SANTUARIO

v. Casa, Iglesia, Tabernáculo, Templo
Exo 15:17 en el s que tus manos .. han afirmado
Exo 25:8 harán un s para mí, y habitaré en medio
Exo 36:1 hacer toda la obra del servicio del s
Lev 21:12 ni saldrá del s, ni profanará el s de su
Lev 26:2 y tened en reverencia mi s. Yo Jehová
1Ki 8:6; 2Ch 5:7 metieron el arca .. en el s de
1Ch 22:19 levantaos, y edificad el s de Jehová
1Ch 28:10 para que edifiques casa para el s
2Ch 30:8 someteos a Jehová, y venid a su s
Psa 46:4 Dios, el s de las moradas del Altísimo
Psa 60:6; 108:7


Santuario (heb. miqdash, “lugar sagrado”, “santuario”; qôdesh, “lo que es santo”, “[lugar] santo”, “[cosas] santas” [ambas palabras provienen del verbo qâdash, “poner aparte”; es decir, apartar algo del uso común]; gr. háguios [a menudo en plural], “lo que es santo”, “santuario”). Lugar consagrado a la adoración del verdadero Dios, especialmente el tabernáculo* erigido en el monte Sinaí­ (Exo 25:8, etc.) 1055 y el templo,* que se levantó más tarde en el monte Moriah (2Ch 3:1; 20:8; etc.). El santuario mencionado en Amo 7:13 era un lugar nacional de idolatrí­a, tal vez un templo, erigido por Jeroboam en Betel para la adoración del becerro de oro establecido allí­. En el NT se mencionan los “santuarios” (gr. sébasma) con la idea, propia del original, de “objetos de devoción [adoración]”. Estos objetos que Pablo observó en Atenas lo llevó a concluir que los atenienses eran “demasiado supersticiosos” o “muy religiosos”. Con respecto a los servicios del santuario véanse Continuo; Sacerdote; Sacrificios y Ofrendas.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

(heb., miqdash, gr., hagion, lugar santo). Este se refiere casi exclusivamente al tabernáculo o templo. El santuario de Dios era su domicilio o morada terrena establecida, el lugar donde él escogió morar entre su pueblo (Psa 114:2). Dios mismo es un santuario para su pueblo (Isa 8:14; Eze 11:19). La palabra se emplea particularmente en relación con el lugar santí­simo, sea del tabernáculo o del templo. Cuando se usa en el plural, usualmente denota altares idolátricos, o lugares altos, los cuales los israelitas que consintieron con el paganismo construyeron algunas veces (Amo 7:9). Un santuario también era un lugar de asilo, los cuernos del altar especialmente eran considerados como inviolables (comparar 1Ki 2:28-29). En Hebreos (Heb 8:2; Heb 9:1-2; Heb 13:11), el autor aclara que el santuario terrenal era solamente un tipo del verdadero santuario, el cual está en cielo, del que Cristo es el Sumo Sacerdote y en el que él se ofrece a sí­ mismo como un sacrificio (Heb 10:1-18).

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

Este término se usa aplicándolo a un lugar que se considera sagrado, inclusive si no es dedicado al Dios verdadero (Isa 16:12; Hch 17:23). La morada de Dios es llamada s. (Exo 15:17). Pero ordena que Israel le haga un s. para su morada (Exo 25:8), de donde surge la sanción divina para la construcción del †¢tabernáculo y el †¢templo. La palabra s. se refiere la mayorí­a de las veces a uno de estos dos. Allí­ el creyente ve el poder y la gloria de Dios (Sal 63:2), así­ como sus caminos (Sal 68:24). Allí­ se entiende cómo resultarán las cosas al final (Sal 73:17). Es el lugar donde se alaba a Dios (Sal 150:1).

