TEATRO

Teatro (gr. théatron, palabra relacionada con el verbo theáomai, “observar”). Término que aparece en la Biblia sólo en relación con el teatro de Efeso (Act 19:29, 31), para cuya descripción véase Efeso. Pablo emplea la palabra griega en forma metafórica en 1Co 4:9, donde dice que los apóstoles eran “espectáculo (théatron) al mundo”. Véanse las figs 174, 304,486. 486. El antiguo gran teatro de Pérgamo.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

Israel no produjo dramas, y por tanto no tuvo teatros. La palabra teatro viene del gr. y es un sustantivo derivado del verbo theaomai, ver o mirar. El teatro era por lo general una estructura al aire libre, un semicí­rculo de asientos de piedra construido en la ladera de un cerro, con capacidad tal vez para hasta 6.000 personas. Los asientos eran cortados concéntricamente, y al pie del auditorio una pieza semicircular de pavimento a nivel que serví­a para la orquesta o lugar donde el coro, parte indispensable de todo drama griego, y los actores actuaban. En los teatros más primitivos habí­a una carpa a espaldas del diámetro de este semicí­rculo, a la cual los actores se retiraban para cambiar sus máscaras y, por implicación, sus papeles. Habí­a sólo tres actores en una tragedia griega para llenar todos los papeles involucrados en la obra. Sobre la carpa se pintaba una tosca representación de árboles, o un templo, o una casa, para indicar que la escena en acción era una población, o el campo, etc. El término gr. para carpa es skene, de allí­ escenario en sentido dramático. Los teatros griegos que perduran son notablemente acústicos. Los teatros se usaban comúnmente para reuniones públicas, ya que proporcionaban probablemente los lugares de reunión más amplios en la ciudad; de allí­ el uso del único teatro mencionado en el NT (Act 19:29), el de Efeso. Las ruinas de este teatro, una estructura de lo más imponente, con capacidad para 25.000 personas, han sido excavadas. Los teatros romanos tendí­an a ser más elaborados que los griegos, contení­an un escenario más terminado y, tal vez en conformidad con las necesidades de un clima más severo, estaban por lo menos parcialmente techados.

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

El teatro llega a ser primeramente conocido en el siglo V a. de J.C. en Grecia, donde fue usado par alas representaciones dramáticas que surgieron de las canciones religiosas y danzas en honor del dios Dionisio. También sirvió como un lugar de asamblea para los ciudadanos de una comunidad helénica (Hch. 19:29-41). Los teatros se construí­an sobre una falda natural. El auditorio era de forma semicircular, con una orquesta circular o espacio para el coro en el centro y una plataforma elevada de madera para los actores. Los espectadores se sentaban en hileras de asientos que eran hechos de roca, piedra, madera o lajas de mármol, separados en dos o más secciones por pasamanos.
El teatro griego mejor conservado está en Epidaurus, en el Peloponeso. Fue construido en el siglo IV a. de J.C. , y pudo haber acomodado hasta 14.000 espectadores. Se usa hoy en la presentación de dramas griegos.
El teatro construido por Herodes el Grande en *Cesarea ha sido excavado recientemente por arqueólogos israelí­es. Otros teatros que él edificó son aún visibles en Damasco, Gadara, Kanata, Escitópolis (Bet-sán) y Filadelfia (Amán). De acuerdo con Josefo, Herodes construyó un teatro y un *anfiteatro en Jerusalén. Restos de teatros griegos y romanos aún perduran en Filipos, Atenas, Corinto, Mileto, Efeso y Roma. Se dice que el teatro en Efeso acomodaba a 24.500 personas.

Fuente: Diccionario Bíblico Arqueológico

En Efeso, Hec 19:29.

