SOLDADO

v. Ejército, Tropa
Mat 8:9; Luk 7:8 tengo bajo mis órdenes s; y digo
Mat 27:27 los s del .. llevaron a Jesús al pretorio
Luk 3:14 también le preguntaron unos s, diciendo
Act 10:7 y a un devoto s de los que le asistían
Act 12:6 estaba Pedro durmiendo entre dos s
Act 27:31 pero Pablo dijo a .. los s: Si éstos no
1Co 9:7 ¿quién fue .. s a sus propias expensas?
2Ti 2:3 tú, pues, sufre penalidades como buen s


ver OFICIOS

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

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Persona que sigue la carrera de las armas y vive de un sueldo (solidus). En todos los pueblos y culturas ha existido el grupo de defensor o el conjunto de luchadores por diversas causas. En los pueblos antiguos y en los militaristas actuales, el soldado tiene sólo un sentido bélico y agresivo.

En los tiempos actuales el concepto de soldado, de ejército, de militar adquiere un sentido más civilizado de “miembros de las fuerzas sociales del orden”. Se le presenta como miembro pací­fico con una dimensión civil de protección de la colectividad y de reserva para casos de emergencia o de necesidad.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

Persona que sirve en un ejército. En las Escrituras Hebreas se utilizan con frecuencia términos precisos para designar la función especí­fica que desempeñaban: soldados de caballerí­a (Ex 14:9), corredores (1Sa 22:17), honderos (2Re 3:25), hombres que manejan la lanza y el escudo (2Cr 25:5), disparadores (2Cr 35:23), arqueros (Job 16:13) o manejadores del arco (Isa 21:17). El vocablo griego para †œsoldado† es stra·ti·o·tes. (Véase EJERCITO.)
Durante el tiempo de la dominación romana, era normal ver soldados en Judea. En Capernaum, un oficial del ejército dijo: †œPorque yo […] tengo soldados bajo mí­†, de lo que se desprende que allí­ habí­a soldados apostados a su mando. (Mt 8:5-9.) También habí­a tropas romanas apostadas en la Fortaleza Antonia de Jerusalén, como lugar estratégico desde donde controlar a los judí­os. Cuando Pablo fue por última vez a Jerusalén, el comandante militar que estaba al cargo de esos soldados lo rescató de una chusma y, al dí­a siguiente, de los fariseos y saduceos amotinados. (Hch 21:30-35; 22:23, 24; 23:10.) Al descubrirse un complot contra la vida de Pablo, el comandante proveyó una escolta de 70 jinetes, 200 soldados y 200 lanceros para llevarlo hasta Antí­patris, y los jinetes siguieron acompañándolo desde allí­ hasta Cesarea. (Hch 23:12-33.)

Soldados judí­os. También habí­a soldados judí­os, entre los que se contaban los que preguntaron a Juan el Bautista: †œ¿Qué haremos?†. Posiblemente su labor era de inspección y estaba relacionada con las aduanas y la recaudación de impuestos. (Lu 3:12-14.)

La ejecución y el entierro de Jesús. Puesto que Jesús fue entregado al gobernador romano y acusado de sedición contra Roma, se utilizó a soldados romanos para ejecutarlo. Estos lo ultrajaron en gran manera, mofándose de él, escupiéndole y golpeándole antes de llevárselo para fijarlo en un madero. (Mt 27:27-36; Jn 18:3, 12; 19:32-34.) Repartieron entre sí­ sus prendas exteriores de vestir y echaron suertes sobre su prenda interior. El destacamento que fijó a Jesús en el madero constaba por lo visto de cuatro soldados. (Jn 19:23, 24.) Al observar los fenómenos que ocurrieron y las circunstancias en las que Jesús habí­a muerto, el oficial del ejército encargado de la ejecución dijo: †œCiertamente este hombre era Hijo de Dios†. (Mr 15:33-39.) Habí­a soldados romanos apostados ante la tumba de Jesús para hacer guardia. (Mt 27:62-66.) Si estos hubiesen sido de la guardia judí­a del templo, los judí­os no hubieran tenido que pedí­rselos a Pilato. Además, los principales sacerdotes prometieron solucionar el asunto con el gobernador si él se enteraba de que el cuerpo de Jesús habí­a desaparecido. (Mt 28:14.)

El primer cristiano gentil. Unos tres años y medio más tarde, un soldado romano, un centurión, envió dos sirvientes y †œun soldado devoto† para invitar a Pedro a ir a Cesarea. Ante la predicación de Pedro, Cornelio y su casa, que probablemente incluirí­a a aquel †œsoldado devoto† que estaba a su servicio, recibieron el derramamiento de espí­ritu santo y se convirtieron en los primeros gentiles que formaron parte de la congregación cristiana. (Hch 10:1, 7, 44-48.)

La liberación de Pedro. Algún tiempo después, el apóstol Pedro fue detenido por orden de Herodes Agripa I y encarcelado bajo la vigilancia de cuatro relevos de cuatro soldados cada uno. En cada relevo, dos soldados vigilaban la puerta de la prisión, mientras los otros dos custodiaban personalmente a Pedro, que se hallaba encadenado a ellos, uno a cada lado. No obstante, durante la noche se apareció un ángel, que soltó las cadenas de Pedro y lo sacó de la prisión. Esto causó una gran conmoción entre los soldados, y Herodes, tras examinar a los guardias responsables, †œmandó que se los llevaran al castigo†, que, según la costumbre romana, probablemente serí­a la muerte. (Hch 12:4-10, 18, 19.)

Se muestra bondad a Pablo. Cuando el apóstol Pablo fue llevado a Roma en barco debido a que habí­a apelado a César, se le puso bajo la custodia de una división de soldados al mando de un oficial de la banda de Augusto llamado Julio. Este hombre trató a Pablo con bondad y le permitió ir a ver a sus amigos y disfrutar de su hospitalidad. Al principio no debí­a creer que Pablo tuviese la guí­a de Dios, así­ que prefirió hacer caso al dueño de la nave y al piloto. No obstante, después de que la nave se halló a merced de una gran tempestad durante varios dí­as, Pablo relató una visión que habí­a tenido, en la que se garantizaba la vida de todos los que se hallaban en el barco, y en esta ocasión el oficial y sus hombres le escucharon. Cuando la embarcación comenzó a hacerse pedazos cerca de Malta, los soldados se dispusieron a dar muerte a todos los prisioneros, pero Julio deseaba que Pablo saliera ileso y se lo impidió. (Hch 27:1, 3, 9-11, 20-26, 30, 31, 39-44.) Una vez en Roma, se permitió a Pablo vivir en su propia casa alquilada bajo la custodia de un soldado. (Hch 28:16, 30.)

Uso simbólico. Al defender su apostolado en su carta a la congregación de Corinto, Pablo escribió: †œ¿Quién es el que jamás sirve de soldado a sus propias expensas?†. (1Co 9:7.) Aunque Pablo no habí­a aceptado ayuda material de los corintios, con estas palabras razonó que, como soldado al servicio de su Amo, Cristo, ciertamente tení­a autoridad para recibir esa ayuda. Pablo también consideró soldados de Cristo a los que trabajaban en cooperación con él en la predicación de las buenas nuevas, y los llamó †˜compañeros de armas†™. (Flp 2:25; Flm 2.)
Pablo habí­a encargado una pesada responsabilidad a Timoteo, por lo que le escribió: †œComo excelente soldado de Cristo Jesús, acepta tu parte en sufrir el mal. Ningún hombre que sirve como soldado se envuelve en los negocios comerciales de la vida, a fin de conseguir la aprobación de aquel que lo alistó como soldado†. (2Ti 2:3, 4.) Un buen soldado espera dificultades, y sabe que tiene que estar listo para servir en todo momento y aguantar en medio de las condiciones más difí­ciles. Mientras toma parte en una guerra, el soldado no busca su propia comodidad ni lo que a él le agrada. Su tiempo y energí­as están supeditados a las órdenes de su superior. Además, un soldado abandona su negocio, granja, oficio o vocación con el fin de servir en el ejército. No se envuelve en otras actividades que apartarí­an su mente y sus energí­as de lo más importante: la pelea en la que participa. De no hacerlo así­, probablemente perderí­a su vida o la de los que dependiesen de él. Según los historiadores, los soldados romanos no podí­an participar en ningún tipo de actividad comercial, y tení­an prohibido actuar como tutores o curadores de cierta propiedad, para evitar que se distrajeran de su propósito como soldados. Bajo la ley mosaica, el hombre recién casado, el que tuviera una casa que aún no hubiese estrenado o una viña de la que no hubiese recibido fruto estaba exento del servicio militar. Además, un hombre que fuese temeroso ciertamente resultarí­a ser un mal soldado y socavarí­a la moral de sus compañeros; por eso la Ley también eximí­a a tal hombre. (Dt 20:5-8.) De modo que los cristianos, fuesen de origen judí­o o gentil, captarí­an en seguida la fuerza de la ilustración de Pablo.
En la carta a los Efesios, Pablo bosquejó claramente que el soldado cristiano no lucha contra sangre y carne, sino contra †œlas fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales†. Por lo tanto, la armadura que se necesita para esta lucha no se puede conseguir de fuentes mundanas, sino que tiene que ser la armadura que proviene de Jehová Dios, quien da la victoria por medio del comandante de su ejército, Jesucristo. (Ef 6:11-17.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

A. NOMBRES 1. stratiotes (stratiwvth”, 4757), soldado. Se utiliza: (a) en sentido natural (p.ej., Mat 8:9; 27.27; 28.12; Mc 15.16; Luk 7:8; 23.36); seis veces en Juan; trece veces en Hechos; no se usa más en este sentido en el NT; (b) metafóricamente, de uno que soporta penalidades por causa de Cristo (2Ti 2:3). 2. strateuma (stravteuma, 4753), ejército. Se utiliza para denotar una compañí­a de soldados en Act 23:10; en el v. 27: “la tropa”; en Luk 23:11, plural: “sus soldados”. Véase TROPA. Notas: (1) Para speira: “compañí­a de soldados” (Joh 18:3; RV: “compañí­a”), véase COMPAí‘IA, A, Nº 6. (2) Stratopedon (de stratos, hueste militar, pedon, llanura), denota estrictamente un ejército acampado; en Luk 21:20, de soldados que iban a estar acampados alrededor de Jerusalén en cumplimiento de la profecí­a del Señor acerca de la destrucción de la ciudad; la frase podrí­a traducirse “por campamentos” (como la VM: “de campamentos”; RV, RVR, RVR77: “de ejércitos”).¶ B. Verbos strateuo (strateuvw, 4754), siempre en la voz media en el NT, se traduce “unos soldados” en Luk 3:14, donde el verbo se emplea en participio presente plural; “fue †¦ soldado”; también en 1Co 9:7 (RV: “peleó”); véase MILITAR, A, y también BATALLA, B, Nº 1, COMBATIR, B, Nº 4. Cf. MILICIA, y también HUESTE y PREFECTO. Nota: En 2Ti 2:4, stratologeo se traduce “que le tomó por soldado” (RV, RVR; VM: “que le alistó por soldado”). Véase TOMAR.¶

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento