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Comentario de Jeremías 1:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Jeremías 1:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Las palabras de Jeremías hijo de Hilquías, de los sacerdotes que estaban en Anatot, en la tierra de Benjamín.

Las palabras de Jeremías. 2Cr 36:21; Isa 1:1; Isa 2:1; Amó 1:1; Amó 7:10.

de los sacerdotes. Eze 1:3.

en Anatot. Jer 11:21; Jer 32:7-9; Jos 21:17, Jos 21:18; 1Cr 6:60.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

El tiempo, Jer 1:1-3,

y el llamado de Jeremías, Jer 1:4-10.

Sus visiones proféticas de la vara de almendro y la olla hirviente, Jer 1:11-14.

Su mensaje en contra de Judá, Jer 1:15-16.

Dios lo anima con su promesa, Jer 1:17-19.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

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TAL VEZ, MÁS EXPRESIVAMENTE QUE CUALQUIER OTRO LIBRO DE LA Biblia, Jeremías revela la íntima lucha de un profeta de Dios. En «confesiones» como las de Jer 15:10-21; Jer 20:7-18, Jeremías expone francamente sus íntimas dudas acerca de su llamado al ministerio profético. En efecto, la angustia del profeta acerca del mensaje de juicio sobre su pueblo y la destrucción venidera de la tierra fue un tiempo abrumador (Jer 4:19-22).

Sin embargo, a pesar de su angustia, Jeremías cumplió su ministerio anunciando el juicio de Dios contra el pueblo de Judá por su idolatría, su infidelidad hacia el pacto, y la obstinada desobediencia a su voluntad. Largamente reconocido como uno de los grandes profetas del Antiguo Testamento, Jeremías sirve hasta hoy como ejemplo de alguien que permaneció fiel a la Palabra de Dios, a pesar de innumerables pruebas.

El ministerio de Jeremías cubrió un tiempo crítico en la historia del antiguo Medio Oriente. Cuando Josías rey de Judá murió a manos del ejército egipcio, Judá quedó sometido a Egipto y a su gobernante, el faraón Necao. El pueblo de Judá escogió a Joacaz para suceder a Josías. Sin embargo, tres meses más tarde, Necao nombró a Joacim (Eliaquim) para gobernar como su siervo en el trono en Jerusalén. Habiendo perdido su libertad, el pueblo de Judá no se volvió a Dios, sino a los ídolos que había adorado en los días de Manasés y Amón. Esta idolatría fue la razón por la que Jeremías anunciara el juicio de Dios.

El año 605 a.C. Nabucodonosor derrotó al faraón Necao, y Joacim inmediatamente se rindió al rey de Babilonia, quien le permitió permanecer en el trono como su vasallo. Tres años mas tarde, Joacim se rebeló contra Nabucodonosor y fue destituido (2Re 24:1, 2Re 24:2). Joaquín reemplazó a Joacim en el trono por un corto tiempo, pero fue luego deportado a Babilonia por Nabucodonosor. Miles de líderes políticos y religiosos fueron llevados con Joaquín en el 597 a.C. (2Re 24:14-16).

Nabucodonosor puso a Sedequías, hermano de Joacim, como nuevo gobernante de Judá. En el 589 a.C. Sedequías dirigió una rebelión contra Babilonia y la represalia de Nabucodonosor fue inmediata. Su ejército entró en Judá y destruyó toda resistencia fortificada establecida. El ejército de Nabucodonosor se volvió a un lado del asedio cuando el ejército egipcio apareció en el sudeste palestino en el verano del 588 a.C. Pero aislaron a los hijos de los egipcios, y Nabucodonosor reanudó su asedio. Algún tiempo durante el sitio a Jerusalén, Sedequías vino a Jeremías por consejo de Jehová, el profeta le aconsejó rendirse, pero Sedequías no lo escuchó.

Los muros de Jerusalén fueron derribados en el cuarto mes del 586 a.C. Un mes más tarde, quemaron el Templo, junto con los palacios, casas, y otros edificios administrativos. Otros 4.600 habitantes de Jerusalén fueron deportados a Babilonia. Gedalías fue nombrado gobernador de Judá en Ribla. Jeremías, encarcelado por Sedequías, fue liberado para servir a Gedalías. Gedalías fue asesinado y sus defensores huyeron a Egipto de la terrible venganza de Nabucodonosor. Jeremías fue con ellos a Egipto contra su voluntad, y allí continuó confrontando a los judíos por su idolatría e infidelidad.

La estructura y organización del libro de Jeremías ha confundido a los intérpretes por generaciones. Una breve investigación de pasajes con notas explícitas de historia demuestra que el material no está ordenado cronológicamente. En cambio, la organización de los oráculos, sermones en prosa, y otro material se basa en el contenido, la audiencia y las conexiones. La división es como sigue.

(1) el llamado de Jeremías (cap.Jer 1:1-19);

(2) el juicio de Judá y Jerusalén (caps. Jer 2:1-37; Jer 3:1-25; Jer 4:1-31; Jer 5:1-31; Jer 6:1-30; Jer 7:1-34; Jer 8:1-22; Jer 9:1-26; Jer 10:1-25; Jer 11:1-23; Jer 12:1-17; Jer 13:1-27; Jer 14:1-22; Jer 15:1-21; Jer 16:1-21; Jer 17:1-27; Jer 18:1-23; Jer 19:1-15; Jer 20:1-18; Jer 21:1-14; Jer 22:1-30; Jer 23:1-40; Jer 24:1-10);

(3) el ministerio de Jeremías a las naciones (caps. Jer 25:1-38; Jer 26:1-24; Jer 27:1-22; Jer 28:1-17; Jer 29:1-32; Jer 30:1-24; Jer 31:1-40; Jer 32:1-44; Jer 33:1-26; Jer 34:1-22; Jer 35:1-19; Jer 36:1-32; Jer 37:1-21; Jer 38:1-28; Jer 39:1-18; Jer 40:1-16; Jer 41:1-18; Jer 42:1-22; Jer 43:1-13; Jer 44:1-30; Jer 45:1-5; Jer 46:1-28; Jer 47:1-7; Jer 48:1-47; Jer 49:1-39; Jer 50:1-46; Jer 51:1-64); y

(4) un apéndice histórico con el relato de la caída de Jerusalén (caps. Jer 52:1-34). Este orden da equilibrio y unidad al largo texto profético.

Las oraciones, confesiones, lamentos, y diálogos de Jeremías revelan la profundidad del conocimiento que el profeta tenía en cuanto al carácter de Dios y la naturaleza de su relación con el pueblo. Para Jeremías, el Dios de Israel era el incomparable Dios de toda la creación, el Señor sobre la naturaleza y la historia. Él no reinaba sólo sobre Judá e Israel, sino sobre todas las naciones (Jer 25:13).

La hebra que dio unidad al conocimiento que Jeremías tuvo de Dios, fue su comprensión de la Palabra de Dios. Penetraba la vida y el discurso del profeta porque Dios había prometido tocar su boca e infundir sus palabras en la mente y en las palabras de Jeremías (Jer 1:9). De allí en adelante las palabras de Dios fueron como un fuego inextinguible que ardía en el alma del profeta.

Jeremías estaba profundamente consciente de las provisiones del pacto entre Dios e Israel. El pacto unía a Israel y a Dios en una especial relación de amor, fidelidad y esperanza. Pero el pacto tenía dos partes. La fidelidad hacia Jehová y el pacto traería bendición, mientras que la desobediencia traería castigo, destrucción y cautiverio (Deu 27:14-26; Deu 28:1-68). Jeremías llamó al pueblo a obedecer las palabras del pacto y a volverse de su idolatría y su trato injusto de unos con otros (Jer 11:6, Jer 11:7).

El mensaje de juicio de Jeremías también contiene una palabra de esperanza. Un remanente justo sería restaurado. La tierra había sido contaminada por la idolatría del pueblo. Los líderes habían llevado a la nación al borde del desastre y el pueblo había sido deportado. Pero basado en su eterno amor por Israel, Dios prometió traer al pueblo de regreso de la cautividad, y restaurarlo para bendición (Jer 30:18-24; Jer 31:1-6). Los enemigos de Israel serían derrotados (Jer 30:16) y el pueblo cantaría jubiloso las bondades de Dios.

Jeremías nació en Anatot, justamente cinco kilómetros al nordeste de Jerusalén en la región montañosa de Benjamín. Su padre fue Hilcías. El ministerio de Jeremías se extiende desde el 626 al 586 a.C. lo que lo hace contemporáneo de Sofonías, Ezequiel y Habacuc. El ministerio escrito del profeta comenzó en el cuarto año del reinado de Joacim en el 605 a.C. (Jer 36:1, Jer 36:2), aunque porciones del libro podrían haber sido escritas más temprano. El libro quedó completo algo después de la caída de Jerusalén en el 586 a.C.

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Bosquejo

I. Encabezado: fecha del ministerio profético de Jeremías Jer 1:1-3

II. El llamado de Jeremías Jer 1:4-19

III. El proceso por el pacto: juicio contra Judá y Jerusalén Jer 2:1-37; Jer 3:1-25; Jer 4:1-31; Jer 5:1-31; Jer 6:1-30; Jer 7:1-34; Jer 8:1-22; Jer 9:1-26; Jer 10:1-25; Jer 11:1-23; Jer 12:1-17; Jer 13:1-27; Jer 14:1-22; Jer 15:1-21; Jer 16:1-21; Jer 17:1-27; Jer 18:1-23; Jer 19:1-15; Jer 20:1-18; Jer 21:1-14; Jer 22:1-30; Jer 23:1-40; Jer 24:1-10

A. Base del proceso: el pecado de Judá y Jerusalén Jer 2:1-37; Jer 3:1-5

B. Llamado al arrepentimiento Jer 3:6-25; Jer 4:1-4

C. Destrucción inminente de Judá y Jerusalén Jer 4:5-31; Jer 5:1-31; Jer 6:1-30

D. La religión falsa y juicio en su contra Jer 7:1-34; Jer 8:1-22; Jer 9:1-26; Jer 10:1-25

E. El quebrantamiento del pacto Jer 11:1-23; Jer 12:1-17

F. Actos simbólicos del juicio Jer 13:1-27

G. Lamento de Jeremías sobre la nación Jer 14:1-22; Jer 15:1-21

H. La vida de Jeremías, reflejo del juicio contra Judá Jer 16:1-21

I. El pecado indeleble de Judá y la oración imprecatoria de Jeremías Jer 17:1-18

J. La santidad del día de reposo Jer 17:19-27

K. La maquinación de Pasur y la imagen del alfarero Jer 18:1-23; Jer 19:1-15; Jer 20:1-18

L. Mensajes a la familia real y a la corte Jer 21:1-14; Jer 22:1-30; Jer 23:1-40

M. Señal de las dos cestas de higos Jer 24:1-10

IV. Jeremías como el profeta a las naciones Jer 25:1-38; Jer 26:1-24; Jer 27:1-22; Jer 28:1-17; Jer 29:1-32; Jer 30:1-24; Jer 31:1-40; Jer 32:1-44; Jer 33:1-26; Jer 34:1-22; Jer 35:1-19; Jer 36:1-32; Jer 37:1-21; Jer 38:1-28; Jer 39:1-18; Jer 40:1-16; Jer 41:1-18; Jer 42:1-22; Jer 43:1-13; Jer 44:1-30; Jer 45:1-5; Jer 46:1-28; Jer 47:1-7; Jer 48:1-47; Jer 49:1-39; Jer 50:1-46; Jer 51:1-64

A. Introducción: Judá y las naciones Jer 25:1-38

B. Lucha con falsos profetas de Jerusalén Jer 26:1-24; Jer 27:1-22; Jer 28:1-17; Jer 29:1-32

C. Un libro de esperanza y la restauración de Israel Jer 30:1-24; Jer 31:1-40; Jer 32:1-44; Jer 33:1-26

D. Jeremías y los últimos días de Jerusalén Jer 34:1-22; Jer 35:1-19; Jer 36:1-32; Jer 37:1-21; Jer 38:1-28; Jer 39:1-18

E. Jeremías después de la caída de Jerusalén Jer 40:1-16; Jer 41:1-18; Jer 42:1-22; Jer 43:1-13; Jer 44:1-30; Jer 45:1-5

F. Oráculos contra las naciones Jer 46:1-28; Jer 47:1-7; Jer 48:1-47; Jer 49:1-39; Jer 50:1-46; Jer 51:1-64

V. Apéndice: la caída de Jerusalén Jer 52:1-34

A. Sedequías y la caída de Jerusalén Jer 52:1-11

B. La destrucción del Templo Jer 52:12-23

C. Cautivos llevados a Babilonia Jer 52:24-30

D. Joaquín liberado en Babilonia Jer 52:31-34

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

El nombre Jeremías probablemente significa «Jehová exalta» o «Jehová establece».

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

JEREMÍAS. Dios llamó a Jeremías para que fuera profeta del reino sur de Judá. Su ministerio abarcó sus últimos cuarenta años, incluso los días inmediatamente antes de la destrucción de Jerusalén y del traslado del pueblo de Dios a Babilonia (627-586 a.C). Ministró durante los reinados de Josías, Joacaz, Joacim, Joaquín y Sedequías. Durante ese tiempo la nación estaba rebelándose contra Dios y confiando en alianzas políticas para conseguir la liberación de sus enemigos. Jeremías exhorta al pueblo a que se arrepienta de sus pecados y le advierte que en efecto sufrirá el castigo por rechazar a Dios y su ley. Debido a su mensaje y su devoción al Señor, Jeremías experimentó mucha oposición y sufrimiento.

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

Introducción a Jeremías

Bosquejo

I. Llamamiento y comisión de Jeremías (Jer 1:1-19)

II. Palabra profética de Jeremías a Judá (Jer 2:1-37; Jer 3:1-25; Jer 4:1-31; Jer 5:1-31; Jer 6:1-30; Jer 7:1-34; Jer 8:1-22; Jer 9:1-26; Jer 10:1-25; Jer 11:1-23; Jer 12:1-17; Jer 13:1-27; Jer 14:1-22; Jer 15:1-21; Jer 16:1-21; Jer 17:1-27; Jer 18:1-23; Jer 19:1-15; Jer 20:1-18; Jer 21:1-14; Jer 22:1-30; Jer 23:1-40; Jer 24:1-10; Jer 25:1-38; Jer 26:1-24; Jer 27:1-22; Jer 28:1-17; Jer 29:1-32; Jer 30:1-24; Jer 31:1-40; Jer 32:1-44; Jer 33:1-26)

A. Profecías acerca del juicio (Jer 2:1-37; Jer 3:1-25; Jer 4:1-31; Jer 5:1-31; Jer 6:1-30; Jer 7:1-34; Jer 8:1-22; Jer 9:1-26; Jer 10:1-25; Jer 11:1-23; Jer 12:1-17; Jer 13:1-27; Jer 14:1-22; Jer 15:1-21; Jer 16:1-21; Jer 17:1-27; Jer 18:1-23; Jer 19:1-15; Jer 20:1-18; Jer 21:1-14; Jer 22:1-30; Jer 23:1-40; Jer 24:1-10; Jer 25:1-38; Jer 26:1-24; Jer 27:1-22; Jer 28:1-17; Jer 29:1-32)

1. Apostasía deliberada de Judá y destrucción inminente (Jer 2:1-37; Jer 3:1-25; Jer 4:1-31; Jer 5:1-31; Jer 6:1-30)

2. Necedad e hipocresía religiosa de Judá (Jer 7:1-34; Jer 8:1-22; Jer 9:1-26; Jer 10:1-25)

3. Infidelidad de Judá al pacto (Jer 11:1-23; Jer 12:1-17; Jer 13:1-27)

4. Predicción de juicios, intercesión y soledad, y pecados de Judá (Jer 14:1-22; Jer 15:1-21; Jer 16:1-21; Jer 17:1-27)

5. Dos parábolas proféticas y un lamento (Jer 18:1-23; Jer 19:1-15; Jer 20:1-18)

6. Condenación de los reyes malvados, los profetas falsos, y Judá

corrompida (Jer 21:1-14; Jer 22:1-30; Jer 23:1-40; Jer 24:1-10)

7. La cautividad babilónica venidera (Jer 25:1-38; Jer 26:1-24; Jer 27:1-22; Jer 28:1-17; Jer 29:1-32)

B. Profecías acerca de la restauración (Jer 30:1-24; Jer 31:1-40; Jer 32:1-44; Jer 33:1-26)

1. Dimensiones de la restauración por Dios de su pueblo (Jer 30:1-24; Jer 31:1-26)

2. Promesa de un nuevo pacto y una ilustración de fe (Jer 31:27-40; Jer 32:1-44)

3. El Renuevo justo de David (Jer 33:1-26)

III. Papel de Jeremías como vigía profetico (Jer 34:1-22; Jer 35:1-19; Jer 36:1-32; Jer 37:1-21; Jer 38:1-28; Jer 39:1-18; Jer 40:1-16; Jer 41:1-18; Jer 42:1-22; Jer 43:1-13; Jer 44:1-30; Jer 45:1-5)

A. Declaración al rey Sedequías de la cautividad venidera (Jer 34:1-22)

B. La lección de los recabitas (Jer 35:1-19)

C. Quema del rollo de Jeremías y el profeta encarcelado dos veces (Jer 36:1-32; Jer 37:1-21; Jer 38:1-28)

D. Cumplimiento de la profecía de Jeremías acerca de la caída de Jerusalén (Jer 39:1-18)

E. El ministerio de Jeremías después de la caída de Jerusalén (Jer 40:1-16; Jer 41:1-18; Jer 42:1-22; Jer 43:1-13; Jer 44:1-30; Jer 45:1-5)

IV. Palabra profética de Jeremías a las naciones (Jer 46:1-28; Jer 47:1-7; Jer 48:1-47; Jer 49:1-39; Jer 50:1-46; Jer 51:1-64)

A. Egipto (Jer 46:1-28)

B. Filistea (Jer 47:1-7)

C. Moab (Jer 48:1-47)

D. Amón (Jer 49:1-6)

E. Edom (Jer 49:7-22)

F. Damasco (Jer 49:23-27)

G. Arabia (Jer 49:28-33)

H. Elam (Jer 49:34-39)

I. Babilonia (Jer 50:1-46; Jer 51:1-64)

V. Apéndice histórico acerca de la caída de Jerusalén (Jer 52:1-34)

Autor : Jeremías

Tema : El juicio ineludible de Dios a Judá impenitente Fecha: ca. 585-580 a.C.