Diccionario Bí­blico Cristiano
Dr. J. Dominguez

http://biblia.com/diccionario/

Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano

En la Biblia no se conoce el drama como una obra artí­stica diseñada para presentarse con actores sobre un escenario. El relato de Job, escrito en forma de diálogo, es lo que más se acerca a ello, pero la mayorí­a de los eruditos está de acuerdo en que no fue una obra de t. El t. es, pues, de origen griego. Los helenos construí­an auditorios especiales al aire libre para sus representaciones. Usualmente se aprovechaba la pendiente de una colina para hacer allí­ los asientos en forma de semicí­rculo. Las partes principales de un t. eran la sala, o auditorio, la †œorquesta† en la parte más baja, y detrás la †œescena† o tienda donde se cambiaban de ropa los artistas. Con la conquista de Alejandro Magno el t. como arte fue introducido en Israel y se construyeron muchos t., pero éstos fueron en su mayorí­a destruidos o abandonados como consecuencia de las guerras macabeas. Volvieron a ser usados en tiempos de Herodes el Grande. En éfeso habí­a un gran t. al cual fueron llevados †¢Gayo y †¢Aristarco cuando el famoso escándalo suscitado por †¢Demetrio (Hch 19:29-31). En muchas ocasiones posteriores los creyentes serí­an llevados a t. griegos o a anfiteatros romanos para ser objeto de torturas y muerte.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, CONS

ver, EFESO

vet, Entre los griegos, este edificio tení­a sus gradas en semicí­rculo, generalmente adosadas a una ladera de una colina. Debajo del hemiciclo se hallaba la orquesta, y este espacio era cubierto por un tablero sobre el que evolucionaba el coro. El escenario se hallaba sobre una plataforma ante las gradas. Los juegos, las representaciones dramáticas o cómicas, las arengas al pueblo, tení­an lugar al aire libre, en el recinto del teatro. El de Efeso tení­a un aforo de 24.500 plazas (Hch. 19:29-40; cfr. Hch. 12:21) (véase EFESO). En cuanto a los romanos, además de los teatros cubiertos, tení­an inmensos circos para las carreras de caballos y de carros, y también anfiteatros donde el pueblo presenciaba combates entre gladiadores. Durante las persecuciones, los cristianos sufrieron frecuentemente el martirio público en teatros. En Roma, el Coliseo podí­a contener 80.000 espectadores (cfr. 1 Co. 9:24-27; 2 Ti. 4:7).

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

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Género literario con consiste en escribir o representar, mediante escenas y figuras simuladas, textos conforme a un plan narrativo, descriptivo o dialogal.

En general el género dramático es un excelente medio de comunicación pues, además del lenguaje oral, queda el mensaje reforzado por la acción de quien comunica incrementada por la fantasí­a de quien recibe.

El teatro directo y espontáneo puede, en ocasiones, ser sustituido por formas representativas menores como es el guiñol, las marionetas, los tí­teres, los disfraces, las parodias, los muñecos dibujados, las sombras chinescas, etc. Cualquier iniciativa se presta para dramatizar mediante figuras lo que se escribe dialogalmente y para representarlo sugestivamente ante un público interesado.

Cuando el drama o representación activa es alegre y festivo se denomina comedia. Cuando es realista o doloroso se convierte en tragedia. Ordinariamente se reserva el término de drama para una acción figurada y representada.

El teatro fue iniciado probablemente por los pueblos orientales, mediante la simulación de acciones, ritos, polémicas, danzas, fiestas o escenas de diverso significado. Pero como género artí­stico comunicador de belleza y expresión de mensaje creativo corresponde a los griegos sobre todo del siglo de oro.

Ya en el siglo VIII a. de C. se simulaban escenas bélicas, cuyos ecos quedan en los versos hexámetros de la Iliada y la Odisea y en otros poemas religiosos alusivos a los grandes santuarios como el de Delfos. En el siglo V ya existí­an edificios especialmente dedicados a las representaciones de este tipo en donde se poní­a una escena y una graderí­a para los asistentes.

Después pasó a los demás pueblos, influidos por la poderosa cultura helení­stica, como fueron los romanos y también las provincias helení­sticas de Egipto y de Mesopotamia. Con todo, los romanos despreciaron, por lo general, el teatro y lo consideraron como parodia de la realidad. Con frecuencia ellos usaron esas parodias para ridiculizar a los cristianos y a otros extranjeros. Por eso los primitivos Padres de la Iglesia hablaron más de las parodias paganas contra los cristianos y las identificaron con la idea de teatro. En ocasiones hasta se exigió al que querí­a bautizarse el que abandonara el oficio de comediante si procedí­a de esos entornos sociales.

En la Edad Media el teatro se cultivó intensamente en los pueblos de la Europa cristiana, de modo que se multiplicaron las representaciones sobre todo religiosas en las plazas y en ocasiones en el interior de los templos, simulando escenas evangélicas, como el nacimiento o la muerte de Jesús, o representando acontecimientos hagiográficos como los martirios de los santos y héroes.

Se atribuye a S. Francisco de Así­s el comienzo del teatro religioso popular en Italia al iniciar representaciones navideñas o también a las aclamaciones populares, por ejemplo al hermano Sol, que el santo compuso en el 1226. El teatro religioso de Italia parece que tiene que ver con esas iniciativas que luego se repiten con otras figuras y en diversos ambientes y que popularmente se llamaron “alabanzas” o “laudes”.

Después el teatro religioso se mezcló con determinadas formas de devoción popular: procesiones de “laudatores”, de “disciplinantes”, de “penitentes”, que se moví­an a mitad camino entre la piedad comunitaria y ritos teatrales que atraí­an masas ávidas de espectáculo. San Buenaventura orientó esas escenificaciones a fomentar la alabanza de Marí­a Santí­sima y ordenó que en las iglesias franciscanas se hicieran representaciones de la Pasión de Jesús.

Por Europa se multiplicaron las representaciones religiosas: la de las diez ví­rgenes se hacia en Eisenacht en 1221, la de los reyes magos se hací­a en el convento dominico de Milán en 1336; los oratorios de S. Felipe Neri ya en el siglo XVI atrajeron compositores musicales y dramáticos de primer orden y las obras plenamente literarias de los jesuitas, al estilo de las obras del P. Esteban Tuccio (Nabucodonosor, Goliat, Judith), publicadas hacia 1662, marcaron un itinerario interesante y plenamente catequí­stico.

La cumbre del teatro religioso estuvo en España, con los grandiosos autos sacramentales, entre los que sobresalen los de Pedro Calderón de la Barca, con su profundo sentido teológico y sus planteamientos filosóficos, que llegaban a ser digeridos por un pueblo admirable y entregado al arte.

No es exagerada la afirmación de que la catequesis popular desde del siglo XV estuvo estrechamente asociada a las representaciones religiosas y que las cofradí­as, las procesiones, las romerí­as, las fiestas, tuvieron que ver mucho con las tradiciones dramáticas populares.

Esa tradición se perpetúa hasta nuestros dí­as, con el uso que se ha podido hacer de algunos géneros dramáticos colegiales: obras misionales, representaciones hagiográficas y más recientemente escenificaciones bí­blicas altamente instructivas.

En la catequesis las formas suaves dramáticas pueden usarse a determinadas edades como una forma interesante de comunicación y de actividad pedagógicas. Tales pueden ser las escenificaciones de los hechos evangélicos, las dramatizaciones de las parábolas, la simulación de disputas, actos de culto o situaciones vitales.

En los tiempos románticos el teatro fue mirado con especial interés y se trataron temas humanos. Siguieron existiendo en Italia promotores del teatro educativo o religioso y siguió usándose el teatro juvenil como lenguaje de comunicación de primer orden. Tal fue el caso de S. Juan Bosco, con sus “nuevos oratorios” y con el espí­ritu sembrado en los miembros de su Sociedad de San Francisco de Sales (salesianos). Y lo mismo se puede decir de Luis Orione, fundador de la Pequeña obra de la divina Providencia.

Y en el siglo XX algunas obras de los grandes dramaturgos trataron temas religiosos apasionantes, como aparece en obras al estilo del “El diluvio que viene” o de “El sacrificio de Abraham”.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

