EN PERSONA

Quebrantamiento positivo

Para el rey David había, en última instancia, una sola forma de tratar el pecado: enfrentarlo, confesarlo y ser perdonado. El Sal 51:1-19 lo muestra haciendo precisamente eso. En total contraste con la pretensión de confesión que muchos practican hoy en día, la oración de David expresa un total desmoronamiento.

¿Cuál era exactamente el pecado que David estaba reconociendo? La Biblia nos dice llanamente que cometió adulterio con Betsabé, la esposa de Urías el hitita, y que cuando ella quedó encinta David trató en vano de ocultar su pecado, maquinando finalmente la muerte de Urías (2Sa 11:1-27). Pero el Sal 51:1-19 no menciona el adulterio y solo se refiere al asesinato (Sal 51:14). En cambio, la principal trasgresión que confesó es: «Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos» (Sal 51:4).

David no estaba evadiendo la responsabilidad por la inmoralidad sexual y el asesinato, pero reconocía que en última instancia el pecado es una ofensa contra un Dios santo y justo. Aún cuando hacemos daño a otros con nuestros pecados, son las normas de Dios las que hemos violado. Así, mientras los pecadores deben disculpas y compensación al pueblo, deben una confesión arrepentida a Dios. Solo Él puede perdonar los pecados (Mar 2:7).