Aconteció en los días de Acaz hijo de Jotam, hijo de Uzías y rey de Judá, que Rezín rey de Siria y Pécaj hijo de Remalías y rey de Israel, subieron a Jerusalén para hacerle la guerra, pero no pudieron vencerla.
Acontenció en los días de Acaz. 2Re 16:1; 2Cr 28:1-6.
que Rezín rey de Siria, o de Aram. Isa 8:6; 2Re 15:37; Sal 83:3-5.
pero no la pudieron tomar. Isa 7:4-9; Isa 8:9, Isa 8:10.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Acaz, preocupado con el temor de Rezín y Peca, es consolado por Isaías, Isa 7:1-9.
Acaz, teniendo la libertad de elegir una señal, y rehusándolo, tiene por señal la promesa de Cristo, Isa 7:10-16.
Recibe la profecía que su juicio vendría por Siria, Isa 7:17-25.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Isa 8:1-22; Isa 9:1-21; Isa 10:1-34; Isa 11:1-16; Isa 12:1-6
Esta gran sección en el libro de Isaías contiene una serie de profecías relacionadas principalmente con las guerras sirio efrainitas, la invasión a Judá a manos de Rezín y Peka. Estas profecías ayudaron a volver a Judá a la fe en Dios.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Esta es una editorial para Isa 7:2-25; Isa 8:1-22; Isa 9:1-21; Isa 10:1-34; Isa 11:1-16; Isa 12:1-6 (2Re 16:5). El libro de Isaías esta escrito durante la vida del profeta Isaías, pero los capítulos Isa 7:1-25; Isa 8:1-22; Isa 9:1-21; Isa 10:1-34; Isa 11:1-16; Isa 12:1-6 están ambientados en el contexto de las guerras sirio efrainitas.
Siria es el nombre de la nación que antiguamente se llamaba Aram.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
EN LOS DÍAS DE ACAZ. Alrededor de 735-734 a.C., los reyes de Israel y Siria atacaron a Judá. Isaías le dijo al rey Acaz de Judá que confiara en la liberación de Dios; pero Acaz se negó a aceptar la oferta de Dios de una señal milagrosa, y en su lugar buscó la ayuda de Asiría (véanse 2Re 16:5-18; 2Cr 28:16-21). Dios dio una señal de todos modos a toda la casa de David: el nacimiento de Emanuel (vv. Isa 7:13-17). Aunque fracasaría la invasión siria e israelita, más tarde Dios enviaría a los asirios y babilonios para devastar el país.
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
7. Isaías y Acaz.
Con este capítulo se abre una serie de profecías habidas en los años del reinado del impío Acaz, rey político que sólo tiene puntos de mira humanos. La sección 7:1-8:15 refleja la actividad de Isaías durante la invasión siro-efraimita, momento de gran crisis para la nación judía. La actitud de Acaz es un índice de esa obcecación y endurecimiento, opuesto a la predicación del profeta, predicha en el capítulo anterior. La invasión del reino de Judá por parte de los árameos y los del reino del norte tenía por fin deponer a Acaz, que se resistía a formar parte de la liga contra los asirios tramada por aquéllos. Los edomitas y filisteos colaboraron con los invasores por su odio ancestral contra Judá 1.
Isaías ofrece incondicionalmente a Acaz la ayuda de Dios, pero esto en el supuesto de que abandone sus secretas negociaciones diplomáticas con Asiría, por los graves peligros de tipo religioso que traería la intervención de este inmenso imperio. Todo pacto con pueblos paganos era considerado por el profeta como una deslealtad y una desconfianza para con Yahvé, el Dios nacional. Después de muchas discusiones y tentativas, Isaías abordó al rey inesperadamente y le ofreció, como prueba que Dios estaba a su lado y garantizaba los puntos de vista por él expresados, un signo portentoso, un verdadero milagro. La respuesta de Acaz fue escéptica y ladina: No quiero tentar a Dios. Entonces el profeta lanzó una profecía conminatoria enigmática, esperando hacer impresión en el ánimo del rey; es la profecía del “Emmanuel,” llena de inmediatos presagios sombríos, pero que al mismo tiempo abre un horizonte de esperanza para los fieles yahvistas, el “resto fiel” que se salvará de la catástrofe, y transmitirá la antorcha de las esperanzas mesiánicas a las futuras generaciones.
La invasión (1-2).
1 Y sucedió en tiempo de Acaz, hijo de Joram, hijo de Ozías, rey de Judá, que Rasín, rey de Siria, y Pecaj, hijo de Romelía, rey de Israel, subieron contra Jerusalén para combatirla, pero no pudieron tomarla. 2 Y tuvo noticia la casa de David de que Siria y Efraím se habían confederado, y tembló su corazón y el corazón del pueblo, como tiemblan los árboles del bosque a impulsos del viento.
Es una introducción cronológica para enmarcar históricamente la profecía. Los datos en su última parte parecen depender de 2Re 16:5, y por eso pueden ser obra de algún redactor posterior que los habría tomado de aquel libro para esclarecer más la situación histórica a sus lectores. 2 El redactor da un resumen de la campaña de los expedicionarios, haciendo sólo resaltar que no pudieron expugnar la capital de Judá. La noticia de la invasión llegó al palacio real, la casa de David (v.2): “(el ejército de) Aram ha acampado en Efraím”; 3 como una plaga de langostas se halla descansando en territorio de Efraím, llenando de consternación los ánimos de la familia real y del pueblo.
Intervención de Isaías: mensaje divino confortador (3-9).
3 Entonces dijo Yahvé a Isaías: Sal luego al encuentro de Acaz, tú y tu hijo Sear-Yasub, al cabo del acueducto de la piscina Superior, camino del campo del Batanero, y dile: 4 Mira bien no te inquietes, no ternas nada y ten firme corazón ante esos dos tizones humeantes, ante el furor de Rasín el sirio y del hijo de Romelía. 5 Ya que Siria ha resuelto tu ruina con Efraím y el hijo de Romelía, diciendo: 6 Subamos contra Judá, apoderémonos de él, enseñoreémonos de él y démosle por rey al hijo de Tablee. 7 He aquí lo que dice el Señor Yahvé: Eso no se logrará, no será así, 8 porque la cabeza de Siria es Damasco, y la cabeza de Damasco, Rasín, 9 y la cabeza de Efraím es Samaría, y la cabeza de Samaría el hijo de Romelía. Vosotros, si no tenéis fe, no permaneceréis.
Ante esta situación extrema de crisis, Dios intentó una última advertencia, y por eso mandó al profeta que fuera con su hijo Sear-Yasub (“un resto volverá”), quizá porque su mismo nombre era un presagio triste y de esperanza a la vez, en cuanto que simbolizaba primero la catástrofe inmediata, pero al mismo tiempo la esperanza de resurrección del pueblo.
Quizá Isaías había comunicado a Acaz alguna profecía sobre el particular relacionada con el nombre de su hijo, y así la presencia de éste podría tener alguna relación con aquélla, en cuanto que la recordara el rey en este momento de peligro. La escena tiene lugar en la piscina Superior, a la salida de la fuente de Gihón (hoy Umm ed-Dardj, la Fuente de la Virgen de los cristianos), construida para recoger las aguas que eran conducidas por un canal excavado en la roca a la piscina Inferior, al sur de la ciudad (actualmente Birket el Hamra); es el canal llamado segundo, que será sustituido por Ezequías por el tercero, que desembocará en la piscina de Siloé. No se puede localizar exactamente el campo del Batanero.
Acaz, pues, fue a inspeccionar el aprovisionamiento de aguas a la ciudad con vistas al inminente asedio. Además, por ese lado la ciudad solía ser ordinariamente atacada, y quería cerciorarse personalmente del estado de las defensas4. Isaías, ante todo, le dio seguridades de parte de Dios para que no se inquietase por la situación, inspirándole confianza en Dios, pues los invasores no son en realidad más que dos tizones humeantes (v.4), y, como tales, lo más que pueden hacer es echar humo para asustar, pero en realidad están a punto de extinguirse. Efectivamente, los asirios no tardaron en acabar con la independencia de Siria y de Samaría; sus días están contados. El rey de Samaría, Pecaj, es llamado despectivamente hijo de Romelía, porque era un usurpador y no tenía sangre real; por eso ni le nombra por su nombre, sino por el de su oscura ascendencia.5 Tampoco el profeta quiere dar el nombre del candidato que los invasores quieren poner en el trono de Jerusalén, y así le designa despectivamente como hijo de Tabeel, nombre que parece ser arameo; así puede ser un judío arameizante que compartía las ideas de los aliados.
El profeta da la razón de por qué no debe temerlos demasiado: la cabeza de Siria es Damasco; la de Damasco, Rasín. Por mucho poder que pretendan tener, y aunque parezca que son superiores a Judá, sus fuerzas están basadas en medios meramente humanos, mientras que Judá tiene como defensor y sostén de la nación al mismo Dios. Así, pues, la terminación lógica de la frase podría ser: “pero la cabeza de Judá es Jerusalén, y la cabeza de Jerusalén es Yahvé de los ejércitos,”6 y contra Dios no pueden prevalecer los planes de los hombres.7 El profeta sólo pone una condición al escéptico rey para que esté seguro, y es que crea en la palabra de Dios, manifestada por Isaías mismo.
La frase “si non creditis non permanebitis” ha sido abusivamente utilizada por Lutero para establecer como base esencial religiosa y casi única la fe, la confianza en Dios. Aquí el profeta exige esa disposición de ánimo de plena confianza y entrega a los designios y revelaciones de Dios como base de toda protección y auxilio de parte de Dios. 8
Vaticinio del Emmanuel (10-16).
10 Y dijo Isaías a Acaz9: u Pide a Yahvé, tu Dios, una señal en las profundidades del “seol” o arriba en lo alto. 12 Y contestó Acaz: No le pediré, no quiero tentar a Yahvé. 13 Entonces dijo Isaías: Oye, pues, casa de David: ¿Os es poco todavía molestar a los hombres, que molestáis también a mi Dios? 14 El Señor mismo os dará por eso la señal: He aquí que la virgen grávida da a luz, y le llama Emmanuel. 15 Y se alimentará de leche y miel, hasta que sepa desechar lo malo y elegir lo bueno. 16 Pues antes que el niño sepa desechar lo malo y elegir lo bueno, la tierra por la cual ternes de esos dos reyes, será devastada. 17 Y hará venir Yahvé sobre ti, sobre tu pueblo y sobre la casa de tu padre días cuales nunca vinieron desde que Efraím se separó de Judá.
El profeta ve la inquietud del rey y aun su incredulidad en las promesas de seguridad que se le da de parte de Dios, y al punto, movido por divino instinto, le ofrece un portento extraordinario a elección para confirmar la actitud benevolente de Dios para con Judá y su pueblo.10 La señal que se le ofrece debe ser como un certificado ante Acaz de la ayuda divina, sea que esa señal sea un portento del orden natural o un hecho ordinario, pero que adquiere una nueva significación en cuanto ha sido predicho de antemano. “Del hecho que Isaías estaba dispuesto a realizar un portento, una intervención sobrenatural, no se sigue que la señal dada realmente después en el v.14 sea del mismo orden portentoso.” El profeta, enfáticamente, le dice que tiene a disposición todo el ámbito de la creación, desde lo profundo del seol hasta la cúspide de los cielos, para solicitar un portento, pues Yahvé es el Señor de la creación, y lo mismo puede hacer venir las sombras del seol que enviar una legión de ángeles en su socorro.
El rey, escéptico en materia religiosa, no cree en la realidad de tales promesas, y con un celo hipócrita, como queriendo dar una lección de religiosidad al mismo profeta, le dice irónicamente que no pedirá esa señal para no tentar a Dios (v.12). Es el colmo de la hipocresía y del cinismo en un rey que por sus tendencias extranjerizantes despreciaba la religión yahvista y aspiraba a introducir los cultos idólatras de los vencedores asirios. Por otra parte, él no quiere obligarse a seguir una política de aislamiento, preconizada por Isaías, y así, bajo pretensión de reverencia a Dios, declina la oferta. Probablemente había ya secretamente solicitado la ayuda de Asiría 12 contra los invasores siro-efraimitas. Isaías debía ya conocer esta trama, y ante la respuesta del rey prorrumpe en una explosión de ira, ya que, si bien no era lícito pedir a Dios milagros innecesariamente, tentar a Yahvé, 13 el rechazar la oferta del portento hecha por Dios era en realidad un desprecio y un insulto que ponía a prueba la misma paciencia divina. La reacción de Isaías, irritado y enardecido por el celo de Dios, es fulminante: ¿Os es poco molestar a los hombres (al profeta, despreciándole), que molestáis también a mi Dios? Y después se dirige con énfasis a la casa de David, es decir, a la corte real, que quizá ya le había mostrado más veces su desprecio, rechazando sus consejos.
En este ambiente de irritación es necesario comprender el anuncio de la señal especial que el profeta le hace, como dándole en cara y en castigo de su infidelidad, puesto que no ha querido aceptar una señal de la benevolencia divina después que Dios le había ofrecido los recursos de su omnipotencia para hacer ver la protección de que quería hacerle objeto; Dios, por su parte, escogerá la señal, pero con un significado muy distinto, el de demostrar el rigor de su justicia (v.14).
La señal es de lo más desconcertante: una virgen va a concebir y dar a luz un niño con un nombre simbólico misterioso. La palabra hebrea empleada para designar lo que traducimos por virgen, en realidad no tiene el sentido específico fisiológico y moral, ya que ‘almah significa de suyo doncella, mujer en estado nubil, incluyendo sobre todo la idea de juventud. La palabra equivalente a virgen en hebreo sería betülah. No obstante, la versión de los LXX lee παρθένος , que responde al sentido más bien de betülah, lo que supone ya la interpretación que los traductores alejandrinos daban al vocablo, en el que veían alusiones mesiánicas. Otras versiones griegas leen νεανί$, “doncella.” Y si bien la palabra ‘almah no tiene el sentido específico de virgen desde el punto de vista lexicográfico, no obstante, examinando los diversos lugares de la Biblia en que se encuentra, parece insinuar cierta relación con la idea de virginidad, pues nunca se emplea aplicada a una mujer casada, y, por otra parte, en algunos casos 14 designa ciertamente una mujer virgen, al menos en la estimación pública, es decir, una doncella que se supone virgen mientras no se demuestre lo contrario.
La palabra hebrea en el texto de Isaías va acompañada del artículo, lo que supone cierto énfasis de parte del profeta al presentar a esta misteriosa doncella, incluso sobre su condición de tal; y como la presenta ya encinta, parece que el profeta piensa en la concepción excepcional del niño que dará a luz 15; y si se admite que el profeta insinúa la idea de la concepción fuera de las leyes naturales al suponer que esa doncella está ya en estado, es necesario admitir que también el parto es algo fuera de lo normal, ya que los dos verbos grávida y dando a luz están en el mismo tiempo gramatical 16.
Esta misma doncella le impondrá personalmente el nombre (el profeta no tiene en cuenta para nada la presencia de un posible padre), lo que no es anormal, ya que, aunque muchas veces solía ser el padre el que daba el nombre a los hijos 17, sin embargo, en otras ocasiones era la madre la que imponía el nombre al recién nacido 18. El nombre es simbólico: “Dios con nosotros,” Emmanuel. Por sí solo no indica carácter mesiánico, ya que nombres de esa índole para expresar determinadas circunstancias históricas en las que Dios hubiera dado su protección se encuentran en otras partes. El uso de los nombres teóforos, haciendo a Dios intervenir en los pequeños incidentes de la vida – individuales o colectivos – , era muy corriente entre los semitas y encajaba perfectamente en su concepción teocrática de la vida. El carácter mesiánico del nombre Emmanuel habrá que deducirlo del contexto y de las circunstancias históricas del vaticinio. En realidad, el carácter mesiánico de este niño misterioso sólo podremos deducirlo de las notas que el mismo Isaías le aplica en capítulos sucesivos.
El texto actual por sí solo no basta para ver las cualidades mesiánicas de dicho niño misterioso, que aquí aparece simplemente alimentándose, por un período determinado, de leche (cuajada o mantequilla, en hebreo) y miel. Los autores no están concordes al querer explicar esta extraña frase. Unos ven en ella la predicción de un tiempo de abundancia, porque esta alimentación de leche y miel (mezcla que los beduinos llaman lahus) 19 es altamente estimada por los árabes de la estepa. Pero la generalidad de los autores ven en ello un anuncio de devastación, en cuanto que ese régimen de comida puede considerarse como un régimen de privaciones para personas que llevan vida sedentaria socialmente avanzada en las poblaciones, para los cuales la comida sencilla de los beduinos es considerada como una privación de cosas mejores20.
La devastación va a ser tan general, que se interrumpirán las faenas agrícolas y faltarán los productos clásicos del campo, de modo que el Niño se verá obligado a vivir de los productos exclusivos propios de la vida social – considerada como inferior – nómada. Entre tantas ruinas acumuladas por la guerra y los invasores asirios, los campos se convertirán en pastizales, y en ellos podrá subsistir sólo la ganadería, de modo que abundarán los productos lácteos y la miel silvestre, pues “en aquel día tendrá uno una vaca y dos ovejas, y por la gran cantidad de leche que darán, comerán mantequilla, pues de mantequilla y miel se alimentarán todos los que quedaren en la tierra. En aquel día, el lugar donde había mil vides por valor de mil ciclos de plata, se cubrirá de cardos y de zarzas” (v.21-24). Estos versículos del mismo capítulo de Isaías nos dan la clave, pues, para interpretar la misteriosa frase del profeta sobre la alimentación del Emmanuel, que en absoluto puede entenderse en sentido de abundancia, 21 ya que en ellos se habla claramente de la devastación del país por los asirios, trayendo como consecuencia la cesación de labores agrícolas, y de ahí la miseria y la ruina para todos, en tal forma que los habitantes se verán obligados a llevar un régimen de privaciones, y entre ellos, naturalmente, el Emmanuel, justamente en los años primeros de su infancia, cuando más necesaria era una alimentación sana y abundante. 22
La inminencia de la devastación se expresa al decir que ese niño al que el profeta ve ya en el seno de una virgen como hecho presente, sufrirá estas privaciones antes de que sepa desechar lo malo y elegir lo bueno (v.16), 23 es decir, antes que llegue a la edad de la discreción, la del uso de la razón; o bien en sentido físico de discernir entre lo nocivo y lo bueno físicamente, 24 o distinguir mora/mente entre el bien y el mal en el mismo orden; es decir, tenga conciencia moral de las cosas. 25 Judá, pues, se verá entregada a la devastación muy pronto, y, en este sentido, el signo anunciado tiene un carácter sombrío y de negras perspectivas para Acaz, que ha despreciado la señal de benevolencia que se le había prometido en nombre de Dios: Hará venir Yahvé sobre ti, sobre tu pueblo y sobre la casa de tu padre días cuales nunca vinieron desde que Efraím se separó de Judá (v.17); lo que confirma el carácter amenazador del signo del Emmanuel. En la gran calamidad inminente en que se verá envuelto el pueblo de Judá se comprometerá la dinastía real, desastre sólo comparable a la rebelión de las tribus del norte, de las que es símbolo Efraím, contra el poder central de Roboam en Jerusalén, que trajo como consecuencia la división del reino fundado por David, consolidado por Salomón. 26
Sentido Mesiánico de la Profecía.
1. Naturaleza del “Signo.”
¿De qué índole es esta señal que el profeta promete como contraposición a la negativa de Acaz a pedir una señal a Dios? ¿Tiene el nuevo signo ofrecido el mismo carácter de benevolencia que el del ν. 11? Muchos autores así lo afirman, y en ese caso se trataría de una nueva manifestación de la benevolencia divina hacia la dinastía davídica. A pesar de la repulsa de Acaz, que implicaba un desprecio para con Dios, el profeta le propondría un signo de la benevolencia y protección divinas, en cuanto simbolizaría la liberación de la tierra invadida de Judá por sola la intervención divina/ a pesar de la actitud del rey. La aparición del Emmanuel sería en ese caso la prenda de la liberación, 27 y aun podría significar la idea de castigo hacia Acaz, en cuanto que Dios hará suscitar al Salvador de Judá, el Emmanuel, sin intervención ninguna de parte de la casa de David, al hacerlo nacer de una virgen. 28
Pero el contexto parece pedir más bien un signo, no de benevolencia, sino punitivo, pues Acaz, rechazando el anteriormente ofrecido de benevolencia, se hizo indigno de él, y por eso en la reacción psicológica airada parece que la nueva señal que ofrece es de índole diferente. Dios va a castigar a Acaz y a su nación por su escepticismo religioso, y la señal parece estar relacionada con ese castigo inminente, que sería la devastación de Judá a manos de los asirios, precisamente aquellos a los que el rey había pedido auxilio militar. 29 Por otra parte, el signo de benevolencia, en cuanto significaba la liberación de Judá de los invasores actuales siro-efraimitas, es para Isaías su hijo Maher-salal-jas-baz 30; por consiguiente, es difícil que para el profeta el nombre del Emmanuel tuviera también la misma significación que la de su hijo segundo, el cual, como el Sear-Yasub del v.4, simbolizaría un horizonte de esperanza para el atribulado pueblo de Judá.
2. Carácter Mesiánico del Vaticinio.
Los racionalistas niegan todo carácter mesiánico a la frase de Isaías, y así, siguiendo interpretaciones antiguas rabínicas, suponen que el niño misterioso es el hijo de Acaz, Ezequías, 31 en cuanto que efectivamente iba a ser rey de Judá, y estaría próximo a nacer, mereciendo el nombre simbólico de Emmanuel, porque gozaría de particular protección de Yahvé en su reinado 32. Pero en este caso difícilmente se concibe que el profeta, hablando al rey, llamara a la reina doncella, cuando ya era esposa legítima. Además, cuando Isaías profirió la profecía (hacia el año 734 a.C., con ocasión de la invasión siro-efraimita), Ezequías ya había nacido y tenía al menos nueve años, o dieciocho, según otro cómputo cronológico. 33 Pero, sobra todo, lo que hace imposible la identificación del Emmanuel con el Ezequías histórico es que las cualidades que en 9:5 se aplican al misterioso niño Emmanuel desbordan totalmente la personalidad histórica del piadoso Ezequías: ¿Cómo llamar “Admirable consejero, Dios fuerte.,” a un rey como Ezequías, que se mostró tan imprudente con ocasión de la embajada de Merodacbaladán y que lloró como un niño cuando Isaías le anunció la próxima muerte? 34 Objeciones similares se pueden oponer a la hipótesis de que el Emmanuel era un hijo de Isaías 35: ¿Cómo llamar ‘almah, doncella, a su propia esposa (a la que en 8:3 denomina profetisa), la cual, cuando Isaías profirió el vaticinio, ya tenía por lo menos a su hijo Sear-Yasub? 36 Y mucho menos se podrían aplicar a un futuro hijo de Isaías las cualidades de príncipe que se asignan al Emmanuel en 9:5.
Por las mismas razones hay que rechazar la opinión de que el Emmanuel es un hijo cualquiera de una de tantas madres jóvenes que iban a dar a luz en aquellos días, en cuanto que, por la liberación que Dios iba a obrar, podían llamar, en signo de agradecimiento, a su hijo Emmanuel (“Dios con nosotros”) 37. Ya hemos dicho que el nombre simbólico de la “liberación” del peligro siro-efraimita era el del segundo hijo de Isaías, Maher-salal-jas-baz 38. Además, el profeta habla de “ια doncella”: “ha’almah,” señalándola con énfasis como un ser excepcional, y esto no podría aplicarse a cualquier mujer joven de su época. Indudablemente que el profeta piensa en una persona que centra psicológicamente su atención, considerándola como algo fuera de lo normal.
Los autores católicos comúnmente admiten un sentido mesiánico del vaticinio, aunque difieren al explicar el modo de este contenido mesiánico, pues algunos admiten un sentido típico mesiánico; es decir, el profeta se referiría directamente a una persona histórica de su tiempo que sería tipo del Mesías futuro, ya fuera Ezequías, un hijo de Isaías u otro el Emmanuel del texto 39. La razón de esta opinión es la dificultad de poder acoplar la presencia del Mesías – que iba a nacer siete siglos más tarde – al horizonte histórico del profeta, ya que lo presenta como a punto de aparecer. Pero contra esta opinión encontramos las mismas dificultades antes expuestas contra la hipótesis de personajes históricos contemporáneos del profeta.
Por eso hoy día entre los católicos es muy común la opinión de que la profecía es mesiánica en el sentido literal inmediato; es decir, la mente del profeta se proyectaría directamente sobre la persona del futuro Mesías, al que presenta como próximo a aparecer; y, en consecuencia, se cree que la “doncella” (ha-‘almah) en cuestión no es otra sino la Santísima Virgen María, Madre del Mesías. Para llegar a esta última conclusión se ha procurado determinar el sentido del texto del c.7:14 según las cualidades que en los c.8 y 9 se asignan a ese misterioso niño, que en el c.7 aparece sólo anunciado, sin concretar más. Efectivamente, en 8:8, en la frase “cubrirán toda tu tierra, ¡oh Emmanuel!” se supone que la tierra de Juda, que es invadida por los ejércitos asirios, es “la tierra del Emmanueh. Como en el Antiguo Testamento la tierra de Judá se llama “tierra de Yahvé” y nunca tierra de algún rey particular 40, se sigue que el profeta parece dar al Emmanuel un rango divino. Ese mismo niño misterioso, Emmanuel, es presentado en 8:8-10 como el Salvador del futuro pueblo elegido, siendo así prenda de la salvación del mismo pueblo en la época de Isaías ante la avalancha del ejército asirio, al que terminará por aniquilar totalmente. Y ésta es la gran misión del Mesías en las esperanzas de todos los israelitas de todos los tiempos.
Por otra parte, ese mismo Emmanuel es descrito con cualidades excepcionales, que desbordan toda posible aplicación a un personaje histórico de los contemporáneos del profeta: “porque nos ha nacido un niño, nos ha sido dado un hijo que tiene sobre sus hombros la soberanía, y que se llamará Maravilloso consejero, Dios fuerte, Padre sempiterno, Príncipe de la paz., sobre el trono de David” 41, y será luz para las regiones de Zabulón y Neftalí42, y en su ascendencia entronca con la familia real de David, siendo adornado de las cualidades excepcionales de gobierno propias del príncipe ideal: “sobre el que reposará el espíritu de Yahvé, espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de entendimiento y de temor de Dios. No juzgará por vista de ojos, sino que juzgará en justicia al pobre, y en equidad a los humildes de la tierra.; la justicia será el cinturón de sus lomos, y la fidelidad el ceñidor de su cintura”43. Todas estas descripciones nos llevan a un claro horizonte mesiánico, y sólo pueden aplicarse a la persona del Mesías.
Además, en Miqueas44 encontramos un vaticinio paralelo que sirve de comentario e ilustración a este de Isaías, máxime teniendo en cuenta que son contemporáneos, y probablemente formaban una escuela profética. En Miqueas parece que hay una clara alusión a la profecía del “Libro del Emmanuel” de Isaías45, pues se anuncia el nacimiento de un “Dominador en Israel,” salvador de su pueblo contra las temidas incursiones asirías, provenientes de la ciudad de Belén, precisamente de donde era oriundo el padre de David, José, y del que había de nacer el Mesías según Isaías 46. Podemos, pues, ver una clara analogía entre la “doncella” de Isaías 47 y la “que tiene que dar a luz” de Miqueas48, y también una estrecha semejanza entre la misión de salvación ante la invasión asiría del “retoño de Jesé”49, de Isaías, y del que nace en Belén, ciudad de José, de Miqueas.
Si, pues, el profeta habla en sentido literal directo de la persona histórica del Mesías, la “doncella” será la Madre histórica del Mesías, la Virgen María. La concepción y el nacimiento virginal del Mesías parece insinuarse en la palabra ha-‘almah, y así lo entendían los traductores de la versión de los LXX, que tradujeron por παρ-θέυο$. Más tarde, por la tendencia rabínica a suponer ascendencia carnal davídica, no hay huellas de partenogénesis en la literatura judía posterior. Además fue cundiendo la opinión – extendida por los escritores apocalípticos – de que el Mesías preexistía con Dios y se manifestaría gloriosamente50.
La tradición cristiana – siguiendo a los evangelistas San Mateo y San Lucas – comúnmente ha visto en la profecía de Isaías el anuncio de la concepción virginal de Jesús en el seno de la Santísima Virgen51.
3. El Vaticinio y su perspectiva Histórica.
Pero en esta interpretación mesiánica literal del vaticinio hay una gran dificultad: Si el profeta se refería directamente a la persona del Mesías, ¿cómo podía presentarlo como a punto de aparecer para remediar aquella calamidad concreta por la invasión asiría? El profeta se habría, pues, equivocado en siete siglos sobre el momento de la aparición del Mesías, lo que parece comprometer la veracidad de los oráculos proféticos. Para entender esto es necesario tener en cuenta que en todo mensaje profético hay algo sustancial, que es la verdad religiosa que intenta predicar, y el ropaje externo o los modos de expresión de esa misma verdad histórica. Los profetas son hombres profundamente religiosos que viven pendientes de la idea mesiánica, que es como la espina dorsal del Antiguo Testamento. Su misión es la de ser “centinelas” de los intereses de Yahvé ante su pueblo, y como parte de esta misión estaba la de consolar a sus conciudadanos. En las épocas de crisis de la conciencia nacional con motivo de catástrofes políticas, ellos instintivamente miran a la época futura del mesianismo como horizonte luminoso de esperanza. El pueblo escogido no puede desaparecer totalmente, por grandes que sean las calamidades que tenga que atravesar, y a través de ellas siempre se salvará un “resto” que transmitirá la antorcha de la fe mesiánica hasta la culminación de la época anhelada. Dios ha empeñado su palabra y no puede faltar a ella. Estas ideas teológicas son la base de toda enseñanza profética. En este ambiente ideológico, pues, tenemos que enmarcar la actividad profética de Isaías. La situación de su época es sumamente crítica, y parece que están comprometidos los intereses nacionales de su pueblo; pero todo pasará, porque hay un personaje que obsesiona su mente: el futuro Mesías glorioso. En realidad, él no sabe cuándo aparecerá; pero, como todos los profetas, cree que no tardará, pues ellos ven las cosas a la luz de las promesas divinas, y para ellos no cuenta el espacio que pueda mediar entre ellos y la época de la aparición del Mesías; ese tiempo intermedio para ellos es como un espacio vacío, sin interés, y de cuya duración no se preocupan 52; pero tienen como prisa en acelerar los planes de Dios en la historia, para que se abra la era de salud. Ahora bien, el profeta conoce el hecho de la venida del Mesías, pero no el modo y las circunstancias históricas del mismo. En realidad, la victoria sobre los invasores asirios será el tipo de la victoria final del Mesías contra sus enemigos para establecer la paz mesiánica. Asiría será vencida, en cuanto que, a pesar de su invasión, el pueblo elegido se salvará, y los planes de Dios seguirán su curso hacia la culminación de la época mesiánica.
El profeta presenta la victoria sobre los asirios como el hecho que inaugura la era mesiánica, pues ve la invasión del ejército asirio como inminente. Ante esta situación de tragedia, instintivamente, por sus convicciones religiosas, y sin duda también por una luz especial sobrenatural acerca de la persona del Mesías, se vuelve al Emmanuel, a ese niño misterioso sobre el que había tenido una revelación particular en aquellos días, por lo que vivía como obsesionado con su presencia, y así ve al Emmanuel como vencedor del ejército invasor y trayendo, como consecuencia, la liberación y la paz a su pueblo. Como todos los profetas, se dirige en un momento crítico de la historia del pueblo israelita al horizonte luminoso de la era mesiánica.
En realidad, esta victoria próxima sobre los asirios no será sino una escena en el gran drama que, a través de la historia de Israel, el Emmanuel sostiene para salvar la misión mesiánica del pueblo elegido. Por eso, ante el momento crítico presente, a Isaías le viene a la mente la figura del gran Libertador definitivo de Judá, que es presentado ya como participando de las calamidades de la invasión para reanimar las esperanzas de los yahvistas pusilánimes, que pudieran creer que ahora todo se venía abajo. En realidad, éstos no deben temer, ya que es inminente la aparición del Libertador, y el Emmanuel será la causa de la derrota asiría, en cuanto que, en los planes de Dios, el pueblo elegido sustancialmente debía subsistir a la catástrofe, ya que el desarrollo histórico del mismo se ordenaba como culminación a la época de la manifestación plena del Mesías, razón y fin de toda la elección de Israel.
Así, pues, en virtud de estas promesas mesiánicas, el Mesías sería en realidad el que habría de vencer a los enemigos de Israel que se opongan a través de su historia al cumplimiento de los designios mesiánicos de Dios sobre el mismo pueblo. Por eso asocia el profeta idealmente el gran personaje del Mesías a los hechos de la historia de su época. En esto habrá que ver una especial asociación psicológica de ideas, y quizá el estado psicológico del profeta nos dé la razón de esa vinculación del Emmanuel a las circunstancias históricas de su tiempo. Indudablemente que Isaías había recibido por aquel tiempo de la invasión siro-efraimita una revelación especialísima sobre la personalidad y misión del Mesías, que nos ha dejado descrita en el “Libro del Emmanuel”53, y vivía como absorto y obsesionado con lo que se le había comunicado por Dios acerca de un misterioso niño príncipe de la paz y de una “doncella” también excepcional; por eso todas las cosas las ve bajo esta nueva luz, y así, ante la incredulidad del rey y su desafío a la misericordia divina, que iba a traer consigo tantas desgracias para el pueblo de Judá, le comunica de parte de Dios la invasión de su territorio, pero por aquellos a quienes consideraba como sus amigos, los asirios; y asocia a esta situación histórica la persona de ese misterioso niño Emmanuel, que le obsesiona como único remedio de todos los males; y, por otra parte, ve en la misión salvadora de El ante los asirios una señal de castigo para Acaz, en cuanto esa misma liberación supone también una previa invasión y devastación de parte de los asirios; el profeta lo ve ya como presente, pues en su estado psicológico tiene ya más realidad (subjetiva) que las mismas cosas que le rodean, y por eso, como hipnotizado por una idea fija, dice a Acaz: “He aquí que una doncella.,” señalándola con el dedo como presente 54.
Es necesario tener en cuenta que los profetas carecen de perspectiva histórica en el tiempo y “consideran la salvación como próxima, y con ésta termina para ellos el horizonte temporal, y así, entre su tiempo y el futuro no hay más que un espacio vacío” 55. Isaías presenta a los enemigos, que el Emmanuel había de vencer, bajo el tipo de los ejércitos asirios que van a invadir el país. El triunfo sobre las naciones debe inaugurarse por la victoria final sobre los conquistadores asirios. Y como el mal de parte de Asiría está a punto de ser suscitado por Yahvé, Isaías presenta al Immanu-El como preparándose por su parte”56. “Si se toma el conjunto de la profecía del Emmanuel, se reconocerá que la perspectiva es extremadamente vaga. La descripción de las calamidades esperadas se prolonga en términos oscuros. Isaías tiene prisa en que Dios inaugure la salud, movido por su celo de la justicia y el amor a su pueblo” 57.
La invasión asiría y egipcia (18-25).
18 Y en esos días silbará Yahvé a los mosquitos que están en los cabos de los ríos de Egipto y a la abeja que está en la tierra de Asiría, 19 y vendrán y se abatirán en masa sobre valles y torrentes, y sobre los huecos de las rocas, y sobre los zarzales, y sobre los matorrales todos. 20 En esos días afeitará el Señor con navaja alquilada del lado de allá del río, y rasurará las cabezas, los pelos del cuerpo, y raerá la barba. 21 En aquel día tendrá uno una vaca y dos ovejas, comerá mantequilla, 22 por la gran cantidad de leche que darán, pues de mantequilla y miel se alimentarán todos los que quedaren en la tierra. 23 En aquel día, el lugar donde había mil vides por valor de mil ciclos de plata 24 se cubrirá de cardos y de zarzas. Y se entrará allá con arco y saetas, pues toda la tierra será espinas y cardos. 25 Y a los montes que se cavaban y escardaban no se irá ya, por temor de las espinas y los cardos. Quedarán para pasto de bueyes ! y para ser pisoteados por el ganado.
Judá tendrá que sufrir del duelo entre las dos grandes potencias militares y políticas de la época: Egipto, simbolizado por los mosquitos del río de Egipto (el Nilo era famoso en la antigüedad por sus plagas de mosquitos); los cabos del río de Egipto son los brazos del delta del Nilo 58; y Asiría (la abeja que esta en la tierra de Asina, pues Mesopotamia era famosa por sus riquezas apícolas). Los ejércitos de esos dos pueblos serán los instrumentos de la justicia divina para castigar a Judá, y sobre todo Asiría será como una navaja alquilada del lado del río (Eufrates) (v.20) para reducir a la humillación y a la miseria al reino de Judá. La cabellera y el vello del cuerpo – signo de virilidad y máximo orgullo de un semita – , que aquí simbolizan el orgullo de Judá como nación, desaparecerán bajo el paso de las tropas asirías, que han sido alquiladas por el mismo Acaz en propia ayuda59. La devastación será tan general, que desaparecerá la floreciente agricultura, quedando convertido todo en pastizales abandonados por los agricultores, y los habitantes que sobrevivirán a la catástrofe se verán obligados a llevar vida campestre de nómadas, teniendo que contentarse con los productos lácteos de la ganadería, pero sin los refinamientos de la abundancia de una vida socialmente organizada. Así, parece que hay que entender los v.21-22 como una descripción irónica dirigida a los refinados ciudadanos de Jerusalén: se verán reducidos a un régimen de alimentación totalmente rudimentario, como el de los pobres nómadas, que no tienen más que una vaquita y dos ovejas. Las viñas de más valor60 se cubrirán de hierbas y arbustos silvestres, de tal modo que sólo servirán para que ande por ellas el cazador (se entrará en ellas con arco y flecha, v.24) y sean pasto de los animales.
1 2Cr 28:16ss. – 2 Cf. Skinner, o.c., 53; Condamin, o.c., 48. – 3 Los LXX leen: “se habían confederado.” – 4 Cf. H. Vincent, Jérusalem antiquc fasc.1 p. 14653. – 5 La frase “ante el furor de Rasín, sirio, y del hijo de Romelía” falta en los LXX, que leen de otro modo; quizá sea glosa. – 6 Así Ewald, cit. por Skinner, o.c., 56. Otros han querido ver un sentido bastante diferente: se trataría más bien de hacer resaltar que, a pesar de que los dos reinos invasores se han coligado, permanecerán en su distinción de nacionalidades, y, en consecuencia, debilitadas, “la cabeza de Siria, Damasco., y la de Efraím, Samaría.” Y Judá no pertenece a ninguno de esos reinos: “Damasco es la capital de Siria, y nada más.” – 7 En el v.8 hay una frase que parece glosa y fuera del contexto: “Aún sesenta y cinco años, y Efraím desaparecerá del concierto de los pueblos.” Aunque aparece en el TM y los LXX, no obstante, como interrumpe el paralelismo de miembros, y porque no parece venir a cuento, para consolar a Acaz, una destrucción de Samaría dentro de sesenta y cinco años, los autores modernos creen que se trata de una glosa del copista, que aludiría a la colonización de Samaría por Asaradón (c.670) a base de gentes extranjeras, lo que daría el golpe de gracia a todo conato de resurrección nacional al reino del norte (Esdr 4:2.10). En realidad, Samaría perdió la independencia, dejando de ser “un pueblo” en 721 al ser tomada por Sar-gón II. – 8 Cf. Isa 27:16; Isa 30:15; véase Gen 15:6; Hab 2:4. – 9 El TM y los LXX leen: “y añadió Yahvé a Acaz.” Como en el ν. 13 es Asafas el interlocutor que habla de Yahvé en tercera persona, parece que aquí hay que leer también Isaías, -ondamin supone que el nombre estaba en abreviatura, que es la misma para los dos nombres, “Y” como inicial. Quizás sea también un modo de hablar, ya que Isaías no era sino el -ransmisor del oráculo de Yahvé, y el hagiógrafo prescindiría de las causas segundas (cf. Con-Damin, o.c., 50). – 10 La palabra oth (“señal”) puede tener un sentido de hecho prodigioso en sí (Exo 7:8; Jue 6:17-38; Isa 38:7; 1Re 13:1) o un hecho natural y ordinario; pero es un signo en cuanto ha sido predicho (Gen 24:13; Exo 3:12; 1Sa 10:2; 2Re 19:29; Jer 34:29; Lev 2:12). – 11 Skinner, o.c., p.s8. – 12 2Re 16:7. – 13 Exo 17:7; Deu 6:16. – 14 Gen 24:43; Exo 2:8. – 15 La versión siríaca, sin duda influida por los LXX, traduce virgen: betülah. He aquí los textos de la Biblia en que aparece ‘almah: a) Gen 24:43, aplicado a Rebeca antes del matrimonio con Isaac; b) Exo 2:2 : María, hermana de Moisés, la cual nunca contrajo matrimonio; c) Can 1:2; Can 6:7 : se aplica a doncellas – contrapuestas a las esposas y concubinas del rey – que acompañan a la reina; d) Sal 68:26 : aplicada a doncellas que acompañan con la música una procesión; e) Pro 30:18-20 : texto oscuro de difícil interpretación. Cf. Ceup-Pens, De prophetiis messianicis p.193 (1935). – 16 Así Ceuppens, o.c., 197, y Feldmann, Das Buch Isaías t.i p.go. – 17 Isa 8:3; Ose 1:4. – 18 Gen 4:1.25; Gen 19:273; Gen 29:32, etc.; 1Sa 4:19-22. – 19 Jaussen, Coutumes des árabes (1908) p.17 nota 1. – 20 E. Power, siguiendo a H. Larnmens y a J. Calés, cree que las palabras del profeta “aludirían al tahnik, lit. el acto de conferir un juicio. Con este fin, el jefe de la tribu o algunas personas distinguidas frotaban sobre el tierno paladar del recién nacido dátiles masticados o, como en Taif (y en Palestina, donde no son corrientes los dátiles), una mezcla de manteca y miel. Esta costumbre podía ser conocida de los oyentes del profeta, como otras muchas costumbres hebreas, para nosotros desconocidas. Así, el niño que recibía de Dios al nacer el don del sano juicio, por el que se hacía apto para gobernar con justicia, sería evidentemente el Mesías. Juicio y justicia son los fundamentos del reino de Dios (Sal 89:15; Isa 9:7; Sal 16:5)” (Verbum Dei II Barcelona 1956 n.486d; véase H. Lammens: ER 151 1917 2; J. Calés: RSR 12 1922 174). – 21 Textos en los que la expresión “leche y miel” es sinónimo de abundancia: Gen 18:8; Deu 32:135; Jue 5:25; 2Sa 17:27; Job 20:17; Job 29:6. En asiro-babilónico, la frase equivalente dispu himetu tiene un sentido parecido, y significa la plenitud de la bendición divina. Incluso algunos racionalistas han visto aquí una alusión a la comida “leche y miel” privativa de los dioses Zeus y Dionysos. Y en este sentido ven el carácter divino del Emmanuel. Véase GressMann, Ursprung des isr. jud. Eschatologie Cp.211; y Jeremías, Das Alte Testament im Lichte des Alten Orients (1930) p.674. – 22 Cf. Feldmann, o.c., t.i p.go; Lagrange, La Vierge et Emmanuel: RB 1 (1892) 486; Van Hoonacker, La prophétie relative a la naissance d’Immanu-El: RB 13 (1904) 221; Geuppens, o.c., 197; Condamin, o.c., p.67-68; Tobac, Les prophétes d’Israel t.2 p.53; Den-Nefeld, Messianisme: DTC 10 (1929) 1435; Skinner, o.c., 6o; Guidi, Une ierre coulant du lait avec du miel: RB 12 (1903) 241. – 23 La Vg lee: “ut sciat reprobare malum..” En realidad, la part. heb. I puede tener, además de este sentido corriente de finalidad, el temporal de “cuando,” “antes de,” como traducen los LXX y Targum. Cf. Gen 3:8; Gen 24:63; 2Sa 18:29. Véase Gessenius-Bühl, Hand-wórterbuch p.309; Marti, Das Buch Jesajas p.77; Condamin, o.c., p.50; Geuppens, o.c., 199; Skinner, o.c., p.60. – 24 2Sa 19:36. – 25 La segunda parte del v.16 es oscura y embrolla el texto. Según la Vg, la tierra devastada sería la de los reyes invasores, Efraím y Samaría, expresión rara aplicada a los dos países. Además, el contexto parece pedir que la tierra castigada es Judá. Se han hecho diversas conjeturas. Unos toman i6b como glosa; otros, como Gondamin, traducen con el giro que damos en la versión arriba expuesta. Cf. Ceuppens, o.c., 199; Gondamin, o.c., c.50. – 26 Vg, siguiendo a los LXX y TM, lee al final del v.17: “cum rege Assyriorum,” que muchos autores consideran como glosa tomada del v.20. Cf. Skinner, o.c., 61; Condamin, o.c., 50. – 27 Dennefeld, art. cit.: DTC 10 (1929) 1434-1435. – 28 Feldmann, o.c., t.1 p.92. – 29 Ceuppens, o.c., p.220; Davidson, Immanuel: Biblical Dictionnary Hasting’s D. Β . Η . (1899) 455- 30 Isa 8:3-4- – 31 Cf. San Jerónimo, In Isaiam 9: PL 24:111. La razón principal de esta interpretación era la traducción καλέσεις de los LXX del v.14, que supondría que el rey Acaz impondría el nombre (“llamarás.”) al niño. Pero ésta es una versión errónea, debido a que en la palabra del texto hebreo w^qara’t puede traducirse por ella llamará, como nosotros hemos puesto en el texto, o tú (masculino) llamarás, dada la ambigüedad de la vocalización hebrea. Esta interpretación la siguen Maspero, Lagarde, etc. 32 Isa 8:10. – 33 San Jerónimo, In Isaiam: PL 24:112; San Justino, D. cum Tryphonen.66.68: PG 6:627. 631.642.655. Ezequías subió probablemente al trono en el 727, cuando tenía veinticinco años (2Re 18:2). Luego en el año en que fue hecha la profecía (735-734) tenía ya dieciocho años. – 34 2Re 18:21; Isa 38:1-8. – 35 Así Ibn Ezra, Gessenius. – 36 Isa 7:3. – 37 Así Schmith, Cheyne, Duhm, Marti, etc. Para ello, los autores suprimen los v. 15 y 17 como interpolados, y traducen 8:8 “llenando toda la tierra, porque con nosotros Dios,” en vez de “llenando toda la tierra, ¡oh Emmanuel!” Además, esta interpretación parte del falso supuesto de que se trata de un signo de benevolencia. Cf. Ceuppens, o.c., 209. – 38 Isa 8:3-4. – 39 Richard Simón, Bossuet, Calmet. Pío VI condenó la opinión de Isenbiehl que negaba todo sentido mesiánico a la profecía (Enchiridion Biblicon n.5g). Y el argumento principal que •cita el Pontífice es el uso que de la profecía hacen San Mateo (Isa 1:18-25) Y San Lucas (Isa 1:32-33). – 40 Isa 14:2.25; Isa 47:6; Ose 9:3; Jer 2:7; Jer 12:14; 1Sa 26:19; 2Sa 14:19. – 41 Isa 9:5. – 42 Isa 9:1. – 43 Isa 11:1-5. – 44 Miq 5:1-5. – 45 Isc.7-11. – 46 Isa 11:1. – 47 Isa 7:14. – 48 Miq 51-5· – 49 Isa 11:1. – 50 San Justino, Diaí. cum Tryph. 67: PG 6:628; Lagrange, Le Messianisme chez les Juifs p.222-223; H. Strack-Billerbeck, Commentar zum Ν . T. aus Talmud und Midrasch (Munich 1924) II p.48853; Lagrange, Evan%ile selon S. Matthieu p.7; cf. Ceuppens, o.c., 215-216. – 51 San Justino, Apol I 33: PG 6:381; Dial cum Tryph. 66.71.77: PG 6:628.633.644.673; San Ireneo, Adv. haer. 3:21:4: PG 7:950; Tertul., Adv. lud. 0.9: PL 2:617; De carne Christi 17: PL 2:781; Orígenes, Conf. Celsum 34: PG 11:728; Lactancio, Divin. Inst. 4:12: PL 6, 479; San Epifan., Adv. haer. 54:3: PG 41:965. – 52 Cf. J. M. Lagrange: RB (1905) 280. – 53 Isc.7-11. – 54 A. Colunga: “Ciencia Tomista” II (1925) 359. – 55 J. M. Lagrange: RB (1905) p.280. – 56 Van Hoonacker , art. cit., 226. – 5 7 Lagrange, art. cit. En la interpretación basada en considerar al Hinneh del v.14 como condicional, equivalente a “si.” (que no es extraña a la lengua hebrea: Exo 3:13; 1Sa 9:7; Lev 13; Ose 9:6; Isa 54:15; Jer 3:1; Age 2:12), no hay dificultad para enmarcar la perspectiva del profeta, pues la traducción sería: “Si la doncella concibiera y diera a luz. antes de que – 57 Emmanuel supiera rechazar el mal y elegir el bien, la tierra sería devastada.” En ese caso se indicaría con énfasis la inminente devastación. Así Huyghe, Delattre. No obstante, la mayor parte de los autores le dan al Hinneh el valor de “he aquí.” Para la bibliografía sobre el vaticinio véase Introducción al libro. – 58 La palabra hebrea que designa Nilo es ye’or, que deriva de otra egipcia que significa “camino de Horus,” según la leyenda de que Horus persiguió a Set, asesino de su padre, camino del oriente. – 59 Cf. 2Re 16:75. Quizá la expresión “alquilada” sea una alusión irónica a esta política de Acaz de buscar auxilio en los asirios, que iban a ser sus verdugos. – 60 El sido equivalía, más o menos, a tres pesetas oro.
Fuente: Biblia Comentada
casa de David. Esta expresión se refiere a la dinastía de David personificada en el rey actual, Acaz.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Una invasión fallida de Judá por parte de Siria e Israel (i.e., las diez tribus del norte), condujo a la presencia continua de las tropas asirias del rey Tiglat-pileser en Israel. Poco después del ascenso de Acaz al trono (ca. 735 a.C.), esta amenaza a la seguridad de Judá ocasionó gran temor al rey y al pueblo de Judá. Vea 2Cr 28:5-8; 2Cr 28:17-19.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
2Re 16:5-9.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
— conquistarla: Todo esto sucedió en el marco de la llamada guerra siro-efraimita (año 734 a. C.): Damasco e Israel se alían contra Asiria y atacan a Judá por negarse a entrar en la coalición. En realidad, el desenlace del conflicto fue desastroso tanto para Damasco e Israel que sufrieron una severa derrota, como para Judá que fue sometida a vasallaje.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
El llamado a la fe. La fecha es c. 735 a. de J.C. y la situación es una desesperada propuesta de Israel y Siria para unirse con sus vecinos contra el arrollador conquistador asirio. Ante la negativa de Judá a cooperar, llegaron con un ejército para derrocar a su rey con su propio candidato, el hijo de Tabeel (v. 6).
3 Resulta impresionante y significativa la intervención de Isaías en medio de la alarma general. Su hijo Sear-yasuv (“Un remanente volverá”) es un portento viviente de juicio y salvación (ver sobre 1:17; cf. 8:18); el mismo lugar escogido de reunión probaría, un día, cuán fatal era la decisión tomada por el rey (36:2); 4 la exhortación cuídate y ten calma fue el primero de una serie de llamados que se prolongaron durante toda su vida para confiar en lugar de intrigar (cf. v. 9b; 8:12, 13; 28:16; especialmente 30:15). El llamado era más que racio nal; Siria e Israel los dos cabos de tizón que humean, pronto serían apagados. Siria fue aplastada en el año 732 a. de J.C., mientras que Israel perdió sus territorios del norte en 734 a. de J.C., su existencia nacional en 722 a. de J.C., y su identidad racial luego de una serie de repoblaciones que se prolongaron por lo menos hasta el reinado de Esarjadón (cf. Esd. 4:2), al cabo de lo cual (669 a. de J.C.) fue destrozado hasta dejar de ser pueblo (v. 8b).
7b-9a La inferencia pareciera ser que mientras Judá está bajo la protección del único Dios, sus enemigos no cuentan más que con hombres, ¡y qué hombres! ¡Es suficiente con nombrarlos!9b El llamado a la fe es el meollo de la predicación de Isaías, con un juego de palabras que remedan un lema, tan esquivo al traductor como el de 5:7. La BJ, con belleza idiomática, traduce: “Si no os afirmáis en mí, no seréis firmes.”
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
7.1 Transcurría el año 734 a.C. y una alianza del reino del norte de Israel y Siria estaba a punto de atacar a Acaz, rey de Judá en Jerusalén. Temía por el posible final de su reinado y porque los ejércitos enemigos fueran a matar a mucha gente o se los llevaran cautivos (2Ch 28:5-21). Sin embargo, como predijo Isaías, el reino de Judá no vio su fin en ese momento. La señal de Emanuel sería de liberación.7.2 «La casa de David» se refiere a Judá, el reino del sur. «Efraín», la tribu dominante en el norte, es una referencia a Israel, el reino del norte.7.3 Sear-jasub significa «un remanente volverá». Dios le dijo a Isaías que le diera este nombre a su hijo como recordatorio de su plan de misericordia. Desde el principio de su juicio, Dios planeó restaurar un remanente de su pueblo. Sear-jasub le recordaba al pueblo la fidelidad de Dios para con ellos.7.3 El «acueducto del estanque de arriba» quizás era el lugar de la fuente de Gihón, localizada al este de Jerusalén. Esta era la fuente principal de agua de la ciudad santa y también la fuente que desembocaba en el famoso túnel de Ezequías (2Ch 32:30). La heredad del Lavador era un paraje bien conocido donde ropa o telas recientemente hiladas se ponían al sol para secar y blanquear (véase 32.6).7.4-8.15 Isaías predijo la disolución de la alianza de Israel con Siria (7.4-9). Debido a esta alianza, destruirían a Israel (8.1-4). Asiria sería el instrumento que Dios utilizaría para hacerlo (7.8-25) y para castigar a Judá. Pero Dios no permitiría que Asiria destruyera a Judá (8.1-15). Los perdonaría debido a que la misericordia del plan de Dios no puede frustrarse.7.8 Acaz, uno de los peores reyes de Judá, se negó a aceptar la ayuda de Dios y en su lugar trató de comprarla de los asirios, pagándola con el oro y la plata del templo (2Ki 16:8). Cuando los asirios llegaron, trajeron más problemas que ayuda. En el año 722 a.C., Samaria, la capital de Efraín (otro nombre para Israel, el reino del norte), cayó ante los ejércitos asirios, terminando así el reino del norte.7.12 Acaz pareció recto al decir que no probaría a Dios con una señal («No pediré, y no tentaré a Jehová»). En realidad, Dios le dijo que pidiera, sin embargo, Acaz no quería saber lo que Dios tenía que decir. A menudo utilizamos algunas excusas, tales como no querer molestar a Dios, para evitar comunicarnos con El. No permita que nada le impida seguir escuchando y obedeciendo a Dios.7.14-16 Virgen se traduce de una palabra hebrea que significa mujer soltera con suficiente edad para estar casada, mujer sexualmente madura (véanse Gen 24:43; Exo 2:8; Psa 68:25; Pro 30:19; Cantar de los Son 1:3; Son 6:8). Algunos han comparado a esta joven con la esposa de Isaías y su hijo recién nacido (Son 8:1-4). Pero no podía ser ella, dado que ya tenía un hijo, Sear-jasub, y a su segundo hijo no lo llamaron Emanuel. Algunos creen que quizás la primera esposa de Isaías había muerto y entonces esta es su segunda esposa. Lo más probable es que esta profecía tuviese un doble cumplimiento. (1) Una joven mujer soltera de la casa de Acaz se casaría y tendría un hijo. Antes que pasaran los tres años (un año para el embarazo y dos para que el niño tuviera edad para hablar), serían destruidos los dos reyes invasores. (2) Mat 1:23 cita Isa 7:14 para mostrar un cumplimiento posterior de esta profecía en la cual una virgen llamada María concibió y dio a luz un hijo, Emanuel, el Cristo.7.18 La mosca y la abeja son símbolos del juicio de Dios (véase Exo 23:28). Egipto y Asiria en esta ocasión no devastaron Judá. Ezequías sucedió a Acaz como rey y honró a Dios, por lo tanto El contuvo su mano de juicio. Dos reyes malvados gobernaron antes de Josías, de quien se decía que no había habido otro rey que se convirtiese tan completamente a Dios como él (2Ki 23:25). Sin embargo, el destino de Judá estaba marcado por la maldad extrema del padre de Josías, Amón. Durante el reinado de Josías, Egipto marchó en contra de los asirios. Josías entonces le declaró la guerra a Egipto, a pesar de que Dios le había dicho claramente que no lo hiciera. Después de morir (2Ch 35:20-27), solo reyes débiles gobernaron Judá. Después de tres meses, los egipcios se llevaron al hijo de Josías, Joacaz. Nabucodonosor se llevó a Babilonia a Joacim, el siguiente rey. Egipto y Asiria asestaron un golpe mortal a Judá.7.20 Israel cayó porque contrató a Asiria para que los salvara (2Ki 16:7-8). Símbolo de humillación total: «raerá» con navaja el pelo de Judá. Num 6:9 explica que después de contaminada, una persona que se apartaba para Dios tenía que rasurar su cabeza como parte del proceso de purificación. Rasurar el pelo del cuerpo era una vergüenza, una exposición a la desnudez. Para un hebreo era humillante que se le rasurara la barba (2Sa 10:4-5).7.21-25 Hollarían los ricos campos de Judá hasta convertirlos en pastizales adecuados solo para apacentar ganados. Ya no sería una tierra de abundancia, una tierra de la «que fluye leche y miel» (Exo 3:8), sino una de mantequilla, miel y espinos.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
NOTAS
(1) Véase 2Re 15:25, n: “Remalías”.
(2) “Él”, MT; 1QIsaLXXSyVg y sobrentendido en 2Re 16:5: “ellos”.
REFERENCIAS CRUZADAS
a 296 2Re 16:1; 2Cr 28:1
b 297 2Re 16:5
c 298 2Re 15:37; 2Cr 28:6
d 299 2Re 16:5
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
El trasfondo del cap. 7 (2 R 16:5– 18; 2 Cr 28:16– 21) incluye la guerra de Efraín (Israel) junto con Rezín y Peka contra Judá (735– 734 a.C.). Estos reyes de Aram y de Israel respectivamente, trataron de persuadir a Acaz que se uniera a ellos para resistir la expansión de Asiria.
Fuente: La Biblia de las Américas
2Re 16:5-18 y 2Cr 28:5-21 registran el trasfondo histórico de este capítulo.
Siria y Efraín (las 10 tribus del norte de Israel) se rebelaron contra la autoridad de Asiría e intentaban obligar a Judá a unirse a su coalición, aun cuando eso significara la remoción de Acaz y la colocación de un rey títere, el hijo de Tabeel (Isa 7:6). Isaías también contempló una crisis política, puesto que Acaz confiaba en el poder humano en vez del poder de Dios.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
Lit., pelear contra ella
Fuente: La Biblia de las Américas
[2] Con las diez tribus, que formaban el reino de Israel.[9] Isaías quiere persuadir al pueblo de poner sus esperanzas en el Señor. El anuncio es una invitación a tener fe y alude al Oráculo de Natán, que anunciaba una descendencia eterna a la familia de David. 2 Sam 7.[12] Acaz rechaza el signo propuesto por Isaías.[14] Profecía que de manera inmediata anuncia a Acaz el nacimiento de su heredero y a largo plazo vaticina el nacimiento de Jesucristo. Mat 1, 22.