Biblia

Comentario de Salmos 148:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Salmos 148:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

¡Aleluya! ¡Alabad a Jehovah desde los cielos! ¡Alabadle en las alturas!

Aleluya. Sal 89:5; Sal 146:1; Isa 49:13; Luc 2:13, Luc 2:14; Apo 19:1-6.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

El salmista exhorta a las celestiales, Sal 148:1-6,

a los seres terrestres, Sal 148:7-10,

y las criaturas humanas a alabar a Dios, Sal 148:11-14.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Este es un salmo complejo. Puede calificarse como un salmo de sabiduría y de forma más particular como un salmo de la creación debido a sus muchas referencias a esta (Sal 19:1-14; Sal 104:1-35). También está muy cargado de alabanza. Como el Sal 19:1-14, se mueve desde los cielos hasta el corazón humano. La estructura es como sigue:

(1) un llamado a los cielos para que alaben a Jehová pues es su Creador (vv. Sal 148:1-6);

(2) un llamado a los elementos de la tierra para que alaben a Jehová porque también es su Creador (vv. Sal 148:7-12),

(3) un llamado al pueblo de Dios para que lo alabe debido a sus prodigios en medio de él (vv. Sal 148:13, Sal 148:14).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Alabadle: Se llama a todo el universo a jactarse de las maravillas de Dios. En esta primera sección, se ordena alabar a todo aspecto de los cielos arriba, incluyendo las huestes angélicas. El lenguaje aguas que están sobre los cielos viene de la historia de la creación en Gén 1:7.

él mandó: Génesis Gén 1:1-31 describe la creación como una respuesta espontánea a la Palabra de Dios (Sal 33:9Sal 147:15).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

ALABA, OH ALMA MÍA, A JEHOVÁ. Estos salmos comienzan y terminan con aleluya («alabad a Jehová» en hebreo), llevando el libro de Salmos a un clímax conveniente. Nótese que los judíos llamaron todo el libro de Salmos Tehilim («Alabanzas»). Todo culto de adoración debe incluir alabanza a Dios (véase el ARTÍCULO LA ALABANZA, P. 714. [Sal 9:1-2]).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

Salmo 148 (Vg 147): Alabanza Cósmica a Yahvé.
E n este himno lírico se cantan las grandezas de Yahvé, proclamadas por todos los componentes del cosmos: la naturaleza inanimada y los vivientes. El mundo orgánico e inorgánico, el irracional y el racional, juntamente con el espiritual angélico, son invitados a entonar un cántico de alabanza al Creador. El salmista asocia a su pueblo jubiloso – Israel – toda la naturaleza para glorificar al Todopoderoso, que ha otorgado a su “heredad” los más grandes favores de la historia. El ser humano es la obra cumbre de la creación, e Israel el pueblo elegido al servicio de la humanidad, en cuanto que ha sido escogido como “sacerdocio real y nación santa”1 para transmitir los designios salvadores de Dios en la historia. Bajo este aspecto, Israel se halla, en el plan divino, en el mismo centro de la revelación y del acontecer histórico de la humanidad. El salmista, consciente de los destinos excepcionales de su pueblo, presenta a Israel dentro del círculo de intereses del mundo y del cosmos 2.

Toda la creación debe aclamar a Dios.
1 ¡Aleluya! Alabad a Yahvé desde los cielos, alabadle en las alturas. 2Alabadle vosotros sus ángeles todos, alabadle vosotros todos sus ejércitos. 3 Alabadle, sol y luna; alabadle, todas las lucientes estrellas. 4 Alabadle, cielos de los cielos, y las aguas de sobre los cielos. 5 Alaben el nombre de Yahvé, porque a su orden fueron creados, 6 e hizo que perduren por los siglos; pusoles estatutos que no traspasarán. 7 Alabad a Yahvé desde la tierra los cetáceos y todos los abismos; 8 el fuego, el granizo, la nieve, la niebla, el viento tempestuoso, que ejecuta sus mandatos; 9 los montes y todos los collados; los árboles frutales y los cedros todos; 10 las fieras y todos los ganados; los reptiles y las aladas aves; 11 los reyes de la tierra y los pueblos todos, los príncipes y todos los jueces de la tierra, 12 los mancebos y las doncellas, los ancianos y los niños, 13 alaben el nombre de Yahvé, porque sólo su nombre es sublime; su magnificencia sobrepasa a los cielos y la tierra. 14 El ha elevado el poder de su pueblo 3. Alábenle todos sus devotos 4, los hijos de Israel, el pueblo que está allegado a El. ¡Aleluya!

Los ojos del salmista se alzan primero hacia los cielos e invita a los seres angélicos a entonar un himno de alabanza al Creador; ellos constituyen el ejército de guardia del Altísimo5, su escolta de honor. Después se dirige al mundo sideral, estrechamente unido, según la mentalidad popular antigua, a las esferas donde mora la divinidad y sus mensajeros los ángeles. Siguiendo el relato del Génesis, el hagiógrafo menciona primero a las dos lumbreras mayores – sol y luna – y después las estrellas. En la cúspide del techo del firmamento están los cielos de los cielos, los cielos por excelencia, donde mora la divinidad como en su palacio propio 6. Sobre el firmamento están los grandes depósitos de aguas que Dios reserva para las catástrofes diluviales 7. También ellas deben manifestar las alabanzas al Soberano del cosmos. Todas las criaturas tienen sus leyes, y todas subsisten por su voluntad 8. Los mundos siderales perduran misteriosamente merced a las leyes de gravedad y de atracción, en un equilibrio maravilloso que refleja el poder y la sabiduría divina 9.
Desde los cielos pasa el salmista a las profundidades del mar, donde están los monstruos marinos 10; después enumera los fenómenos atmosféricos, para terminar invitando a los animales y a los hombres todos a tomar parte en esta maravillosa orquestación del universo. Especialmente Israel, como nación predilecta de Yahvé, debe manifestar su agradecimiento por haberlo encumbrado en el poder sobre todas las naciones. Particularmente sus devotos o piadosos deben ser conscientes de la elección divina de la “heredad” de Yahvé. Israel es el pueblo allegado a su Dios n, por ser un “reino sacerdotal y una nación santa”12. Estas relaciones de intimidad con Yahvé, aunque parece fueron interrumpidas durante el exilio, han vuelto a intensificarse después de la restauración de la nación 13.

1 Exo 19:6. – 2 Véase la segunda parte del libro de Isaías (c.40-66); Rom 8:193. Este salmo parece una ampliación del Sal 145:10. El v.14 se asemeja a Sal 149:5.9. – 3 Lit.: “el cuerno de su pueblo.” – 4 Lit.: “alabanza para todos sus piadosos, para el pueblo de Israel.” – 5 Ejércitos o milicias celestes pueden ser los seres angélicos o los astros (cf. Job 38:7; Sal 103:21; 1Re 22:19; Neh 9:6). – 6 Cf. Sal 68:33; Deu 10:14; 1Re 8:27; 2Cr 2:6; Neh 9:6; Eco 16:18. – 7 Cf. Gen 1:6-7; Sal 104:3. – 8 Cf. Eco 43:26; Gol 1:17. – 9 Cf. Jer 31:35-36; Jer 33:25. – 10 Cf. Gen 1:21. – 11 Cf. Deu 4:7; Sal 145:18. – 12 Cf. Exo 19:6. – 13 Cf. Sal 65:4; Jer 30:2.1; Num 16:5. Este verso aparece citado literalmente en Eclo

Fuente: Biblia Comentada

Una muestra representativa de la creación de Dios en el firmamento y en los cielos.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Salmo 148: Himno de alabanza universal que invita a que todos los seres del cielo y de la tierra aclamen a Dios.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Salmos 146-150. El Aleluya Sin Fin

El libro de los Sal. empezó (1:1) con: Bienaventurado el hombre; termina con el equivalente sostenido, de cinco partes de: «Bienaventurado sea el Señor.» En estos Salmos no hay ninguna referencia a una necesidad personal, ninguna petición, poco que pudiera llamarse una referencia histórica; todo enfoca a Dios; todo es alabanza. Pero hay una progresión paso a paso en esta alabanza. Empieza con lo individual (146:1), incluye a la comunidad (147:1, 12), se extiende a los cielos y la tierra (148:1, 7). Pero si todo el mundo ha de alabar al Señor por lo que ha hecho en favor de Israel (148:13, 14) se hace necesaria la alabanza de un pueblo consagrado a su misión (149) hasta que todo lo que respira alabe al Señor (150:6).

Salmo 148. Alabanza de la creación

Más allá de la alabanza del individuo (146) y de la comunidad (147) está la alabanza debida al Creador por parte de toda la creación: el cielo (1) y la tierra (7), adjudicados por mandatos idénticos. Cada llamado a alabar se basa en una explicación (5 y 6, 13 y 14), nuevamente con presentaciones idénticas. La alabanza celestial se basa en el hecho de que Dios el Creador es quien originó, mantiene y controla todo (5, 6). La alabanza terrenal se basa en la gloria intrínseca del Señor y la posición singular de su pueblo (13, 14). El orden de la alabanza en 1-6 es hacia abajo partiendo de los seres celestiales (2) a la congregación física de los cielos (3, 4); el orden de la alabanza en los vv. 7-14 es hacia arriba desde las profundidades (7) y el orden inanimado (8, 9) al reino animal (10) y la humanidad (11, 12). Las cosas que de por sí pueden convertirse en objetos de reverencia (ángeles, 2; estrellas, 3) y las cosas que con frecuencia parecen contradecir a la mano divina que ordena (8): todos por igual y todos en sus manifestaciones existen exclusivamente para alabanza de él. Ciertamente, la tormenta sólo puede ejecutar su palabra (8).

4 Aguas … sobre los cielos, la esfera de las nubes que producen la lluvia. 7-10 ¿Cómo puede una creación muda “alabar”? Siendo lo que es, sus súbditos, cumpliendo la función que les fuera asignada, así como (6) la “alabanza” de las estrellas es su sometimiento a las ordenanzas fijas de Dios. 13 La tierra es convocada no sólo a “alabar a Dios”, o sea a responder a algún sentido del ser sobrenatural, sino a alabar el nombre, o sea a responder a lo que ha revelado que él es. ¿Cómo puede toda la tierra alabar a aquello de lo cual no tiene conocimiento? El problema es resuelto por implicación en el v. 14 (ver 149) donde la existencia de un pueblo especial es una razón adicional para la alabanza de la tierra: su pueblo es el medio por el cual el mundo puede llegar a conocer al Señor. Solo. La palabra todos aparece diez veces (2, 3, 7, 9, 10, 11, 14), abarcando todos los entes creados. ¡Pero hay solamente un solo! 14 Poderío, lit. “cuerno”, símbolo de poder: el Señor ha hecho de su pueblo un “dispositivo” sobre la tierra; pueblo … fieles … cercano. Círculos de una intimidad que va en aumento; los hizo objeto de su amor inmutable; los tomó como sus parientes cercanos.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

148.5-14 Toda la creación es como una sinfonía majestuosa o un gran coro compuesto de muchas partes armoniosas que juntas elevan cánticos de alabanza. Cada una (independiente y aun así parte de un todo) la atrapa y la lleva como marea creciente de la alabanza. Esta es una descripción de cómo los creyentes debemos alabar a Dios: individualmente, pero como parte de un gran coro de creyentes alrededor del mundo. ¿Está cantando bien su parte en el coro de alabanza mundial?

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

NOTAS

(1) Véase Sal 104:35, n.

REFERENCIAS CRUZADAS

a 5345 Sal 113:1

b 5346 Sal 89:5; Isa 49:13

c 5347 Luc 2:14

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Salmo 148 Este Salmo es un cántico de alabanza que describe el coro universal reunido para alabar a Dios. La inclusión de Aleluya establece el tono y el tema. En la primera sección (vers. 1-6) las huestes celestiales se nombran y son llamadas a alabar a Dios (vers. 1-5a) porque el Señor las creó (vers. 5b) y las estableció para siempre (vers. 6). En la segunda sección (vers. 7-14) las huestes terrenales están llamadas a alabar a Dios (vers. 7-13a) porque sólo El es digno y porque ha exaltado a sus santos delante de todos. Las diferencias entre las dos secciones se indican en el primer vers. de cada una: desde los cielos (vers. 1) contra desde la tierra (vers. 7). Puesto que los cielos y la tierra designan toda la creación (véase vers. 13), la creación entera es llamada a alabar al Señor. En la primera sección las criaturas racionales y luego la creación inanimada (irracional), son llamadas; esta orden está invertida en la segunda sección, formando una inclusión. En los Sal 145-147 la grandeza y la misericordia de Dios están entretejidas, tanto en la creación como en la historia.

Fuente: La Biblia de las Américas

O, ¡Alabad al {I SEÑOR!;} heb., Alelu-YAH

Fuente: La Biblia de las Américas

SALMO 148[4] Gen 1, 7.

Fuente: Notas Torres Amat