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Comentario de Génesis 42:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Génesis 42:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Viendo Jacob que había provisiones en Egipto, dijo a sus hijos: —¿Por qué os estáis mirando unos a otros?

Viendo Jacob. Gén 41:54, Gén 41:57; Hch 7:12.

¿Por qué os estáis mirando? Jos 7:10; 2Re 8:3, 2Re 8:4; Esd 10:4; Jer 8:14.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Jacob envía a sus diez hijos a comprar maíz en Egipto, Gén 42:1-15.

José los encarcela por espías, Gén 42:16-17.

Los libera con condición de que traigan a Benjamín, Gén 42:18-20.

Sienten remordimiento por José, Gén 42:21-23.

Simeón queda detenido como garantía, Gén 42:24.

Regresan con trigo, y su dinero, Gén 42:25-28.

Cuentan todo a Jacob, Gén 42:29-35.

Jacob rehúsa mandar a Benjamín, Gén 42:36-38.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Jacob … dijo a sus hijos: A esta altura del tiempo, Judá ya había vuelto a su padre (cap. Gén 38:1-30).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

42. Los Hijos de Jacob bajan a Egipto.
Los hijos de Jacob ante José (1-24)
1Viendo Jacob que había trigo en Egipto, dijo a sus hijos: “¿Qué estáis ahí mirándoos unos a otros? 2He oído decir que en Egipto hay trigo. Bajad, pues, allá para comprárnoslo, y vivamos, y no muramos.” 3Bajaron, pues, diez de los hermanos de José a Egipto a comprar pan; 4a Benjamín, el hermano de José, no le mandó Jacob con sus hermanos por temor de que le sucediera alguna desgracia. 5Llegaron los hijos de Israel con otros que venían también a comprar trigo, pues había hambre en toda la tierra de Canaán. 6Como era José el jefe de la tierra y el que vendía el trigo a cuantos venían a comprarlo, los hermanos de José entraron y se postraron ante él rostro a tierra. 7Al verlos, José los reconoció, pero disimuló, y les habló con dureza, diciéndoles: “¿De dónde venís?”; y ellos respondieron: “De la tierra de Canaán para comprar mantenimientos.” 8Conoció José a sus hermanos, pero ellos no le conocieron a él. 9Acordóse José de los sueños que les había contado, y les dijo: “Vosotros sois unos espías que habéis venido a reconocer las partes no fortificadas del país.” 10Ellos le dijeron: “No, señor mío; tus siervos han venido a comprar mantenimientos; 11todos nosotros somos hijos del mismo padre; somos gente buena; no son tus siervos unos espías.” 12El repuso: “No, sois unos espías que habéis venido a ver lo indefenso de la tierra.” 13Ellos dijeron: “Eramos tus siervos doce hermanos, todos del mismo padre, en la tierra de Canaán; el más pequeño se quedó con nuestro padre, y el otro no vive ya.” 14Insistió José: “Es lo que os he dicho: sois unos espías.” 15Pero voy a probaros. Por la vida del faraón que no saldréis de aquí mientras no venga vuestro hermano menor. 16Mandad a uno de vosotros a buscar a vuestro hermano, y los demás quedaréis aquí presos. Así probaré si lo que decís es verdad, y si no, por la vida del faraón que sois unos espías.” 17Y les hizo meter a todos juntos en prisión por espacio de tres días. 18Al tercero les dijo José: “Haced esto y viviréis, pues yo temo a Dios. 19Si en verdad sois gente buena, que se quede uno de los hermanos preso en la cárcel donde estáis, y los otros id a llevar el trigo para remediar el hambre de vuestras casas, 20y me traéis a vuestro hermano menor para probar la verdad de vuestras palabras, y no moriréis.” 21 Ellos se dijeron unos a otros: “Ciertamente somos nosotros reos de culpa contra nuestro hermano, a quien vimos con angustia de su alma pedirnos compasión, y no le escuchamos. Por eso ha venido sobre nosotros esta desventura.” 22Rubén les dijo: “¿No os advertí yo, diciéndoos: No pequéis contra el joven, y no me escuchasteis? Ved cómo ahora se nos demanda su sangre.” 23Ellos no sabían que José les entendía, pues él les había hablado por medio de intérprete. 24Alejóse José llorando, y, cuando volvió, les habló, y eligió a Simeón entre ellos, y le hizo atar ante los ojos de los otros.

Egipto fue siempre el granero de Canaán en los años de escasez. Ya lo hemos visto en la historia de Abraham y de Isaac. El primero había bajado a Egipto 1; el segundo pensó hacerlo 2, pero renunció a su propósito en virtud de una amonestación divina; Jacob ni siquiera habla de bajar al valle del Nilo. Su padre había comenzado a sembrar trigo en la región de Bersabé, y es probable que el hijo haya seguido el ejemplo, comenzando con esto a hacer vida sedentaria, con la mayor dificultad de moverse3. Pero ahora en las tiendas de Jacob empieza a sentirse la escasez, y el anciano manda a sus hijos que bajen a Egipto en busca de trigo. Ante esta indicación, diez de los hijos de Jacob se pusieron en marcha para poder traer la mayor cantidad posible de trigo y para poder ayudarse en el largo viaje. Sólo quedó en casa Benjamín, el último hijo de la esposa preferida, Raquel4. El recuerdo de la pérdida de José hizo que no se desprendiera de Benjamín por temor a quedarse sin el. Tenemos, pues, a los hijos de Jacob enrolados en una caravana con otras gentes que iban en busca de mantenimientos al país del Nilo (v.5). Los asiáticos llegaron hasta José; aunque es de suponer que no fuera José el que directamente llevara las ventas, sin embargo, ante el aluvión de cananeos que bajaban por trigo, es fácil que él esperara ver a sus hermanos, y por eso pudo dar orden de que los cananeos fueran presentados personalmente a él, que es llamado aquí “jefe de la tierra.”5 Al verlos José, los reconoció, y sobre todo, cuando se prosternaron ante él en tierra, se acordó de sus misteriosos sueños de joven, en los que las gavillas adoraban la suya, y el sol, la luna y las estrellas se prosternaban ante él6. Era el cumplimiento literal de aquellos misteriosos sueños enviados por Dios (v.9). Sin embargo, no quiere declararse para probar la disposición de ánimo de sus hermanos, y los trata con desconfianza, tomándolos por espías. Egipto confina al oriente con la estepa, donde vegetan tribus nómadas, más hambrientas que hartas. Es natural que los ojos se vayan tras las ricas tierras del valle del Nilo y aprovechen cualquier ocasión para emprender alguna algara en aquella rica tierra. Para impedirlo, los faraones tuvieron que establecer una serie de fortalezas a lo largo de la frontera. En este supuesto, la sospecha de José contra los asiáticos tenía su fundamento histórico. Los acusados declaran que forman una familia y que vienen en son de paz, y dan detalles de su familia, que es lo que José esperaba para estar seguro de su identificación. José insiste en su sopecha de que son espías. Al decir ellos que queda uno en casa con el padre, José exige que vayan a buscarlo uno de ellos, quedando los demás en prisión (v.19). Después de retenerlos tres días en prisión, permite que vuelvan con provisiones a condición de que quede uno como prenda de que volverán con el hermano menor que quedó en Canaán (v.20). Los hermanos hablan entre sí, reconociendo que lo que les sucede es un castigo de Dios por el crimen que han cometido con su hermano, y Rubén recuerda que él quiso salvarlo: “ahora se nos demanda su sangre” (v.22). Al oír esta conversación, José se sintió profundamente conmovido, y se separó para desahogar sus lágrimas. Vuelto a ellos, exige que permanezca como rehén Simeón, que era el mayor después de Rubén. Este quedaba libre, sin duda, por haber querido salvar a José. Era una lección para el resto de los hermanos.

Los Hijos de Jacob Vuelven a Canaán (25-38).
25Mandó José que llenaran de trigo sus sacos, que pusieran en el de cada uno su dinero y les diesen provisiones para el camino, y así se hizo. 26 Ellos cargaron el trigo sobre los asnos y se partieron de allí. 27Abrió uno de ellos el saco para dar pienso a su asno en el lugar donde pernoctaron, y vio que su dinero estaba en la boca del saco, 28 y dijo a sus hermanos: “Me han devuelto mi dinero; aquí está en mi saco.”Quedáronse estupefactos, y unos a otros se decían temblando: “¿Qué será esto que ha hecho Dios con nosotros?” 29Llegaron a Jacob, su padre, a la tierra de Canaán, y le contaron cuanto les había sucedido: 30“El hombre que es señor de aquella tierra nos habló duramente y nos tomó por espías de la tierra. 31Nosotros le dijimos: Somos gente buena, no somos espías. 32Eramos doce hermanos, hijos todos del mismo padre; uno ha desaparecido, el más pequeño está con nuestro padre en la tierra de Canaán. 33Y nos dijo el hombre, señor de la tierra: En esto sabré que sois gente buena: dejad aquí a uno de vosotros, tomad con qué atender a la necesidad de vuestras casas y partid; 34traedme a vuestro hermano pequeño; así sabré que no sois unos espías, sino gente buena. Entonces os devolveré a vuestro hermano y podréis recorrer la tierra.” 35Cuando vaciaron los sacos, cada uno encontró el paquete de su dinero en la boca de su saco, y, al ver los paquetes de dinero, ellos y su padre se llenaron de temor. 36Jacob, su padre, les dijo: “¡Vais a dejarme sin hijos! José desapareció, Simeón desapareció, y ¿vais a llevaros a Benjamín? Todo esto ha venido sobre mí.” 37Rubén dijo a su padre: “Haz morir a mis dos hijos si yo no te devuelvo a Benjamín. Entrégamelo y yo te lo devolveré.” 38El le contestó: “No bajará mi hijo con vosotros. Su hermano murió y no queda más que él. Si en el viaje que vais a hacer le ocurre una desgracia, haréis descender en dolor mis canas al sepulcro.”

Los hermanos emprendieron el regreso pensativos. Su perplejidad aumentó al ver uno de ellos que en su saco estaba el dinero importe de la mercancía. Es una delicadeza misteriosa de José para con sus hermanos, los cuales sólo la comprenderían después del desenlace del drama. Habían pasado por espías, y ahora habrían de pasar por ladrones7. Al llegar a la casa paterna, cuentan lo sucedido: la severidad con que les ha tratado el intendente egipcio, las exigencias de que uno quedara como rehén para que llevaran al único hermano que quedaba en casa y la sospecha de ser espías. Jacob se resiste a dejar a su hijo menor. Teme que le pase algo, como a José. Rubén ofrece todas las garantías, y ofrece sus dos hijos como prenda de que ha de devolver sano a Benjamín. En 43:9 es Judá quien se ofrece a garantizar la vida de su hermano menor. Jacob dice que, si muere su hijo, él también será llevado al sepulcro: haréis descender en dolor mis canas al sepulcro (v.38).

1 Gen 12:9. – 2 Gen 26:2. – 3 Gén 37:7s. – 4 Gen 35:18. – 5 La palabra heb. empleada es sallit. Es una semejanza casual la de esta palabra y el nombre del faraón hicso Salatis, citado por Manetón y Josefo, Contra Apión I 14.15. – 6 Gen 37:7-9 – 7 Los v.27-28 aparecen repetidos en v.35. En 43:21 se cuenta un hecho similar: en todos los sacos aparece el dinero. Es indicio de existencia de dos documentos: v.35 (E), v.27-28. (J).

Fuente: Biblia Comentada

Los hijos de Jacob estaban paralizados por la hambruna, y Jacob se sentía mal al permitir que su familia volviese a Egipto, no sabiendo qué les iba a suceder (v. Gén 42:4). Pero, no quedándole alternativa alguna, los envió a comprar trigo en Egipto (v. Gén 42:2).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

La genealogía de Jacob (v. Gén 37:2)

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Primera visita de los hermanos de José a Egipto. La primera visita de los hermanos de José a Egipto se narra en siete escenas, las que son repetidas en la descripción de la segunda visita: Los hijos de Jacob enviados a Egipto (1-4; cf. 43:1-14); arriban a Egipto (5; cf. 43:15-25); tienen su primera audiencia con José (6-16; cf. 43:26-34); son metidos en la cárcel (17; cf. 44:1-13); tienen una segunda audiencia con José (18-24; cf. 44:14-45:15); dejan Egipto (25-28; cf. 45:16-24); e informan a Jacob (29-38; cf. 45:25-28).

Apenas José había dicho: “Dios me ha hecho olvidar … toda la casa de mi padre” (41:51) cuando sus hermanos aparecieron en Egipto. Y lo que fue más sorprendente, considerando los muchos visitantes que venían a Egipto en ese tiempo, José vio a sus hermanos allí. El los reconoció pero, por supuesto, ellos no lo reconocieron.

Este es el primero de tres viajes a Egipto hecho por los hermanos de José, y cada uno es más importante que el anterior. Cuando José vio a sus hermanos recordó sus sueños (9; cf. 37:5-11). Diez hermanos se postraron ante él en Egipto, pero los sueños habían mostrado 11 hermanos y sus padres honrándole. ¿Dónde estaban el padre y el otro hermano? Esta discrepancia entre la predicción y la realidad, tanto como la intensa curiosidad, movió a José a preguntar a sus hermanos con severidad.

También él se las ingenió para repetir la situación de cuando ellos lo entregaron para ser llevado a Egipto y regresaron sin él al hogar. El mantuvo preso a Simeón para ver si ellos lo cambiarían por comida, así como habían cambiado a José por dinero efectivo. Los hermanos percibieron la analogía, y sus conciencias culpables les movieron a ver el juicio divino en su conducta y describir detalles de su pecado, lo cual no había sido mencionado previa mente (21, 22).

Estas primeras evidencias de contrición fueron reforzadas cuando encontraron dinero en uno de sus costales (28). Ellos continuaron reviviendo los eventos de 20 años atrás cuando llegaron al hogar. Una vez más tuvieron que explicar por qué habían perdido a uno de los hijos de Jacob. La demanda de que tomaran a Benjamín y fueran a Egipto con el fin de asegurar la libertad de Simeón era totalmente inaceptable para Jacob, porque Benjamín había reemplazado a José en su afecto. Jacob tuvo sus sospecha de la historia contada por sus hijos, y entonces fueron terriblemente confirmadas. A medida que vaciaban sus costales, todo el dinero cayó. “Seguramente vendieron a Simeón”, pensó Jacob. El hizo su acusación indirectamente al decir: Vosotros me estáis privando de mis hijos: José ya no está con nosotros, ni Simeón tampoco (36), y luego declaró: No irá mi hijo con vosotros (38). Toda la amargura y dolor de los últimos veinte años habían aflorado. ¿Cómo esta familia destrozada volverá a estar junta nuevamente? ¿Cómo se cumplirían los sueños de José? La primera visita a Egipto ha dejado muchas interrogantes sin responder en la mente del lector.

Nota. 30-34 Nótese cómo los hermanos omitieron decir a Jacob los peores aspectos de sus experiencias en Egipto, p. ej. su encarcelamiento o la amenaza de muerte (17, 20). ¡Aun así Jacob no fue persuadido!

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

42.1, 2 ¿Por qué el grano era tan valioso en esos días? Como fuente de alimento era universal y se utilizaba casi en cualquier cosa que se comiera. Podía secarse y almacenarse mucho más tiempo que cualquier verdura, productos lácteos o carne. Era tan importante que hasta lo usaban como dinero.42.4 Jacob quería mucho a Benjamín porque era el único hermano verdadero de José y -hasta donde sabía-, era el único hijo sobreviviente de su amada esposa Raquel. Benjamín era el hijo más joven de Jacob y el hijo de su vejez.42.7 José pudo haber revelado su identidad a sus hermanos al momento. Pero el último recuerdo que José tenía de ellos era cuando los miró a la cara con horror en el momento en que los traficantes de esclavos ismaelitas se lo llevaban. ¿Seguían sus hermanos siendo malvados y traicioneros o habían cambiado a través de los años? José decidió ponerlos a prueba.42.8, 9 José recordó los sueños que tuvo en que sus hermanos se inclinaban ante él (37.6-9). ¡Aquellos sueños se estaban cumpliendo! Cuando niño, José se sintió grande en sus sueños. Como hombre, jamás hizo alarde de su posición. No sintió la necesidad de decir «se los dije». Todavía no era tiempo de que revelara su identidad, así que se quedó callado. Algunas veces es mejor quedarnos en silencio, aun cuando quisiéramos tener la última palabra.42.15 José estaba probando a sus hermanos para asegurarse de que no habían sido crueles con Benjamín como lo habían sido con él. Benjamín era su único hermano de padre y madre y quería verlo.42.22 Rubén sí no pudo resistir el decir «ya se los dije». «Se nos demanda su sangre» significa que pensaban que Dios los estaba castigando por lo que habían hecho a José.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

REFERENCIAS CRUZADAS

a 1881 Gén 41:48

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Los hijos de Jacob se miraban unos a otros y se cruzaron de brazos en lugar de buscar alimentos para comer.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

dijo… TM añade Jacob.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

Lit., grano

Lit., y dijo Jacob

Fuente: La Biblia de las Américas

LXX: ¿Por qué sois indolente?

Fuente: La Biblia Textual III Edición

[.] Empieza el largo relato del encuentro de José con sus hermanos. Nótese cómo José, el salvador, obliga a sus hermanos a expiar el crimen que cometieron. Uno de ellos debe sacrificarse por su hermano, antes de que él se dé a conocer. El perdón no suprime la necesidad y el deber de reparar el Mal que hemos hecho. Se notará que en esos capítulos dos tradiciones diferentes están entretejidas, lo que ha originado repeticiones. Así como en el capítulo 37 Ruben y Judá hacían el mismo esfuerzo para salvar a José, aquí Judá vuelve a intervenir después de Rubén.

Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana

[20] Gen 43, 5.[21] San Gregorio afirma que la pena abre los ojos que la culpa había cerrado. Habían pasado ya unos veintitrés años de haber sido vendido José.[22] Gen 37, 22.[35] Ya lo habían hallado antes en un mesón; pero querían disimularlo, sabiendo que Jacob los increparía por no haber vuelto el dinero al que les vendió el trigo. Gen 43, 21

Fuente: Notas Torres Amat