Comentario de Salmos 27:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
(Salmo de David) Jehovah es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehovah es la fortaleza de mi vida; ¿de quién me he de atemorizar?
Jehová es mi luz. Sal 18:28; Sal 84:11; Job 29:3; Isa 2:5; Isa 60:1-3, Isa 60:19, Isa 60:20; Miq 7:7, Miq 7:8; Mal 4:2; Jua 1:1-5, Jua 1:9; Jua 8:12; Apo 21:23; Apo 22:5.
y mi salvación. Sal 3:8; Sal 18:2; Sal 62:2, Sal 62:6; Sal 68:19, Sal 68:20; Sal 118:14, Sal 118:15, Sal 118:21; Éxo 15:2; Isa 12:2; Isa 51:6-8; Isa 61:10; Luc 2:30; Luc 3:6; Apo 7:10.
Jehová es la fortaleza. Sal 18:1, Sal 18:2, Sal 18:46; Sal 19:14; Sal 28:7, Sal 28:8; Sal 43:2; Isa 45:24; 2Co 12:9; Flp 4:13.
¿de quién he de atemorizarme? Sal 11:1; Sal 46:1, Sal 46:2; Sal 56:2-4; Sal 118:6; Mat 8:26; Rom 8:31; Heb 13:6.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
David sustenta su fe en oración, Sal 27:1-14.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
es un salmo de confianza (Sal 23:1-6), se inicia con la confirmación de David de la realidad de Dios en su vida. El poema presenta un fuerte deseo de vivir en la presencia de Dios y apunta a la continua necesidad de que los creyentes continúen «esperando» en el Señor. El salmo tiene seis movimientos:
(1) una determinación a no temer a los enemigos debido a la presencia de Dios (vv. Sal 27:1-3);
(2) un deseo de vivir en la presencia del Señor (vv. Sal 27:4, Sal 27:5);
(3) una afirmación de alabanza en Dios (v. Sal 27:6);
(4) una plegaria por la continua presencia de Dios (vv. Sal 27:7-10);
(5) una plegaria por la continua confianza en medio de una vida de tensiones (vv. Sal 27:11-13);
(6) una palabra de instrucción (v. Sal 27:14).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
luz indica liberación de la oscuridad (Gén 1:3), la cual es un símbolo bíblico del mal. La palabra salvación combinada con la palabra luz significa «luz de salvación» (Sal 3:8).
para comer mi carne: David retrata a sus enemigos como bestias voraces que triturarían su carne (Sal 10:8-10; Sal 22:12-16).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Salmo 27 (Vg 26): Confianza del Justo en Medio del Peligro.
E sta composición salmódica tiene dos partes bien definidas: a) confianza y alegría del justo por haber triunfado de los enemigos (1-6); b) súplica a Yahvé para que tenga piedad de él por sentirse abandonado y calumniado (7-14). La situación psicológica del salmista, pues, en ambas partes es diversa; por eso el problema que se plantea desde el punto de vista crítico es si nos hallamos ante dos salmos yuxtapuestos por razones prácticas litúrgicas o ante un salmo con dos partes totalmente diversas. La opinión más probable es la primera.
Según el título, el salmo es de David; pero el arameísmo del v.4 parece reflejar una época de composición postexílica. Las alusiones de participación en el culto litúrgico revelan un autor de la clase levítica, cuya vida se desarrolla en torno al santuario.
Yahvé, protector contra los enemigos (1-3).
1 De David. Yahvé es mi luz y mi salvación: ¿a quién temer? Yahvé es el baluarte de mi vida: ¿ante quién temblar? 2 Cuando los malignos me asaltan para devorar mis carnes, son ellos, mis adversarios y enemigos, los que vacilan y caen. 3 Aunque acampe contra mí un ejército, no temerá mi corazón. Aunque se alzare en guerra contra mí, aun entonces estaré tranquilo.
El Dios del salmista ilumina su vida en los momentos de ansiedad y de peligro y le salva de las situaciones comprometidas 1. Contra los ataques de los enemigos, Yahvé es el baluarte que defiende su vida 2. Por tanto, no tiene que temer a nadie. Ante la omnipotencia de Yahvé se quiebran todos los poderes terrenos. Sus asaltantes son como fieras que se lanzan sobre él para devorar sus carnes, pero en el momento del ataque caen vacilantes, sin poder consumar sus siniestros designios. Ni un ejército entero que acampara contra él podría prevalecer. Al menos el corazón del salmista permanecerá tranquilo, esperando la intervención divina salvadora.
Ansias de vivir con Yahvé en el templo (4-6).
4 Una cosa pido a Yahvé, ésa procuro: habitar en la casa de Yahvé todos los días de mi vida, para contemplar el encanto de Yahvé y visitar su santuario. 5 Pues El me pondrá en seguro en su tienda el día de la desventura, me tendrá a cubierto en su pabellón, me pondrá en alto sobre su roca. 6Y ahora mi cabeza se alza sobre mis enemigos, que me cercan, y ofreceré en su tienda sacrificios de júbilo, cantando y salmodiando a Yahvé.
Yahvé es el centro de toda la vida y de las aspiraciones del salmista; con El no teme a un escuadrón de enemigos que se le opongan; pero, además, su seguridad encuentra su complemento en la vida litúrgica del santuario, contemplar el encanto de Yahvé, es decir, habitar en su templo; su deseo supremo es ser huésped permanente de su Dios en su santuario, que es la morada que el Señor de los cielos tiene en la tierra para convivir con sus fieles, preocupándose de sus problemas e inquietudes. Allí está el encanto de Yahvé, es decir, la disposición benevolente de Dios hacia los que saben gustar de su compañía espiritual 3. Sobre todo, allí encontrará el salmista su plena seguridad el día de la desventura; allí se sentirá a buen recaudo, como el arca del testamento en el tabernáculo o pabellón del desierto. Al lado de Yahvé se sentirá lejos de sus enemigos, dominándolos como desde una elevada roca y manteniendo erguida su cabeza sobre ellos. Es el triunfo material y moral sobre ellos, conseguido gracias a la protección de Yahvé, que mora en el templo, inaccesible al malvado 4.
Llevado del agradecimiento a su protector y salvador, el salmista ofrecerá en el templo sacrificios de júbilo o de alabanza a Yahvé. La expresión puede significar sacrificios cruentos en acción de gracias o simples manifestaciones de alabanza con ocasión de los sacrificios que se ofrecían en el templo 5; esta última acepción parece ser insinuada por lo que dice a continuación: cantando y salmodiando a Yahvé (v.6).
Súplica de auxilio (7-10).
7 Oye, Yahvé, el clamor con que te invoco, ten piedad de mí y escúchame. 8 De ti mi corazón ha dicho: “Busca su faz” 6; y yo, Yahvé, tu rostro buscaré. 9 No me escondas tu rostro, no rechaces con ira a tu siervo,. Sé. mi socorro, no me rechaces, no rne abandones, ¡oh Dios, mi Salvador! 10 Aunque me abandonaran mi padre y mi madre, Yahvé me acogerá.
El tono del salmo cambia bruscamente, y el acento de seguridad y de paz es sustituido por otro en el que predomina la ansiosa inseguridad y la súplica de salvación de un peligro concreto. Esto arguye una nueva composición salmódica escrita en diferentes circunstancias históricas. El salmista, en una situación de abandono general, se dirige a su Dios, siguiendo los impulsos ciegos y certeros de su corazón, que le dicen: busca su faz, es decir, la manifestación benevolente del que tiene todo poder. A esta invitación ciega del corazón lacerado responde el salmista con decisión: tu rostro bascaré (v.8) 7. Por eso pide ansiosamente a Yahvé que responda a esta búsqueda de su faz o protección: no me escondas tu rostro. En el lenguaje bíblico sapiencial, “buscar la faz de Yahvé” equivale a suspirar por su protección, y, al contrario, “ocultar su faz” equivale a negar el auxilio pedido 8. Esta idea es explicitada en la declaración siguiente del salmista: no rechaces con ira a tu siervo (v.3b), y tres veces repite lo mismo. Yahvé ha sido para él siempre su Salvador, y, por tanto, no le puede abandonar en este momento de peligro 9. Tiene tal fe y confianza en su ayuda, que la considera más segura que la solicitud que por él habrían de manifestar sus padres 10. Probablemente, la frase aunque me abandonaran mi padre y mi madre… era un proverbio utilizado aquí para mostrar que la vinculación de Yahvé con los justos es más fuerte que la basada en las mismas leyes del instinto paternal y maternal 11.
