Comentario de Salmos 99:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
¡Jehovah reina, tiemblan los pueblos! El tiene su trono entre los querubines; la tierra se estremece.
Jehová reina. Sal 2:6; Sal 93:1; Sal 96:10; Sal 97:1; Luc 19:12, Luc 19:14; Apo 11:17.
temblarán los pueblos. Sal 2:11, Sal 2:12; Sal 21:8, Sal 21:9; Sal 97:4; Luc 19:27; Flp 2:12.
Él está sentado sobre los querubines. Sal 18:10; Sal 80:1; Éxo 25:22; Eze 10:1-22.
se conmoverá. Isa 19:14; Isa 24:19, Isa 24:20.
la tierra. Sal 82:5; Jer 4:24; Jer 5:22; Jer 49:21; Jer 50:46; Apo 6:14; Apo 20:11.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
El profeta, ve establecer el Reino de Dios en Sión, Sal 99:1-4,
exhorta a todos, por el ejemplo de sus ancestros, a servir a Dios en Su monte santo, Sal 99:5-9.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
es el último del conjunto de salmos reales que comienza con el salmo Sal 93:1-5, alaba a Dios como el rey de su pueblo. El salmo tiene tres movimientos, cada uno termina con las palabras «Él es santo»:
(1) Alaba a Jehová en la grandeza de su gloria (vv. Sal 99:1-3);
(2) Alaba al rey en la justicia de su dominación (vv. Sal 99:4, Sal 99:5);
(3) Alaba a Jehová que contesta las oraciones de su pueblo (vv. Sal 99:6-9).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
los querubines son los ángeles que tienen la relación más cercana a la gloria de Dios. Dos querubines de oro adornaban el arca del pacto (Éxo 25:18-22).
se conmoverá la tierra: Como Dios es el gran rey, la estabilidad de la tierra depende de Él, que puede estremecer el mundo para demostrar su poder sobre él (Mat 24:29).
en Sion es grande: El santo Templo en Jerusalén era la estructura terrenal para la presencia celestial de Dios. Pero su reinado se extiende por el mundo entero.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Salmo 99 (Vg 98): Gloria del Señor en Su Santo Monte.
E ste salmo se divide en dos partes netas, separadas por un estribillo: a) grandeza de Yahvé, que mora en Sión (1-5); b) la santidad del Dios de Israel (6-9). También aquí encontramos la idea de un reinado de Yahvé. El anuncio de su advenimiento debe hacer temblar a todos los que se acerquen a El, pues ante todo es el Santo y trascendente, incompatible con el pecado. Esto exige que el que quiera vivir bajo su égida debe también “santificarse” purificando sus costumbres y viviendo conforme a las normas de equidad y justicia que presidirán el nuevo orden de cosas.
Desde el punto de vista literario podemos caracterizar este salmo como un himno de alabanza, con exhortaciones a la observancia de la ley. Las expresiones son altamente líricas. Su composición data probablemente de los tiempos postexílicos. Por su contenido encuadra dentro de los salmos sobre el “reino de Dios.”
Yahvé, Rey soberano, amigo de la rectitud (1-5).
1 ¡Yahvé reina! ¡Tiemblen los pueblos! Se asienta entre los querubines; la tierra vacila. 2 Grande es Dios en Sión y excelso sobre todos los pueblos. 3 Que alaben tu nombre, grande y temible: es el Santo. 4 Y tú eres el Rey poderoso que ama la justicia: tú estableciste la rectitud y el derecho, tú hiciste en Jacob justicia. 5 Ensalzad a Yahvé, nuestro Dios, y postraos ante el escabel de sus pies: ¡es el Santo!
En los salmos anteriores, la idea del reinado de Dios evocaba la consiguiente exultación, ya que iba a inaugurar el triunfo de la equidad y de la justicia. Pero ahora el salmista insiste en la trascendencia y majestad divina de Yahvé, que se asienta entre los querubines. La fórmula es estereotipada en la literatura bíblica para ponderar la grandeza de Yahvé 1. Desde allí domina todo el panorama del universo y preside la historia humana 2.
Supuesta la soberanía de Yahvé sobre el Universo, el salmista indica que, a pesar de su residencia permanente en los cielos, también habita en Sión; y en la colina sagrada se muestra grande y excelso con sus portentos a favor de su pueblo. Desde ella preside también a todos los pueblos, ya que a través de Israel lanza un mensaje de salvación a todas las gentes. Yahvé es ante todo el Santo, con todo lo que implica este adjetivo de trascendencia e incontaminación 3. Como tal, ama la justicia y la establece en Jacob, su pueblo elegido. El salmista piensa en la historia de Israel y en su Ley, centro de su vida teocrática. Bajo este aspecto, el pueblo hebreo es un faro luminoso, ante las naciones.
Yahvé escachó y protegió a sus fieles siervos (6-9).
6 Moisés y Aarón (fueron) entre sus sacerdotes, y Samuel con los que invocan su nombre; invocaban a Yahvé, y El los respondía. 7 Les hablaba en columna de nube, y guardaban sus testimonios y la Ley que les dio. 8¡Oh Yahvé, Dios nuestro Tú los escuchabas, y fuiste para ellos un Dios indulgente, aunque castigaste sus pecados. 9Ensalzad a Yahvé, nuestro Dios, y postraos ante su monte santo, porque Santo es Yahvé, nuestro Dios.
El salmista destaca en esta segunda parte las relaciones especiales de Yahvé con los dirigentes de la clase sacerdotal, no insistiendo sobre su calidad de oferentes de sacrificios, sino en su oficio de mediadores4: invocaban y les respondía. Yahvé les hablaba desde la nube que velaba su majestad5; a Samuel le hablaba desde el arca de la alianza, sobre la que planeaba la gloria de Dios 6. Moisés no fue sacerdote en sentido estricto, pero en nombre de Dios consagró a Aarón y a sus hijos 7, aspersionó al pueblo con la sangre de las víctimas al hacerse la alianza sinaítica 8 e intercedió por el pueblo en el monte sagrado 9. Aarón fue el verdadero sacerdote, y, como tal, intercedió por su pueblo pecador 10. Samuel fue famoso por la eficacia de su oración 11. En Jer 15:1, Dios cita a Moisés y a Samuel como modelos de intercesión.
El salmista, pues, se hace eco de esta tradición y la recuerda para aleccionamiento de sus contemporáneos. Ellos recibieron los testimonios de Yahvé, plasmados en la Ley, que debían cuidadosamente guardar. No obstante, el salmista recuerda también las faltas de esos amigos de Dios, por las que les castigó severamente. Parece aludir a la falta de confianza expresada por Moisés y Aarón a propósito de las aguas milagrosas 12. Por ella fueron privados de entrar en la tierra de promisión 13. De Samuel no se narra en la Biblia ninguna falta por la que haya sido castigado ni reprendido.
El salmo se termina con una exhortación a prestar homenaje a Yahvé, pero en su santo monte de Sión. A pesar de ser el Creador y tener su morada habitual entre los querubines en el cielo, Yahvé tiene sus preferencias por Israel, y por eso se muestra propicio especialmente en el santuario de Jerusalén. Allí está el sacerdocio legítimo, sucesor de Aarón, y allí radicaba la capital de la monarquía presidida por la dinastía davídica, que había sido consagrada por el propio Samuel.
1 Cf. Sal 93:1; Sal 18:8-10; 2Sa 6:2; Sam 4:4; 2Re 19:15; Sal 80:2. – 2 Cf. Ez i.is; Dan 3:53-56; Rev 4:75. – 3 Véase P. van imschoot, Théologie de l’Ancien Testament (París 1954) I – 4 Cf. Exo 17:11-13; Exo 32:11-14; Num 14:1; Exo 38:15; Sam 7:8-12; 12:16-125. – 5 Cf. Exo 19:9; Exo 33:9-10; Num 12:5. – 6 Cf. 1Re 8:10-12. – 7 Cf. Lev 8:1s. – 8 Cf. Exo 24:8. – 9 Cf. Exo 17:115. – 10 Cf. Num 17:1 1-15· – 11 Cf. Sam 7:8-9; I2:16s; Eco 46:16-19. – 12 Cf. Núm 20:20. – 13 Cf. Num 27:13-14; Deu 3:23-26; Exo 32:1-6; Num 12:1s; Num 20:12.24.
Fuente: Biblia Comentada
sobre los querubines. Vea la nota sobre el Sal 80:1; cp. Sal 18:6-19; Eze 10:1 ss.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
El tema de este salmo se resume en su última frase: “Jehová nuestro Dios es santo” (v. Sal 99:9). El salmista alienta a la alabanza al rey por su santidad (vv. Sal 99:3; Sal 99:5; Sal 99:9), que es la total separación del ser de Dios de todas las criaturas y cosas, así como su separación moral del pecado. El salmista exalta también en la verdad de que un Dios tan santo haya tenido una entrañable relación de salvación con Israel a lo largo de la historia de la nación (vv. Sal 99:6-9).
I. Exaltación de la santidad del Rey (Sal 99:1-5)
II. Ejemplos de la santidad del Rey (Sal 99:6-9)
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Salmo 99 (98): Himno a la realeza de Dios que manifiesta su soberanía en Sión, establece un gobierno de justicia y se revela a su pueblo a través de la historia. Por todo ello, este nuevo salmo a Dios rey (ver Sal 93:1-5; Sal 96:1-13; Sal 97:1-12; Sal 98:1-9; Sal 99:1-9) invita a cantar sus alabanzas y a proclamar solemnemente su santidad.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
— es rey: Ver nota a Sal 93:1.
— sobre querubines: Probable alusión al Arca de la alianza. Ver nota a Sal 18:10.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Salmo 99, 100. El señor, Santo y Bueno
El Sal. 99 hace un llamado a la alabanza y adoración; el Sal. 100 responde a él cuando toda la tierra viene, entra y alaba. Juntos los Salmos enfocan el carácter del Señor (ver la introducción a los Sal. 93-100) que es santo (99:3, 5, 9), bueno, amante y fiel (100:5). Lo que fuera privilegio del pueblo del éxodo (95:7) se ha convertido en el privilegio de toda la humanidad (100:3).
Salmo 99. Un llamado a la adoración
1-3 La gracia del Santo. El Sal. 99 se divide en tres partes por medio del estribillo del “santo” (3, 5, 9). Esta primera sección está llena de la grandeza del Rey Santo ante quien tiemblan los pueblos y la tierra se estremece. Pero, grande y temible “digno de ser temido” como es, está en Sion, morando en medio de su pueblo, entronizado en el lugar de gracia, estando su trono entre los querubines sus pies descansan sobre el “trono de gracia”, donde habla a su pueblo (Exo. 29:42-46) y hace expiación por sus pecados (Exo. 25:17-22; Lev. 16:15 ss.) Su grandeza es la del Dios de gracia.
4, 5 La ley del Santo. El Rey ama su ley, la establece (en medio de su pueblo) y ha dado un ejemplo de ella en sus propios hechos. En relación con su misma naturaleza, 4a dice lit.: “La fuerza del rey ama la justicia”; el poder absoluto del rey divino se encuentra totalmente absorto en lo que es bueno. Se nos llama despreciativamente Jacob, el que, aunque le fue dado un nuevo nombre y nueva naturaleza (Israel), seguía viviendo con frecuencia como el antiguo Jacob. El hecho de dar la ley no se acomodó a nuestra capacidad sino que colocó delante de nuestros pasos tambaleantes el espejo de la perfecta voluntad de Dios. Pero los que de esta manera enfrentan la obligación de la ley divina también viven constantemente bajo la gracia, porque es “Jacob” quien es invitado no sencillamente a alabar sino a postrarse ante el estrado de sus pies, el trono de gracia.
6-9 La comunión del Santo. Moisés, Aarón y Samuel no son mencionados como privilegiados sino como típicos de entre aquellos a quienes servían. El Salmo los usa para tipificar el andar personal con Dios: (i) Orando y recibiendo respuesta (6): la característica principal del pueblo de Dios es su relación con él por medio de la oración (Deut. 4:7; Sal. 65:2; 138:1-3). Los verbos implican: “La actitud invariable de ellos era la de llamar y la de él, la de responder constantemente.” (ii) Escuchando y obedeciendo (7). El pueblo del Señor vive de acuerdo con una verdad sobrenatural: la palabra de Dios. (iii) Perdonando y corrigiendo (8). Perdonador “cargando (con el pecado)” mira hacia el pasado a Lev. 16:22 y hacia adelante a Isa. 53:12 y Juan 1:29. Pero hay también castigo (exacto) de las faltas porque el perdón sin la corrección nos haría conformistas, y el castigo sin el perdón nos llevaría a la desesperación. Perdón sin disciplina nos convertiría en niños malcriados; disciplina sin perdón nos destrozaría el corazón. Juntos garantizan que aunque podemos considerar al perdón como cosa cierta, nunca hemos de tratar al pecado como si no tuviera importancia.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
99.1 Querubines son ángeles poderosos que comprenden uno de los varios rangos que estos poseen. (Si desea más información sobre los ángeles, véase la nota a 91.11.)99.3 Todos deben reverenciar el grande y admirable nombre de Dios debido a que simboliza su naturaleza, persona y reputación. Sin embargo, el nombre de Dios se ha usado tan a menudo en conversaciones vulgares, que hemos perdido de vista su santidad. Cuán fácil es, en la vida diaria, tratar a Dios a la ligera. Si lo llama su Padre, viva de acuerdo con la dignidad del nombre de la familia. Reverencie el nombre de Dios tanto en sus palabras como en su vida.99.5 La santidad de Dios es terriblemente aterradora para los pecadores, pero un consuelo maravilloso para los creyentes. Dios es perfecto en moral y está separado de la gente y del pecado. No tiene debilidades ni defectos. Para los pecadores, esto es aterrador debido a que todas sus deficiencias y maldades están al descubierto con la luz de su santidad. Dios no puede tolerar, pasar por alto, ni disculpar al pecado. Para los creyentes, la santidad de Dios les consuela porque, cuando lo adoramos, salimos del lodo del pecado. En la medida que creemos en El, somos santificados.99.6 La Biblia narra varios ejemplos donde Moisés, Aarón y Samuel clamaron por la ayuda de Dios (Exo 15:25; Exo 17:4; Num 11:11-15; Num 12:13; Num 14:13ss; Num 16:44-48; 1Sa 7:5, 1Sa 7:9; 1Sa 15:11).
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 3451 Sal 93:1; Rev 11:17
b 3452 Isa 64:2
c 3453 Éxo 25:22; Sal 18:10; Sal 80:1
d 3454 1Sa 14:15; Job 9:6; Sal 82:5; Eze 38:19
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Salmo 99 Este es un Salmo de alabanza al exaltado Rey de Israel, el Dios Altísimo, llamando a las naciones a adorarle. La idea distintiva en este Salmo es la santidad de Dios. Dios es santo por su grandeza exaltada y sublime (vers. 2), por sus justos juicios (vers. 4, 5) y en su misericordia al responder a las oraciones de sus santos sin comprometer su justicia (vers. 6-9). Su santidad produce exclamaciones de alabanza al comienzo del Salmo y expresiones de intimidad y afecto al final. Estas definen el ambiente en el cual la verdadera adoración se lleva a cabo. Además, la adoración íntima y personal se acentúa por el diálogo en espíritu de oración que se establece al final de cada sección (vers. 3, 4, 8). Los atributos del carácter divino de justicia y misericordia se unen en el vers. 8, donde Dios se venga a la vez que perdona el pecado. El salmista ve el gobierno del Señor sobre Israel en el A.T. y anticipa el reino mesiánico de Cristo.
Fuente: La Biblia de las Américas
querubines. Véase nota en Eze 1:5.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
Este himno tocante al dominio de Dios consta de tres estrofas: la declaración de la majestad de Dios (vv. Sal 99:1-3), la descripción del gobierno de Dios (vv. Sal 99:4-5) y los tratos de un Dios santo con Israel (vv. Sal 99:6-9). Este salmo contempla el reino de Dios sobre Israel en tiempos del AT así como el futuro reino mesiánico.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
O, se ha hecho rey
Fuente: La Biblia de las Américas
SALMO 99 (98)[2] Que tiene su trono en Sión.