Un mensaje de esperanza nos ofrece el evento de la Transfiguración, dijo el Papa el 6 de agosto



“Jamás dejaré de entregar lo mío a los necesitados hasta que me vea en tal pobreza que no me quede ni siquiera un metro de tierra para mi tumba, ni tenga un centavo para mi entierro”: lo decía San Cayetano, Caetano de Thiene, conde y sacerdote, antes de ser santo. Italiano, nacido en la ciudad véneta de Vicenza, fundó la Orden de Clérigos Regulares Teatinos y en 1671 fue proclamado santo por el Papa Clemente X.

Al sacerdote noble, conocido por su vida austera consagrada a los más necesitados se le atribuye la cura de enfermos y la generación de la prosperidad. Hoy, 7 de agosto, día en que la Iglesia lo conmemora, el jesuita Guillermo Ortiz recuerda al “santo de la Providencia, Patrono del pan y del trabajo”, cuya festividad es la segunda en importancia en Argentina después de la veneración de la Virgen de Luján, patrona del país.

(MCM-RV)

 

Fuente: es.radiovaticana.va

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