Comentario de Proverbios 12:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
El que ama la corrección ama el conocimiento, pero el que aborrece la reprensión se embrutece.
El que ama la instrucción. Pro 2:10, Pro 2:11; Pro 8:17, Pro 8:32; Pro 18:1; Sal 119:27, Sal 119:97-100; 2Ts 2:10.
mas el que aborrece la reprensión. Pro 5:12, Pro 5:13; Pro 9:7, Pro 9:8; Sal 32:9; Sal 92:6; Isa 1:3.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Máximas de sabiduría; haciendo distinción entre el justo y el impío al comparar su forma de pensar, sus palabras, y sus obras; notando la diferencia en su conducta, y enseñando discreción en las cosas temporales y las espirituales, Pro 12:1-28.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
El sabio tiene la certeza de que la disciplina y la enseñanza le darán una gran recompensa. En cambio, la persona que odia la reprensión es un ignorante, literalmente «ignorante como una vaca».
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
EL QUE ABORRECE LA REPRENSIÓN ES IGNORANTE. A veces son necesarias la reprensión y la corrección. A la persona orgullosa no le gusta que se le corrija, pero la persona humilde aceptará sinceramente la crítica y le sacará provecho (cf. Pro 1:7; Pro 6:23; Pro 10:17).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
12. Justicia. Buen Uso de la Lengua. Laboriosidad.
Antítesis Entre el Justo y el Impío Vida Doméstica (12:1-12).
1 El que ama la corrección ama la sabiduría, el que odia la corrección es un necio. 2 El bueno alcanza el favor de Yahvé, que condena al de mala vida. 3 No se afirma el hombre por la impiedad; la raíz del justo no será arrancada. 4 La mujer fuerte es la corona del marido, la mala es carcoma de sus huesos. 5 Los pensamientos del justo son rectitud; los consejos del impío, fraude. 6 Las palabras del impío son para acechar la sangre; la boca del justo la salva. 7 Son trastornados los impíos y dejan de ser, pero la casa del justo queda en pie. 8 Cada uno es alabado según su sabiduría, pero el de perverso corazón es menospreciado. 9 Mejor está el hombre oscuro que tiene qué comer que el presuntuoso que carece de pan. 10 El justo provee a las necesidades de sus bestias, pero el corazón del impío es despiadado. 11El que labra su campo tendrá pan a saciedad, pero el que se va tras los vagabundos es un insensato. 12 El deseo del impío es una red de males, la raíz del justo es fructífera.
Continúan las antítesis en torno al justo y al impío, repitiéndose conceptos ya expresados. La primera pone relación entre la corrección y la sabiduría. Es aquélla un medio maravilloso para evitar toda una serie de pequeños o grandes defectos que, por estar habituado a ellos o no darse cuenta de ellos, sólo una mano amiga y caritativa puede hacernos conscientes de ellos. Dejarse corregir de los sabios, recibiendo con humildad sus advertencias, indica verdadera sabiduría, que lleva a una rectitud moral cada día mayor. Quien rechaza la corrección irá perdiendo sensibilidad para la virtud y se verá cada día más fuertemente dominado por sus vicios y defectos. Los sabios la recomiendan con mucha frecuencia.
Los v.2-3 contienen el pensamiento tan repetido de que la vida virtuosa asegura el favor de Yahvé, que lleva consigo la vida larga y feliz, mientras que la impiedad se hace acreedora al castigo de Dios, que no permitirá al impío una prosperidad duradera 1.
La antítesis del v.4 se refiere a la esposa, de cuyas cualidades depende en gran parte la dicha del marido. La mujer fuerte, virtuosa, que sabe gobernar su casa, solícita del bien de todos, es una gloria para su marido. El 0.31, con su precioso elogio, es el mejor comentario a esta sentencia. La desvergonzada, como dice el hebreo, que no atiende al gobierno de la casa y no es fiel al marido, destruye la felicidad del esposo, y la pena y tristeza que su conducta le causan va minando incluso sus energías corporales, como la caries corroe y destruye los huesos.
Contrastan los pensamientos del justo y del impío, que son la raíz última de sus obras. Los del primero están conformes con los dictámenes de la sabiduría. Los del segundo, simulando buscar el bien de los demás, tienen, en realidad, como única meta el bien propio. Más aún, el impío, no contento con fraudes y engaños, pone con sus calumnias, con sus falsos testimonios, con sus acciones, asechanzas a la vida ajena, y con ello a la propia 2, mientras que el sabio, que busca siempre el bien, libra al incauto con sus consejos 3 y al inocente con su sabiduría, como libró Daniel a Susana de las acusaciones de los ancianos. Las consecuencias para uno y otro serán también muy distintas: perecerá presto el malvado y con él sus planes, mientras que gozará de los bienes de la vida por largo tiempo el justo 4.
Para el sabio, la verdadera fuente de alabanza es la sabiduría, y en la medida que el hombre la posea, es digno de estima. Se trata de la sabiduría bíblica, que incluye la clarividencia intelectual, pero que supone las cualidades morales y religiosas. También prefiere el sabio al hombre sencillo, sin gloria, pero con recursos para mantener a sí y a su familia, que al presuntuoso, que pavonea de nobleza y riquezas y carece de lo indispensable para comer 5.
El justo es humanitario incluso con los animales, que, si no tienen inteligencia, sienten, no obstante, y padecen. Por eso cuida de ellos, procura no les falte el debido sustento, mientras que el impío, de corazón duro, los trata con crueldad, les impone cargas excesivas y les propina fuertes palizas cuando no se doblegan a sus gustos. El· trato de los animales tiene su valor educativo: el que es cruel con ellos, fácilmente lo es también para con sus prójimos. Yahvé mandó a los israelitas repetidas veces ese buen trato respecto de los animales, ordenando, por ejemplo, que no se pusiese bozal al buey mientras trillaba 6; que no se unciesen juntos para arar al buey y al asno 7, lo que supondría para éste, como más débil, un trabajo excesivo; que, si se encontraba un nido, se cogiesen los huevos o polluelos, pero se dejase libre a la madre. Todo lo cual tenía como última mira fomentar la delicadeza de sentimientos en los israelitas 8.
La sabiduría bíblica tenía, naturalmente, que contener axiomas referentes a la agricultura, dado que el pueblo hebreo la cultivó desde la conquista de la tierra prometida hasta la destrucción de Jerusalén por los romanos. Quien es diligente en la labranza del campo obtendrá cosechas que le llenarán los graneros y asegurará un bienestar material. El vago es un necio que se encontrará con la pobreza, que es a veces un castigo de Dios a quienes se enriquecieron rápidamente con medios ilícitos 9; en la mayoría de los casos es debida a la vagancia. Concluye la perícopa con un pensamiento en que ya ha insistido; el malvado, con sus impiedades, se tiende una red, en que muchas veces es cogido, mientras que la sabiduría que dirige la vida del justo le proporciona los frutos que ella lleva consigo 10.
Buen y mal uso de la lengua (12:13-23).
13 El malvado se enreda en pecados de lengua, el justo se libra de ellos. 14 De los frutos de su boca se sacia el hombre, y según él trata, así será tratado. 15 Al necio le parece derecho su camino, mas el que escucha el consejo es sabio. 16 El necio luego al punto descubre su cólera, el sensato sabe disimular su afrenta. 17 El que habla verdad declara lo justo, pero el testigo falso lo disfraza. 18 Hay quien al hablar da tantas estocadas como palabras, pero la lengua del sabio cura las heridas. 19 El labio veraz mantiene siempre la palabra; la lengua mentirosa, sólo por un momento. 20 El corazón del que maquina el mal es fraudulento, alegre el corazón de los buenos consejos. 21 Sobre el justo no vendrá la adversidad, mas para los impíos todo serán males. 22 Los labios mentirosos los aborrece Yahvé; se agrada de los que proceden sinceramente. 23 El cuerdo encubre su sabiduría; el corazón del necio pregona su necedad.
El sabio hace un parangón entre el uso que de la lengua hacen el justo y el impío y sus diversas consecuencias. El impío, con sus mentiras e injurias, con sus calumnias y demás pecados de lengua, se prepara su propia ruina, creándose enemigos y exponiéndose a las penas legales; de todo lo cual se libra el hombre justo, cuyos labios, guiados por la sabiduría, son fuente de vida con sus consejos orientadores n. Cada uno recogerá lo que con su boca sembrare: el agradecimiento y la estima, quien dio sabios consejos; el desprecio y el castigo, quien empleó sus labios para hacer el mal a los demás.
La mayor desgracia del necio es el no darse cuenta de que va errado en su camino, con lo que hace más difícil su corrección. Cegado por su maldad, por la soberbia, por la ambición, se tiene a sí mismo por guía. El sabio, por el contrario, es humilde y se deja guiar con gusto de quienes juzga más sabios que él. Tobías aconsejaba a su hijo seguir el consejo de los prudentes 12, y Ben Sirac exhorta a no hacer nada sin consejo, con lo que no tendrás que arrepentirte de lo hecho 13.
De vez en cuando nos encontramos en los Proverbios con sentencias que traen a nuestra mente los sentimientos de caridad del Nuevo Testamento. El necio es orgulloso y, apenas siente herido su amor propio, incapaz de contener su ira, salta en imprecaciones contra quien le ofendió. Pero el sensato sabe dominar su indignación frente a la injuria recibida y comportarse como si no hubiere sido afrentado. Claro que el motivo no es el amor al ofensor, título por el que Jesucristo recomienda tal conducta, sino el propio interés, al que sirve el conservar la tranquilidad de ánimo frente a las ofensas.
Difiere también, por supuesto, la actitud del justo y la del impío respecto de la verdad. Aquél es un fiel testigo, que no miente14; la justicia es la verdad puesta en práctica. El impío, en cambio, es un testigo falso, con lo que falta a un principio fundamental de la vida social, que exige la verdad en el juicio. El éxodo inculca al testigo la obligación de decir la verdad; al juez, la de juzgar conforme a la justicia, y a los dos, el no apartarse de ellas sobornados por las dádivas 15. Y así, la lengua del impío es como una espada de dos filos, que no sabe pronunciar una palabra sin herir con una crítica, con un falso testimonio, mientras que la del sabio, deshaciendo con su palabra autorizada una murmuración, una calumnia, derrama bálsamo en el ánimo herido por aquéllas. El hombre sabio, antes de hablar o dar testimonio, se informa bien y piensa lo que ha de decir y luego persevera firme en su palabra, sin temor a ser desmentido, porque encontró la verdad y ésta es estable y eterna. El mentiroso sólo por un momento puede mantener su palabra, porque su mentira es presto descubierta, que “se coge antes a un mentiroso que a un rengo,” como dice nuestro refranero. También la sabiduría egipcia insiste mucho en la veracidad de la palabra, si bien con un fin interesado 16.
Tiene diversa repercusión en el corazón, afirma el v.20, la actividad del que maquina el mal y la del que con sus consejos hace el bien a los demás. La primera crea temor, inquietud, agitación ante el peligro de ser cogido en el mal; “los impíos no tienen paz, dice Yahvé.”17 La segunda origina ese gozo y alegría que es una consecuencia lógica de la vida virtuosa, que cumple los mandatos de Dios y practica la caridad con los demás. “Es fruto de la justicia – escribe A Lapide – la paz y tranquilidad imperturbable de ánimo, que es, según común testimonio de los filósofos, el mayor bien de esta vida.”18 La última razón de todo está en el principio de retribución, que una vez más repite el sabio (v.21). El malo, antes o después, encontrará su castigo, mientras que el justo goza del favor de Yahvé, que le preserva de toda adversidad.
Tratando del buen y mal uso de la lengua, el sabio hace constar que los labios mentirosos son aborrecibles a Yahvé. Lo indicó ya en 6:17, enumerándolos entre las cosas odiosas a Dios, y el libro dedicará unos cuarenta versos a poner de manifiesto lo que Dios y la sabiduría detestan los pecados de lengua 19. El mismo dato declara a la vez lo que Yahvé se agrada en quienes hablan y proceden con sinceridad. Una preciosa constatación concluye la perícopa: el hombre sensato es prudente y reservado en sus palabras; no hace alarde de sí y sus cosas, y en esa sabia actitud de humildad suya radica una buena parte de su encanto. El necio, en cambio, queriendo pregonar a todos su supuesta sabiduría, demuestra con ello que es un necio, y en realidad lo que pregona es su necedad. Una vez más se recomienda el prudente silencio y se condena la procacidad en el hablar.
Laboriosidad y ociosidad. Frutos de la justicia y de la impiedad (12:24-28).
24 La mano laboriosa señorea; la perezosa se hace tributaria. 25La angustia del corazón deprime al hombre, y una palabra buena le conforta. 26 El justo aventaja a su prójimo; el camino del impío le lleva a la ruina. 27El indolente no asa su pieza, pero el diligente tiene copiosa abundancia. 28 En el camino de la justicia está la vida; el camino tortuoso lleva a la muerte.
La primera sentencia, que constata los frutos y consecuencias de la diligencia y la ociosidad en el trabajo, se repite muchas veces en el libro 20. Quien trabaja con esmero obtiene copiosos frutos de su trabajo, que le permitirá adquirir nuevas posesiones, mientras que el negligente las que tiene tendrá que ir vendiendo para tener su sustento, y terminará trabajando las ajenas si no quiere perecer en su indigencia. Recoge a continuación el sabio una observación mil veces comprobada: la angustia deprime el ánimo, abate las energías morales y físicas hasta llegar a veces a paralizar la actividad del ser humano por ella afectado. Es claro, en cambio, que la palabra alentadora que sale de un corazón amigo produce efectos maravillosos en el corazón triste y angustiado. La misma idea con distintas expresiones se repite en 15:13; 17:22.
El texto del v.26 está corrompido y las versiones antiguas presentan lecciones diferentes, de modo que es muy difícil adivinar la lección original. Si la que escogemos es la auténtica, el sabio afirma la ventaja del justo sobre el impío, que encuentra su comentario a lo largo de todo el libro, cuyas sentencias contraponen constantemente los efectos saludables de la vida virtuosa y las consecuencias fatales de la impiedad 21. Con una expresión plástica repite la idea del v.24: el indolente no “asará su pieza,” porque primero habrá de darle alcance, lo que no es posible sin el esfuerzo y diligencia que él se niega a poner. Es el diligente cazador, que desde muy temprano sale al campo, quien podrá repetir el “a quien madruga, Dios le ayuda” de nuestro refranero. El v.28, en la lección de los LXX, repite el constante estribillo del libro, que, al proponer una y otra vez ante los ojos los frutos de la vida virtuosa y las consecuencias de la impiedad, sirve de constante estímulo a practicar la justicia y evitar los vicios 22.
1 8:35; 10:25. – 2 1:11-19. – 3 1:4. – 4 10:25. – 5 Eco 10:30. – 6 Deu 22:10. – 7 Deu 22:10. – 8 éxo 20:10; Deu 23:12; Deu 5:14; Deu 22:4.6; Deu 25:4; Job 38:39-41; Sal 36:7; Sal 104:14.27; 148: Cf. P. Heinisch, Teología del Vecchio Testamento (Turín-Roma 1950) p.206. – 9 20:21; 18:22. – 10 1:18. – 11 11:9. – 12 4:18. – 13 32:23. – 14 14:5- – 15 23:1-9- – 16 Cf. Duesberg, O.C., ρ.106. – 17 Isa 48:22. – 18 O.c., 1×367. – 19 Cf. 4:24; 6:19; éxo 10:8.112Cr 18:19-21; I2:6.i3ss; 13:3; 14:3.23; 15:2.4.7; 16:23-24, etc. Cf. B. otte, Abomina Yahvé los labios mentirosos (Pro 12:22); RvBiltl 19 (1957) 105s. – 20 6:6-11; 10:4; 12:27; 19:15; 21:5; 26:13-16. – 21 El TM no ha conservado bien el 26a, y las versiones, con sus lecciones diferentes, no dan elementos de reconstrucción. Los LXX traducen: el arbitro justo es su propio amigo. Así tamben la Bib. de Jér.; Wieseman: el justo busca sus pastos (el aliento moral y religioso). Otros: el justóles un sostén para su amigo. – 22 Cf. 2:18-19; 3:2; 5:5; 7:27; 8:35, etc. El TM dice: y en el camino de su senda la no-muerte, que algunos han entendido en el sentido de la inmortalidad. Está más de acuerdo con el libro la versión de los LXX, que prefieren la mayoría de los críticos modernos, confirmada por las versiones antiguas y algunos manuscritos hebreos, que leen ‘el (hacia) en lugar de ‘al (no-muerte). Cf. Dahood, Inmortality in Pro 12:28 : Bib 41 (1960) 176-181.
Fuente: Biblia Comentada
ignorante. Del heb. «apacentar»; es tan carente de razón como el ganado (cp. Sal 49:20; Sal 73:22).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Esta gran sección contiene trescientos setenta y cinco proverbios individuales de Salomón. No están en un orden evidente, con un agrupamiento por tema solo ocasional, y a menudo están sin contexto para indicar su aplicación. Se basan en el conocimiento inspirado por parte de Salomón de la ley y de los profetas. El paralelo, proverbios de dos líneas de los capítulos Pro 10:1-32; Pro 11:1-31; Pro 12:1-28; Pro 13:1-25; Pro 14:1-35; Pro 15:1-33, son mayormente contrastes u opuestos (antitéticos), mientras que los de los caps. Pro 16:1-33; Pro 17:1-28; Pro 18:1-24; Pro 19:1-29; Pro 20:1-30; Pro 21:1-31; Pro 22:1-29 son mayormente similitudes o comparaciones (sintéticos).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Pro 15:5; (ver Sir 21:6).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Introducción. Los vv. 1-4 nuevamente se parecen a 10:1-4 y 10:23-27 al reunir dichos de todos los cuatro tipos como introducción al cap. Una vez más implícitamente desafían al oyente a la sabiduría en vez de a la necedad (1), afirman la intervención misma de Dios en los eventos (2), declaran que la justicia y la impiedad tienen su recompensa (3) y hacen una observación sobre cómo es la vida (4). Un juego de palabras heb. vincula de su marido (4) con dos negativos (3) y vincula engaño con pensamientos en el v. 5.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
12.1 Si usted no quiere aprender, puede asistir a la escuela por años y no aprender nada. Pero si quiere que lo enseñen, no hay fin para lo que puede aprender. Esto incluye estar dispuesto a aceptar la disciplina y la corrección, y aprender de la sabiduría de otros. Una persona que rechaza la crítica constructiva tiene un problema de soberbia. Tal persona no puede aprender mucho.12.3 Afirmar significa tener éxito. El verdadero éxito viene solo a los que hacen lo que es bueno. Sus esfuerzos soportan la prueba del tiempo. Entonces, ¿qué clase de éxito da la impiedad? Todos conocemos personas que engañaron para pasar el curso o para pagar menos impuestos. ¿Es esto fracaso? ¿Y qué hay con la persona que pasa por alto los compromisos familiares y maltrata a los trabajadores, pero llega muy lejos en los negocios? Estos éxitos aparentes son temporales. Se compran a expensas del carácter. Los que engañan se vuelven cada vez más deshonestos, y los que hieren a otros se vuelven insensibles y crueles. A la larga, una conducta perversa no lleva al éxito, conduce a más impiedad. El verdadero éxito no compromete la integridad personal. Si usted no tiene éxito para las normas de Dios, no ha alcanzado el verdadero éxito. (Véase el cuadro en el capítulo 19.)12.13 Prevaricación de labios es torcer los hechos para apoyar las declaraciones que expresan. Los que hacen esto quedarán atrapados en sus propias mentiras. Pero para alguien que siempre dice la verdad, los hechos, pura y llanamente, ofrecen una defensa firme. Si descubre que siempre debe defender sus acciones ante usted mismo y los demás, quizás su honestidad es menor de lo que debería ser (véase el cuadro en el capítulo 20).12.16 Cuando alguien se enoja y lo insulta, es natural devolver el insulto. Pero esto no resuelve nada y solo acrecienta el problema. En vez de ello, mantenga la calma y responda lenta y prudentemente. Su respuesta positiva logrará resultados positivos. Pro 15:1 dice: «La blanda respuesta quita la ira».12.19 La verdad es eterna y oportuna, se aplica hoy y siempre. Debido a que está conectada con el carácter inalterable de Dios, también es inalterable. Piense en un momento en los siglos que han pasado desde que estos proverbios se escribieron. Considere las interminables horas que se han pasado estudiando con cuidado cada frase de las Escrituras. La Biblia ha pasado la prueba del tiempo. Debido a que Dios es la fuente de la verdad, puede usted confiar en su Palabra como guía.12.21 Esta es otra verdad general, pero no universal. A pesar de que a los justos le acontecen cosas malas, tienen la capacidad de ver oportunidades en sus problemas y avanzar. El malvado, sin la sabiduría de Dios, no tiene la capacidad de enfrentar sus problemas. (Si desea más información sobre las verdades generales que no tienen el propósito de ser declaraciones universales, véanse las notas a 3.16, 17; 10.3; 11.7, 8.)12.23 Los cuerdos tienen una discreta confianza. Los inseguros o desconfiados necesitan dar pruebas, pero los cuerdos no necesitan demostrar nada. Saben que son capaces, así que pueden realizar su trabajo. Cuídese de sacarlo a relucir. Si es modesto, quizás los demás no se den cuenta al principio, pero después lo respetarán mucho más.12.27 El diligente utiliza con sabiduría las posesiones y los recursos, el indolente los desperdicia. El desperdicio se ha convertido en un modo de vida para los que viven en la tierra de la abundancia. Pero el desperdicio es signo de pereza. Haga buen uso de todo lo que Dios le ha dado y aprécielo.12.28 Para muchos, la muerte es una puerta oscura al final de su vida, un corredor a un destino desconocido y temido. Pero para el pueblo de Dios, la muerte es un sendero brillante que conduce a una vida nueva y mejor. Entonces, ¿por qué tememos la muerte? ¿Es debido al sufrimiento que esperamos, a la separación de los seres queridos, a la sorpresa que involucra? Dios nos puede ayudar a controlar esos temores. El nos ha mostrado que la muerte solo es otro paso en la vida eterna continua que comenzamos cuando decidimos seguirlo.ENSEÑANZA Y APRENDIZAJELa enseñanza de Dios proviene de un buen aprendizaje y Proverbios tiene más que decir a los estudiantes que a los maestros. A Proverbios le preocupa el aprendizaje de la sabiduría. El libro aclara que no existen buenas alternativas para aprender sabiduría. O nos volvemos aprendices sabios o nos negamos a aprender y nos volvemos necios fracasados. Proverbios nos alienta a hacer la buena elección.10.8; 23.12; 25.12 Aprendices sabios: Reciben con mansedumbre la instrucción y la crítica Fracasados necios : Rechazan la instrucción12.1 Aprendices sabios: Aman la disciplina Fracasados necios : Rechazan la reprensión12.15; 21.11; 24.6 Aprendices sabios: Obedecen el consejo Fracasados necios : Piensan que no necesitan consejos13.1 Aprendices sabios: Aceptan la disciplina de los padres Fracasados necios : Se burlan de los padres10.17 Aprendices sabios: Caminan a la vida Fracasados necios : Yerran13.18 Aprendices sabios: Reciben honra Fracasados necios : Terminan en pobreza y vergüenza15.31, 32; 29.1 Aprendices sabios: Ganan de la crítica constructiva Fracasados necios : Se autodestruyen al rechazar la críticaConsejo para los maestros Ayude a la gente a evitar caer en lazos (13.14) Use palabras dulces (16.21) Hable en el momento oportuno (15.23; 18.20)
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 589 Pro 3:11; Pro 4:13; Pro 23:12
b 590 Sal 32:9; Isa 1:3
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
torpe. Es decir, irracional (cp. 30:2).
Fuente: La Biblia de las Américas
instrucción. Enseñanza mediante palabras o hechos.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
O, disciplina
Fuente: La Biblia de las Américas
[10] Deut 22, 6; Lev 24, 18-21.