VOZ

v. Clamor, Sonido
Gen 3:8 oyeron la v de .. Dios .. en el huerto
Gen 22:11 ángel de Jehová le dio v desde el cielo
Gen 27:22 la v es la v de Jacob; pero las manos
Exo 15:26 si oyeres atentamente la v de Jehová
Exo 23:21 guárdate delante de él, y oye su v
Exo 24:3 todo el pueblo respondió a una v, y dijo
Num 7:89 oía la v que le hablaba de encima del
Deu 4:12 a excepción de oir la v, ninguna figura
Deu 8:20 no habréis atendido a la v de Jehová
Deu 13:4 a él temeréis .. y escucharéis su v, a él
Jos 10:14 habiendo atendido Jehová a la v de un
1Sa 24:16; 26:17


El término hebreo kol señala al sonido producido por las cuerdas vocales. Se usa tanto en sentido estricto (†œY oyó Dios la v. del muchacho† [Gen 21:17]), como en el lenguaje poético. Se habla de la v. de Dios (†œY oyeron la v. de Jehová Dios que se paseaba en el huerto† [Gen 3:8]). En el Sal 29:1-11 se menciona siete veces la †œv. de Jehovᆝ, que se compara con el trueno. Muchas veces el término tiene el sentido de †œla cosa dicha†, o †œlo que dice†, o †œlo que dijo†. La frase †œoí­r la v.† implica tener conocimiento de un mensaje y creerlo, u obedecerlo. Así­, Lamec dijo a sus mujeres: †œAda y Zila, oí­d mi v.† (Gen 4:23). Cuando Dios envió a Moisés a salvar a su pueblo, él temí­a que no creyeran su mensaje, por lo cual dijo a Dios: †œHe aquí­ ellos no me creerán, ni oirán mi v.† (Exo 4:1).

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

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Sonido natural que produce el ser humano (no el animal) por medio de los órganos fonadores dirigidos por la voluntad mediante las corrientes nerviosas eferentes que gobiernan esos órganos y su funcionamiento.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

Los sonidos pronunciados por las personas al hablar, cantar, etc., así­ como los emitidos por animales, se designan en las Escrituras con la palabra hebrea qohl, su equivalente arameo qal y la palabra griega fo·ne. (Gé 3:8, 10; 21:17; Job 4:10; Da 4:31; Mt 27:46.) Además de †œvoz†, qohl también puede significar †œtrueno†, †œsonido†, †œruido†, †œnoticias†, etc. (Gé 45:16; Ex 9:28; 20:18; 32:17.) De manera similar, fo·ne también puede tener significados como †œsonido†, †œgrito†, †œsonido del habla† y †œsoplo†, además de †œvoz†. (Jn 3:8; Hch 19:34; 1Co 14:10, 11; Heb 12:26; Rev 8:13.)

Personas celestiales. El apóstol Pablo habla de †œlas lenguas de los hombres y de los ángeles†, lo que indica que los espí­ritus tienen idioma y habla. (1Co 13:1.) A los ángeles y al mismo Jehová Dios se les ha oí­do hablar de manera audible y entendible para los hombres. Pero no hay que suponer que así­ es como se comunican unos con otros en los cielos, pues se necesita una atmósfera como la que existe alrededor de la Tierra para propagar las ondas sonoras de la voz que el oí­do humano puede oí­r y entender.
En las ocasiones en las que Dios o los ángeles hablaron con una voz audible al oí­do humano, debió producirse una transformación de su habla en ondas sonoras, igual que se requirió una transformación para que algunos ángeles se aparecieran a la vista del hombre, bien materializándose o bien transmitiendo a la mente humana una imagen óptica. En la actualidad, los cientí­ficos pueden tomar la emisión de ondas sonoras de la voz de una persona y convertirla en impulsos eléctricos de manera que pueda transmitirse a un receptor, que a su vez puede transformar esos impulsos de nuevo en sonidos parecidos a la voz de la persona.

¿Ha oí­do algún humano la voz de Dios mismo?
En tres ocasiones el registro bí­blico presenta a Jehová hablando a los humanos audiblemente: 1) en el bautismo de Jesús (29 E.C.), cuando Jehová dijo: †œEste es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado†. Tanto Jesús como Juan el Bautista oyeron esta voz (Mt 3:17; Mr 1:11; Lu 3:22); 2) en la transfiguración de Jesús (32 E.C.), mientras estaban presentes los apóstoles Pedro, Santiago y Juan, cuando se pronunciaron prácticamente las mismas palabras (Mt 17:5; Mr 9:7; Lu 9:36); 3) en el año 33 E.C., un poco antes de la última Pascua de Jesús, cuando, al responder a la solicitud de Jesús de que Dios glorificase su nombre, una voz desde el cielo dijo: †œLo glorifiqué, y también lo glorificaré de nuevo†. La muchedumbre pensaba que tronaba o que un ángel le habí­a hablado a Jesús. (Jn 12:28, 29.)
En esas ocasiones Jehová Dios mismo se puso de manifiesto mediante sonidos audibles de voz comprensibles para sus siervos. Parece ser que en el último relato citado la muchedumbre no entendió la voz con claridad, pues algunos la compararon a un trueno. No obstante, resulta obvio que en tales ocasiones era Jehová el que hablaba, pues las declaraciones tení­an que ver con Jesús, el propio hijo de Dios, que estaba más cerca del Padre que cualquier otra criatura. (Mt 11:27.)
Jesús dijo a un grupo de judí­os no creyentes, alrededor del tiempo de la Pascua del año 31 E.C.: †œTambién, el Padre que me envió ha dado testimonio él mismo acerca de mí­. Ustedes ni han oí­do su voz en ningún tiempo ni visto su figura; y no tienen su palabra permaneciendo en ustedes, porque al mismí­simo que él despachó no creen†. (Jn 5:37, 38.) Esta muchedumbre incrédula nunca habí­a oí­do la voz de Dios, y ni siquiera obedecí­an su palabra o el testimonio obvio que recibieron mediante el apoyo que Dios dio a las obras de Jesús. Además, según parece, solo Jesús y Juan el Bautista habí­an oí­do la voz de Jehová, pues aún no se habí­an producido las dos ocasiones posteriores.
La referencia bí­blica a la †œvoz† de Jehová a veces se refiere al carácter imperativo de su mandato, como en la expresión †œla voz del Dios Omnipotente†. (Eze 10:5, Val.)

Voces angélicas. En otras ocasiones en las que se dijo que Dios †˜habló†™, fueron ángeles los que hablaron en representación suya. Hubo ángeles que representaron a Dios al hablar a Moisés en el monte Horeb y al pueblo de Israel congregado cerca del pie de la montaña. (Ex 34:4-7; 20:1-17; Gál 3:19.) En ocasiones, estos ángeles no se presentaron en apariencia o forma visible, como cuando la voz vino de la montaña que temblaba y humeaba. (Ex 20:18, 19; Dt 4:11, 12; Heb 12:18, 19.) A veces se aparecí­an en visión (Da 8:1, 15, 16; Rev 14:15-18), y en otras ocasiones se materializaron en forma humana para llevar mensajes hablados a los hombres. (Gé 18:1-3, 20; 19:1; Jos 5:13-15.)

Oí­r la voz de Dios. El †˜oí­r la voz de Dios†™ no significa necesariamente oí­r una voz literal, audible. Más a menudo significa reconocer y oí­r con obediencia lo que Dios ha hecho que se escriba en su Palabra y que se transmita por medio de sus representantes terrestres. (1Jn 2:3, 4.) De modo que la palabra †œvoz† puede utilizarse para referirse a †œtoda expresión que sale de la boca de Jehovᆝ, es decir: sus mandatos presentados a las personas, sea verbalmente por Dios mismo, por ángeles o por hombres, o mediante escritos inspirados. (Sl 103:20; Mt 4:4; véase OBEDIENCIA.)

Oí­r la voz de Jesús. Jesucristo se refirió a sí­ mismo como el †œpastor excelente† cuyas ovejas †œescuchan su voz, […] y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. […] No conocen la voz de los extraños†. (Jn 10:2-5, 11.) Los que son las †œovejas† de Cristo †œconocen† su voz en el sentido de que reconocen y admiten como verdad lo que Cristo dice según se registra en la Biblia. Rehúsan admitir la enseñanza de †˜extraños†™, falsos pastores. †œEscuchan† su voz en el sentido de que obedecen sus mandatos según se enuncian en las Escrituras. (Jn 15:10, 15.) Puesto que Cristo Jesús es el Principal Representante de Dios, que siempre escucha la voz de Jehová y habla lo que Jehová manda, el que sigue a Cristo estará en unión con Jehová. (Jn 5:19; 1Jn 2:6.)

La voz del resucitado Jesucristo. Tras su resurrección y ascensión, Cristo se apareció a Saulo de Tarso (quien luego serí­a el apóstol Pablo) y le habló en una voz que él entendió, pero que los hombres que le acompañaban no entendieron. (Hch 9:1-9; 22:6-11; 26:12-18.) En Hechos 9:7 el relato dice que los hombres que estaban con Saulo oyeron †œuna voz [†œel sonido, o ruido†, Mod, nota; †œsonido de voz†, TA; véanse también las notas de BAS; Ga; NTI; Str; Val, 1989]†. El que en este texto se emplee fo·nes, que es el genitivo de fo·ne, comunica la idea de captar el sonido de la voz. Esto puede entenderse como que los hombres solo oyeron el sonido de la voz, pero que no entendieron lo que decí­a. Cuando Pablo después relató la experiencia, dijo que los hombres †œno oyeron la voz del que me hablaba†. (Hch 22:9.) En este relato se utiliza el caso acusativo (objetivo) fo·nen, que comunica el sentido de que aunque se registró en sus oí­dos el sonido, no oyeron la voz, las palabras claramente articuladas y entendibles, como fue el caso de Saulo, a quien Cristo estaba hablando.
Cuando el apóstol Pablo escribió a la congregación de Tesalónica en cuanto al recogimiento de los santos ungidos de Dios, dijo: †œEl Señor [Jesucristo] mismo descenderá del cielo con una llamada imperativa, con voz de arcángel y con trompeta de Dios†. (1Te 4:16.) El término †œarcángel† significa †œángel jefe† o †œángel principal†. La expresión †œvoz de arcángel† empleada por Pablo llama la atención al carácter autoritativo de la voz de Jesús. Cuando Jesús estuvo en la Tierra, reveló la autoridad que Dios le habí­a conferido, al decir: †œPorque así­ como el Padre tiene vida en sí­ mismo, así­ ha concedido también al Hijo el tener vida en sí­ mismo. Y le ha dado autoridad para hacer juicio, por cuanto es Hijo del hombre. […] Viene la hora en que todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz y saldrán†. (Jn 5:26-29.)

Uso de la voz humana. Puesto que la voz y el lenguaje son un don de Dios, deberí­an utilizarse para alabarle a El. Esto puede hacerse hablando †œlas cosas magní­ficas de Dios†, edificando a otros con información de la Palabra de verdad de Dios o mediante canciones de alabanza y acción de gracias. (Hch 2:11; Sl 42:4; 47:1; 98:5; Ef 5:19; Col 3:16.)

Dios escucha la voz de sus siervos. Los que sirven a Dios con espí­ritu y con verdad pueden invocar a Dios con la seguridad de que El oye su voz, sin importar el idioma en el que lo invoquen. Además, aunque no se utilice la voz literal y se haga la petición a Dios en silencio, El, que conoce el corazón de los hombres, †œoye† o presta atención. (Sl 66:19; 86:6; 116:1; 1Sa 1:13; Ne 2:4.) Dios oye a los afligidos que claman a El por ayuda, y también oye la voz y conoce las intenciones de los hombres que se oponen a El y traman maldad contra Sus siervos. (Gé 21:17; Sl 55:18, 19; 69:33; 94:9-11; Jer 23:25.)

Las cosas inanimadas. Muchas de las numerosas creaciones de Dios carecen de voz. Pero la palabra hebrea qohl (voz; sonido) se utiliza con respecto al testimonio que estas cosas mudas dan de la majestad de su Creador. (Sl 19:1-4.) Se dice en un sentido personificado que la sabidurí­a sigue †œdando su voz† en las plazas públicas, pues está disponible a todos los que la buscan, y Dios ha hecho que la sabidurí­a se proclame ante todos a fin de que no haya excusa para el que no escuche. (Pr 1:20-30.)

Uso figurado. La angustia de los habitantes de Jerusalén frente al ataque babilonio se compara con la voz angustiada de una mujer enferma, y †œla voz de la hija de Sión† se asemeja a la de una mujer que da a luz su primer hijo. (Jer 4:31.) El enemigo reducirí­a a Jerusalén a una condición tan baja, que cualquier expresión suya subirí­a desde su posición degradada como si subiera del polvo, y serí­a como la voz grave de un médium espiritista. (Isa 29:4.) Por medio del profeta Jeremí­as, Dios también profetizó que los babilonios conquistarí­an Egipto, e irí­an en tropel como cortadores de leña para talarlo. Egipto yacerí­a en el suelo profundamente humillado, llorando en tono bajo y gimiendo, con su †œvoz† baja como la de una serpiente que silba en retirada. (Jer 46:22.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

qoí†l (l/q , 6963), “voz; sonido; ruido”. Este vocablo también se encuentra en ugarí­tico (“sonido”), acádico (“llamar”), arábigo (“decir”) y fenicio, etiópico y antiguo arábigo meridional (“voz”). Qoí†l aparece unas 506 veces en la Biblia y durante todos los perí­odos. La primera acepción de la palabra denota el “sonido” que producen las cuerdas vocales. Incluye la voz humana: “Nunca hubo un dí­a semejante, ni antes ni después de aquel dí­a, cuando Jehovah escuchó la voz de un hombre; porque Jehovah combatí­a por Israel” (Jos 10:14 rva). También incluye los sonidos vocales de los animales: “Samuel entonces dijo: ¿Pues qué balido de ovejas y bramido de vacas es este que yo oigo con mis oí­dos?” (1Sa 15:14). Por lo mismo, qoí†l se usa con referencia a la “voz” de objetos inanimados personificados: “Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí­ desde la tierra” (Gen 4:10). El segundo significado, “sonido” o “ruido”, se encuentra sobre todo en pasajes poéticos e incluye una gran variedad de “ruidos y sonidos”, como el “ruido” de batalla: “Cuando oyó Josué el clamor del pueblo que gritaba, dijo a Moisés: Alarido de pelea hay en el campamento” (Exo 32:17). Se usa con relación al “sonido” de palabras (Deu 1:34), de agua (Eze 1:24), de llanto (Isa 65:19) y de truenos (Exo 9:23). El vocablo puede también indicar el contenido de lo que se dice: “Entonces dijo a Adán: Por cuanto has escuchado la voz de tu mujer y has comido del árbol del cual te ordené” (Gen 3:17 lba). En un matiz más amplio qoí†l significa este contenido en forma escrita: “Entonces les escribió una segunda carta diciendo: Si estáis de mi parte y obedecéis mi voz” (2Ki 10:6 rva). Hay varias frases especiales relacionadas con qoí†l. “Dar grandes voces” quiere decir muchas cosas incluyendo pedir socorro (Gen 39:14), lamentar alguna tragedia actual o anticipada (Gen 21:16) y el “sonido” de desastre (Num 16:34) o gozo (Gen 29:11). “Oid la voz” significa cosas como escuchar a alguna información y creer en ella (Gen 4:23 lba), seguir las instrucciones de otros (Gen 3:17), acceder al pedido de alguien (Gen 21:12), obedecer alguna orden (Gen 22:18) y responder a alguna oración (2Sa 22:7). Desde el punto de vista teológico, el término es sumamente importante en contextos proféticos. La “voz” del profeta es la “voz” de Dios (Exo 3:18; cf. 7.1; Deu 18:18-19). La “voz” de Dios a veces retumba como un trueno (Exo 9:23, 29) o suena como un “silbo apacible y delicado” (1Ki 9:12). El trueno era una demostración del tremendo poder de Dios que causaba temor y sumisión. En el contexto del pacto o alianza, Dios estipula que su “voz”, que retumba como trueno y es también un mensaje profético, tiene autoridad y produce bendición cuando se obedece (Exo 19:5; 1Sa 12:14-18). El “sonido” de la trompeta fue señal del poder (Jos 6:5) y de la presencia de Dios (2Sa 6:15). Como dato interesante, el primer caso de qoí†l (Gen 3:8) es un pasaje muy debatido. ¿Qué fue exactamente lo que Adán y Eva escucharon en el huerto? ¿Fueron los pasos de Dios (cf. 1Ki 14:6)?

