Comentario de Génesis 28:10 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Jacob partió de Beerseba y se fue hacia Harán.
Gén 11:31; Gén 32:10; Ose 12:12; Hch 7:2; Hch 25:13.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
El uso de la palabra piedras para describir una almohada resulta bastante problemático. Posiblemente, estas piedras estaban cerca en lugar de bajo su cabeza.
EN PROFUNDIDAD
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Bet-el
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• Ciudad de Palestina situada a 12 millas al norte de Jerusalén.
• Originalmente se llamó Luz, pero Jacob la renombró como Bet-el («casa de Dios», Gén 28:19); más tarde fue ridiculizada por los profetas (Jer 48:13), especialmente por Oseas, quien la llamó Bet-avén («casa de ídolos o de idolatría», Ose 4:15; Ose 5:8; Ose 10:5).
• Estaba cerca del sitio del altar de Abraham para el pacto de Dios (Gén 12:8; Gén 13:3).
• Lugar donde Jacob edificó un pilar para marcar el lugar de su sueño de los ángeles que ascendían y descendían una escalera (Gén 28:10-22).
• Hogar del arca del pacto en la época de los jueces (Jue 20:26, Jue 20:27).
• Lugar donde el rey Jeroboam de Judá peca al instalar en el templo de Jerusalén dos becerros de oro (1Re 12:28-33; 1Re 13:1-32; 2Re 10:29).
• Lugar de las reformas de Josías, quien destruyó las imágenes paganas y los ídolos (2Re 23:15).
• Reedificada luego del cautiverio babilónico (Esd 2:28; Neh 7:32).
• No se menciona en el NT.
• Hoy, situada en el pueblo de Beitin.
• No confundir con Bet-el del territorio de Simeón (1Sa 30:27) la que debe ser la misma Betul (Jos 19:4) o Betuel (1Cr 4:30).
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Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Harán. Vea la nota sobre Gén 11:31.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Por primera vez, y de forma significativa mientras Jacob estaba de camino saliendo de la tierra de Canaán, Dios se revelo a él y le confirmó el pacto abrahámico en todos sus tres elementos de tierra, descendencia y bendición (vv. Gén 28:13-14). Posteriormente, Dios recordaría este acontecimiento a Jacob cuando le mandó que regresase a la tierra (Gén 31:13) y Jacob recordaría a su familia esto mismo cuando les mandó que debían limpiar la vida de cada uno de ellos antes de volver a Bet-el (Gén 35:3).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Jacob se encuentra con Dios en Betel
Una crisis personal a menudo es ocasión para una profunda experiencia espiritual. Así ocurrió con Jacob. Huyendo de su hogar a una tierra extranjera, se acostó y soñó bajo las estrellas. En su sueño el Señor mismo le reiteró las promesas relacionadas con la tierra, con los descendientes y las bendiciones a las naciones hechas primeramente a Abraham y reiteradas a Isaac. Sin embargo, un nuevo elemento se incorporó, He aquí yo estoy contigo … te haré volver a esta tierra (15). La promesa de la presencia de Dios acompañando le fue hecha a muchos líderes de Israel (cf. Exo. 3:12; Jos. 1:5; Jue. 6:16), incluso, es la promesa de Cristo a todos sus seguidores (Mat. 28:20; Heb. 13:5, 6). Pero a diferencia de muchos, Jacob tuvo el privilegio de ver a sus ángeles guardianes (cf. Mat. 18:10; 26:53).
Despertando a la mañana siguiente, puso su cabecera como piedra memorial, es decir, como símbolo de la presencia de Dios. Derramó aceite sobre ésta y la consagró y entonces hizo un voto de apartar sin falta el diezmo de todos sus ingresos si Dios le llevaba de regreso en paz. Votos de esta naturaleza eran, y son, hechos comúnmente por gente en aflicción (cf. 1 Sam. 1:11) y, en la medida que quien había hecho el voto lo cumpla, el AT no los desanima (cf. Deut. 23:21-23; Ecl. 5:4-6). Los votos no son necesariamente una negociación con Dios, más bien pueden expresar nuestra dependencia en él. Tampoco el voto de Jacob es una expresión de incredulidad a las promesas recientemente hechas a él (15), porque toda oración de petición se basa en las promesas de Dios de proveer para nuestras necesidades (cf. Mat. 6:11 con 6:25-34).
Notas. 19 Betel (“casa de Dios”) aprox. 19 km. al norte de Jerusalén.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
ñ 1210 Gén 11:31; Gén 27:43
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
[.] Jacob se dirigió hacia Jarán . Jacob va a buscar trabajo y esposa a la tierra de sus antepasados. En el camino tiene una visión en que Dios renueva con él su Alianza. A diferencia de Abrahán, que Dios llamó cuando ya era anciano y conocía lo que vale la vida, Jacob es el hombre que poco a poco toma conciencia de su vocación. Primero compró a Esaú sus derechos de primogénito, porque lo había juzgado y lo consideraba irresponsable; no por eso sabía el precio de la bendición del Dios de sus padres. Luego fue necesario que su madre le diera ánimo para que se arriesgara a robar la bendición. El se dejó persuadir y solamente después comprendió las consecuencias de su gesto debía huir para salvar su vida. Pero en el momento en que Jacob debe enfrentar la vida azarosa de un forastero y prófugo, encuentra a Dios y por primera vez toma conciencia de su propia responsabilidad él es en el mundo el único portador de las promesas de Dios. Responsable es la persona que sabe que debe dar cuentas, y que es capaz de responder de sus actos. Jacob entiende que deberá responder ante el Dios que lo ha elegido. Dios está en este lugar (16) . Jacob se acuesta solo e indefenso, próximo a una ciudad poblada por extranjeros. Dios, sin embargo, le renueva las promesas hechas a sus padres y lo asegura con su protección esta tierra algún día será suya. Esta es la Puerta del Cielo (17) . Jacob ha visto el cielo abierto y los ángeles de Dios que hacían un puente vivo entre el cielo y la tierra es la figura de la comunión con Dios que los hombres buscan con sus tan diversas religiones. Estas nos proporcionan algún conocimiento de Dios; el hombre pecador, sin embargo, por más que interiorice su búsqueda de Dios, no lo puede encontrar en el fondo de sí mismo, mientras Dios no ponga la escala. El único puente entre Dios y los hombres es Cristo, Hijo de Dios hecho hombre, Dios y hombre a la vez. Jesús, aludiendo al presente texto (Jn 1,51), afirmará que él mismo es la Puerta del Cielo, porque, en su Persona, Dios ha estrechado a la humanidad. Llamó a ese lugar Betel (19) . Aquí encontramos, como en capítulos anteriores, leyendas populares. En Betel estaba dEsd e siglos el templo del dios Betel, y también estaban las piedras levantadas y consagradas a las que se alude en 28,18. Betel puede interpretarse Casa de Dios, y el escritor bíblico atribuye a Jacob esta apelación, así como la costumbre que hubo un tiempo de pagar el diezmo para el templo de Betel. LOS SUEÑOS A todos nos impresionan los sueños y tratamos de interpretarlos. Las más de las veces no anuncian nada, sino que indican lo que está pasando en nuestro interior, en nuestro subconsciente, lo que no podemos conocer claramente de nuestro propio espíritu. La psicología puede valerse de los sueños para descubrir huellas y heridas causadas en el pasado. Los sueños pueden también indicar y expresar presentimientos e intuiciones. Y la Biblia nos muestra a Dios (o sus ángeles) que se vale de los sueños para comunicarse con nosotros. En eso, Dios toma al hombre tal como es y teniendo en cuenta su manera de pensar. Cuando Dios interviene en un sueño, se reconoce por las consecuencias. , dice Jesús. En tales casos, Dios mismo da la interpretación, sin que haya que buscar ni recurrir a nadie y nos deja con una paz total. Los hombres que tienen una fe purificada e instruida no pueden atribuir a los sueños la importancia que les daban los pueblos primitivos de la Biblia. Y sabemos que el Espíritu de las Tinieblas puede disfrazarse de ángel ( 2Cor 11,14). Cuando, ahora, amplios sectores de la humanidad tienden a dirigir su vida por los sueños, esto no tiene nada que ver con la fe. En la misma Biblia, además de las condenaciones de Deut 18,10, se puede ver el ataque de Jer 29,8 contra los que provocan los sueños que desean. Ver también en Sir 34,1. 29, 1 Los capítulos 29-31 presentan a Jacob trabajador esforzado, astuto, confiado en las promesas de Dios. Al final logra éxito, no por sus propios recursos sino por la bendición del Dios de su padre. Al respecto hay que recalcar esta expresión (31,5; 42; 53). Entre los pueblos amoritas (y Jacob lo era al igual que Abrahán), el jefe del clan daba su adhesión ordinariamente al , al que su padre había adoptado para proteger la familia. Ya hemos dicho cómo las tradiciones antiguas explican mediante una etimología bastante discutible el sentido de los nombres de personas o lugares. Ese fue el caso para los hijos de Jacob Rubén . Simeón . Leví . Judá De hecho, Gad y Aser eran probablemente nombres de dioses que traían suerte.