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Comentario de Salmos 109:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Salmos 109:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

(Al músico principal. Salmo de David) Oh Dios de mi alabanza, no guardes silencio,

Año 1062 a.C. (Título) Este salmo fue compuesto por David, cuando era perseguido por Saúl. Aunque algunos son de la opinión, que fue escrito cuando David huyó de Absalom, y de Ahitofel.

Oh Dios de mi alabanza. Sal 118:28; Éxo 15:2; Deu 10:21; Jer 17:14.

no calles. Sal 28:1; Sal 35:22, Sal 35:23; Sal 83:1; Isa 42:14.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

David, se queja de sus enemigos, que lo difaman, Sal 109:1-15.

Él muestra el pecado de ellos, Sal 109:16-20.

Se queja de su propia miseria, ora por ayuda, Sal 109:21-28.

Promete gratitud, Sal 109:29-31.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

es un salmo de lamentación que pone atención particular en los enemigos del salmista. Como resultado, este salmo puede considerarse como imprecatorio. La estructura es:

(1) una petición a Dios para que no esté en silencio en medio del ataque de sus enemigos (vv. Sal 109:1-5);

(2) una petición a Dios para que traiga juicio a los inicuos (vv. Sal 109:6-20);

(3) una petición a Dios para que venga en ayuda del inocente (vv. Sal 109:21-29);

(4) una determinación a alabar a Jehová (vv. Sal 109:30, Sal 109:31).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

La petición a Dios no calles es una característica regular de los salmos lamentativos.

pelearon contra mí sin causa: El salmista declara su inocencia e insiste en que sus enemigos han rodeado sus oraciones con maldad y su amor con odio.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

OH DIOS DE MI ALABANZA, NO CALLES. Este salmo le suplica a Dios que juzgue y castigue a los impíos y mentirosos. Esta oración revela un interés en que se haga justicia en la tierra mediante el justo castigo de los malhechores que perjudican a los demás por provecho personal. En esta época, llevar a cabo el justo castigo es la única manera de proteger al inocente y garantizar que se tenga a raya la ilegalidad en la sociedad (véanse Rom 13:1; Rom 13:4, notas). La oración del salmista tendrá cumplimiento definitivo sólo cuando Dios envíe otra vez a su Hijo Jesucristo a la tierra para destruir todo mal y para reinar en la tierra (Apo 19:1-21; Apo 20:1-15; Apo 21:1-27; Apo 22:1-21. véase también Sal 35:1-28, nota).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

Salmo 109 (Vg 108): Oración Imprecativa Contra los Impíos.
E l salmista se presenta como perseguido por un enemigo que tiene un cargo público. Después de pedir el auxilio divino para que le saque de la apurada situación en que se halla (1-5), se desahoga en imprecaciones contra él y su familia (6-20); solicitando de nuevo la protección divina (21-29), termina con una promesa de acción de gracias (30-31). El argumento es similar al de los salmos 35, 55, 69 y 70, aunque las imprecaciones son más vehementes y cargadas de tremenda acritud. Para nuestra sensibilidad cristiana resultan intolerables, pero han de entenderse a la luz de la inferior sensibilidad moral de las gentes del A.T. El ideal del amor fraterno y del perdón a los enemigos, predicado en los Evangelios, es característico de una etapa de revelación que supera y corrige las perspectivas del A.T.
El título atribuye la composición a David, pero nada en el salmo insinúa que el salmista sea de posición alta con autoridad, sino, al contrario, más bien da la impresión de pertenecer a la clase de los humildes y despreciados, cuyos derechos son sistemáticamente preteridos. Parece que hay dependencias literarias del libro de Job, lo que nos lleva a una época tardía de composición, ciertamente después del exilio. Discuten los autores sobre el sentido del salmo; así, para unos el salmista es símbolo de la clase oprimida y piadosa; en cambio, para otros el salmo aludiría a la situación de Israel, perseguido y oprimido por otros pueblos; pero nada en la composición sugiere este sentido colectivo. Hay muchas analogías conceptuales de este salmo con el 25 y el 69.

Súplica del auxilio divino (1-5).
1 Al maestro del coro. Salmo de David 1. Dios, alabanza mía, no calles, 2porque la boca del impío y del doloso se abre contra mí. Me hablan con lengua engañosa. 3Rodéanme de palabras de odio y me combaten sin causa2 4En pago de mi amor me acusaban, y yo no hago más que orar2. 5Me vuelven mal por bien, y odio por amor.

El salmista, asediado por múltiples enemigos, acude al único que puede aliviarle de la situación, y así, con toda confianza, le dice que no permanezca mudo ante tantos atropellos, sino que intervenga con sus juicios punitivos para defender su causa, que es la de la justicia 3. Dios es el objeto permanente de su alabanza, y, por tanto, no le puede ahora desamparar. Es el blanco de las calumnias y engaños que amenazan su reputación social4. En su conciencia nada le reprocha, pues siempre ha procurado hacerles bien, y en pago le devuelven una hostilidad sañuda y sistemática 5.

Imprecaciones contra los agresores (6-20).
6 Suscita contra él al malvado y esté a su diestra el acusador6. 7Cuando se le juzgue, salga condenado, y por pecado sea tenida su plegaria. 8Sean pocos sus días y otro ocupe su empleo. 9Sean huérfanos sus hijos, y su mujer viuda. 10Vaguen errantes sus hijos y mendiguen, sean arrojados de sus (casas) arruinadas7. 11Enrede el acreedor cuanto tiene y róbenle extraños (el fruto de) su trabajo. 12No tenga nadie que le favorezca ni quien tenga compasión de sus huérfanos; 13sea dada su posteridad al exterminio, bórrese su nombre en una generación. 14¡Venga en memoria ante Yahvé la culpa de sus padres y no sea borrado el pecado de su madre 15 Estén siempre presentes a Yahvé, y extirpe de la tierra la memoria de ellos. 16Porque no se acordó de hacer misericordia, sino que persiguió al mísero y al desvalido, y al de atribulado corazón para llevarle a la muerte. 17Amó la maldición, venga sobre él; no quiso la bendición, aléjese de él. 18Vista la maldición cual un vestido, penetre como agua en sus entrañas y como aceite en sus huesos. 19Sea para él como vestido que le envuelva y como cinto que siempre le ciña. 20Tal sea la recompensa de Yahvé para los que me acusan y para los que hablan malamente contra mi alma.

Llevado de un arranque de despecho por tan injustas persecuciones, el poeta desea los mayores males a sus enemigos. Las imprecaciones son extremosas y han de medirse conforme al módulo de la hipérbole oriental: que sus enemigos sean llevados al tribunal y allí encuentren un duro acusador, de modo que sean hallados culpables (v.7); que el fin de su vida sea prematura 8, y que les sucedan pronto en su empleo o cargo de autoridad, desde el que persigue a los desvalidos 9; que sea víctima de un usurero despiadado (v.11), y pierda así toda se hacienda10. Las imprecaciones se siguen de modo impresionante, llegando a desear que Dios no les perdone los pecados (v.15). La razón de esto estriba en sus injusticias y atropellos sobre los desvalidos; por ellos se atrajo la maldición divina, y ya es hora de que reciba su merecido. Deliberadamente buscó su perdición, y ahora debe sobrevenir la recompensa a sus obras (v.20). Nuestra sensibilidad cristiana se rebela contra estos desahogos extremosos y apasionados del poeta hebreo, pero no dehemos perder de vista que ante sus ojos no existía aún la esperanza de la retribución en ultratumba, y, por otra parte, las luces evangélicas de la caridad fraterna estaban todavía muy lejos de los espíritus más selectos del A.T.

Nueva súplica del auxilio divino (21-29).
21 Pero tú, Yahvé, mi Señor, obra en mi favor por tu nombre, líbrame según la bondad de tu misericordia; 22 pues yo soy un mísero desvalido, y mi corazón está herido en mi interior. 23Me voy como sombra que declina, soy sacudido como la langosta. 24 Mis rodillas se debilitan por el ayuno, y mi carne, enflaquecida, desfallece11. 25 Soy el oprobio de ellos; me miran y mueven la cabeza. 26¡Ven en mi socorro, Yahvé, Dios mío; sálvame en tu piedad! 27Conozcan que en esto está tu mano, que eres tú, Yahvé, quien lo ha hecho. 28 Maldicen ellos, pero tú bendices; ellos se yerguen, pero serán confundidos, y tu siervo se alegrará. 29Se vestirán de ignominia los que me acusan y se cubrirán de vergüenza como con un manto.

En contraposición a la suerte que les espera a los impíos y opresores, el salmista espera para él la protección divina 12, pues está seguro de su benevolencia, ya que Yahvé tiene predilección por los oprimidos y míseros 13: se siente desfallecer como sombra que se alarga hasta que se oculta el sol en el horizonte 14. Oprimido por el dolor y el sufrimiento moral, se siente desfallecer, sin apetito (v.24). Todos mueven la cabeza con gesto despectivo e irónico, como considerándole maldito de Dios 15. Su esperanza está ahora en el auxilio divino: es la hora de manifestar su predilección por él, mostrando que su mano está a su favor y que es Yahvé el que ha obrado su salvación. En ese caso las maldiciones de sus enemigos quedan compensadas con las bendiciones de Dios, y, a pesar de su altanería e insolencia, serán confundidos y avergonzados cuando les llegue el castigo divino. Será entonces la hora del triunfo de su siervo, que se alegrará al verse rehabilitado y vindicada la justicia divina 16.

Promesa de acción de gracias (30-31).
30 Yo alabaré grandemente a Yahvé con mi boca y le loaré en medio de la muchedumbre; 31 porque se pone a la derecha del pobre, para salvarle de los que le juzgan su alma.

Como es ley en estos salmos deprecativos, el poeta termina su composición prometiendo una solemne acción de gracias, porque con su experiencia ha comprobado que Yahvé no abandona al desvalido cuando se halla ante los tribunales que buscan perder su alma o vida. Dios es su abogado en los momentos difíciles y le salva de los que conspiran contra su vida. El impío, en cambio, se encontrará desamparado ante los tribunales y atacado por un implacable acusador, y así será inexorablemente declarado culpable.

1 En el discurso de San Pedro, relatado en Hec 1:16-20, se atribuye este salmo a David, conforme a la creencia prevalente entonces entre los judíos, sin que esto prejuzgue el problema de su autenticidad crítica. – 2 Lit. “yo soy una oración.” – 3 Cf. Sai 35:2j; 39.13; 50:41 83:2. – 4 Sal 35:8.19-20; Sal 69:5; Pro 1:11. – 5 Cf. Sal 35:13; Sal 38:21; Jer 18:20. – 6 Acusador: en hebreo satán, que en Job 1:6 aparece como el ñscal que tiene Dios para acusar y probar la virtud de los hombres. Más tarde designó al demonio. – 7 Que se les arroje: así los LXX. El TM: “que busquen.” – 8 Cf. Sal 37:36-37; Sal 55:23. – 9 Cf. Isa 22:193. – 10 Cf. 2Re 4:1s; Neh 5:1-7. – 11.Lit. el TM: “Mi carne está debilitada por falta de aceite.” Así traduce la Bib. de Jér. “Aceite” sería en ese caso sinónimo de grasa, de fuerza. – 12 Cf. Sal 119:126; Jer 14,? – 13 Cf. 40,18; 55:5- – 14 Cf. Sal 102:11. – 15 Cf. Sal 22:8; Sal 59:12-13; Lam 2:15; Job 16:4. – 16 Cf. Sal 71:14; Sal 35:27.

Fuente: Biblia Comentada

Oh Dios de mi alabanza. David comienza y acaba (cp. v. Sal 109:30) con alabanza hacia el Juez supremo del universo. En el v. Sal 109:21, David se dirige al Juez como “Jehová, Señor mío”, y en el v. Sal 109:26 como “Jehová Dios mío”.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Este salmo imprecatorio de David no puede, por los detalles generales del mismo, relacionarse de forma concluyente con ningún incidente o persona en particular en la vida del rey según se registra en 1 y 2 Samuel, 1 Reyes y 1 Crónicas. David responde aquí a aquellos que han lanzado un violento ataque verbal de falsas acusaciones contra él (cp. Sal 109:2-3; Sal 109:20). Este salmo se considera mesiánico, por cuanto Hch 1:20 cita el v. Sal 109:8 con referencia al castigo de Judas por haber traicionado a Cristo (cp. Sal 41:9; Sal 69:25). David cambia los papeles con sus enemigos al pasar de ser el acusado en el tribunal humano a ser el acusador o fiscal ante el tribunal de Dios.

I. La petición del demandante (Sal 109:1-5)

II. El castigo solicitado (Sal 109:6-20)

III. La petición de que se haga justicia (Sal 109:21-29)

IV. La alabanza al Juez (Sal 109:30-31)

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Salmo 109 (108): Salmo de lamentación y súplica de una persona inocente injustamente acusada que, tras recordar las calumnias y maldiciones proferidas contra ella por los enemigos (Sal 109:6-19), apela a Dios pidiendo su protección y el castigo de quienes la acosan.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Sal 35:12; Sal 35:19; Sal 35:22.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Salmo 109. La Santificacion de la Ira

El Sal. 109, el más mordaz de los Salmos imprecatorios (ver la Introducción), tiene sus críticos. Son muchos los comentaristas que dictaminan que carece de ideales cristianos, que es lo opuesto al espíritu del evangelio. Y algunos tratan de suavizar el rigor del Salmo tratando a los vv. 6-19 como si fueran una cita de lo que los enemigos del salmista alegan contra él. Los salmos no necesariamente indican dónde comienza un nuevo orador, pero es dudable que sea ese el caso aquí: (i) El cambio de enemigos de plural (2-5) a singular (6-19) tiene su paralelo en el Sal. 55; (ii) adjudicar los vv. 6-19 a los enemigos del salmista no soluciona el problema porque en el v. 20 el salmista mismo repite los mismos pensamientos y, en principio, nada hay en los vv. 6-19 que no tenga su paralelo en otras partes de la Biblia. (iii) Es más, Hech. 1:16-20 otorga a este Salmo el honor de una inspiración total y ve al v. 8 como dicho contra Judas. Como en muchos otros salmos, la experiencia de David es un presagio de la de Jesús, el orador definitivo, auténtico y santo de las palabras de maldición.

Entonces, ¿el Salmo no está dentro del espíritu y los ideales del NT? (i) El salmista no niega el deber del amor: los vv. 4, 5 empiezan y terminan con una afirmación de su amor por sus enemigos y el tiempo presente indica que este amor siguió a lo largo de la experiencia de enemistad. Quizá, en lugar de encontrar aquí algo que no concuerde con el principio del amor (Mat. 5:44), tendríamos que preguntar si es correcta nuestra comprensión del amor. ¿Dejará el Señor Jesús de amar a sus enemigos cuando los sujeta a “la ira del Cordero” (Apoc. 6:16)? (ii) El salmista no es vengativo ni de hecho ni en espíritu. Dice en el v. 4, lit. “pero yo soy oración”, significando “todo mi ser se identifica con el ejercicio de la oración”. Por lo tanto, no se vengará. Su reacción al dolor y la malicia es traerlos a Dios en oración y dejarlos con él, una expresión perfecta de Rom. 12:19. Aun si sus oraciones fueran censurables de palabra o espíritu, su camino es preferible al terrorista, pirómano o al comerciante inescrupuloso de la actualidad. (iii) ¿Pero son sus oraciones censurables? Lo que nos choca no es el hecho de que orara, sino el realismo con que expresa su oración. Cuando cualquier hostilidad sacude la comodidad de nuestras vidas nos levantamos para decir: “Señor, ayúdame a amar a mis enemigos como Jesús enseñó y, por favor, encárgate de ellos por mí.” El salmista era más realista: ¿Cómo se encargará Dios de ellos excepto en las maneras que ha revelado en su palabra? Los falsos acusadores deben recibir lo que ellos se empeñaron en dar (Deut. 19:16-19, cf. 2 con 6); los que desobedecen no tienen derecho a la tierra (Deut. 4:1, cf. 8); los pecadores acarrean el desastre sobre sus descendientes (Exo. 34:7, cf. 9-12). Si damos un paso atrás a la realidad con una petición general mientras el salmista se aventuró a expresar realismo escritural, hemos de por lo menos estar apercibidos de lo que estamos haciendo.
volver atrás es comprensible y concuerda con la advertencia de Pablo (Ef. 4:26) de que la ira permisible es vecina cercana del pecado. J. L. McKenzie ( American Ecclesiastical Review, III, 1944, pp. 81-96) pregunta: “Si los Salmos imprecatorios no son un modelo no porque sean menos perfectos sino demasiado elevados para que … podamos imitarlos sin peligro.”

1-5 Oración pidiendo acción divina. 1 Es notable la espiritualidad del salmista en medio de este terrible momento: mantiene su alabanza (1) y oración (4), el exigente ejercicio del ayuno (24) y su dedicación a la adoración pública (30). Estas son las cosas que nuestra calidad espiritual inferior deja que se evaporen bajo presión. Además, frente a las calumnias, mentiras, animosidades y asaltos activos (3, luchado, “guerrear contra”), mantiene su amor por sus enemigos (4, 5), sin permitir que su reacción hacia ellos sea determinada por el tratamiento injusto de ellos hacia él.

6-19 Oración pidiendo justicia divina. Esta sección consta de dos partes. (i) Los vv. 6-15 son un poema balanceado de cinco estrofas: la primera (6, 7) pide un veredicto de culpabilidad en un tribunal humano, y la última (14, 15), un veredicto de culpabilidad sin perdón delante de Dios; la segunda (8, 9) y la cuarta se unen en un deseo de que pierda la vida tanto el individuo como sus descendientes; la estrofa de en medio (10, 11) es la más terrible: nadie peca solo y nuestros hijos están atados a nosotros en la atadura de la vida, para bien y para mal (Prov. 20:7). Como ya hemos hecho notar, estas oraciones dan expresión a cosas que, según la Biblia, son inevitables: de esto se trata la vida bajo el dominio de un Dios temible y santo. 6 El impío (lit. “la boca de un hombre impío”). El mal es un bumerán contra el perpetrador. 7 Su oración sea tenida por pecado, lit. “que su oración se convierta en pecado”; aun el camino de la oración le es negado como una solución. 14 En las Escrituras (cf. Mat. 23:29-35) nuestra herencia pecaminosa nunca nos excusa, sino que más bien nos coloca bajo el pecado acumulado del pasado. No estamos fatalmente atados (Eze. 18) sino que, a menos que nos arrepintamos y reneguemos de él, somos sus herederos.

(ii) Los vv. 16-19 se dirigen al propio ofensor: por qué ha de esperar bondad (12) el que nunca fue bondadoso; su corazón, su voluntad (quiso), su vida práctica (manto … vestido), estaban totalmente manchadas por su malevolencia y ésta rebotaría alcanzándolo, filtrándose en las fibras de su ser ciñéndolo como un cinturón.

20-31 Oración pidiendo ayuda divina. Para el creyente, en toda situación, opera otra serie de factores. Por más numerosos o malvados que sean los enemigos, por más malas y desastrosas nuestras circunstancias, hay un clamor: Pero tú, oh Señor, el que nunca se desvía de su naturaleza revelada (nombre), y el amor (21) que ha prometido. 22 Pobre … necesitado expresa con frecuencia nuestro dilema frente a fuerzas más potentes, respectivamente como nos pueden humillar y presionar. Son también usados como términos de piedad, humildad ante Dios y buena disposición hacia su voluntad. 27 Su anhelo no es sencillamente encontrar una solución sino que dicha solución sea sin lugar a ninguna duda un acto de Dios y una reivindicación pública de la realidad espiritual (31).

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

109.1ss David se enfrentó a muchas falsas acusaciones (1Sa 22:7-13; 2Sa 15:3-4), al igual que Cristo siglos después (Mat 26:59-61; Mat 27:39-44). El versículo 8 se cita en Act 1:20 como cumplimiento de la muerte de Judas.109.4 David estaba enojado porque gente perversa lo había atacado con burlas y mentiras. Aun así amaba a sus enemigos y oró por ellos. Si bien debemos odiar el mal y trabajar para vencerlo, debemos amar a todos, incluso a los que hacen el mal, porque Dios los ama. Tenemos el llamado a aborrecer el pecado, pero a amar al pecador. Solo mediante la fortaleza de Dios seremos capaces de seguir el ejemplo de David.109.6-20 Este es otro salmo imprecatorio, un llamado para que Dios juzgue al malvado. (Si desea más información sobre los salmos imprecatorios, véase la nota a 35.1ss.) David no tomaba la venganza en sus manos, sino que pedía que Dios acelerara su promesa de juicio sobre los impíos. Las palabras de David describen el destino final de todos los enemigos de Dios.109.21 Un nombre es algo más que una etiqueta, es una representación de carácter y reputación. David le suplica a Dios que actúe conforme a su nombre, a su carácter de amor y misericordia. Entonces, «por amor de tu nombre» significa: «de acuerdo a tu carácter».

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

REFERENCIAS CRUZADAS

a 3991 Éxo 15:2; Sal 33:1; Sal 118:28

b 3992 Deu 10:21; Sal 83:1

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Salmo 109 Este Salmo es una petición por retribución severa contra los conspiradores, que quisieron asesinar al rey. De este modo, todos sabrían que Dios lo ha vengado. Las cuatro secciones del Salmo son: 1) Súplica inicial (vers. 1-5) en la cual el rey pide la intervención de Dios contra los hombres engañosos, mentirosos, odiosos y acusadores que lo atacan 2) sección imprecatoria (vers. 6-20) que consiste de tres partes: a) una petición introductoria (vers. 6-7) que un juez impío juzgue al jefe de la conspiración; b) una sección (vers. 8-15) que trata de la ruina económica (vers. 8-11) y la destrucción de la familia (vers. 12-15); y c) una sección que da la razón para la aniquilación del enemigo del rey porque explotaba y aniquilaba al necesitado (vers. 16-20; 3) una oración de confianza y petición dirigida a Dios (vers. 21-29) y que consiste de cierta motivación (i.e., el rey ungido de Dios está a punto de morir), sin embargo cuenta con la misericordia de Dios (vers. 21-25) y pide por la exoneración pública porque la integridad de Dios está en duda (vers. 26-29). 4) Alabanza concluyente (vers. 30-31).

Fuente: La Biblia de las Américas

En este salmo imprecatorio (véase la Introducción), David clama por el juicio de Dios sobre sus falsos acusadores (vv. Sal 109:1-5), especialmente Su juicio sobre alguien a quien maldice enfáticamente (vv. Sal 109:6-20); luego ruega a Dios por liberación (vv. Sal 109:21-25) y juicio (vv. Sal 109:26-29), concluyendo con un voto de alabanza (vv. Sal 109:30-31).

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

SALMO 109 (108)[8] Implica la muerte. Hech 1, 20.

Fuente: Notas Torres Amat