TORO

v. Becerro, Buey, Novillo, Vaca
Psa 22:12 me han rodeado muchos t .. t de Basán
Heb 9:13 si la sangre de los t y de los .. santifican
Heb 10:4 la sangre de los t .. no puede quitar los


Toro (para la etimologí­a, véanse Becerro/a; Buey; Búfalo; Ganado). Mamí­fero rumiante, el macho de la vaca. Algunas de las palabras hebreas y griegas no indican si el animal es masculino o femenino. Tampoco indican, en caso de ser masculino, si se trata de un toro o de un buey, aunque el contexto a menudo revela a cuál de los dos se refiere.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

latí­n taurus. Mamí­fero rumiante, bovino, perteneciente al ganado vacuno, cabeza gruesa, dotada de cuernos, hocico ancho, piel dura, pelo corto y rabo largo, domesticable. En la antigüedad, algunas culturas le rendí­an culto, como en Egipto al buey apis. En la Escritura este término se usa muchas veces para significar al macho adulto, el t., a la hembra, la vaca, el t. joven, el novillo, al t. castrado y domesticado, el buey. Animal limpio según la ley, Lv 11; Dt 14, 4. Desde los primeros tiempos bí­blicos, el ganado vacuno constituí­a buena parte de los rebaños de los hebreos, y poseerlo era sí­mbolo de la largueza de Yahvéh y de prosperidad, Gn 24, 35; Ex 12, 32-38; 2 S 12, 2; Jb 1, 3 y 42, 12; el rey David tení­a vacadas en Sarón y en los valles, 1 Cro 27, 29. Los vacunos se utilizaban en diferentes menesteres: por su fuerza, como animales de tiro y de carga, Nm 7, 3; 1 Cro 12, 41; 1 S 6, 7; 2 S 6, 6; en el laboreo del campo, Dt 22, 10 y 25, 4; 1 R 19, 19; Jb 1, 14; mas, se le debí­a dar reposo el sábado, Ex 23, 12; Dt 5, 14. La carne, la leche y sus derivados para la alimentación, Gn 18, 7-8; Lv 17 y 19, 6; Dt 32, 14; Jc 5, 25; 2 S 17, 29; 1 R 4, 23; Ne 5, 18; Jb 20, 17; Pr 30, 33; Is 7, 22. Basán, región de la Trasjordania, fue célebre por los rebaños de vacunos fuertes y cebados Sal 22 (21), 13; Ez 39, 18; Am 4, 1.

La boñiga de los bovinos se aprovechaba como combustible Ez 4, 15. Se ofrecí­a a Yahvéh en los sacrificios y holocaustos, Ex 20, 24; 24, 5; Lv 1, 5; 3, 1; 9, 4; 22, 19; 1 Cro 29, 21; 2 Cro 30, 24; Sal 50 (49), 9; Sal 69 (68), 32; Is 1, 11; Ez 43, 19. Para preparar el agua lustral, se debí­a sacrificar una vaca roja y quemarla fuera del campamento, y con sus cenizas se confeccionaba dicha agua para limpiar la impureza por contacto con cadáver, Nm 19, 1-10 y 31, 23; Hb 9, 13. En la Escritura, la imagen de este animal significa fertilidad, y éste es el simbolismo que encierran las vacas del sueño del Faraón, que interpreta José en Gn 41; igualmente, el profeta Jeremí­as, cuando anuncia la invasión de Egipto por parte de Nabucodonosor, llama a este paí­s †œNovilla hermosí­sima†, Jr 46, 20.

Sí­mbolo de fuerza en la bendición de Moisés a José, le llama †œPrimogénito del toro†, Dt 33, 17. El mar o depósito de agua del templo, que Salomón hizo fundir en bronce, se apoyaba sobre doce bueyes, 1 R 7, 25; y las diez basas, también de bronce, tení­a paneles entre los listones con figuras de bueyes, 1 R 7, 29. Cuando Yahvéh responde a Job desde la tempestad, acude a la figura del buey salvaje, Jb 39, 9. El salmista habla del poder y gloria divinos y dice que la voz de Yahvéh hace brincar al Lí­bano como un novillo, Sal 29 (28), 6. En la visión del carro de Yahvéh, que tuvo el profeta Ezequiel, una de las cuatro caras de cada uno de los seres tení­a forma de t., Ez 1, 4-10. ® becerro.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

ver ANIMALES

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

(becerro o buey).

Empleado en los sacrificios: (Lev.l-9). Se sacrificaba también a í­dolos: (Ose 12:11, Hec 14:13).

– Becerro de oro: Ex.32, Deut.9.

– Toros llevaron el Arca, 2 52Cr 6:6.

– Simbólicos, Eze 1:10, Rev 4:7.

Diccionario Bí­blico Cristiano
Dr. J. Dominguez

http://biblia.com/diccionario/

Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano

†¢Animales de la Biblia. †¢Ganado vacuno.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, FAUN CUAD

ver, BUEY, APIS, BECERRO DE ORO

vet, Macho de la especie “Bos Taurus” (Jb. 21:10; Sal. 68:31; Is. 34:7; Jer. 52:20) (Véase BUEY) En Basán se criaban toros particularmente fuertes y bravos (Sal. 22:13). Hay un término heb. distinto para designar al toro joven (Jue. 6:25). Sometidos al yugo, los novillos serví­an de animales de tiro; también se ofrecí­an como sacrificio (Ex. 29:1; 1 Cr. 29:21). Para la adoración pagana del toro, véanse APIS, BECERRO DE ORO.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

(-> Baal, becerro de oro). El toro (shór) es uno de los animales sagrados más conocidos del Antiguo Testamento. Aparece vinculado al culto de Baal*, rechazado por los israelitas. Pero los israelitas antiguos, antes de que se impusiera la ley del culto a Yahvé sin imágenes (Dios*), adoraron también a Dios como Toro (†˜egel, toro joven, Becerro* de oro; cf. Ex 32,1-4; 1 Re 12,28). El signo del Toro está presente en los vivientes del carro de Dios de Ezequiel (Mercaba*) y en el tetramorfo* judí­o y cristiano.

PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007

Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra

(heb., schohr [Ex 21:28], par [Ex 29:10], ba·qár [1Re 7:25], `agha·lí­m [†œtoros jóvenes†; Am 6:4], re´ém [†œtoro salvaje†; Nú 23:22]; arameo, tohr [Da 5:21]; gr., táu·ros [Mt 22:4], bous [1Co 9:9], mó·skjos [†œtorillo†; Lu 15:23]).
Estas palabras de los idiomas originales se han traducido de diversas maneras: †œtoro†, †œbuey† y †œganado vacuno†. Aunque la palabra española †œbuey† aplica especialmente a un toro castrado, las palabras de los idiomas originales que se han traducido †œbuey† y †œbueyes† en varias versiones no deben entenderse en este sentido restringido. Si bien la castración es el método que se emplea comúnmente para amansar a los toros con el fin de usarlos como animales de tiro, parece ser que los israelitas no la practicaban, puesto que un animal mutilado no era aceptable para sacrificio. (Le 22:23, 24; Dt 17:1; compárese con 1Re 19:21.) Por lo tanto, se ha apuntado que la raza que empleaban los israelitas era de genio dócil.
El macho del ganado vacuno ha ocupado un lugar prominente en las religiones de muchos pueblos paganos. Ha sido honrado, e incluso adorado, tanto por su gran fuerza como por su potencial para la procreación. Los babilonios emplearon al toro como sí­mbolo de su dios principal, Marduk. En Egipto se veneraban toros vivos como encarnaciones de un dios: Apis, en Menfis, y Mnevis (Meruer), en Heliópolis. El que uno de los primeros signos del zodiaco sea el toro (Tauro) demuestra una vez más la importancia que se otorgaba a este animal en las religiones paganas.
Poco después del éxodo, los propios israelitas, probablemente debido a que se habí­an contaminado con los conceptos religiosos que conocieron en Egipto, cambiaron la gloria de Jehová por una †œrepresentación de un toro†. (Sl 106:19, 20.) Más tarde, el primer rey del reino de diez tribus, Jeroboán, instituyó la adoración de becerros en Dan y Betel. (1Re 12:28, 29.) Según la ley que Dios dio a Israel, no habí­a de darse veneración alguna, ni siquiera de una manera representativa, ni al toro ni a ningún otro animal. (Ex 20:4, 5; compárese con Ex 32:8.)
Los israelitas ofrecí­an toros como sacrificio (Ex 29; Le 22:27; Nú 7; 1Cr 29:21), y en ciertas fechas la Ley especificaba que tení­a que sacrificarse este animal. Si el sumo sacerdote cometí­a un pecado que acarreaba culpa sobre el pueblo, se requerí­a que ofreciese un toro, la ví­ctima más grande y más valiosa que se sacrificaba, debido, seguramente, a su posición de responsabilidad como el que llevaba la delantera en la adoración verdadera de Israel. También tení­a que ofrecerse un toro cuando toda la asamblea de Israel cometí­a un error. (Le 4:3, 13, 14.) En el Dí­a de Expiación se ofrecí­a un toro a favor de la casa sacerdotal de Aarón. (Le 16.) Se requerí­a que en el séptimo mes del calendario sagrado los israelitas ofreciesen más de 70 toros como ofrendas quemadas. (Nú 29.)
Los israelitas también usaban el toro en trabajos relacionados con las tareas agrí­colas, como arar y trillar (Dt 22:10; 25:4), pero tení­an que tratarlo con consideración. El apóstol Pablo aplicó a los siervos cristianos de Dios el principio contenido en la Ley con respecto a no poner bozal a un toro mientras trillaba, con lo que indicó que al igual que el toro que hací­a su trabajo tení­a derecho a alimentarse del grano que trillaba, de la misma manera el que comparte cosas espirituales con otros es digno de recibir provisiones materiales. (Ex 23:4, 12; Dt 25:4; 1Co 9:7-10.) La legislación abarcaba los casos de robo de un toro y los daños causados a personas y propiedades por toros no vigilados. (Ex 21:28–22:15.)
Los toros que sacrificaron los israelitas simbolizaron la ofrenda inmaculada de Cristo como el único sacrificio adecuado por los pecados de la humanidad. (Heb 9:12-14.) Los toros que se ofrecí­an como sacrificio también son una representación de otra clase de sacrificio en el que Jehová se deleita en cualquier tiempo y circunstancias, a saber: el espontáneo fruto de labios que, como vigorosos toros jóvenes, se utiliza para hacer †œdeclaración pública de su nombre†. (Sl 69:30, 31; Os 14:2; Heb 13:15.)
En los simbolismos de la Biblia, el toro denota poder y fuerza. El mar fundido que estaba frente al templo de Salomón descansaba sobre las representaciones de doce toros, en grupos de tres, mirando a cada uno de los cuatro puntos cardinales. (2Cr 4:2, 4.) Cada una de las cuatro criaturas vivientes que el profeta Ezequiel contempló en visión junto al trono de Jehová —asemejado a un carro— tení­a cuatro caras, una de las cuales era la de un toro. (Eze 1:10.) En la visión del apóstol Juan, una de las cuatro criaturas vivientes que estaban alrededor del trono era como un torillo. (Rev 4:6, 7.) Por lo tanto, el toro representarí­a aptamente uno de los cuatro atributos cardinales de Jehová, a saber, su poder ilimitado. (Sl 62:11; Isa 40:26.)
El toro también aparece en las Escrituras como un sí­mbolo de los agresivos enemigos de Jehová y de sus adoradores, que intentan esclavizar o aniquilar a los siervos de Dios, pero que, a su vez, serán aniquilados en el dí­a de venganza de Jehová. (Sl 22:12; 68:30; Isa 34:7, 8; Eze 39:18; véanse BECERRO; OFRENDAS.)
En las Escrituras se hace alusión a varias de las caracterí­sticas del †œtoro salvaje† (re´ém): su disposición indómita (Job 39:9-12), su velocidad e invencibilidad (Nú 23:22; 24:8), el poder de sus grandes cuernos (Dt 33:17; Sl 22:21; 92:10) y su retozo cuando aún es joven (Sl 29:6). Los enemigos obstinados de Jehová que sufrirán la ejecución de sus juicios también son comparados a toros salvajes. (Isa 34:7.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

tauros (tau`ro”, 5022), Lat. taurus, toro. Aparece en Mat 22:4 Act 14:13; Heb 9:13; 10.4.¶

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento