EN CONTEXTO

La caída de Damasco

En algunas ocasiones de la historia de la humanidad, cierta ciudad es clave para el desarrollo de una región. A modo de ejemplo, tenemos a Hong Kong que se ha convertido en la puerta de entrada y de salida para China; o Vancouver que representa el acceso a América del norte para muchos asiáticos, y también a Berlín que durante años controló estrictamente el paso entre el este y el oeste.

En el mundo antiguo, Damasco fue el portal hacia y desde la región que hoy se conoce como Palestina. Damasco, la ciudad continuamente habitada más antigua que se conoce hasta ahora, sirvió como línea de defensa en el norte para la confederación de ciudades aliadas en el sur. Por lo tanto, la sorprendente profecía de Isaías sobre la caída de Damasco (Isa 17:1), debió provocar gran conmoción entre los israelitas. Si caía Damasco, probablemente todas las ciudades aliadas con ella caerían también, como una fila de dominó.

Esto es exactamente lo que sucedió. Damasco, la capital de Siria, se había unido al reino del norte para atacar a Judá alrededor del año 734 a.C El reino del sur contrató a los asirios para que vinieran en su ayuda (2Re 16:7, 2Re 16:8; 2Cr 28:21), y para el año 732 a.C capturaron a Damasco y mataron a su regidor, el rey Rezín (2Re 16:9), tal como lo había anticipado Isaías. La ciudad nunca volvió a obtener la importancia que disfrutó anteriormente.