Biblia

Comentario de Salmos 95:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Salmos 95:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

¡Venid, cantemos con gozo a Jehovah! Aclamemos con júbilo a la roca de nuestra salvación.

Venid. Sal 34:3; Sal 66:8; Sal 107:8, Sal 107:15, Sal 107:21; Sal 117:1; Sal 118:1; Sal 136:1-3; Sal 148:11-13; Sal 150:6.

celebremos alegremente. Sal 47:6, Sal 47:7; Sal 66:1, Sal 66:2; Sal 81:1; Sal 96:1, Sal 96:2; Sal 101:1; Éxo 15:1, Éxo 15:21; 1Cr 16:9; Efe 5:19; Col 3:16; Apo 5:9; Apo 14:3; Apo 15:3.

cantemos con júbilo. Sal 66:1; Sal 98:4-8; Sal 100:1; Esd 3:11-13; Isa 12:4-6; Jer 33:11; Mat 21:9; Apo 19:6.

a la roca de nuestra salvación. Sal 89:26; Deu 32:15; 2Sa 22:47; 1Co 10:4.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Una exhortación a alabar a Dios, Sal 95:1, Sal 95:2,

por su grandeza, Sal 95:3-5;

y por su bondad, Sal 95:6, Sal 95:7;

y a no provocarlo, Sal 95:8-11.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

pone especial énfasis en la adoración a Dios, convirtiéndolo en un salmo de adoración. Pero también es un salmo real, por la forma en que reconoce a Dios como el gran Rey (v. Sal 95:3). El salmo tiene tres movimientos y cada uno refleja un «ánimo de la comunidad» que rinde culto:

(1) adoración a Dios con un ánimo festivo (vv. Sal 95:1-5);

(2) adoración a Dios con un ánimo contemplativo (vv. Sal 95:6-7);

(3) adoración a Dios en obediencia (vv. Sal 95:8-11).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Venid: El salmo comienza con energía y deleite ante la posibilidad de alabar a Dios en el Templo (Sal 100:1-5). En este pasaje se indica el uso de los cánticos en el culto.

en su mano se refiere al control de Dios sobre todo lo que Él ha hecho.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

CANTEMOS CON JÚBILO. Este salmo llama a los creyentes a estar seguros de que su adoración y alabanza vayan acompañadas de un corazón obediente al Señor. Expone el pecado y la rebelión de Israel en el desierto como un ejemplo de los que yerran en lo que desean, no conocen los rectos

caminos de Dios y por consiguiente dejan de recibir lo que Dios ha prometido (véanse Núm 14:22-23, Núm 14:28, Núm 14:30; Deu 1:34-35).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

Salmo 95 (Vg 94): Exhortación a la Alabanza y Obediencia de Yahvé.
E ste salmo se divide en dos partes netas: a) himno de alabanza a Yahvé, Creador del mundo y protector de Israel (1-7c); b) oráculo divino sobre la incredulidad e indocilidad de los israelitas (7d-11). El salmista invita a no imitar a la generación perversa del desierto. Bajo este aspecto, esta composición tiene semejanzas con Sal 81. En la primera parte se destaca el carácter litúrgico procesional del himno, que ha sido compuesto para alguna festividad religiosa solemne. En el transcurso de la procesión, un levita invita a no ser rebeldes como los antepasados, que excitaron la ira de Yahvé en el desierto.
En la versión de los LXX, también este salmo es adjudicado a David, y así es aceptado por el autor de la Epístola a los Hebreos 1, que no hacía sino acomodarse a lo que decía el título del texto griego que manejaba. Pero el estilo del lenguaje no es arcaico. Generalmente, los críticos se inclinan por una fecha de composición postexílica en razón de la dependencia literaria de la segunda parte de Isaías (c.44). Las nuevas generaciones que volvían del exilio estaban defraudadas con los modestos comienzos de la restauración, muy diversos de las idealizaciones proféticas de Is 40-52. El salmista parece responder a este estado de descontento y depresión nacional.