De una forma más especí­fica, se llamaba s. al conjunto del Lugar Santo y el Santí­simo en el tabernáculo y el templo. Así­, a Zacarí­as le tocó el turno de ofrecer incienso †œentrando en el s. del Señor†, donde se le apareció un ángel †œa la derecha del altar del incienso† (Luc 1:9-11; Heb 13:11). Hay un s. terrenal (Heb 9:1), que era el tabernáculo y el templo, y otro, que es el verdadero, el celestial, del cual el Señor Jesús es el ministro (Heb 8:1-2; Heb 9:24). Dios mismo es el s., el templo (Apo 21:22). †¢Tabernáculo. †¢Templo.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, CONS

ver, TABERNíCULO, TEMPLO

vet, Significa “[lugar] santo”, y se usa en el AT para designar tanto el Tabernáculo como el Templo como un todo, y el “lugar santo” y el “santí­simo” en contraposición a las otras partes. El santuario era el lugar en el que, fuera de la presencia del hombre y del mundo, se podí­a contemplar la gloria de Dios y comprender Sus propósitos (cfr. Sal. 73:17). Era el lugar en el que se ofrecí­an los sacrificios y donde se adoraba a Dios. En el NT, este término se aplica también a las partes santas del Tabernáculo (He. 9:1; 13:11). En He. 9:1 recibe la calificación de “terreno” (“kosmikos”), en contraste con el verdadero Tabernáculo “que levantó el Señor y no el hombre” (He. 8:2). El término “santuario” en este último pasaje es lit., “santos” (lugares o cosas). De ello, Cristo es el ministro. El santuario del cristiano consiste en la luz de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. Dios se revela sin velo interpuesto. No tiene templo terreno, como tampoco lo habrá en la celestial Nueva Jerusalén, porque “el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero” (Ap. 21:22). (Véanse TABERNíCULO, TEMPLO.)

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

[483]
Templo o lugar al que se le atribuye cierto carácter sagrado por algún hecho milagroso acaecido o por la simple confluencia de fieles para desarrollar sus devociones o expresar sus sentimientos religiosos.

Los santuarios o lugares de culto surgieron en todas las religiones, hasta las más primitivas. Entre los cristianos, los lugares relacionados con la vida y muerte de Jesús o de los Apóstoles, y los vinculados al lugar del martirio de algunas figuras cristianas representativas, fueron objeto de especial veneración para los creyentes.

Luego se extendieron estas preferencias y en los largos siglos de la Edad Media la cristiandad entera se llenó de lugares de culto y de santificación.

Los santuarios apostólicos, como San Pedro de Roma y Santiago de Compostela, atrajeron masas ingentes de peregrinos. Y en los siglos recientes, algunos santuarios marianos, como Guadalupe, Fátima o Lourdes siguen atrayendo la piedad popular de forma poderosa. (Ver Mariana. Devoción 5.3)

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

Tiene varias significaciones: el lugar donde se colocaba el Arca de la Alianza; el tabernáculo; más tarde el templo, y el lugar más santo del templo, el Santo de los Santos (el Santí­simo), lugar donde se daba culto a Dios y se ofrecí­an los sacrificios. Jesucristo funda el nuevo santuaric que es la Iglesia, pueblo santo de Dios, er el que toda la vida moral, en su aspectc individual y comunitario por la caridad, e: un culto ofrecido a Dios con el sacrificic de Jesús, vivido sobre todo en la Eucaristí­a: ->Templo.

E. M. N.

FERNANDEZ RAMOS, Felipe (Dir.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Editorial Monte Carmelo, Burbos, 2001

