REINA DE LOS CIELOS

sobrenombre de Istar o Astarté. Deidad del amor y la fertilidad. Era patrona de babilonios, asirios y fenicios, Se identificaba con la luna, su adoración fue condenada por Moisés, Dt 4, 19; 17, 3. El culto consistí­a en quemar incienso a la R. de los C. y hacerle libaciones, se hartaban de pan; era un culto de las mujeres, Jr 44, 15 y 19, en el que además de los ritos referidos le ofrecí­an pasteles con su efigie, Jr 44, 19.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

(heb., meleket ja-shamayim, reina de los cielos).

Tal vez, la deidad femenina a quien, con la ayuda y consentimiento de sus familias, las mujeres hebreas hicieron ofrendas (Jer 7:18; Jer 44:17-25).

La identificación más probable es con Astarte, diosa del amor y de la fertilidad, sinónimo de la asiria y babilonia Istar y de la Venus romana. El duelo por Tamuz estaba asociado con el culto a ella (Eze 8:14). Su rito era la licencia y obscenidad caracterí­sticas de los cultos de la fertilidad oriental, siempre una tentación para los hebreos y el objetivo principal del ataque de los profetas contra el paganismo.

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

Tí­tulo de una diosa a la que adoraban los israelitas apóstatas en los dí­as de Jeremí­as. (Jer 44:17-19.)
Aunque en el culto a la †œreina de los cielos† estaban implicadas principalmente las mujeres, al parecer toda la familia participaba de alguna manera. Las mujeres cocí­an tortas de sacrificio, los hijos recogí­an la leña y los padres prendí­an el fuego. (Jer 7:18.) El hecho de que los que huyeron a Egipto después del asesinato del gobernador Guedalí­as atribuyeran su calamidad a su negligencia en hacer humo de sacrificio y libaciones a la †œreina de los cielos†, refleja que la adoración a esta diosa habí­a arraigado entre los judí­os. Sin embargo, el profeta Jeremí­as indicó vigorosamente lo equivocados que estaban. (Jer 44:15-30.)
Las Escrituras no identifican de modo especí­fico a la †œreina de los cielos†. Hay quien opina que se trataba de Inanna, la diosa sumeria de la fertilidad, que en Babilonia recibí­a el nombre de Istar. El nombre Inanna significa literalmente †œReina del Cielo†, y los textos acadios llaman a Istar †œreina de los cielos† y †œreina de los cielos y las estrellas†.
Parece ser que el culto a Istar se extendió a otras naciones. En una de las tablillas de el-Amarna, dirigida a Amenhotep III, el autor, Tusratta, menciona a †œIstar, dueña del cielo†. En Egipto, una inscripción del rey Horemheb, quien se cree que reinó durante el siglo XIV a. E.C., menciona a †œAstarté [Istar], señora del cielo†. Un fragmento de una estela hallado en Menfis que data del reinado de Merneptah, un monarca egipcio que, según se cree, reinó en el siglo XIII a. E.C., contiene una representación de Astarté junto con la inscripción: †œAstarté, señora del cielo†. Durante el perí­odo persa, a Astarté se la conocí­a en Siene (la moderna Asuán) con el sobrenombre de †œreina de los cielos†.
El culto a la †œreina de los cielos† se extendió hasta el siglo IV E.C. Hacia el año 375 E.C., Epifanio escribió en su tratado Panarion (79, 1, 7): †œAlgunas mujeres adornan una especie de carro o un banco con cuatro esquinas, y en cierto dí­a festivo del año, tras cubrirlo con una tela de lino, colocan ante él un pan y lo ofrecen en nombre de Marí­a. Luego todas las mujeres participan de este pan†. Epifanio (79, 8, 1, 2) relacionó estas costumbres con el culto a la †œreina de los cielos† del que se habla en Jeremí­as, y citó Jeremí­as 7:18 y 44:25. (Epiphanius, edición de Karl Holl, Leipzig, 1933, vol. 3, págs. 476, 482, 483.)

Fuente: Diccionario de la Biblia