RECOMPENSA

v. Galardón, Paga, Premio, Retribución
Gen 30:18 y dijo Lea: Dios me ha dado mi r, por
2Ch 15:7 esforzaos .. hay r para vuestra obra
Psa 91:8 ojos mirarás y verás la r de los impíos
Pro 24:14 la sabiduría; si la hallares tendrás r
Isa 40:10; 62:11


Algo que se da, ya sea por una acción buena o mala (Gen 15:1; Psa 91:8; Jer 40:5; Mic 7:3; 1Ti 5:18; Rev 22:12).

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

(galardón).

Algo que se da como reconocimiento a una obra buena o mala, Deut.28, Sal 9:8, Jer 4:5 Mat 5:46, Col 3:24.

– El cielo o el Infierno, Mat 25:31-46, Jua 5:29, Rom 2:5-11, 2Co 5:10, Ap. 20.

11-15, Mat 16:27, Efe 2:10. Ver “Cielo”, “Infierno”.

– La fe no se da como “recompensa”, sino “gratis”, lo mismo que las manos, o los padres, o el lugar donde uno nació, o el color de la piel.

– La salvación del pecado, del demonio y de la Ley, es también “gratis”, por “fe”, Efe 2:8-10 : Pero se da, “para hacer buenas obras”, por las que seremos recompensados en el Juicio Fina: (ver citas anteriores de Cielo).

Diccionario Bí­blico Cristiano
Dr. J. Dominguez

http://biblia.com/diccionario/

Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano

Con esta palabra se traducen varios términos hebreos que encierran la idea de salario, pago, compensación o premio. †¢Lea puso a uno de sus hijos el nombre de †¢Isacar, que quiere decir †œhay r.†, diciendo: †œDios me ha dado mi r., por cuanto di mi sierva a mi marido† (Gen 30:18). En vista de los altos servicios prestados por †¢Barzilai a David, éste le invitó a regresar con él a Jerusalén. Barzilai dijo: †œ¿Por qué me ha de dar el rey tan grande r.?† (2Sa 19:36). También se usa la palabra con una carga negativa, para hablar de logros ilí­citos. Isaí­as denunció que los prí­ncipes de Judá amaban †œel soborno† e iban †œtras las r.† (Isa 1:23). Miqueas habla de jueces que juzgan †œpor r.† (Miq 7:3).

Cuando Dios actúa ante las acciones malas de los hombres, haciendo juicio, se dice que está dando la r. que merecen las malas obras (†œTú lo has visto; porque miras el trabajo y la vejación, para dar la r. con tu mano† [Sal 10:14]; †œPorque cercano está el dí­a de Jehová sobre todas las naciones; como tú hiciste se hará contigo; tu r. volverá sobre tu cabeza† [Abd 1:15]).
el NT la palabra que se utiliza es misthos, traducida como r., galardón, salario, o premio, según el contexto (†œPorque si amáis a los que os aman, ¿qué r. tendréis?† [Mat 5:46]; †œGozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos† [Mat 5:12]; †œPero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia…† [Rom 4:4]; †œ…siguiendo el camino de Balaam hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad† [2Pe 2:15]).
†œpagará a cada uno conforme a sus obras†, dice Pablo. La r. que dará se describe así­: †œ… vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad† (Rom 2:5-11). Una vez que la persona ha sido salvada por la gracia del Señor Jesús, es de suponer que procurará †œocuparse en buenas obras† (Tit 3:8). La misma gracia del Señor hace que esas obras sean tomadas en cuenta. él recompensará a los que le sirven. Dios juzgará †œsegún la obra de cada uno† (1Pe 1:17). Pablo dice a los Corintios: †œPorque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo† (2Co 5:10). †¢Obras.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, DOCT

ver, JUICIO

vet, Término que, aunque en ocasiones usado de retribución para el mal (Sal. 91:8; Abd. 15), se usa más generalmente de algo que se da en reconocimiento de una conducta satisfactoria para quien la da. En el NT se habla con frecuencia de las futuras recompensas para los cristianos. Dirigiéndose a los Suyos, el Señor anuncia: “He aquí­, yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según su obra” (Ap. 22:12). El que se dedica al servicio del Señor, si su obra permanece, recibirá recompensa (1 Co. 3:8, 14; cfr. 2 Jn. 8). La recompensa, aunque un aliento, no debiera ser el motivo de la actuación del cristiano, que debe poder decir de corazón: “Porque el amor de Cristo nos constriñe” (2 Co. 5:14). El creyente es exhortado a no ser privado de su premio (Col. 2:18; cfr. 3:23, 24; Ap. 3:11). No se debe confundir, sin embargo, la salvación eterna con las recompensas. La salvación no es una recompensa, sino un don de pura gracia (cfr. Ef. 2:8, 9). La recompensa se da a cada creyente en base a las obras que haya hecho en fidelidad al Señor (Ef. 2:10). En el tribunal de Cristo (2 Co. 5:10) serán evaluadas, y se dará la recompensa por la construcción que cada uno haya llevado a cabo (1 Co. 3:10-14). Si la obra de un creyente es indigna de recompensa, la perderá, pero sin embargo él será salvo, sobre el terreno de la obra de Cristo, de pura gracia (1 Co. 3:14-15). (Véase JUICIO, c.)

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

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Premio que se recibe en virtud de una acción buena realizada, ya sea debida a una promesa explí­cita o a la natural inclinación a favorecer lo bueno realizado y a castigar lo malo no evitado.

La recompensa es tanto más importante cuanto más sencillo y elemental es el estado de quien la recibe. Por eso el concepto de recompensa es algo muy importante en la animación infantil y adolescente. El educador de todo tipo, también el profesor de religión o el catequista, debe estudiar el sistema de recompensas para que se conviertan en estí­mulos en el proceso de la formación, para la mejora de los aprendizajes, para el buen comportamiento y para quel agraden las tareas propias de su actuación.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

La palabra recompensa y otras con el mismo significado (pago, presente, volver—en retribución—, devolver, recibir) aparecen un centenar de veces en la Biblia española. Hay cuatro palabras griegas y varias hebreas que dan este sentido.

En el uso que actualmente le damos, recompensa es un obsequio dado en reconocimiento por algún servicio prestado, sea bueno o malo. Sin embargo, en el sentido bíblico hay mucha variedad, incluyendo ideas tales como pago (Sal. 103:10), castigo (Sal. 91:8) y presente (1 R. 13:7). Por lo tanto, incluye el castigo que uno recibe en las experiencias de la vida por las malas acciones (Mt. 6:5) así como la retribución futura (Sal. 91:8). Varias veces la palabra se usa para expresar el mal hecho a una persona cuando se esperaba un bien (Gn. 44:4; Sal. 35:12).

Cristo, con frecuencia, usó las recompensas como un incentivo para el servicio. Éste ha sido un pensamiento perturbador para algunos. Uno no necesita sentirse turbado por esto si entiende la naturaleza bíblica de las recompensas y desecha todo pensamiento de materialismo. Las recompensas son el resultado del esfuerzo humano, por cierto, pero, como dice Weiss: «Como los siervos de Dios en la teocracia israelita, debido a su relación de pacto, tenían derecho al cumplimiento de la promesa como recompensa por el cumplimiento de sus obligaciones en el pacto, así el discípulo de Jesús tiene derecho a esperar el cumplimiento de la salvación como una recompensa por el cumplimiento de las demandas que se le hacen en virtud de su calidad de discípulo» (B. Weiss, Biblical Theology of the New Testament, Vol. I, T&T Clark, Edimburgo, 1885, p. 144).

Para los cristianos las recompensas tienen una significación escatológica. Pablo enseña que todo hombre comparecerá ante el tribunal de Cristo para el juicio de sus obras (Ro. 14:12; 2 Co. 5:10). En nuestro pensamiento esto debe distinguirse claramente del juicio por el pecado, porque éste, en lo que respecta al creyente es para siempre algo pasado (Ro. 5:1). La salvación es un don (Ef. 2:8–9) mientras las recompensas se ganan (1 Co. 3:14). Los dos principales pasajes de la Escritura que discuten en forma extensa las recompensas son 1 Co. 3:9–15 y 1 Co. 9:16–27. Se puede encontrar información adicional estudiando los diversos pasajes donde se describen como coronas las recompensas por el servicio (1 Co. 9:25; Fil. 4:1; 1 Ts. 2:19; 2 Ti. 4:8; Stg. 1:12; 1 P. 5:4; Ap. 2:10; 3:11).

