SIRIA

2Sa 8:6 puso luego David guarnición en S de
Isa 7:2 S se ha confederado con Efraín. Y se le
Isa 7:8 la cabeza de S es Damasco, y la cabeza
Mat 4:24 y se difundió su fama por toda S; y le
Act 15:41 pasó por S y Cilicia, confirmando a
Act 18:18 después se despidió .. y navegó a S, y con


Siria (heb. Arâm, “tierra del Sur [alta]”; gr. Surí­a). Nombre usado por 1a vez en la antigüedad por Herodoto, no para referirse a Asiria, sino a un paí­s limitado hacia el norte por los montes Tauro (en Asia Menor), hacia el este por el desierto de Siria, hacia el sur por Palestina y hacia el oeste por el Mediterráneo. En el NT, el nombre Siria se aplica a una provincia romana (Luk 2:2; Act 15:23, 41; 18:18; 20:3; 21:3; Gá. 1:21) que se organizó después de la conquista del resto del reino de los seléucidas, en el 64 a.C., por parte de Pompeyo. Este estado, muy conocido gracias a sus guerras con los judí­os capitaneados por los Macabeos, habí­a llegado a su fin a comienzos del s I a.C. a manos de Tigranes, el rey parto de Armenia. Pero el romano Lúculo derrotó a Tigranes y Pompeyo ocupó Siria en el 64 a.C. Entonces se la convirtió en una provincia senatorial administrada por un legatus o legado* enviado por el Senado romano, y más tarde se la organizó como provincia imperial gobernada por un representante del emperador. No es totalmente claro a qué región de Siria se refiere Mat 4:24 (véase CBA 5:311). Palestina era una porción de la provincia de Siria durante parte del perí­odo abarcado por el NT. Mapa XIX, E-13. Para conseguir información acerca de la historia de la Siria del AT véanse Aram 3; Damasco.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

paí­s al nordeste de Palestina, que se extendí­a desde los montes Tauro al desierto de Arabia. De población semita, fue posesión de los diferentes imperios que se sucedieron en la antigüedad, el asirio, el egipcio, el hitita, el persa. En el siglo VI Persia conquistó S. y pasó a formar parte de la quinta satrapí­a. Alejandro Magno la conquistó y la hizo parte del Imperio macedonio, entre el 333 y el 332 a. C. Muerto Alejandro, pasó a manos de los soberanos seléucidas, que mantuvieron una constante lucha con los tolomeos egipcios por la posesión de S. meridional y Palestina. Estos territorios y gran parte de Asia Menor, en manos seléucidas, recibió el nombre de reino de S. En el siglo II a. C., los seléucidas perdieron territorios viéndose reducidos a S. meridional, en la costa oriental del Mediterráneo. En el año 64 a. C., pasó a ser dominio romano, conquistada por Cneo Pompeyo Magno, y fue una provincia imperial romana que abarcaba hasta el Eufrates, desde los montes Tauro hasta los lí­mites con Egipto.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

(heb., aram; gr., Syria). El territorio de Siria variaba considerablemente.

Tení­a a menudo lí­mites imprecisos y nunca constituyó en realidad una unidad polí­tica. Generalmente hablando incluí­a el área al sur de la cordillera Tauro, al norte de Galilea y Basán, al oeste del desierto de Arabia y al este del Mediterráneo. Medí­a aprox. 500 km. de norte a sur y 82 a 250 km. de este a oeste. Las ciudades principales eran Damasco, Antioquí­a, Hamat, Biblos, Alepo, Palmira y Carquemis.

David derrotó al rey Hadad-ezer y a los sirios de Damasco que habí­an ido en su ayuda (2Sa 8:3-7). David también sometió a los sirios de Maaca (1Ch 19:6-19), de Bet-rejob (2Sa 10:6) y de Naharaim (1Ch 19:6).

Asa, rey de Judá (911-876 a. de J.C.) pidió ayuda a Siria contra Baasa rey de Israel (909-886 a. de J.C.) (1Ki 15:16-21). Omri (885-874 a. de J.C.) de Israel hizo alianza con los fenicios mediante el casamiento de su hijo Acab con Jezabel, hija de Etbaal, rey de los sidonios (1Ki 16:31). Dos veces durante el reinado de Acab (874-853 a. de J.C.) los sirios bajo Benhadad trataron de invadir Israel pero fueron puestos en fuga, primeramente en Samaria (1Ki 20:1-21) y al año siguiente en Afec (1Ki 20:26-34). A esto siguieron tres años de paz con Siria. Luego Acab, en alianza con Josafat de Judá, intentó recuperar Ramot de Galaad pero fue muerto en el campo de batalla.

Joram de Israel (852-841 a. de J.C.) hizo alianza con Ocozí­as contra el sucesor de Ben-hadad, Hazael y fue herido en batalla en Ramot de Galaad (2Ki 8:28-29). Durante el reinado de Jehú (841-814 a. de J.C.) Hazael capturó el área al este del Jordán (1Ki 10:32-33), y durante el reinado de Joacaz (814-798 a. de J.C.), hijo de Jehú, invadió Israel y tomó muchas de sus ciudades. Estas fueron retomadas por Joás (798-782 a. de J.C.) de mano de Ben-hadad II, sucesor de Hazael (1Ki 13:25). Los éxitos de Joás continuaron por medio de su hijo Jeroboam II (782-753 a. de J.C.), quien recuperó todas las ciudades que los sirios habí­an tomado de Israel durante años. El aun exitosamente sojuzgó a Damasco (1Ki 14:25-28).

Para hacer frente a la amenaza asiria, Rezí­n de Damasco y Pécaj de Israel (740-732 a. de J.C.) formaron una alianza militar. En 735 o 726 a. de J.C.

atacaron Jerusalén (2Ki 16:5; Isa 7:1), ya sea para eliminar a Judá como posible enemigo o para forzarla a entrar en la coalición. El rey de Judá, Acaz (735-715 a. de J.C.), acababa de subir al trono. Pánico se apoderó de él y, a pesar de la advertencia del profeta Isaí­as, envió a Asiria en busca de ayuda (Isa 7:1, Isa 7:25). Tiglat Pileser III capturó las ciudades israelitas en los territorios de Dan y Neftalí­ (2Ki 15:29) y llevó a sus pobladores cautivos a Asiria. Luego volvió su atención a Damasco y la sometió en 732 a. de J.C., poniendo así­ fin al Estado sirio.

En años subsiguientes los caldeos y los egipcios pelearon por Siria, y con el ascenso de los persas ella cayó en sus manos. En 311 a. de J.C. la batalla de Issus llevó a Siria bajo el control de Alejandro Magno. A la muerte de éste, Siria llegó a ser la parte más importante del reino seléucida, que incluyó vastas zonas hacia el este, incluso Babilonia. Hacia el fin del siglo segundo, Siria, con Antioquí­a como capital, era todo lo que quedaba del reino de los seléucidas.

En 64 los romanos la hicieron provincia y aumentaron su área para incluir todo el territorio desde Egipto a las montañas Tauro, y desde el Mediterráneo hasta el Eufrates.

Fue en Antioquí­a donde los seguidores de Jesús fueron llamados cristianos por primera vez (Act 11:26). Pablo se convirtió en Siria, en camino a Damasco (Act 9:1-9), y fue comisionado con Bernabé por la iglesia de Antioquí­a para llevar el evangelio a los gentiles.

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

(abreviación de Asiria).

Provincia Romana, donde estaban Damasco y Antioquí­a, que jugó un papel importantí­simo en la Iglesia primitiva: (Hec 9:2, Hec 11:26, Hec 13:1-3).

La habí­a conquistado David, pero se independizó durante el reinado de Salomón, y tuvo muchos conflictos con los judí­os: (2 52Cr 10:6-19, 1Re 11:23-25, 1Re 15:18-20, 1Re 20:22, 2Re 6:8-33, 2Re 7:9-14).

Diccionario Bí­blico Cristiano
Dr. J. Dominguez

http://biblia.com/diccionario/

Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano

tip, PAIS

ver, MARDIKH

sit, a9, 580, 283

vet, (heb. “‘Aram”, gr. “Syria”). Paí­s de Asia. Sus lí­mites han variado según las diferentes circunstancias históricas. En la época del AT Siria comprendí­a la mayor parte de las regiones que en la antigüedad llevaban el nombre de Aram y Canaán. El nombre de Siria se da en ocasiones como sinónimo del antiguo término Aram, lo cual es inexacto, porque Siria tiene un sentido más extenso. Abreviación del término Asiria, el término Siria se hizo común después de las conquistas de Alejandro Magno. Herodoto confunde Asiria con Siria, en tanto que para los hebreos, Siria parecí­a comenzar en el lí­mite norte de Palestina, llegando por el norte a los contrafuertes del Taurus, por el oeste al Mediterráneo, y al este probablemente al Khabur, un afluente del Eufrates, Se distinguí­a: (a) La Siria de Damasco (2 S. 8:5-6). (b) La Siria de Soba. (c) La de Bet-rehob (2 S. 10:6-8). (d) Aram-naharaim, o “Mesopotamia” (Gn. 24:10). Se mencionan sirios de más allá del Eufrates (2 S. 10:16-19). Los autores gr. empleaban el término Siria de una manera aún más extensa de la que los hebreos usaban el término Aram. En la LXX y en el NT se distingue entre Siria y Fenicia por una parte, y Samaria, Judea e Idumea por la otra. En un sentido restringido, que es el que se emplea en este artí­culo, el territorio de Siria medí­a unos 500 Km. de norte a sur, y oscilaba entre 80 y 240 Km. de anchura. El paí­s es montañoso en general. Al oeste, dos cadenas de montañas, cercanas entre sí­, corren paralelas a la costa desde la región de Tiro hasta Antioquí­a. Son el Lí­bano y el Antilí­bano, que se unen cerca de Antioquí­a a la cadena del Amanus, que a su vez conecta con los montes Taurus. Con la región de Damasco, la zona más fértil de Siria es el largo valle de 360 Km. situado entre el Lí­bano y el Antilí­bano, la Celesiria (o Siria cóncava). La zona montañosa del norte es asimismo feraz, pero el suelo de las llanuras alrededor de Alepo es pobre. Al este, el desierto de Siria forma una meseta difí­cil de cruzar, y que no ha sido explorada de manera exhaustiva por el hombre. Su oasis más destacado es el de Palmira. Los principales cursos de agua son el Orontes, el Litani, el Barada, que pasa por Damasco, el Koweik, por Alepo, y el Sakhur, afluente del Eufrates. Historia. Los primeros ocupantes del paí­s parecen haber sido de origen camita (Gn. 10:6, 15-18); siendo aún en gran parte nómadas, afluyeron allí­ semitas provenientes del sureste. Por aquella época, la única ciudad mencionada en la Biblia es Damasco (Gn. 14:15; 15:2); a continuación aparece el nombre de Hamat (Nm. 13:21; 34:8). Sin embargo, las excavaciones arqueológicas recientes arrojan mucha luz sobre este perí­odo de la historia de Siria, con el establecimiento de la existencia de un imperio comercial y polí­tico centrado en Ebla, y ya floreciente siglos antes de Abraham (véase MARDIKH [TELL]). En base a estos descubrimientos, se ha podido documentar la existencia, ya entonces, de Biblos, Asdod, Jafa, Aco, Sidón, Beirut, Alalakh y Homs, entre otras. Israel entró por primera vez en conflicto con los sirios en la época de David, que venció a Hadad-ezer, rey de Soba, a los sirios de Damasco (2 S. 8:3-13), los de Bet-rehob (2 S. 10:6), así­ como los venidos de allende del Eufrates (2 S. 10:16-19). Salomón mantuvo este dominio de Israel hasta el Eufrates (1 R. 4:21; cfr. Gn. 15:18), a excepción de Damasco, estado independiente regido por Rezón (1 R. 11:23-25). Después de la separación de Israel y de Judá, los reyes de Siria establecidos en Damasco (Ben-adad, Hazael, Ben-adad II, Rezí­n) guerrearon frecuentemente contra los soberanos del reino del norte (Acab, Joram, Jehú, Joacaz, Joás, Jeroboam II). En la época de Acaz, rey de Judá, el rey de Siria Rezí­n le arrebató Elat y atacó Jerusalén, aliado con Peka, rey de Israel. Acaz llamó en su ayuda a Tiglat-pileser, rey de Asiria; éste atacó Damasco, tomándola, dando muerte a Rezí­n, y llevando a sus moradores al cautiverio (2 R. 16:5-9). Siria quedó desde entonces anexionada al imperio asirio; pasó después a manos de los babilonios, y después de los persas. En el año 333 a.C. se sometió sin lucha a Alejandro. A la muerte de este último, Siria se vio por primera vez encabezando un gran reino. Entre los generales de Alejandro que se repartieron el imperio en el año 321 a.C., Seleuco Nicátor recibió Mesopotamia y Siria. Desde el punto de vista comercial y militar, Siria resultaba la provincia más importante del nuevo Estado, cuya capital era Babilonia. Pronto se hizo evidente que el Asia occidental deberí­a tener su propio gobierno, más conforme con la mentalidad helénica que el sistema polí­tico de los orientales. Hacia el año 300 a.C., Seleuco Nicátor I construyó Antioquí­a, de la que hizo su capital (cfr. 1 Mac. 3:37). Su reinado fue brillante; pero después de él, los adversarios del reinado de los Seléucidas fueron cercenando poco a poco sus territorios. Al final del siglo II a.C., todo este reino estaba limitado a la Siria propiamente dicha. La conquista romana, en el año 64 a.C., transformó este Estado en provincia de Siria, que administró un gobernador romano residente en Antioquí­a. El nombre de Siria sólo se aplicaba entonces a esta provincia, que englobaba la región situada al oeste del Eufrates, los montes Taurus, y hasta los confines de Egipto. Desde la época de Augusto, Siria fue gobernada por un legado nombrado por el emperador. En el año 70 d.C., los romanos separaron Siria de Judea, que vino a ser una provincia distinta, administrada por un legado imperial. Poco antes, en el año 47 d.C., empezó la penetración del Evangelio en Siria, al principio por medio de aquellos que habí­an sido dispersados por la persecución sobrevenida tras la muerte de Esteban (Hch. 11:19-24), y después por los esfuerzos del apóstol Pablo (Gá. 1:21). Antioquí­a, la capital de Siria, vino a ser pronto la sede de un obispado, que pasó pronto a ser reconocido como uno de los patriarcas de la Iglesia de Oriente.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

TERRITORIO
El nombre Siria se deriva de Suri, el nombre antiguo babilónico que se le daba al territorio que estaba al norte de Mesopotamia, y que más tarde designó a todo el distrito más allá del Eufrates y Tarso. Estrabón, Plinio y Ptolomeo pensaban que incluí­a el territorio entero de las montañas de Tarso hasta el Eufrates, y entre el desierto siro-arábigo y el mar Mediterráneo. Polí­ticamente este territorio, todaví­a designado como Siria aunque comúnmente es llamado Palestina, generalmente se menciona por separado.
Este territorio consiste en una serie de fajas de tierras bajas y altas que corren de norte a sur, como de 611 Kms. de largo. Estaba dividido en la alta y la baja Siria; la alta correspondí­a propiamente a Siria, y la baja a Palestina.
Comenzando desde el Mediterráneo estas fajas son:
La llanura marí­tima. Esta llanura en algunos lugares es como de 16 Kms. de ancho, y gran parte de ella es muy fértil.
La primera faja montañosa. Se extiende de las montañas de Tarso en el norte hasta el desierto de las peregrinaciones en el sur. Incluye montañas tales como el monte Casio, de 1.753 ms. y las montañas del Lí­bano más o menos de 1.524 ms. alcanzando una altura máxima de 2.676 ms.
El gran valle central. Está situado entre las montañas del Lí­bano y el Anti-Lí­bano.
En el norte siguen el rí­o Orontes y el Leontes, de Baalbek, y dobla al oriente hacia el Eufrates. En el sur se une con el valle del Jordán y el desierto de Arabia que fue brazo del mar.
La segunda faja montañosa. Comúnmente se le llama el Anti-Lí­bano; corre paralela a la otra cordillera y alcanza su mayor altura en el monte Hermón, de 2.084 ms., después del cual se extiende hacia el sur a una gran meseta que abarca Moab y Edom.
La faja oriental. Es una tira angosta de tierra rica y cultivable entre las montañas del Anti-Lí­bano y el desierto sirio. Es muy fructí­fera en algunos lugares; alrededor de Damasco, donde está bien regado, es un paraí­so terrenal.
Los cambios de altitud tan variables de 2.800 ms. sobre el nivel del mar a casi 400 ms. bajo el nivel del mar, naturalmente dan al paí­s un clima muy variado. En general es seco y caliente, propenso a las sequí­as y con muy poca vegetación. Pero su posición central entre los imperios mesopotamios por un lado y Egipto y Arabia por el otro lo hizo un camino para el comercio del mundo, y le dio una importancia mayor a la de su tamaño y recursos naturales.
Historia
Siria ya estaba poblada de semitas cuando entró por primera vez a la historia. En tiempos tan remotos como 4000 a. de J.C., ya se mencionaban los productos de Siria, y en 2720 a. de J.C. fue dominada por Sargón de Agade (ahora conocido por Accad) y estuvo, por lo menos parte del tiempo, bajo el dominio de Babilonia y
bajo Amurabi, y su dinastí­a fue completamente dominada por ella. Los fundamentos de la gran monarquí­a de Siria o Siro-Macedonia fueron puestos hasta el tiempo de los ptolomeos, durante el siglo III a. de J.C.
Seleuco, uno de los generales de Alejandro, obtuvo el mando del paí­s y edificó Seleucia, en el rí­o Eufrates, como su capital oriental; y Antioquí­a, en las riberas del rí­o Orontes, en Siria, como su capital occidental. Esta ciudad más tarde llegó a ser un centro cristiano. Por mucho tiempo hubo fuerte rivalidad entre los reyes de Siria y los de Egipto, y Palestina siempre fue el punto de conflicto entre ellos; a veces
estaba sujeta a uno y a veces a otro.
Después de la caí­da de la dinastí­a seleucida, Siria cayó bajo el dominio de los romanos quienes lo retuvieron, con excepción de unos breves perí­odos, hasta el siglo VII d. de J.C., cuando fue conquistada por los árabes. Durante las cruzadas de la Edad Media fueron establecidos allí­ varios principados cristianos, y existieron por un corto tiempo. Los cruzados cristianos al fin fueron expulsados de Siria en 1291. De 1400 a 1500 los turcos otomanos conquistaron Turquí­a y las tierras árabes del oriente cercano. Bajo el reinado del imperio otomano, Siria entró en un perí­odo largo de una paz relativa.
Antes de la Guerra Mundial I, los árabes demandaron su propio gobierno entre el imperio otomano. En 1916 los árabes del Hechaz, el distrito de la costa oeste de Arabia, se levantaron en contra de los turcos, con la cooperación secreta de los árabes sirios. Gran Bretaña dio a los árabes mucho apoyo.
Después de la Guerra Mundial I, Siria fue dada a Francia por mandato de la Liga de la Naciones. De una parte de Siria fue formada la nación de Lí­bano en 1926.
En 1941 Siria fue proclamada república independiente. Después de elegir a su presidente en 1943, las fuerzas inglesas y francesas empezaron a irse del paí­s, de modo que para el 17 de abril de 1946 no habí­a tropas extranjeras en Siria. Desde que Siria obtuvo su independencia, los sirios ha procurado mantener su
gobierno republicano institucional; pero el ejército se inmiscuye en el gobierno. Cada vez ha introducido una nueva polí­tica y constitución. En 1956 el gobierno sirio hizo una alianza económica con Jordán que permití­a a jordanitos y sirios vivir, trabajar y comerciar libremente en una u otra nación. Siria hizo alianza con Egipto en 1956 durante el conflicto sobre la zona del canal de Suez.
La historia de Siria desde 1946 ha sido marcada con una guerra con Israel en 1948, repetidos incidentes en sus fronteras, el crecimiento de pan-arabismo, y la inclusión de Siria en la República írabe Unida desde febrero de 1958 hasta septiembre de
1961. En 1965 muchas industrias y comercios fueron nacionalizados. En seguida hay algunos pasajes en la Biblia donde se menciona a Siria. Conquistada por David, 2 Samuel 10:6-19.
Tributario de Salomón, 1 Reyes 10:29.
Hadad procura destruir a Israel, 1 Reyes 11:25.
Los sirios conquistan parte de Israel, 1 Reyes 15:16-24.
Acab los subyuga, 1 Reyes 20:13-34. Dos victorias sobre Ben-adad en que mataron a 100.000 soldados.
Ben-adad procura capturar a Eliseo en Dotán y sitia a Samaria, 2 Reyes 6-7. Jeroboam restaura el territorio a Israel, 2 Reyes 14:25.
El territorio conquistado una vez más por los sirios, 2 Reyes 16:5-9. Los sirios usados para castigar a Israel, 2 Crónicas 24:23-27.
La fama de Cristo se extiende por toda Siria, Mateo 4:24.
El evangelio esparcido allí­ durante el perí­odo apostólico, Hechos 15:41; 18:18;
21:3; Gálatas 1:21.

Fuente: Diccionario Geográfico de la Biblia

Territorio.
Historia.

Territorio.

El nombre Siria se deriva de Suri, el nombre antiguo babilónico que se le daba al territorio que estaba al norte de Mesopotamia, y que más tarde designó a todo el distrito más allá del éufrates y Tarso. Estrabón, Plinio y Ptolomeo pensaban que incluí­a el territorio entero de las montañas de Tarso hasta el éufrates, y entre el desierto siro-arábigo y el mar Mediterráneo. Polí­ticamente este territorio, todaví­a designado como Siria aunque comúnmente es llamado Palestina, generalmente se menciona por separado.

Este territorio consiste en una serie de fajas de tierras bajas y altas que corren de norte a sur, como de 611 Kms. de largo. Estaba dividido en la alta y la baja Siria; la alta correspondí­a propiamente a Siria, y la baja a Palestina.

Comenzando desde el Mediterráneo estas fajas son: La llanura marí­tima. Esta llanura en algunos lugares es como de 16 Kms. de ancho, y gran parte de ella es muy fértil.

La primera faja montañosa. Se extiende de las montañas de Tarso en el norte hasta el desierto de las peregrinaciones en el sur. Incluye montañas tales como el monte Casio, de 1.753 ms. y las montañas del Lí­bano más o menos de 1.524 metros alcanzando una altura máxima de 2.676 metros. El gran valle central está situado entre las montañas del Lí­bano y el Anti-Lí­bano.

En el norte siguen el rí­o Orontes y el Leontes, de Baalbek, y dobla al oriente hacia el éufrates. En el sur se une con el valle del Jordán y el desierto de Arabia que fue brazo del mar.

La segunda faja montañosa. Comúnmente se le llama el Anti-Lí­bano; corre paralela a la otra cordillera y alcanza su mayor altura en el monte Hermón, de 2.084 ms., después del cual se extiende hacia el sur a una gran meseta que abarca Moab y Edom.

La faja oriental. Es una tira angosta de tierra rica y cultivable entre las montañas del Anti-Lí­bano y el desierto sirio. Es muy fructí­fera en algunos lugares; alrededor de Damasco, donde está bien regado, es un paraí­so terrenal.

Los cambios de altitud tan variables de 2.800 ms. sobre el nivel del mar a casi ms. bajo el nivel del mar, naturalmente dan al paí­s un clima muy variado. En general es seco y caliente, propenso a las sequí­as y con muy poca vegetación. Pero su posición central entre los imperios mesopotamios por un lado y Egipto y Arabia por el otro lo hizo un camino para el comercio del mundo, y le dio una importancia mayor a la de su tamaño y recursos naturales.

Historia.

Siria ya estaba poblada de semitas cuando entró por primera vez a la historia. En tiempos tan remotos como 4000 a. de J.C., ya se mencionaban los productos de Siria, y en 2720 a. de J.C. fue dominada por Sargón de Agade (ahora conocido por Accad) y estuvo, por lo menos parte del tiempo, bajo el dominio de Babilonia y bajo Amurabi, y su dinastí­a fue completamente dominada por ella. Los fundamentos de la gran monarquí­a de Siria o Siro-Macedonia fueron puestos hasta el tiempo de los ptolomeos, durante el siglo III a. de J.C.

Seleuco, uno de los generales de Alejandro, obtuvo el mando del paí­s y edificó Seleucia, en el rí­o éufrates, como su capital oriental; y Antioquí­a, en las riberas del rí­o Orontes, en Siria, como su capital occidental. Esta ciudad más tarde llegó a ser un centro cristiano. Por mucho tiempo hubo fuerte rivalidad entre los reyes de Siria y los de Egipto, y Palestina siempre fue el punto de conflicto entre ellos; a veces estaba sujeta a uno y a veces a otro.

Después de la caí­da de la dinastí­a seleucida, Siria cayó bajo el dominio de los romanos quienes lo retuvieron, con excepción de unos breves perí­odos, hasta el siglo VII d. de J.C., cuando fue conquistada por los árabes. Durante las cruzadas de la Edad Media fueron establecidos allí­ varios principados cristianos, y existieron por un corto tiempo. Los cruzados cristianos al fin fueron expulsados de Siria en 1291.

De 1400 a 1500 los turcos otomanos conquistaron Turquí­a y las tierras árabes del oriente cercano. Bajo el reinado del imperio otomano, Siria entró en un perí­odo largo de una paz relativa.

Antes de la Guerra Mundial I, los árabes demandaron su propio gobierno entre el imperio otomano. En 1916 los árabes del Hchhaz, el distrito de la costa oeste de Arabia, se levantaron en contra de los turcos, con la cooperación secreta de los árabes sirios. Gran Bretaña dio a los árabes mucho apoyo.

Después de la Guerra Mundial I, Siria fue dada a Francia por mandato de la Liga de la Naciones. De una parte de Siria fue formada la nación de Lí­bano en 1926.

En 1941 Siria fue proclamada república independiente. Después de elegir a su presidente en 1943, las fuerzas inglesas y francesas empezaron a irse del paí­s, de modo que para el 17 de abril de 1946 no habí­a tropas extranjeras en Siria.

Desde que Siria obtuvo su independencia, los sirios ha procurado mantener su gobierno republicano institucional; pero el ejército se inmiscuye en el gobierno. Cada vez ha introducido una nueva polí­tica y constitución. En 1956 el gobierno sirio hizo una alianza económica con Jordán que permití­a a jordanitos y sirios vivir, trabajar y comerciar libremente en una u otra nación. Siria hizo alianza con Egipto en 1durante el conflicto sobre la zona del canal de Suez.

La historia de Siria desde 1946 ha sido marcada con una guerra con Israel en 1948, repetidos incidentes en sus fronteras, el crecimiento de pan-arabismo, y la inclusión de Siria en la República árabe Unida desde febrero de 1958 hasta septiembre de 1961. En 1965 muchas industrias y comercios fueron nacionalizados.

En seguida hay algunos pasajes en la Biblia donde se menciona a Siria.

Conquistada por David, 2Sa 10:6-19.

Tributario de Salomón, 1Re 10:29.

Hadad procura destruir a Israel, 1Re 11:25.

Los sirios conquistan parte de Israel, 1Re 15:16-24.

Acab los subyuga, 1Re 20:13-34. Dos victorias sobre Ben-adad en que mataron a 100.000 soldados.

Ben-adad procura capturar a Eliseo en Dotán y sitia a Samaria, 2 Reyes 6—7.

Jeroboam restaura el territorio a Israel, 2Re 14:25.

El territorio conquistado una vez más por los sirios, 2Re 16:5-9.

Los sirios usados para castigar a Israel, 2Cr 24:23-27.

La fama de Cristo se extiende por toda Siria, Mat 4:24.

El evangelio esparcido allí­ durante el perí­odo apostólico, Hchhos 15:41; 18:18; 21:3; Gal 1:21.

Fuente: La Geografía Bíblica

Región que limitaba al E. con Mesopotamia; al O., con los montes del Lí­bano; al N., con las montañas del Tauro, y al S., con Palestina y el desierto de Arabia; en las Escrituras Hebreas recibe el nombre de Aram. Estos lí­mites solo son generales, pues la influencia y dominación siria dentro de esta zona fue bastante variable e inestable la mayor parte del tiempo.

En los tiempos de los patriarcas. De la época de los patriarcas, los únicos registros bí­blicos que tenemos relacionados con los sirios tienen que ver con sucesos ocurridos en torno a Harán y en conexión con la familia de Rebeca, su padre Betuel y su hermano Labán, ambos llamados sirios o, literalmente, arameos. (Gé 25:20; 28:5; 31:20, 24.) Debido a que Jacob residió veinte años en este territorio, se dijo que era †œun sirio a punto de perecer†. Allí­ se casó con las dos hijas de Labán, con las que tuvo varios hijos e hijas, y experimentó aflicciones mientras estuvo a su servicio. Además, la madre de Jacob también era siria. (Dt 26:5; Gé 31:40-42; Os 12:12.)

El perí­odo de los jueces. Durante el perí­odo de los jueces, cuando los israelitas se apartaron de la adoración de Jehová, el rey sirio Cusán-risataim los subyugó por un perí­odo de ocho años. (Jue 3:7-10.) En otra ocasión, la influencia de Siria fue tan fuerte como para hacer que Israel adorase a sus dioses junto con otras deidades paganas. (Jue 10:6.)

El perí­odo de los reyes de Israel y Judá. Desde que comenzó la monarquí­a de Israel, Siria mantuvo una actitud militar agresiva, y en toda la historia del reino septentrional destacaron las hostilidades entre ambos reinos. El primer rey de Israel, Saúl, guerreó contra los reyes sirios de Zobá. (1Sa 14:47.) Cuando David subió al trono, infligió severas derrotas al ejército del rey sirio Hadadézer y tomó gran cantidad de oro, plata y cobre, que santificó en honor de Jehová. Puso, además, guarniciones en Damasco y obligó a los sirios a pagar tributo. (2Sa 8:3-12; 1Cr 18:3-8.) Posteriormente, los ammonitas contrataron a más de 30.000 mercenarios sirios, que, llegado el momento, se dieron a la fuga sin ofrecer resistencia ante los israelitas. Sin embargo, los sirios más tarde reunieron refuerzos para pelear contra Israel; en la batalla que siguió sufrieron grandes pérdidas y pidieron la paz. (2Sa 10:6-19; 1Cr 19:6-19.)
Después, cierto rebelde sirio llamado Rezón, que huyó de Hadadézer, se proclamó rey en Damasco y se convirtió en un resistidor de Israel todos los dí­as de Salomón. (1Re 11:23-25.) Con estos acontecimientos, Damasco pasó a ser la ciudad más importante de Siria, y durante mucho tiempo se la reconoció como †œla cabeza de Siria†, contra la que Jehová dirigió las declaraciones formales destinadas a esa nación. (Isa 7:8; 17:1-3; Am 1:5.)

Después de la división del reino de Israel. La historia bí­blica de los sirios después de la muerte de Salomón y la división de su reino narra principalmente sus éxitos y derrotas tanto frente al reino septentrional de Israel como al meridional. Se mencionan acontecimientos especí­ficos que ocurrieron durante los reinados de Asá (1Re 15:18-20; 2Cr 16:2-4, 7), Acab (1Re 20:1-34; 22:3, 4, 29-35; 2Cr 18:10, 28-34), Jehoram de Israel (2Re 6:24–7:16; 8:28, 29; 9:14b, 15; 2Cr 22:5, 6), Jehoás de Judá (2Re 12:17, 18; 2Cr 24:23, 24), Jehoacaz (2Re 13:3-7, 22), Jehoás de Israel (2Re 13:14-19, 24, 25), Jotán (2Re 15:37, 38), Acaz (2Re 16:5-9; 2Cr 28:5; Isa 7:1-8; 9:12) y Jehoiaquim (2Re 24:2). Extraordinario y digno de mención fue el que hubiera †˜tres años sin guerra entre Siria e Israel†™. (1Re 22:1.)
Eliseo, el profeta de Jehová, tuvo ciertos contactos con los sirios, como cuando curó de lepra al jefe del ejército sirio llamado Naamán (2Re 5:1-20) y reveló a Hazael que serí­a rey de Siria en lugar de su amo, Ben-hadad II. (2Re 8:7-15.) En otra ocasión, cuando un destacamento de sirios rodeó Dotán para llevarse cautivo a Eliseo, este en primer lugar le pidió a Dios que los hiriese con una especie de ceguera y luego él mismo los condujo a Samaria, donde se les hizo recobrar la vista. Allí­ hizo que les dieran de comer y los envió a su casa. (2Re 6:8-23.) Véase el artí­culo ELISEO, en el que se ofrecen más detalles sobre estas experiencias de los sirios con el profeta.
Los sirios eran semitas emparentados con los israelitas. Sin embargo, en el siglo VIII a. E.C. las diferencias entre sus respectivas lenguas eran tan marcadas que el judí­o de término medio no entendí­a el arameo, la lengua siria. (2Re 18:26-28; Isa 36:11, 12; véase ARAMEO [El idioma].) También en el campo religioso las diferencias entre el politeí­smo sirio y el culto judí­o eran notables; solo cuando los judí­os apostataron, se permitió el culto a los dioses sirios en la tierra de Israel. (Jue 10:6; 2Re 16:10-16; 2Cr 28:22, 23.)

En el siglo I E.C. La Siria de los tiempos apostólicos era la provincia romana que Pompeyo habí­a anexionado al imperio en el año 64 a. E.C. Abarcaba gran parte del antiguo territorio de Siria, así­ como toda Palestina. Al tiempo del nacimiento de Jesús, Siria estaba gobernada por Quirinio, el legado del emperador Augusto, cuya residencia estaba en la capital de la provincia y la tercera ciudad más grande del Imperio romano, Antioquí­a, junto al rí­o Orontes. (Lu 2:1, 2.) Jesús circunscribió su ministerio a Palestina, pero los informes de sus maravillosos milagros llegaron †œa toda Siria†. (Mt 4:24.)
Cuando los cristianos de Jerusalén fueron esparcidos debido a la persecución tras la lapidación de Esteban, algunos de ellos llevaron las buenas nuevas a la capital de Siria, Antioquí­a. Primero escucharon el mensaje los judí­os, y después los de otros grupos nacionales. Tanto Bernabé como Pablo contribuyeron a edificar la congregación de Antioquí­a. Fue en esta ciudad siria donde †œa los discí­pulos por providencia divina se les llamó cristianos† por primera vez. (Hch 11:19-26; Gál 1:21.)
Alrededor del año 46 E.C., cuando hubo una gran hambre durante el reinado del emperador Claudio, los cristianos que estaban en Antioquí­a y en sus alrededores enviaron una ministración de socorro por medio de Bernabé y Pablo a sus hermanos de Jerusalén. (Hch 11:27-30.) La carta que trataba sobre la circuncisión enviada por los apóstoles y ancianos de Jerusalén se dirigió especialmente a las congregaciones de Antioquí­a, Siria y Cilicia (una región vecina). (Hch 15:23.) Pablo utilizó Antioquí­a de Siria como centro de operaciones durante sus largos viajes misionales. (Hch 15:40, 41; 18:18; 20:3; 21:3; Gál 2:11.)

Fuente: Diccionario de la Biblia