El hijo sabio acepta la disciplina de su padre, pero el burlador no escucha la corrección.
El hijo sabio. Pro 4:1-14, Pro 4:20-22; Pro 10:1; Pro 15:5, Pro 15:20.
mas el burlador. Pro 9:7, Pro 9:8; Pro 14:6; 1Sa 2:25; Isa 28:14, Isa 28:15.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Las ventajas de la prudencia, la diligencia, la piedad, y la sinceridad; y los resultados desastrosos de los males opuestos, Pro 13:1-25.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
El hijo sabio escucha la enseñanza (Pro 10:1, Pro 10:17) y no se iguala al burlador, el peor de los necios (Sal 1:1). Algunos necios son ingenuos e inexpertos, pero abiertos a las sugerencias; ciertas veces incluso los que ya están catalogados como tales, podrían repensar en su posición. En cambio, los burladores incluso se ríen de la justicia. Tal clase de gente es insensible a cualquier tipo de reprensión.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
13. Frutos de la Corrección, de las Riquezas y de la Justicia.
Frutos de la corrección (13:1-6).
1 El hijo sabio ama la corrección, pero el petulante no escucha la reprensión. 2 Del fruto de su rectitud gozará el hombre, pero las almas de los malvados perecerán prematuramente. 3 El que guarda su boca guarda su vida; el que mucho abre los labios busca su ruina. 4 Desea el haragán, pero no logra nada, mas el alma del diligente se saciará. 5Odia el justo toda palabra mentirosa, pero el impío se deshonra y cubre de vergüenza. 6La justicia conserva íntegro al hombre; el pecado subvierte al pecador.
Las primeras sentencias del capítulo 13 son ya conocidas. Lo que en 12:1 dijo sobre la corrección, lo aplica aquí al hijo sabio. Si alguna reprensión hay incluso que amar, es la que proviene del padre, porque ninguna entraña más amor y más interés por hacer bien; por eso el hijo sabio la ama y la sigue. No así el petulante, que carece de la humildad precisa para recibir bien una advertencia y no tiene tal vez ni la delicadeza de sentimientos filiales para recibir al menos la que viene de su mismo padre1. En cuanto a los efectos de la rectitud y de la maldad, el sabio ha repetido que la vida virtuosa obtiene una vida larga y feliz, mientras que la impiedad acorta la vida 2. Sobre el uso de la lengua ya advirtió que quien habla mucho es raro que no se vea envuelto en imprudencias y pecados que pueden poner en peligro su vida, de los que se ve libre quien sabe guardar silencio y reflexión. El v”4, que presenta los deseos ineficaces del perezoso, tiene especial aplicación en la vida espiritual a tantas almas que quieren ser buenas, pero se muestran luego indolentes ante toda práctica cristiana que suponga un poco de renuncia y abnegación. Frente a la mentira adoptan diversa actitud el justo y el impío. Dios, verdad absoluta, detesta toda palabra mentirosa y hace sentir odio hacia ella al justo. El impío la ama y se divierte con ella, pero se deshonra, porque antes o después es tomado en sus mentiras. También el pensamiento del v.6 se repite muchas veces 3. La justicia conduce al hombre por el camino del bien y lo aparta de todo mal. La impiedad aparta al pecador del recto sendero y lo lleva a caminos cada vez más tortuosos, hasta que se encuentra con el castigo de Dios.
Riqueza y pobreza (13:7-12).
7 Hay quien se las da de rico y no tiene nada, y quien, teniendo mucho, se hace el pobre” 8 El rico con sus riquezas puede rescatar la vida, pero el pobre no tiene con qué rescatarse. 9 La luz del justo brilla espléndidamente, pero la luz del impío se extinguirá. 10 La soberbia sólo ocasiona contiendas, pero es sabio quien toma consejo. 11 Riqueza hecha de prisa, se va; el que poco a poco allega, crece. 12 Esperanza que se dilata aflige el corazón; deseo satisfecho es árbol de vida.
