padre estaba obligado a reconocer a su primer hijo como su principal heredero, dándole una doble porción de su patrimonio. Si habí­a dos hijos, al primogénito le tocaba recibir dos terceras partes de la herencia. Si habí­a tres hijos, le correspondí­a la mitad de la herencia. Esto se aplicaba sin importar que existiesen hijos de varias esposas.
concepto del primogénito como objeto de especial aprecio condujo al pensamiento de que ofrendarlo a una deidad constituí­a una valiosa demostración de devoción hacia ella, un verdadero sacrificio. Así­, en casos de necesidad extrema, cuando se querí­a conseguir el favor de la deidad, se sacrificaba al hijo primogénito. Eso fue lo que hizo el rey moabita †¢Mesa, que al verse derrotado en una batalla †œarrebató a su primogénito … y lo sacrificó en holocausto† (2Re 3:4-27). En Israel se llegó también a esa práctica, porque los profetas la denuncian (†œY los contaminé en sus ofrendas cuando hací­an pasar por el fuego a todo primogénito† [Eze 20:26]).
llama a Israel †œmi primogénito† (Exo 4:22). Como se ve, el término se utiliza también para señalar principalí­a, lugar supremo y especial, sin apelar al sentido de origen. Así­ puede verse en el Sal 89:27, donde se menciona la promesa del Mesí­as, diciendo: †œYo también le pondré por primogénito, el más excelso de los reyes de la tierra† (Sal 89:27). Con ese mismo sentido, Pablo llama al Señor Jesús †œel primogénito de toda creación† (Col 1:15) y †œel primogénito de entre los muertos† (Col 1:18).

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, COST DOCT

ver, NUZU, PLENITUD, CREACIí“N (Nueva)

vet, El derecho de primogenitura era considerado como propiedad exclusiva del primer nacido de una familia. Por lo general, el primogénito heredaba el rango, la situación y las prerrogativas de su padre; vení­a a ser jefe de la familia o de la tribu; heredaba asimismo una porción doble de los bienes paternos, derecho garantizado al hijo primogénito, incluso si habí­a una segunda esposa preferida a la madre del primogénito (Dt. 21:17; cfr. 2 R. 2:9). El derecho de primogenitura podí­a ser vendido a un hermano menor, como lo hizo Esaú a Jacob (Gn. 25:29, 34; He. 12:1; en el artí­culo NUZU se puede constatar el registro de un caso semejante). La primogenitura se podí­a también perder por una mala conducta (1 Cr. 5:1). El tí­tulo de Primogénito es dado al Señor Jesucristo en varios sentidos: (a) En su lugar en su familia terrena, como primogénito de Marí­a (Mt. 1:25; Lc. 2:7). (b) El primogénito de toda creación (Col. 1:15). Aquí­ tiene el sentido de la preeminencia y dignidad, de derecho, que recibí­a el primogénito de parte de su padre. No es por lo tanto una identificación con la Creación, como si El fuera la parte más preeminente de ella, sino que es presentado como primogénito sobre la creación, cabeza de ella. Así­, este tí­tulo denota Su posición y carácter, no Su origen. Es por ello que se menciona este carácter de primogenitura sobre toda la creación en relación con el hecho de que El es la imagen del Dios invisible (véase PLENITUD). (c) El es el primogénito de entre los muertos (Col. 1:18; Ap. 1:5). (d) Además de ser cabeza de la creación, pues “todo fue creado por medio de él y para él” (Col. 1:16; cfr. v. 17), (e) es también la cabeza de toda la nueva creación (véase CREACIí“N [LA NUEVA]) más allá de la muerte, sobre el terreno de resurrección. Un ejemplo de que el tí­tulo de primogénito es de dignidad y autoridad se ve en el Sal. 89:27, donde Salomón, décimo hijo de David (1 Cr. 3), recibe junto con el tí­tulo de “primogénito” el derecho al trono de su padre. Y el Hijo eterno, al venir a ser hombre, recibe, tras Su obra de Redención y posterior exaltación, este puesto de preeminencia adicional a Su eterna dignidad: el de “Primogénito de los muertos”, que se corresponde con el de “Primicia de los que durmieron” (1 Co. 15:20, 23), si bien el primer tí­tulo tiene más que ver con Su dignidad y el segundo con Su prioridad en el tiempo y Su carácter de precursor en poder. Así­, el tí­tulo de Primogénito denota que El es Señor Soberano sobre todas las esferas, temporales y eternas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

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Derechos que se tienen en alguna cultura por el hecho d haber nacido el primero. En cuestión de herencias, por ejemplo, en los sistemas sociales que se rigen por el régimen de mayorazgo, el hijo mayor adquiere lo esencial de la herencia paterna y así­ se conservan los bienes fundamentales del patrimonio de forma indivisible y se mantiene el tronco familiar.

Con todo hay que reconocer que, dentro de la igualdad de los hijos por derecho natural, los mayores, o el primogénito, adquieren cierta responsabilidad con respecto a la educación y protección de los hermanos menores. Es autoridad natural y no sólo reconocimiento por parte de los demás. En las culturas orientales se mantienen estas deferencias, aunque en la occidental se rechaza todo tipo de superioridad, tanto en la ley como en las costumbres.

Este es un valor que no conviene perder, por lo que representa de promoción de la responsabilidad y de la piedad familiar con respecto a los hermanos menores en la familia, aunque tampoco es bueno exagerar, dados los usos liberales de la sociedad moderna.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

Derechos que por naturaleza pertenecí­an al hijo primogénito. Tanto el término hebreo (bekjo·ráh) como el griego (pro·to·tó·ki·a) para †œprimogenitura† provienen de raí­ces que encierran la idea básica de †œprimogénito†.
Bajo el sistema patriarcal, el hijo mayor se convertí­a en el cabeza de familia a la muerte del padre, y tení­a autoridad sobre los demás miembros mientras viviesen en la casa, aunque también tení­a el deber de cuidarlos. El primogénito heredaba el puesto del padre al representar a la familia ante Jehová. Solí­a recibir la bendición especial del padre. (Gé 27:4, 36; 48:9, 17, 18.) Además, le correspondí­an dos partes de los bienes de su padre, en otras palabras, recibí­a dos veces más de lo que recibí­an sus hermanos. Bajo la ley mosaica, un hombre que tuviera más de una esposa no podí­a quitarle la primogenitura a su hijo mayor y dársela al hijo de la esposa predilecta. (Dt 21:15-17.)
En tiempos de los patriarcas, el padre podí­a transferir la primogenitura a otro hijo por ciertas causas, como en el caso de Rubén, que perdió sus derechos de primogénito debido a que fornicó con la concubina de su padre. (1Cr 5:1, 2.) El primogénito podí­a vender su primogenitura a alguno de sus hermanos, como hizo Esaú, quien despreció su primogenitura y la vendió a su hermano Jacob a cambio de una sola comida. (Gé 25:30-34; 27:36; Heb 12:16.) No hay registro de que Jacob hiciese valer la primogenitura que habí­a comprado para obtener una parte doble de la propiedad de Isaac, que consistí­a en bienes muebles o personales puesto que, con la excepción del campo de Macpelá, donde habí­a una cueva que serví­a de sepultura, Isaac no tení­a tierras. En lo que Jacob estaba verdaderamente interesado era en transmitir valores espirituales a su familia, es decir, la promesa dada a Abrahán concerniente a la descendencia. (Gé 28:3, 4, 12-15.)
En el caso de los reyes de Israel, la primogenitura parece haber conllevado el derecho de sucesión al trono. (2Cr 21:1-3.) No obstante, puesto que Jehová era el verdadero Rey y Dios de Israel, no tuvo en cuenta tal derecho cuando esto se adecuaba a su propósito, como ocurrió con Salomón. (1Cr 28:5.)
Como Jesucristo es †œel primogénito de toda la creación† y siempre ha sido fiel a su Padre Jehová Dios, disfruta del derecho de primogenitura, por el que se le ha nombrado †œheredero de todas las cosas†. (Col 1:15; Heb 1:2; véase HERENCIA.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

prototokia (prwtotovkia, 4415), derecho de nacimiento, primogenitura (de protos, primero, y tikto, engendrar; cf. prototokos, artí­culo anterior). Se encuentra en Heb 12:16, con referencia a Esaú. La primogenitura involucraba preeminencia y autoridad (Gen 27:29; 49.3). Otro derecho era el de la doble porción (Deu 21:17; 1Ch 5:1,2). En relación con el derecho de la primogenitura habí­a la paternidad del Mesí­as. Esaú vendió su primogenitura a Jacob por un mero guisado de lentejas, menospreciando de una manera profana este último privilegio espiritual (Gen_25 y 27). En la historia de la nación, Dios, ocasionalmente, echó a un lado el derecho de la primogenitura, para mostrar que los objetos de su elección no dependí­an de la voluntad de la carne, sino de su propia autoridad. Así­, Isaac fue preferido sobre Ismael, Jacob sobre Esaú, José sobre Rubén, David sobre sus hermanos mayores, y Salomón sobre Adoní­as.¶

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento