Comentario de Salmos 110:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
(Salmo de David) Jehovah dijo a mi señor: “Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos como estrado de tus pies.”
Año 1042 a.C. (Título) Este salmo posiblemente fue compuesto por David después de la amonestación profética de Natán; por la grandeza del tema y lo sublime de las expresiones, es evidente que sólo se pueda referir, como los antiguos judíos plenamente reconocen, a la dignidad real, sacerdocio, victorias, y triunfos del Mesías.
Jehová dijo a mi Señor. Sal 8:1; Mat 22:42-46; Mar 12:35-37; Luc 22:41.
Siéntate a mi diestra. Mar 16:19; Hch 2:34; Efe 1:20-22; Heb 12:2; 1Pe 3:22.
hasta que ponga … por estrado de tus pies. Sal 2:6-9; Sal 45:6, Sal 45:7; 1Co 15:25; Heb 1:3, Heb 1:13; Heb 10:12, Heb 10:13.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
El reino, Sal 110:1-3;
el sacerdocio, Sal 110:4;
la conquista del Rey, Sal 110:5-6.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
es un salmo real, uno de los más relativos al Mesías de todos los salmos y debería leerse en conjunto con otros salmos mesiánicos como Sal 2:1-12; Sal 24:1-10. Jesús mismo identificó a David como el escritor de este salmo, así como también lo indica el título. La interpretación de Jesús de este salmo es decisiva para resolver su significado (Mat 22:41-45; Mar 12:35-37; Luc 20:41-44; cf. la exposición de Pedro del salmo en Hch 2:34-36). La clave interpretativa del salmo reside en la identificación de «mi Señor» en el v. Sal 110:1. Jesús sostiene que en el v. Sal 110:1 David estaba hablando de alguien más grande que él. Como ningún hijo de David podría ser mayor que él, el «Señor» del v. Sal 110:1 se refiere al Mesías venidero, el hijo de Dios. Por lo tanto, este salmo describe una conversación entre Dios el Padre y Dios el Hijo (v. Sal 110:1), en la que el Padre otorga al Hijo honores reales y sacerdotales. La estructura de este breve salmo es como sigue:
(1) el mandato de Dios al Hijo de que se siente a su diestra (v. Sal 110:1);
(2) el mandato de Dios al Hijo de que gobierne en medio de sus enemigos (vv. Sal 110:2, Sal 110:3);
(3) el nombramiento divino del Hijo como sacerdote para siempre (v. Sal 110:4);
(4) la descripción divina de la batalla que el Hijo tiene que librar para ganar su Reino (vv. Sal 110:5-7).
EN PROFUNDIDAD
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Salmos mesiánicos
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Para el cristiano, tal vez nada en los salmos es más convincente que las profecías que el libro contiene con relación al Señor Jesucristo. El Sal 2:1-12 habla de su reinado venidero; el Sal 22:1-31 describe su crucifixión; el Sal 16:1-11 su resurrección; el Sal 110:1-7 muestra al salvador a la diestra del Padre en el cielo y como sacerdote según el orden de Melquisedec. Estos y otros pasajes célebres han llevado a muchos a hablar de una categoría de salmos mesiánicos.
Muchos salmos son mesiánicos porque apuntan a Cristo Jesús. Algunos son directamente proféticos (Sal 2:1-12; Sal 110:1-7). Otros prefiguran proféticamente sucesos relacionados con Cristo (cf., la descripción de la boda de un rey en Sal 45:1-17 con Heb 1:8, Heb 1:9; Apo 19:6-8). Pero casi todos los salmos apuntan de alguna manera al Mesías venidero y su eterno reinado de justicia (Sal 1:1-3; Sal 41:9). Por ejemplo, las palabras del Sal 6:8 : «Apartaos de mí, todos los hacedores de iniquidad», no parecen tener una clave mesiánica en ellas. Sin embargo, sí son mesiánicas puesto que está registrado que Jesús las usó en su pronunciamiento profético del juicio final (Mat 7:23). Esto indica que la experiencia de David que se registra en el Sal 6:1-10 estaba unida de alguna manera profética con la experiencia de Jesús. Ciertamente, el lenguaje de David en los salmos indica el lenguaje del gran Rey que viene, o sea, Jesucristo. Considere las palabras del Sal 7:8.
Jehová juzgará a los pueblos;
Júzgame, oh Jehová, conforme a mi justicia,
Y conforme a mi integridad.
Estas palabras son una protesta de David. Sufriendo sin motivo, clamó a Dios para que limpiara su nombre. Pero David, aunque era inocente de un cargo específico, no lo era en sentido general. Hay uno solo cuya inocencia es absoluta, cuya libertad del pecado es completa. Jesús es el único que puede ser juzgado sobre la base de su justicia. Solo Él podía decir aquellas palabras sin vacilar, pues describen su personalidad.
El sufrimiento del pobre (como en el Sal 13:1-6), el injusto ataque sobre los rectos (como en el Sal 7:1-17), la idealización de la justicia (como en el Sal 15:1-5), el retrato de una persona recta (como en el Sal 1:1-6), las imágenes de realeza (como en el Sal 45:1-17), aún el pronunciamiento de maldiciones sobre los enemigos de uno (como en el Sal 6:1-10) son todos temas del Mesías en los salmos. Jesús es el que viene; muchos de los salmos son ciertamente sus canciones.
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Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Jehová es la palabra hebrea que se refiere a Dios el Padre.
a mi Señor: De acuerdo a la interpretación de Jesús del pasaje (Mat 22:41-45; Mar 12:35-37; Luc 20:41-44) esta es una referencia al Hijo de Dios en el cielo en presencia del Padre. David mismo confiesa que el Hijo es su Señor, o sea, su amo o soberano.
a mi diestra: Esta posición de alto honor al lado del Padre fue dada al Salvador en su resurrección y ascensión (Hch 2:33-36; 1Co 15:20-28; Col 3:1; Heb 1:13). El que el Salvador ponga sus pies sobre sus enemigos representa la derrota total de los que se oponen a Cristo. Pablo también describe esta victoria completa de Jesús (1Co 15:25, 1Co 15:26; Efe 1:22, Efe 1:23).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
JEHOVÁ DIJO A MI SEÑOR. Este salmo habla del señorío del Mesías, su sacerdocio, su destrucción de los malvados y su reino en la tierra. Con toda claridad profetiza acerca de Jesucristo (se cita el salmo siete veces en el NT). Jesús se aplicó a sí mismo el v. Sal 110:1 al afirmar su deidad (Mat 22:44), y el apóstol Pedro citó el v. Sal 110:1 para destacar el señorío de Cristo (Hch 2:33-35; Hch 5:30-31; cf. Rom 8:34; Heb 10:13). Heb 5:6 y Heb 6:20; Heb 7:1-28 citan el v. Sal 110:4 para probar que Dios hizo a Cristo sacerdote para siempre.
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Salmo 110 (Vg 109): El Mesías, Rey y Sacerdote.
E ste breve salmo es quizá el más importante de todo el Salterio; al menos en ninguno se concreta tan bien la personalidad del Mesías. En el salmo 2 se habla del Mesías como lugarteniente de Yahvé; aquí se le presenta además como Sacerdote, reuniendo así las dos potestades: la civil y la religiosa, que tradicionalmente estaban disociadas, pues el rey debía proceder de la tribu de Judá, mientras que el sumo sacerdote debía provenir de la de Leví. En los tiempos mesiánicos, ambas dignidades se juntarán en una persona, representante de Yahvé. San Agustín caracteriza así el presente salmo: “brevis numero verborum, magnus pondere sententiarum.”
El salmista habla en estilo oracular profético, como si hubiese recibido una revelación particular sobre la persona del Mesías, al que llama su “Señor.” El lugarteniente de Dios domeñará a sus enemigos, estableciendo su centro de gobierno en Sión. Al mismo tiempo se le conferirá la potestad sacerdotal “al modo de Melqui-sedec,” y con la ayuda de Yahvé mantendrá su dominio sobre las gentes. Parece que el salmo incluye dos oráculos profetices: uno relativo al Mesías vencedor, y otro al Mesías como sacerdote y juez universal. El estilo es conciso, enérgico, lleno de majestad y no exento de brevedad misteriosa. Los símiles guerreros son vigorosos e impresionantes, pero han de entenderse teniendo en cuenta la hipérbole oriental y la propensión al radicalismo de expresión.
Según el título, también este salmo es de David. Jesucristo hizo uso de él en la argumentación contra los fariseos, y da por supuesto que es de David 2, aunque no trata de dilucidar el problema crítico del origen davídico del salmo, sino que, haciéndose eco de la tradición y de la opinión corriente de entonces, teje su argumento a base de considerar al Mesías como superior al propio David, pues le llama “Señor,” lo que implica que le reconoce una cualidad superior. Se sostiene la paternidad davídica del salmo en fuerza de la argumentación de Jesús y por las citas del N.T. 3
Los críticos no convienen al asignar la fecha de composición, pues mientras unos rebajan la fecha hasta el tiempo de los Macabeos4, otros mantienen su paternidad davídica, o, al menos, su origen antiguo en los tiempos mejores de la monarquía israelita, antes del destierro babilónico5. Los patrocinadores de la primera opinión creen ver el nombre de Simeón Macabeo en un supuesto acróstico formado a base de las iniciales de algunos versos del salmo. Como éste tuvo las dos potestades – real y religiosa en calidad de sumo sacerdote -, se explicarían bien los oráculos del salmo; pero hoy día se rechaza ese supuesto acróstico. Por otra parte, el carácter guerrero del Mesías puede explicarse bien en los tiempos de David, y es más inteligible antes de los vaticinios isaianos sobre el Príncipe de la paz.
El Mesías, lugarteniente de Yahvé (1-3).
1 Salmo de David. Oráculo de Yahvé a mi Señor: “Siéntate a mi diestra en tanto que pongo a tus enemigos por escabel de tus pies.” 2 Extenderá Yahvé desde Sión tu poderoso cetro6: “Domina en medio de tus enemigos.” 3Tu pueblo (se ofrecerá) espontáneamente en el día de tu poder; sobre los montes sagrados será para ti como rocío del seno de la aurora tu juventud.” 7
El salmista habla con la autoridad de un profeta que es consciente de haber recibido un mensaje directamente de Dios; por eso emplea la palabra característica del oráculo profetice, ne’urn, que alude a una comunicación divina en el lenguaje profetice 8. En el Salterio sólo aparece en Sal 36:2. Aquí alude a la comunicación misteriosa (como un “susurro,” traducción aproximada del término ne’um) recibida de Dios. El contenido de este oráculo se refiere al establecimiento del Señor del salmista a la diestra de Yahvé 9, lo que implica su entronización como representante suyo en la tierra, tal como se declara a continuación. En el rito de entronización de los antiguos reyes, solían éstos sentarse a la derecha de la estatua del dios de la nación, para indicar que era su representante ante el pueblo. El salmista, pues, juega con este sentido folklórico, y presenta a su Señor participando de la soberanía de Dios sobre su pueblo y sobre las naciones en general10.
Esta soberanía y realeza quedan explicitadas en el hecho de someter a sus enemigos, poniéndolos como escabel de sus pies. En la antigüedad, los reyes vencedores ponían materialmente sus pies sobre las espaldas del vencido para indicar la sujeción total de éste.
Después de la batalla de Betoron, Josué mandó que llevaran ante él a los reyes vencidos (entre ellos el de Jerusalén y el de Hebrón), y ordenó a sus jefes: “Poned vuestro pie sobre el cuello. Ellos se acercaron y pusieron su pie sobre su cuello.” Después mandó matarlos, colgándolos de los árboles n. En el bajorrelieve de Behistum, Darío aparece con el pie sobre el vencido rey Gaumata, y en las cartas de Tell Amarna, un vasallo cananeo dice al faraón: “Yo soy el escabel de tus pies.”12 En la Biblia, la tierra, el templo, el arca, son considerados como el “escabel de los pies” de Yahvé. Aquí, pues, el oráculo profético comunicado al salmista presenta a su Señor con dominio total sobre sus enemigos.
Y el dominio procederá de Sión, como centro de la nueva teocracia. Desde allí, el Lugarteniente de Yahvé extenderá su poderoso cetro – símbolo de autoridad – con dominio pleno sobre los enemigos que se opongan a la implantación de su reinado. Será ese día de su entronización como representante de Yahvé el momento de su plena manifestación militar: el pueblo se le ofrecerá espontáneamente a su servicio para luchar por El, y su juventud acudirá misteriosa y abundantemente, como misterioso y abundante es el rocío nacido del seno de la aurora. El misterioso rocío que cubre la tierra sin haber llovido es para los poetas bíblicos considerado como hijo de la aurora y símbolo de lo desconocido e inesperado. Este parece ser el sentido si aceptamos la lección del texto hebreo 13.
Siguiendo a la versión de los LXX (“Contigo el principado en el día de tu poder, en esplendores de santos, del seno, antes de la aurora, te he engendrado”), se destaca el origen misterioso del Lugarteniente de Yahvé, al que se presenta engendrado antes del lucero de la mañana. Sería esta declaración un eco de la afirmación del salmo 2: “Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy.” Ya hemos visto, comentando este salmo, las diversas interpretaciones dadas a esta declaración divina, y nos inclinábamos por unas relaciones de filiación moral entre el Mesías y Yahvé 14.
El sacerdocio eterno (4-7).
4 Ha jurado Yahvé y no se arrepentirá: “Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.” 5 El Señor estará a tu diestra, quebrantando reyes el día de su ira. 6Juzgará a las gentes, llenando (la región) de cadáveres; aplastará la cabeza sobre la vasta tierra. 7En el camino beberá del torrente, y por eso erguirá la cabeza 15.
Completando el oráculo anterior, se anuncia ahora una nueva dignidad para el Lugarteniente de Yahvé: sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec. Esta nueva prerrogativa es conferida con solemne juramento por parte de Dios: Ha jurado Yahvé y no se arrepentirá. La fórmula implica juramento y fidelidad 16. Pero su sacerdocio no estará vinculado a la línea de Aarón, como era de ley en la tradición bíblica, sino que empalmará con el antiguo de los tiempos patriarcales: al modo de Melquisedec, que fue rey de Salem (Jerusalén?) y sacerdote de Elyón (Altísimo?) 17. Ante él se postró el gran patriarca Abraham y le ofreció los diezmos del botín tomado a los reyes que atacaron a la Pentápolis del mar Muerto. Con su doble dignidad – real y sacerdotal – es tipo del nuevo sacerdocio del Lugarteniente de Yahvé en los tiempos mesiánicos. El autor de la Epístola a los Hebreos (Sal 7:3) hace una exégesis rabí nica aprovechando el detalle de que en la Biblia no se mencionan los padres de Melquisedec, y, así, argumenta que Cristo tiene un sacerdocio superior, distinto del hereditario levítico.
De nuevo vuelve el salmista a insistir en las prerrogativas del Lugarteniente de Yahvé, pues tendrá siempre a Dios a su diestra, ayudándole y sosteniéndole en la lucha contra los que se opongan a su dominio universal. Conforme a la mentalidad viejotestamen-taria, los presenta como a un guerrero implacable que somete y vence en la batalla a sus enemigos.
El v.7 resulta extraño. Varias son las interpretaciones en el supuesto de que la lección que nos dan el TM y los LXX sea correcta: el salmista juega con el símil del caminante que avanza extenuado por la sed, pero inesperadamente, al encontrar un torrente de agua, se refrigera y sigue su camino con la cabeza erguida. Otra interpretación más verosímil es la de suponer que el salmista alude al hecho de los guerreros de Gedeón, que, tomando un poco de agua en el arroyo, avanzaron animosos contra los madianitas 18. Así, el Mesías, guerrero implacable, prosigue su lucha exterminador a, persiguiendo a los enemigos, deteniéndose apenas en el arroyo para aplacar la sed y seguir adelante en el combate. No faltan quienes vean en estas palabras del salmo una alusión al hecho de Adonías, primogénito de David, que intentó ser proclamado rey junto a la fuente de Gihón, en Jerusalén 19. David mandó que Salomón fuese ungido allí rey por el sumo sacerdote Sadoc y el profeta Natán 20. En este supuesto, también el Mesías sería ungido junto a la fuente de Ein Rogue. Pero estas hipótesis, aunque ingeniosas, son muy problemáticas y poco probables 21.
Quizá la suposición más verosímil es la que supone una corrección del texto (“pondrá en tu mano la heredad; por ello podrás levantar la cabeza”), que se adapta bien al contexto 22. En ese supuesto, se reitera la colación del dominio delegado sobre todos los pueblos. La “heredad” es en primer término el reino de Israel, que es considerado en la Biblia como propiedad de Yahvé 23, y en torno a él todos los pueblos de la tierra.
Carácter Mesiánico del
Fuente: Biblia Comentada
mi Señor. Referencia al divino y humano Rey de Israel, el Señor Jesucristo. La humanidad de Cristo descendía de David, lo que está demandado por la promesa davídica de 2Sa 7:12. Usando este pasaje, Cristo declaró también su deidad en los Evangelios (Mat 22:44; Mar 12:36; Luc 20:42-43) argumentando que solo Dios podría haber sido Señor para el rey David. a mi diestra. Dios Padre invita a Dios Hijo en su ascensión a que se siente en el puesto de honor en el salón celestial del trono (cp. Hch 2:22-36; Heb 10:10-12). tus enemigos por estrado de tus pies. El estrado de los pies era una antigua imagen en el Cercano Oriente de una victoria absoluta, comunicando la idea de que el enemigo estaba ahora bajo los pies de uno (cp. Sal 8:6-7; Sal 47:3; Isa 66:1; 1Co 15:27). Esto anticipa la segunda venida de Cristo (cp. Apo 19:11-21) como rey vencedor (cp. Heb 10:13).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Este salmo contiene una de las más exaltadas porciones proféticas de las Escrituras que presentan a Jesucristo a la vez como rey santo y como regio sumo sacerdote, algo que ningún monarca humano de Israel jamás experimentó. Junto con el Sal 118:1-29, es con mucho el salmo más citado en el NT (Mat 22:44; Mat 26:64; Mar 12:36; Mar 14:62; Luc 20:42-43; Luc 22:69; Hch 2:34-35; Heb 1:13; Heb 5:6; Heb 7:17; Heb 7:21; Heb 10:13). A la vez que describe al Rey perfecto, el Sumo Sacerdote perfecto y el gobierno perfecto, el Sal 110:1-7 declara la función actual de Cristo en el cielo como el Salvador resucitado (Sal 110:1) y su futura función en la tierra como Monarca reinante (Sal 110:2-7). Este salmo es decididamente mesiánico y de contenido milenario. Jesucristo (Mat 22:43-44) verifica su paternidad davídica. Se desconoce la ocasión exacta de este salmo, pero podría haber estado fácilmente asociado con la declaración del pacto davídico de parte de Dios en 2Sa 7:4-17.
I. Cristo el Rey (Sal 110:1-3)
II. Cristo el Sumo Sacerdote (Sal 110:4-7)
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Salmo 110 (109): Salmo real posiblemente ligado a la ceremonia de entronización (ver Sal 2:1-12). En él un sacerdote o profeta de corte pronuncia un oráculo sobre la filiación divina y el carácter sacerdotal del nuevo rey (Sal 110:1; Sal 110:3-4 b) que se combina con declaraciones solemnes en torno a su soberanía y actividad militar. Este salmo, con notables dificultades de traducción e interpretación, es uno de los más citados en el NT donde, entendido como texto mesiánico, se aplica reiteradamente a Jesús.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
— a mi señor: Es decir, al rey destinatario del oráculo divino.
— a mi derecha: Como lugar de honor y signo de autoridad. Ver 1Re 2:19.
— el estrado de tus pies: Imagen que evoca el rito de poner los pies sobre los vencidos en señal de victoria. Ver Jos 10:24.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Mat 26:64; Mar 14:62; Luc 22:69, Mat 22:44; Mar 12:36; Luc 20:42-43; Rom 8:34; 1Co 15:25; Efe 1:20; Heb 1:13; Heb 8:1; Heb 10:13; 1Pe 3:22.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Salmo 110. Habra Un Sacerdote Junto a Su Trono (Zac. 6:13)
El mero nombre, Melquisedec, tiene un aire de misterio. Aparece en las Escrituras sin ser anunciado. Abram acaba de conquistar a los reyes de la tierra (Gén. 14:14, 15) pero cuando viene “Melquisedec, rey de Salem”, Abram reconoce su preeminencia como sacerdote, presentándole un diezmo del botín (14:20) y afirmando que el “Dios Altísimo” de Melquisedec no era otro que el mismo Señor (14:22). En Jos. 10:1 nos encontramos con Adonisedec. Su nombre es igual en forma y significado (“rey de justicia”) que Melquisedec, sugiriendo una continuación a través de los años de un reinado sacerdotal en Jerusalén. De ser así, cuando David se apoderó de Jerusalén (2 Sam. 5:6-9) se sentó en el trono de Melquisedec, siendo él mismo heredero del reino sacerdotal validado por Abraham. Esto explicaría el Sal. 110.
Al meditar David sobre su dignidad como sacerdote-rey, fue como enfocar un telescopio sobre el Mesías. Presagió al Sacerdote-Rey perfecto, la realidad total de lo que David era apenas una sombra dada de antemano. Cuando Heb. (6:20-7:28) usa a Melquisedec a fin de demostrar que el Señor Jesús es el verdadero sacerdote aun sin antepasados aarónicos, es el cumplimiento de una línea de verdad que se extiende hacia el pasado a través de David a Abraham. Jesús es ciertamente el verdadero Melquisedec de quien Abraham conoció el prototipo, David era el presagio y de quien habló Zacarías.
Salmo consiste de dos movimientos paralelos: el rey (1-3) y el sacerdote (4-7). Cada uno empieza con una promesa divina, declara la posición de su tema como rey y sacerdote, promete su dominio, desde Sion, sobre los reyes de la tierra. Contrasta la devoción voluntaria de su pueblo con el derrocamiento de las naciones y muestra al propio Rey-Sacerdote, siempre nuevo con vigor juvenil y siempre nuevo como resultado de una renovación oportuna.
Título y 1 (cf. Mar. 12:36, 37) El Señor Jesús afirma a David como autor, le otorga inspiración divina y encuentra en él la revelación de su misión como Mesías. El rey David habla de un rey más alto que él (Heb. 1:3, 13). Dijo: “La propia palabra del Señor mi soberano” (cf. Jos. 5:14). Enemigos … estrado de tus pies. Para tener una figura apropiada cf. Jos. 10:24; la realidad (Heb. 10:12, 13). 2 Desde Sion … en medio de. Aun ahora reinando (Heb. 10:13) en Sion (Heb. 12:22-24), el rey todavía se encuentra entre sus enemigos. La consumación de su sumisión todavía está por venir. De esta manera, el Salmo habla de su posición y de la nuestra hoy (cf. Fil 2:9-11; Heb. 2:8, 9). Domina, una palabra muy fuerte. 3 Lit. “Tu pueblo será ofrenda voluntaria”, o sea “la voluntad misma”: la respuesta correcta a un rey así. Vestido en la hermosura. Aunque es posible que la frase podría referirse a la “vestimenta santa” del pueblo del rey, es más posible que se refiera a sí mismo vestido en su propia santidad. (Ver 96:9; cf. 1 Crón. 16:29; 2 Crón. 20:21.)
Desde el nacimiento de la aurora. (“Desde el seno de la aurora”, BA). Posiblemente tomado de la antigua mitología (Isa. 14:12) para referirse al origen sobrenatural del rey; quizá una alusión pintoresca del lugar donde se origina el rocío. Rocío como algo que da vida (Isa. 26:19; Ose. 14:5); como apareciendo en secreto (2 Sam. 17:12) es la vitalidad novedosa de Dios preservando al rey “según el poder de una vida indestructible” (Heb. 7:16). 5 La posición es inversa al v. 1: el Señor está a la mano derecha del sacerdote para dar energía a todos sus esfuerzos (cf. Isa. 9:7; Juan 14:10), tomando la posición de protección (121:5) y patrocinio (Isa. 45:1). La autoridad de la posición es de esta manera igual al poder de lograr que da como resultado el dominio mundial. 6 ¿Cómo concuerda dicha figura con el “Príncipe de paz” (Isa. 9:6) y la realidad de Jesús en el NT? Primero, fiel a la metáfora real, el reino se expande por medio de la conquista. En la actualidad ésta es la conquista de la verdad del evangelio trayendo a las naciones para que se sometan al Señor (Hech. 15:13-18; 2 Cor. 4:6); pero, segundo, habrá un día cuando Aquel con las vestiduras ensangrentadas del sacrificio sacerdotal llegará como Rey de reyes y la gran victoria al fin será consumada (Apoc. 19:11-21). 7 La figura es un recuerdo de David junto al arroyo de Besor (1 Sam. 30:10), una pausa en la persecución de sus enemigos. Entonces el Rey definitivo nunca descansará ni cejará hasta que todos sus enemigos se sometan a él. Levantará su cabeza. Cf. la frase sinónima en 83:2; Jue. 8:28; Job 10:15; Zac 1:21, significa actuar con seguridad audaz, dominar toda fuerza opositora.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
110.1 Este es uno de los salmos más citados en el Nuevo Testamento debido a sus claras referencias acerca del Mesías. En Mat 22:41-45, Jesús recitó las palabras de este versículo haciendo referencia a sí mismo. Los versículos 1 y 6 profetizan la destrucción total y final del malvado que Cristo llevará a cabo (Apocalipsis 6-9). El Salmo 110.2 profetiza el reino de Cristo en la tierra (Rev 20:1-7). Los dos versículos siguientes hablan del sacerdocio de Cristo en su pueblo (Hebreos 5-8) y 110.5, 6 predice la batalla final en la tierra cuando Cristo venza a las fuerzas del mal (Rev 19:11-21).110.1-7 Mucha gente tiene una imprecisa fe en Dios, pero se niegan a aceptar que Jesús es alguien más que un gran maestro humano. Sin embargo, la Biblia no permite esa opción. Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamentos proclaman la deidad de Uno que viene a salvar y reinar. Jesús explicó que este salmo menciona al Mesías como uno más grande que David, el más grande rey de Israel (Mar 12:35-37). Pedro utilizó este salmo para demostrar que Jesús, el Mesías, sentado a la diestra de Dios, es Señor sobre todos (Act 2:32-35). Usted no puede ser indeciso, diciendo que Jesús «solo es un buen maestro», porque la Biblia lo llama claramente el Señor.110.4 Si desea más información sobre Melquisedec, véase su perfil al final de Génesis 16. Ser un sacerdote como Melquisedec significa que Cristo nunca abusará de su posición divina y que su reinado será para siempre. La mejor descripción de Jesús como Sumo Sacerdote, se encuentra en Hebreos 5.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
NOTAS
(1) “A mi Señor (Amo).” Heb.: lA’·dho·ní.
REFERENCIAS CRUZADAS
a 4056 Mat 22:43; Luc 20:42
b 4057 Mar 12:36; Hch 2:34; Hch 7:56; Rom 8:34; Efe 1:20; Col 3:1; Heb 1:3; Heb 8:1; Heb 10:12; Heb 12:2; 1Pe 3:22
c 4058 Mat 22:44; Hch 2:35; 1Co 15:25; Heb 1:13; Heb 10:13
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Salmo 110 Este Salmo es una profecía mesiánica que empezó a cumplirse cuando Cristo se sentó a la diestra de Dios (vers. 1) como Rey y Sacerdote del orden de Melquisedec (vers. 4; cp. Hch 2:33; 7:55; Ro 8:34). Así como Josué entregó su mando al jefe celestial del ejército del S eñor y lo llamó Señor con reverencia, también David llama al Rey de este Salmo mi Señor (vers. 1; cp. 2 S 23:2; Mt 22:43-45; Mr 12:36, 37). El Salmo consta de dos partes (vers. 1-3 y vers. 4-7), marcado por tres paralelos: 1) una introducción que identifica al que habla como el Señor (vers. 1a, 4a); 2) una cita del oráculo divino (vers. 1b, 4b); 3) la elaboración del oráculo por David en un discurso dirigido directamente al Mesías (vers. 2-3, 4-5a cp. vers. 5b-7). Los vers. 5-7 se vinculan con quebrantará (vers. 5), quebrantará cabezas (vers. 6) y cabeza (vers. 7). El primer oráculo señala al Señor como El que establece el reino universal del Mesías frente a la oposición; el segundo señala su sacerdocio eterno según el orden de Melquisedec con énfasis en la actividad de una guerra santa de este Rey y Sacerdote. Las dos partes se vinculan no sólo con esta estructura paralela sino con repetición verbal. Nótese Señor con referencia al Mesías (vers. 1) y a Dios (vers. 5); « mi [i.e., de Dios] diestra» (vers. 1) y « tu [i.e., del Mesías] diestra» (vers. 5), y « día de tu [i.e., del Mesías] poder» y « día de su [i.e., de Dios] ira.» Este Salmo, junto con el Salmo 2 probablemente fuera cantado en la coronación de los sucesores de David y en los aniversarios de esa ocasión durante la fiesta de los Tabernáculos.
Fuente: La Biblia de las Américas
El v. Sal 110:1 se refiere a la posición presente de Cristo quien comparte la autoridad real del Padre; el v. Sal 110:2 tiene que ver con Su dominio en la tierra durante el reino mesiánico.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
Este breve Salmo, uno de los más citados en el NT, presenta al Mesías como Rey (vv. Sal 110:1-3), como Sacerdote (v. Sal 110:4), y como el victorioso Guerrero Divino (vv. Sal 110:5-7). Véanse notas en Mat 22:43-44.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
YHVH… Adonai… → §302.
Esto es, declaración profética g36.1.
SALMO 110 (109)[1] Este salmo es uno de los más breves, comentados y controvertidos. Las interpretaciones buscan definir quién es el Tú, que puede ser un rey histórico del antiguo testamento sin precisar su identidad. El nuevo testamento y el cristianismo le dan una interpretación mesiánica, siguiendo al judaísmo tardío y lo refiere a Jesús como Mesías. Mat 22, 44; 26, 64; Hech 2, 34; 1 Cor 15, 25; Hebr 1, 13; 5, 6; 1 Pe 3, 22.[4] Prerrogativas sacerdotales asociadas a Melquisedec. Gen 14, 17-20; Hebr 7, 17.[7] Y será glorificado y a su nombre se postrarán todas las criaturas en el cielo y en la tierra.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
Fuente: La Biblia Textual III Edición
Fuente: Notas Torres Amat