Comentario de Salmos 102:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
(Oración de un afligido, cuando desmaya y derrama su lamento delante de Jehovah) Oh Jehovah, escucha mi oración, y llegue a ti mi clamor.
Año 540 a.C. (Título).
Una oración. Este Salmo evidentemente fue compuesto hacia el fin de la cautividad de Babilonia; y probablemente por el profeta Daniel.
cuando está angustiado. Sal 12:5; Sal 61:2; Sal 69:1, Sal 69:2; Sal 142:2, Sal 142:3; Sal 143:4; Lam 3:18-20; Mar 14:33, Mar 14:34; Luc 22:44; Heb 5:7.
y delante de Jehová derrama su lamento. Sal 42:4; Sal 62:8; Sal 77:3; Sal 142:2; 1Sa 1:15, 1Sa 1:16.
Jehová, escucha mi oración. Sal 5:2; Sal 55:1-5; Sal 57:1-3; Sal 130:1, Sal 130:2; Sal 41:1, Sal 41:2; Sal 143:7; Sal 145:19.
y llegue a ti mi clamor. Sal 18:6; Éxo 2:23; Jue 10:16; 1Sa 9:16; 2Cr 30:27; Lam 3:8, Lam 3:44.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
El profeta en su oración hace un grave reclamo, Sal 102:1-11.
Se consuela en la eternidad, y la misericordia de Dios, Sal 102:12-17.
Las misericordias de Dios son para ser recordadas, Sal 102:18-22.
Él sustenta su debilidad en la inmutabilidad de Dios, Sal 102:23-28.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Es un salmo penitencial que tiene una inscripción inusual. El título describe a una persona afligida, pero no la nombra. La estructura del poema es:
(1) un clamor a Jehová por liberación (vv. Sal 102:1, Sal 102:2);
(2) una descripción del gemido ocasionado por la culpa (vv. Sal 102:3-7);
(3) una descripción del sufrimiento que resulta de la burla de los enemigos (vv. Sal 102:8-11);
(4) una alabanza a Jehová que se levanta para contestar las oraciones (vv. Sal 102:12-17);
(5) una alabanza a Jehová que se inclina a las necesidades de su pueblo (vv. Sal 102:18-22);
(6) una petición a Jehová de renovar las fuerzas de sus siervos (vv. Sal 102:23-28).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
escucha: En su súplica a Jehová de escuchar, el comienzo del salmo refleja un patrón de lamento (Sal 13:1, Sal 13:2). La siguiente sección (vv. Sal 102:3-7) refleja un patrón de penitencia (Sal 32:3-5).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Salmo 102 (Vg 101): Suplica de Restauración de Sion.
E ste poema se divide en tres partes: a) oración de penitencia de un afligido que está en peligro de muerte y que es objeto de hostilidad por parte de gentes impías (1-13); b) súplica de liberación de la cautividad y de restauración de Sión (14-23); c) continuación de la súplica del afligido pidiendo que no le deje morir a la mitad de sus días (24-29). De este contenido se deduce que la segunda sección ha sido insertada, dando un sentido colectivo a una oración que primeramente tenía una proyección puramente individual. El estilo de la sección individual y el de la colectiva son diferentes: el primero es melancólico y cansino, mientras que el segundo es elocuente y vivo. La parte relativa a la restauración de la nación refleja el estado de ánimo del que está todavía en el destierro y ansia la rehabilitación total de su nación. Esta parte del salmo, pues, está compuesta en los días aciagos del cautiverio babilónico. La primera y última sección parecen ser anteriores, aunque no se puede determinar con exactitud la fecha de su composición.
Queja confiada de un afligido (1-13).
1 Plegaria de un afligido que desfallece y se lamenta ante Yahvé. 2 Escucha, ¡oh Yahvé! mi oración y llegue a ti mi clamor. 3 No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia; inclina tus oídos a mí: cuando te invoco, apresúrate a oírme. 4 Pues se desvanecen como humo mis días y se tuestan mis huesos como en horno. 5 Marchitado como hierba se deseca mi corazón, pues me olvido de comer mi pan. 6 Por la voz de mi gemido se pegan mis huesos a la piel. 7 Me asemejo al pelícano del desierto; soy como buho entre las ruinas. 8 Me desvelo y sollozo como pájaro solitario sobre el tejado. 9 Todo el día se burlan de mí mis enemigos, se enfurecen contra mí y me execran. 10 Como el pan como si fuera ceniza, y mi bebida se mezcla con lágrimas. 11 Por tu indignación y tu ira, porque me cogiste y me lanzaste, 12 mis días son como sombra que se inclina, y me seco como hierba. 13 Pero tú, Yahvé, te sientas en tu trono por siempre, y tu memoria permanece por generaciones y generaciones.
El título del v.1 es único en su género en el Salterio. Es adición del compilador para facilitar su recitación entre los piadosos.
El poeta inicia su oración con frases estereotipadas en el género salmódico para atraerse la atención divina 1. Consciente de su debilidad, pide al Todopoderoso que preste oído a su situación angustiosa, pues es el único que puede liberarle de ella. Con bellas metáforas describe su vida triste, cuyos días se desvanecen como humo 2; consumido por la fiebre, sus huesos están como tostados al horno.
El centro de su vida – el corazón – va perdiendo fuerza y marchitándose como hierba 3. En su dolor se olvida de comer, y a fuerza de gritar se consume su vigor, pegándose sus huesos a la piel (v.6). Apartado de la vida social, se considera como un pelicano, que mora en zonas esteparias y desérticas, y al buho, que habita entre ruinas 4. Desvelado, pasa las noches gimiendo, como pajaro nocturno sobre el tejado. Su desolación aumenta al ser blanco de las burlas de sus enemigos, que le consideran abandonado de su Dios, en el que tanto confiaba 5. Su comida se condimenta con lagrimas y ceniza, símbolo del duelo 6.
Pero esta triste situación tiene por causa al mismo Dios, que se ha dejado llevar de su ira, que le ha cogido y lanzado lejos como un huracán (v.11). Su vida se desliza así triste, y se inclina como sombra al atardecer y pronta a desaparecer cuando el sol se sumerge en el horizonte7. Con un nuevo símil, se presenta como hierba marchitada y seca, que no sirve más que para el fuego 8. Pero, a pesar de esta postración y agotamiento, tiene conciencia de que el Todopoderoso sigue rigiendo el curso de la historia desde su trono celeste, y, por tanto, su huella y memoria permanecerá por siempre. El salmista, en medio de su postración, sabe que la omnipotencia divina puede salvarle, y, por eso, el pensamiento de su Dios le reanima, pues sabe que no le puede abandonar.
Súplica de liberación de la cautividad (14-23).
14 Tú te alzarás y tendrás misericordia de Sión, porque tiempo es ya de que le seas propicio, pues ha llegado el plazo. 15 Porque aman tus siervos sus piedras y se compadecen de sus ruinas. 16 Entonces temerán las gentes el nombre de Yahvé, y todos los reyes de la tierra tu gloria, 17 Cuando reedifique Yahvé a Sión, cuando aparezca en su gloria 18 y, volviéndose a la oración de los despojados, no desprecie su plegaria, 19 esto se escribirá para la generación posterior, y un pueblo nuevo alabará a Yahvé. 20 Pues se ha inclinado desde su excelsa santa morada, mirando Yahvé desde los cielos a la tierra 21 para escuchar el gemido de los cautivos y librar a los destinados a la muerte 9, 22para que sea anunciado en Sión el nombre de Yahvé y sus alabanzas en Jerusalén, 23 cuando se congreguen juntos los pueblos y los reinos para servir a Yahvé.
El v.13 puede considerarse como adición redaccional para empalmar la plegaria individual anterior con la súplica colectiva por la nación que sigue.
La perícopa de los v. 14-23 refleja otra situación del salmista, pues éste aparece preocupado, no de sus problemas angustiosos personales – peligro de vida y objeto de la persecución de sus enemigos – sino de la triste suerte reservada a la comunidad israelita que está en la cautividad, mientras la ciudad santa de Yahvé, Sión, está en ruinas.
Consciente de la omnipotencia divina y de la fidelidad de Yahvé a sus promesas, el salmista acude a su Dios para que se alce como supremo Juez a hacer justicia a su pueblo humillado. Ha llegado el tiempo propicio para dar cumplimiento a las promesas hechas a su pueblo a través de sus profetas 10. Y, por otra parte, el plazo del exilio se ha cumplido, conforme a los antiguos vaticinios 11. Otra razón de índole sentimental que debe mover a Dios a intervenir en favor de Israel es que sus siervos – los judíos – sienten veneración por las piedras de la ciudad santa, donde en otro tiempo moraba Yahvé, y se acuerdan compasivamente de sus ruinas, que ansiosamente desean restaurar (v.15). Por otra parte, la restauración de Jerusalén señalará el momento de la conversión de los pueblos gentiles. La manifestación poderosa de Yahvé en favor de su pueblo les abrirá los ojos, y le reconocerán entonces como Dios único. Es éste un pensamiento que aparece reiteradamente en la segunda parte del libro de Isaías 12.
La reedificación de Sión señalará una nueva era en la vida de Israel y de las naciones. Esta restauración de la ciudad santa será la manifestación de la gloria o poder de su Dios, que ha aceptado la plegaria de los despojados, o israelitas humillados y desterrados de su tierra. Este nuevo portento será recordado a las generaciones futuras y dará lugar a la formación o creación de un nuevo pueblo (el texto hebreo dice literalmente: “y un pueblo creado alabará…”) que estará vinculado permanentemente a su Dios, al que sin cesar alabara. Es la perspectiva de “los cielos nuevos y la tierra nueva” de que se habla en Isa 65:17. El nuevo orden de cosas traerá una transformación de la naturaleza y délos corazones13. La perspectiva, en el fondo, es mesiánica, ya que el salmista alude a la conversión de los pueblos paganos, que acudirán en masa a Jerusalén, conforme a los antiguos vaticinios 14. La restauración de Sión – precedida de la liberación de los cautivos – señalará la hora de la atracción de los gentiles para ser incorporados a la nueva teocracia 15.
Nueva plegaria del afligido (24-29).
24 En el camino quebrantó mis fuerzas, abrevió mis días. 25 Yo digo: “Dios mío, no me lleves en la mitad de mis días, tú cuyos años son generaciones y generaciones. 26 En tiempos antiguos fundaste la tierra, y obra de tus manos son los cielos; 27 pero éstos perecerán y tú permanecerás, mientras todos se gastan como un vestido. Los mudas como un vestido, y se cambian. 28 Pero tú siempre eres el mismo, y tus años no tienen fin. 29 Habitarán los hijos de tus siervos allí y permanecerá ante ti su posteridad.
El salmista vuelve a su situación personal – lo que indica que el fragmento anterior es una incrustación redaccional – y se queja a su Dios de que su vida se acorte, cuando aún podía esperar largos días. Confiado en el poder taumatúrgico de su Dios, suplica que le permita continuar normalmente su vida. Esta, en comparación con la existencia de los cielos y de la tierra, resulta ridicula; pero la permanencia de éstos frente a la eternidad de Dios resulta también efímera. Yahvé, en su omnipotencia, cambia los cielos y la tierra con la facilidad con que se muda un vestido. Los cielos y la tierra se gastan como una prenda de vestir; en cambio, Dios permanece para siempre: es siempre el mismo 16. Los años no dejan huella en su existencia.
El v.29 parece desplazado, y encuentra su lugar apropiado después del v.21, donde se habla de la restauración de Jerusalén, con la consecuente repatriación de los cautivos. En la ciudad santa encontrarán los siervos de Yahvé su morada propia y permanente, y su descendencia gozará de la protección divina, sin miedo a ser expulsados de su sagrado recinto.
1 Cf. Sal 39:13; Sal 69:18. – 2 Cf. Sal 37:21; Stg 4:14. – 3 Cf. Sal 22:16; Jer 20:10. – 4 Cf. Isa 34:11; Sofá,14. – 5 Cf. Sal 42:11; Sal 44:14. – 6 Cf. Sal 43:4; Sal 80:6; Job 2:8; Lam 3:16; Eze 27:30. – 7 Cf. Jer 6:4. – 8 Cf. Isa 40:7; Stg 1:11. – 9 Lit. “hijos de la muerte.” – 10 Cf. Lam 5:19; Isa 30:18; Isa 49:13; Jer 30:18; Jer 31:20; Zac 1:12. – 11 Cf. Jer 29:10; Isa 40:2; Hab 2:3. – 12 Cf. Is 0.40-48; Hab 59:19; Hab 60:3. – 13 Cf. Jer 30:2; Isa 43:21; Sal 22:32. – 14 Cf. Isa 2:2-24; Miq 4:1s. – 15 Cf. Isa 42:7; Isa 61:1; Sal 79:12. – 16 Cf. Deu 32:39; Isa 41:4; Isa 43:10.13; Isa 46:8; Isa 47:12.
Fuente: Biblia Comentada
Con frecuencia, los salmos comienzan con un clamor por la soberana intervención de Dios cuando los recursos humanos han demostrado su insuficiencia, p. ej. el Sal 77:1; Sal 142:1.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
El epígrafe no específico es peculiar de este salmo que resalta los pensamientos de un afligido (cp. Sal 22:1-31; Sal 69:1-36; Sal 79:1-13; Sal 102:1-28; Sal 130:1-8; Sal 142:1-7), quizás expresando un lamento desde el exilio (cp. Sal 42:1-11; Sal 43:1-5; Sal 74:1-23; Sal 79:1-13; Sal 137:1-9). Al igual que Job, cuyas aflicciones no eran consecuencia del juicio de Dios sobre un pecado personal, el salmista clama en su dolor. Su único alivio procede de concentrarse de nuevo en el Dios soberano y en sus propósitos eternos. Hay ecos mesiánicos según Heb 1:10-12 cita Sal 102:25-26.
I. Un ruego de ayuda divina inmediata (Sal 102:1-11)
II. Una perspectiva de la soberanía y eternidad de Dios (Sal 102:12-22)
III. Una oración por una vida más dilatada (Sal 102:23-28)
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Salmo 102 (101): Salmo de súplica que combina el lamento de una persona ante su propia desgracia (Sal 102:1-11) con una petición de auxilio en favor de Sión, desolada y destruida (Sal 102:12-22). Tras esta súplica comunitaria por Jerusalén, a la que alienta la plena confianza en la intervención divina, el salmista evoca de nuevo su situación personal contraponiendo la brevedad de la vida humana a la permanencia de Dios (Sal 102:23-27). Es uno de los salmos penitenciales de la tradición cristiana (ver Sal 6:1-10).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Salmo 102. Pedido Rehusado, Oracion Contestada
No existe la oración no contestada. A veces la respuesta es “no”, pura y sencillamente, cuando, a la luz de la sabiduría perfecta, nuestro pedido es una tontería. Con frecuencia la respuesta es “todavía no”, cuando nuestros tiempos no concuerdan con los tiempos de Dios. El pedido de Elías de morir ha de haber sido (1 Rey. 19:4) recibido en el cielo con una sonrisa y las palabras: “No seas tonto. ¡No morirás ahora ni nunca!” El Salmo se desenvuelve dentro de estos parámetros. El pedido del salmista de poder vivir sobre la tierra para ver cumplido su anhelo, recibe un “no” como respuesta (23, 24); para su confianza de que el momento de recibir respuesta a su oración había llegado (13), la respuesta es “todavía no”; en cuanto a lo que realmente pidió para Sion la respuesta fue: “¡No seas tonto! ¡Espera y verás!”
No sabemos quién fue el autor y cuándo vivió. Muchos comentaristas interpretan que piedras y polvo (14) se refieren a la destrucción babilónica de Jerusalén y ubican al Salmo en el exilio. Pero, hasta donde sepamos, los exiliados en Babilonia no eran prisioneros, ni bajo sentencia de muerte (21); en realidad, las condiciones eran muy tolerables (Jer. 29) y al final, sólo una minoría estuvo dispuesta a partir (Esd. 1). Es difícil, entonces, ver al autor entre los exiliados y resulta más fácil ubicarlo dentro de alguna crisis anterior cuando la ciudad sufrió daños y fue testigo de cómo sus conciudadanos eran llevados a las incertidumbres de la esclavitud. Sea como fuere, frente a lo que él creía sería una muerte prematura (23, 24), y anhelando ver a Sion restaurada en toda su gloria y como centro de toda la tierra (12-22), dio forma a esta poderosa oración. Es, sin duda, el afligido del título (oprimido, abatido, 6-8), desmayando al ir abandonándole las fuerzas, pero conociendo a un Dios a quien puede expresar su lamento (sus “preocupaciones”).
grito inicial pidiendo ser escuchado (1, 2) va seguido de una poesía independiente cuyo paréntesis (mis días, 3, 11) anuncia su tema. Nótese la estructura que forma el eje de esta poesía: vv. 3, 11, la vida que se esfuma; vv. 4 y 5, 9 y 10 (conectados con la referencia al pan) describen cómo está desanimado con la vida (4 y 5) y que esto se debe a la ira divina (9, 10); el “eje” (6-8) enfatiza soledad, de día y de noche, y aislamiento en medio de los enemigos. No confiesa pecado sino que infiere estar atrapado en un gran enojo de Dios, un cambio de su favor anterior (me levantaste) a su presente humillación (me arrojaste).
la poesía central del Salmo (12-22) reflexiona en la grandeza del Señor y en la gloria de sus propósitos. Esta también es una poesía “eje”. Comienza con el Señor entronizado para siempre (12) y termina con el Señor siendo adorado por todos los pueblos (22); los vv. 13, 21 enfocan a Sion, la ciudad favorecida por el Señor de donde recibirá alabanza; los vv. 14, 20 comparten el tema de la compasión. Sus siervos están actuando con poca preocupación por el estado arruinado de Sion pero la compasión del Señor incluye a los necesitados de la tierra; los vv. 15, 19 comparten el tema de el Señor y la tierra; toda la tierra todavía habrá de reverenciarlo (15) pero esto será el resultado de su estudio interesado por sus necesidades; los vv. 16, 18 afirman que Yahweh edificará a Sion, que estará presente personalmente en gloria y que creará a un pueblo para su alabanza; y el “eje” (17) adjudica toda la gloria a la oración contestada.
Señor cumple sus propósitos más selectos e infalibles por medio de las oraciones de su pueblo. El cambio abrupto de la necesidad humana (3-11) a la gloria divina (12-22) es típico de los Sal. (p. ej. 74:1-11, 12-17). En aquel entonces, al igual que ahora, la manera de encarar las presiones dominantes de la vida es “fijar los ojos en Cristo”: renovarnos en la visión de Dios (12, 22), en sus intenciones (13-16, 18-21) y en el poder y el lugar de la oración (17).
el salmista habla por nosotros también de otra manera: percibe una muerte prematura, lit.: “El humilló mi fuerza en el camino” (23). Estaba aún caminando vigorosamente por el camino de la vida cuando la acción divina le causó debilidad. En esta circunstancia recurrió a la oración (24), lit. “No me levantes” (cf. 2 Rey. 2:1, 11). ¡Qué diferente es la vida de Dios! ¿Puede Dios, el Eterno, realmente percibir cuán dolorosamente nos afecta la brevedad de la vida cuando sentimos, como Moisés (Deut. 3:23, 24), que hemos chapoteado apenas en la superficie del plan divino y anhelamos estar allí cuando sea consumado?
claro, estaba seguro de que Dios sería fiel a sus propósitos y que al llegar la consumación (28) los hijos de tus siervos allí estarían, disfrutando y establecidos en su presencia. El eterno Dios es eternamente el mismo (27).
Pero ¿y yo? Es aquí donde el Eterno sonrió: “¡No seas tonto! ¡Si lo supieras!” Porque las palabras que su siervo decaído le dirigió -aunque no lo sabía- eran las mismas palabras que el propio Señor había dirigido a su Hijo (Heb. 1:10-12) al planear juntos una consumación mucho más maravillosa que la que había anhelado el salmista: de que su propia experiencia de debilidad, sufrimiento, enemistad -y aun la ira de Dios- sería recapitulada cuando el Hijo se hiciera carne y cargara con nuestro pecado y marcara el comienzo del reino que no puede ser sacudido y la Sion auténtica, celestial (Heb. 2:9-18; 4:15; 5:7, 8; 9:11-14; 12:22-24, 26, 27). Cuando el salmista finalmente pudo ver su experiencia y sus palabras a la luz del Hijo de Dios, ¿no se habrá alegrado que el Señor rechazara su pedido pero escuchara su oración?
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
102.3, 4 El salmista se sentía tan mal que se olvidó de comer. Cuando nos enfrentamos a la enfermedad y a la desesperación, nuestros días pasan y no nos ocupamos ni siquiera de nuestras necesidades básicas. En esos momentos, Dios es nuestro único consuelo y fortaleza. Aun cuando estemos muy débiles para luchar, podemos apoyarnos en El. Es a menudo mediante nuestras debilidades que la gran fortaleza de Dios está a nuestro alcance.102.6, 7 Estas aves simbolizan soledad y desolación. A veces quizás necesitemos estar solos y el retiro nos puede confortar. Pero debemos tener cuidado de no aguijonear a los que tratan de ayudarnos. No rechace ayuda ni conversación. Sufrir en silencio no es cristiano ni mucho menos saludable. En su lugar aceptemos con gentileza el apoyo y la ayuda de familiares y amigos.102.16-22 El reino futuro de Cristo en la tierra abarcará dos acontecimientos mencionados en estos versículos. Se restaurará a Jerusalén (Sion) y todo el mundo adorará a Dios (Rev 11:15; Rev 21:1-27).102.25-27 El escritor de este salmo sentía el rechazo y el abandono por sus grandes problemas (102.9, 10). Los problemas y las angustias pueden abrumarnos y hacernos sentir que Dios nos ha olvidado. Pero Dios nuestro Creador está eternamente junto a nosotros y cumplirá todas sus promesas, aun cuando nos sintamos solos. El mundo perecerá, pero El permanecerá. Heb 1:10-12 cita estos versículos para mostrar que Jesucristo, el Hijo de Dios, también estaba presente y activo en la creación del mundo.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 3513 Sal 61:2; Sal 142:2
b 3514 Sal 5:2; Sal 55:1; Dan 9:17
c 3515 Éxo 2:23; 1Sa 9:16; Sal 18:6; Sal 145:19
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Salmo 102 Este Salmo es una petición de una persona afligida (vers. 1-12, 23-27) cuyos gemidos y esperanzas están vinculados con la suerte de Sion (vers. 13-22, 28). La descripción de la enfermedad puede ser literal, pero es más probable que sea metafórica de la calamidad nacional del destierro a Babilonia. Esto se indica en las referencias a la restauración de Sion en vers. 13-22. Su oración consiste de los elementos típicos de la petición. Después de una invocación que consiste de un discurso y una súplica por la atención de Dios (vers. 1-2), el que habla expresa su lamento, empezando con mis días han sido consumidos en humo (vers. 3) y mi corazón ha sido herido como la hierba y se ha secado (vers. 4) y terminando con mis días son como sombra que se alarga; y yo me seco como la hierba (vers. 11). Está desmoralizado (vers. 4a) y pierde el apetito (vers. 4b) y el sueño (vers. 7a); experimenta la soledad (vers. 7b), la afrenta de los enemigos (vers. 8, 9) y el rechazo por Dios (vers. 10). Su intenso dolor se expresa en un gran gemido (vers. 5). En la próxima sección (vers. 12-17), se expresa la confianza en Mas tú , mientras el que habla se olvida de sí mismo y acude a Dios. Deja de enfocarse en sí y ahora se fija en Sion, que está en ruinas; pero está seguro de que Dios perfeccionará en Sion lo que había comenzado. En la cuarta sección (vers. 18-22), sale la alabanza del pueblo reunido en el Sion restaurado. Se celebra el hecho de que el S eñor miró desde el cielo para oír el gemido de los prisioneros, para poner en libertad a los condenados a muerte (vers. 20). Como en el caso de los desterrados en Egipto (cp. Ex 2:23), el Señor no se conmueve por los arrogantes, sino por los que lloran y hacen duelo para que los hombres anuncien en Sion el nombre del S eñor (vers. 21) y los reinos se congreguen allí para servir al S eñor (vers. 22). Finalmente, en la recapitulación del Salmo (vers. 23-28), el salmista termina con la doxología: Pero tú eres el mismo, y tus años no tendrán fin (vers. 27), una doxología sorprendente que corresponde con la duda en vers. 2. El enlace entre la pérdida y la recepción, de la desgracia a la bendición, es el enlace del gran gemido del santo (cp. Ex 2:23-25; Sal 79:11; Ez 9:4; Am 6:4-7). Estos elementos se agrupan en tres secciones: invocación y lamento (vers. 1-11), confianza y alabanza (vers. 12-22), y recapitulación y doxología (vers. 23-28).
Fuente: La Biblia de las Américas
El salmista ora a Dios en su angustia (vv. Sal 102:1-11) y establece su confianza en el propósito soberano de Dios (vv. Sal 102:12-22) y en Su inmutabilidad (vv. Sal 102:23-28).
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
Fuente: La Biblia de las Américas
SALMO 102 (101)[10] Alude a la ceniza que esparcían sobre su cabeza en señal de penitencia. Sal 42 (41), 4.[27] Is 51, 6; Hebr 1, 10-12.