Fuente: Diccionario de Jesús de Nazaret

Lugar de carácter sagrado donde se venera a Dios o a los dioses. (1Cr 22:19; Isa 16:12; Eze 28:18; Am 7:9, 13.) Un †œsantuario† no tiene que ser necesariamente un edificio especial, pues el santuario de Siquem al que se hace referencia en Josué 24:25, 26 puede que simplemente fuera el lugar donde Abrahán habí­a erigido un altar siglos antes. (Gé 12:6, 7.) Sin embargo, la expresión †œsantuario† designa con frecuencia el tabernáculo (Ex 25:8, 9) o el templo de Jerusalén. (1Cr 28:10; 2Cr 36:17; Eze 24:21.) Aplicado al tabernáculo, †œsantuario† podrí­a significar toda la tienda y su patio (Ex 25:8, 9; Le 21:12, 23), el mobiliario y los utensilios del santuario (Nú 10:21; compárese con Nú 3:30, 31), o podrí­a referirse al Santí­simo (Le 16:16, 17, 20, 33).
Como lugar santo, el santuario de Dios tení­a que mantenerse incontaminado. (Nú 19:20; Eze 5:11.) Por lo tanto, los israelitas deberí­an †œabrigar respetuoso temor† a ese lugar especial donde Dios moraba de manera representativa. (Le 19:30; 26:2.) Cuando se les llevó de la Tierra Prometida al exilio, ya no tuvieron ningún santuario fí­sico, pero Jehová les prometió que El mismo serí­a como †œun santuario† para ellos. (Eze 11:16.)
La expresión griega na·ós se usa en un sentido amplio para representar todo el complejo del templo (Jn 2:20) o solo el edificio central, con sus compartimientos Santo y Santí­simo separados por la cortina. (Mt 27:51.) Por ejemplo, cuando Zacarí­as entró †œen el santuario† para ofrecer incienso, entró en el Santo, puesto que era allí­ donde estaba situado el altar de incienso. (Lu 1:9-11.)
El lugar donde Dios mora en los cielos es un santuario o lugar santo. En este santuario celestial, el apóstol Juan contempló en visión el arca del pacto después del toque de la †˜séptima trompeta†™. (Rev 11:15, 19.) Posteriormente, vio ángeles que salí­an de ese santuario, y con relación al derramamiento de los †œsiete tazones† de la cólera de Dios, oyó una †œvoz fuerte† procedente del santuario. (Rev 14:15, 17; 15:5, 6, 8; 16:1, 17.)
Al apóstol Juan se le dijo en visión sobre el patio terrestre del gran templo espiritual de Dios: †œLevántate y mide el santuario del templo de Dios y el altar y a los que adoran en él. Pero en cuanto al patio que está fuera del santuario del templo, échalo fuera y no lo midas, porque ha sido dado a las naciones, y ellas hollarán bajo sus pies la santa ciudad por cuarenta y dos meses†. (Rev 11:1, 2.) El templo al que se hace referencia aquí­ no podí­a ser el de Jerusalén, puesto que ese edificio habí­a sido destruido unas tres décadas antes. Como las naciones de las que se habla eran terrestres, solo se les podí­a †˜dar†™ un patio que también estuviera en la Tierra. De modo que tiene que representar una condición de la que disfrutan los seguidores ungidos de Jesús mientras están en la Tierra. Si bien serí­a imposible que las naciones pisotearan una ubicación celestial, podrí­an tratar de forma vergonzosa a las personas engendradas por el espí­ritu de Dios para ser sus hijos y que estuviesen en ví­as de recibir una herencia celestial con Cristo. (Rev 3:12.) De manera similar, la profecí­a de Daniel concerniente a la acción de echar abajo †œel lugar establecido de su santuario† (Da 8:11) y su profanación (Da 11:31) parece señalar a acontecimientos relacionados con los que estaban sirviendo de sacerdotes en el gran templo espiritual de Dios.
Los miembros de la congregación cristiana, el cuerpo de Cristo, constituyen un templo o santuario donde Dios habita por espí­ritu. (1Co 3:17; Ef 2:21, 22; 1Pe 2:5, 9; véase TEMPLO [Los cristianos ungidos, un templo espiritual].)

Fuente: Diccionario de la Biblia

1. jagion (agion, 39), neutro del adjetivo jagios, santo. Se utiliza de aquellas estructuras que se ponen aparte para el servicio de Dios: (a) del tabernáculo en el desierto (Heb 9:1 “su santuario que lo era de este mundo”, VM); en el v. 2 la parte exterior recibe el nombre de “el Lugar Santo” (RV: “Santuario”); aquí­ se utiliza en plural neutro jagia, al igual que en el v. 3. Hablando de la ausencia del artí­culo, Westcott dice “La forma carente de artí­culo (agia, jaguia) (literalmente santos) en este sentido parece ser peculiar, como también más abajo (agia aJgivwn, jaguia jaguion), si es que en verdad esta es la lectura correcta. Quizá se elige para llamar la atención al carácter del santuario con todas sus partes: cf. Moulton-Winer, p. 220”. En su margen, Westcott y Hort prefijan el artí­culo ta a jaguia en los vv. 2 y 3. En el v. 3 la parte interior recibe el nombre de “el Santo de los Santos” (cf. F. Lacueva, Nuevo Testamento Interlineal, loc. cit.), traducido “Lugar Santí­simo” en RV, RVR, VM, etc.; en el v. 8, “Lugar Santí­simo”, lit., “el camino del Santí­simo”; en el v. 24: “santuario” (VM: “en un Lugar Santo”), plural neutro; lo mismo en el v. 25: “Lugar Santo” (VM; RVR: “Lugar Santí­simo”), y en 13.11: “santuario”; en ninguno de estos pasajes aparece separadamente la palabra topos, lugar, como del templo en Mat 24:15; (b) del “cielo mismo”, esto es, la presencia inmediata de Dios y su trono, Heb 8:2 “el santuario” (Versí­on Revisada Inglesa, margen: “holy things”, esto es: “cosas santas”); el plural neutro con el artí­culo señala al texto como correcto, en vista de 9.24,25 y 13.11 (véase más arriba), designado exegéticamente “el verdadero tabernáculo”; plural neutro en 9.12: “el Lugar Santo” (VM; RVR traduce “Lugar Santí­simo”); lo mismo en 10.19, donde sin embargo tanto RVR como VM traducen “Lugar Santí­simo”; no hay compartimientos separados en el santuario antití­pico y celestial, en el que los creyentes tienen “libertad para entrar” por la fe.¶ 2. naos (naov”, 3485), se utiliza de la parte interior del templo en Jerusalén, en Luk 1:9, 21,22. Véase TEMPLO. 3. sebasma (sevbasma, 4574), véase CULTO. Se traduce “santuarios” en Act 17:23: Nota: Para “santuario” (dos veces) en 1Co 9:13 (RV; RVR: “templo”), traducción de jieros y jieron, respectivamente, véase SAGRADO (para el primer término) y TEMPLO (para el segundo).

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento

La palabra santuario aparece por primera vez en el cántico de Moisés (Ex. 15:17), donde se refiere al monte de su heredad (Palestina). Su morada terrenal establecida, el tabernáculo (Ex. 25:8) tiene su original en los cielos vistos como un santuario (Sal. 102:19). El tabernáculo terrenal fue su propia elección como una morada entre su pueblo. También se le describe como haciendo de Judá su santuario en un sentido especial (Sal. 114:2). Miqdāš y qōḏeš, usados intercambiablemente, se refieren al templo (2 Cr. 20:8), y en forma particular al lugar santísimo, sea del tabernáculo o del templo. El plural (Lv. 21:23; Jer. 51:51) se usa generalmente para denotar santuarios idólatras, los que en la práctica pagana eran los «lugares altos» donde los dioses (véase) tienen su asiento y donde se revelan a los hombres. En tales casos, lugar alto y santuario eran sinónimos (Am. 7:9). Betel (santuario del rey, Am. 7:13), Ramah (donde Samuel sacrificaba), Siquem, etc., fueron quizá los primeros centros paganos de adoración. Por otro lado, Dios mismo es un santuario para su pueblo (Is. 8:14; Ez. 11:19). Véase también la declaración paralela de Sal. 90:1. Asociados en significado, pero sin que se llamen santuarios, aunque presumiblemente llamados altares, eran los lugares de refugio, donde aquellos que involuntariamente habían dado muerte a un hombre podían encontrar refugio temporal (Ex. 21:13). Esto fue una anticipación a las ciudades de refugio de Palestina (Nm. 35), cuya idea general era una característica general de las naciones antiguas.

Robert F. Cribble

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (561). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología

La palabra heb. miqdāš y su correlativa qōḏeš, definen un lugar apartado para el culto a Dios o a dioses. Mientras que la Biblia usa estas palabras casi enteramente para el lugar donde se adoraba a Yahvéh, el estudio de ciertas lenguas emparentadas tales como el cananeo muestra que estos mismos términos se usaban para el culto de los primitivos habitantes de la Palestina. Las excavaciones han revelado una gran variedad de santuarios que se remontan hasta el 4º milenio a.C. El conjunto más completo de santuarios que se conoce hasta el presente es el que se desenterró en Meguido. Se dispone ahora de una considerable variedad de imágenes y utensilios del culto para su estudio.

El santuario más antiguo de Israel era la tienda móvil conocida como el *tabernáculo donde se colocaba el arca que contenía las tablas del pacto (Ex. 25.8, etc.). Descripciones detalladas de las diversas partes de esta estructura aparecen en Ex. 25–31 y 36–40, y el complejo ritual asociado con ella se detalla en Levítico.

Con el establecimiento de Israel en la tierra prometida, David planeó, y Salomón completó, un lugar permanente de culto (1 Cr. 22.19; 28.10, etc.)

La apostasía en los días de los reyes introdujo prácticas foráneas en el templo. Ezequiel y Sofonías reprocharon al pueblo de Dios por profanar su santuario (Ez. 5.11; 23.39; 28.18, etc.; Sof. 3.4).

Los primitivos santuarios de Israel se erigieron en los lugares donde Dios apareció a su pueblo o escogió “para poner en él su nombre”. Finalmente Jerusalén se convirtió en centro oficial del culto. (* Lugar Alto; * Templo )

En el NT el “santuario” (gr. naos) es la casa santa, el lugar donde habita Dios, ya sea literal (p. ej. Mr. 14.58; 15.38; Jn. 2.19) o figurado (p. ej. 1 Co. 3.16s; 6.19), a diferencia del “templo” (hieron), todo el recinto sagrado (p. ej. Mr. 11.11, 15; Lc. 2.27, 46; Jn. 2.14).

Bibliografía. R. de Vaux, Instituciones del Antiguo Testamento, 1985, pp. 364ss; G. E. Wright, Arqueología bíblica, 1975, pp. 205–209.

J.A.T.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico

(N. de la T.: En la actualidad en el idioma español, a esta parte de la iglesia se le llama presbiterio, y no santuario. Vea el artículo presbiterio.)

El término santuario denota el espacio en la iglesia para el altar mayor y el clero. Se le designa variamente ábside o concha (a partir de la cúpula hemisférica en forma de concha), y especialmente desde la Edad Media se le ha llamado “coro”, por el grupo de cantantes que se colocan allí. Otros nombres son presbyterium, concessus chori, tribuna o tribunal; griego, hagion, hasyton, sanctum, sanctuarium.

Desde el punto de vista arquitectónico el santuario ha sufrido múltiples alteraciones. En la antigüedad cristiana se limitaba al ábside, en cuya pared se colocaban los bancos de piedra para el clero a la manera de un anfiteatro, mientras que en el medio se levantaba la silla del obispo (cátedra). Sin embargo, sería erróneo creer que este antiguo santuario cristiano tuvo siempre una formación semicircular, ya que las investigaciones recientes (especialmente en Oriente) han puesto de manifiesto formas muy diversas. Ya se ha descubierto más de una docena de diferentes formas. En Siria, el desarrollo semicircular sobresale muy poco o nada en absoluto a partir de la pared exterior, mientras que junto a él se encuentran dos habitaciones que sirven respectivamente para las ofrendas (prothesis) y para el clero (diaconicum). A menudo el santuario estaba formado por tres ábsides interconectados (Dreiconchensystem); también aparecía la terminación totalmente recta. Una diferencia importante entre las iglesias romanas y las orientales consistió en el hecho de que en el caso de estas últimas la pared del santuario era interrumpida por una ventana a través de la cual entraba libremente la luz del sol, mientras que el ábside romano sin ventanas estaba envuelto en una misteriosa oscuridad.

A medida que en todos los casos el total de miembros del alto y bajo clero ya no cabían en el nicho semicircular, a menudo se encerró con barandas una parte de la nave media y se añadió al santuario, como se puede ver hoy en San Clemente en Roma. Fuera de Roma, esta necesidad de ampliar el santuario fue satisfecha de otra manera, con la introducción entre el pasillo longitudinal (o cruz) y el ábside de un compartimento o cuadrado, por lo tanto la basílica recibía la forma de una cruz (en lugar de la forma de T romana). Esta innovación fue de gran trascendencia, ya que el santuario no podía desarrollarse libremente. Este desarrollo procedió desde el principio hasta el fin de la Edad Media en lo que puede ser declarada como una moda casi sin sentido. El momento en que se introdujo esta innovación ha sido durante mucho tiempo objeto de una disputa literaria violenta, ya que está íntimamente relacionado con el desarrollo de la disposición cruciforme de las iglesias. Algunos investigadores sostienen que esta forma se encuentra primero en el monasterio de Fulda bajo el mandato del abad Bangulf hacia el año 800; según otros, ocurrió antes de la época de Carlomagno en los monasterios franceses de Jumieges y Rebais. Strzygowski ha sostenido que ambos puntos de vista son incorrectos, y que el santuario extendido, o en otras palabras, la iglesia cruciforme, ya era común en la primera época cristiana en Asia Menor, y que fue trasplantada desde allí hacia el oeste por los monjes de San Basilio ya en el siglo IV o V.

Una segunda alteración muy importante, que se produjo durante el Renacimiento carolingio, consistió en la introducción o mejor dicho, el trasplante de Oriente a Occidente del “santuario doble”. Por ello se entiende la construcción de un segundo santuario o el coro al oeste frente al del este; este arreglo se encontraba aún en los tiempos antiguos en casos aislados, pero su introducción en el caso de las iglesias más grandes poco a poco se volvió universal en Occidente. Se han propuesto varias teorías respecto a las razones de esta innovación. Sin embargo, se debe reconocer que las razones no eran iguales en todas partes. Eran tres en particular: la duplicación de los santos titulares, la construcción de un lugar para los restos de un santo, y la necesidad de un coro para monjas o de invierno. Además, Strzygowski también ha mantenido la influencia ejercida por el cambio de “orientación”, que es la erección del altar en el extremo oriental de la iglesia, que en Oriente originalmente se encontraba al oeste. La segunda razón parece haber dado con más frecuencia incentivos a la construcción del segundo coro. Así, en 819 el abad Ansger construyó un coro occidental con una cripta para recibir los restos de San Bonifacio; en Mittelzell (Reichenau), este coro fue construido para las reliquias de San Marcos; en Eichstatt (1060) para los restos de San Wilibaldo. El coro occidental con una galería fue especialmente adecuado para los conventos de monjas, ya que desde él las monjas podían participar del servicio divino sin ser observadas; por esta razón la iglesia construida en Essen (Prusia) en el año 874 recibió un coro al oeste en 947.

El aumento del clero, junto con el esfuerzo (en la época románica) por criptas lo más grande posible, condujo al repetido aumento del santuario, que, sin embargo, ejerció una influencia muy perjudicial en la disposición arquitectónica del espacio. El santuario se extendió sobre todo hacia el oeste, por lo tanto en el pasillo longitudinal, pero a veces también en el crucero. Ejemplos de esta extensión excesivamente grande son suministrados por las catedrales de Paderborn y Espira Las paredes de este santuario, que se había convertido así en un recinto formal, a menudo estaban decoradas con relieves bíblicos; aquí, de hecho, se conservan algunos relieves románicos muy importantes, como en el Georgentor en Bamberg y en la Iglesia de San Miguel en Hildesheim. Pero incluso en la época románica se inició la guerra contra este santuario elevado, librada principalmente por los monjes de Hirsan (Alemania), entonces muy influyentes, y los cistercienses. Los primeros como los opositores de las criptas, restauraron el santuario a la misma altura que la nave o lo hicieron sólo unos pocos pasos más altos; también terminaron el santuario en una línea recta y le dieron sólo un ábside pequeño y redondo. Más importante fue el cambio realizado por los cistercienses, que, a fin de que tantos sacerdotes pudiesen celebrar la Misa al mismo tiempo, convirtieron la parte oriental en una serie de capillas en una línea recta a ambos lados del santuario. Esta alteración se inició en la casa madre de Cisteaux, y se extendió con los monjes a todas partes, incluso a Oriente.

Estas alteraciones allanaron el camino para la tercera gran transformación del santuario: esta fue lograda por la arquitectura gótica, que, como consecuencia de la mejorada bóveda, se le hizo más fácil realizar las naves laterales en torno al coro, como ya lo habían hecho los arquitectos románicos en casos individuales. De hecho, ello no alteró esencialmente el santuario, pero ahora era accesible por todos los lados, y los fieles podían llegar a las inmediaciones del altar mayor. Cuando no estaba separado por un muro, ofrecía una visión completamente libre del santuario. En su mayor parte, sin embargo, se retuvo la terminación del santuario con las paredes, mientras que en frente estaba erigida la pantalla, que en el período gótico disfrutó de su boga especial. Este arreglo del santuario se encuentra generalmente en las grandes catedrales que siguen los modelos franceses, y por lo tanto puede ser designado como el “tipo catedral”, aunque también aparece en las más grandes parroquias e iglesias de monasterio. Con frecuencia el santuario tiene una extensión excepcional; este es especialmente el caso en Inglaterra, e influyó en la disposición arquitectónica del espacio si el santuario estaba cerrado con paredes. Su efecto fue muy desfavorable en el coro de los canónigos (llamado el Trascoro) en las catedrales de España, el cual fue transferido al centro de la nave como una construcción separada y fue cortado por altos muros con entradas enrejadas. Este recinto era magníficamente decorado con ornamentos arquitectónicos y otros, pero destruyó totalmente la vista de la gloriosa arquitectura. Lado a lado de este “tipo catedral” se mantuvo el antiguo tipo simple, en el que el santuario no era accesible por todos los lados; este se encontraba sobre todo en las iglesias parroquiales y en las iglesias de las órdenes mendicantes. Cuando la iglesia tenía tres naves, los coros de las naves laterales estaban junto al coro principal. Este tipo de santuario siguió siendo el más popular, especialmente en Alemania e Italia.

El Renacimiento, en gran medida, restauró el santuario a su forma original. En el esfuerzo por aumentar la nave central en la medida de lo posible, la arquitectura del Renacimiento en muchos casos descuidó las naves laterales o las limitó a pasillos más estrechos. El acceso libre al santuario desde todos los lados, por lo tanto, perdió su justificación. El santuario recibió necesariamente una gran amplitud, pero perdió su profundidad anterior. En su preferencia por los espacios amplios y luminosos, el Renacimiento también abandonó el método de separar el santuario del resto de la iglesia por medio de una pantalla; en un período posterior, esta última fue reemplazada por el banco bajo para la Comunión. Así, una persona que entrara a la iglesia por la puerta principal tenía una vista libre del santuario, que, especialmente en Italia, estaba gloriosamente decorado con incrustaciones de mármol. Según la luz del sol, que entraba sin control a través de la cúpula que cubre la intersección, iluminaba el edificio, el efecto era totalmente diferente al despertado por los santuarios románicos y góticos.

En la iglesia medieval el santuario estaba cerrado a la congregación y era tan inaccesible como el Lugar Santísimo en el Templo del Antiguo Testamento; el santuario de la iglesia renacentista destaca ante nosotros en un resplandor de luz como el Monte Tabor, pero sin cegar nuestra mirada. Creemos que estamos más cerca de la Deidad, nuestros corazones están llenos de sentimientos alegres, para que podamos exclamar con el Apóstol Pedro: “Es bueno para nosotros estar aquí”. En la iglesia medieval, por el contrario, estamos penetrados de un temor misterioso e igual que Moisés nos vemos instados a quitarnos los zapatos, porque este es un lugar sagrado.

Bibliografía: STRZYGOWSKI, Kleinasien. Ein Neuland der Kunstgeschichte (Leipzig, 1903); HASAK, Die romanische u. gotische Baukunst der Kirchenbau (Stuttgart 1902).

Fuente: Kleinschmidt, Beda. “Sanctuary.” The Catholic Encyclopedia. Vol. 13. New York: Robert Appleton Company, 1912. 22 Nov. 2011
http://www.newadvent.org/cathen/13431a.htm

Traducido por Luz María Hernández Medina.

Fuente: Enciclopedia Católica