Confianza en la protección divina (11-14).
11 Muéstrame, joh Yahvé! tus caminos, guíame por la recta senda a causa de mis enemigos. 12 No me entregues a la rabia de mis adversarios, pues se alzan contra mí falsos testigos respirando violencia12. 13 ¡Ay! ¡Si no creyera que he de contemplar la bondad de Yahvé en la tierra de los vivientes!. 14Espera en Yahvé, esfuérzate; ten gran valor y espera en Yahvé.
El salmista, después de manifestar su total confianza en su Dios Salvador, pide ansiosamente conocer sus caminos, que son la recta senda que lleva a su protección. Los enemigos son muchos y le acechan constantemente 13; y por ello necesita que se le señale su ruta clara para no desviarse de los preceptos divinos, lo que le atraería la aversión divina, y, por tanto, la desgracia ante sus enemigos, que espían sus debilidades y defecciones. Consciente del peligro, pide que su camino sea por lugares llanos y abiertos, no por encrucijadas llenas de salteadores 14, pues sus adversarios conspiran y se confabulan contra él con falsos testigos (v.12) y respiran inocencia contra él. Están ansiosos de hacerle desaparecer. Pero está seguro de su causa justa y de la protección divina, y por eso espera contemplar la bondad de Yahvé, es decir, recibir el auxilio benevolente de su Protector 15, y esto le fuerza para continuar viviendo. En sus perspectivas no hay esperanza de retribución en el más allá, sino que aspira a recibir de su Dios el premio a su virtud en la tierra de los vivientes, en la vida actual, en oposición a la de los muertos de la región subterránea del Seol 16.
El ν. 14 es una exhortación a la confianza en Yahvé y parece una adición para el uso litúrgico, para animar a los que sufren a tener confianza en Dios, como la tuvo el propio salmista.
1 Cf. Sal 4:6; Sal 18:28; Sal 36:9; Sal 43:3; Sal 84:11; – 2 Cf. Sal 18:2; 31:Sal 2:32Cr 10:17; Miq 7:8; Exo 15:2. – 3 Cf. Sal 16:11; 2Cr 90:17; Pro 3:17. – 4 Cf. Sal 3:4. – 5 Cf. Sal 50:14; Sal 69:31; Sal 69:549. – 6 El TM dice: “buscad mi faz.” Los LXX: “Yo he buscado tu faz; tu faz, Señor, yo la buscaré.” Vg: “exquisivit te facies mea.” La Bib. de Jér. y Podechard traducen como arriba hemos propuesto. El NP: “Tibí loquitur cor meum; te quaerit facies mea,” lo que da buen sentido, aunque haya que retocar el TM. – 7 Cf. Deu 4:29; Mat 7:7s. – 8 Cf. Sal 22:24; Sal 13:2; Sal 24:6. – 9 Cf. Job 24:4; Isa 10:2. – 10 Cf. Isa 49:15; Sal 103:13. – 11 Cf. Sal 35:12. – 12 La Vg, siguiendo a los LXX, “mentita est iniquitas sibi,” lo que supone una confusión en la lectura del original. – 13 Cf. Sal 5:9; Sal 25:4-5.8-9.12. – 14 Cf. Sal 26:12. – 15 Cf. Sal 16:11; Sal 23:6; Sal 27:4; Sal 65:4. – 16 Cf. Sal 52:7; Sal 116:9; Sal 142:6; Isa 38:8; Jer 11:19; Eze 32:32; Job 28:13.
Fuente: Biblia Comentada
luz. Esta importante imagen verbal bíblica con unas connotaciones exclusivamente positivas ilustra la luz de la redención en contraste con las tinieblas de la condenación (cp. Sal 18:28; Sal 36:9; Sal 43:3; Isa 60:1; Isa 60:19-20; Miq 7:8; Jua 8:12; Jua 12:46; 1Jn 1:5).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Salmo 27 (26): Salmo que combina la expresión individual de confianza en Dios, aun en las situaciones más adversas (Sal 27:1-6), con una súplica en la que se reitera la firme esperanza del salmista y el convencimiento de que el Señor actuará en su favor (Sal 27:7-14).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Sal 31:2; Sal 43:2-3; Isa 60:20; (ver Jua 1:4; Jua 1:9).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
— a quién temeré: Con las dos preguntas retóricas contenidas en este verso el orante subraya la fuerza de su confianza en Dios, confianza que hace desaparecer todo sentimiento de temor ante las posibles amenazas del ser humano.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Salmo 27. El Ingrediente Esencial: Fe en Accion Por Medio de la Oracion
Malhechores, adversarios, enemigos (2), el día del mal (5), enemigos (6), los que me son contrarios (“observadores insidiosos” [11]), adversarios (12), al igual que un continuo deleite en la casa del Señor (4; ver 26:8) sugieren que este Salmo se relaciona con la misma emergencia que la del Salmo anterior. La confianza que emana de todo el Salmo puede ser un corolario del autoexamen que refleja el Sal. 26, pero es confianza en el Señor, no farisaísmo.
A1 (vv. 1-3) La confianza en el Señor es afirmada
B1 (vv. 4-6) Primera oración pidiendo seguridad en Dios
2 (vv. 7-12) Segunda oración pidiendo seguridad en Dios
A2 (vv. 13, 14) Confianza en Dios alentada
1-3 La confianza en el Señor es afirmada. 1 Luz, metafóricamente en contraste con las “tinieblas” de los problemas que lo rodean (Isa. 50:11; Juan 8:12). Salvación, liberación en y de los problemas. Fortaleza, el lugar donde mi vida permanece segura. 2 David enfrenta gente empecinada en hacer el mal (malhechores, o “hacedores de maldad”), llenos de salvajismo (devorar, como las bestias con sus presas) y hostilidad (adversarios, enemigos). Es en esta situación que encuentra que la fe (1) y la oración son suficientes. Tropezaron y cayeron, enfático: “Son ellos (¡no yo!) los que tropezarán.” 3 Aumenta el alcance de la seguridad basada en la fe. Aun así estaré: “Sigo confiando y seguro.” La fe basta aun cuando los enemigos se convierten en ejércitos y la enemistad termina en una batalla campal.
4-6 Buscando a Dios por quien es él. No es la fe lo que nos mantiene seguros, sino el Señor en quien esa fe reposa. La oración de David (pedido) y su objetivo (buscaré) es estar donde el Señor está (more yo en la casa) y verlo como él es (contemplar). Inquirir (4), una palabra cuyo significado es discutible; el más probable es “venir mañana tras mañana”, frecuentar su presencia, dándole el comienzo de cada día. Su casa es su tabernáculo (5, “tienda”, cf. 1 Sam. 1:7, 9), el lugar donde vive entre su pueblo (Exo. 29:42-45). Por más endeble que parezca, es una roca … en alto, un lugar de seguridad inaccesible y de triunfo personal (levantará mi cabeza).
7-12 Buscando a Dios por su bendiciones. La oración pidiendo estar con el Señor (4) se ha desarrollado ahora hasta ser una oración pidiendo esas bendiciones que sólo el Señor puede dar. La oración descansa sobre una invitación divina (8) (lit. “A ti mi corazón ha dicho, ‘Busca mi rostro’, tu rostro, Señor, yo busco”), o sea que David empieza recordando al Señor su invitación para que el pueblo lo busque. Mi corazón, no sólo mi boca, porque David valora esta invitación divina. La oración comienza reconciliándose con Dios: Buscando su favor (9, rostro) y su aceptación (no apartes). La oración busca saber, a fin de hacer, la voluntad de Dios dentro de las circunstancias presentes (11, Enséñame … camino … contrarios) antes de pedir seguridad en las circunstancias (12; cf. Hech. 4:29). La oración está impregnada de confianza: mi ayuda, mi salvación (9). Aunque mi padre. Aun en el caso de que el amor humano más intenso llegue a su límite, el amor del Señor permanece.
13, 14 Confianza en Dios alentada. ¡Oh, si yo no creyese … ! lit. una exclamación “¡Si no hubiera creído!”, o sea: ¡Piensa lo que hubiera sucedido si no hubiera tenido fe! 14 La seguridad personal es la base para poder fortalecer la fe en los demás.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
27.1 El temor es una sombra negra que nos envuelve y finalmente nos aprisiona dentro de nosotros mismos. Cada uno de nosotros hemos sido prisioneros del temor en un momento dado: temor al rechazo, a ser mal interpretados, a la inseguridad, a la enfermedad e incluso a la muerte. Pero se puede vencer el temor por medio de la luz libertadora del Señor que nos da salvación. Si quiere disipar la oscuridad del temor en su vida, recuerde junto con el salmista que el Señor es su luz y su salvación.27.4 Al decir «la casa de Jehová» y «su templo», David pudo estar refiriéndose al tabernáculo de Gabaón, al santuario que había levantado para guardar el arca del pacto o al templo que su hijo Salomón construiría. David probablemente tenía el templo en mente ya que había trazado muchos planes para su construcción (1 Crónicas 22). Sin embargo, pudo haber usado la palabra templo para referirse a «la presencia del Señor». Su deseo más grande era vivir cada día de su vida en la presencia de Dios. Tristemente, este no es el deseo más grande de muchos que dicen ser creyentes. Pero aquellos que pueden vivir diariamente en la presencia de Dios podrán hacerlo eternamente.27.10 Muchos han tenido la triste experiencia de ser abandonados por su padre o su madre. Los hogares destruidos, las diferencias de creencia, el vicio de las drogas o el alcohol, y aun el aislamiento sicológico pueden dejar a los niños afectados por esta pérdida. Este dolor puede persistir aun siendo adultos. Dios puede ocupar ese lugar en nuestras vidas, llenar ese vacío y sanar esa herida. El puede dirigirnos hacia adultos que pueden ser para nosotros padres o madres. El amor de Dios basta para todo.27.13 La «tierra de los vivientes» significa simplemente esta vida. Es obvio que David estaba pasando por una prueba, pero tenía la confianza de que en esta vida presente Dios lo ayudaría a salir del apuro.27.14 David sabía por experiencia lo que significaba esperar al Señor. Había sido ungido rey a la edad de dieciséis años, pero no fue rey sino hasta que tuvo treinta. Mientras tanto, el celoso rey Saúl lo estuvo persiguiendo por todo el desierto. David tuvo que esperar en Dios en cuanto al cumplimiento de su promesa de que algún día sería rey. Más tarde, después de convertirse en rey, se vio perseguido por Absalón, su hijo rebelde.Esperar en Dios no es fácil. A menudo parece que no está respondiendo a nuestras oraciones o que no comprende la urgencia de nuestra situación. Esa clase de pensamiento implica que Dios no lleva las riendas o que no es justo. Pero vale la pena esperar en Dios. Lam 3:24-26 nos hace un llamado a la esperanza y a esperar en el Señor ya que a menudo Dios utiliza la espera para refrescarnos, renovarnos y enseñarnos. Use esos momentos de espera para descubrir lo que Dios puede estar tratando de enseñarle en el proceso.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 778 Job 29:3; Sal 36:9; Sal 43:3; Sal 119:105
b 779 Éxo 15:2; Sal 68:19
c 780 Sal 23:4
d 781 Sal 62:6; Isa 12:2; Flp 4:13
e 782 Sal 36:1; Rom 8:31; Heb 13:6
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Salmo 27 Aquí David pide al Señor que lo libre de sus violentos enemigos. Similar a los Salmos 9, 10 y 40 que comienzan con un himno de acción de gracias antes de la petición, este Salmo comienza con un canto de confianza (vers. 1-6), seguido de una oración de liberación (vers. 7-13). El vers. 14 no es parte del canto personal ni de la oración, pero invita a la congregación a unirse a su rey y esperar en el Señor. Primero David profesa que Dios libra de los enemigos (vers. 1-3) y entonces habla de buscar a Dios en su santuario, ofreciéndole sacrificios que le honren como Rey (vers. 4-6). La oración tiene dos partes: 1) petición a Dios de que no le abandone, sino que lo favorezca (vers. 7-10); 2) específicamente, le pide liberación (vers. 11-13).
Fuente: La Biblia de las Américas
La luz disipa las ansiedades y los peligros de las tinieblas; la salvación asegura la derrota de todos los adversarios; la fortaleza asegura la victoria contra todos los ataques enemigos.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
O, el refugio, o, baluarte