Los dos casos se dan en la vida: el del que, no teniendo nada, hace alarde de tener, y el del que, poseyendo mucho, vive como un miserable. Lo primero es peligroso, porque el malvado, más de una vez, para hacer realidad sus simulaciones, se sentirá tentado a mentir, a robar. Lo segundo es una necedad, pues acumula tal vez con sudores lo que otros van a malgastar alegremente. El proverbio enseña que no siempre se puede juzgar por las apariencias y que el prudente se abstiene de esas simulaciones. Las riquezas, cuando realmente se poseen, tienen varias ventajas4; una de ellas es la de poder rescatar la vida. Había delitos que la Ley castigaba con una multa pecuniaria; el rico fácilmente la podía pagar sin detrimento de su bienestar material, que no podría salvar el pobre 5. Una suma de dinero podía incluso librar de la muerte6 o de la esclavitud7.
Con una bonita metáfora se contrapone la vida del justo y la del impío en el v.8. La luz y la lámpara son símbolos de vida, de bendición, de prosperidad, de alegría8. Todo ello brilla en la casa del justo, haciendo su vida feliz. Y su ejemplo puede ser luz que ilumine en torno suyo. También en la casa del impío se encuentran a veces, pero en ella la lámpara lucirá por poco tiempo, porque su luz no está alimentada por las obras de una vida virtuosa, que hace duradera la vida feliz.
Las riquezas engendran con frecuencia orgullo y soberbia. El amor propio siempre quiere triunfar, y, por lo mismo, cuando se enfrenta con otro amor propio, suscita en seguida la contienda. El sabio es humilde y, por lo mismo, acepta con docilidad los consejos ajenos, consciente de que puede aprender de los demás. Por eso entre los soberbios hay continuas riñas, mientras que entre los humildes reina siempre la paz y la concordia 9. El v.11 constata una observación de cada día sobre las riquezas. Cuando el dinero se adquiere de prisa, con facilidad, sin esfuerzo, suele disiparse con la misma rapidez y facilidad. Si además fueron adquiridas injustamente, entonces no es raro que la justicia legal o la venganza humana reduzcan a la miseria a quien con ellas se enriqueció. En cambio, la riqueza adquirida con el trabajo de cada día, con el esfuerzo de cada hora, jamás se disipa a la ligera; además, como conseguida por medios justos, cuenta con la bendición de Dios. El pequeño ahorro de cada día y la protección de Dios harán crecer sin cesar las riquezas del justo.
Concluye la perícopa con una constatación que se verifica muchas veces respecto de las riquezas. La esperanza que ve diferirse el objeto de sus ensueños causa tristeza y desilusión. “Pone enfermo el corazón, dice un proverbio árabe, y hace daño al pensamiento.” Deseo, en cambio, que encuentra satisfacción, viene a ser como un árbol de vida, cuyos frutos animan y confortan, dan gozo y alegría. “Esto experimentan las almas santas – comenta A Lapide haciendo aplicación al orden espiritual – que anhelan el cielo para gozar de Dios y de Cristo… Cuando se difiere la esperanza de las cosas eternas, se aflige el alma de los fieles, o por la dilación de los bienes que ama o por la prolongación de los males que sufre. Pero, cuando llega lo que desea, fácilmente se olvida de lo que tuvo que soportar, porque comienza a vivir para siempre con su Redentor, a quien buscaba en todo y por todo; El es árbol de vida para quienes le abrazan.”10
La doctrina del sabio. El mensajero. La corrección (13:13-20).
13 El que menosprecia el mandato perecerá por ello; el que lo respeta tendrá su recompensa. 14 La enseñanza del sabio es fuente de vida para huir los lazos de la muerte. 15 La cortesía concilia la gracia; los modos de los soberbios son ásperos. 16 El cuerdo todo lo hace con conocimiento; el necio va derramando su necedad. 17 Un mal consejero precipita en la desgracia; el mensajero fiel es remedio saludable. 18Miseria y vergüenza para el que desdeña la corrección, más el que la guarda será honrado. 19El deseo cumplido es deleite del alma, pero apartarse del mal es abominación para el necio. 20 Ve con los sabios y te harás sabio; al que a necios se allega le alcanzará la desdicha.
Advierte el sabio los diversos efectos de la docilidad y la indisciplina frente a los mandatos de la ley en general – prescripciones de la ley y advertencias de los sabios -. El primero percibirá los beneficios que la ley y la sabiduría prometen a sus seguidores; el segundo, las consecuencias de su necedad. Aquéllos son incluidos en la expresión fuente de vida, idéntica a “árbol de vida,” que designan la vida larga y feliz, en oposición a la muerte prematura del malvado n. Se trata de la felicidad y de la desgracia terrestres, como en los textos análogos citados.
