TERNURA

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Impulso afectivo duradero que se convierte en actitud y en sentimiento estable con respecto a objeto que resultan agradables y atractivos: una persona, un animal, un sí­mbolo. La expresión de la ternura es la caricia fí­sica o la protección y acogida psicológicas.

Es una actitud básicamente humana ante el ser débil e indefenso en lo fí­sico y en lo espiritual. Por eso Jesús manifestó su ternura ante los niños, los enfermos y los pecadores. Y, a su ejemplo, la ternura se hizo un deber pedagógico.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

La ternura es un amor respetuoso, delicado, concreto, atento, festivo. La ternura es un amor80 sensible, abierto a la reciprocidad: un amor que no es ávido, ni codicioso, ni pretencioso, ni posesivo; su fuerza es su debilidad, es eficaz y victorioso, desarmado y que desarma a la vez. La verdad es que estamos poniendo adjetivos uno detrás de otro, porque nos damos cuenta de que es difí­cil definir ¡a ternura, a pesar de que intuimos lo que es y sabemos que es importante, que es un poco el ingrediente de toda la comunicación humana. Si la idea que tenemos de Dios es la de un Dios violento que impone su voluntad como ley inexorable, jamás podremos comprender la ternura y mucho menos vivirla, tanto en nuestra relación con Dios como en nuestra relación con los otros, ni podremos entender a ¡as personas en las que más resplandece la ternura de Dios, como Marí­a, Jesús, los niños. La ternura necesita una disciplina, incluso fí­sica: disciplina de ¡os ojos, del corazón, renuncia a la avidez sensual. Para llegar a la ternura hay que tener el valor de dar pequeños pasos y de hacer pequeñas muestras de afecto (una sonrisa, una palabra, un “gracias”, una felicitación en el momento adecuado, una frase como: “aquí­ tienes el periódico… te hago un café… te dejo el programa de la tele…”). Es la sabidurí­a de los gestos discretos que constituyen el tejido de la vida diaria; el valor de adelantarnos con un gesto cariñoso, que siempre constituye un pequeño riesgo, porque no sabemos si encontrará corno respuesta nerviosismo o agradecimiento. La ternura requiere la contemplación, el silencio, que son experiencias del respeto hacia Dios, y del respeto hacia el hombre, la naturaleza y las cosas. De esta contemplación se alimenta la ternura.

Carlo Marí­a Martini, Diccionario Espiritual, PPC, Madrid, 1997

Fuente: Diccionario Espiritual

A. NOMBRE epieikeia (ejpieivkeia, 1932), gentileza, suavidad, amabilidad (lo que Matthew Arnold vino a llamar “dulce razonabilidad”). Se traduce “ternura” en 2Co 10:1 (VM, LBA: “dulzura”; NVI: “bondad”; Besson, RVR77: “clemencia”), de la gentileza de Cristo. En Act 24:4 se traduce “equidad”. Véase EQUIDAD, Nº 2.¶ Cf. epieikes (véase GENTILEZA). B. Verbo thalpo (qavlpw, 2282), primariamente calentar, ablandar con calor. Se emplea metafóricamente en Eph 5:29 “cuida”; 1Th 2:7 “cuida con ternura”. Véanse CUIDAR, A, Nº 4, REGALAR, A.

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento