Comentario de Salmos 73:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
(Salmo de Asaf) ¡Ciertamente bueno es Dios para con Israel, para con los limpios de corazón!
(Título).
Salmo de Asaf. Sal 50:1; Sal 74:1; Sal 83:1; 1Cr 6:39; 1Cr 15:17; 1Cr 16:7, 1Cr 16:37; 1Cr 25:1-6; 2Cr 29:30.
Ciertamente bueno es Dios. Sal 2:6; Sal 42:11.
a Israel. Sal 73:18-28; Sal 84:11; Isa 63:7-9; Luc 12:32.
a los limpios. Jua 1:47; Rom 2:28, Rom 2:29; Rom 4:16; Rom 9:6, Rom 9:7.
de corazón. Heb.
puros de corazón. Sal 51:10; Jer 4:14; Mat 5:8; Tit 3:5; Stg 4:8.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Asaf declara la bondad de Dios, aun en momentos difíciles, durante la prosperidad del malvado, Sal 73:2-12;
y el sufrimiento del inocente, Sal 73:13, Sal 73:14;
la victoria final de Dios, conociendo que Dios destruye al malvado, y sostiene al justo, Sal 73:15-28.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
es un salmo de confianza con algunos rasgos de los salmos de sabiduría. El salmo es poco común, relata una historia acerca de la lucha del salmista con la envidia, las dudas y su fe en Dios. Pero a través de sus luchas, el salmista Asaf aprendió a confiar en Dios. La estructura del poema es la siguiente:
(1) la tentación de tener envidia de los malos (vv. Sal 73:1-3);
(2) una descripción de los malos (vv. Sal 73:4-14);
(3) la conciencia de que el fin del malo es el factor de equilibrio (vv. Sal 73:15-20);
(4) el arrepentimiento del salmista de su incertidumbre (vv. Sal 73:21-24);
(5) una renovada resolución de confiar sólo en Dios (vv. Sal 73:25, Sal 73:26);
(6) la destrucción de los malos (v. Sal 73:27);
(7) una renovada confianza en Dios (v. Sal 73:28).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
En los versos iniciales Asaf describe la fe que experimentó. Comienza con uno de los elementos básicos de la teología bíblica: es bueno Dios para con Israel (Sal 100:5; Sal 106:1; Sal 107:1). Pero luego confiesa que casi resbalaron sus pasos cuando tuvo envidia de los éxitos y riquezas de los impíos.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
ES BUENO DIOS PARA CON ISRAEL. Este salmo trata sobre un problema inquietante: aunque Dios es soberano y justo, a menudo los impíos prosperan (vv. Sal 73:3-12) mientras que quienes sirven a Dios parecen sufrir más (vv. Sal 73:13-14). El salmista, que ha servido a Dios fielmente (vv. Sal 73:1, Sal 73:13), se ha desalentado al comparar sus aflicciones con la aparente comodidad y felicidad de muchos de los impíos (vv. Sal 73:2-3). Sin embargo, se renueva su confianza en Dios y sus caminos cuando Dios revela el trágico fin de los impíos y la verdadera bendición de los justos (Sal 73:16-28).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Salmo 73 (Vg 72): El Enigma de la Felicidad de los Malvados.
E n este salmo se plantea el gran escándalo para las almas justas del A.T.: ¿Por qué prosperan los impíos en esta vida? ¿Cómo es que Dios no les da el merecido según sus obras? El salmista aborda el problema y lo resuelve a las luces del A.T., cuando aún no había esperanza de retribución en ultratumba: el triunfo de los impíos es efímero, pues cuando más eufóricos están les llega leí hora del castigo fulminante divino. El poema, de tipo sapiencial, se divide en cinco secciones netas: a) prosperidad de los malvados (1-5); b) sus malas acciones son un escándalo para los justos (6-11); c) los sufrimientos del justo (12-17); d) la suerte desgraciada de finiüva de los perversos (18-22); e) la suerte del justo: unión con Dios (23-28).
El problema planteado en este salmo es semejante al del libro de Job y al de los salmos 38 y 49. El salmista muestra su inquietud por la anomalía de la prosperidad de los impíos; es una piedra de escándalo que está a punto de hacer debilitar su fe. Por razones estilísticas, los críticos comúnmente suponen que este poema sapiencial es de época tardía: su lenguaje es poco clásico y abundan los arameísmos.
La escandalosa prosperidad de los malvados (1-5).