Fuente: Diccionario Vine Antiguo Testamento

1. fone (fwnhv, 5456), sonido. Se emplea de la voz: (a) de Dios (Mat 3:17; Joh 5:37; 12.28,30; Act 7:31; 10.13,15; 11.7, 9; Heb 3:7,15; 4.7; 12.19,26; 2Pe 1:17-18; Rev 18:4; 21.3); (b) de Cristo: (1) en los dí­as de su carne (Mat 12:19, negativamente; Joh 3:29; 5.25; 10.3,4,16,27; 11.43; 18.37); (2) en la cruz (Mat 27:46 y pasajes paralelos); (3) del cielo (Act 9:4,7; 22.7,9,14; 26.14; Rev_1 10,12, aquí­, por metonimia, del orador, 15; 3.20); (4) en la resurrección “para vida” (Joh 5:28; 1Th 4:16, donde “voz de arcángel” carece de artí­culo, y probablemente se refiere a la voz del Señor como poseyendo un carácter arcangélico); (5) en la resurrección para juicio, Joh 5:28 [no el mismo acontecimiento que (4)]; (c) de seres humanos en la tierra (p.ej., Mat 2:18; 3.3; Luk 1:42, y frecuentemente en los Sinópticos); (d) de ángeles (Rev 5:11, y frecuentemente en el Apocalipsis); (e) de los redimidos en el cielo (p.ej., Rev 6:10; 18.22; 19.1,5); (f) de un dios pagano (Act 12:22); (g) de cosas, p.ej., el viento (Joh 3:8 “sonido”); véase SONIDO, y también ESTRUENDO, IDIOMA, PALABRA, RUIDO, TONO, TOQUE. 2. keleusma (kevleusma, 2752), llamada, convocatoria, grito de mando (relacionado con keieuo, véanse MANDAR, ORDENAR). Se emplea en 1Th 4:16 del grito con el que (en, en, denotando las circunstancias acompañantes) el Señor descenderá del cielo en el momento del arrebatamiento de los santos (aquellos que duermen, y los vivos) para encontrarse con El en el aire (“voz de mando”). Aquí­ no se dice que el grito será su verdadera voz, aunque ciertamente así­ será (Joh 5:28).¶ En la LXX, Pro 30:27 “las langostas †¦ a la palabra de mando marchan en formación”.¶ 3. fthongos (fqovggo”, 5353), voz, término relacionado con fthengomai, emitir una voz. Aparece en Rom 1:18; 1Co 14:7 “voz” y “voces”, respectivamente.¶ En la LXX, Psa 19:4:¶ Notas: (1) para krauge, “voz” en Luk 1:42 en los mss. más generalmente aceptados (en lugar de Nº 1 en TR); Rev 14:18, TR (en lugar de Nº 1 en los mss. más generalmente aceptados), véanse CLAMOR, B, Nº 1, GRITERíA, B. (2) stoma, boca, se traduce “voz” en Rom 15:6 “unánimes, a una voz”, lit., “con una misma boca”; véase BOCA. (3) El verbo foneo se traduce “decí­a a gran voz” (Luk 8:8); “dando voces” (Luk 16:24); véase DAR VOCES, Nº 4; véase también LLAMAR, Nº 6, etc. (4) Para anakrazo, “dio voces” (Mc 1.23; Luk 23:18), véase DAR VOCES, Nº 2, y también GRITAR, Nº 2, etc. (5) boao, “dio voces” (Luk 18:38); “dando voces” (Joh 25:24), se trata bajo CLAMAR, A, Nº 1, DAR VOCES, GRITAR. (6) epiboao, véase DAR VOCES, Nº 8, es una forma intensificada del anterior, y se traduce “dando voces” (Act 25:24, TR), en lugar de boao en los mss. más generalmente aceptados.¶ (7) Para epifoneo, forma intensificada de (3) más arriba, y traducido “dar voces” en Luk 23:21, véanse ACLAMAR, CLAMAR, GRITAR. (8) krazo, gritar, clamar, se traduce frecuentemente con la frase dar voces; véase DAR VOCES, Nº 1. (9) kraugazo, gritar, clamar, se traduce con la frase dar voces en Joh 18:40 y 19.6: “dieron voces”. En algunos mss. aparece también en Luk 4:41 “dando voces”, en lugar de (8) en otros grupos de mss. Véanse CLAMAR, A, Nº 4, DAR VOCES, Nº 3, GRITAR, VOCEAR. (10) prosfoneo, para lo cual véanse DAR VOCES, HABLAR, LLAMAR, se traduce “que †¦ dan voces” (Mat 11:6; Luk 7:32).

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento

Las palabras para «voz» en los idiomas originales, el hebreo qōl, y el griego fōnē, tienen un área de uso muy amplia. Se usan para representar (1) el sonido de instrumentos musicales (2 S. 15:10; Mt. 24:31); (2) el sonido del agua (Ez. 1:24; Ap. 1:5); (3) el ruido de una multitud (Is. 13:14; Ap. 19:1); (4) el estampido de un trueno (Sal. 68:34; Ap. 19:6); (5) el zumbar de las alas (Ez. 1:24); (6) el estruendo de los caballos y los carros (Ap. 9:9); (7) el crujir de una piedra de molino (Ap. 18:22); (8) el canto de un pájaro (Ec. 12:4); (9) El crujir de las espinas (Ec. 7:6); (10) el llanto o voz de los animales (Job 4:10); (11) la expansión de un rumor o de una reputación (Gn. 45:16).

Pero estas palabras no sólo representan la voz de un hombre, sino además la voz de Dios. Las Escrituras representan a Dios como un medio de autocomunicación y revelación. Se representa como una voz aparentemente audible la cual constituye el substrato de la teofanía, como en 1 Samuel 3:4–21, donde el niño Samuel se equivoca al principio, creyendo que la voz era de Elí. En Dt. 4:12 se le da una importancia especial a este método de revelación: «Habló Jehová con vosotros de en medio del fuego, oísteis la voz de sus palabras, mas a excepción de oír la voz, ninguna figura visteis». Aquí la voz se sitúa en oposición a la figura. La revelación por medio de la voz de Dios abarca la gama del lenguaje desde la expresión casi no articulada (1 R. 19:12), hasta la enunciación de toda la ley de conducta (Dt. 5:22–24).

Más tarde, la teología judía desarrolló la doctrina del baṯ qōl, que literalmente significa «hija de la voz». Significa que la voz misma de Dios no se oyó, sino un eco o su obra. La voz era audible al hombre, pero no acompañada de una manifestación visible de Dios. Los escritores judíos no están de acuerdo sobre el significado exacto de baṯ qōl, pero concuerdan en que era inferior a la idea bíblica de revelación. En el AT hay una noción de esto en Dn. 4:31 (4:28 en MT). En el NT uno encuentra la idea de voz divina en el bautismo de Jesús (Mt. 3:17), y en la voz que Pablo escuchó, la que venía desde el cielo (Hch. 9:4).

Arnold C. Schultz

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (646). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología