URIM Y TUMIM

Urim y Tumim (heb. zûrîm y tummîm, literalmente “luces” y “perfecciones”; las 2 palabras heb. comienzan con la primera y la última letra del alfabeto, respectivamente). Dos objetos adosados al pectoral que usaba el sumo sacerdote sobre el efod* (Exo 28:30; Lv 8:8). La palabra “Urim” aparece sólo 2 veces (Num 27:21; 1Sa 28:6). El sumo sacerdote usaba estos 2 objetos para averiguar cuál era la voluntad de Dios con respecto a asuntos de dudosa posibilidad, que tení­an que ver con el bienestar de la nación, generalmente a pedido de los dirigentes (cf Num 27:21; 1Sa 22:10). La Biblia no aclara cómo certificaban la voluntad de Dios estos objetos (véase CBA1:660, 661). Cuando el Señor rechazó a Saúl como rey, no quiso comunicarse con él por este medio (1Sa 28:6). Ezr 2:63 y Neh 7:65 indican que el Señor no se comunicó por medio de Urim y Tumim inmediatamente después del exilio, y no hay noticias de que lo haya vuelto a hacer en algún momento después.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

(heb., ha†™urim wehatummim, luces y perfecciones).

Objetos no descritos especí­ficamente, tal vez piedras colocadas en el pectoral del sumo sacerdote que él llevaba puesto cuando entraba a la presencia del Señor, y por medio del cual se aseguraba de la voluntad de Dios en cualquier asunto importante que afectaba a la nación (Exo 28:30; Lev 8:8; Num 27:21; Neh 7:65). Es incierto qué eran y cómo eran utilizados. Una teorí­a es que se utilizaban para echar suertes, como dados, y que el modo en que caí­an revelaba de algún modo la voluntad de Dios (1Sa 10:19-22; 1Sa 14:37-42).

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

Parte de la vestimenta del sumo sacerdote. Se guardaba dentro del pectoral (Lev 8:8), que tení­a forma de †œbolsa† o †œsaco†, sobre el cual estaban las doce piedras preciosas, engastadas en su superficie, cada una de las cuales llevaba el nombre de una de las tribus de Israel. De esta manera el sumo sacerdote llevaba †œel juicio de los hijos de Israel sobre su corazón delante de Jehovᆝ (Exo 28:15-30). La palabra †œjuicio† está relacionada con el U. y el T., que serví­an para indagar la voluntad de Dios en asuntos nacionales.

Cuando el pueblo tení­a necesidad de tomar una decisión iban al sumo sacerdote a consultarle †œpor el juicio del U. delante de Jehovᆝ (Num 27:21). El uso directo del U. y el T. estaba reservado para los sacerdotes leví­ticos (Deu 33:8). Después del exilio, cuando algunos sacerdotes no pudieron probar su genealogí­a, se les pidió †œque no comiesen de las cosas más santas, hasta que hubiese sacerdote para consultar con U. y T.† (Esd 2:63; Neh 7:65).
AT narra que el †¢efod era utilizado para consultas a Dios. Esto se debe a que la bolsa o pectoral se adherí­a al efod por medio de cintas. †œHacer un efod†, entonces, además de la túnica que es el efod propiamente dicho, significaba también confeccionar un pectoral que sirviera para esas consultas. Así­, Gedeón tomó los zarcillos de oro de los madianitas vencidos e †œhizo de ellos un efod†, que fue de tropiezo para Israel (Jue 8:26-27). Lo mismo hizo por su cuenta un hombre llamado †¢Micaí­as, quien †œtuvo casa de dioses, e hizo efod y terafines, y consagró a uno de sus hijos para que fuera sacerdote† (Jue 17:5).
situaciones de guerra, se cargaba con el efod y el pectoral, para fines de consulta. Así­, estando Saúl combatiendo contra los filisteos, el sacerdote Ahí­as †œllevaba el efod† (1Sa 14:3). Cuando el sacerdote †¢Abiatar fue a unirse a David en †¢Keila, †œdescendió con el efod en su mano†. Fue así­ que David pudo consultar a Jehová sobre el curso de acción que debí­a tomar. Al parecer las preguntas se hací­an de manera que la respuesta fuera †œsí­† o †œno† (1Sa 23:6-12; 1Sa 30:7).
se sabe a ciencia cierta cuál era la forma del U. y el T., aunque muchas teorí­as se han propuesto sobre el particular. La tradición judí­a dice que eran piedras en las cuales aparecí­an ciertos brillos cuando se les hací­a la pregunta. Esas luces conformaban la respuesta en un sentido o en otro. Otros señalan que las palabras U. y T. denotan cierta relación con el †œechar suertes†, cosa que se hací­a en ocasiones, como en 1Sa 10:20 e Isa 34:17.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, UTEN