1 Salmo de Asaf. Ciertamente Dios es bueno para el hombre recto 2, para los limpios de corazón! 2 Estaban a punto de deslizarse mis pies, por nada resbalaban mis pasos, 3 pues tuve envidia de los insensatos viendo la paz de los impíos. 4 Pues no hay para ellos tormentos; están sanos y rollizos. 5No tienen parte en las humanas aflicciones y no son atribulados como los otros hombres.
Antes de iniciar la descripción de la prosperidad del pecador, el salmista da la clave final de solución al problema, declarando que Dios es bueno para el que le es fiel, que será la tesis de todo el salmo. A pesar de las apariencias que va a exponer, Dios es bondadoso con los justos. Sólo exige pureza de corazón y rectitud íntima para otorgar su favor al hombre 3.
Con tocia sinceridad, el poeta declara que ha estado a punto de perder su fe en la Providencia al ser testigo de la prosperidad de los malvados, pues ha llegado hasta tener envidia de su situación prevalente en la sociedad. Su paz y bienestar contrastan con la inquietud del justo4. Gozan de buena salud y parecen libres de las tribulaciones que afectan al común de los hombres (v.5).
Desvergonzada insolencia de los impíos (6-11).
6 Por eso la soberbia los ciñe como collar, y los cubre la violencia como vestido. 7 Sus ojos se les saltan de puro gordos 5 y dejan traslucir los antojos del corazón. 8 Motejan y hablan malignamente, y altaneramente declaran sus propósitos perversos. Q Ponen su boca en el cielo, y su lengua se agita por la tierra. 10 Por eso el pueblo se vuelve tras ellos, y e sorben ά boca, llena esas aguas, 11Y dicen: “¿Lo sabe acaso Dios, lo conoce el Altísimo?”
Consecuencia de esa prosperidad desbordante es la insolencia y orgullo que los caracteriza ante la sociedad. Se creen con derecho, en su prepotencia, para violentar y oprimir a los demás6. Con una bella metáfora, el poeta describe la soberbia de los impíos, que se destaca en ellos como un collar brillante o como un vestido llamativo. En su mirada altiva y saltona se reflejan las demasías y antojos injustos de su corazón (v.7). Lejos de ocultar sus perversos pensamientos, los declaran con altanería para herir a los demás. Con toda insolencia se atreven a hablar contra Dios – ponen su boca en el cielo – y contra los hombres en la tierra. Como consecuencia, la masa del pueblo los sigue y acepta sus juicios superficiales y blasfemos (v.10). La prosperidad de los malvados atrae a las gentes irreflexivas, y aceptan sus modos de obrar prescindiendo de la Ley divina. Para ellos, Dios no se preocupa de las cosas que aquí pasan, y, en consecuencia, no tiene providencia de los seres humanos (v.11). Es inútil, pues, seguir el camino de la virtud, ya que en esta vida triunfan los oportunistas sin escrúpulos de conciencia.
La inquietud del salmista (12-17).
12 Helos ahí: son impíos, pero tranquilos constantemente aumentan la fortuna. 13 En vano, pues, he conservado limpio mi corazón y he lavado mis manos en la inocencia; 14 y fui flagelado de continuo y castigado cada mañana. 15 Pero si dijere: “Hablaré como ellos,” renegaría de la generación de tus hijos. l6 Púseme a pensar para entender esto, pues era cosa ardua a mis ojos; 17 hasta que penetré en el misterio de Dios 7 y puse atención a sus postrimerías.
El gran escándalo: a pesar de ser impíos, prosperan y viven tranquilos, acumulando riquezas sin cuento8. Esta realidad le turbó al principio, pues cree que su vida de virtud no sólo no le reporta ventaja alguna, sino que le trae calamidades cada mañana. El ser fiel a Dios y a su Ley supone gran sacrificio, pues es exponerse a la pobreza y a la incomprensión 9. Aparentemente, la piedad no le ha traído sino incomprensiones sin cuento. Esta es la realidad de cada día.
Pero la reacción del salmista es mucho más profunda: si se dejara llevar de las apariencias, aceptando sus juicios superficiales – apartándose de Dios -, sería traidor a los de su comunidad de yahvistas fervorosos 10. El pueblo israelita, vinculado a Yahvé por un pacto solemne, es llamado “hijo de Dios.” 11 El salmista se siente íntimamente relacionado con los destinos de la familia de Dios, y por eso, reflexionando más sobre el problema, creyó llegar a la solución verdadera del enigma penetrando en el misterio de Dios: la clave del problema, está en la consideración de las postrimerías del pecador, el fin siniestro que le espera (v.17). Su prosperidad es momentánea, pues a la hora de la verdad se encontrará con la justicia divina.
La inestable prosperidad de los impíos (18-22).
18 Ciertamente los pones tú en resbaladero y los precipitas en la ruina. 19 ¡Cómo en un punto son asolados! Acaban, y son consumidos por el espanto. 20 Son como sueño del que se despierta; y tú, Señor, cuando despertares, despreciarás su apariencia. 21 Cuando se exacerbaba mi corazón y sentía un aguijón en mis riñones, 22 es porque era un necio y no sabía nada; era para ti como un bruto animal.
La prosperidad cíe los malvados, en realidad, es un resbaladero, un camino engañoso que los lleva a la ruina total, a la muerte afrentosa. Es la vía más expedita para la ruina, aunque aparentemente parece lo contrario. Cuando están más desprevenidos, les sobreviene la muerte, y entonces toda su prosperidad les resulta como un sueño, del que no queda más que la apariencia: un fantasma sin consistencia.
Esta es la gran realidad que se impone después de la madura reflexión. Por eso, los sentimientos de envidia que el salmista tenía por la prosperidad de los malvados resultaba fruto de la irreflexión. Las impaciencias e inquietudes 12 antes sentidas eran fruto de un espíritu poco inteligente, pues reaccionaba como un bruto animal (v.22).
Confesión de fidelidad a Dios (23-28).
23 Pero yo estaré siempre a tu lado, pues tú me has tomado de la diestra. 24 Me gobiernas con tu consejo y al fin me acogerás en gloria. 25 ¿A quién tengo yo en los cielos? Fuera de ti, en nada me complazco sobre la tierra. 26 Desfallece mi carne y mi corazón; la roca de mi corazón y mi porción es Dios por siempre. 27 Porque los que se alejan de ti perecerán; arruinas a cuantos te son infieles. 28 Pero mi bien es estar apegado a Dios, tener en el Señor Yahvé refugio para poder anunciar todas tus obras (en las puertas de la hija de Sión) 13.
Frente a toda veleidad posible por la prosperidad momentánea del pecador, el salmista declara mantenerse fiel siempre a su Dios. Esta fidelidad probada al Señor tendrá por resultado que al fin será acogido en gloriat es decir, se reconocerá su virtud y se la premiará, siendo así “glorificado” ante la comunidad social. No encontramos aquí declarada la esperanza de la glorificación en la otra vida como nosotros la entendemos en la perspectiva cristiana; ésta es, en realidad, la clave para resolver el enigma de los sufrimientos del justo en esta vida, pero no la encontramos hasta el libro de la Sabiduría 14. Si el salmista hubiera llegado a estas claridades, de seguro que hubiera sido más explícito en el planteamiento del problema sobre la inestabilidad de la prosperidad de los pecadores. El pensamiento central del salmo versa sobre el hecho de que esta prosperidad es momentánea, pues Dios se la quitará cuando menos lo piensen. No va más lejos la perspectiva del hagiógrafo. La palabra gloria tiene aquí, como en otros lugares, el sentido de “honor” 15, y no el de glorificación espiritual después de la muerte en el sentido de la teología cristiana.
El salmista declara su adhesión inquebrantable al que está en los cielos, y fuera de El no encuentra nada digno de su amor, porque Dios es el centro de su corazón. Fuera de El no hay seguridad; por eso los impíos perecerán inexorablemente. Bajo su protección espera el salmista vivir tranquilamente para poder anunciar las obras maravillosas de Dios a sus contemporáneos.
1 Cf. 1Cr 15:16-19; 1Cr 16:4.5.7.37:2Cr 41:43; 2Cr 5:12. – 2 El TM lee: “para Israel.” Así la Bib. de ]ér. No obstante, no pocos autores – Cales, Podechard, Herkenne – corrigen “para el recto,” leyendo layyáshar El en vez de leyi$ráel. – 3 Cf. Sal 24:3s. – 4 Cf. Job 21:7s; Sal 37:1; Pro 3:31; Pro 23:17; Pro 24:1.19. – 5 La Bib. de Jet,: “La malicia les sale de la grosura*, Así los LXX y Podechard. – 6 Cf. Sal 10:2-4; Pro 1:9; Sal 109:17. – 7 Lit. el TM: “santuarios de Dios.” No pocos autores lo entienden del templo de Jerusa-lén, en cuyos atrios habría el salmista entendido el enigma cíe la prosperidad de lúa impíos, – 8 Cf. Job 3:26; Job 3:12.7 – 9 Cf. Sal 39:9-10; Job 7:18. – 10 cf. Deu 14:1; Os 2,t. – 11 Cf. Exo 4:32; Gal 3:Gal 2:6. – 12 Los ríñones son considerados como centro de emociones (cf. Sal 7:8). – 13 Falta en el TM, pero está en los LXX. – 14 Sab 3:1s. – 15 Cf. Sal 62:6; Sal 84:10; Sal 112:8; Sal 149:4.
Fuente: Biblia Comentada
Título. Asaf. Asaf era un levita que dirigía uno de los coros del templo (1Cr 15:19; 1Cr 25:1-2). Su nombre se identifica con el Sal 73:1-28; Sal 74:1-23; Sal 75:1-10; Sal 76:1-12; Sal 77:1-20; Sal 78:1-72; Sal 79:1-13; Sal 80:1-19; Sal 81:1-16; Sal 82:1-8; Sal 83:1-18, y también con el Sal 50:1-23 (vea la nota en el pasaje). O bien escribió estos salmos, bien su coro los cantaba o bien coros posteriores en la tradición de Asaf los cantaban.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Este salmo ilustra los resultados de permitir que la fe de uno en Dios quede sepultada bajo la autocompasión. El salmista se deprimía al contemplar la aparente prosperidad de los impíos a la vez que veía las dificultades de vivir una vida de rectitud. Pero comenzando con el v. Sal 73:15, su actitud cambia completamente. Contempla la vida desde la perspectiva de estar bajo el control de un Dios soberano, santo, y llega a la conclusión de que son los impíos, no los rectos, los que han fracasado.
I. Perplejidad sobre la prosperidad de los impíos (Sal 73:1-14)
A. Su prosperidad (Sal 73:1-5)
B. Su soberbia (Sal 73:6-9)
C. Su presunción (Sal 73:10-14)
II. Proclamación de la justicia de Dios (Sal 73:15-28)
A. Su perspectiva (Sal 73:15-17)
B. Sus juicios (Sal 73:18-20)
C. Su guía (Sal 73:21-28)
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Salmo 73 (72): Salmo sapiencial que, como los Sal 37:1-40 y Sal 49:1-20, desarrolla una reflexión en torno al tema de la retribución de los malvados y los justos. El salmista, partiendo de la experiencia personal, expone su desconcierto y amargura ante la prosperidad de la que gozan los malhechores. El destino fatal que les aguarda, en contraste con la plena felicidad que a él le espera, es la respuesta que se ofrece al problema planteado.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Sal 36:10.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Salmo 73. No en Vano, en el señor
Creemos en “Dios el Padre Todopoderoso”, pero con frecuencia nuestra experiencia y la de otros hacen dudar de que sea todopoderoso, (porque otros poderes parecen estar al mando); de su paternidad (porque la vida en este mundo contradice la idea de un Dios amante) y, para muchos, de su propia existencia: “¿Cómo puede ser que Dios exista cuando … ?” El libro de los Sal. se caracteriza por hacer frente a la vida, no por esconderse de ella. El Libro 1 empezó con una afirmación en la creencia (1:3) en la prosperidad del justo; el Libro 2 empezó (42:3, 5, 9 y 10) documentando que la vida no ofrece una correlación directa entre virtud y recompensa, ni es la experiencia de los justos uniformemente cómoda; el Libro 3 comienza con una pregunta franca: ¿Vale la pena ser recto o es una pérdida de tiempo (13)? Dado que los demás tienen todas las alegrías (4, 5) y nosotros sólo recibimos los puntapiés (14), ¿por qué no darnos por vencidos y unirnos a la feliz mayoría (10)? Asaf nos ha legado un Salmo que se destaca por su realismo sobre cómo es la vida, práctico en sus recomendaciones para encarar problemas serios, e inspirador al ofrecer un concepto que propone una alternativa. En efecto, Asaf contesta a su propio desesperarse ciertamente en vano (13) con la gran afirmación de Pablo: “vuestro arduo trabajo en el Señor no es en vano” (1 Cor. 15:58). El Salmo es un tratamiento integral de este tema.
A1 (v. 1) Verdad declarada: Dios es bueno
B1 (vv. 2-14) ¡Pobre de mí!
C (vv. 15-20) Nuevas perspectivas
B2 (vv. 21-26) ¡Rico de mí!
A2 (vv. 27, 28) Verdad afirmada: ¡sí es bueno!
1-14 La verdad en conflicto. Los versículos que comienzan con ciertamente (1, 13) encierran en paréntesis la primera sección del Salmo y resumen sus dos partes. La verdad (1) está en conflicto con la experiencia (2-14). La verdad es la bondad de Dios hacia su pueblo; el conflicto surge ante su sufrimiento evidente (14) y la prosperidad de los impíos (3-5). La bondad de Dios que se cuestiona no es su benevolencia en general (145:9), sino sus bendiciones de bondades prometidas a su pueblo, condicionadas a su fe y reverencia (34:8, 9), oración (86:5, 6; 107:6-9) y, aquí (1), a la pureza del corazón. Pero la diligencia en lo moral, el esfuerzo por mantener la pureza interior (13a) y exterior (13b) sólo han dado como resultado plagas y castigos (14). Con cierta razón, esto generó envidia cuando los arrogantes (3, personas que viven sin pensar o preocuparse) y los impíos gozan de prosperidad, “bienestar”. Los veía morir “sin sufrir” (4) o por enfermedad mortal. Gozan de vidas singularmente libres de sufrimientos (5). El orgullo descubre su carácter y la explotación agresiva (violencia) de los demás, su conducta (6). Evidencian total “autoindulgencia” y no se privan de nada que se les antoja (7). Sus lenguas (siempre, en la Biblia, la norma para medir el carácter) revelan su engreimiento: su derecho innato de olvidar los valores morales (8a, maldad), de ser “jefes” (8b), de impartir órdenes a todas las cosas en el cielo y en la tierra (9). Atraen adherentes que con buena voluntad se suman a ellos en su abundancia (10), aun si involucra adoptar también su teología de un Dios irrelevante (11). Aun con lo devastadora que esta crítica de los impíos es, el análisis muestra que viven tranquilos y aumentan sus riquezas (12).
15-20 Nuevas perspectivas. En esta perplejidad sobre la desigualdad moral de la vida se deducen tres principios de inmensa importancia. (i) En cada situación practiquemos lealtad al pueblo de Dios y cuidemos su bienestar (15). (ii) Estemos en el lugar de adoración. Como Asaf no podía compartir su problema sin alterar sin razón a los hijos (15) de Dios, tenía que luchar solo pero el problema fue demasiado para él (16). Entonces, parece, se dio cuenta de que no tenía necesidad de estar solo y se dedicó a la adoración (17a): el santuario, el lugar donde el Señor prometiera morar y donde siempre podía ser encontrado. (iii) Consideremos la eternidad. El destino final de ellos es inseguro (17, 18); se encontrarán con que han sido víctimas de “engaño total” (decepción, 18), no sólo siendo consumidos, sino aterrorizados (19) y, desastre de desastres, sin ninguna realidad en la estimación de Dios (20).
21-28 La verdad triunfante. Las dos secciones que concluyen el Salmo son de diferentes extensiones y están claramente entre paréntesis: uno que se sabía ignorante y no entendía; era como un animal delante de ti (21, 22) descubre que la cercanía de Dios constituye el bien teniendo al Señor como refugio (27, 28). En toda su aflicción todavía era un hombre rico. Tenía a Dios y con él un presente (23), futuro (24a) y una eternidad (24b) seguros, una riqueza celestial y terrenal (25), una fuerza y una herencia más allá de la duración de la vida terrenal (26), una bondad y un refugio que no está a disposición de los que mueren bajo la ira divina (27, 28) y, en contraste con el silencio del v. 15, algo de qué hablar (28). 21, 22 Paráfrasis: “Cuando mis pensamientos se agriaron y emocionalmente estaba hecho pedazos, pues, por mi parte estaba reaccionando como si espiritualmente no había sido enseñado y en tinieblas; ¡como un mero animal ante ti!“(cf. 49:12, 20). 23, 24 Una riqueza cuádruple: paz con Dios (Yo … contigo); el asimiento de Dios (me tomaste de la mano derecha); el plan de Dios para el futuro (“guiará”); y después … gloria. La secuencia del pensamiento en los vv. 23, 24a demanda que 24b se extienda al después, más allá de esta vida. Pero también este después es un contraste intencional con el destino final, lit. “el después de ellos” (17). Lleva a los vv. 25, 26 que enfatizan los cielos y la porción que todavía le pertenece aún cuando exterior (cuerpo) e interiormente (corazón) esta vida lit. “llega a su fin”. 26 Porción. El cumplimiento para Asaf el levita (1 Crón. 24:30-25:1) de Jos. 13:14, 33; 18:7.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
73.1ss Asaf era el líder de uno de los coros levíticos de David. Compiló los Salmos 73-83, pero quizás no los escribió todos. En este salmo Asaf explica que hasta que no entró en el santuario de Dios, no comprendió dónde estaba la justicia al permitir que el malvado prosperara mientras que el recto pasara penurias. Sin embargo, cuando vio que un día se haría justicia, reconoció la sabiduría de Dios.73.1-20 Dos temas profundos fluyen por estos versículos: (1) la prosperidad de los impíos, dejando a la gente fiel preguntándose por qué tienen que preocuparse por ser buenos, y (2) la riqueza del impío parece ser tan tentadora que quizás los fieles quieran estar en su lugar. No obstante, estos dos temas finalizan de una manera sorprendente ya que la riqueza del impío pierde de repente su poder en el momento de la muerte y las recompensas del bueno sin pensarlo adquieren un valor eterno. Lo que parecía riqueza, ahora es desperdicio, y lo que parecía no valer la pena, ahora perdura para siempre. No desee ocupar el lugar de los impíos para obtener su riqueza. Algún día ellos desearán tener el suyo y poseer su riqueza eterna.73.20 Asaf se dio cuenta de que los ricos que depositan su esperanza, gozo y confianza en la riqueza, viven un sueño. Un sueño solo existe en la mente del soñador. No permita que las metas de su vida sean tan irreales como un sueño y que despierte demasiado tarde ante el hecho de que perdió la realidad de la verdad de Dios. La felicidad y la esperanza pueden ser una realidad, pero solo cuando se basan en Dios, no en las riquezas. Por lo tanto, debemos acercarnos a El tanto como podamos a fin de ser realistas en cuanto a la vida.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 2442 2Cr 35:15
b 2443 Sal 84:11; Mat 5:8; Stg 4:8
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Salmo 73 Este Salmo es un canto de sabiduría y autobiográfico (vers. 2, 22, 28) que contrasta los destinos de los impíos y de los justos (cp. Sal 37 y 49). Es una confesión de fe de uno que ha sido duramente probado, pero que salió victorioso. Como Job y el maestro de Eclesiastés, él cuestiona el orden moral al ver la prosperidad del malvado y el sufrimiento de los justos. El dilema se resuelve por medio de una visión profética recibida en el templo que revela los destinos diferentes de los justos y los malvados. El Salmo 73 es una escalera de fe y puede dividirse en dos partes: Los peldaños que Asaf descendió alejándose de Dios (vers. 1-14) y los peldaños que escaló de regreso al Señor (vers. 15-28). Finalmente, el salmista reconoce que tiene a Dios y no tiene necesidad de nada más. Dios le satisface plenamente (vers. 25) y así concluye restableciendo su compromiso y obediencia con Dios de una manera absoluta y final (vers. 27, 28).
73 Título: de Asaf. Asaf era uno de los músicos principales de David (1 Cr 6:39; 15:17; 16:5 y sig., 2 Cr 5:12) y es uno de los escritores de los Salmos del salterio (Neh 12:46). Quizás él escribió el Salmo para el rey. En el vers. 23 se describe la relación especial del rey con Dios y la conducta digna de un rey (3:3; 4:2). El rechazo de otros dioses (vers. 25, 27) recuerda al Sal 16, así como los temas de consejo y gozo eternal. En estos Salmos es el rey que en manera preeminente se acerca a Dios, le hace su refugio y recuenta sus obras (vers. 28).
Fuente: La Biblia de las Américas
Esta es la conclusión producto de la prueba de haber estado a punto de perder la fe (v. Sal 73:2).
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
Asaf (véase nota en el Sal 50:1-23) encuentra la respuesta a la desconcertante prosperidad del impío (vv. Sal 73:1-14) en el contraste existente entre el destino del malo y el del justo (vv. Sal 73:15-18).
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
SALMO 73 (72)[7] Se puede traducir De la abundancia y regalo nació su iniquidad.[9] Han blasfemado de Dios y de lo divino y su lengua no ha perdonado a viviente alguno sobre la tierra.