Comentario de Job 10:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Mi alma está hastiada de mi vida. Daré rienda suelta a mi queja; hablaré en la amargura de mi alma.
Está mi alma hastiada. Job 3:20-23; Job 6:8, Job 6:9; Job 5:15, Job 5:16, Job 5:20; Job 9:21; Job 14:13; Núm 11:15; 1Re 19:4; Jon 4:3, Jon 4:8.
daré curso, o daré rienda suelta. Job 7:11; Job 19:4; Job 21:2-4.
hablaré con amargura de mi alma. Job 10:15, Job 10:16; Job 6:2-4, Job 6:26; Job 7:11; Job 16:6-16; Sal 32:3-5; Isa 38:15, Isa 38:17.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Job, al dar rienda suelta a su queja, protesta ante Dios por sus aflicciones, Job 10:1-17.
Se queja de la vida y ansía un poco de alivio antes de morir, Job 10:18-22.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
hazme entender: Job se atreve a hablarle a Dios como a un igual. Usando otra vez un lenguaje legal (Job 9:3), Job demanda que Dios le dé un trato justo mediante el protocolo jurídico apropiado. Aquí Job se acerca bastante al resentimiento injustificado ante la soberanía de Dios sobre su vida.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
HABLARÉ CON AMARGURA DE MI ALMA. En el cap. Job 10:1-22 Job siguió derramando delante de Dios su amargura y sus sentimientos de ser tratado injustamente. Sin embargo, aun cuando Job sentía que Dios le había retirado su amor, todavía mantuvo su confianza en la justicia de Dios y siguió luchando con Dios por una solución a su dilema.
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
10. Suplica a Dios para que sea mas Comprensivo.
E n un vigoroso discurso, Job vuelve a protestar por su inocencia, pero utiliza un nuevo argumento ante el Omnipotente que le hiere: ¿Es digno de Dios meterse tan a fondo y despiadadamente con el hombre, que al fin y al cabo es obra de sus manos? Sus designios, como Dios, tienen que ser mucho más elevados que los de un simple mortal, y, por tanto, no debe ser tan cicatero, escrutando las debilidades del hombre, que es una pobre criatura suya propensa al mal.
¿Es decoroso para Dios desdeñar la obra de sus manos? (1-13).
1 ¡Estoy hastiado de mi vida! Voy a dar curso libre a mis quejas, a hablar con la amargura de mi alma. 2 Quiero decir a Dios: “¡No me condenes, dame a saber por qué te querellas de mí!” 3 ¿Es decoroso para ti hacer violencia, desdeñar la obra de tus manos y complacerte en los consejos de los malvados? 4 ¿Tienes tú acaso ojos de carne y miras como mira el hombre? 5 ¿Son tus días los de un mortal, son tus años los años del nombre, 6 para que tengas que inquirir mi culpa y andar rebuscando mi pecado, 7 cuando sabes que no soy culpable y nadie puede librarme de tus manos? 8 Tus manos me hicieron y me formaron, ¿y vas a aniquilarme después? 9 Acuérdate que me modelaste como el barro,¿y vas a tornarme al polvo? 10¿No me exprimiste como leche, no me cuajaste como queso? 11 Me revestiste de piel y de carne, y con huesos y músculos me consolidaste. 12Me diste vida y me favoreciste y tu solicitud guardó mi espíritu. 13¿Y me guardabas esto en tu corazón? Bien veo que esto entraba en tus designios 2.
De nuevo desahoga con toda libertad y con frases irónicas y destempladas su espíritu agitado. No comprende Job por qué Dios le trata así siendo quien es. Sabe que no puede llevar a juicio a Dios, pero no puede menos de expresar sus quejas sobre su triste situación. En su vida parece que Dios se complace en hacer violencia a los justos, dando así ocasión a que los impíos se rían y consideren triunfadores.
Se siente hastiado de su amarga existencia, y sus palabras reflejan este desesperado estado de ánimo 3. Empleando términos jurídicos, Job se presenta a Dios como un condenado, pero que quiere saber la causa de la sentencia condenatoria dada contra él: ¿Por qué te querellas contra mi? (v.2). Sabe que Dios conoce a fondo sus actos más íntimos, más que él mismo; pero quiere saber el grado de culpabilidad que pueda haber en ellos.
Por otra parte, el condenado quiere conciliar la benevolencia del terrible Juez, apelando a su carácter de Creador: el hombre es obra suya, y, por tanto, debe sentir amor hacia ella; pero parece que la desdeña4, como si sintiera cierta propensión a hacer daño, conformándose así al consejo de los perversos. Por otra parte, por el hecho de conocer Dios hasta lo más íntimo del corazón humano no debe actuar por las apariencias, como hacen los hombres: ¿Tienes ojos de carne y miras como el hombre? (v.4). No puede Dios engañarse como el hombre, ya que “el hombre mira al rostro, mientras que Dios mira al corazón.”5 En consecuencia, debe valorar debidamente la profunda amargura del corazón de Job, incomprendido de los hombres y despreciado de todos. Dios es eterno, y, por tanto, no es como el hombre, que tiene los días contados y no puede hacer un estudio a fondo de los problemas. Además, no es propio de la dignidad divina andar inquiriendo las culpas de los hombres (v.6), Y Job vuelve de nuevo a declarar que es inocente a pesar de ser presa de la cólera de Dios (v.7); con todo, ya sabe que nadie puede librarle de sus manos. Pero es obra de Dios, y por ello, después de haber mostrado su amor modelándolo de la arcilla, no es lógico aniquilarlo; esto es contradecir a sus mismos designios creadores 6. Con diversos símiles declara Job cómo Dios le ha formado cuidadosamente en el seno materno, describiendo las diversas fases de la formación del feto, primero amasado como algo líquido – como leche -, después como un queso, para revestirle, finalmente, de carne, huesos y músculos7. Esta obra preparatoria del cuerpo se ordenaba a recibir la vida – el supremo don – ·, que debía estar constantemente bajo la solicita guarda de su providencia. Todo esto no tiene sentido si iba a dejarle al fin desamparado y sumido en la mayor amargura de su alma: ¿Me guardabas esto en tu corazón? Sus designios, al principio benévolos, se convirtieron después en justicieros y punitivos hasta la crueldad.
Deseo de rehabilitación antes de morir (14-22).
14 Si peco, tú me vigilas, y de mi falta no me disculparás. 15 Si prevarico, ¡ay de mí! Si soy inocente, no podré levantar la cabeza, harto de ignominia y ebrio de penas8. 16 Y si la levanto, tú me cazarás como león, y contra mí vuelves a hacer ostentación de tu poder 9. 17 Renovarás tus pruebas contra mí como tropas de refresco. 18 ¿Por qué me sacaste del vientre de mi madre? Muriera yo sin que ojos me vieran. 19 Fuera como si nunca hubiera existido, llevado del vientre al sepulcro. 20 ¿No son pocos los días de mi existencia? 10 Retírate de mí para que pueda alegrarme un poco 21 antes de que me vaya, para no volver, a la tierra de tinieblas y de sombras, 22 tierra de negrura y desorden, en la que la claridad es como la oscuridad.
Nada se oculta a los ojos avizores de Dios; por tanto, si Job peca, al punto el acto es registrado por la vigilancia continua del Omnipotente, y aquél lleva el estigma del condenado: ¡ay de mi! Pero, si es inocente, tampoco puede levantar la cabeza, yendo con ella erguida, porque Dios descubre culpabilidad hasta en los ángeles. Dios parece, en todo caso, que está al acecho como un león para cazarlo. Es el blanco contra el que Dios hace ostentación de su poder. Constantemente está dando pruebas condenatorias contra él, que llegan sin cesar como tropas de refresco (v.17).
En esta situación, cercado por Dios en todas direcciones, Job vuelve a desear no haber existido; la muerte en el seno materno hubiera sido para él una felicidad, pues no se habrían abierto sus ojos a tantas desdichas n; y la tumba le habría recibido sin haber pasado por la amarga vida. Pero ya que está lanzado a la vida, y ésta es corta, pide Job a Dios que le dé un respiro para poder alegrarse en ella antes de ir a la región de los muertos – el seol – donde reinan la oscuridad y las sombras mortales; el viaje es sin retorno. En esa región subterránea no hay alegrías ni esperanzas, sino tedio y debilidad física total. Allí los difuntos en estado de “sombras” andan vagabundos, sin encontrar nada que les infunda alegría 12.
1 El TM lee: “juntamente” (yajad); leyendo ‘ajar con los LXX, tenemos “después.” – 2 Lit. “Yo sé que esto está contigo” (presente). – 3 Cf. Job 9:35; Job 11:9. – 4 Cf. Gen 31:42. – 5 Saín 16:7. – 6 Cf. Sal 139:13-16. El autor juega con las ideas de la creación inicial (Gen 2:7) y la formación de cada uno en el seno materno. – 7 Tomás distingue en estos tres actos de la formación del feto humano: “seminis resolutio, compactio massae corporae in útero mulieris, distinctio organorum.” – 8 Así según una corrección seguida por Dhorme y la Biíb. de Jér. – 9 Así la Bib. de Jér. Dhorme: “Tú no cesas de distinguirte gracias a mí.” – 10 Así según una corrección basada en los LXX y Sir. – 11 Cf. Job 3:11. – 12 Sobre la morada de los muertos entre los hebreos véase R. Criado, La creencia popu-ir del Anticuo Testamento en el más allá, el seol: “XV Semana Bíblica Española” (Madrid 1955).
Fuente: Biblia Comentada
Toda esta sección es poesía, un dramático poema de discursos que intentan comprender el sufrimiento de Job.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Comienza el primer ciclo de discursos de Job y de sus tres amigos. Job fue el primero en romper el silencio de toda una semana con un lamento (Job 3:1-26).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Esta sección cubre los ciclos de discursos entre Job y sus bienintencionados amigos, incluyendo Eliú (caps. Job 32:1-22; Job 33:1-33; Job 34:1-37; Job 35:1-16; Job 36:1-33; Job 37:1-24).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Job, completamente desolado, respondió a las acusaciones de Bildad con argumentos acerca de la naturaleza de Dios, también suscitados por Bildad, y comenzó a racionalizar algo acerca de lo que después admitiría que conocía peligrosamente poco. Job concluía que Dios es santo, sabio y fuerte (vv. Job 9:4-10); pero se preguntó si Él era justo (v. Job 9:22) y por qué no se daba a conocer a él. Ante el Dios poderoso, Job sentía solo desesperanza. Si Dios no es justo, él pensaba que no había esperanza para nada.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Job 7:11.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
“Hablaré en la amargura de mi alma.” Como tantos de los discursos de Job, éste termina con un reclamo apasionado y directo a Dios. Job no se contenta con hablar de Dios en tercera persona, sino que sabe que como está tratando con el propio Dios, es a Dios a quien debe dirigirse. El discurso consta de cuatro partes: su intención (1, 2); el repaso de las motivaciones de Dios para tratar a Job como lo ha hecho (3-7); la contradicción entre los propósitos reales y aparentes de Dios al crear a Job y al mantenerlo con vida (8-17); y su apelación para ser liberado de la presencia opresiva de Dios (18-22).
1, 2 Job piensa hacer de esto una controversia legal con Dios. Como el acusado en un caso ante un tribunal, pide un informe de los cargos en su contra (2).
3-7 En tres preguntas, Job especula sobre los motivos de la conducta de Dios hacia él. ¿Le ha sido de algún beneficio a Dios (3)? Seguramente Dios no habrá tenido ninguna ganancia del maltrato a Job. ¿Es la visión de Dios la de un hombre que actúa con tanta miopía en su trato con Job (4)? ¿Le queda tan poco tiempo a Dios para vivir que tiene que actuar con tanta urgencia contra Job (5, 6)?
8-17 Tenemos aquí una hermosa descripción de la creación de Job por la mano de Dios y de cómo lo preservara (8-12); ha sido formado como el barro, lo ha derramado como la leche cuajándolo hasta convertirlo en queso, lo entretejió como la obra de un telar y le dio vida. Pero en medio de todo, parece, Dios ha tenido un propósito muy diferente y totalmente siniestro (13): Adjudicarle culpa a Job. Job no está admitiendo que sea culpable; quiere expresar que, sea él impío o inocente (15), el “cuidado” de Dios por él ha sido convertirlo en el blanco de su ataque (cf. 7:20).
18-22 ¿Fue para esto que nació Job? Ahora está doblemente desesperado; no puede encontrar la manera de acercarse a Dios para ganarse una vindicación de su parte (9:11), y siente que está en las garras de un Dios airado que lo hará sufrir sea o no inocente (10:7). No sorprende, entonces, que Job caiga nuevamente en su desesperación que ya vimos en el cap. 3, mezclado con el ruego de que Dios lo dejara, lo cual leímos en 7:16, 19.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
10.1 Job comenzó a hundirse en la autocompasión. Cuando nos enfrentamos a una aflicción desconcertante, nuestro dolor nos induce a la autocompasión. En este punto, estamos a sólo un paso de sentirnos extremadamente justos y buenos, y es ahí donde mantenemos un registro de todas las injusticias de la vida y decimos: «Mira lo que me sucedió. ¡Qué injusticia!» Podemos sentirnos con deseos de culpar a Dios. Recuerde que las pruebas de la vida, ya sean permitidas o enviadas por Dios, pueden ser los medios para desarrollarnos y refinarnos. Cuando enfrente tribulaciones, pregunte: «¿Qué puedo aprender y cómo puedo crecer?» en vez de: «¿Quién me hizo esto y cómo puedo salir de esta situación?»10.13, 14 En su frustración, Job llegó a la falsa conclusión de que Dios buscaba atraparlo. Las conjeturas erróneas nos llevan a conclusiones erróneas. No deberíamos usar nuestras experiencias limitadas para llegar a conclusiones acerca de la vida en general. Si se encuentra dudando de Dios, recuerde que usted no tiene acceso a todos los hechos. La verdad es que Dios sólo quiere lo mejor para su vida. Mucha gente soporta gran sufrimiento, para encontrar que al final, trajo consigo un gran beneficio. Cuando esté sufriendo, no asuma lo peor.10.20-22 Job estaba expresando el punto de vista de la muerte que era común en los tiempos del Antiguo Testamento, que los muertos iban a un lugar oscuro y lúgubre llamado Seol. En el Seol no había ni castigo, ni recompensa, ni se podía escapar de él. (Para una ilustración más amplia del punto de vista de Job acerca de la muerte, véase la nota a 19.26.)
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
NOTAS
(1) “Acerca de mí mismo”, MVg; LXX: “acerca de él”.
REFERENCIAS CRUZADAS
a 255 Núm 11:15; 1Re 19:4; Job 7:16; Jon 4:3; Rom 8:20
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
daré rienda suelta a mi queja. Job está determinado a decirle a Dios exactamente cómo se siente y a buscar alguna explicación para su sufrimiento (vers. 2). Para otros ejemplos de quejas sinceras a Dios por hombres de fe, v. Sal 44:9– 26; Jer 20:7– 18.
Fuente: La Biblia de las Américas
Job procura pensar en todas las posibles razones de por qué Dios quería afligirlo y concluye que Dios tiene que saber que él es un hombre íntegro (v. Job 10:7).
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
Lit., Mi alma está hastiada
Fuente: La Biblia de las Américas
[13] Y aparentes haberlas olvidado.[19] La última estrofa comienza con el¿por qué? y luego se repite el tema de la presencia ingrata de Dios. Job 3, 11.