ver, SUMO SACERDOTE

vet, = “luces y perfecciones”. Estos dos términos aparecen frecuentemente en orden inverso (Dt. 33:8); Urim aparece dos veces aislado (Nm. 27:21; 1 S. 28:6). Estos misteriosos términos designan uno o varios objetos de naturaleza desconocida incluidos en el efod del sumo sacerdote, y situados en el pectoral, una pieza de tejido doblada que formaba un cuadrado de 24 cm. de lado, y que se llevaba encima del pecho (Ex. 28:30; Lv. 8:8). En el exterior, el pectoral del juicio llevaba los nombres de las doce tribus, grabados sobre 12 piedras preciosas diferentes, dispuestas en cuatro hileras de tres piedras cada una. En el interior del pectoral se colocaba el urim y el tumim, de los que se serví­a el sumo sacerdote para descubrir la voluntad divina en los casos dudosos que concernieran a la suerte de la nación. Nunca eran empleados para consultar acerca de individuos (Nm. 27:21; cfr. Jos. 9:14; Jue. 1:1; 20:18, 23, 27, 28; 1 S. 10:22; 14:36-42; 22:10, 13; 23:9-12; 28:6; 30:7, 8; 2 S. 2:1; 5:19, 23, 24). A condición de estar revestido del efod, el sumo sacerdote podí­a servirse del urim y del tumim en otros lugares que aquel donde se hallaba el arca (Jue. 20:27, 28; 1 S. 22:10). La respuesta era por lo general muy simple, aunque no siempre era éste el caso (1 S. 10:22; 2 S. 5:23, 24). La interdicción impedí­a obtener una respuesta (1 S. 14:37; 28:6). Con posterioridad a David, los textos sagrados dejan de mencionar el empleo del urim y el tumim. Al retorno del exilio no los poseí­a ningún sacerdote (Esd. 2:63; Neh. 7:65). Josefo pretende que su uso no habí­a cesado más que 200 años antes de su época (Ant. 3:8, 9), pero los rabinos afirman que en el Templo de Zorobabel no hubo ni urim ni tumim. Su utilización era una prerrogativa del sumo sacerdote, lo que añadí­a a la importancia de la tribu de Leví­ (Dt. 33:8). (Véase SUMO SACERDOTE.) Ciertos comentaristas han buscado una analogí­a entre la insignia que llevaba el sumo sacerdote egipcio, cuando aplicaba justicia, y el urim y el tumim del sumo sacerdote israelita. Pero esta insignia egipcia no tiene relación con el urim y el tumim, que serví­an para determinar la voluntad de Dios. Otros confunden el urim, el tumim y el pectoral, imaginando que el destello intermitente de las piedras preciosas, iluminando las piedras grabadas, habrí­a permitido al sumo sacerdote formular la respuesta. Hay sólo dos interpretaciones probables: (a) El urim y el tumim habrí­an sido objetos extraibles del pectoral, que se habrí­an podido echar para consultar al Señor. Esta opinión se apoya sobre dos menciones de echar algo a suertes, en relación con la búsqueda de la voluntad de Dios mediante el urim y el tumim (1 S. 10:19-22; 14:37-42); el texto de la LXX favorece esta interpretación. (b) Según otras autoridades, el urim y el tumim sólo tení­an un valor simbólico. Revestido del efod, portando el urim y el tumim, emblemas de luz y de verdad (como su nombre indica), el sumo sacerdote buscaba saber la voluntad de Dios, tal como el Señor se lo habí­a ordenado. Presentaba el problema a Dios en oración, y la respuesta le era revelada a su espí­ritu. El sumo sacerdote la estimaba justa, por cuanto la petición habí­a sido presentada siguiendo los requisitos dados por el Señor (Ex. 28:30; Lv. 8:8). Sus promesas garantizaban una luz y verdad perfectas. La fe contaba con el cumplimiento de estas promesas. Más tarde, serí­an los profetas los que dieran a conocer al pueblo la voluntad del Señor. Sus revelaciones tomarí­an el lugar del urim y el tumim.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

