Comentario de Salmos 141:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
(Salmo de David) Oh Jehovah, a ti clamo; acude pronto a mí. Escucha mi voz cuando te invoco.
apresúrate a mí. Sal 40:13; Sal 69:17, Sal 69:18; Sal 70:5; Sal 71:12; Sal 143:7; Job 7:21.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
David ora para que su litigio sea aceptable, Sal 141:1, Sal 141:2;
su conciencia sincera, Sal 141:3-6;
y su vida esté libre de las trampas, Sal 141:7-10.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Un salmo individual de lamento atribuido a David. En este caso no se cita algún suceso en particular como la causa de su aflicción. Como este poema registra el deseo de David por el juicio de sus enemigos, también se ubica en la categoría de los salmos imprecatorios. La estructura es:
(1) un clamor a Dios como introducción (vv. Sal 141:1, Sal 141:2);
(2) una oración para guardar la boca de David (vv. Sal 141:3, Sal 141:4);
(3) la aceptación de la censura del justo (v. Sal 141:5);
(4) una visión del castigo de los impíos (vv. Sal 141:5-7);
(5) una declaración de confianza en Jehová (vv. Sal 141:8-10).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Jehová, a ti he clamado: David pide ser escuchado mientras ora en la asamblea de los justos. Al subir hacia Jehová el humo y el aroma del incienso como algo dulce e irresistible, David desea que su oración no sea ignorada.
El don de mis manos: Con este gesto demostrativo, David pide a Dios que ponga atención a su ruego.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Salmo 141 (Vg 140): Oración del Justo en Peligro.
E l salmista pide sea aceptada su plegaria vespertina – quizá con ocasión del sacrificio de la tarde – para no desfallecer en el camino de la virtud. Desea que los rectos de corazón le reprendan para no ir tras de las sendas de la impiedad. Parece que alude el salmista a dos clases de peligros que le acechan: de índole corporal (miedo a perder la vida) y de índole moral (peligro de abandonar el camino de la virtud). Sobre todo le preocupan los peligros espirituales: pecados de pensamiento, palabras y acciones, que provienen de la mala inclinación del corazón y del ejemplo perverso. Por ello quiere evitar la compañía de los malvados y permanecer en estado de perpetua vigilancia con sus oraciones. Sobre todo quiere evitar los halagos de los malvados que tratan de atraerle al mal camino. Como en el salmo anterior, encontramos mezclados el acento deprecativo y el de las imprecaciones. El texto es muy incorrecto; por eso es uno de los más difíciles de traducir. Particularmente los v.6-7 son muy enigmáticos y parecen interrumpir el texto deprecativo. Por ello pueden considerarse como una inserción poco afortunada, tomada de un cántico épico en que se alude a hechos bélicos para nosotros desconocidos.
Plegaria contra las seducciones malignas.
1 Salmo de David. ¡Oh Yahvé! a ti clamo, apresúrate a socorrerme, oye la voz del que te invoca. 2 Séate mi oración como incienso en tu presencia, y el alzar a ti mis manos como oblación verpertina. 3 Pon, Yahvé, guardia a mi boca, centinelas a la puerta de mis labios, 4 No dejes que se incline al mal mi corazón, a hacer impías maldades; con los hombres que cometen iniquidad no tenga yo parte en sus suntuosos banquetes. 5 Que me castigue el justo es un favor; que me reprenda es óleo sobre mi cabeza, que mi cabeza no rechaza *. Incesantemente oraré por sus calamidades 2. 6 Fueron precipitados sus jueces desde el borde de la roca, y oyeron mis palabras, que eran blandas. 7 Como se hiende y ara la tierra, están esparcidos nuestros huesos a la boca del “seol.” 8 Pero mis ojos (se vuelven) a ti, Yahvé; a ti me acojo, no me rechaces. 9 Guárdame del lazo que me tienden, de los armadijos de los malhechores. 10 Caerán los impíos en sus mismas redes, mientras que yo paso (incólume).
El salmista se siente acechado por dos graves peligros: el de sus malas inclinaciones y el de las solicitaciones malignas de los enemigos de la ley de Dios, que le ponen tropiezos para caer y no seguir el camino de la virtud. Por eso suplica que su oración sea agradable a Yahvé como el incienso del sacrificio vespertino 3, y su elevación de manos (signo deprecativo) le sea acepta como la oblación de la tarde 4. Tiene miedo a prevaricar de palabra, y por eso suplica que guarde sus labios cuidadosamente como solícito centinela5. No quiere adoptar el lenguaje de los impíos, que no saben valorar las exigencias,de la ley divina. Por otra parte, desconfía de sus propias inclinaciones, que se dejan llevar por lo más fácil, por la pendiente del camino que conduce al mal 6. De ningún modo quiere tomar parte en las francachelas de los impíos, en las que “comen el pan de la maldad y beben el vino de la violencia”7. La vida licenciosa de los impíos es algo que repugna a la sensibilidad religiosa de las almas selectas.
Prefiere ser fustigado por el justo, cuya palabra de corrección es para él agradable como óleo perfumado sobre su cabeza (v.8). Lejos de molestarse por sus reprimendas, las agradecerá, y orará por ellos cuando se hallen envueltos en calamidades. Prefiere la voz acusadora de los justos a los halagos y atractivos de la vida placentera de los malvados, que le invitan a participar en sus banquetes y desmesuradas alegrías. Es lo que dice el sabio en Pro 27:6 : “Leales son las heridas hechas por el amigo, pero los besos del enemigo son engañosos.”
Los v.6-7 son extremadamente enigmáticos, y parecen estar fuera de contexto. Quizá aluda el salmista a alguna catástrofe en la que perecieron afrentosamente los jueces o jefes de la nación, que toleraban la vida disoluta a pesar de haber oído las palabras consoladoras y blandas del justo 8. El v.7 parece aludir a la situación angustiosa del justo, cuyos huesos están quebrantados y dislocados como la semilla que se echa al arar la tierra, pues ha estado al borde del sepulcro – a las puertas del seol, la región tenebrosa de los muertos -, sintiendo las angustias de la muerte. O quizá otra explicación posible de la frase sea que el cuerpo dolorido del justo está maltratado como la tierra que despiadadamente se hiende con el rejón del arado 9.
Pero, en medio de las angustias mortales, la mente del salmista se eleva lleno de esperanza hacia Yahvé, del que únicamente puede provenir el debido auxilio. Sus enemigos conspiran contra él con las artimañas del cazador, que pone lazos para coger la presa 10; pero gracias a la intervención divina serán burlados, cayendo en las mismas redes que tendieron a su paso.
1 Este verso es oscuro y muy diversamente traducido: “Que el justo me hiera, es un favor, que me castigue; pero que el aceite del impío no adorne jamás mi cabeza” (Bib. de Jér.). – 2 Bib. de Jér.: “Yo opongo incesantemente mi oración a su malicia.” – 3 Cf. Exo 30:7-8; Lev 2:2; Sal 16:16. – 4 Cf. Lev 2:1-2; Sal 38:3; Sal 63:5; 1Ti 2:8; Sal 25.2. – 5 Cf. Sal 34:14; Sal 39:2; Pro 13:3; Pro 21:23. – 6 Cf. Sal 119:10.133. – 7 Pro 4:17; Sal 34:1-2. – 8 Jueces en sentido de jefes (cf. Miq 5:1; Dan 9:12). – 9 Algunos mss. del texto griego y la versión siríaca leen: “sus huesos.” En ese caso se aludiría al castigo de los jefes disolutos. – 10 Cf. Sal 140:11; Sal 7:16; Sal 9:17.
Fuente: Biblia Comentada
Salmo 141 (140): Salmo de súplica individual donde se pide a Dios la protección y ayuda que permita al salmista distanciarse de los malvados cuya conducta y actitudes promete no imitar. El estado y oscuridad del texto hebreo, especialmente en Sal 141:5-7, fuerza a ofrecer una traducción conjetural no segura.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Salmos 140-145. Orando Hasta Llegar a la Alabanza
Los Sal. 140-145 forman un grupo davídico conectado. El 142 se conecta con las experiencias negativas de David con Saúl y el mismo período concuerda con todos los salmos hasta (como en el Sal. 18) que pasamos a la luz de un gran alfabeto de alabanza en el 145. Los Sal. 140-143 son oraciones: la primera reacción a las dificultades en sus muchas manifestaciones (ver los títulos en el comentario) es «llevárselas al Señor».
Salmo 141. Provocación
La acusación calumniadora en el Sal. 140 contrasta con la preocupación por un hablar cuidadoso (3), que sea sólo la voz en oración (1, 2) y, cuando ya ha pasado la dificultad, palabras dulces (no vengativas) (6, ver más adelante). Pero el Salmo es, en efecto, una oración continua, el mejor uso que el creyente puede hacer de la lengua.
1-4 Oración eficaz. David anhela que Dios encuentre en su oración todo el poder y aceptación de las ordenanzas divinas que eran las ofrendas cotidianas (Exo. 29:38-42; 30:8). Pero la oración pura dirigida a Dios debe corresponder con un hablar controlado dirigido a los hombres (3, Stg. 3:10-12). 4 La oración en la boca debe estar apoyada por la oración en el corazón. Con los hombres … coma. La tentación de acabar con la tensión creada por la contemporización, de sumarse a la oposición. Coma yo de sus manjares puede interpretarse lit., “participar en el compañerismo de la mesa”, o metafóricamente: “deleitarme en la cosas en que ellos se deleitan”.
5, 6 Oración continua. En los vv. 1-4 el salmista acepta la hostilidad de los impíos sin responder. Su espíritu humilde y resuelto va más allá, aceptando los reproches (5) de personas que debían haber sido comprensivas. El v. 5 expresa un contraste; parecería que el justo lo reprocha posiblemente por su reacción silenciosa y quizá instándolo a contestar o demostrar su oposición. Pero esto no habría de ser: sólo se escuchará la voz de la oración hasta que (6, más lit.) “sus jueces sean tirados por los acantilados, no escucharán mis palabras, que son dulces”. Las aflicciones del momento incluían cortes de justicia corruptas (cf. 1 Sam. 8:1-3). La ejecución sumarísima (cf. 2 Crón. 25:12) de dichos jueces significa el final de la opresión. En aquel día el silencio que se ha impuesto acabaría, no felicitándose a sí mismo ni con represalias, sino con “palabras … dulces”.
7-10 Oración protectora. David y sus compañeros de sufrimiento se sienten aniquilados y ya se consideran muertos y enterrados (7) por eso (8); pero está la siempre presente (a) expectación (ojos), (b) un Señor Yahweh, (c) el refugio, la oración pidiendo vida (no expongas mi vida), seguridad (9), la caída merecida de los impíos y una segura liberación de la aflicción (10).
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
141.3 Santiago escribió que «la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas» (Jam 3:5). El promedio es que una persona abre su boca alrededor de setecientas veces al día para hablar. David pidió sabiamente a Dios que lo guardara de hablar algo malo, incluso en ocasiones cuando sufría persecución. Jesús mismo guardó silencio ante sus acusadores (Mat 26:63). Al conocer el poder de la lengua, haremos bien con pedir a Dios que nos cuide de lo que decimos para que así nuestras palabras honren su nombre.141.4 David pidió a Dios que guardara su corazón. Acciones malvadas comienzan con deseos malvados. No basta con pedirle a Dios que lo aleje de la tentación, que lo haga más fuerte ni que cambie sus circunstancias. Debe pedirle que lo cambie desde adentro, al nivel de sus deseos.141.5 David dice que la reprensión del justo es un favor. A nadie le gusta realmente la crítica, pero todos se pueden beneficiar de ella cuando la hacen con sabiduría y se recibe con humildad. David sugirió la forma de aceptar la crítica: (1) no la rechace, (2) considérela un favor, y (3) mantenga su boca cerrada (no se defienda). La puesta en práctica de estas sugerencias ayudan a controlar la forma de reaccionar ante la crítica y a convertirla en productiva en vez de destructiva, sin importar la intención original.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 5115 Sal 31:17; Sal 88:9
b 5116 Sal 40:13; Sal 70:5; Sal 71:12
c 5117 Sal 39:12; 1Pe 3:12
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Salmo 141 Este Salmo de petición espera que el Señor defienda a su rey de los designios maliciosos de los enemigos (vers. 8b, 9, 10b) y que traiga retribución justa contra ellos (vers. 10a). Para que su oración en contra de la iniquidad sea efectiva, el rey debe ser justo (cp. Stg 5:16). Por tanto, primero pide a Dios que le ayude a resistir unirse con los prósperos impíos que practican la calumnia y obras malas (vers. 3, 4). Tiene que aceptar las reprensiones de hombres justos por sus faltas anteriores (vers. 5). Se puede organizar la petición del salmista en: 1) una alocución a Dios con la súplica de que acepte su petición (vers. 1, 2); 2) una petición por integridad al inclinar su corazón contra la iniquidad y la voluntad de aceptar corrección (vers. 3-5); 3) una declaración de confianza pronosticando la derrota de los impíos cuando aceptarán sus palabras y su posición (vers. 6, 7) y la declaración de su confianza en el Señor (vers. 8a); 4) una petición por su defensa contra los impíos y por su muerte (vers. 8b-10).
Fuente: La Biblia de las Américas
SALMO 141 (140)[3] Eclo 22, 27.