Los sabios recomiendan también la educación fina y delicada, advirtiendo cómo esa clara percepción de las cosas que hace al hombre discreto y cortés se conquista la simpatía y estima de los demás. Estas virtudes humanas suelen faltar en los malvados, especialmente en los soberbios, cuyos modales no reflejan sino arrogancia y orgullo, vicios que los hacen detestables a los demás 12. El v.16 presenta la afirmación del 12:23: el sensato, antes de obrar, reflexiona y, si es preciso, consulta a los sabios; el necio, como obra sin premeditación y consejo, no puede tener éxito en sus empresas en que dejará entrever siempre su necedad.
La misión del mensajero es delicada. El que a su debido tiempo comunica su misiva puede hacer un bien incalculable. El que no la transmite con fidelidad o no la hace llegar a su debido tiempo, puede originar una tremenda desgracia, especialmente en el orden político, al que se refiere la advertencia los LXX 13. Por tercera vez en poco espacio, el sabio recomienda la corrección. Es uno de los postulados más útiles y necesarios de la sabiduría y también uno de los que más cuesta aceptar 14. El v.19 repite el pensamiento del v.12, aplicándolo al caso del necio. Quien durante tiempo ha abrigado en su corazón un ideal, siente profunda satisfacción cuando le da alcance. El malvado constituye ideal y ocupación de su vida hacer el mal, y sólo cuando lo consigue se siente contento. No sabe vivir otro estilo de vida. El último verso alude al influjo de las compañías, que el autor del libro puso tan de manifiesto en la introducción. Lo expresó muy bien nuestro refranero con el “dime con quién andas y te diré quién eres.” El hombre es generalmente hijo del ambiente que le rodea y termina por hacer suyos los sentimientos de aquellos con quienes familiarmente trata.
El premio de los justos (13:21-25).
21 Al pecador le persigue la desventura, pero el justo será bien retribuido. 22 El hombre de bien será heredado por los hijos de sus hijos; la hacienda del pecador está reservada para el justo. 23 Lo que rotura el pobre da pan en abundancia, mas por la impiedad se disipa la hacienda. 24 Odia a su hijo el que da paz a la vara; el que le ama se apresura a corregirle. 25 El justo tiene pan a saciedad, pero el vientre del impío hambreará.
Abre esta pequeña sección una sentencia en que se expresa el principio general de retribución ya enunciado 15, sin concretar la naturaleza del premio y del castigo. La segunda viene a confirmarlo: los bienes legítimamente adquiridos por el justo son estables, pasan de padres a hijos. No así los bienes injustamente adquiridos por el pecador, que muchas veces vienen, antes o después, a parar a manos del hombre sabio y prudente 16. En la parábola de los talentos, Jesucristo presenta al señor que quita el denario al siervo inútil, que no lo hizo fructificar, y mandó que fuese dado al siervo fiel, que, habiendo recibido diez talentos, hizo fructificar otros diez 17. La variedad de versiones e interpretaciones 18 demuestra la oscuridad del v.23. La más corriente del texto hebreo dice que mientras el pobre con el trabajo constante de cada día, bendecido por Dios, llega a hacerse rico, el impío consume sus riquezas, por grandes que sean, en los vicios, que lo llevan a la ruina. El sabio, que ha recomendado con insistencia la corrección, inculca ahora al padre incluso el castigo corporal como medio de instrucción. En efecto, advierte, no es quien deja a los hijos con sus caprichos, quien jamás les niega un gusto, el que los ama con un amor recto y sincero, sino el padre que los educa y hace de ellos hombres sabios, prudentes, honrados, que sepan vencer sus pasiones y enfrentarse con la vida. Todo esto difícilmente se consigue sin la corrección y el castigo19. El último verso expresa el mismo pensamiento que 10:3, en Que la retribución se atribuye a Yahvé. El justo asegura su sustento, porque Dios bendice su trabajo; al impío los vicios le consumen lo que tiene 20. Admira la confianza profunda de los sabios en Yahvé en medio de una fe que no se eleva por encima de la retribución material.
1 2:1 12:1. – 2 2:21-22. – 3 11:3-5-6. – 4 10:15. – 5 Exo 21:22; Exo 22:8-16; Deu 22:13-29. – 6 Exo 21:30. – 7 Exo 22:2. – 8 Isa 9:1; Isa 9:30, Isa 9:26; Job 3:20; Job 22:28; Job 33:30; Sal 36:10; Sal 49:20; Sal 56:14. – 9 11:2; 12:15. – 10 Oc. p 387 – 11 3:2.18; 5:22:23. – 12 El TM da en isa un sentido en desacuerdo con las afirmaciones de los sabios: el camino de los malvados es duradero. Cf. en Toy, o.c., p.271-272, las diversas interpretaciones que se dan, ninguna de las cuales puede darse por segura del todo. La Bib. de Jér. traduce: una prudencia inteligente concilla favor. – 13 23:13; Isa 18:2. – 14 12:1; 13:1. – 15 10,24; 11:21.27. – 16 Ecl 2:26; Ecl 6:2; Job 27:13-17. – 17 Mat 25:14.30. – 18 Cf. en Toy, o.c., p.277-278, las numerosas correcciones que se proponen. Dyson, modificando ligeramente el texto hebreo, traduce: El grande devora la posesión del pobre, pero es barrido sin proceso judicial (castigado por la justicia divina). Renard interpreta que la Providencia provee siempre con abundancia a las necesidades del hombre, y que es la injusticia humana quien provoca la miseria. La Bib. de Jér.: la tierra roturada de los pobres produce grandemente; la falta de justicia es de aquellos que perecen. – 19 Eco 30:1-13. – 20 Sal 37:25.
Fuente: Biblia Comentada
Esta gran sección contiene trescientos setenta y cinco proverbios individuales de Salomón. No están en un orden evidente, con un agrupamiento por tema solo ocasional, y a menudo están sin contexto para indicar su aplicación. Se basan en el conocimiento inspirado por parte de Salomón de la ley y de los profetas. El paralelo, proverbios de dos líneas de los capítulos Pro 10:1-32; Pro 11:1-31; Pro 12:1-28; Pro 13:1-25; Pro 14:1-35; Pro 15:1-33, son mayormente contrastes u opuestos (antitéticos), mientras que los de los caps. Pro 16:1-33; Pro 17:1-28; Pro 18:1-24; Pro 19:1-29; Pro 20:1-30; Pro 21:1-31; Pro 22:1-29 son mayormente similitudes o comparaciones (sintéticos).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Introducción. El v. 1 es un comienzo similar a los de secciones anteriores, instando implícitamente a los oyentes a atender a la sabiduría de este capítulo (cf. con 10:1). Sin embargo, no continúa en el estilo de las introducciones anteriores. Al proseguir a través de los capítulos, la justicia y la impiedad disminuyen en prominencia, y en este capítulo la intervención de Dios casi desaparece, aunque llega a ser crecientemente prominente en los caps. que siguen. El enfoque aquí es así sobre la sabiduría misma (ver vv. 13-20).
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
13.3 Usted no está graduado en dominio propio si aún no controla lo que dice. Las palabras pueden herir y destruir. Santiago reconoció esta verdad cuando declaró: «La lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!» (Jam 3:5). Si usted desea tener dominio propio, comience con su lengua. Deténgase y piense antes de reaccionar o hablar. Si logra controlar este miembro diminuto pero poderoso, puede controlar el resto de su cuerpo (véase el cuadro del capítulo 26).13.6 Viviendo en justicia es como asegurar la vida. Cada vez que hacemos el bien se pone en marcha otras oportunidades que son para bien. Las decisiones para hacer el mal siguen el mismo patrón, pero en dirección opuesta. Cada decisión que toma en obediencia a la Palabra de Dios traerá un gran sentido del orden a su vida, mientras que cada decisión que tome en desobediencia traerá confusión y destrucción. Las decisiones que tome reflejarán su integridad. La obediencia produce la mayor seguridad y protección.13.10 «Estaba equivocado» o «Necesito consejo» son frases difíciles de expresar porque requieren humildad. La soberbia es un ingrediente presente en todas las peleas. Incrementa el conflicto y divide a la gente. La humildad, por el contrario, sana. Cuídese de la soberbia. Si se ve a menudo enredado en discusiones, examine si hay soberbia en su vida. Sea receptivo a los consejos de los demás, pida ayuda cuando la necesite y esté dispuesto a admitir sus faltas.13.13 Dios nos creó, nos conoce y nos ama. Entonces, solo tiene sentido escuchar sus instrucciones y hacer lo que El dice. La Biblia es su Palabra infalible para nosotros. Es como el manual del propietario de un automóvil. Si obedece las instrucciones de Dios, «avanzará bien» y descubrirá su poder para la vida. Si las pasa por alto, tendrá inconvenientes, accidentes y fracasos.13.17 En los días de Salomón, los reyes tenían que depender de mensajeros para obtener información de su país. Los mensajeros tenían que ser confiables. Una información incierta podía provocar un derramamiento de sangre. El mensaje confiable sigue siendo vital. Si el mensaje recibido difiere al enviado, los matrimonios, los negocios y las relaciones diplomáticas pueden verse muy afectadas. Es muy importante elegir bien sus palabras y evitar ponerse en acción hasta que entienda con claridad lo que la otra persona quiso decir.13.19 Que «el deseo cumplido» sea bueno o malo depende de la naturaleza de sus anhelos. «Regocija el alma» alcanzar metas útiles, pero no todas las metas son dignas de perseguirse. Cuando pone su corazón en algo, puede perder la capacidad de evaluarlo de una manera objetiva. Su deseo ciega su juicio y puede mantener una relación indebida, una compra inútil o un plan mal concebido. La fidelidad es una virtud, pero la necedad no.13.20 El viejo refrán: «Una manzana podrida pudre todo el barril», se aplica a menudo a las amistades y con mucha razón. Nuestros amigos y compañeros nos afectan, en ocasiones profundamente. Tenga cuidado a quién escoge como su mejor amigo. Pase tiempo con amigos que le gustaría parecerse a ellos, porque sin duda usted y sus amigos se parecerán cada vez más entre sí.13.20 Cuando la mayoría de los individuos necesitan consejos, recurren en primer lugar a sus amigos, porque lo aceptan y por lo general están de acuerdo con ellos. De ahí que no puedan tener la capacidad de ayudarlos con problemas difíciles. Nuestros amigos se parecen tanto a nosotros, que quizá no tengan alguna respuesta que no hayamos escuchado ya. Por el contrario, debemos escuchar los consejos de gente mayor y más sabia. La gente sabia ha tenido mucha experiencia a lo largo de la vida y ha tenido éxito. No temen decir la verdad. ¿Quiénes son los sabios, la gente piadosa que puede advertirle de los peligros que hay más adelante?13.23 Los pobres son a menudo víctimas de una sociedad injusta. La tierra de un hombre pobre quizás sea buena para cultivar, pero leyes injustas pueden robarle de su propia cosecha. Este proverbio no toma la pobreza a la ligera ni le guiña el ojo a la injusticia, simplemente describe lo que ocurre a menudo. Debemos hacer lo que podamos para luchar en contra de la injusticia de cualquier tipo. Nuestros esfuerzos quizás no parezcan adecuados, pero es alentador saber que al final la justicia de Dios prevalecerá.13.24 No es fácil para un padre amoroso disciplinar a su hijo, pero es necesario. La responsabilidad más grande que Dios da a los padres es criar y dirigir a sus hijos. La falta de disciplina pone en duda el amor del padre debido a que muestra despreocupación por el desarrollo del carácter del niño. Disciplinar a los hijos evita un desastre de gran alcance. Sin corrección, los niños crecen sin un claro entendimiento del bien y del mal, y con poca dirección en sus vidas. No tema disciplinar a sus hijos. Es un acto de amor. Recuerde, sin embargo, que sus esfuerzos no pueden hacer a sus hijos sabios. ¡Solo los alientan a buscar la sabiduría de Dios por encima de cualquier cosa!
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 643 Pro 15:5; Heb 12:7
b 644 1Sa 2:25; Pro 9:7
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
hijo sabio…escarnecedor. El hijo que acepta la disciplina en casa no terminará como escarnecedor (v. coment. en 1:22).
Fuente: La Biblia de las Américas
O, instrucción
Fuente: La Biblia de las Américas
[25] Quien tiene hambre y sed de justicia quedará saciado. Mat 5, 6.