Objetos que se emplearon para determinar la voluntad divina en cuestiones de importancia nacional para las que era necesaria la respuesta de Jehová.
Como se registra en Leví­tico 8:8, Moisés puso el Urim y el Tumim en el pectoral después de colocar este sobre Aarón. Aunque la preposición hebrea que aparece traducida en este pasaje por †œen† (†œdentro†, BAS) puede comunicar la idea de †œsobre† (TA), la misma palabra se utiliza en Exodo 25:16 al hablar de la colocación de las dos tablas de piedra en (†œdentro†, Mod) el arca del pacto. (Ex 31:18.) Se ha supuesto que el Urim y el Tumim eran las doce piedras fijadas al pectoral. Pero esta idea no tiene fundamento en el texto bí­blico, pues en la ceremonia de inauguración sacerdotal se le puso a Aarón el pectoral completo con las doce piedras cosidas sobre él, y luego se puso en el pectoral el Urim y el Tumim. De igual manera, una comparación de los versí­culos 9, 12 y 30 del capí­tulo 28 de Exodo refuta la teorí­a de que el Urim y el Tumim fuesen las dos piedras de ónice que iban sobre las hombreras del efod del sumo sacerdote. (Ex 28:9-14.) Es evidente que estas eran objetos distintos.

Su uso. Es de destacar que el Urim y el Tumim tení­an que estar sobre el corazón de Aarón cuando este se encontrara †œdelante de Jehovᆝ, probablemente refiriéndose a cuando Aarón estaba de pie en el Santo, delante de la cortina que daba al compartimiento Santí­simo, para inquirir de Jehová. El que estuviesen situados †œsobre el corazón de Aarón† parece indicar que el Urim y el Tumim estaban en el pliegue o bolsa que formaba el pectoral. Estas piedras eran para †œlos juicios de los hijos de Israel†, y se utilizaban cuando se necesitaba una respuesta de Jehová a una pregunta de importancia para los lí­deres nacionales y, por consiguiente, para la nación misma. Jehová, el Legislador de Israel, daba una respuesta al sumo sacerdote en cuanto al proceder correcto que se habí­a de seguir sobre cualquier asunto. (Ex 28:30.)
David pidió a Abiatar que empleara el Urim y el Tumim cuando Abiatar, habiendo escapado de una matanza de sacerdotes en Nob en la que habí­a muerto su padre, se presentó ante David con el efod. Al parecer, era el efod del sumo sacerdote. (1Sa 22:19, 20; 23:6-15.)

Puede que fueran suertes. De las ocasiones que se registran en las Escrituras en las que se consultó a Jehová por medio del Urim y el Tumim, parece deducirse que la pregunta estaba formulada de tal manera que bastaba un †œsí­† o un †œno† como respuesta, o, a lo más, una respuesta muy breve y directa. En una ocasión (1Sa 28:6) se menciona únicamente el Urim, aunque debe sobrentenderse que se incluí­a al Tumim.
Varios comentaristas bí­blicos creen que el Urim y el Tumim eran †œsuertes sagradas†. (Ex 28:30, LT, nota.) Algunos piensan que se trataba de tres piezas, una que llevaba escrita la palabra †œno†, otra con la palabra †œsí­† y una tercera en blanco. La pieza que se sacase darí­a la respuesta a la pregunta que se plantease, a menos que saliera la que estaba en blanco, lo que indicarí­a que no se daba respuesta. Hay quien opina que también pudieron ser dos piedras planas, blancas por un lado y negras por el otro. La piedras se arrojaban, y si coincidí­an las dos caras blancas boca arriba, significaba †œsí­†; si las dos eran negras, †œno†, y si una era negra y otra blanca, no habí­a respuesta. Hubo una ocasión en la que Saúl inquirió del sacerdote sobre la conveniencia de atacar o no a los filisteos y no hubo respuesta. Preocupado porque alguno de sus hombres hubiese pecado, imploró: †œÂ¡Oh Dios de Israel, de veras da Tumim!†. Saúl y Jonatán fueron apartados, y luego se echaron suertes para determinar cuál de los dos era el culpable. Puede verse cómo este pasaje distingue entre la acción de †˜dar Tumim†™ y la de echar suertes, y, aunque parecen acciones distintas, el relato parece indicar que estaban relacionadas. (1Sa 14:36-42.)

Serví­an para enlazar el reino con el sacerdocio. En Deuteronomio 33:8-10 se alude al sacerdocio aarónico con las palabras: †œTu Tumim y tu Urim pertenecen al hombre que te es leal†. El que se diga que estos pertenecen †œal hombre que te es leal [a Jehová]† tal vez aluda a la lealtad de la tribu de Leví­ (de la que vino el sacerdocio aarónico) demostrada en el incidente del becerro de oro. (Ex 32:25-29.)
Jehová sabiamente proveyó el Urim y el Tumim y los colocó en las manos del sumo sacerdote. Así­ el rey dependí­a en gran manera del sacerdocio, evitando una excesiva concentración de poder en manos del soberano. De este modo se hací­a necesaria la cooperación entre la gobernación real y el sacerdocio. (Nú 27:18-21.) Jehová dio a conocer su voluntad al pueblo de Israel a través de su Palabra escrita, por medio de sueños y de los profetas, aunque parece ser que se valió de los profetas y los sueños en ocasiones especiales, mientras que el sumo sacerdote con el Urim y el Tumim siempre estaba presente al servicio del pueblo.

Su uso cesó en el año 607 a. E.C. Según la tradición judí­a, el uso del Urim y el Tumim cesó cuando los ejércitos babilonios mandados por el rey Nabucodonosor desolaron Jerusalén y destruyeron su templo en el año 607 a. E.C. (Talmud de Babilonia, Sotá 48b.) Esta opinión está apoyada por lo que leemos con respecto a estos objetos en los libros de Esdras y Nehemí­as. Allí­ se dijo a ciertos hombres que afirmaban ser de la lí­nea sacerdotal pero que no podí­an hallar sus nombres en el registro público, que no podí­an comer de las cosas santí­simas provistas para el sacerdocio hasta que un sacerdote se levantase con el Urim y el Tumim, pero no hay prueba escrita alguna de que se usasen por entonces, y la Biblia ya no vuelve a hacer más referencia a estos objetos sagrados. (Esd 2:61-63; Ne 7:63-65.)

El Sumo Sacerdote mayor consulta a Jehová. En la carta de Pablo a los Hebreos se dice que Jesucristo es el gran Rey-Sacerdote a la manera de Melquisedec. (Heb 6:19, 20; 7:1-3.) En él se combinan la gobernación real y el sacerdocio. Su obra sacerdotal fue prefigurada por la del sumo sacerdote del antiguo Israel. (Heb 8:3-5; 9:6-12.) Como tal Sumo Sacerdote, todo juicio de la humanidad está encomendado a sus manos. (Jn 5:22.) No obstante, cuando estuvo en la Tierra, dijo: †œLas cosas que les digo a ustedes no las hablo por mí­ mismo; sino que el Padre que permanece en unión conmigo está haciendo sus obras† (Jn 14:10) y †œno hago nada por mi propia iniciativa; sino que hablo estas cosas así­ como el Padre me ha enseñado†. (Jn 8:28.) También dijo: †œSi juzgo, mi juicio es verí­dico, porque no estoy solo, sino que conmigo está el Padre que me envió†. (Jn 8:16.) Sin duda, en su ensalzada posición celestial, perfeccionado como Sumo Sacerdote para siempre, continúa en este proceder de sujeción a su Padre, acudiendo a El por guí­a en el juicio. (Heb 7:28; compárese con 1Co 11:3; 15:27, 28.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