Edificio o local (que los griegos llamaron thé·a·tron) donde se representaban dramas, tragedias, comedias, danzas y espectáculos musicales. En el teatro solí­an representarse obras inmorales que los cristianos fieles evitaban (Ef 5:3-5), y también se utilizaba como lugar de asamblea pública.
Los compañeros de viaje de Pablo fueron llevados al teatro de Efeso cuando el platero Demetrio incitó a una chusma contra estos misioneros cristianos. Aunque el apóstol estaba dispuesto a presentarse ante el pueblo reunido en el teatro, los discí­pulos y †œhasta algunos de los comisionados de fiestas y juegos, que eran amigables con él†, le disuadieron de hacerlo. (Hch 19:23-31.)
En Grecia se construyeron teatros desde aproximadamente el siglo V a. E.C., y con el tiempo los hubo en diversas ciudades principales. La mayorí­a de los teatros griegos estaban construidos en forma de hemiciclo sobre la ladera cóncava de una colina. Los asientos podí­an estar hechos de madera o piedra. Habí­a pasillos que los separaban en secciones, y estaban alineados en gradas, aprovechando la pendiente de la colina. La or·kje·stra (zona para danzas o coros) ocupaba el centro del teatro; detrás habí­a una plataforma elevada con un fondo, o ske·ne.
Se han hallado ruinas de teatros en lugares como Efeso, Atenas y Corinto. El gran teatro excavado en Efeso tení­a unas 66 hileras de asientos y podí­a acomodar a un auditorio de aproximadamente 25.000 personas. Aun en la actualidad, la acústica es tan buena, que incluso si se habla en voz baja en el escenario, se oye con facilidad desde la última fila.
Los romanos solí­an construir edificios para teatros sin depender de los desniveles naturales del terreno. Algunos teatros tení­an un techo sobre el escenario y parte de las gradas. Otro tipo, el anfiteatro romano, era un local descubierto de forma redonda o elí­ptica con gradas alrededor para el acomodo de los espectadores. El semiderruido Coliseo de Roma, terminado en 80 E.C., fue uno de los anfiteatros romanos más notables. Herodes el Grande construyó teatros en varias ciudades, entre ellas Damasco y Cesarea. Josefo dijo que Herodes †œedificó un teatro en Jerusalén y luego un anfiteatro en la llanura†. (Antigüedades Judí­as, libro XV, cap. VIII, sec. 1.)
La palabra griega thé·a·tron puede referirse tanto al edificio en sí­ como al espectáculo que allí­ se presentaba. Pablo escribió: †œPorque me parece que a nosotros los apóstoles Dios nos ha puesto últimos en exhibición como hombres designados para muerte, porque hemos llegado a ser un espectáculo teatral [thé·a·tron] al mundo, tanto a ángeles como a hombres†. (1Co 4:9.) De esta manera, Pablo aludió al acostumbrado número final de las competiciones romanas de gladiadores, en las que ciertos participantes eran sacados sin armas e indefensos y sometidos a una carnicerí­a y muerte segura.
Los griegos y los romanos acostumbraban a hacer pasar por el teatro a los criminales condenados a muerte, donde las multitudes reunidas se burlaban de ellos. Cuando Pablo escribió a los cristianos hebreos, al parecer se refirió a esta costumbre, pues aunque no hay registro de que estos cristianos hubieran sido sometidos a tal trato, habí­an aguantado sufrimientos comparables. El apóstol les exhortó: †œSigan acordándose de los dí­as anteriores, en los cuales, después que hubieron sido iluminados, ustedes aguantaron una gran contienda bajo sufrimientos, a veces estando expuestos como en un teatro tanto a vituperios como a tribulaciones, y a veces llegando a ser partí­cipes con los que estaban pasando por tal experiencia†. (Heb 10:32, 33.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

theatron (qevatron, 2302), teatro. Se empleaba también como lugar de reunión (Act 19:29, 31); en 1Co 4:9 se emplea de un espectáculo. Véase , B, Nº 1.¶

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento

Los teatros griegos generalmente se hacían en la ladera de alguna montaña naturalmente cóncava, tal como lo que podía ofrecer la acrópolis de la ciudad respectiva. Por lo tanto no había límites en cuanto a tamaño, siempre que las cualidades acústicas fuesen adecuadas, y algunos teatros tenían capacidad para muchos miles de personas. Los asientos se elevaban en escarpada en una sola grada alrededor de la orjēstra, o espacio para la danza. Detrás de ellos un escenario elevado, o skēnē, cerraba el teatro. Juntamente con el gimnasio, el teatro constituía el centro de las actividades culturales, y podía usarse como lugar para las asambleas oficiales, como en Éfeso (Hch. 19.29). Este último teatro estaba frente a la calle principal de la ciudad, hacia el puerto, y como en la mayoría de los estados griegos, sigue siendo la reliquia más importante del pasado.

E.A.J.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico