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Comentario de Salmos 9:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Salmos 9:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

(Al músico principal. Sobre Mut-laben. Salmo de David) Te alabaré, oh Jehovah, con todo mi corazón; contaré todas tus maravillas.

Año 1063 a.C. Título:.

Mut-labén. Probablemente signifique “la muerte del campeón”.

Te alabaré. Sal 7:17; Sal 34:1-4; Sal 103:1, Sal 103:2; Sal 145:1-3; Sal 146:1, Sal 146:2; 1Cr 29:10-13; Isa 12:1; Heb 13:15; Apo 5:9-14.

con todo mi corazón. Sal 86:12; Sal 111:1; Sal 138:1; Luc 10:27.

contaré todas tus maravillas. Sal 9:14; Sal 51:15; Sal 106:2; 1Cr 16:12, 1Cr 16:24; Isa 43:21; Isa 60:6; Apo 15:3.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

David alaba a Dios por ejecutar juicio, Sal 9:1-10.

anima a otros a alabarlo, Sal 9:11, Sal 9:12.

ora para tener motivos para alabarlo, Sal 9:13-20.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

originalmente puede haber sido un poema con el (Sal 10:1-18). De hecho, hay evidencia de que varios de los salmos han sido reestructurados en diversas formas (Sal 42:1-11; Sal 43:1-5). Nótese que el Sal 10:1-18 no tiene una nueva nota de introducción y que los dos salmos tratan del mismo tema. Además, en el texto hebreo los salmos forman un motivo parcial de siglas. Diez de las letras iniciales de los versos del (Sal 9:1-20) siguen el orden del alfabeto hebreo, y siete letras iniciales del (Sal 10:1-18) continúan la misma pauta. En hebreo esta pauta es agradable para el oyente y da crédito de la destreza del poeta. Aunque los salmos Sal 9:1-20 y Sal 10:1-18 son salmos de lamentación, presentan una triunfante determinación de alabar al Señor. La estructura del salmo Sal 9:1-20 es como sigue:

(1) determinación de alabar al Señor (vv. Sal 9:1, Sal 9:2);

(2) una repetición de los hechos de salvación de Dios (vv. Sal 9:3-5);

(3) una reprimenda a los enemigos de Dios (vv. Sal 9:6-8);

(4) una declaración de confesión (vv. Sal 9:9, Sal 9:10);

(5) una atribución de alabanza a Dios (vv. Sal 9:11, Sal 9:12);

(6) una petición de liberación a Dios (vv. Sal 9:13-16);

(7) una visión del juicio del malo (vv. Sal 9:17, Sal 9:18);

(8) una solicitud de liberación a Dios (vv. Sal 9:19, Sal 9:20). El título del salmo, que adscribe el poema a David, también puede indicar la melodía con la que se debía cantar: «Muerte del Hijo».

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

con todo mi corazón: Una verdadera alabanza no es poco entusiasta; involucra a toda la persona (Sal 146:2). Las palabras de estos dos versículos son características de la alabanza a Dios en los Salmos. Él debe ser alabado por sus obras y su nombre. Su nombre representa quien es Él; sus obras, lo que Él hace.

Altísimo es una designación para el Señor, especialmente porque gobierna a las naciones (Sal 47:2Sal 78:35Deu 32:8).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

TE ALABARÉ, OH JEHOVÁ. En el fondo de la relación de todo creyente con Dios está el requisito de alabarlo (véase el ARTÍCULO LA ALABANZA, P. 714. [Sal 9:1-2]).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

ARTÍCULO

La alabanza

Sal 9:1-2 Te alabaré, oh Jehová, con todo mi corazón; contaré todas Tus maravillas. Me alegraré y me regocijaré en ti; cantaré a tu Nombre, oh Altísimo.

IMPORTANCIA DE LA ALABANZA. A menudo las Escrituras exhortan al pueblo de Dios a que alaben al Señor.

(1) Los escritores del AT emplearon tres palabras fundamentales para llamar a los israelitas a alabar a Dios: la palabra barak (por lo general traducida como «bendecir» a Dios); la palabra halal (de la cual se deriva » Aleluya «, que significa » alabad a Jehová «); y la palabra yadah (a veces traducida como » dar gracias «).

(2) La primera canción de la Biblia, cantada después que los israelitas habían cruzado el Mar Rojo, era esencialmente un canto de alabanza y acción de gracias a Dios (Éxo 15:1-27; véase v. Éxo 15:2). Moisés les ordenó a los israelitas que cuando entraran en la tierra prometida debían alabar a Dios por su bondad al darles la tierra prometida (Deu 8:10). El cántico de Débora llamaba específicamente al pueblo a bendecir al Señor (Jue 5:9). El deseo de David de alabar a Dios se registra tanto en la historia de su vida (2Sa 22:4, 2Sa 22:47, 2Sa 22:50; 1Cr 16:4, 1Cr 16:9, 1Cr 16:25,1Cr 16:35-36; 1Cr 29:20) como en los salmos que escribió (Sal 9:1-2; Sal 18:3; Sal 22:23; Sal 52:9; Sal 108:1, Sal 108:3; Sal 145:1-21). Otros salmistas también llaman al pueblo de Dios a vivir la vida alabando a Dios (Sal 33:1-2; Sal 47:6-7; Sal 75:9; Sal 96:1-4; Sal 100:1-5; Sal 150:1-6). Por último, los profetas del AT le ordenan al pueblo de Dios que lo alabe (Isa 12:1; Isa 25:1; Isa 42:10, Isa 42:12; Jer 20:13; Jer 33:9; Joe 2:26; Hab 3:3).

(3) El llamado a alabar a Dios repercute a lo largo del NT. Jesús mismo alabó a su Padre en el cielo (Mat 11:25; Luc 10:21). Pablo espera que todas las naciones alaben a Dios (Rom 15:9-11; Efe 1:3, Efe 1:6, Efe 1:12), y Santiago exhorta a los creyentes a alabar al Señor (Stg 3:9; Stg 5:13). Y al final la descripción presentada en Apocalipsis es de una inmensa multitud de santos y ángeles que alaban a Dios constantemente (Apo 4:9-11; Apo 5:8-14; Apo 7:9-12; Apo 11:16-18).

(4) Alabar a Dios es una de las principales funciones de los ángeles (Sal 103:20; Sal 148:2) y es el privilegio del pueblo de Dios, tanto de los niños (Mat 21:16; cf. Sal 8:2) como de los adultos (Sal 30:4; Sal 135:1-2, Sal 135:19-21). Además, Dios llama a todas las naciones a alabarlo (Sal 67:3-5; Sal 117:1; Sal 148:11-13; Isa 42:10-12; Rom 15:11). En otras palabras, a todo ser humano que respira se le llama a que exprese vigorosamente la alabanza de Dios (Sal 150:6). Como si eso no fuera suficiente, Dios también manda que lo alabe la naturaleza inanimada, como el sol, la luna y las estrellas (Sal 148:3-4; cf. Sal 19:1-2); el fuego, el granizo, la nieve y el viento (Sal 148:8-9); las montañas, los cerros, los ríos y los mares (Sal 98:7-8; Sal 148:9; Isa 44:23); toda clase de árboles (Sal 148:9; Isa 55:12); y toda clase de seres vivientes (Sal 69:34; Sal 148:10).

MÉTODOS DE ALABANZA. La alabanza a Dios puede tener lugar de diversas maneras.

(1) La alabanza es un principio fundamental en la adoración colectiva del pueblo de Dios (Sal 100:4; véase el ARTÍCULO LA ADORACIÓN, P. 628. [Neh 8:5-6]).

(2) Tanto en el ambiente colectivo de adoración como en otras circunstancias, el cantar salmos, himnos y cánticos espirituales es una manera de expresar alabanza a Dios (Sal 96:1-4; Sal 147:1; Efe 5:19-20; Col 3:16-17). La alabanza puede entonarse con la mente (i.e., en idiomas humanos conocidos) o con el Espíritu (i.e., en lenguas; 1Co 14:14-15, véase 1Co 14:15, nota).

(3) La alabanza musical a Dios puede expresarse mediante diversos instrumentos: cuernos en forma de bocinas y trompetas (1Cr 15:28; Sal 150:3), instrumentos de viento como la zampona y la flauta (1Sa 10:5; Sal 150:4), instrumentos de cuerdas como el arpa y el salterio (1Cr 13:8; Sal 149:3; Sal 150:3), e instrumentos de percusión como los címbalos y panderos (panderetas) (Éxo 15:20; Sal 150:5).

(4) También se puede comunicar la alabanza de Dios al contarles a los demás las obras maravillosas de Dios. David, por ejemplo, habiendo experimentado el perdón de Dios, anhelaba contarles a los demás lo que el Señor había hecho por él (Sal 51:12-13, Sal 51:15). Otros escritores bíblicos exhortan a declarar la gloria y la alabanza de Dios en la congregación del pueblo de Dios (Sal 22:22-25; Sal 111:1-10; Heb 2:12) y entre las naciones (Sal 18:49; Sal 96:3-4; Isa 42:10-13). Pedro le pide al pueblo escogido de Dios que anuncie «las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable» (1Pe 2:9). La obra misionera, en otras palabras, es un modo de alabar a Dios.

(5) Por último, una vida que se vive para la gloria de Dios es una manera de alabar al Señor. Jesús recuerda que si el creyente deja que brille su luz, la gente verá sus buenas obras y dará gloria y alabanza a Dios (Mat 5:16; Jua 15:8). Asimismo, Pablo indica que alaba a Dios una vida llena de los frutos de justicia (Flp 1:11).

RAZONES PARA LA ALABANZA. ¿Por qué las personas alaban a Dios?

(1) Una de las razones evidentes es a causa del esplendor, de la gloria y de la majestad de Dios, el que creó los cielos y la tierra (Sal 96:4-6; Sal 145:3; Sal 148:13), el único a quien se debe exaltar en su santidad (Sal 99:3; Isa 6:3).

(2) La experiencia de los actos poderosos de Dios, particularmente sus actos de salvación y redención, es una razón clave para alabar su nombre (Sal 96:1-3; Sal 106:1-2; Sal 148:14; Sal 150:2; Luc 1:68-75; Luc 2:14, Luc 2:20). Al hacerlo, se alaba a Dios por su misericordia, gracia y amor indefectibles (Sal 57:9-10; Sal 89:1-2; Sal 117:1-2; Sal 145:8-10; Efe 1:6).

(3) También es natural que los hijos de Dios lo alaben por cualquier acción específica de liberación en su propia vida, tales como el ser librado de los enemigos o sanado de las enfermedades (Sal 9:1-5; Sal 40:1-3; Sal 59:16; Sal 124:1-8; Jer 20:13; Luc 13:13; Hch 3:7, Hch 3:9).

(4) Por último, el continuo cuidado providencial y las provisiones de Dios para el creyente cada día, tanto física como espiritualmente, son razones poderosas para alabar y bendecir su nombre (Sal 68:19; Sal 103:1-22; Sal 147:1-20; Isa 63:7; véase el ARTÍCULO LA PROVIDENCIA DE DIOS, P. 70. [Gén 45:5]).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

Salmo 9. Dios, Juez Supremo.
L a numeración de los salmos es a partir de éste diferente en el texto hebreo y en la versión de los LXX y Vg, pues mientras que éstas suponen una sola composición, el TM, seguido por la Peshitta y Targum, lo dividen en dos (21 versos en el primer salmo y 18 en el segundo). En realidad, en el TM no hay título alguno que preceda al salmo 10, como era de esperar (pues todos los salmos del 3 al 33 llevan algún título introductorio). Y, por otra parte, las dos composiciones tienen una estructuración alfabética seguida, aunque no falten excepciones en algunos versos. Sin embargo, no pocos autores insisten en la diferencia de tono y aun de tema de las dos composiciones salmódicas. En la primera parte prevalece el canto triunfal y de acción de gracias, mientras que en la segunda abundan las quejas por la impunidad de los impíos, y, en vez de un himno de acción de gracias, nos encontramos con una oración para conseguir la salvación del oprimido.
Con todo, los críticos generalmente reconocen la unidad de autor de ambos fragmentos 1· por exigencias de estilo y de ideología. Según el título, David es el autor. Los comentaristas que mantienen la autenticidad davídica ven en esta composición un canto de acción de gracias por haber expulsado a los filisteos del norte del país, y una queja por los desórdenes que se siguieron al principio de su reinado. Sin embargo, no pocos autores prefieren retrasar la composición de este salmo hasta la época persa, lo que parecen avalar las indicaciones de un juicio escatológico.
La distribución estrófica acróstica del salmo 9 es bastante regular, aunque falte la estrofa daleth y otras estén intercambiadas y aun repetidas.

Alabanza a Yahvé (1-3).
1 Al maestro del coro. Al “Mutlaben.” Salmo de David. 2 Alef. Yo te alabaré, Yahvé, con todo mi corazón 2 y cantaré todas tus maravillas. 3 Yo me alegraré y exultaré en ti y cantaré salmos a tu nombre, ¡oh Altísimo!

La Vg, siguiendo a los LXX, traduce el título: “In finem pro occultis”3. En el TM, la palabra misteriosa Mutlaben significa literalmente “morir para el hijo.” San Jerónimo traduce: “pro morte filii.” No sabemos a qué se refiere, pero puede ser una alusión a alguna melodía conocida a la que debía ajustarse la composición salmódica al ser cantada.
Con acento lírico, el salmista anuncia que va a cantar los maravillosos portentos de Dios, con lo que su himno de acción de gracias tendrá un aire de alabanza al Dios Altísimo, pues sus proezas son un reflejo de la protección que tiene sobre los humildes, como los salmistas, que se ven acosados de enemigos impíos. Su confianza está en el Altísimo, o Dios trascendente e inaccesible, que, como tal, domina la historia de los hombres4.

Victoria sobre los enemigos (4-5).
4 Bet. Por haber retrocedido mis enemigos, por haber caído y perecido ante tu faz, 5 por haber tú defendido mi causa y mi derecho, sentándote en tu trono (como) justo juez.

El salmista alaba y ensalza a Yahvé porque ha salido en su favor contra los que injustamente le atacaban, haciéndoles retroceder y aun caer ante su presencia. En el supuesto de que sea David el que habla, sus enemigos serían los filisteos, que habían atacado su reino, pero que al fin habían tenido que retroceder a su tierra después de haber sido vergonzosamente derrotados por las huestes de Yahvé, que defendían su territorio5. No obstante, no está claro que aquí los enemigos del salmista sean pueblos gentiles, sino que pueden ser los impíos, que le hostigan constantemente y procuran hacerle daño con calumnias y atropellos de toda índole. En los salmos constantemente se refleja la lucha sorda de justos y pecadores en la sociedad, lucha que se presenta dramatizada con fuertes trazos literarios. En realidad, Yahvé es el Juez justo, que siempre defiende los derechos de los que le son fieles. Su manifestación airada ha bastado para poner a sus enemigos en fuga.

Victoria sobre los gentiles y los impíos (6-7).
6 Guímel. Reprimiste a las gentes 6, hiciste perecer al impío, borrando para siempre jamás su nombre. 7 Los enemigos han sido destruidos; son perpetuas ruinas; destruíste las ciudades; pereció la memoria de ellos.