Diversos tipos de servicios merecen recompensas, como el soportar la tentación (Stg. 1:12), el buscar diligentemente a Dios (Heb. 11:6), morir por Cristo (Ap. 2:10), la fiel obra pastoral (1 P. 5:4), hacer fielmente la voluntad de Dios y amar su venida (2 Ti. 4:8), la ganancia de almas (1 Ts. 2:19–20), la mayordomía fiel (1 Co. 4:1–5), hechos de misericordia (Gá. 6:10), la hospitalidad (Mt. 10:40–42). Las recompensas pueden perderse (Ap. 2:10; 2 Jn. 8). Entonces también es posible estar ocupado en el servicio del Señor y no recibir recompensa alguna (1 Co. 3:15; 9:27) o recibir poco cuando uno debiera recibir mucho (2 Jn. 8).

Véase también Corona.

BIBLIOGRAFÍA

  1. Walker en HDAC; L.S. Chafer, Systematic Theology, vol. IV, pp. 396–405; B. Weiss, Biblical Theology of the New Testament, Vol. I, pp. 143–147.

Howard Z. Cleveland

HDAC Hastings’ Dictionary of the Apostolic Church

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (511). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología

Trece raíces heb., de las cuales śāḵār y šōḥaḏ son las principales, sirven de base a las expresiones veterotestamentarias de “recompensa”. En gr. se usan el verbo upodidōmi y el sustantivo misthos. Todos estos vocablos trasmiten el significado de pago, alquiler, o salario, y hay casos de “recompensa” como pago por el trabajo realizado honestamente (1 Ti. 5:18) como también de ganancia deshonesta, e. d. soborno (Mi. 3.11).

1. Toda recompensa depende para su significación del carácter del que la otorga, y las recompensas de Dios, con las que principalmete tienen que ver los escritores bíblicos, tanto en el sentido de bendiciones como de castigos, son manifestaciones de su justicia, e. d. de si mismo (p. ej. Sal. 58.11) e inseparebles de su pacto (Dt. 7.10), al que están anexados sus mandamientos. Así, el segundo mandamiento relaciona la pena por desobediencia con el celo de Dios, y la recompensa de la obediencia con su misericordia (Ex. 20.5). Dt. 28 explica el bienestar de Israel en función de sumisión al pacto, tema que desarrollan los profetas posteriores (p. ej. Is. 65.6–7; 66.6). El que la obediencia a Dios producirá recompensas temporales visibles es algo que con justicia se espera en toda la Biblia, pero dos conclusiones falsas se sacaron también de enseñanzas tales como Dt. 28, a saber (i) que la justicia se recompensa automáticamente en forma material, y (ii) que el sufrimiento es señal segura de pecado (Job; Sal. 37; 73, reflejan la tensión creada por estas falsas deducciones, y Ec. 8.14 señala un cinismo extremo). Con todo, debe notarse que en el AT Dios mismo y su salvación ya se conocen como la suprema recompensa (Is. 62.10–12; Sal. 63.3), más bien que sus dones.

2. Jesús prometió recompensas a sus discípu!os (Mr. 9.41; 10.29; Mt. 5.3–12), tan aparejadas con la negación de uno mismo y el sufrimiento por amor al evangelio como para impedir toda actitud mercenaria. Aniquiló la noción farisaica del servicio meritorio (Lc. 17.10), y desalentó el apetito por la recompensa humana (Mt. 6.1), ya que el Padre es la mejor recompensa del discípulo. Jesús demuestra que la recompensa es inseparable de sí mismo y de Dios, y los apóstoles se empeñaron en establecer que la obediencia y la fe del hombre dependen totalmente de la misericordia y la gracia (Ro. 4.4; 6.23). La realización de obras, y por lo tanto la recompensa, es algo que por cierto se busca, pero simplemente como índice de una fe viva (Stg. 2.14–16; Jn. 6.28), no como base para exigencias ante Dios. La recompensa de la salvación en Cristo comienza en el tiempo (2 Co. 5.5) pero su cumplimiento se busca después del *juicio (recompensas y castigos finales), cuando el pueblo del pacto entra en el pleno disfrute de la visión de Dios, que es su recompensa permanente (Ap. 21.3).

Bibliografía. °J.-J. von Allmen, Vocabulario bíblico, 1968; B. Siede, P. Bottger, O. Becker, “Recompensa”, °DTNT, t(t). IV, pp. 29–36.

Arndt (véase art. misthos); J.-J. von Allmen, Vocabulary of the Bible, 1958 (véase “reward”); TWBR (vease “reward”); K. E. Kirk, The Vision of God (versión resumida), 1934, pp. 69–76; P. C. Bottger et al., NIDNTT 3, pp. 134–145.

M.R.W.F.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico