Comentario de Nehemías 9:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
El día 24 del mismo mes se reunieron los hijos de Israel en ayuno, vestidos de cilicio y polvo sobre ellos.
Y el día veinticuatro. Lev 23:34, Lev 23:39; 2Cr 7:10.
del mismo mes. Neh 8:2.
los hijos de Israel. Jue 20:26; 2Cr 20:3; Esd 8:23; Est 4:3, Est 4:16; Isa 22:12; Joe 1:13, Joe 1:14, Joe 2:15-17; Jon 3:5-8; Hch 13:2, Hch 13:3.
y tierra sobre sí. Jos 7:6; 1Sa 4:12; 2Sa 1:2; Job 2:12.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Un ayuno solemne, y arrepentimiento del pueblo, Neh 9:1-3.
Los levitas hacen una confesión religiosa a Dios de sus debilidades, Neh 9:4-38.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Este capítulo se señala como uno de los más significativos de todas las Escrituras hebreas. Presenta un relato resumido de la línea histórica básica del Antiguo Testamento, con un enfoque glorioso de la obra de Jehová en la vida de su pueblo. El pasaje no termina con historia sino con una respuesta. Cualquier verdadera comprensión de la persona y obra de Dios conduce a obras de justicia y actitudes de devoción. La mayor parte del capítulo (vv. Neh 9:5-38) a menudo se ve como una oración a Dios. Si es una oración, debe ser la más larga oración que se registra en la Biblia. Pero en la forma y contenido, más parece un Salmo, ya que presenta una afinidad particular con los Sal 105:1-45 y Sal 106:1-48. El texto no registra quién escribió estas palabras, pero nosotros citamos la tradición de que las escribió Esdras, y las llamó: «El Gran Salmo de Esdras».
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
el día veinticuatro del mismo mes: El servicio público del pueblo comenzó el primer día del mes séptimo (Neh 8:2). Más de tres semanas después el pueblo aún se empeñaba en el servicio público.
ayuno, silicio y polvo eran signos tradicionales de lamento; aquí estos signos eran la preparación para la confesión de los pecados del pueblo (v. Neh 9:2).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Ayuno y abstinencia (9:1-3).
1El día veinticuatro del mismo mes se reunieron los hijos de Israel en ayuno, vestidos de saco y cubiertos de polvo. 2 La estirpe de Israel se separó de todos los extranjeros, y, puestos en pie, confesaron sus pecados y las iniquidades de sus padres. 3 En pie cada uno en su lugar, se leyó en el libro de la Ley de Yahvé, su Dios, una cuarta parte del día, y otra cuarta parte confesaban y adoraban a Yahvé.
Había ayuno riguroso desde el anochecer del 23 hasta la misma hora del día siguiente, vestidos todos de saco (2Sa 3:31; 1Re 21:27), cubierta la cabeza (Job 2:812; 1Sa 4:12). Algunos exegetas creen que se trata de la fiesta de las Expiaciones, que este año se trasladó a este día (1Sa 8:14). Se leía la Ley por espacio de tres horas, desde el holocausto de la mañana, hacia las nueve, hasta el mediodía. Después de la cautividad, los hebreos dividían el día en cuatro partes: prima (6-9), tercia (10-12), sexta (13-15), nona (16-18). La noche dividíase en cuatro vigilias (Exo 14:24; Mat 14:25).
Confesión de los pecados (Mat 9:4-5).
4Luego los levitas Josué, Baní, Gadmiel, Sebanías, Buni, Serebías, Baní y Quenani se levantaron sobre la grada de los levitas y clamaron en voz alta a Yahvé, su Dios. 5 Dijeron los levitas Josué, Cadmiel, Baní, Jasábanlas, Serebías, Odias, Sebanías y Petajya: “Levantaos, bendecid a Yahvé, vuestro Dios, por los siglos de los siglos. Bendito sea su glorioso nombre sobre toda alabanza y bendición.”
En los v.4 y 5 se citan ocho levitas en ambas listas; los nombres no concuerdan debido a la corrupción del texto.
Plegaria de los levitas (Mat 9:6-37).
“6 Tú, ¡oh Yahvé! eres único; tú hiciste los cielos y los cielos de los cielos y toda su milicia; la tierra y cuanto hay en ella; los mares y cuanto en ellos hay; tú das vida a todas las cosas, y los ejércitos de los cielos te adoran. 7 Tú eres, ¡oh Yahvé! el Dios que eligiste a Abraham, y le sacaste de Ur Gasdim, y le diste el nombre de Abraham. 8 Hallaste fiel su corazón ante ti e hiciste con él alianza de darle la tierra del cananeo, del jeteo, del amorreo, del fereceo, del jebuseo y del guergueseo, de dársela a su descendencia, y cumpliste tu palabra, porque eres justo. 9 Tú miraste la aflicción de nuestros padres en Egipto y oíste su clamor en el mar Rojo. 10 Tú obraste prodigios y maravillas contra Faraón, contra sus siervos y contra todo el pueblo de su tierra, porque sabías con cuánta crueldad los habían tratado, y engrandeciste tu nombre como lo es hoy. 11 Tú dividiste el mar ante ellos, y pasaron por en medio de él a pie enjuto, y a sus perseguidores los arrojaste a lo profundo, como cae una piedra en el abismo. 12 Tú en columna de nubes los guiaste de día, y en columna de fuego de noche, para alumbrar el camino que habían de seguir. 13 Tú descendiste sobre el monte Sinaí, y hablaste desde el cielo, y les diste juicios justos, leyes de verdad y mandamientos. 14 Tú les diste a conocer tu santo sábado, y por Moisés, tu siervo, les prescribiste mandamientos, preceptos y Ley. 15 Tú les diste en su hambre pan del cielo, y en su sed hiciste que el agua brotara de la roca. Tú les pusiste en posesión de la tierra que alzando tu mano prometiste darles. 16 Pero nuestros padres fueron soberbios, y endurecieron su cerviz, y no guardaron tus mandamientos. 17 No quisieron oír, no se acordaron de las maravillas que tú habías hecho por ellos; antes, con dura cerviz, y en rebelión, pensaron en elegir caudillo para volverse a su servidumbre. Pero tú eres Dios de perdones, clemente y piadoso, tardo a la ira y de mucha misericordia, y no los abandonaste. 18 Y cuando se hicieron un becerro fundido y dijeron: He ahí tu Dios, que te ha sacado de Egipto, y cometieron grandes abominaciones, 19 tú, con todo, por tu mucha misericordia, no los abandonaste en el desierto, y la columna de nube no se apartó de ellos de día, para guiarlos por el camino, ni la columna de fuego de noche, para alumbrarles en el camino por donde habían de ir. 20 Tú les diste tu buen espíritu, para enseñarlos, y no retiraste de su boca el maná, y les diste agua en su sed. 21 Los sustentaste por cuarenta años en el desierto, y nada les faltó, y no se envejecieron sus vestidos ni se hincharon sus pies. 22 Tú les diste reinos y pueblos y les distribuiste sus regiones, señalando a cada uno su porción y poseyeron la tierra de Seón, rey de Hesebón, y la tierra de Og, rey de Basan. 23 Tú multiplicaste sus hijos como las estrellas del cielo, y los introdujiste en la tierra de que dijiste a sus padres que entrarían a poseerla. 24 Vinieron los hijos, y la poseyeron, y humillaste delante de ellos a los moradores de la tierra, los cananeos, entregándolos en sus manos, y a sus reyes, y a los pueblos de la tierra, para que hicieran con ellos lo que quisieran. 25 Y tomaron sus ciudades fuertes y su tierra pingüe, y heredaron casas llenas de toda suerte de bienes, cisternas hechas, viñas y olivares y muchos árboles frutales, y comieron y se hartaron y engordaron, y se deleitaron con tu gran bondad. 26 Pero te irritaron rebelándose contra ti, y echaron tu Ley a sus espaldas; y mataron a tus profetas, que los reprendían para convertirlos a ti, e hicieron grandes abominaciones. 27 Los entregaste en manos de sus enemigos, que los afligieron; y clamaron a ti en el tiempo de su aflicción, y tú desde los cielos los oíste, y, según tus muchas misericordias, los libraste dándoles libertadores que los salvasen de las manos de sus enemigos. 28Pero en cuanto quedaban en paz se volvían para hacer lo malo a tus ojos, y los dejaste en manos de sus enemigos, que los dominaban, y de nuevo convertidos clamaban otra vez a ti; y tú desde los cielos los oías y, según tus misericordias, los libraste muchas veces. 29 Los amonestaste para que se volviesen a tu Ley; pero ellos, en su soberbia, no escucharon tus mandamientos y pecaron contra tus juicios – los juicios que, si los sigue el hombre, vivirá -, y tuvieron hombros rebeldes, y endurecieron su cerviz y no obedecieron. 30 Los soportaste largos años, amonestándolos con tu espíritu, y no le dieron oídos. Y entonces los entregaste en manos de pueblos extraños; 31 pero, en tu gran misericordia, no los consumiste del todo ni los abandonaste, porque eres un Dios clemente y misericordioso. 32 Ahora, pues, Yahvé, Dios nuestro, Dios grande, fuerte, terrible, que guardas la alianza y la misericordia, no tengas en poco todas las aflicciones que nos han alcanzado a nosotros, a nuestros reyes, príncipes, sacerdotes y profetas, a nuestros padres y a todo tu pueblo desde los días de los reyes de Asiría hasta el día de hoy.33 Pero tú has sido justo en todo lo que sobre nosotros ha venido, tú has obrado justamente, mientras nosotros hicimos el mal 34 y nuestros reyes, príncipes, sacerdotes y nuestros padres no pusieron por obra tu Ley y no atendieron a tus mandamientos, a tus testimonios y a tus protestas; 35 y en su reino, en medio de los muchos bienes que les concediste en la espaciosa y pingüe tierra que les diste, no te sirvieron, no se convirtieron de sus malas obras; 36 y hoy somos siervos en la tierra que diste a nuestros padres para que comiesen sus frutos y sus bienes. 37 Ella multiplica sus productos para los reyes que por nuestros pecados has puesto sobre nosotros, que se enseñorean de nuestros cuerpos, de nuestras bestias, conforme a su voluntad; y estamos en gran angustia.”
Este cántico de los levitas es considerado como una de las mejores páginas de la Biblia. Recuerda en síntesis la acción providencial de Dios sobre el pueblo de Israel y la correspondencia ingrata por parte de los israelitas. Se alaba a Dios creador (v.6), que escoge a Abraham (v.7-8), que se preocupa de los israelitas en Egipto (9-15); Que en Pasa le corresponden mal (v. 16-21); les ayuda en la conquista (22-25), está con ellos hasta el exilio (26-31), terminando con un llamamiento a la piedad divina (32-37). De lo dicho se desprende que el pecado es el causante de los males que han afligido a Israel.
Fuente: Biblia Comentada
del mismo mes. Tisri (sep.-oct.), 445 a.C. (cp. Neh 7:73 b; Neh 8:2). en ayuno, y con cilicio y tierra. La exhibición externa de profundo duelo y dolor de corazón por su iniquidad parece haber tenido lugar en el espíritu del día de la Expiación que se observaba normalmente en el día diez del mes séptimo (cp. Lev 16:1-34; Lev 23:26-32).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Los judíos celebraron la fiesta de los tabernáculos y confesaron su historia de pecados.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Ver 1Re 21:27.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
La reunión para la confesión. La observación llamativa de este párrafo es la ausencia de los nombres de Esdras y Nehemías. El énfasis cae sobre cada persona que aceptó una porción de la responsabilidad por los pecados pasados y la precaria situación actual por medio de palabras, actitud (1) o acción (2). De manera apropiada, fueron dos grupos de levitas desconocidos quienes estu vieron a cargo de la adoración y la confesión de la congregación (4, 5).
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
9.1 El ayuno, el cilicio y echarse tierra sobre la cabeza era una señal visible de lamento y arrepentimiento.9.2, 3 Los hebreos practicaban la confesión pública en que reconocían sus pecados. El leer y estudiar la Palabra de Dios precede a la confesión (véase 8.18) debido a que Dios puede mostrarnos por medio de su Palabra en qué estamos pecando. La confesión sincera precede a la verdadera adoración debido a que no podemos tener una correcta relación con Dios si estamos reteniendo ciertos pecados en nuestra vida.9.7-38 Muchas oraciones y discursos en la Biblia incluyen un extenso resumen de la historia de Israel, ya que los individuos no tenían ejemplares de la Biblia como los tenemos hoy día. Este resumen de las obras de Dios del pasado recordó al pueblo su gran herencia y las promesas de Dios.Es esencial que recordemos también nuestra historia, para no repetir errores y poder servir mejor a Dios. Recordar nuestro pasado nos ayuda a comprender la forma en la que podemos mejorar nuestra conducta. Nos muestra si hay un patrón para nuestro crecimiento espiritual. Aprenda de las experiencias del pasado para que llegue a ser la clase de persona que Dios quiere que sea.9.16-21 El que Dios haya continuado con su pueblo nos muestra que su paciencia es sorprendente. A pesar de nuestras fallas, orgullo y tozudez siempre está dispuesto a perdonarnos (9.17) y su Espíritu siempre está listo para instruirnos (9.20). El darnos cuenta del grado del perdón de Dios debe ayudarnos a perdonar a los que nos fallan, hasta «setenta veces siete» si es necesario (Mat 18:21-22).9.28-31 Israel fue devastado por momentos de rebelión y de pecado intensos. Aun así, cuando el pueblo se arrepentía y regresaba a Dios, El los libraba. Dios no pone límite alguno al número de veces que podemos ir a El para obtener misericordia, pero para obtenerla debemos ir a El reconociendo nuestra necesidad y pidiéndole ayuda. Este milagro de gracia debe inspirarnos a decir «¡Cuán clemente y misericordioso eres, Dios!» Si existe un problema o una dificultad recurrente en su vida, continúe pidiendo ayuda a Dios, y esté dispuesto a hacer los cambios de actitud y de conducta que pueden corregir esa dificultad.9.35 Algunas veces las bendiciones mismas que Dios ha derramado en nosotros hace que nos olvidemos de El (9.28). A menudo nos vemos tentados a confiar en la riqueza y en la seguridad y no en Dios. Cuando vea lo que le sucedió a los israelitas, observe su propia vida. ¿Las bendiciones que reciben lo hacen estar agradecido y lo acercan a El o lo hacen sentirse autosuficiente y desmemoriado en cuanto a Dios?9.36 Los israelitas estaban en la extraña situación de ser esclavos en su propia tierra y tener cada año que dar parte de sus recursos a un rey extranjero. Lo triste es que Dios les había dado la tierra a ellos.9.38 Esta promesa o pacto entre el pueblo y Dios tenía seis puntos. Acordaron: (1) no casarse con vecinos que no fueran judíos (10.30), (2) observar el día de reposo (10.31), (3) dejar descansar la tierra cada siete años (10.31), (4) pagar una contribución al templo (10.32, 33), (5) suministrar leña para los holocaustos del templo (10.34) y (6) dar primicias al templo (10.35-38). Después de años de decadencia y cautiverio, el pueblo comenzó una vez más a tomar en serio su responsabilidad de seguir a Dios y guardar sus leyes de todo corazón.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 510 1Re 8:2
b 511 Esd 8:21
c 512 Est 4:3; Jon 3:5
d 513 Jos 7:6; 2Sa 1:2; Job 2:12
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
El día veinticuatro de este mes. Es decir, Tishri 24 (el mes séptimo; cp. 8:2) o aproximadamente 20 de octubre del 444 a.C.
polvo. Generalmente lo ponían como señal de aflicción.
Fuente: La Biblia de las Américas
Dos días después de la conclusión de la fiesta de los tabernáculos, el pueblo comenzó a reconocer sus pecados delante de Dios.
cilicio. Véase nota en Gén 37:34.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
ayunos… Esto es, sin haber comido; saco y ceniza… Definición escueta de arrepentimiento.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
El TM define estos signos de arrepentimiento de manera escueta.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
[.] Hay que relacionar esta ceremonia de penitencia con los capítulos de Esdras 9-10. Se trata de pedir el perdón de los pecados que apartan de Dios y que perjudican a la raza de Israel. Se insiste mucho sobre el pecado de los que se han casado con mujeres de otra raza y de diferente religión; la Biblia sabe que el matrimonio con personas de otra religión lleva muy a menudo al alejamiento de su propia comunidad religiosa. Ese fue el pecado de Salomón. Después de confesar públicamente las faltas de la comunidad, se recuerda la misericordia de Dios no sirve conocer los pecados si no se despiertan sentimientos de arrepentimiento interior, al recordar cómo Dios siempre perdona generosamente. Sigue un resumen de la historia sagrada que manifiesta la misericordia de Dios con su pueblo. Al finalizar la ceremonia, se toman varios compromisos; éstos son necesarios para ayudar a las voluntades poco perseverantes y luchar contra la dejación. Pero no es todo hacer un reglamento; el riesgo consiste en fijarse más en la observancia exterior que en el espíritu de la Ley, que tiene por fin hacer un pueblo bien dispuesto a servir a Dios.
Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana
[1] Dos días después de la fiesta.[7] Gn 11, 31; 17, 5.[27] Jue 3, 9.[32] 2 Re 15, 29; 1 Cro 5, 26.