Comentario de 2 Crónicas 6:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Entonces Salomón dijo: “Jehovah ha dicho que él habita en la densa oscuridad.
Jehová ha dicho. Éxo 20:21; Éxo 24:15-18; Lev 16:2; Deu 4:11; 1Re 8:12-21; Sal 18:8-11; Sal 97:2; Nah 1:3; Heb 12:18.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Salomón, después de bendecir al pueblo, bendice a Dios, 2Cr 6:1-11.
La oración de Salomón consagrando el templo, 2Cr 6:12-42.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
La nube oscura, que representaba la gloria de Dios, ahora llenaba el Templo (2Cr 5:14). Esto era acorde con la promesa de Dios a David cuando le dijo, en respuesta a la decisión de David de construir un Templo, que Él había vivido de tabernáculo en tabernáculo (1Cr 17:5). Si bien el hijo de David construyó un Templo para Dios, llegaría el momento en que Dios construiría a David una casa o dinastía eterna. Con la dinastía permanente de David vendría la relación permanente de Dios con su pueblo (1Cr 17:7-14). Por ello, Salomón construyó la «casa» en la que Dios podría vivir entre ellos.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Dedicación del templo (6:1-42=1Re 8:12-53).
1 Entonces dijo Salomón: “Yahvé ha dicho que habitaría en la oscuridad, 2 y yo he edificado una casa de morada para que El la habite para siempre.” 3 Luego el rey, volviéndose a toda la asamblea, la bendijo estando toda en pie; 4 y prosiguió: “Bendito Yahvé, Dios de Israel, que ha cumplido lo que por su boca prometió a David, mi padre, diciendo: 5 Desde que saqué de Egipto a mi pueblo, ninguna ciudad elegí de las tribus de Israel para edificar casa donde estuviese mi nombre, ni elegí varón que fuese príncipe de mi pueblo, Israel; 6 pero elegí a Jerusalén para que en ella esté mi nombre, y elegí a David para que esté a la cabeza de mi pueblo, Israel. 7 David, mi padre, tuvo el propósito de edificar casa al nombre de Yahvé, Dios de Israel; 8 pero Yahvé dijo a David, mi padre: Bien has hecho en querer edificar casa a mi nombre; bueno ha sido este propósito, 9 pero no serás tú quien edifique la casa, sino tu hijo, salido de tus entrañas; ése será quien edificará casa a mi nombre. 10 Yahvé ha cumplido lo que dijo, pues me levanté yo en lugar de David, mi padre, y me he sentado en el trono de Israel, corno Yahvé había dicho, y he edificado casa al nombre de Yahvé, Dios de Israel, n y he puesto en ella el arca, en la cual está el pacto de Yahvé concertado con los hijos de Israel.” 12 Púsose luego Salomón delante del altar de Yahvé, en presencia de toda la asamblea de Israel; y tendiendo sus manos 13 – pues había hecho un estrado de bronce de cinco codos de largo, otro tanto de ancho y tres de alto, que había mandado poner en medio del templo – y puesto en pie, arrodillándose luego, vuelto a toda la muchedumbre y alzando las manos al cielo, dijo: 14 “Yahvé, Dios de Israel, no hay Dios semejante a ti ni en el cielo ni en la tierra; tú guardas la alianza y la misericordia a tus siervos que andan delante de ti con todo su corazón; 15 otorgaste a David, mi padre, todo cuanto le prometiste, y has puesto por obra cuanto de palabra dijiste, como lo vemos hoy. 16 Cumple, pues, ahora, Yahvé, Dios de Israel, todo cuanto a David, mi padre, tu siervo, prometiste, diciendo: No faltará de ti varón delante de mí que se siente en el trono de Israel, siempre que tus hijos guarden sus caminos, andando en mi Ley, como has andado tú delante de mí. 17 Ahora, pues, ¡oh Yahvé, Dios de Israel! que se cumpla la palabra dada a tu siervo David. 18 ¿Pero en verdad habitará Dios con el hombre en la tierra? Los cielos y los cielos de los cielos no pueden contenerte, ¡cuánto menos esta casa que yo he edificado! 19 Pero atiende, ¡oh Yahvé, mi Dios! a la oración de tu siervo y a su súplica; oye el clamor y la oración con que tu siervo ora delante de ti, 20 y que tus ojos estén siempre abiertos sobre esta casa día y noche, sobre este lugar de que has dicho: Allí estará mi nombre; 21 y que oigas la oración que en este lugar ora tu siervo. Oye asimismo el ruego de tu siervo y de tu pueblo Israel cuando oren en este lugar; oye tú desde lo alto de los cielos, desde el lugar de tu morada; oye y perdona. 22 Si alguno pecare contra su prójimo, y él le pidiere que jure con juramento, y vinieren a jurar ante tu altar en esta casa, 23 óyele desde los cielos, y obra y juzga a tus siervos, dando su merecido al impío, haciendo recaer su impiedad sobre su cabeza, y justifica al justo, retribuyéndole según su justicia. 24 Cuando tu pueblo, Israel, cayere delante de sus enemigos por haber prevaricado contra ti, y, convirtiéndose, confesaren tu nombre y rogaren delante de ti en esta casa, 25 óyelos desde los cielos, y perdona el pecado de tu pueblo Israel y vuélvelos a la tierra que a ellos y a sus padres les diste. 26 Si se cerraren los cielos y no hubiere lluvias, por haber pecado contra ti, y oraren a ti en este lugar, y confesaren tu nombre, convirtiéndose de sus pecados al afligirlos tú, 27 oye en los cielos y perdona el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, y enséñales el buen camino, para que anden por él, y dales la lluvia sobre tu tierra, la que por heredad diste a tu pueblo. 28 Si hubiera hambre en la tierra, o pestilencia, o tizón, o añublo, o langosta, o pulgón, o el enemigo los cercare en su tierra, en sus ciudades, o hubiere otra cualquiera plaga o enfermedad; 29 si un hombre, o todo Israel, hace oraciones y súplicas y, reconociendo su llaga y su dolor, tendiere sus manos hacia esta casa, 30 óyele desde los cielos, desde el lugar de tu morada, y perdona y da a cada uno conforme a sus caminos, según su corazón; pues sólo tú conoces el corazón de los hijos de los hombres, 31 para que te teman y anden por tus caminos todos los días de su vida en la tierra que diste a nuestros padres. 32 Cuando el extranjero, que no es de tu pueblo Israel, venido de lejanas tierras por la fama de tu nombre y de tu fuerte mano y tu tendido brazo, viniere a orar en esa casa, 33 óyele tú desde los cielos, desde el lugar de tu morada, y haz lo que con clamores te pida el extranjero, para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre y te teman, como tu pueblo Israel, y sepan que tu nombre es invocado sobre esta casa que yo te he edificado. 34 Si saliere tu pueblo a la guerra contra sus enemigos por el camino que les señales, y oraren a ti, hacia esta ciudad que tú has elegido, hacia la casa que a tu nombre he edi-ficado, 35 oye tú desde los cielos su oración, su ruego, y ampara su derecho. 36 Si pecaren contra ti – pues no hay hombre que no peque-, y, airado contra ellos, los entregares a sus enemigos, que los lleven cautivos a tierra enemiga, lejana o cercana 37 y ellos, volviendo en sí en la tierra adonde fueren llevados cautivos, se convirtieren y oraren a ti en la tierra de su cautividad y dijeren: Hemos pecado, hemos obrado inicua e impíamente; 38 si se convirtieren a ti de todo corazón y con toda su alma en la tierra de su cautividad, donde los hubieren llevado cautivos, y oraren hacia su tierra, la que diste a sus padres, hacia la ciudad que tú has elegido y hacia esta casa que yo he edificado a tu nombre, 39 oye tú desde los cielos, desde el lugar de tu morada, su oración y su ruego, y perdona a tu pueblo, que pecó contra ti. 40 Ten, pues, ¡oh Dios mío! abiertos tus ojos y atentos tus oídos a la oración hecha en este lugar. 41 ¡Oh Yahvé, Dios! Levántate y ven a tu lugar de reposo, tú y el arca de tu majestad. Que tus sacerdotes, Yahvé, Dios, se revistan de salud, y tus santos gocen de tus bienes. 42 ¡Yahvé, Dios, no rechaces a tu ungido; acuérdate de tu misericordia con David, tu siervo!”
El texto sigue de cerca la oración pronunciada por Salomón antes de la dedicación del templo. En el V.18 se describe el estrado sobre el cual colocóse el rey “de pie, y arrodillándose luego.” Los v.41-42 están tomados, con ligeras vanantes, de Sal 132:8-11. La alusión que en 1Re 8:53 se hacía a la cautividad es suprimida.
Fuente: Biblia Comentada
Sal 132:13-14.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
— exclamó: La aclamación conclusiva de Salomón (2Cr 6:1-2) forma parte de un poema sacado del Libro del Canto, según dice la versión griega de los LXX en 1Re 8:12-13 (ver nota). En ella Salomón establece la conexión entre la presencia de Dios en la nube, en los tiempos del desierto, y la nueva presencia en el Templo que recapitula y asume mediaciones anteriores.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
La dedicación comienza. La obra de Salomón ha sido aprobada por Dios evidentemente ya que la gloria divina ha llenado el templo (5:13, 14); la noticia de esto (1, 2) lleva a la declaración preliminar de Salomón (4-11), que sucesivamente lleva a su larga oración (14-42). La oscuridad del lugar santísimo sin ventanas representa el hecho de que a Dios no se le puede ver (1; ver Exo. 20:21). De la misma manera, el arca, el símbolo de su presencia en el templo (2, 11), muestra que aunque vive en los cielos Dios está siempre disponible en la tierra para los que oran (14-42).
Salomón no tiene otra bendición que dar a su pueblo sino la proclamación de la grandeza del Dios de Israel. Este es un Dios que cumple lo que promete, en particular lo que prometió a David (4). Al elegir esta ciudad y a este rey, ha hecho un pacto igual que el que hizo con Moisés en el período del éxodo (5, 6, una cita rara; frecuentemente cuando uno espera que el cronista se refiera al éxodo, no lo hace; para él ese pacto ha sido absorbido en éste, como el tabernáculo en el templo). Dios planeó y cumplió la sucesión de David por Salomón (7-10). Y no es sorprendente que el arca esté en el centro de esta nueva edad, como estuvo en el tiempo de Moisés (11).
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
6.3 Cuando la gente recibió la bendición de Salomón, permaneció en pie, cuando Salomón oró, él se arrodilló (6.13). Tanto el permanecer de pie como el arrodillarse son actos de reverencia. Los actos de reverencia nos hacen sentir más devotos y permiten que otros vean que estamos honrando a Dios. Cuando usted permanece de pie o se arrodilla en la iglesia o al orar, permita que estas acciones sean más que meras formas tradicionales. Permita que indiquen su amor por Dios.6.12, 13 Era inusual para un rey arrodillarse delante de otra persona frente a su propio pueblo, ya que el arrodillarse significaba someterse a una autoridad mayor. Salomón demostró su gran amor y respeto por Dios al arrodillarse ante El. Con esta acción manifestaba reconocer a Dios como Rey y autoridad suprema, y alentaba al pueblo a hacer lo mismo.6.18 Salomón se maravilló de que el templo pudiera contener el poder de Dios y de que El estuviera dispuesto a vivir en la tierra en medio de pecadores. Nosotros nos maravillamos de que Dios, por medio de su Hijo Jesús, habitó entre nosotros en forma de hombre para revelarnos sus propósitos eternos. Al hacerlo, Dios nos estaba alcanzando con amor. Dios quiere que también nosotros lo alcancemos en respuesta y lleguemos a conocerlo. Sólo entonces lo amaremos con todo nuestro corazón. No se maraville simplemente de su poder, tómese el tiempo para conocerlo.6.19-42 Cuando Salomón guió a su pueblo en oración, pidió a Dios que escuchara las oraciones de su pueblo. Estas se referían a diversas situaciones: (1) crimen (6.22, 23), (2) ataques enemigos (6.24, 25), (3) sequía (6.26, 27), (4) hambruna (6.28-31), (5) la afluencia de extranjeros (6.32, 33), (6) guerra (6.34, 35), (7) pecado (6.36-39). Dios se interesa por cualquier cosa que nos toque enfrentar, aun las circunstancias difíciles que nosotros mismos provocamos. Quiere que nos volvamos a El en oración. Al orar, recuerde que Dios lo escucha. No permita que lo extremo de su situación le haga dudar acerca del interés de Dios por usted.6.26 ¿Por qué supuso Salomón que la sequía vendría como resultado del pecado? El pecado no es necesariamente la causa directa de los desastres naturales de la actualidad, pero este era un caso especial. Dios había hecho un pacto específico con los israelitas en el que se establecía que la sequía podía ser una consecuencia de sus pecados (Deu 28:20-24).6.30 ¿Alguna vez se ha sentido lejos de Dios, separado por sentimientos de fracaso y por problemas personales? En su oración, Salomón recalca el hecho de que Dios está dispuesto a escuchar a su pueblo, a perdonar sus pecados y a restaurar su relación con El. Dios espera y escucha nuestras confesiones de culpabilidad y nuestra disposición a obedecerlo. Dios nos oye cuando derramamos nuestras necesidades y problemas ante El y está listo a perdonarnos y a restaurar nuestra comunión con El. No pierda tiempo para experimentar su perdón amoroso.6.36 «Pues no hay hombre que no peque». La Biblia establece claramente que nadie está exento del pecado, ni siquiera los reyes designados por Dios. El pecado es una condición que todos experimentamos y que todos debemos reconocer, como lo hizo Salomón. Cuando tomamos conciencia de que hemos pecado, rápidamente deberíamos pedirle a Dios que nos perdone y restaure. Sabiendo que tendemos a pecar, deberíamos mantenernos cerca de Dios, buscando su guía y fortaleza. Esta verdad se menciona también en el Psa 14:3, Ecc 7:20 y Rom 3:23.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 233 1Re 8:12
b 234 Éxo 20:21; Deu 4:11; Sal 97:2; Heb 12:18
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Se da más espacio a la descripción de la dedicación del templo que a su construcción. El texto de este cap. es casi palabra por palabra igual al de 1 R 8:12– 50.
Fuente: La Biblia de las Américas
[36] 1 Re 8, 46; 1 Jn 1, 8.[41] Sal 82 (81), 8-10.