Comentario de Isaías 36:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Aconteció que en el año 14 del rey Ezequías subió Senaquerib, rey de Asiria, contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las tomó.
Aconteció que en el año catorce. 2Re 18:13, 2Re 18:17; 2Cr 32:1.
que Senaquerib. Isa 1:7, Isa 1:8; Isa 7:17; Isa 8:7, Isa 8:8; Isa 10:28-32; Isa 33:7, Isa 33:8.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Senaquerib invade Judá, Isa 36:1.
Rabsaces, enviado por Senaquerib, trata de persuadir al pueblo contra Ezequías, Isa 36:2-21.
Sus palabras son repetidas a Ezequías, Isa 36:22.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Isa 37:1-38; Isa 38:1-22; Isa 39:1-8
Este puente histórico entre los capítulos Isa 1:1-31 al Isa 35:1-10 y Isa 40:1-31 al Isa 66:1-24 consta de dos partes:
(1) La fe de Ezequías frente a la amenaza asiria (caps. Isa 36:1-22 y Isa 37:1-38) y
(2) la fe mezclada de Ezequías al enfrentar la enfermedad (cap. Isa 38:1-22, Isa 39:1-8).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Isa 37:1-38
Esta sección valida las predicciones de Isaías por cuanto el Señor
(1) destruirá a Judá por medio de Asiria (Isa 36:1);
(2) sitiará a Jerusalén (Isa 36:2-22),
(3) liberará al remanente que sigue fiel (Isa 37:1-35) y
(4) destruirá a los asirios (Isa 37:36-38). Isaías profesa que el pecado combinado con la confianza mal depositada trae la derrota; por el contrario, el arrepentimiento y la fe en el Señor trae la salvación (2Re 18:13-37; 2Re 19:1-37; 2Cr 32:1-23).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
el año catorce del rey Ezequías corresponde a 701 a.C. todas: En los anales de Senaquerib se menciona que atacó a cuarenta y seis ciudades.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
REY EZEQUÍAS. Con los caps. Isa 36:1-22; Isa 37:1-38; Isa 38:1-22; Isa 39:1-8 (que son paralelos a 2Re 18:1-37; 2Re 19:1-37; 2Re 20:1-21), Isaías pasa de la profecía a la historia del rey Ezequías. Ezequías fue un rey piadoso de Judá que confiaba en el Señor y le servía (véase 2Re 18:5, nota). «El año catorce» de su reinado fue 701 a.C., cuando Senaquerib, rey de Asiria, invadió Judá con el propósito de tomar a Jerusalén.
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
36. La Invasión de Senaquerib Sobre Juda.
Introducción histórica (1-2).
1 Y sucedió que el año catorce del rey Ezequías, Senaquerib, rey de Asiría, subió contra todas las ciudades fuertes de Judá y se apoderó de ellas. 2 Y envió el rey de Asiría a Rabsaces, con imponentes fuerzas, de Laquis a Jerusalén, al rey Ezequías. Tomó aquél posición cerca del acueducto de la piscina Superior, en el camino del campo del Batanero.
Sabemos que la invasión de Judá por Senaquerib tuvo lugar en el 701 a.C.; por consiguiente, esta fecha del año catorce del rey Ezequías no se adapta a la otra fecha de la invasión, pues Ezequías subió al poder hacia el 727 a.C. Algunos creen que hay aquí un error del copista, o que ese año catorce ha de computarse a partir de la enfermedad de Ezequías de que habla el c.38; habría habido en este caso una transposición. ‘Senaquerib (705-681) sucedió a Sargón II, su padre, y fue uno de los más grandes reyes asirios; fue asesinado por sus dos hijos. Invadió Judá en el 701 a.C., y según el relato que nos da el mismo en el prisma hexagonal, llamado de Taylor, se apoderó de 46 ciudades fuertes de Judá y otras más pequeñas, haciendo 200.150 prisioneros varones, lo que ciertamente es una cifra errónea por lo exagerado. Quizá haya que quitar un cero a la misma para hacerla verosímil. Puede ser un error del escriba. Según el libro de los Reyes, Ezequías se sometió al monarca asirio por consejo de Isaías (2Re 18:1). La expedición contra Jerusalén la dirigió un alto dignatario militar, Rabsaces, que es nombre de oficio (“jefe de los oficiales” o “jefe de los coperos,” según las diversas interpretaciones del término). Según 2Re 26:1, iba acompañado del tartán, o generalísimo, y el rabsaris (“jefe de eunucos”). El cuartel general del ejército asirio estaba en Laquis (Tel Hesi o Tell-Duweir, al sur de Palestina. Hoy día hay una localidad llamada Umm Lakis no lejos de estos lugares). El generalísimo asirio o tartán envió un delegado a parlamentar con Ezequías de Judá, invitándole a que entregase la ciudad. El lugar del encuentro fue cerca del acueducto de la piscina Superior, cerca del campo del Batanero, al nordeste de la ciudad (cf. 7:3), en el valle del Cedrón.
Diálogo del delegado asirio y los enviados de. Ezequías (3-10)
3 Entonces Eliaquim, hijo de Helcías, prefecto de palacio, fue con Sobna, secretario, y Joás, hijo de Asaf, canciller, a Rabeases. 4 Y les dijo Rabsaces: Decid, pues, a Ezequías: Así habla el rey grande, el rey de Asiría: 5 ¿De dónde te viene esa tu confianza? ¿Crees que una palabra de los labios sirve de consejo y de fuerza para la guerra? Ahora bien, ¿en quién pones tu confianza para rebelarte contra mí? 6 He aquí que confías en el apoyo de esa caña quebrada, en Egipto, que penetra y horada la mano de todo el que se apoya en él; tal es el faraón, rey de Egipto, para todos cuantos en él confían. 7 Pero si me decís: Es en Yahvé, nuestro Dios, en quien ponemos nuestra confianza, ¿no ha sido el mismo Ezequías quien ha hecho desaparecer los altos lugares y los altares, diciendo a Judá y a Jerusalén: Sólo en este altar adoraréis? 8 Haz, pues, una apuesta con mi señor, rey de Asiría; yo te daré dos mil caballos si tú eres capaz de aportar otros tantos jinetes sobre ellos. 9 Y ¿cómo vas a hacer volver la cara a uno solo de los menores servidores de mi señor? Pero tú confías en Egipto a causa de los carros y jinetes. 10 Y ahora, ¿acaso he subido yo sin intervención de Yahvé contra esta tierra para devastarla? Yahvé me ha dicho: Sube contra esta tierra y devástala.
La escena es descrita con todo detalle, sin amaneramiento alguno, reflejando toda la brutalidad de la diplomacia asiría. De los interlocutores judíos, Eliaquim ya nos es conocido por 22:15-20, donde Isaías le anuncia su elevación a prefecto de palacio, que entonces ocupaba el otro acompañante, Sobna, que ahora aparece como secretario de aquél.
La argumentación del delegado asirio es, de un lado, brutal y amenazadora, y de otro, ladina, pues se presenta como enviado por el mismo Yahvé, Dios nacional de los judíos. Ni siquiera le da a Ezequías el título de rey (v.4). El rey grande es la conocida expresión asiría sharrú-rabü, aplicada en las inscripciones a los monarcas asirios. Es un indicio más de autenticidad histórica del relato. Ezequías cree poder resistir, pero hasta ahora no cuenta más que con una palabra salida de los labios, denominación despectiva, alusiva quizá a promesas egipcias. Para la guerra hacen falta algo más que “palabras.” Por otra parte, Egipto, en quien confía, es una ayuda muy frágil y traicionera, pues es como caña quebrada, que se rompe a la menor presión y termina por horadar la mano del que en ella se apoya (v.6). Egipto, pues, cuando llegue el momento crítico, los dejará solos si le conviene, y entonces sólo Judá sufrirá las consecuencias. Es más, Rabsaces argumenta también en el campo religioso: no sólo no tienen ayuda humana segura, pero ni tampoco divina, pues Yahvé no puede ayudar, según él, a un rey como Ezequías, que hizo desaparecer los lugares altos (v.7), que estaban por todo el país como lugares de culto a Yahvé, obligando a sus súbditos a limitar su culto al templo de Jerusalén. Esto, en la mentalidad del asirio, iba contra los intereses del Dios nacional, pues coartaba la libertad a sus adoradores. La argumentación del delegado asirio es lógica en su mentalidad pagana, que veía en la multiplicidad de santuarios una mayor manifestación de fe religiosa y no comprendía la centralización realizada por Ezequías. De nuevo vuelve a considerar la escasez de fuerzas con que cuenta Ezequías para defenderse, y les propone una apuesta humillante para sus interlocutores judíos: les ofrece dos mil caballos si ellos, por su parte, se comprometen a presentar otros tantos jinetes adiestrados. Era decirles que no tenían caballería suficiente para oponerse a la asiría (v.8). Pero es más: Rabsaces quiere pulsar de nuevo la fibra: él se presenta nada menos que como enviado por el mismo Yahvé, Dios nacional de los judíos. En la mentalidad pagana del invasor, el hecho de que Yahvé permitiese sus victorias en territorio de Judá es que aprobaba sus planes invasores para castigar a su pueblo. Ciro se presentará también como enviado por los dioses de Babilonia para conquistar esta ciudad.
Respuesta de los delegados de Ezequías (11-12).
11 Entonces Eliaquim, Sobna y Joás dijeron a Rabsaces: Habla, por favor, a tus siervos en arameo, pues lo entendemos; no nos hables en judío a oídos del pueblo que hay en las murallas. 12 Rabsaces respondió: ¿Acaso a tu señor y a ti me ha mandado mi señor dirigir estas palabras? ¿No son más bien para la gente sentada en las murallas, que con vosotros habrán de comerse sus excrementos y beberse sus orines?
Los enviados de Ezequías están preocupados con este modo de argumentar del delegado asirio, sobre todo en lo referente a su supuesta misión de parte de Dios, por la impresión que pueda hacer sobre el pueblo sencillo, y ruegan al emisario que no les hable en judío, o lengua vernácula de los habitantes de Jerusalén (es ésta la primera vez que aparece en la Biblia el vocablo judío, que se había de generalizar después del exilio), sino en arameo, que era la lengua diplomática y comercial internacional de la época.
Proclama del delegado asir i o (13-20).
13 Avanzó Rabsaces y gritó fuertemente en lengua judía: Oíd las palabras del rey grande, del rey de Asiría. 14 Así dice el rey: Que no os engañe Ezequías, porque no os puede salvar, 15 y que no os haga Ezequías confiar en Yahvé, diciendo: Yahvé nos librará, no será entregada esta ciudad en manos del rey de Asiría. 16 No escuchéis a Ezequías, porque así habla el rey de Asiría: Haced paces conmigo1 y salid a mí, y cada cual comerá el fruto de su viña y de su higuera y beberá el agua de su cisterna, 17 hasta que venga yo a llevaros a una tierra como la vuestra, tierra de trigo y de vino, tierra de pan y de viñas. 18 Que no os embauque Ezequías, diciendo: Yahvé nos librará. ¿Acaso los dioses de los pueblos libraron cada uno a su tierra de las manos del rey de Asiría? 19 ¿Dónde están los dioses de Jamat y de Arpad? ¿Dónde los dioses de Sefarvaim? ¿Dónde los dioses de Samaría? ¿Libraron a Samaría de mis manos? 20 ¿Cuál de los dioses de todas estas tierras es el que salvó a sus países de mi mano, para que Yahvé pueda librar de mis manos a Jerusalén?
La respuesta de los delegados de Ezequías no hizo sino confesar su propia debilidad, y fue ocasión de que el emisario asirio redoblara su invitación, esta vez de modo que lo pudieran oír todos los soldados que defendían los muros. Los invita a rendirse y a hacer las paces con el invasor (v.16), insinuándoles lo que más podía afectarles a ellos, que en su mayoría eran población agrícola: cada cual comerá el fruto de su viña y de su higuera (v.16), e.d., podrá pacíficamente dedicarse a su vida privada sin que se le moleste. Sentarse bajo su higuera o bajo su vid era el máximo de felicidad para un israelita, y significaba una edad de felicidad y prosperidad 2. No hay mayor tentación para un pueblo agrícola en guerra que la nostalgia de su vida doméstica tranquila. Por eso, la invitación de Rabsaces estaba bien calculada. Por otra parte, les anuncia que han de ser deportados (v.17), conforme a la política usual de los conquistadores asirios, para desarraigar el sentimiento nacional de las poblaciones conquistadas.
Y, por fin, aborda la otra cuestión de la confianza en Yahvé. Para el emisario asirio, Yahvé es uno de tantos dioses nacionales que tendrán que plegarse ante la potencia del imperio asirio, como lo han hecho los dioses de otras ciudades ya conquistadas: Jamat, la actual Hamah, junto al Orontes, en la Alta Siria, sometida por Sargón II en el 720 a.C.; Arpad, al nordeste del Alepo, en la Siria septentrional, tomada por Teglatfalasar en el 740 a.C.; Sefarvaim: probablemente la actual Shabarain, entre Damasco y Jamat, conquistada por Salmanasar V en el 727 a.C.3 La frase ¿Dónde los dioses de Samaría? (v.19) falta en el hebreo, pero está en el texto griego, y parece necesaria aquí en el contexto. El enviado asirio considera a los dioses de Samaría de la misma talla que los de las ciudades anteriormente citadas. Samaría fue conquistada por Sargón II en el 721, y era la capital del reino del Norte, que tenía por Dios nacional al mismo Yahvé; pero, en su mentalidad pagana, el asirio no sabía que era el mismo que el Dios de los habitantes de Judá. Efectivamente, Yahvé había permitido la destrucción de Samaría y bien podía permitir la de Jerusalén; pero los moradores de Judá creían que lo sucedido a Samaría era un castigo justo por haberse separado de sus hermanos del sur. La argumentación de Rabsaces es clara: si los dioses nacionales de esas naciones no pudieron salvar a sus respectivas capitales, tampoco Yahvé podrá salvar a Jerusalén. La esperanza, pues, en poderes divinos superiores era vana y tan engañosa como la que ponían en el ejército egipcio.
Actitud de los enviados de Ezequías (21-22).
21 Y ellos se callaron y no respondieron palabra, porque el rey había dado esta orden: No les respondáis. 22 Eliqauim, hijo de Helcías, prefecto de palacio; Sobna, secretario, y Joás, hijo de Asaf, canciller, fueron, rasgadas sus vestiduras, a Ezequías y le refirieron las palabras de Rabsaces.
Los delegados de Ezequías prefieren callar y no responder ante el pueblo de un modo violento, como merecía el asirio, pues tenían orden del rey de callar para no romper las negociaciones, que consideraba necesarias para evitar un choque violento con el fuerte ejército de Senaquerib. Se contentaron, pues, con rasgar sus vestiduras (v.21), que era signo de protesta ante las blasfemias que el asirio había proferido contra Yahvé al rebajarle a la categoría de los dioses de los otros pueblos conquistados.
1 Cf. Dennefeld, O.C., 134; Y Skinner, O.C., 277. – 1 Literalmente el hebreo dice: “haz conmigo una bendición,” aludiendo quizá a las frases de saludo corrientes entre orientales, en las que se piden mutuamente la “bendición” de Dios. Aquí, pues, significa: “venid a saludarme” con vistas a una alianza. – 2 Cf. Amo 9:14. – 3 Algunos autores la identifican con Sippar, junto a Babilonia; pero el contexto exige que se identifique con una localidad próxima a las dos mencionadas.
Fuente: Biblia Comentada
año catorce del rey Ezequías. Puesto que el ataque de Senaquerib sucedió en 701 a.C., esto ubica el comienzo del reino de Ezequías en 715 a.C., pero debido a que 2Re 18:1 dice que él empezó a reinar en el tercer año de Oseas, ca. 729 a.C., se sabe que Ezequías sirvió como corregidor al lado del rey Acaz (ca. 729-716 a.C.) antes de subir al trono de manera exclusiva. La costumbre era que los reyes ancianos de Israel se asociaran con sus hijos para gobernar con ellos mientras vivieran. Senaquerib. El rey de Asiria (ca. 705 a 681 a.C.). las ciudades fortificadas. El descubrimiento del texto antiguo conocido como Los anales de Senaquerib confirma todas las ciudades conquistadas por él durante su campaña hacia el sur desde Sidón en la costa del Mediterráneo.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Los cuatro capítulos duplican casi palabra por palabra 2Re 18:13-37; 2Re 19:1-37; 2Re 20:1-19 (cp. 2Cr 32:1-23). Vea las notas sobre 2 Reyes para ampliar el tema. Isaías añadió este material para hacer más comprensibles las referencias a Asiria. Lo más probable es que Isaías sea el autor de esta sección, ya que 2Cr 32:32 dice que Isaías también escribió los demás hechos de Ezequías. El registro de Isaías fue incorporado a 2 Reyes por el autor de ese registro. Estos capítulos son una transición que culmina la primera sección de la profecía de Isaías. Los capítulos Isa 36:1-22 y Isa 37:1-38 son la consumación histórica de los capítulos Isa 1:1-31 al Isa 35:1-10 (la liberación de Jerusalén de los asirios), y los capítulos Isa 38:1-22 y Isa 39:1-8 son la base histórica para los capítulos Isa 40:1-31 al Isa 66:1-24 (un adelanto del cautiverio en Babilonia).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Isa 36:1-22; Isa 37:1-38; Isa 38:1-22; Isa 39:1-8 : Parte histórica: Esta sección reproduce casi a la letra 2Re 18:13-37; 2Re 19:1-37; 2Re 20:1-19. Ambos relatos se distinguen fundamentalmente en dos cosas: la información de 2Re 18:14-16 falta en Isaías mientras que la oración de Ezequías (Isa 38:9-20) está ausente del libro de los Reyes. La historicidad del relato de la invasión asiria es altamente fiable, aunque no pueda decirse lo mismo de los datos relativos al rey Ezequías, en especial Isa 37:9 b – Isa 37:10-36 y Isa 38:1-8.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
2Re 18:13; 2Re 18:17-37; (ver Isa 8:5-8).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
El cap. 36 nos muestra, en términos generales, la técnica de subversión puesta de manifiesto para todas las épocas, en los discursos de los vv. 4-10 y 13-20, es decir, la habilísima utilización que de la verdad hace el tentador, el armar sus flechas lengüetas con unos cuantos hechos incontrovertibles (p. ej. la perfidia de Egipto [v. 6] y el fracaso de los dioses [v. 19]), su uso del ridículo (v. 8), de amenazas (v. 12b) y la adulación (vv. 16, 17); y su perversión de la teología, tergiversando las reformas de Ezequías (v. 7), seleccionando pasajes de la predicación de Isaías (v. 10; cf. 10:6, 12), y sacando perniciosas conclusiones de falsas religiones (vv. 18-20). Las instrucciones del rey, no le respondáis (v. 21) tuvieron en cuenta el hecho de que quien hablaba no buscaba la verdad sino la victoria.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
36.4-6 El capítulo 19 describe la profecía de juicio de Isaías sobre Egipto, mientras que los capítulos 30 y 31 pronuncian las aflicciones de los que de Judá se aliaron con Egipto ante el inminente ataque de Asiria. Senaquerib de Asiria se burló de Judá por confiar en Egipto. Incluso los asirios sabían que Egipto no podría ayudar a Judá.36.5 Ezequías depositó gran confianza en la promesa del Faraón de ayudar a Israel en contra de los asirios, pero las promesas son solo tan buenas como la credibilidad de la persona que las hace. Era la palabra de Faraón contra la de Dios. Cuán pronto organizamos la vida alrededor de los consejos humanos mientras que rechazamos las promesas eternas de Dios. Cuando tenga que decidir entre la Palabra de Dios y la de alguien más, ¿a quién creerá?36.7 El Rabsaces de Asiria declaró que Ezequías insultó a Dios al destruir sus altares de los lugares altos y al hacer que el pueblo adorara únicamente en Jerusalén. Pero la reforma de Ezequías procuraba eliminar la idolatría (que ocurría sobre todo en los lugares altos) para que así el pueblo adorara solo al Dios verdadero. O bien los asirios no conocían la religión del Dios verdadero o querían engañar al pueblo al hacerlos pensar que habían provocado la ira de un dios poderoso.Asimismo, Satanás trata de confundirnos y engañarnos. Las personas no necesitan precisamente ser pecadoras para ser inútiles para Dios. Solo necesitan estar confundidas acerca de lo que El quiere. Si quiere evitar el engaño de Satanás, estudie la Palabra de Dios con cuidado y regularidad. Cuando sepa lo que Dios dice, no caerá en las mentiras de Satanás.36.10 Senaquerib continuó su campaña desmoralizadora al enviar al Rabsaces para tratar de convencer al pueblo de Judá de que Dios se había vuelto en contra de ellos. Los asirios esperaban convencerlos para que se rindieran sin pelear. Sin embargo, Isaías ya les había dicho que los asirios no destruirían Jerusalén, por lo tanto, el pueblo no tenía que temerles (10.24-27; 29.5-8).36.11 El arameo era un idioma internacional en ese tiempo. Véase también 22.15-25 para las profecías de Isaías concernientes a Eliaquim y Sebna.36.17 Senaquerib intentó otra conspiración más para desmoralizar al pueblo. Apeló a la ciudad hambrienta que estaba bajo sitio al ofrecerles que si se rendían los trasladaría a una tierra donde abundaba la comida. Los métodos asirios respecto al trato que se les daba a las naciones conquistadas era de reubicar a sus habitantes y luego trasladar a otros pueblos sometidos a la tierra recién conquistada. Esto proporcionaba efectivos militares para sus ejércitos y evitaba revueltas en los territorios conquistados.36.19, 20 El Rabsaces dijo que los dioses de otras ciudades que conquistó, no fueron capaces de salvar a sus pueblos, por lo tanto, ¿cómo podía salvarlos el Dios de Jerusalén? Se suponía que Jehová era el Dios de Samaria (reino del norte) y esta cayó. Sin embargo, Jehová era el Dios de Samaria solo de nombre, ya que el pueblo no lo adoraba. Por esto los profetas predijeron la caída de Samaria. Sin embargo, por amor a su nombre y por amor de David, el Señor rescataría a Judá del ejército asirio (37.35).
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
NOTAS
(1) Que significa: “Jehová Fortalece”. Heb.: Jiz·qi·yá·hu.
REFERENCIAS CRUZADAS
a 1591 2Cr 32:1
b 1592 Isa 8:7; Isa 10:5
c 1593 2Re 18:13; Isa 10:28; Isa 33:8
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Los caps. Isa 36:1-22; Isa 37:1-38; Isa 38:1-22; Isa 39:1-8 contienen una descripción de los dramáticos sucesos del año 701 a.C., cuando la arrogante Asiría intentó conquistar a Judá.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
→ §232.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
→ 2Re 18:13. Assur… Esto es, Asiria.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
Corresponde al 701 a.C.
36.1 g 2Re 18:13.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
[1] 2 Re 18, 13.