Biblia

Comentario de Job 19:25 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Job 19:25 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Pero yo sé que mi Redentor vive, y que al final se levantará sobre el polvo.

Yo sé que mi Redendor vive. Job 33:23, Job 33:24; Sal 19:14; Isa 54:5; Isa 59:20, Isa 59:21; Efe 1:7.

y al fín se levantará sobre el polvo. Gén 3:15; Gén 22:18; Jua 5:22-29; Jud 1:14.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Job expresa su confianza en que su Redentor vive, el cual, en un contexto legal podría traducirse por «vindicador» o «protector de los derechos de la familia» (Sal 119:154; también Rut 4:1 donde se traduce pariente). Algunos intérpretes creen que Job se refería a Dios, algo que apoya el contexto de Job 17:3 y posiblemente la mención de Dios en el v. Job 19:26. Sin embargo, el contexto del libro de Job —el anhelo de Job por un mediador o árbitro (Job 9:33) y su deseo de alguien que abogue por su causa frente a Dios (Job 16:19-21)— sugiere que estaba pensando en alguien distinto a Dios. Aquí hay una esperanza resuelta y poderosa de un mediador entre Dios y la humanidad. Finalmente, es Jesucristo quien satisface el deseo de Job de un vindicador o un mediador (1Ti 2:5).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

YO SÉ QUE MI REDENTOR VIVE. En medio de su sufrimiento y desesperación, Job se aferró con gran fe a Dios, creyendo que el Señor al fin lo vindicaría (cf. Job 13:15; Job 14:14-15). Job consideró a Dios como su «redentor» o ayudador. En los tiempos bíblicos un «redentor» era un pariente que con gran afecto acudía a proteger, defender y ayudar en tiempos de angustia (véanse Lev 25:25; Deu 25:5-10; Rut 1:1-22; Rut 2:1-23; Rut 3:1-18; Rut 4:1-22; véanse también Gén 48:16; Éxo 6:6; Isa 43:1; Ose 13:14) a un pariente que sufría.

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

Y AL FIN SE LEVANTARÁ SOBRE EL POLVO. Con la inspiración del Espíritu Santo, el testimonio de Job señala a Jesucristo el Redentor, quien vendría a salvar a su pueblo del pecado y de la condenación (Rom 3:24; Gál 3:13; Gál 4:5; Efe 1:7; Tit 2:14), a librarlos del temor de la muerte (Heb 2:14-15; Rom 8:23), a darles vida eterna (Jua 3:16; Rom 6:23), a librarlos de la ira venidera (1Ts 1:10) y a vindicarlos públicamente (cf. Apo 19:11-21; Apo 20:1-6). Aquí Job estaba profetizando la manifestación visible de este divino Redentor.

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

ARTÍCULO

La muerte

Job 19:25-26 Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo; y después de deshecha está mi piel, en mi carne he de ver a Dios.

Todos los seres humanos, creyentes e incrédulos, están sujetos a la muerte. La palabra «muerte» en las Escrituras, sin embargo, tiene más de un significado. Es importante comprender la relación del creyente con los diversos significados de la muerte.

LA MUERTE COMO RESULTADO DEL RECADO. Gén 2:1-25; Gén 3:1-24 enseña que la muerte entró en el mundo por causa del pecado. Nuestros primeros padres fueron creados con la capacidad de vivir para siempre; cuando desobedecieron la orden de Dios, cayeron bajo el castigo del pecado, que es la muerte.

(1) Adán y Eva vinieron a estar sujetos a la muerte física. Dios había puesto el árbol de la vida en el huerto del Edén a fin de que, al comer constantemente de él, los seres humanos nunca murieran (véase Gén 2:9, nota). Pero después que Adán y Eva comieron del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, Dios pronunció estas palabras: «pues polvo eres, y al polvo volverás» (Gén 3:19). Aunque no murieron físicamente el día que comieron, sí vinieron a estar sujetos a la ley de la muerte como resultado de la maldición de Dios.

(2) Adán y Eva también murieron una muerte moral. Dios le advirtió a Adán que el día que comiera de la fruta prohibida, de seguro moriría (Gén 2:17). Esa fue una advertencia seria. Aun cuando Adán y su esposa no murieron físicamente ese día, sí murieron moralmente, es decir, su naturaleza se hizo pecaminosa. Desde Adán y Eva, toda persona ha nacido con una naturaleza pecaminosa (Rom 8:5-8), es decir, un deseo innato de hacer su propia voluntad egoísta sin preocuparse por Dios ni por los demás (véanse Gén 3:6, nota; Rom 3:10-18, nota; Efe 2:3; Col 2:13).

(3) Adán y Eva también murieron una muerte espiritual. cuando desobedecieron en el huerto, es decir, se arruinó su anterior relación íntima con Dios (véase Gén 3:6, nota). Ya ellos no anhelaban pasearse y conversar con Dios en el huerto; más bien, se escondieron de su presencia (Gén 3:8). En otro pasaje, las Escrituras enseñan que separados de Cristo, todos están sin Dios y ajenos de la vida que hay en Él (Efe 4:17-18); están espiritualmente muertos.

(4) Por último, la muerte como resultado del pecado implica muerte eterna. La vida eterna habría sido la consecuencia de la obediencia de Adán y Eva (cf. Gén 3:22); en cambio, ha llegado a operar el principio de la muerte eterna. La muerte eterna es condenación eterna y separación de Dios por causa de la desobediencia (véase Gén 3:4, nota), es decir, «eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor» (2Ts 1:9; véase Rom 6:16, nota).

(5) La única manera de escapar de la muerte en todos sus multifacéticos aspectos es por medio de Jesucristo. Él «quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad» (2Ti 1:10). Por su muerte Él ha reconciliado al creyente con Dios, invirtiendo así la separación espiritual y la enajenación que se había producido a causa del pecado (véanse Gén 3:24, nota; 2Co 5:18, nota). Mediante su resurrección, Él venció y quebró el poder de Satanás, del pecado y de la muerte física (véanse Gén 3:15, nota; Rom 6:10, nota; cf. Rom 5:18-19; 1Co 15:12-28; 1Jn 3:8). El que los creyentes no permanecerán para siempre en la tumba ya era parte del testimonio del pueblo de Dios del AT (véanse Job 19:25-26; Sal 16:9-11; y el ARTÍCULO LA RESURRECCIÓN DEL CUERPO, P. 1640. [1Co 15:35]).

EL SIGNIFICADO DE LA MUERTE FÍSICA PARA LOS CREYENTES. Aun

cuando los creyentes en Cristo tienen la seguridad de la vida resucitada, todavía pasan por la experiencia de la muerte física. Pero los creyentes abordan la muerte de manera diferente que los incrédulos. Las siguientes son algunas verdades reveladas en las Escrituras en lo tocante a la muerte del creyente.

(1) Para el cristiano, la muerte no es el fin de la vida, sino un nuevo comienzo. Más que algo que se deba temer (1Co 15:55-57), es el punto de transición para una vida plena. Para los creyentes, la muerte es una liberación de las aflicciones de este mundo (2Co 4:17) y de un cuerpo terrenal, a fin de ser revestidos de vida y gloria celestiales (2Co 5:1-5). Pablo habla de la muerte física como un sueño (1Co 15:6; 1Co 15:18; 1Co 15:20; 1Ts 4:13-15), indicando que la muerte es descanso del trabajo y sufrimiento terrenales (cf. Apo 14:13). Significa ir a estar con los antepasados piadosos que hayan muerto antes (véase Gén 25:8, nota) y es una puerta a la presencia del Dios vivo (Flp 1:23).

(2) También las Sagradas Escrituras hablan de la muerte de los creyentes en términos consoladores. La muerte de los santos «estimada es a los ojos de Jehová» (Sal 116:15). Es una entrada «en la paz» (Isa 57:1-2) y la «gloria» (Sal 73:24); un ser llevado por los ángeles «al seno de Abraham» (Luc 16:22); un viaje al «paraíso» (Luc 23:43); un viaje a la casa de «muchas moradas» (Jua 14:2) del Padre; una partida bendecida (2Ti 4:6) a fin de «estar con Cristo» (Flp 1:23); una continua presencia con el Señor (2Co 5:8); un dormir «en Cristo» (1Co 15:18; cf. Jua 11:11; 1Ts 4:13); una «ganancia» que «es muchísimo mejor» (Flp 1:21; Flp 1:23); y el momento de recibir «la corona de justicia» (véase 2Ti 4:8, nota).

(3) En cuanto al tiempo entre la muerte del creyente y su resurrección corporal, las Escrituras enseñan lo siguiente:

(a) En el momento de la muerte los creyentes son llevados a la presencia de Cristo (2Co 5:8; Flp 1:23).

(b) Los creyentes existen con plena conciencia (Luc 16:19-31) y sienten alegría por la bondad y el amor mostrados por Dios (cf. Efe 2:7).

(c) El cielo es como un hogar, es decir, un refugio de descanso y seguridad (Apo 6:11) y un lugar de comunión y compañerismo con otros creyentes (Jua 14:2, nota),

(d) Las actividades del cielo incluirán adoración y canto (Sal 87:1-7; Apo 14:2-3; Apo 15:3), tareas asignadas (Luc 19:17), y el comer y beber (Luc 14:15; Luc 22:14-18; Apo 22:2).

(e) Mientras esperan la resurrección del cuerpo, los creyentes no son espíritus invisibles e incorpóreos, sino que están vestidos de una forma celestial temporal (Luc 9:30-32; 2Co 5:1-4).

(f) En el cielo los creyentes mantienen su identidad personal (Mat 8:11; Luc 9:30-32).

(g) Los creyentes que hayan fallecido seguirán interesados en los propósitos de Dios en la tierra (Heb 12:1; Apo 6:9-11).

(4) Aun cuando al creyente le aguarda gran esperanza y alegría cuando muere, todavía los creyentes se afligen cuando muere un ser querido. Cuando murió Jacob, por ejemplo, José se lamentó profundamente por su padre. Su reacción ante la muerte de su padre es un modelo para todos los creyentes que sufren la muerte de un ser querido (véase Gén 50:1, nota).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

— vive mi Vengador: “Vengador” es un concepto del derecho israelita que podía ser aplicado al propio Yahvé, el Señor, como “rescatador” de Israel, o a otra persona en cuanto comprometida por ley a defender el derecho de un pariente (ver Jer 32:6-8; Rut 2:20; Rut 3:9). Según la tradición interpretativa cristiana, este Vengador podría ser el propio Dios. Pero es poco coherente que, quien es acusado por Job, sea al mismo tiempo su rescatador. Alternativamente podría tratarse de un intermediario celeste, una especie de dios personal y familiar, como reflejan algunas tradiciones religiosas del Oriente Próximo. En cuanto al polvo es con toda probabilidad una imagen del reino de los muertos o seol. Otros, sin embargo, traducen: sobre la tierra.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Job 16:19.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

NOTAS

(1) “Mi redentor (recomprador).” Por extensión de la idea: “mi vengador (vindicador)”. Heb.: gó·’ali; lat.: re·dém·ptor. Véanse Núm 35:21; Sal 19:14; Pro 23:11; Isa 63:16; Jer 50:34.

REFERENCIAS CRUZADAS

z 515 Job 14:14; Sal 19:14; Sal 69:18; Sal 103:4; Pro 23:11; Mat 20:28

a 516 Mar 10:45; Rom 3:24; 1Co 1:30

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Yo sé que mi Redentor vive. Job espera un redentor que le ayudará a obtener justicia. Una importante función del redentor (heb., go’ el ) era procurar justicia para los que estaban privados de ella. En otros lugares se describe a Dios como el sumo Redentor al cual la viuda y el huérfano podían apelar (cp. Sal 69:16– 19; 72:12– 14; 119:154; Pr 23:10, 11).

Fuente: La Biblia de las Américas

Redentor. Heb., geol. Véanse notas en Rut 3:9 e Isa 59:17-21. Job creía en un Dios viviente que reivindicaría su caso a un después de su muerte.

al fin. En el futuro.

sobre el polvo. El polvo de la tierra o el de la tumba de Job.

En mi carne. Si bien la preposición hebrea, min, algunas veces significa «sin» (en cuyo caso Job esperaba una reivindicación en un estado incorpóreo), cuando se usa con el verbo «ver» podría indicar la perspectiva desde la que una persona ve (en cuyo caso Job esperaba poseer un cuerpo cuando fuese recibido en la resurrección). La última frase del v. Job 19:27 es una exclamación que podría expresarse así: «Estoy abrumado ante la idea». Esta gran expresión de esperanza señala el momento decisivo en la actitud de Job. Él ha contemplado sus sufrimientos desde la perspectiva de una futura reivindicación de su caso.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

por levantarse sobre la tierra… Esto es, se manifestará en carne 1Ti 3:16. También puede entenderse para redimirme Jua 3:14, o para defenderme 1Jn 2:1.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

O, Vindicador, Defensor; lit., pariente

O, como el último

O, tomará su lugar

Fuente: La Biblia de las Américas

Esto es, en mi defensa g Deu 19:15.

Fuente: La Biblia Textual III Edición