Himno de Alabanza al Creador (1-7c).
1 ¡Venid, cantemos jubilosamente a Yahvé! Cantemos golosos a la Roca de nuestra salvación! 2 Lleguémonos a El con alabanzas, aclamémosle con salmos. 3 Porque Dios grande es Yahvé, Rey grande sobre todos los dioses, 4 que tiene en sus manos las profundidades de la tierra y suyas son también las cumbres de los montes. 5 Suyo es el mar, pues El lo hizo; suya la tierra, formada por sus manos. 6 Venid, póstremenos en presencia de El, doblemos nuestra rodilla ante Yahvé, nuestro Hacedor. 7 Porque El es nuestro Dios, y nosotros el pueblo que El apacienta y el rebaño que El guía.

Como es de ley en los himnos, el poeta invita a sus compatriotas a asociarse a sus alabanzas en honor del que constituye la salvación del pueblo 2. La historia de Israel es la historia de las manifestaciones protectoras de Yahvé. El salmista aprovecha la ocasión de una asamblea solemne para invitar al pueblo a tomar parte en esta manifestación gozosa de reconocimiento a Yahvé. En primer lugar, es digno de toda alabanza por ser el Creador, que a su vez está por encima de todos los dioses o seres angélicos, que constituyen su corte de honor·3. Todo le pertenece desde las profundidades de la tierra a las cimas de los montes, el mar y la tierra seca 4. Todo es obra de sus manos. El ser humano no puede explorar las profundidades de la tierra 5 ni las del mar 6, Sólo el supremo Hacedor puede llegar hasta sus escondites.
Pero este Dios universal, Señor de la naturaleza, es también Dios de Israel, en cuanto que está vinculado a él por una alianza histórica: es su pueblo, que apacienta como Pastor7. Es el símil más apropiado para reflejar las relaciones históricas de Yahvé con el pueblo hebreo.

Invitación a la docilidad espiritual (7b-ll).
7b Si pudierais hoy oír su voz: 8 “No endurezcáis vuestro corazón como en Meribá, como el día de Masa en el desierto, 9 donde me tentaron vuestros padres, me probaron a pesar de haber visto mis obras. 10 Cuarenta años anduve desabrido de aquella generación, y tuve que decirme: Este es un pueblo de extraviado corazón, que desconoce mis caminos. 11 Por eso les juré en mi ira que no entrarían en mi reposo.”

El salmista, dramatizando el canto procesional, invita a oír la voz de Dios y a mostrarse más dóciles que la generación del desierto. Una voz oracular quiere prevenirlos contra la exigencia de tentar a Dios pidiendo manifestaciones portentosas, como hicieron los antepasados en las estepas sinaíticas. Estos, a pesar de haber sido testigos de los prodigios al salir de Egipto 8, exigieron un milagro en Meribá y en Masa. Ambos nombres son simbólicos: el primero significa “querella,” porque en Rafidim se “querelló” Israel a Yahvé porque no les daba agua. Y allí hizo un milagro, proporcionándoles agua de la roca 9. El mismo milagro volvió a repetirse en la zona de Cades 10. Masa significa “tentación,” porque los israelitas “tentaron” a Yahvé reclamando un milagro: me probaron a pesar de haber visto mis obras de salvación de la esclavitud faraónica. Esta actitud de desconfianza y rebeldía persistió durante los cuarenta años de estancia en el desierto 11. El resultado fue que Yahvé se disgustó de esta generación y decidió que no entrara en la tierra de Canaán: el reposo.
Por su corazón extraviado no supieron captar el valor de los caminos y preceptos de su Dios 12. Fueron por ello excluidos de la tierra de promisión, el reposo conferido por Yahvé a los hijos de Israel. El salmista recuerda esta trágica historia para que sus contemporáneos se guardaran de tentar a Yahvé como la generación del desierto, para no ser reprobados como estos desdichados antepasados. La invitación es puesta en boca de Dios para hacer más impresión en el auditorio.

1 Heb 3:7-4:13. – 2 Cf, Deu 32:15; Sal 62:3.7; Sal 89:27. – 3 Cf. Exo 15:11; Sal 47:3; Sal 96:4-5; Sal 77:14; Sal 97:9; Sal 136:2. Quizá el.salmista alude a los supuestos dioses de otros pueblos, sobre los que está Yahvé . – 4 Cf. Job 34:8s; Jer 31:37; Sal 24:2; Sal 89:12. – 5 Cf. Job 38:16. – 6 Sal 24:2. – 7 Cf. Jer 23:1; Ez 34-31; Sal 74:1. – 8 Cf. Exo 17:2.7; Sal 78:19.57. – 9 Cf. Exo 17:1-7. – 10 Cf. Num 20:2-13. – 11 Cf. Num 14:22-35; Deu 1:345; Sal 106:24-27. – 12 Cf. Sal 58:4; Isa 29:24; Isa 53:6.

Fuente: Biblia Comentada

roca de nuestra salvación. Esta metáfora acerca de Dios es especialmente apropiada en este salmo, que se refiere (vv. Sal 95:8-9) al agua que brotó de la roca en el desierto (cp. Éxo 17:1-7; Núm 20:1-13; 1Co 10:4).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Salmo 95 (94): Salmo mixto compuesto por un canto procesional de entrada al Templo (Sal 95:1-7 a) y un oráculo divino (Sal 95:7 b – Sal 95:8-11). La primera sección es un himno de alabanza al Señor soberano, creador del mundo y pastor de Israel; la segunda, un oráculo divino mediante el que se exhorta a la comunidad a ser fiel a Dios evitando la conducta rebelde de sus antepasados. Este fragmento del salmo (Sal 95:7 b – Sal 95:8-11) es citado y comentado en Heb 3:7-19; Heb 4:1-11 para alentar la confianza y esperanza de los creyentes.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Salmos 95, 96. Buenas Nuevas de Salvacion

En el Sal. 95 la iglesia está cantando y adorando, y en el Sal. 96 cantando y compartiendo. Todo el Sal. 95 se expresa dentro de la comunidad donde Jehovah es conocido como roca, Rey y Creador, Hacedor y Pastor y aquel a quien se le debe obediencia. En el Sal. 96 la iglesia está todavía cantando, pero inmediatamente sale afuera como testimonio del único Dios, merecedor de toda alabanza que viene como juez universal. Los Sal. 95 y 96 ponen la realeza del Señor en una relación con los «dioses» (95:3; 96:4, 5) y ésta es su característica distintiva. Pero estos salmos no son de ninguna manera una declinación del monoteísmo así como no lo son las referencias a señores y dioses en 1 Cor. 8:5. Existen muchas potencias espirituales en un mundo caído -hasta hay un «dios de esta edad» (2 Cor. 4:4)- y ya que ejercen su magnetismo ilusorio sobre el pueblo del Señor también, lo que estos salmos hacen recordar es que él es Rey supremo (95:3) y que sigue siendo relevante el hecho de que los «dioses» no son nada.

El único Dios y los dioses. Estos salmos son típicos en su apelación a la creación como evidencia de que hay un solo y único Dios. Comparados con el Creador, otros «dioses» son (no elohim sino elilim, 96:5) imitaciones de lo auténtico. Son dos palabras asonantes. Son «no dioses», ceros a la izquierda. En contraste, él administra soberanamente a la tierra (95:4, 5). En el pensamiento pagano, las profundidades eran gobernadas por Moloc y las alturas de los montes por Baal, y el mar por Tiamat. Pero en la Biblia todo está en su mano, y es suyo por derecho de creación.

Salmo 95. El único Dios y su pueblo

El Sal. 95 consiste en:

A1 (vv. 1, 2) Un llamado a adorar con gozo

B1 (vv. 3-5) Explicación de su grandeza

A2 (v. 6) Un llamado a adorar con reverencia

B2 (v. 7a-c) Explicación de nuestros privilegios

A3 (v. 7d) Un llamado a obedecer

B3 (vv. 8-11) Explicación de sus serias implicaciones

Para su pueblo, el Señor es (i) Salvador (1), al estilo de la “Roca de salvación” de Exo. 17:1-7, digno de confianza y activo, la fuente viva de la vida, que salva de la muerte. (ii) Pastor (6, 7). Hacedor aquí no se refiere a la creación sino a la manera como el Señor hizo a su pueblo para él. Están seguros en la consagración de él a ellos: nuestro Dios, no porque le hayamos escogido a él sino porque él se ha comprometido con nosotros; en sus planes, ha provisto: prado (ver Núm. 10:33, 34); cuidados por el toque de su mano. (iii) Dador de la ley (7-11). Es a los salvos a quienes el Señor dirige su llamado a la obediencia (7) y toma él en serio su ley e impone sus disciplinas si su pueblo desobedece; durante una generación entera (10) perdieron bendición por su desobediencia (Heb. 3:12-19). No escucharon su palabra, ni doblegaron sus corazones a su voluntad, ni quisieron aprender su verdad por lo que perdieron su buena voluntad y su descanso. El incidente específico mencionado (8) ocurrió en Exo. 17:1-7 y se lo considera como un ejemplo típico de la falta de fe. El pueblo contaba con más que suficientes evidencias de que podían confiar en el Señor para proveerles lo necesario en toda situación (Exo. 12-16) pero, frente a un valle aparentemente sin agua, su confianza se convirtió en duda, ¡igual que los fariseos del NT que cerraron sus ojos a todo lo que Jesús hacía, negándose a creer hasta no ver otra señal!

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

95.8 Un corazón endurecido es tan inútil como un terrón de lodo endurecido o una rebanada de pan duro. Nada puede restaurarlo ni hacerlo útil. El salmista nos advierte que no endurezcamos nuestro corazón como lo hizo Israel en el desierto al continuar resistiéndose a la voluntad de Dios (Exo 17:7). Estaban tan convencidos de que Dios no podría liberarlos, que simplemente perdieron su fe en El. Cuando el corazón de alguien se endurece, esa persona está tan aferrada en sus caminos que no puede volver a Dios. Esto no sucede todo de una vez. Es el resultado de decidir pasar por alto la voluntad de Dios una y otra vez. Si usted resiste a Dios el tiempo suficiente, quizás El lo deseche como si fuera pan duro, inútil y sin valor.95.8 Meriba significa «disputas» y Masah significa «prueba». Esto se refiere al incidente de Refidim (Exo 17:1-7) cuando los israelitas se quejaron a Moisés porque no tenían agua (véase también Num 20:1-13).95.11 ¿Qué nos impide obtener la bendición principal de Dios (entrar en su «reposo»)? Corazones malagradecidos (95.2), no adorar ni someterse a El (95.6), endurecer los corazones (95.8), probar a Dios debido a dudas obstinadas (95.9). En Heb 4:5-11, se nos alienta a que no endurezcamos nuestro corazón, sino que rechacemos el hechizo del pecado y de cualquier cosa que nos aparte de Dios.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

REFERENCIAS CRUZADAS

a 3351 Éxo 15:1; Sal 66:2

b 3352 Deu 32:15; 2Sa 22:47; Sal 98:4

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Salmo 95 Este himno de alabanza llama a Israel a comparecer ante Dios y humillarse en su presencia. Contiene una advertencia especial de no dudar de la presencia de Dios entre ellos. Aparentemente durante el festival del otoño y tiempo de lluvias tempranas se sufría de sequía, así como en Masah y Meriba (Ex 17:2-7), cuando Israel andaba por el desierto para adorar al Señor en el monte de su santuario. El juicio por no alabar a Dios sino probarle fue severo: Dios no permitió que esa generación incrédula entrara a la tierra prometida. El himno consiste de dos secciones marcadas por el que habla, por los que escuchan, y por el tema y estilo. En la primera sección (vers. 1-8) el himno de alabanza alienta al pueblo fiel de Israel a venir y adorar al Señor en su templo, puesto que El creó el universo y a Israel (vers. 6, 7). Estas dos maravillosas creaciones de Dios están verbalmente unidas por hizo y hacedor (vers. 5, 6) y sus manos (vers. 4, 5, 7). Estos temas que celebran a Dios como el Creador del universo y Señor de la historia se unen en un Dios viviente, que sostiene a ambos. En la segunda sección (vers. 8-11), un oráculo divino amenaza con juicio y advierte a Israel para que no se aparten de la adoración a Dios. Mientras que las estrofas de la primera sección consisten de un llamamiento a la alabanza (vers. 1-2, 6) y razón para la alabanza (vers. 3-5, 7), esta sección negativa consiste de una advertencia de no olvidarse de la alabanza y una amenaza del juicio que seguirá si no le alaban (vers. 10, 11). El escritor de Hebreos dirige este Salmo a la iglesia (Heb 3:7-4:11) por medio de un llamado a los fieles a no endurecer sus corazones en incredulidad contra el Dios vivo, puesto que el desobediente no entrará en la tierra de descanso.

Fuente: La Biblia de las Américas

SALMO 95 (94)[8] Ex 17, 1; Num 20, 1; Hebr 3, 7.[11] En la tierra que les tengo prometida. Deut 12, 8; 25, 19.

Fuente: Notas Torres Amat