En términos ponderativos se destaca la victoria de Yahvé sobre las gentes o pueblos gentiles y sobre los impíos. En la perspectiva del salmista, los enemigos tradicionales de Yahvé son las naciones gentiles, que conspiran contra su pueblo elegido, y los impíos, que trabajan sordamente en la sociedad contra los que quieren vivir conforme a la ley divina. La fraseología es vigorosa y se refiere a la historia de esta lucha a través de los siglos, de los enemigos de Yahvé contra Israel y de los malvados contra los justos y piadosos. En la historia del pueblo israelita se ha puesto de manifiesto la protección de Dios, que en muchas ocasiones críticas ha desbaratado las conjuras de las gentes contra Israel: los egipcios, los cananeos, los amonitas, moabitas y babilonios han sentido la mano justiciera de Yahvé, que con energía ha defendido los intereses de su pueblo: son perpetuas ruinas (v.7). Por otra parte, la mano punitiva de Dios se manifiesta cada día contra los impíos que conspiran contra los buenos.

Yahvé, Juez universal (8-9).
8 He. Asiéntase Yahvé para siempre, estableciendo su trono para juzgar, 9 para juzgar el orbe en justicia, para gobernar los pueblos con equidad.

La perspectiva se alarga: Yahvé se halla no sólo sobre los destinos de Israel, sino que dirige y gobierna todos los pueblos del orbe. Todos los acontecimientos de la historia están sometidos a su dictamen, que siempre resulta conforme a justicia y equidad. Los profetas, desde el siglo VIII a.C., hablaban de un “día de Yahvé,” el día de la manifestación justiciera de Dios sobre los impíos y sobre las naciones paganas 7. El salmista, después de hablar de la manifestación justiciera de Yahvé en la historia de Israel, proyecta su mente hacia los tiempos futuros en que Yahvé solemnemente hará la discriminación con vistas a la manifestación mesiánica. Todos los pueblos tendrán que comparecer ante su tribunal, que dará el veredicto de justicia y equidad. Las injusticias presentes de los pueblos impíos tendrán un día su retribución adecuada, y los justos, que viven conforme a la Ley, serán reconocidos públicamente por su Dios8.

Yahvé, refugio de los oprimidos (10-11).
10 Wau. Y será Yahvé un refugio para los oprimidos, un asilo en los tiempos de angustia. 11 Y se confiarán en El cuantos conocen su nombre, pues no abandonas, Yahvé, a los que te buscan.

Supuesto este juicio definitivo de Yahvé sobre todo el mundo, el justo puede sentirse tranquilo, pues sabe que Yahvé será un refugio cuando se sienta oprimido. En los momentos de opresión y angustia resplandecerá siempre la esperanza de ser defendidos por el Juez supremo, que siempre acoge y no abandona a los que conocen su nombre, es decir, le reconocen como Dios y le siguen en sus preceptos, y por eso le buscan con ilusión para conocer mejor sus caminos de salvación.

Alabanza a Yahvé, Redentor de los afligidos (12-13).
12 Ζain. Cantad a Yahvé, que mora en Sión; anunciad a los pueblos sus proezas. 13 Porque – como vengador de sangre – se acordó de ellos y no se olvidó de los clamores de los oprimidos.

Ese Dios juez y vengador mora en Sión, y, por tanto, el salmista invita a anunciar a los pueblos las proezas salvadoras de Yahvé. Los oprimidos tienen siempre a un vengador de la sangre injustamente derramada. Por eso, los clamores de los oprimidos están siempre pidiendo la intervención justiciera del que gobierna con equidad y justicia el universo. Esto debe dar confianza a los que le temen y siguen sus caminos, y también hacer temblar a los que se atreven a oprimir violentamente al prójimo.

El salmista, salvado de un peligro de muerte (14-15).
14Jet. Yahvé tuvo piedad de mí y ha visto mi miseria9; El me ha elevado de las puertas de la muerte. 15 Para cantar todas sus alabanzas en las puertas de la hija de Sión y regocijarme por tu salvador auxilio.

El salmista da un tono personal a su alabanza a Yahvé, porque le ha salvado de un peligro de muerte, pudiendo así continuar cantando las alabanzas en las puertas de la hija de Sión, es decir, en la propia Jerusalén, personificada en una doncella delicada y amada. Esta expresión, hija de Sión, para designar a la ciudad santa, es muy corriente en la literatura profética 10, pero en el Salterio sólo aparece en este lugar. El salmista contrapone las puertas de la hija de Sión, llenas de alegría y optimismo, a las tenebrosas puertas de la muerte, o dintel del sepulcro, frase usual en la literatura profética y sapiencial 11. La muerte es asemejada a una ciudad amurallada con sus puertas, que se abren para recibir al ser humano, pero después no vuelven a devolver su presa, porque detrás está el Seol, insaciable en su sed de vidas humanas 12. En esa región tenebrosa no se podía alabar a Yahvé; por eso los salmistas frecuentemente piden a Dios les permita vivir para continuar sus alabanzas entre los vivos, sobre todo en las reuniones litúrgicas del templo de Jerusalén 13.

Los impíos y gentiles, presos de sus propios. ardides (16-17)
16 Tet. Cayeron las gentes en la hoya que ellos mismos excavaron, enredáronse sus pies en la red que ocultamente tendieron. 17 Mostróse Yahvé; dio su juicio, quedó preso el impío en la obra de sus manos. Higayon. Selah.

De nuevo la perspectiva general se abre ante los ojos del salmista. La historia de Israel es la historia de las derrotas de las gentes que conspiraron contra su vida nacional. En realidad, los pueblos que le atacaron cayeron en la hoya que excavaron: los imperios egipcio, asirio, babilónico, y aun los pueblos modestos, como los moabitas y amonitas, han sido víctimas de sus atrevidos ataques contra el pueblo elegido. En su ceguera no han sabido considerarse como instrumentos de la justicia divina para castigar y purificar a Israel de sus pecados, y se han extralimitado en su misión punitiva; por eso Yahvé, “vengador de sangres,” sale de nuevo por los fueros de la justicia ultrajada, haciéndolos desaparecer víctimas de la red que ellos tendieron. Les ha ocurrido lo que a los cazadores, que han caído en la hoya y red que habían preparado para las fieras. Es un símil corriente en el.Salterio 14. Los impíos, como las gentes, fueron víctima de sus perversas maquinaciones: la obra de sus manos.
La palabra hebrea higayon suele interpretarse como una indicación musical para dar entrada a los instrumentos o para hacer una pausa. Un sentido similar se suele dar a la palabra selah que está a continuación.

Los impíos van a la región de los muertos (18-19).
18 Yod. ¡Que se vuelvan los impíos al “seol,” todas las gentes que se olvidan de Dios 19Kaf. Que no ha de ser dado el indigente a perpetuo olvido 15, no ha de ser por siempre fallida la esperanza de los pobres.

En contraposición a la suerte del salmista, que ha sido salvado de las puertas de la muerte, los impíos y las gentes están destinados a una muerte prematura, al seol, región tenebrosa y subterránea en la que los difuntos llevaban una vida lánguida de “sombras” (refaim) 16. Hasta el libro de la Sabiduría 17 no encontramos en el A.T. la esperanza de retribución en ultratumba: la vida en Dios de los justos y el penar eterno para los impíos. No obstante, en los salmos encontramos ansias de supervivencia en el más allá e intuiciones vagas de felicidad en unión con Dios 18: que no ha de ser fallida la esperanza de los pobres. Dios siempre tiene presente al indigente que humildemente implora su auxilio.

Plegaria a Yahvé para que haga justicia sobre los. orgullosos (20-21).
20 Qof. álzate, ¡oh Yahvé! no prevalezca el hombre; sean juzgadas ante ti todas las gentes. 21 Arroja, ¡oh Yahvé! sobre ellos el terror: sepan las gentes que son hombres.

De nuevo ante la mente excitada del salmista, ansioso de justicia, se dirige hacia el día del juicio de Yahvé sobre las gentes que no reconocen su señorío y derechos. El día del juicio de Yahvé seré el día de la rehabilitación de los justos; entonces reconocerán las gentes que son hombres débiles y mortales. La palabra empleada en hebreo (‘enosh) dice relación a la debilidad y flaqueza del ser humano, en contraposición de la fortaleza y grandeza de Dios 19. Con esta súplica de justicia se cierra la parte primera del salmo en los LXX y en la Vg, lo que constituye el salmo 9 en el texto hebreo.

1 Cf. E. Podechard, O.C., p.$2. – 2 En el TM falta te, que encontramos en los LXX. – 3 Parece que los LXX leyeron en heb. Άι-alumoth labben en vez de ‘Al-math labben. – 4 La palabra hebrea que traducimos por Altísimo es ‘elyon, epíteto que se da en la Biblia al dios de Melquisedec (Gen 14:14); pero es de significado incierto. Cf. M. Lagrange, £í et Jahve: RB 12 (1903) 265; W. Eichkodt, Theologie des A. Ύ. I (1933) 87. – 5 Cf. 2Sa 5:17-24. – 6 Algunos autores, cambiando goyim en ghe’im, traducen, en vez de gentes, “orgullosos.” – 7 Cf. Amo 5:16.19. – 8 Cf. Sal 96:13; Sal 98:9. – 9 En el TM se lee en imperativo: “ten piedad,” “mira.” – 10 Cf. Isa 1:8; Lam 2:1; Isa 37:22; Isa 52:2; Zac 2:10; Zac 9:9. – 11 Cf. Sal 107:18; Job 38:17; Isa 38:10; Mat 16:18. En Hornero se encuentra la frase equivalente: Άϊδαο ττύλαι (U. V 646). – 12 Cf. Pro 27:20; Pro 27:3, Pro 27:15-16. – 13 Cf. Isa 38:18-22; Sal 88:6; Sal 115:16. – 14 Cf. Sal 7:15; Sal 35:7-8; Sal 57:6. – 15 Hay una anomalía en el sistema acróstico, pues en el v.19 se pone el kaf, que debiera iniciar el v.ao, en lugar del qof. Por eso, no pocos autores ordenan así los versos: 18.21.19.20. – 16 Cf. Gen 37:35; Job 10:20; Gen 17:13; Lam 3:6; Sal 88:13. Véase M. García Cordero, La vida de ultratumba según la mentalidad popular de los antiguos hebreos: “Salmanticensis,” i1(i954) 343-364. – 17 Sab 3:17s. – 18 Véase M. garcía cordero, intuiciones de retribución en el más allá en la literatura sapiencial: XV Semana Bíblica Española (Madrid 1955) 59-78. – 19 Cf. Isa 51:12; Job 4:17; 2Cr 14:11.

Fuente: Biblia Comentada

tus maravillas. Esto es una especial referencia a las extraordinarias intervenciones de Dios en la historia en favor de su pueblo (cp. los acontecimientos del éxodo).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Te alabaré … Contaré … Me alegraré … me regocijaré … Cantaré. Con estos cinco futuros verbales se comienza el Sal 9:1-20, en los que David dedica su desbordante adoración al Señor.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

:Título El nuevo elemento de este título dice, lit. «sobre la muerte de un hijo». Se han hecho muchas conjeturas acerca de esta sorprendente frase, pero lo más seguro es considerar estas palabras como designando una melodía concreta.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

El Sal 9:1-20 y el Sal 10:1-18 van juntos, hasta el punto de que las antiguas versiones gr. y lat. los tratan y numeran como uno solo. Sin embargo, el Sal 9:1-20 y el Sal 10:1-18 dan evidencia de dos formas diferentes: el primero es un himno individual, mientras que el segundo es un lamento individual.

En la primera parte (vv. Sal 9:1-12) se destaca la alabanza, y en la segunda parte (vv. Sal 9:13-20) predomina la oración. Muchos sutiles planes entretejen entre sí los pensamientos de sus versículos y líneas. El cambio constante entre las perspectivas individual y comunitaria es una característica, como las estructuras introvertidas (es decir, quiasmos). Básicamente, el himno de David en el Sal 9:1-20 hace un vaivén entre dos respectivas mareas de oración y alabanza.

I. Primera marea: La justicia divina y alabanza (Sal 9:1-12)

A. La alabanza individual y la justicia divina (Sal 9:1-4)

B. La justicia divina y la alabanza comunitaria (Sal 9:5-12)

II. Segunda marea: La justicia divina y la oración (Sal 9:13-20)

A. La oración individual y la justicia divina (Sal 9:13-16)

B. La justicia divina y la oración comunitaria (Sal 9:17-20)

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Salmo 9: Salmo de acción de gracias con elementos de alabanza y súplica confiada. Los Sal 9:1-20 y Sal 10:1-18, ambos poemas alfabéticos (ver notas introductorias a Sal 25:1-22 y Sal 119:1-176) mal conservados, se funden en la traducción griega de los LXX y en la Vulgata latina en uno sólo. Esto explica la existencia de una doble numeración (ver Introducción, apartado 2, párrafo segundo) dependiendo de la versión utilizada. A partir de aquí seguimos la numeración del texto hebreo y ofrecemos entre paréntesis la del texto griego.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Sal 26:7; Sal 136:4.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Salmos 9, 10. Fe Que Lucha

Los Sal. 9 y 10 forman un acróstico alfabético quebrado (ver La poesía en la Biblia). Faltan cuatro letras, dos han sido transpuestas y una aparece en la segunda palabra de su primera estrofa. Se ha intentado restaurar un acróstico perfecto, pero el acróstico quebrado forma tres secciones de seis letras cada una: 9:1-12; 9:13-10:6; 10:7-18. El tema es la oposición de los impíos (9:6, 17, 18; 10:2, 3, 4, 13, 15). La sección 1 (9:1-12) comienza y termina con alabanza (1, 2, 11) y es una declaración que imparte calma: Los impíos están activos pero Dios está sobre su trono. Pero en la sección 2 (9:13-10:6) la realidad de la vida es turbulenta, haciendo surgir un clamor pidiendo compasión divina (9:13) y un contraataque (9:19). El Señor está distante (10:1), los impíos, desenfrenados (10:2-6). El fin es seguro (9:15, 16), pero esto no necesariamente produce el consuelo que se necesita aquí y ahora. Sin embargo, en la sección 3 (10:7-18) la oración es el recurso suficiente. La maldad (7-10) supone que Dios es indiferente mientras que la oración busca una acción divina, porque Dios no es como dice sino que destruirá y juzgará final y universalmente. La oración será escuchada; los desamparados obtendrán sus derechos y los opresores dejarán de ser (17, 18).

9:1-12 Fe segura

A1 (vv. 1, 2) Alabanza

B1 (vv. 3, 4) El rey justo

C (vv. 5, 6) El juicio final

B2 (vv. 7-10) El rey justo

A2 (vv. 11, 12) Alabanza

El derrocamiento final de los impíos y el final de su oposición es no sólo nuestro consuelo sino que es donde empezamos (5, 6). “Dios todavía está sobre su trono.” David primero imaginativamente asume su posición en el día del juicio (3, 4) y, usando el tiempo pasado, registra la derrota de sus enemigos y su propia reivindicación, mientras que en los versículos equivalentes (7-10) mira hacia adelante a la obra del mismo Señor que reina.

1, 2 Alabanza “dad gracias a”; maravillas, hechos que requieren una causa más allá de la humanidad. En ti. El gozo se desplaza del hecho (maravillas) al que lo realizó. Nombre, todo lo que el Señor ha revelado ser. Aunque la vida es problemática y la resolución final de todas las cosas no ha sucedido aún, existe todavía razón para alabar lo que Dios es y lo que ha hecho.

3, 4 El rey justo, derrocando y reivindicando. Ante ti. La presencia del Señor es suficiente (Apoc. 6:16).

5, 6 El juicio final. El juicio del Señor considera el carácter (el nombre de ellos), los logros (sus ciudades) y su lugar en la historia (su recuerdo).

7-10 El rey justo, juzgando y protegiendo. Repitiendo los temas de trono, justicia y juicio que se encuentran en los vv. 3, 4 equivalentes, estos versículos desarrollan el tema de la reivindicación que el Señor hará de los suyos (4) en una significativa declaración de la seguridad de ellos. En otras palabras, lo que será una verdad suprema en el día del juicio (porque Dios está sobre el trono) es en cierta medida verdad ahora (porque siempre ha estado sobre el trono). 9, 10 Lo que el Señor es y lo que puede hacer. Es un refugio. La misma palabra, enfatiza altura (inaccesible), “máxima seguridad”. No abandonaste, tiempo perfecto para expresar lo permanente del carácter divino, p. ej.: “nunca lo hizo y nunca lo hará”.

11, 12 Alabanza. El Señor habita (está sobre su trono). El juicio final revelará claramente la majestad del Señor (4, 7), pero es rey ahora, reinando entre su pueblo. Contad, hay que decírselo a los pueblos. Sus hechos, sus obras de creación, redención y preservación.

9:13-10:6 Fe zarandeada

El clamor pidiendo misericordia (9:13) y la pregunta ¿por qué? (10:1) anuncian el tema de la segunda sección del Salmo. La fe no ha dejado de ser segura. No se basa en la suerte terrenal que fluctúa sino en Dios quien todavía está sobre el trono. Pero los zarandeos terrenales también son reales y muchas veces el mundo en el cual vivimos parece pertenecer a los impíos y los hostiles.

A1 (vv. 13, 14) Necesidad presente: se avecinan dificultades

B (vv. 15-20) Certezas del futuro

A2 (10:1-6) Necesidad presente: Dios parece estar muy lejos

13, 14 Necesidad presente: se avecinan dificultades. Me levantas, “tú que levantas … ” es tanto una descripción del carácter como de la acción. Lo seguro contaré, “relataré” (1) se expresa para que cuente, “relataré” (14). La adversidad presente tapa la voz de alabanza. La seguridad de que Dios actuará en el futuro, ¡pero un poco de acción ahora sería de gran ayuda! ¡Cuán realista es este Salmo!

15, 16 El pecado recibirá su merecido. Se hundieron … atrapado (15) El tiempo perfecto que demuestra certidumbre “es seguro que”. Por divina providencia, el pecado es un bumerán. Fueron (16), tiempo pasado, los impíos ya (¡sin saberlo!) cayeron por sus propias obras.

17 Los impíos quitados. Serán trasladados, “regresarán”. Seol , heb. para “tumba”, el lugar donde siguen viviendo los muertos.

18-20 Dios no olvida. La certidumbre de perdición (15-17) y liberación (18) no es una respuesta a las adversidades presentes. De allí, la necesidad de orar (13).

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

9.1ss Alabar es manifestarle a Dios nuestra gratitud y reconocimiento. Es decirle «gracias» por cada uno de los aspectos de su naturaleza divina. Nuestra actitud interna se vuelve una expresión externa. Al hacerlo, nos ayudamos al ampliar así nuestra visión de quién es El. En cada salmo que lea busque algún atributo o característica de Dios por la que le pueda dar gracias.9.4 Dios es nuestro vindicador (alguien que nos limpia de las críticas y nos justifica ante los demás). En esta vida, podemos enfrentarnos a muchas injusticias: (1) nos pueden acusar falsamente y nuestros amigos y enemigos nos pueden interpretar mal. (2) Podemos no ser verdaderamente reconocidos por los demás por el amor que les mostramos. (3) El verdadero valor de nuestro trabajo y servicio puede no ser debidamente recompensado. (4) Nuestras ideas pueden ser ignoradas. Sin embargo, Dios debe ser alabado, porque El ve y recuerda todo lo bueno que hacemos, y depende de El decidir cuando nos conviene recibir recompensa. Si no confiamos en que El nos vindicará, somos susceptibles al odio y a la autocompasión. Si realmente confiamos en El, podemos experimentar la paz de Dios y librarnos de la preocupación por la forma en la que otros nos perciban o nos traten.9.10 Dios nunca desampara a aquellos que le buscan. Desamparar a alguien es abandonarlo. Dios no ha prometido que si confiamos en El nunca experimentaremos una pérdida ni un sufrimiento. Significa que Dios mismo nunca nos dejará, no importa lo que suceda.9.11 Dios no solo vive en Sion (otro nombre del monte Moriah, colina sobre la cual se construyó el templo). El está en todos lados en todo momento. El punto central de adoración de los israelitas, sin embargo, era Jerusalén y su hermoso templo. Dios estaba presente en el tabernáculo (Exo 25:8-9) y en el templo construido por Salomón (2Ch 7:16). Desde este punto central de adoración, los judíos debían hablar al mundo acerca del único Dios verdadero.9.13, 14 Todos nosotros queremos que Dios nos ayude cuando tenemos problemas, pero a menudo por diferentes razones. Algunos quieren la ayuda de Dios para tener éxito y agradar a otras personas. Otros quieren que Dios los ayude para estar cómodos y sentirse bien consigo mismos. Sin embargo, David quería que Dios lo ayudara para que fuera restaurada la justicia en Israel y para poder mostrarles a los demás el poder de Dios. Cuando usted le pida ayuda a Dios, considere sus motivos. ¿Es para ahorrarse dolor o vergüenza, o para dar gloria y honor a Dios?9.16 Higaion es una indicación musical y probablemente significa utilizar instrumentos suaves.9.18 Quizá el mundo cierre los ojos a la condición de los necesitados, aplastando cualquier esperanza terrenal que pudieran tener. Pero Dios, el campeón del débil y del necesitado, promete que esto no será así para siempre. Dios juzgará a las naciones malvadas que se olvidan de El y no quieren ayudar a su pueblo. El conoce nuestras necesidades, conoce nuestra tendencia a desesperarnos, y nos ha dado la promesa de que El mismo cuidará de nosotros (véase también 9.9, 12). Aun cuando los demás se olviden de nosotros, el Señor nos recordará.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

NOTAS

(1) Enc. “Sobre Mut-laben.” Heb.: ‛al·múth lab·bén, expresión heb. cuya explicación no se conoce, pero que algunos traducen: “acerca de la muerte del hijo”.

(2) Enc. En M este salmo está enlazado con el Sl cap. 10 en arreglo alfabético, o acróstico, con la omisión de algunas letras.

REFERENCIAS CRUZADAS

a 192 Sal 86:12; Sal 111:1

b 193 1Cr 16:12; 1Cr 29:11; Rev 4:11

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Salmo 9 Originalmente los Salmos 9 y 10 constituían un solo poema. La versión Septuaginta (LXX) y la Vulgata (Latina) y algunos mss. heb., así los consideran. El Salmo 10 no tiene sobrescrito, lo que es una excepción entre los Salmos 3 al 41, excepto el 33. Los dos Salmos están unidos por un acróstico (interrumpido) con las letras del alfabeto hebreo, y son muy similares en lenguaje a los Salmos 25, 34, 37, que también son acrósticos. Por ejemplo: destruido y perecido proceden de la misma palabra hebrea en 9:5; 10:16; levántate 9:19; 10:12; naciones 9:15; 10:16; olvidado 9:18; 10:11, 12. El Salmo 9 es un himno de acción de gracias a Dios por su justo gobierno mientras que el Salmo 10 es un lamento. Una combinación similar ocurre en los Salmos 27 y 40. En estos Salmos las obras maravillosas de Dios en el pasado proveen la base firme para la petición del salmista frente a las nuevas pruebas. Salmo 40:13-17 ocurre nuevamente en el Salmo 70, sugiriendo que las secciones de oración de los Salmos 9-10 y 40 se habían separado de los cánticos de acción de gracias por razones litúrgicas. El Salmo 9 puede ser dividido conforme a las diez letras sucesivas del alfabeto hebreo usadas en forma acróstica del poema y de acuerdo a los siete temas, los cuales a veces se desarrollan por dos letras del alfabeto acróstico de la siguiente manera: 1) Introducción: decisión de adorar a Dios (vers. 1-2); 2) expresión de liberación: El Señor demuestra su justo gobierno al mantener el caso justo de David (vers. 3, 4) y al destruir las naciones malvadas que se le oponen (vers. 5-6); 3) afirmación y petición: Una afirmación del gobierno justo de Dios (vers. 7, 8) y la oración que las naciones confíen en El (vers. 9, 10); 4) Adoración: Solicita alabanza por el justo gobierno de Dios (vers. 11-12); 5) Liberación: Oración de David en tiempos de necesidad (vers. 13-14) y la afirmación de la liberación divina (vers. 15, 16); 6) Confianza: Dios juzgará a las naciones que se olviden de El (vers. 17), pero no olvidará a las oprimidas (vers. 18); 7) (no acróstico), Petición: oración por el justo juicio de Dios contra las naciones (vers. 19, 20).

Fuente: La Biblia de las Américas

Aquí David alaba a Jehová, el Juez justo, por destruir al malo (vv. Sal 9:1-10), exhorta al pueblo a alabar a Dios (vv. Sal 9:11-12), y pide a Dios que destruya al malvado para que el justo pueda ser librado (vv. Sal 9:13-20). Junto con el Sal 10:1-18, el Sal 9:1-20 forma un acróstico alfabético parcial en el texto hebreo, versículos pares (en su mayoría) comienzan con una letra del alfabeto hebreo en orden sucesivo.

Mut-labén. Significa «muerte por (o de) el hijo», pero se ignora a que se refiere específicamente.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

Mut-Labbén… Prob. significa muerte para el hijo.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

* I.e., Muerte al Hijo

O, Daré gracias

O, milagros

Fuente: La Biblia de las Américas

Tít. Lit. (prob.) muerte para el hijo.

Fuente: La Biblia Textual III Edición