Comentario de Proverbios 7:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Hijo mío, guarda mis palabras y atesora mis mandamientos dentro de ti.
Hijo mío. Pro 1:8; Pro 3:1.
guarda mis razones. Luc 8:15; Luc 11:28; Jua 14:23; Jua 15:20; Apo 1:3; Apo 22:9.
y atesora contigo mis mandamientos. Pro 2:1-7; Pro 10:14; Deu 11:28; Job 22:22.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Salomón persuade a una sincera e intima familiaridad con la sabiduría, Pro 7:1-5.
En un ejemplo de su propia experiencia, el muestra, Pro 7:6-9,
la astucia de una prostituta, Pro 7:10-21;
y la desesperada simplicidad de un joven lujurioso, Pro 7:22, Pro 7:23.
Persuade al lector de semejante maldad, Pro 7:24-27.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
El grave problema de la inmoralidad (Pro 2:16-19; Pro 5:1-23; Pro 6:20-35) sí tiene solución: Guarda mis mandamientos … como las niñas de tus ojos. Todos deberíamos proteger las palabras sabias tan instintivamente como protegemos la pupila de nuestros ojos. Dios se preocupa y cuida de su gente con esa misma diligencia (Deu 32:10).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
GUARDA MIS RAZONES. Una vez más Proverbios advierte contra la inmoralidad cometida en nombre del amor (v. Pro 7:18), subrayando sus desastrosos resultados (vv. Pro 7:25-27; véanse Pro 5:5; Pro 5:14, nota; Pro 6:32-33, nota). Puede evitarse la inmoralidad sexual
(1) estando firmemente dedicado a todo lo que Dios dice que es recto y bueno (vv. Pro 7:1-5),
(2) no permitiendo que el pensamiento se entretenga con placeres lujuriosos (v. Pro 7:25), y
(3) sabiendo que ese pecado conduce al pesar, al quebranto y a la muerte (vv. Pro 7:26-27).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
7. Como la Adultera Seduce al Inexperto.
1 Hijo mío, atiende a mis palabras y pon dentro de ti mis enseñanzas. 2 Guarda mis preceptos y vivirás; sea mí ley como la niña de tus ojos. 3 átatelos al dedo, escríbelos en la tabla de tu corazón. 4 Di a la sabiduría: “Tú eres mi hermana,” y llama a la inteligencia tu pariente, 5para que te preserven de la mujer ajena, de la extraña de lúbricas palabras. 6Estaba yo un día en mi casa a la ventana, mirando a través de las celosías, 7y vi entre los simples un joven, entre los mancebos un falto de juicio, 8que pasaba por la calle junto a la esquina e iba camino de su casa. 9Era el atardecer, cuando ya oscurecía, al hacerse de noche, en la tiniebla. 10Y he aquí que le sale al encuentro una mujer con atavío de ramera y astuto corazón. 11Era parlanchína y procaz, y sus pies no sabían estarse en casa; 12 ahora en la calle, ahora en la plaza, acechando por todas las esquinas. 13 Cogióle y le abrazó y le dijo con toda desvergüenza: 14”Tenía que ofrecer un sacrificio y hoy he cumplido ya mis votos; 15por eso te he salido al encuentro, iba en busca tuya y ahora te hallo. 16He ataviado mi lecho con tapices, con telas de hilo recamado de Egipto; 17he perfumado mi cama con mirra, áloe y cinamomo. 18 Ven, embriaguémonos de amores hasta la mañana, hartémonos de caricias; 19 pues mi marido no está en casa, ha salido para un largo viaje. 20 Se ha llevado la bolsa y no volverá hasta el plenilunio.” 21 Con la suavidad de sus palabras le rindió y con sus halagos le sedujo; 22y se fue tras ella entontecido como buey que se lleva al matadero, como ciervo cogido en el lazo 23hasta que una flecha le atraviesa el flanco, o como el pájaro que se precipita en la red sin saber que le va en ella la vida. 24 óyeme, pues, hijo mío, y atiende a las palabras de mi boca. 25No dejes ir tu corazón por sus caminos, no yerres por sus sendas; 26porque a muchos ha hecho caer traspasados y son muchos los muertos por ella. 27Su casa es el camino del sepulcro, que baja a las profundidades de la muerte.
Para completar lo que ha dicho sobre el adulterio, el sabio presenta gráficamente, con sus circunstancias más concretas, el caso de una adúltera que con sus halagos sedujo a un joven inexperto, que pone de relieve la astucia de aquélla y la necedad de éste.
Precede la acostumbrada exhortación con nuevas imágenes. Cuando estimamos mucho una cosa, decimos que es la pupila de nuestros ojos. Tal ha de ser la estima del discípulo de la sabiduría por sus enseñanzas. El átatelos al dedo puede recordar el anillo que está unido a él y pasa a cada momento ante los ojos, con lo que indica el sabio que sus consejos han de estar siempre presentes en la memoria de aquél para llevarlos en todo momento a la práctica, La designación de la sabiduría como hermana, pariente, indica las relaciones de afecto y familiaridad, la unión íntima que con ella es preciso tener. El autor de la Sabiduría la presenta como esposa! y el Eclesiástico como madre y esposa virgen 2. Jesucristo, Sabiduría encarnada, llamaría madre suya, hermanos, parientes, a quienes oyeran sus enseñanzas y las pusieran en práctica 3. La sabiduría le librará entonces de los pecados sensuales, porque ella se opone a éstos como el espíritu a la carne, el cielo a la tierra4.
Hace en seguida la presentación del joven embaucado por los halagos de la mujer disoluta. Una descripción imaginativa seguramente, pero basada en la realidad. Un joven inexperto, falto de juicio, que a eso del anochecer camina por la calle que conduce a la casa de la adúltera. Acierta a pasar por la casa del sabio, desde cuya ventana, a través de su enrejado, él mismo pudo con sus ojos contemplar la escena. Hay probablemente en la indicación de las circunstancias de lugar y hora una tácita advertencia del sabio. Posiblemente el joven salió de casa sin intención alguna malévola; pero quien imprudentemente se busca la ocasión, será víctima de los halagos de la carne.
Sigue el retrato de la mujer licenciosa. La mujer en este tiempo tenía bastante libertad, lo que hacía posibles escenas como la presente 5. Se presenta con atavío de mujer prostituta, con un corazón astuto, dispuesto a seducir a su encontradizo. Es habladora y procaz, siempre fuera de casa al acecho de su presa, en distinción a la mujer virtuosa, amante del silencio, modesta y recatada en su comportamiento, mujer de su casa. Lleva en su interior como un fuego que no la deja parar y una sed ardorosa de placer, que le hace buscar en todo momento la ocasión propicia para saciarla y merodea por las esquinas, con el fin de ser vista, en busca de algún incauto con quien dar pábulo a sus deseos depravados.
La actitud y lenguaje de la adúltera son atrevidos y desvergonzados. Seguramente en un lugar un poco apartado, toma del brazo al joven, le abraza en actitud un tanto descarada, llevada de la pasión, y le manifiesta sus propósitos depravados. Le dice haber ofrecido un sacrificio y cumplirse aquel día precisamente sus votos. En los sacrificios en cumplimiento de un voto se ofrecía la sangre y la grasa de los intestinos. Lo demás era comido en banquete sagrado el mismo día por los oferentes, que invitaban a sus parientes y amigos6. Pero pronto desenmascaró sus perversas intenciones. Pone primero ante sus ojos una estancia perfumada con ricos perfumes7 y un lecho recubierto de tapices y telas de hilo recamado de Egipto, país con el que Palestina mantenía intercambio comercial desde los días de Salomón. Después provoca abiertamente su sensualidad: pasarán la noche dando rienda suelta a los deseos impúdicos de su corazón. Un motivo podría retraerle: la venganza del esposo. Pero no hay peligro. Ha salido para un largo viaje de negocios y tardará en volver. No podrá sorprenderles. Como en el v.9 habló de tinieblas de la noche, posiblemente la escena tuvo lugar en una noche de luna nueva, en cuyo caso el regreso del esposo, que no tendría lugar hasta los días de luna llena, tiempo el más propicio para caminar, no tendría lugar antes de quince días.
Las palabras insinuantes y la conducta halagadora de la adúltera convencieron al joven incauto. Con tres comparaciones tomadas del reino animal declara el sabio su conducta necia y estúpida; la del buey, que lo mismo va tras de su amo cuando lo lleva al pesebre que si un día lo conduce al matadero, porque no tiene inteligencia; la del ciervo, que, cogido en el lazo, no puede liberarse de él, y su hígado, órgano para los antiguos de las afecciones y de la vida, es atravesado por la flecha; y la del pájaro, que se precipita a coger el alimento sin darse cuenta de que tiene tendida la red en la que va a dejar prendida la vida. Así el joven obró neciamente como quien no tiene inteligencia, se dejó coger en los lazos de la adúltera, de los que no supo escapar, y se precipitó ciegamente en una conducta cuyas fatales consecuencias menciona en seguida.
Termina el sabio con la recomendación con que comenzó: hay que seguir los consejos de la sabiduría respecto de la guarda del corazón para no caer en los lazos de la mujer adúltera. De hecho, advierte, muchos se dejaron seducir por la concupiscencia. David y Salomón, entre los grandes de Israel, fueron víctimas suyas, y la historia está llena de tristes ruinas morales y humanas, que son el mejor comentario a esta perícopa sobre la mujer disoluta. Las consecuencias a que lleva el adulterio son la muerte física, que lleva prematuramente al seol 8. Los cristianos sabemos que ocasiona otro mal mucho más terrible aún, que es la muerte del alma, que lleva consigo el infierno.
1 8:2 – 215:2 – 3 Luc 8:19-21. – 4 2:16; 6:24. – 5 Can 3:2.3; Eco 26:11-15. – 6 Lev 7:16. – 7 Eco 24:20-21. – 8 2:18.19; 5:5-23.
Fuente: Biblia Comentada
cp. Pro 2:1-4; Pro 3:1-3; Pro 4:10.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Esta larga sección presenta la alabanza paterna de la sabiduría en forma de discursos didácticos. Estos capítulos preparan al lector para los proverbios propiamente dichos que comienzan en Pro 10:1 ss.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Pro 7:1-27 : Ligada a la anterior, esta nueva instrucción recomienda el trato íntimo con la sabiduría para prevenir los peligros del adulterio. La brillante descripción se hace en clave autobiográfica (Pro 7:6-23), habida cuenta de que la experiencia, propia o ajena, era una de las fuentes de sabiduría más apreciadas.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Pro 3:3+; Pro 4:4.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Un llamado a resistir toda tentación a tener una aventura amorosa
La última sección sobre el comportamiento sexual comienza con el acostumbrado llamado de atención (1-4), aunque la recompensa general para esto sólo se menciona de paso (2a). El sermón continúa hacia su tema particular, la posibilidad de recibir protección en contra de la mujer ajena (5; ver también sobre 2:16-19; 5; 6:20-35). La razón para evitarla es también menos prominente que lo usual (ver vv. 22, 23, 26, 27), aunque lo que dice en advertencia de las consecuencias que seguirán al ignorar al maestro hace un marcado contraste con la breve promesa de “vida” en el v. 2 (ver sobre 3:10).
El autor no se avergüenza de aconsejar el tipo de conocimiento rutinario que ahora se considera pasado de moda. Pero esto no es meramente conoci miento rutinario: alcanza al ser interior, el corazón. El hecho de que Dios tenga que escribir las cosas en el corazón (Jer. 31:33) no quita nuestra responsabilidad de hacer esto; ciertamente hace posible que cumplamos con la responsabilidad (cf. también Eze. 18:31). Esta actitud interior se expresa de otra manera en el v. 4: llamar a alguien su hermana es efectivamente pedirle que se case con usted (ver, p. ej. Cant. 4:9-12), así somos invitados a dar a la señora Sabiduría una posición que es incompatible con la actitud que el joven insensato toma referente a la mujer en el relato.
El relato enfoca su método de seducción, descripto en una gráfica metáfora (6-21). La observación del maestro desde detrás de la celosía (6, 7) ilustra cómo la sabiduría procede aprendiendo lecciones de la observación y la experiencia de otras personas tanto como de las propias. Hay varias maneras de leer la historia. Tal vez la mujer es simplemente alguien que practica la prostitución cuando tiene la oportunidad por la ausencia del marido, aunque los vv. 10-12 puedan sólo significar que esté vestida de un modo provocativo e inclinada a la aventura sexual. Tal vez es una devota de una religión extranjera que necesita a un hombre para hacer el amor como parte de su obligación religiosa, como en los vv. 14-18 pueden implicar (por el v. 14 en particular, cf. Lev. 7:15, 16). O tal vez los dos ya están enamorados; ella ha estado esperándolo a él en particular, y él se estaba encaminando hacia ella con la esperanza de que su marido estuviera ausente. Al maestro no le importará cuál de éstas corresponden con los hechos de la historia. Esa no es la intención. Cualquier aventura es insensatez. Lo que su encanto hace que el joven piense que es la senda de amor, es la senda de muerte. Como hemos notado antes, la escena de la seducción también necesita verse desde la posición de una mujer, de modo que ella pueda resistir el encanto fatal de un hombre casado.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
7.6-23 A pesar de que este consejo va dirigido a los hombres jóvenes, también las mujeres jóvenes deberían prestarle atención. La persona que no tiene propósito en la vida es ingenua (7.7). Sin meta o dirección, la vida vacía es inestable, vulnerable a muchas tentaciones. Aun cuando el joven de este pasaje no sabe hacia dónde va, la mujer seductora sabe a dónde lo quiere llevar. Tome nota de sus estrategias: está vestida para provocar a los hombres (7.10), su acercamiento es atrevido (7.13), lo invita a su casa (7.16-18), con astucia resuelve cada una de sus objeciones (7.19, 20), lo persuade con palabras aduladoras (7.21), lo atrapa (7.23). Para combatir la tentación, asegúrese de que su vida esté llena de la Palabra y de la sabiduría de Dios (7.4). Reconozca las estrategias de la tentación y huya de ellas rápidamente.7.25-27 Existen pasos definidos que puede dar para evitar los pecados sexuales. En primer lugar, proteja su mente. No lea libros, no mire fotografías ni aliente fantasías que estimulen deseos equivocados. Segundo, aléjese de ambientes y amigos que lo tienten a pecar. Tercero, no piense solo en el momento, considere las consecuencias. La emoción de hoy puede ser la ruina del mañana.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 336 Pro 2:1; Pro 4:1; Pro 5:1; Luc 8:15
b 337 Deu 11:18; Pro 10:14
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
La tercera amonestación contra la adúltera (cp. 5:1– 23; 6:20– 35) empieza con una exhortación a obedecer la enseñanza (vers. 1– 5), seguida del drama de ella en busca del simple, que es su víctima (vers. 6– 23). Una moral concluyente exhorta al hijo a que ponga atención a la instrucción para que evite las consecuencias que muchos han experimentado a manos de la adúltera (vers. 26, 27).
Fuente: La Biblia de las Américas
En el Cáp. Pro 7:1-27 las advertencias en contra del adulterio son dramatizadas. El maestro sabio describe cómo el simple sucumbe a las tentaciones de la adúltera (vv. Pro 7:6-23).
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
[14] Lev 7, 18.[16] Este capítulo presenta las seducciones de una mujer extraña.[26] Como David, Sansón y Salomón, quienes quedaron presos en ellas, porque confiaron en sí y no en Dios.