En relación con el cargo de sumo sacerdote Dios hizo provisión para que el pueblo tuviese orientación (Dt. 33.8, 10) pero particularmente para que la tuviesen los líderes del pueblo (Nm. 27.21, cf. inf.). Sin embargo, casi todo en relación con esta provisión sigue sin explicación. Las palabras Urim y Tumim no han recibido explicación etimológica satisfactoria, y la técnica empleada para hacer accesible la dirección o guía no ha quedado registrada. Otro misterio más es la aparente desaparición del Urim y Tumim de la vida nacional entre la monarquía primitiva (p. ej. 1 S. 23.6) y cierta reanudación de su uso prevista en Esd. 2.63; Neh. 7.65.

Tres pasajes son de particular interés. Abiatar acudió a David (1 S. 23.6) con el “efod”. Es razonable suponer que se trataba del efod sumo sacerdotal, y no del efod ordinario de uso sacerdotal (1 S. 22.18), porque de otro modo, ¿por qué habría de mencionarse? A la luz del resto del relato debemos suponer que “efod” actúa aquí como término general para todo ese conjunto de vestimenta sumo sacerdotal: efod-pectoral-Urim (cf. Ex. 28.28–30; véase 1 S. 14.18, donde “arca” [la LXX tiene “efod”] parece sintetizar de modo semejante los avíos oraculares del sacerdote). David (1 S. 23.9–12) hace preguntas directas y obtiene respuestas afirmativas. La realidad es que no se han registrado ejemplos de respuestas negativas en ninguna parte. El segundo pasaje es 1 S. 14 y ofrece semejanzas: cf. 14.3, 41 con 23.6, 9; nótese el título idéntico en 14.41; 23.10 (fórmula acostumbrada [?]). Según el TM Saúl pide: “Da cosas perfectas” (tāmı̂m, relacionado, presumiblemente, con Tumim). °bj acepta la reconstrucción del texto aquí, ayudada por la LXX, y tiene, “Si el pecado es mío o de mi hijo Jonatán … da urim; si el pecado es de tu pueblo … da tummim.” El tercer pasaje muestra que los Urim y Tumim no podían ser obligados a dar una respuesta: 1 S. 28.6; cf. 14.36–37.

Resulta extremadamente difícil, si no imposible, ofrecer una sugestión coherente sobre la base de estos elementos. H. H. Rowley conjetura que Urim (relacionado con ˒ārar, maldecir) da la respuesta negativa y Tumim (relacionado con tāmam, ser perfecto) da la afirmativa. Sobre la base del supuesto de que Urim y Tumim eran dos objetos planos, cada uno con un lado por “sí” y un lado por “no”, luego al ser sacados o lanzarlos fuera de la bolsa (cf. Pr. 16.33) un “sí” (dos Tumim) y un “no” (dos Urim) y un “sin respuesta” (un Urim y un Tumim), resultan todos posibles. Esto resulta intrigante y plausible pero, desde luego, es algo que tiene que apoyarse en parte en la reconstrucción de 1 S. 14.41 y en pasar por alto la falta de indicios de respuestas negativas.

Bibliografía. °H. H. Rowley, La fe de Israel, 1973; °Josefo, Antigüedades, en obras completas; R. de Vaux, Instituciones del Antiguo Testamento, 1985, pp. 454–458; M. de Tuya, J. Salguero, Introducción a la Biblia, t(t). II, pp. 469ss.

H. H. Rowley, The Faith of Israel, 1956, pp. 28ss; VT 12, 1962, pp. 164ss; Josefo, Ant. 3.214–218; S. R. Driver, Notes on the Hebrew Text of the Books of Samuel, 1913, pp. 117; J. Mauchline, I and II Samuel, 1971.

J.A.M.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico