ZODIACO

ZODIACO

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

Zodiaco (heb. mazzârôth o mazzâlôth; gr. zodiakos). Esbozo de los cielos estrellados mencionado en Job 38:32, no identificado con 1223 certeza. Una comparación de Job 38:32 y 33 con 9:9 sugiere que el/los objeto/s celestial/es así­ designados puede/en ser una/s constelación/ciones o racimo de estrellas en los cielos del sur. Si mazzârôth es una variante de mazzâlôth, podrí­a ser una designación para los 12 signos del zodiaco mencionados en 2Ki 23:5 (RVR, NBE; la BJ y la DHH traducen la palabra hebrea por medio de otras expresiones). Por tanto, mazzârôth se podrí­a referir a alguna de las constelaciones zodiacales del sur, o posiblemente a todas ellas. Mazzârôth se identifica con el planeta Venus, con el grupo de estrellas en Tauro conocido como Hyades, pero más a menudo con la constelación del zodiaco. En astronomí­a y astrologí­a se le da este nombre a una zona del cielo por donde pasan el sol, la luna y los principales planetas. Las diversas configuraciones de las estrellas fijas fueron reunidas en grupos a lo menos desde el 3000 a.C. en la Mesopotamia, a los cuales se dio el nombre de constelaciones, que imaginariamente representaban ciertos objetos o animales como el escorpión, el toro, la libra, la virgen y demás. A las ilustraciones por medio de las cuales se las representa se les da el nombre de “signos del zodiaco”. Como la mayorí­a de las constelaciones que se encontraban en el camino que recorrí­an los planetas representaban animales, los griegos lo llamaron zí‡diakós kúklos, “cí­rculo de los animales”. También lo llamaron tází‡dia, “los animalitos”. Las constelaciones que conocemos ahora, y que se encuentran en el zodiaco, son 12 y están en el siguiente orden: 1. Aries, el carneRom_2 Tauro, el toRom_3 Géminis, los mellizHos_4 Cáncer, el cangreJoe_5 Leo, el león. 6. Virgo, la virgen. 7. Libra, la balanza. 8. Escorpio, el escorpión. 9. Sagitario, el arqueRom_10 Capricornio, el macho cabrí­o. 11. Acuario, el aguateRom_12 Piscis, los peces. Se desconoce la historia de estos signos; aparecieron recién en forma escrita en los manuscritos griegos de la Edad Media tardí­a.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

En †¢astrologí­a, el z. es una zona imaginaria en los cielos por donde pasan el sol, la luna y los planetas. Se divide en doce signos, la mayorí­a de los cuales se representan simbólicamente por animales. Es un concepto desarrollado por los caldeos que vino a pasar al judaí­smo poco antes de la era cristiana. Se usa el término castellano en 2Re 23:5 para traducir la palabra hebrea mazalot, que significa, literalmente, un planeta o una constelación.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

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Lí­nea imaginaria en la esfera celeste, que simula la elí­ptica o trayectoria aparente del Sol en la bóveda del universo. Se concibió al principio como zona cósmica por la que caminaban el Sol, la Luna y los cinco planetas conocidos en la antigüedad (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno). Se consideraba como un campo espacial dividido en 12 zonas de 30 cada una. Esas zonas recibieron un nombre y se representaron por un nombre, los llamados signos del zodí­aco, que aluden a una de las constelaciones situadas en sus lí­mites en el siglo II a.C.

Esos nombres son: Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Escorpión, Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis. Esas constelaciones se mueven en un ciclo de unos 26.000 años por lo que algunas de las primitivas localizaciones de las constelaciones han variado ya algo desde entonces. Por ejemplo Aries se halla hoy en la constelación Piscis.

Las primeras observaciones de estos grupos estelares se dieron en Mesopotamia hacia el año 2000 a.C. Los griegos adoptaron sus sí­mbolos y los divulgaron. Los egipcios y los chinos hicieron sus cálculos y originaron nuevas nomenclaturas. Por ejemplo los chinos prefirieron nombres animales: rata, buey, tigre, dragón, serpiente, caballo, oveja, mono, gallina, perro y cerdo.

Las creencias y sospechas antiguas se han mantenido curiosamente y se han convertido en supersticiones y mitos en los que hoy todaví­a creen muchas personas menos cultas. La influencia de los astros sigue siendo una creencia popular y las consignas del signo al que cada uno pertenece por su nacimiento alimentan la fantasí­a de adivinos y nigromantes, llenando páginas en calendarios y revistas, que provocan cuando menos la hilaridad de las personas cultas, sean creyentes o simplemente cientí­ficas.

La extensión de estas supersticiones astrales es tal que todo educador cristiano debe informar y formar sobre ellas a sus educandos, ya que ellos se van a ver influidos por comentarios al respecto.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

Zona de la esfera celeste que se extiende unos 9° a uno y otro lado del plano de la órbita de la Tierra alrededor del Sol. Segundo de Reyes 23:5 dice con respecto al rey Josí­as de Judá: †œY a la fuerza dejó sin negocio a los sacerdotes de dioses extranjeros, que los reyes de Judá habí­an colocado para que hicieran humo de sacrificio en los lugares altos de las ciudades de Judá y en los alrededores de Jerusalén, y también a los que hací­an humo de sacrificio a Baal, al sol y a la luna y a las constelaciones del zodí­aco y a todo el ejército de los cielos†. La expresión que aquí­ se traduce †œconstelaciones del zodí­aco† proviene de la palabra hebrea maz·za·lóhth, que solo aparece una vez en la Biblia, aunque puede estar relacionada con la palabra Maz·za·róhth, que se halla en Job 38:32. El contexto ayuda a aclarar su significado.
El descubrimiento de lo que podrí­a llamarse la zona zodiacal suele atribuirse a los antiguos babilonios. Estos observaron el aparente recorrido anual del Sol entre las estrellas, recorrido que se conoce actualmente como la eclí­ptica. Los astrónomos podí­an notar que dentro de una zona de unos 18°, 9° a cada lado de la eclí­ptica, se producí­a el movimiento aparente del Sol, la Luna y los planetas principales, según se ve desde la Tierra. Sin embargo, hubo que esperar al siglo II a. E.C. para que un astrónomo griego dividiera el zodiaco en doce partes iguales de 30° cada una. Estas partes, conocidas como los signos del zodiaco, recibieron el nombre de las constelaciones correspondientes. La palabra †œzodiaco† viene del griego y significa †œcí­rculo de animales†, pues la mayorí­a de las doce constelaciones del zodiaco en un principio tení­an nombres de animales terrestres o marinos.
En la actualidad estos signos ya no corresponden a las constelaciones de las que recibieron su nombre originalmente. Esto es debido a lo que se conoce como la precesión de los equinoccios, lo que resulta en un desplazamiento gradual de las constelaciones de 1° hacia el E. cada setenta años, en un ciclo de aproximadamente veintiséis mil años. Por consiguiente, el signo de Aries se ha desplazado en los pasados dos mil años unos 30° y ha entrado en el de la constelación Piscis.

Su conexión con la astrologí­a. Las constelaciones del zodiaco fueron objeto de adoración falsa desde los primeros tiempos de Mesopotamia. Se atribuyeron ciertas cualidades a cada una de las diferentes constelaciones, que entonces se utilizaron en predicciones astrológicas basadas en la posición o relación particular de los cuerpos celestes con los signos del zodiaco en cualquier momento dado. Como se muestra en el texto de 2 Reyes 23:5, la astrologí­a se introdujo en Judá por medio de sacerdotes de dioses extranjeros que ciertos reyes habí­an hecho venir al paí­s. Jehová Dios habí­a prohibido mucho antes tal culto a las estrellas bajo pena de muerte. (Dt 17:2-7.)
La astrologí­a era una faceta predominante de la adoración babilonia. Sin embargo, las predicciones de los astrólogos basadas en el zodiaco no la salvaron de la destrucción, como el profeta Isaí­as habí­a advertido de antemano con exactitud. (Isa 47:12-15; véase ASTRí“LOGOS.)
En la actualidad, los signos del zodiaco siguen desempeñando un papel importante en la adoración de mucha gente. Es digno de mención que los signos del zodiaco se introdujeron en algunas catedrales religiosas de la cristiandad, y se pueden ver hoy en, por ejemplo, la catedral de Notre-Dame de Parí­s, así­ como en las catedrales de Amiens y Chartres (Francia).

Fuente: Diccionario de la Biblia