Trasfondo

El ministerio profético de Jeremías se dirigió al reino del sur, Judá, durante las últimos cuarenta años de su historia (626-586 a.C.). Él vivió para ser testigo de las invasiones babilónicas a Judá que dieron como resultado la destrucción de Jerusalén y el templo. Como a Jeremías le tocó profetizar a la nación durante los últimos años de su decadencia y caída, se entiende por qué su libro está lleno de tristeza y presagios.

Jeremías, hijo de un sacerdote, nació y creció en la aldea sacerdotal de Anatot. (a unos seis kilómetros y medio al noreste de Jerusalén) durante el reinado del malvado rey Manasés. Jeremías comenzó su ministerio profético durante el año trece del reinado del buen rey Josías, y apoyó su movimiento de reforma. Vio pronto, sin embargo, que no producía un verdadero cambio de corazón en el pueblo. Jeremías advirtió que a menos que hubiera un arrepentimiento nacional sincero, el juicio y la destrucción vendrían de repente.

En 612 a.C., Asiria fue conquistada por una coalición babilónica. Unos cuatro años después de la muerte del rey Josías, Egipto fue derrotado por Babilonia en la batalla de Carquemis (605 a.C.; véase Jer 46:2). En ese mismo año, el ejército babilónico de Nabucodonosor invadió a Palestina, capturó a Jerusalén, y deportó a algunos de los jóvenes más selectos de Jerusalén a Babilonia, entre ellos a Daniel y sus tres amigos. La segunda campaña contra Jerusalén ocurrió en 597 a.C., y se llevaron diez mil cautivos a Babilonia, entre los cuales estaba Ezequiel. Todo ese tiempo, no se hizo caso de la advertencia profética de Jeremías acerca del juicio inminente de Dios. La devastación final vino a Jerusalén, al templo y a todo el reino de Judá en 586 a.C.

Este libro profético revela que Jeremías, a menudo llamado «el profeta llorón», fue un hombre con un mensaje severo y un corazón sensible y quebrantado (e.g., Jer 8:21-22; Jer 9:1). Su espíritu tierno hacía más intenso su sufrimiento cuando su familia y sus amigos, los sacerdotes y los reyes, y todo el pueblo de Judá desdeñaban la palabra profética de Dios. Aunque solitario y despreciado toda su vida, Jeremías fue, no obstante, uno de los más atrevidos y valientes de todos los profetas. A pesar de gran oposición, con fidelidad realizó su llamamiento profético a advertir a sus compatriotas que el juicio de Dios estaba cerca. Al resumir la vida de Jeremías, un escritor dice: «Un peso más abrumador nunca se puso a un mortal. En toda la historia de la raza judía no ha habido un ejemplo de intensa sinceridad, sufrimiento sin alivio, proclamación valerosa del mensaje de Dios, e intercesión infatigable de un profeta por su pueblo como el que se encuentra en la vida de Jeremías. Pero la tragedia de su vida fue ésta: predicó a oídos sordos y cosechó sólo odio a cambio de su amor por sus compatriotas» (Farley).

Se declara con claridad que el autor del libro es Jeremías (Jer 1:1). Después de veinte años de profetizar a Judá, Dios le dijo a Jeremías que pusiera sus mensajes por escrito. Lo hizo al dictar sus profecías a su fiel secretario Baruc (Jer 36:1-4). Puesto que a Jeremías se le había prohibido comparecer ante el rey, envió a Baruc a leer las profecías en el templo, y después de eso Jehudí se las leyó al rey Joacim. El rey demostró su desdén a Jeremías y la palabra del Señor al cortar el rollo en pedazos y arrojarlos al fuego (Jer 36:22-23). Jeremías otra vez dictó sus profecías a Baruc, y esa vez incluyó aún más que las del primer rollo. Es probable que Baruc pusiera el libro de Jeremías en su forma final poco después de la muerte de Jeremías (ca. 585-580 a.C.).

Propósito

El libro se escribió:

(1) para suministrar un registro perdurable del ministerio profético y el mensaje de Jeremías;

(2) para revelar el juicio inevitable de Dios cuando su pueblo quebrantó el pacto y persistió en la rebeldía contra Dios y su palabra; y

(3) para demostrar la autenticidad y autoridad de la palabra profética. Muchas profecías de Jeremías se cumplieron durante su vida (e.g., Jer 16:9; Jer 20:4; Jer 25:1-14; Jer 27:19-22; Jer 28:15-17; Jer 34:1-5; Jer 32:10-13); otras profecías que comprendían el futuro distante se cumplieron más tarde o todavía están por cumplirse (e.g., Jer 23:5-6; Jer 30:8-9; Jer 31:31-34; Jer 33:14-16).

Visión panorámica

El libro es en esencia una colección de profecías de Jeremías dirigidas principalmente a Judá (caps. 2-29), pero también abarcan a nueve naciones extranjeras (caps. 46-51). Estas profecías enfocan principalmente el juicio, aunque hay algunas que se refieren a la restauración (véanse especialmente los caps. 30-33). Estas profecías no tienen una organización cronológica ni temática estricta, aunque el libro de Jeremías tiene la estructura general indicada en el bosquejo anterior. Parte del libro está escrita en verso poético, mientras que otras partes están en forma de prosa o narrativa.

Sus mensajes proféticos están entrelazados con vistazos históricos de:

(1) la vida y ministerio del profeta (e.g., caps. 1; 34-38; 40-45);

(2) la historia de Judá principalmente durante el tiempo de los reyes Josías (caps. 1-6), Joacim (caps. 7-20) y Sedequías (caps. 21-25; 34), inclusive la caída de Jerusalén (cap. Jer 39:1-18), y

(3) sucesos internacionales que comprenden a Babilonia y otras naciones (caps. 25-29; 46-52).

Como Ezequiel, Jeremías usa una variedad de acciones simbólicas y parabólicas para ilustrar de modo gráfico su mensaje profético: e.g., el cinto podrido (Jer 13:1-14), la sequía (Jer 14:1-9), la prohibición que Dios le pone de casarse o tener hijos (Jer 16:1-9), el alfarero y el barro (Jer 18:1-11), la vasija rota del alfarero (Jer 19:1-13), las dos cestas de higos (Jer 24:1-10), el yugo sobre su cuello (Jer 27:1-11), la compra de un terreno en su pueblo natal (Jer 32:6-15), y las piedras grandes que colocó en el pavimento de ladrillo de Faraón (Jer 43:8-13).

La comprensión clara que Jeremías tenía de su llamamiento profético (Jer 1:17), junto con las frecuentes confirmaciones de Dios (e.g., Jer 3:12; Jer 7:2; Jer 7:27-28; Jer 11:2; Jer 11:6; Jer 13:12-13; Jer 17:19-20), lo capacitaron para proclamar con osadía y fidelidad la palabra profética a Judá, a pesar de su continua reacción de hostilidad, rechazo y persecución (e.g., Jer 15:20-21). Después de la destrucción de Jerusalén, Jeremías fue llevado contra su voluntad a Egipto, donde siguió profetizando hasta su muerte (caps. Jer 43:1-13; Jer 44:1-30).

Características especiales

Siete aspectos o énfasis principales caracterizan el libro de Jeremías:

(1) Es el segundo libro más extenso de la Biblia, pues contiene más palabras (no capítulos) que cualquier otro libro excepto los Salmos.

(2) La vida y las tribulaciones personales de Jeremías como profeta se revelan con mayor profundidad y con más detalles que las de cualquier otro profeta del AT.

(3) Está empapado de la tristeza, las angustias y los llantos del «profeta llorón» por la rebeldía de Judá. A pesar de su mensaje severo, Jeremías sentía dolor y quebrantamiento profundos por el pueblo de Dios. No obstante, su mayor lealtad fue a Dios, y su tristeza más profunda fue por el dolor de Dios.

(4) Su palabra clave es «rebeldía» y sus variantes (que aparecen trece veces), y su tema perpetuo es el juicio ineludible de Dios por la rebeldía y la apostasía.

(5) Su mayor revelación teológica es el concepto del «nuevo pacto», que Dios establecería con su pueblo fiel en un tiempo futuro de restauración (Jer 31:31-34).

(6) Su poesía es tan elocuente y lírica como cualquier otra de la Biblia, con abundancia de metáforas excelentes, frases pintorescas y pasajes memorables.

(7) Hay más referencias a la nación de Babilonia en las profecías de Jeremías (164) que en el resto de la Biblia.

Cumplimiento en el Nuevo Testamento

El uso principal de Jeremías en el NT tiene que ver con su profecía de un «nuevo pacto» (Jer 31:31-34). Aunque Israel y Judá quebrantaron muchas veces los pactos de Dios y posteriormente fueron quebrantadas en el juicio por sus rebeldías, Jeremías profetizó acerca de un día cuando Dios haría un nuevo pacto con ellos (Jer 31:31). El NT aclara que ese nuevo pacto fue instituido con la muerte y la resurrección de Cristo (Lev 22:20; cf. Mat 26:26-29; Mar 14:22-25), se está cumpliendo ahora en la iglesia, el nuevo pueblo del pacto de Dios (Heb 8:8-13), y llegará a su clímax en la gran salvación de Israel (Rom 11:27). Otros pasajes mesiánicos de Jeremías que se aplican a Jesucristo en el NT son:

(1) el Mesías como el buen pastor y el Renuevo justo de David (Jer 23:1-8; véanse Mat 21:8-9; Jua 10:1-18; 1Co 1:30; 2Co 5:21);

(2) el lloro amargo en Ramá (Jer 31:15), cumplido en el tiempo que Herodes intentó destruir al niño Jesús (véase Mat 2:17-18); y

(3) el celo mesiánico por la pureza de la casa de Dios (Jer 7:11), demostrado en la limpieza del templo por Jesús (véanse Mat 21:13; Mar 11:17; Luc 19:4).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

1. Vocación del Profeta.
El propio profeta nos presenta en este primer capítulo el origen de su vocación y misión como enviado de Yahvé. Consciente de su responsabilidad, se resiste, porque se considera demasiado débil para tan gran misión; pero Yahvé le conforta y le fuerza a aceptarla prometiendo su asistencia. Las tres visiones de este capítulo tienen la misma finalidad y son como una introducción a todo su libro.

Recapitulación histórica (1-3).
1 Palabras de Jeremías, hijo de Helcías, del linaje de los sacerdotes que habitaban en Aiatot, tierra de Benjamín, 2 a quien llegó la palabra de Yahvé en los días de Josías, hijo de Amón, rey de Judá, en el año decimotercero de su reinado, 3 y después en tiempo de Joaquim, hijo de Josías, rey de Judá, hasta la deportación de Jerusalén en el mes quinto.

Esta introducción tiene un carácter redaccional y es fruto de adiciones sucesivas. El núcleo primitivo parece ser: palabras de Jeremías, hijo de Helcías (v.12), al estilo de los demás profetas. Las sucesivas adiciones tienen por finalidad introducir la misión de Jeremías tal como aparece en los 25 primeros capítulos de su libro, que constituyen el núcleo primitivo del mismo. El nombre de Jeremías, que se suele interpretar “Yahvé exalta,” aparece en otros lugares del Antiguo Testamento. 2 Era de la clase sacerdotal, y su linaje estaba vinculado a la aldea de Anatot, la actual Anata, a cinco kilómetros al nordeste de Jerusalén, hacia el desierto. Era una de las 13 villas asignadas a los sacerdotes, 3 y a ella había sido desterrado el sumo sacerdote Abiatar por Salomón, 4 del que Jeremías podía ser descendiente. La localidad pertenecía a la tribu de Benjamín, en los confines con Judá. La expresión palabra de Yahvé (v.2) es sinónima de comunicación divina en sentido amplio, sin concretar si se trata de comunicación sensible, imaginaria o intelectiva.5 Tuvo lugar esta su visión inaugural en los días de Josías, rey de Judá (v.2), uno de los grandes reyes piadosos de Judá. Subió al trono en el 639 a.C., a la edad de ocho años. Sus antepasados Amón y Manases habían sido reyes impíos y habían difundido la idolatría. En el 627 (duodécimo de su reinado) hizo la purificación de la idolatría en Jerusalén y Judá. 6 Es precisamente al año siguiente cuando tiene lugar la inauguración del ministerio de Jeremías: en el año decimotercero de su reinado (v.2), es decir, en el 626 a.C.
En este momento, el coloso asirio está a punto de entrar en el colapso definitivo. El gran rey conquistador Asurbanipal muere en el 625, y con él desaparece el poder de su imperio. Sus sucesores no logran sujetar las ansias de independencia de los países sometidos, sobre todo de las tribus de los caldeos (o Kaldim), que merodeaban por las montañas al este del golfo Pérsico e iban a caer en tromba, a las órdenes de Nabopolasar, sobre el agonizante imperio asirio, para crear el nuevo imperio babilónico, en el que destacaría como máximo soberano su hijo, el implacable Nabucodonosor, de triste memoria para el pueblo judío. Precisamente la gran equivocación del rey Josías de Judá será no comprender el cambio político que se estaba realizando en Mesopotamia, oponiéndose ingenuamente al faraón egipcio Necao. La consecuencia de su oposición fue morir trágicamente en Megiddo, en el 609, en lucha desigual con el ejército egipcio. Fue la gran tragedia para el pueblo de Judá, que no acertaba a comprender que Yahvé permitiera la muerte de un rey tan piadoso de modo tan trágico, dejando a la nación en una orfandad total, expuesta a los nuevos golpes que vinieran de los victoriosos egipcios y babilonios. Toda la vida del profeta Jeremías irá marcada con el estigma de la tragedia nacional. Su carácter débil y melancólico tenía que enfrentarse con situaciones políticas críticas que sobrepasaban sus energías humanas. Es preciso tener en cuenta esta situación histórica para comprender su vida y su misión. Su primera etapa profética se desenvolvió en el reinado del piadoso Josías, que veía muy bien la predicación de Jeremías. En el 621 se había encontrado el libro de la Ley, y el piadoso rey emprendió una reforma religiosa a fondo, secundado por el profeta de Anatot. La segunda parte de su vida se desenvolverá bajo Joaquim, hijo de Josías; pero las circunstancias políticas serán peores. Al morir trágicamente Josías en la batalla de Megiddo, subió al trono su hijo Joacaz, el cual, después de tres meses de reinado, fue depuesto por Necao, rey de Egipto, quien a su vez entronizó al otro hijo de Josías, Eliaquim, al que cambió el nombre en Joaquim, que en hebreo tiene un valor equivalente? Este reinó del 609 al 598. Poco antes de la rendición de Jerusalén en el 598 muere y le sucede su hijo Joaquín, o Jeconías, el cual sólo reina tres meses, siendo deportado a Babilonia después de habérsele arrancado los ojos. El invasor babilonio pone sobre el trono a su tío Matanías, al que cambia el nombre en Sedeáas, hermano de Joaquim y de Joacaz, hijos los tres de Josías. Tales son los reyes bajo los cuales se desarrolla la actividad de Jeremías. Sedecías es el último rey de Judá, al que le tocará asistir a la destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor en el 586.
Es el fin del reino de Judá y el principio de la deportación definitiva de sus habitantes, después de haber sido destruido el templo de Jerusalén: es el año undécimo de Sedecías (v.5). La frase hasta la deportación de Jerusalén en el mes quinto es probablemente una glosa aclaratoria de la fecha anterior dada para Sedecías. El mes quinto vuelve a aparecer como fecha exacta de la destrucción de Jerusalén en Jer 52:12, donde se señala el día 10 del mismo mes, en el año decimonono del reinado de Nabucodonosor.

Vocación del profeta (4-10).
4 Llegóme la palabra de Yahvé, que decía: 5 Antes que te formara en el vientre te conocí, antes de que tú salieses del seno materno te consagré y te designé para profeta de pueblos. 6 Y dije: ¡Ah Señor, Yahvé! He aquí que no sé hablar, pues soy un niño. 7 Y me dijo Yahvé: No digas: Soy un niño, pues irás a donde te envíe yo y dirás lo que yo te mande. 8 No tengas temor ante ellos, que yo estaré contigo para salvarte, dice Yahvé. 9 Tendió Yahvé su mano, y, tocando mi boca, me dijo: He aquí que pongo en tu boca mis palabras. 10 Mira que te constituyo hoy sobre naciones y reinos para arrancar y destruir, para arruinar y asolar, para edificar y plantar.

El profeta no nos da las circunstancias concretas de esta primera llamada de Dios, como lo hace, por ejemplo, Isaías.8 Las vocaciones de Isaías y Ezequiel están revestidas de un ambiente solemne y expectante. En todo caso, en este relato de Jeremías queda claro que su vocación profética es impuesta por Dios y que él no la busca, sino que más bien es en contra de su carácter temperamental. No dice cómo recibió esa palabra de Yahvé o comunicación divina, pero él es consciente de que Dios le habla y le ha elegido, antes de que él se diera cuenta, para esa misión profética (v.5). La elección de Jeremías por Dios es anterior a su existencia. Dios ha tenido una presciencia amorosa y selectiva: te conocí; es algo más que un conocimiento especulativo, es un conocimiento selectivo y afectivo en orden a su misión. Y esto antes de que Jeremías hubiera podido hacer mérito alguno para obligar a Dios a esta elección. Aunque no es científico incrustar en la mente del hagiógrafo nociones de teología miderna, no cabe duda que en el contexto se destaca el acto libérrimo y gratuito de Dios, que elige a Jeremías sin depender para nada de los méritos de éste, y que el verbo conocí tiene un sentido complexivo de elección y amor, como en otros lugares bíblicos del A.T. 9
La palabra te consagré, que la Vg traduce por “te santifiqué,” no tiene el sentido de conferir la gracia santificante. Esto está fuera de contexto. En hebreo significa poner aparte, separar para el servicío de Dios. Santificar es elevar una cosa a una atmósfera superior para que pueda entrar en relación con el Dios “santo.” Implica la idea de pureza y la de trascendencia. Pero a veces santificar o consagrar significa destinar para una misión santa, como se dice a continuación: te designé para profeta de pueblos (v.5b). En Eco 49:9 se dice expresamente que Jeremías fue “consagrado desde el seno de su madre para arrancar, destruir y arruinar.” 10 La misión de Jeremías como “profeta de pueblos” o de naciones gentiles no se ha de entender como si le correspondiera ser misionero al estilo del Siervo de Yahvé del libro de Isaías, o de San Pablo en el Í.Ô. La labor misionera propiamente tal estaba confinada a sus compatriotas; pero, por concomitancia y en razón de las circunstancias políticas, tenía que anunciar juicios condenatorios sobre las naciones circunvencinas, como dirá en el v.9: te constituyo sobre naciones. para arruinar, destruir. De hecho vemos que en su libro hay muchos oráculos sobre las naciones paganas, pero todos en relación con los destinos de Israel.
La misión que le encarga Yahvé es inmensa, y el profeta se siente sobrecogido: ¡Ah Señor, Yahvé! No sé hablar. Soy un niño (v.6). Aquí la palabra niño tiene el sentido de inexperto para hablar . Isaías se ofrece voluntariamente cuando Yahvé insinúa que quiere enviar un profeta. 12 Jeremías es de temperamento tímido, como se ve a través de su libro. Sólo el auxilio sobrenatural de Dios hace que se entregue a la más ingrata misión: la de aparecer ante el pueblo como traidor a su patria por mantener los principios del yahvismo y una política estrictamente religiosa.
La respuesta de Yahvé no se hace esperar: iras a donde te envíe. (v.7). La asistencia de Dios suplirá su debilidad natural de timidez y le convertirá en un muro de bronce, como dirá más tarde (v.18).
Después Yahvé hace un gesto de consagración del profeta: tendió Yahvé su mano, y, tocando mi boca, me dijo (v.8a). Le toca la boca. En Isa 6:7 encontramos un rito análogo: uno de los serafines purifica con un carbón encendido, tomado del altar del templo, los labios impuros del profeta, queriendo indicar que le purificaba de los pecados. Aquí, en Jeremías, el gesto de Yahvé parece más bien tener un carácter positivo: darle una ciencia infusa para predicar sus oráculos, dotándole de especial elocuencia que compensara su inexperiencia y corta edad. Había de ser la “boca de Yahvé” (v.9). En Ezequiel, el profeta tiene que engullir simbólicamente un rollo en el que están escritos los oráculos y endechas. 13 No quiere decir esto que, en esta comunicación inaugural, Dios le haya comunicado por ciencia infusa todas las revelaciones que habría de transmitir durante su vida, ni que Jeremías, durante todos los actos de su vida, obrase como profeta y en nombre de Dios. Jeremías, como aparece en su libro, tiene que recibir nuevas revelaciones sucesivas según las circunstancias. 14 Lo que se quiere indicar en este rito de tocar su boca Yahvé es la aptitud que le da para hablar oficialmente en nombre de El, dotándole de cierta potestad de magisterio para ejercer su misión. Naturalmente, estas comunicaciones inaugurales transmitidas a los profetas dejaban una profunda impresión en su ser para toda la vida, y en cierto modo los transformaba en otros hombres, pues al sentir el contacto directo con el mundo sobrenatural, se sentían otros hombres, que sólo vivían para los intereses de Dios.
Después del rito por el que es oficialmente constituido Jeremías en profeta, Yahvé le explica sustancialmente el sentido de su misión: te constituyo hoy sobre naciones y reinos para arrancar y destruir., para edificar y plantar (v.10). Por estas palabras, Jeremías es constituido nada menos que en arbitro de las naciones: su palabra, en cuanto tiene el respaldo oficial de Yahvé (v.9), será como una espada con doble función punitiva: arrancar y destruir naciones y reinos, es decir, comunicar los oráculos punitivos que Dios pone en su boca. Como éstos son expresión de la voluntad de Dios, que rige los destinos de los pueblos, de ahí que las palabras del profeta realmente pueden arrancar y destruir las naciones y pueblos. Su predicción equivale a su realización, pues su palabra está cargada de eficacia real efectiva. 15 Y esto también cuando se trate de edificar y plantar, es decir, restaurar y consolidar las naciones y reinos. No obstante, el profeta recalca los sinónimos de castigo, repitiéndolos intencionadamente: arrancar y destruir, arruinar y asolar, lo que parece insinuar que su misión es más bien anunciar castigos divinos que bendiciones: edificar y plantar. Los Santos Padres han visto en esta doble misión del profeta un prenuncio de la misión de Cristo, que vino a traer la guerra con desgarrones de corazón y, al mismo tiempo, a ser bálsamo para restañar las heridas morales de la humanidad.

Visiones relativas a su misión (11-16).
11 Y me llegó palabra de Yahvé, que me decía: ¿Qué ves, Jeremías? Yo le contesté: Veo una vara de almendro. 12 Y me dijo: Bien ves, Jeremías; pues yo velaré sobre mis palabras para cumplirlas. 13 De nuevo me llegó la palabra de Yahvé, que decía: ¿Qué ves, Jeremías? Yo contesté: Veo una olla hirviendo y de cara al septentrión. 14 Y me dijo Yahvé: Del septentrión se desencadenará el mal16 sobre todos los moradores de la tierra; 15 pues he aquí que voy a convocar a todos los reinos del septentrión 17, dice Yahvé, para que vengan y extiendan cada uno su trono a la entrada de las puertas de Jerusalén, y sobre todos sus muros, y sobre todas las ciudades de Judá. 16 Y pronunciaré contra ellos mis sentencias por todas sus maldades, pues me abandonaron para incensar a dioses extraños y adorar la obra de sus manos.

En estas dos visiones se contiene un mensaje punitivo de parte de Yahvé. En una visión imaginaria, el profeta ve una vara de almendro (v.11). Para entender esta visión es necesario comprender el juego de palabras hebreas que emplea el profeta. Al almendro en hebreo se le llama poéticamente vigilante, porque es el primero que florece al despuntar la primavera, adelantándose a los otros árboles.18 Pues, jugando con su nombre, Yahvé dice a Jeremías: Tú ves un (almendro) “vigilante,” pues así velaré yo sobre mis palabras para cumplirlas (v.12). Como el almendro “vela” en medio de la naturaleza dormida, así Yahvé “vela” por el cumplimiento de sus palabras relativas al castigo que va a anunciar en la visión siguiente, y como madruga el almendro (“vigilante”) entre los demás árboles, así Yahvé madrugará para manifestar su justicia, cuando todos están tan tranquilos en un sopor moral, como los árboles en el letargo invernal.
La segunda visión explica el sentido inicial de la primera: el profeta ve una olla hirviendo de cara al septentrión (v.13). Parece que el sentido es que ve una olla hacia el norte en estado de ebullición: hirviendo; este detalle nos da la clave de la interpretación de lo que sigue. Esa olla hirviendo es un ejército enemigo formado con los reinos del septentrión, que amenaza (hirviendo) con caer sobre Judá. Ese ejército es como un turbión que viene del norte, el camino tradicional de las invasiones asirías y babilonias, pues éstos subían por la ruta caravanera del Eufrates hasta cerca del actual Alepo, o atravesaban el desierto por Palmira, camino de Damasco, y caían sobre Palestina. Esta invasión, pues, viene del septentrión para el profeta, que está contemplándola en Judá. Otros autores prefieren dar la siguiente interpretación: la olla hirviendo es Judá, y dentro de ella están los habitantes 19; está orientada hacia el septentrión, como se solía hacer para que recibiera el aire del norte y que se encendiese fácilmente. Del septentrión vendrá el mal, la invasión. 20
Yahvé mismo va a convocar a todos los reinos del septentrión, incitándoles a que acampen a las puertas de Jerusalén. Es el anuncio del asedio de la Ciudad Santa llevado a cabo por las tropas de Nabucodonosor en diversas ocasiones, pero principalmente en el 598 y el 587. Y todo esto es para castigar a sus habitantes por sus maldades (v.16), sobre todo por el pecado de idolatría: incensar a dioses extraños. y adorar la obra de sus manos (v.16b). Es el pecado tradicional. En otros oráculos hará también hincapié en los otros desórdenes morales y sociales.

El profeta, fortalecido en sumisión (17-19).
17 Tú, pues, ciñe tus lomos, yérguete y diles todo cuanto yo te mandare. No tiembles ante ellos, no sea que yo te haga temblar ante ellos. 18 Y he aquí que te pongo desde hoy como ciudad fortificada, como férrea columna y muro de bronce, frente a la tierra toda, para los reyes de Judá y sus príncipes, los sacerdotes y el pueblo del país. 19 Y te combatirán, pero no te podrán, porque yo estaré contigo para salvarte, dice Yahvé.

Llegan tiempos difíciles y es preciso que desde el principio se percate de su misión, adoptando una postura decisiva y varonil: ciñe tus lomos, yérguete y diles (v.14). Lejos de intimidarse el profeta, debe, ante su misión, tomar una postura arrogante y decidida, preparándose a todo, como el que se dispone a una gran tarea emendóse sus vestidos para estar más expedito. 21 Si el profeta no corresponde a su vocación, mostrando desconfianza ante Dios, entonces será castigado: no sea que yo te haga temblar, dejándole en mal lugar ante ellos (v.17b). Yahvé se encarga de fortalecerle espiritualmente, dándole una resistencia como un muro de bronce, 22 para que pueda hacer frente a todas las clases sociales: desde los reyes, príncipes y sacerdotes hasta el humilde pueblo del país, e.d., los que no tenían ninguna posición social oficial destacada; la expresión, con el tiempo, tomará un carácter despectivo, sobre todo en la época farisaica y rabínica. El profeta, pues, tendrá que enfrentarse con todas las clases sociales. Efectivamente, la misión de Jeremías ha sido siempre ir contra la corriente de la opinión pública, sin ceder ante los halagos y los oportunismos. A pesar de su carácter pusilánime, desarrolló su actividad de un modo admirable, gracias a la ayuda de Yahvé: yo estaré contigo para salvarte (v.19).

1 Cf. Amo 1:1; Joe 1:1. – 2 Cf. 2Re 23:31; Jer 35:3-3 Cf. Jos 21:18. – 4 Cf. 1Re 2:26. – 5 Cf. Jer 14:1; Jer 46:1; Jer 49:3; Jer 49:-6 Cf. 2 Par 0.34. – 7.Este cambio de nombre indicaba que Necao tenía poder sobre él. Eliaquim significa “Eíohim sostiene,” mientras que Joaquim significa “Yahvé sostiene.” Cambia sólo la parte teó-fora del nombre. – 10 Cf. Exo 13:2; Lev 27:14ss; Isa 49:1.5; Gal 1:15. – 11 Cf.Zac2:8; Exo 3:11. – 12 Isa 6:1. – 13 Eze 2:8; Deu 18:18. – 14 Cf. Jer 42:1-7Jer 42:–15 Cf. Jer 5:14; Jer 6:11; Isa 6:9-10; Isa 55:10-11; Eze 43:3. – 16 Así según el hebreo. En el griego: “hierve.” – 17 Así según el griego. Según el hebreo: “todas las familias de reinos,” que recarga el ritmo. – 18 En hebreo el juego de palabras: soqed: “almendro,” y saqad “vigilar.” Vg: “virgam vigilantem.” Cf. Amo 8:2. – 19 Cf. Eze 24:3-14. – 20 La primera interpretación es sostenida por Maldonado, Knabenbauer, Condamin, Dennefeld; la segunda, por Duhm y Cornill, entre otros. – 21 Cf. 1Re 18:46; Efe 6:14; 1Pe 1:13. – 22 “Férrea columna” falta en los LXX.

Fuente: Biblia Comentada

El libro de Jeremías

Título

Este libro deriva su título del autor humano, quien comienza con «Las palabras de Jeremías … » (Jer 1:1). Jeremías relata más de su propia vida que cualquier otro profeta, contando de su ministerio, las reacciones de sus auditorios, sus pruebas y sus sentimientos personales. Su nombre quiere decir: «Jehová arroja», en el sentido de establecer un cimiento, o: «Jehová establece, coloca, o envía».

Siete otros Jeremías aparecen en las Escrituras (2Re 23:31; 1Cr 5:24; 1Cr 12:4; 1Cr 12:10; 1Cr 12:13; Neh 10:2; Neh 12:1), y Jeremías el profeta es nombrado por lo menos nueve veces fuera de su libro (cp. 2Cr 35:25; 2Cr 36:12; 2Cr 36:21-22; Dan 9:2; Esd 1:1; Mat 2:17; Mat 16:14; Mat 27:9). El Antiguo y Nuevo Testamento citan a Jeremías por lo menos siete veces: 1) Dan 9:2 (Jer 25:11-12; Jer 29:10); 2) Mat 2:18 (Jer 31:15); 3) Mat 27:9 (Jer 18:2; Jer 19:2; Jer 19:11; Jer 32:6-9); 4) 1Co 1:31 (Jer 9:24); 5) 2Co 10:17 (Jer 9:24); 6) Heb 8:8-12 (Jer 31:31-34); y 7) Heb 10:16-17 (Jer 31:33-34).

Autor y fecha

Jeremías, quien sirvió como sacerdote y también como profeta, fue el hijo de un sacerdote llamado Hilcías (no el sumo sacerdote de 2Re 22:8 quien descubrió el Libro de la ley). Él era de la pequeña villa de Anatot (Jer 1:1), llamada hoy día Anata, a unos 4,8 km al NE de Jerusalén en la porción de tierra que la tribu de Benjamín heredó. Como una lección visual a Judá, Jeremías permaneció soltero (Jer 16:1-4). Él fue asistido en el ministerio por un escriba llamado Baruc, a quien Jeremías dictaba y quien copiaba y tenía custodia sobre los escritos compilados de los mensajes del profeta (Jer 36:4; Jer 36:32; Jer 45:1). Jeremías ha sido conocido como «el profeta que lloraba» (cp. Jer 9:1; Jer 13:17; Jer 14:17), viviendo una vida de conflicto debido a sus predicciones de juicio por parte de los babilonios invasores. Él fue amenazado, juzgado por su vida, colocado en un cepo, forzado a huir de Joacín, públicamente humillado por un falso profeta y arrojado a una cisterna.

Jeremías tuvo un ministerio dirigido en la mayoría de los casos a su propio pueblo en Judá, pero que en ocasiones se expandió a otras naciones. Apeló a sus compatriotas a que se arrepintieran y evitaran el juicio de Dios por medio de un invasor (caps. Jer 7:1-34; Jer 26:1-24). Una vez que la invasión se hizo realidad después de que Judá rehusó arrepentirse, él les rogó que no resistieran al conquistador babilonio para prevenir la destrucción total (cap. Jer 27:1-22). También llamó a los delegados de otras naciones a que dieran oído a su consejo y se sometieran a Babilonia (cap. Jer 27:1-22) y predijo juicios de Dios sobre varias naciones (Jer 25:12-38, caps. Jer 46:1-28; Jer 47:1-7; Jer 48:1-47; Jer 49:1-39; Jer 50:1-46; Jer 51:1-64).

La fecha de su ministerio, el cual cubrió cinco décadas, va desde el año 13 del rey de Judá, Josías, notado en el Jer 1:2 (627 a.C.), hasta más allá de la caída de Jerusalén en manos de Babilonia en el 586 a.C. (Jer 39:1-18; Jer 40:1-16; Jer 52:1-34). Después del 586 a.C., Jeremías fue forzado a ir con un remanente que huía de Judá a Egipto (Jer 43:1-13; Jer 44:1-30). Posiblemente estuvo ministrando en el 570 a.C. (vea la nota sobre Jer 44:30). Una nota rabínica dice que cuando Babilonia invadió Egipto en el 568/67 a.C. Jeremías fue llevado cautivo a Babilonia. Él pudo haber vivido hasta el punto de escribir la escena de conclusión del libro alrededor del 561 a.C. en Babilonia, cuando al rey de Judá Joaquín, cautivo en Babilonia desde el 597 a.C., se le permitieron libertades en sus últimos días (Jer 52:31-34). Jeremías, sí aún estaba vivo para ese entonces, tenía entre ochenta y cinco o noventa años de edad.

Contexto histórico

Los detalles de contexto de los tiempos de Jeremías son mostrados en 2Re 22:1-20; 2Re 23:1-37; 2Re 24:1-20; 2Re 25:1-30 y 2Cr 34:1-33; 2Cr 35:1-27; 2Cr 36:1-23. Los mensajes de Jeremías muestran cuadros de: 1) el pecado de su pueblo; 2) el invasor a quien Dios enviaría; 3) los rigores del sitio; y 4) las calamidades de destrucción. El mensaje de Jeremías de juicio inevitable por idolatría y otros pecados fue predicado en un período de cuarenta años (alrededor del 627-586 a.C. y más allá de esa fecha). Su profecía se llevó a cabo durante los reinados de los últimos cinco reyes de Judá (Josías 640-609 a.C., Joacaz 609 a.C., Joacín 609-598 a.C., Joaquín 598-597 a.C. y Sedequías 597-586 a.C.).

La condición espiritual de Judá se caracterizaba por la adoración abierta de ídolos (cp. cap. Jer 2:1-37). El rey Acaz, precedido por su hijo Ezequías mucho antes de Jeremías en los días de Isaías, había establecido un sistema de sacrificio de niños al dios Moloc en el Valle de Hinom afuera de Jerusalén (735-715 a.C.). Ezequías guió reformas y limpieza (Isa 36:7), pero su hijo Manasés continuó promoviendo el sacrificio de niños junto con la idolatría abierta, la cual continuó hasta el tiempo de Jeremías (Jer 7:31; Jer 19:5; Jer 32:35). Muchos también adoraron a la «reina del cielo» (Jer 7:18; Jer 44:19). Las reformas de Josías, que llegaron a su punto culminante en el 622 a.C., forzaron una reprensión de las peores prácticas de manera externa, pero el cáncer mortal del pecado era profundo y volvió a florecer rápidamente una vez más después de un avivamiento superficial. La falta de sinceridad religiosa, la deshonestidad, adulterio, injusticia, tiranía en contra de los necesitados y la calumnia prevalecieron como la norma, no la excepción.

Políticamente, importantes acontecimientos ocurrieron en los días de Jeremías. Asiria vio su poder desvanecerse gradualmente; después Asurbanipal murió en el 626 a.C. Asiria se volvió tan débil que en el 612 a.C. su aparente capital invencible, Nínive, fue destruida (cp. el libro de Nahum). El Imperio Neobabilonio bajo Nabopolasar (625-605 a.C.) se convirtió en la potencia militar con victorias sobre Asiria (612 a.C.), Egipto (609-605 a.C.), e Israel en tres fases (605 a.C., como en Dan 1:1-21; 597 a.C., como en 2Re 24:10-16; y 586 a.C., como en Jer 39:1-18; Jer 40:1-16; Jer 52:1-34).

Mientras que Joel y Miqueas habían profetizado antes del juicio de Judá, durante el reinado de Josías, los principales profetas de Dios fueron Jeremías, Habacuc, y Sofonías. Más adelante, contemporáneos de Jeremías, Ezequiel y Daniel, jugaron papeles proféticos prominentes.

Temas históricos y teológicos

El tema principal de Jeremías es el juicio sobre Judá (caps. Jer 1:1-19; Jer 2:1-37; Jer 3:1-25; Jer 4:1-31; Jer 5:1-31; Jer 6:1-30; Jer 7:1-34; Jer 8:1-22; Jer 9:1-26; Jer 10:1-25; Jer 11:1-23; Jer 12:1-17; Jer 13:1-27; Jer 14:1-22; Jer 15:1-21; Jer 16:1-21; Jer 17:1-27; Jer 18:1-23; Jer 19:1-15; Jer 20:1-18; Jer 21:1-14; Jer 22:1-30; Jer 23:1-40; Jer 24:1-10; Jer 25:1-38; Jer 26:1-24; Jer 27:1-22; Jer 28:1-17; Jer 29:1-32) con restauración en el reino mesiánico futuro (Jer 23:3-8; Jer 30:1-24; Jer 31:1-40; Jer 32:1-44; Jer 33:1-26). Mientras que Isaías enfocó muchos capítulos a una gloria futura para Israel (Isa 40:1-31; Isa 41:1-29; Isa 42:1-25; Isa 43:1-28; Isa 44:1-28; Isa 45:1-25; Isa 46:1-13; Isa 47:1-15; Isa 48:1-22; Isa 49:1-26; Isa 50:1-11; Isa 51:1-23; Isa 52:1-15; Isa 53:1-12; Isa 54:1-17; Isa 55:1-13; Isa 56:1-12; Isa 57:1-21; Isa 58:1-14; Isa 59:1-21; Isa 60:1-22; Isa 61:1-11; Isa 62:1-12; Isa 63:1-19; Isa 64:1-12; Isa 65:1-25; Isa 66:1-24), Jeremías dio mucho menos espacio a este tema. Debido a que el juicio de Dios era inminente él se concentró en problemas de la actualidad mientras buscó volver a la nación de regreso del punto en el que no podía regresar.

Un tema secundario es la disposición de Dios a liberar y bendecir a la nación solo si el pueblo se arrepentía. Aunque este es un énfasis frecuente, es mostrado de una manera muy vívida en la casa del alfarero (Jer 18:1-11). Otro enfoque es el plan de Dios para la vida de Jeremías, tanto en su proclamación del mensaje de Dios como en su compromiso para cumplir toda su voluntad (Jer 1:5-19; Jer 15:19-21). Otros temas incluyen: 1) el anhelo de Dios porque Israel sea tierna para con Él, como en los días del primer amor (Jer 2:1-3); 2) las lágrimas de siervo de Jeremías, como «el profeta que lloraba» (Jer 9:1; Jer 14:17); 3) la relación íntima que Dios tenía con Israel y que Él anhelaba mantener (Jer 13:11); 4) sufrimiento, como en las pruebas de Jeremías (Jer 11:18-23; Jer 20:1-18) y la suficiencia de Dios en todo problema (Jer 20:11-13); 5) el papel vital que la Palabra de Dios puede jugar en la vida (Jer 15:16); 6) el lugar de la fe al esperar restauración del Dios para quien nada es demasiado difícil (cap. Jer 32:1-44, especialmente los vv. Jer 32:17; Jer 32:27); y 7) oración por la coordinación de la voluntad de Dios con la acción de Dios para restaurar a Israel a su tierra (Jer 33:3; Jer 33:6-18).

Retos de interpretación

Varias preguntas surgen, tales como: 1) ¿Cómo puede uno explicar que Dios prohíba la oración por los judíos (Jer 7:16) y que diga que aun la mediación de Moisés y Samuel no podrían evitar el juicio (Jer 15:1)? 2) ¿Llevó a cabo Jeremías un viaje de varios cientos de kilómetros al río Éufrates o enterró su cinto cerca (Jer 13:4-7)? 3) ¿Cómo pudo él pronunciar cosas tan severas acerca del hombre que anunció su nacimiento (Jer 20:14-18)? 4) ¿Se relaciona la maldición sobre la línea real de Jeconías a Cristo (Jer 22:30)? 5) ¿Cómo debe uno de interpretar las promesas del regreso de Israel a su antigua tierra (caps. Jer 30:1-24; Jer 31:1-40; Jer 32:1-44; Jer 33:1-26)? Y 6) ¿Cómo cumplirá Dios el nuevo pacto con relación a Israel y la iglesia (Jer 31:31-34)? Las respuestas a estas preguntas aparecerán en las notas de estudio de los pasajes correspondientes.

Un reto frecuente es entender los mensajes del profeta en su contexto de tiempo correcto, ya que el libro de Jeremías no siempre es cronológico, sino en orden cambiante, moviéndose de atrás para adelante y viceversa en el tiempo para tener un efecto temático. En contraste, Ezequiel, normalmente coloca su material en orden cronológico.

Bosquejo

I) Preparación de Jeremías (Jer 1:1-19)

A) El contexto de Jeremías (Jer 1:1-3)

B) La elección de Jeremías (Jer 1:4-10)

C) El encargo a Jeremías (Jer 1:11-19)

II) Proclamaciones a Judá (Jer 2:1-37; Jer 3:1-25; Jer 4:1-31; Jer 5:1-31; Jer 6:1-30; Jer 7:1-34; Jer 8:1-22; Jer 9:1-26; Jer 10:1-25; Jer 11:1-23; Jer 12:1-17; Jer 13:1-27; Jer 14:1-22; Jer 15:1-21; Jer 16:1-21; Jer 17:1-27; Jer 18:1-23; Jer 19:1-15; Jer 20:1-18; Jer 21:1-14; Jer 22:1-30; Jer 23:1-40; Jer 24:1-10; Jer 25:1-38; Jer 26:1-24; Jer 27:1-22; Jer 28:1-17; Jer 29:1-32; Jer 30:1-24; Jer 31:1-40; Jer 32:1-44; Jer 33:1-26; Jer 34:1-22; Jer 35:1-19; Jer 36:1-32; Jer 37:1-21; Jer 38:1-28; Jer 39:1-18; Jer 40:1-16; Jer 41:1-18; Jer 42:1-22; Jer 43:1-13; Jer 44:1-30; Jer 45:1-5)

A) Condenación de Judá (Jer 2:1-37; Jer 3:1-25; Jer 4:1-31; Jer 5:1-31; Jer 6:1-30; Jer 7:1-34; Jer 8:1-22; Jer 9:1-26; Jer 10:1-25; Jer 11:1-23; Jer 12:1-17; Jer 13:1-27; Jer 14:1-22; Jer 15:1-21; Jer 16:1-21; Jer 17:1-27; Jer 18:1-23; Jer 19:1-15; Jer 20:1-18; Jer 21:1-14; Jer 22:1-30; Jer 23:1-40; Jer 24:1-10; Jer 25:1-38; Jer 26:1-24; Jer 27:1-22; Jer 28:1-17; Jer 29:1-32)

1. Primer mensaje (Jer 2:1-37; Jer 3:1-5)

2. Segundo mensaje (Jer 3:6-25; Jer 4:1-31; Jer 5:1-31; Jer 6:1-30)

3. Tercer mensaje (Jer 7:1-34; Jer 8:1-22; Jer 9:1-26; Jer 10:1-25)

4. Cuarto mensaje (Jer 11:1-23; Jer 12:1-17; Jer 13:1-27)

5. Quinto mensaje (Jer 14:1-22; Jer 15:1-21; Jer 16:1-21; Jer 17:1-18)

6. Sexto mensaje (Jer 17:19-27)

7. Séptimo mensaje (Jer 18:1-23; Jer 19:1-15; Jer 20:1-18)

8. Octavo mensaje (Jer 21:1-14)

9. Noveno mensaje (Jer 22:1-30; Jer 23:1-40)

10. Décimo mensaje (Jer 24:1-10)

11. Onceavo mensaje (Jer 25:1-38)

12. Doceavo mensaje (Jer 26:1-24)

13. Treceavo mensaje (Jer 27:1-22; Jer 28:1-17)

14. Catorceavo mensaje (Jer 29:1-32)

B) Consolación a Judá: Nuevo pacto (Jer 30:1-24; Jer 31:1-40; Jer 32:1-44; Jer 33:1-26)

1. La predicción de restauración (Jer 30:1-24; Jer 31:1-40)

2. La fe en la restauración (Jer 32:1-44)

3. La predicción de restauración: Parte 2 (Jer 33:1-26)

C) Calamidad sobre Judá (Jer 34:1-22; Jer 35:1-19; Jer 36:1-32; Jer 37:1-21; Jer 38:1-28; Jer 39:1-18; Jer 40:1-16; Jer 41:1-18; Jer 42:1-22; Jer 43:1-13; Jer 44:1-30; Jer 45:1-5)

1. Antes de la caída de Judá (Jer 34:1-22; Jer 35:1-19; Jer 36:1-32; Jer 37:1-21; Jer 38:1-28)

2. Durante la caída de Judá (Jer 39:1-18)

3. Después de la caída de Judá (Jer 40:1-16; Jer 41:1-18; Jer 42:1-22; Jer 43:1-13; Jer 44:1-30; Jer 45:1-5)

III) Proclamaciones de juicio sobre las naciones (Jer 46:1-28; Jer 47:1-7; Jer 48:1-47; Jer 49:1-39; Jer 50:1-46; Jer 51:1-64)

A) Introducción (Jer 46:1; cp. Jer 25:15-26)

B) En contra de Egipto (Jer 46:2-28)

C) En contra de Filistea (Jer 47:1-7)

D) En contra de Moab (Jer 48:1-47)

E) En contra de Amón (Jer 49:1-6)

F) En contra de Edom (Jer 49:7-22)

G) En contra de Damasco (Jer 49:23-27)

H) En contra de Cedar y Azor [Arabia] (Jer 49:28-33)

I) En contra de Elam (Jer 49:34-39)

J) En contra de Babilonia (Jer 50:1-46; Jer 51:1-64)

IV) La caída de Jerusalén (Jer 52:1-34)

A) La destrucción de Jerusalén (Jer 52:1-23)

B) La deportación de los judíos (Jer 52:24-30)

C) La liberación de Joaquín (Jer 52:31-34)

ANEXOS

Ilustraciones del juicio de Dios
Una vara de almendro (Jer 1:11-12) Una olla que hierve (Jer 1:13-16) Leones (Jer 2:15; Jer 4:7; Jer 5:6; Jer 50:17). Un viento seco de tormenta (Jer 4:11-12; Jer 18:17; Jer 23:19; Jer 25:32) Lobo (Jer 5:6) Leopardo (Jer 5:6) Quitando las ramas de Judá (Jer 5:10) Fuego (Jer 5:14) Haciendo a esta casa (centro de adoración) como a Silo (Jer 7:14) Serpientes, áspides (Jer 8:17) Destruyendo ramas de olivo (Jer 11:16-17) Sacando de raíz (Jer 12:17) Cinto de lino hecho inservible (Jer 13:1-11) Botellas llenas de vino y quebradas la una con la otra (Jer 13:12-14) Una vasija de alfarero quebrada (Jer 19:10-11; cp. Jer 22:28) Un martillo (la Palabra de Dios) quebrantando una piedra (Jer 23:29) Una copa de ira (Jer 25:15) Sión arada como un campo (Jer 26:18) Llevando yugos de madera y hierro (Jer 27:2; Jer 28:13) Un martillo (Babilonia) (Jer 50:23) Un monte destructor (Babilonia) (Jer 51:25)

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Principales pruebas de Jeremías
1. Prueba por amenazas de muerte (Jer 11:18-23) 2. Prueba por aislamiento (Jer 15:15-21) 3. Prueba por el cepo (Jer 19:14-15; Jer 20:1-18) 4. Prueba por arresto (Jer 26:7-24) 5. Prueba por desafío (Jer 28:10-16) 6. Prueba por destrucción (Jer 36:1-32) 7. Prueba por violencia y encarcelamiento (Jer 37:15) 8. Prueba por hambre (Jer 38:1-6) 9. Prueba por cadenas (Jer 40:1) 10. Prueba por rechazo (Jer 42:1-22; Jer 43:1-4)

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Lecciones mediante objetos
El cinto de lino (Jer 13:1-11) La vasija arruinada y hecha otra vez (Jer 18:1-11) La vasija quebrada en las rocas (Jer 19:10-11) Dos cestas de higos (Jer 24:1-10) Los yugos de madera y de hierro (caps. Jer 27:1-22; Jer 28:1-17) La compra de tierra (Jer 32:6-44) Las piedras en Egipto (Jer 43:8-10)

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Anatot. Un pueblo en el territorio de Benjamín, a unos 4 km al NE de Jerusalén, asignado a los levitas (cp. Jos 21:18), donde alguna vez vivió el sacerdote Abiatar (1Re 2:26).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

(Destino: reino del sur)

I. Los reyes bajo los cuales Jeremías ministró.

A. Josías. Jeremías fue llamado por Dios durante el reinado del rey Josías, el último rey bueno de Judá.

B. Joacim. Este rey impío quemó el rollo original de la profecía de Jeremías.

C. Joaquín. Reinó sólo tres meses. Hizo lo malo ante los ojos de Dios y Jeremías le condenó enérgicamente.

D. Sedequías. Fue el último rey de Judá; el profeta sufrió mucho durante su reinado.

E. Nabucodonosor. Jeremías es tratado respetuosamente por este gran conquistador babilonio.

F. Gedalías. Fue nombrado gobernador por Nabucodonosor para que le representara en Jerusalén.

G. Johanán. Se hizo cargo de la situación después del trágico asesinato de Gedalías y más tarde obligó a Jeremías a que acompañara a un remanente judío a Egipto.

II. El triple ministerio de Jeremías.

A. Advirtió a la mayoría que todavía quedaba en Judá de la cautividad bajo Babilonia que se avecinaba.

B. Confortó a la minoría que ya estaba cautiva en Babilonia (cap. Jer 29:1-32). Jeremías escribió una carta para alentar a los judíos exiliados en Babilonia (Jer 29:1-32).

1. Tenían que estar allí para una larga permanencia de setenta años.

2. Debían orar por la paz y prosperidad de Babilonia a fin de que ellos mismos pudieran vivir en paz.

3. Tenían que ignorar las mentiras de los falsos profetas y médiums en Babilonia, de otra mañera serían castigados junto con ellos.

4. Jeremías pronuncia la sentencia de muerte de parte de Dios para dos de estos profetas llamados Acab y Sedequías, por sus mensajes falsos y sus pecados de adulterio (Jer 29:20-23).

5. También avisó a los exiliados acerca de un hombre llamado Semaías que estaba enviando cartas desde Babilonia a los líderes influyentes de Jerusalén en contra de Jeremías (Jer 29:23-32).

6. Dios todavía los amaba y algún día los traería de vuelta a Jerusalén (Jer 29:14).

C. Pronunció juicio sobre nueve naciones gentiles (Jer 46:1-28; Jer 47:1-7; Jer 48:1-47; Jer 49:1-39; Jer 50:1-46; Jer 51:1-64). Estas naciones eran:

Egipto (Jer 46:1-27).

Filistea (Jer 47:1-6).

Moab (Jer 48:1-47).

Amón (Jer 49:1-6).

Edom (Jer 49:7-22).

Damasco (Jer 49:23-27).

Cedar y Hazor (Jer 49:28-33).

Elam (Jer 49:34-39).

Babilonia (Jer 50:1-46; Jer 51:1-64).

Después de citar a cada una de estas naciones, trata con cada una de ellas en una forma específica:

1. Egipto (Jer 46:1-27).

a. Egipto sería derrotado por Nabucodonosor en la batalla de Carquemis (Jer 46:2).

b. Su ejército huiría aterrorizado y el río Éufrates se llenaría de cadáveres egipcios (Jer 46:5-6).

c. El mal que había producido su pecado (como el de Judá) era ya incurable (Jer 46:11).

d. El faraón Hofra, rey de Egipto, es ridiculizado como un hombre que hace mucho ruido pero no tiene poder (Jer 46:17).

e. Egipto quedaría dominado por Nabucodonosor (Jer 46:26).

2. Filistea (Jer 47:1-6).

a. Sería invadida por los egipcios. Esto sucedió en el 606 a.C., el año en que murió el rey Josías (Jer 47:1).

b. Los más fuertes entre los filisteos llorarían y los padres huirían, dejando abandonados e indefensos a sus hijos (Jer 47:2-3).

c. Tiro y Sidón, aliados de Filistea, serían destruidos al mismo tiempo (Jer 47:4).

d. Gaza y Ascalón, las dos ciudades filisteas principales, quedarían completamente arrasadas (Jer 47:5).

3. Moab (Jer 48:1-47).

a. Los ejércitos de Nabucodonosor invadirían Moab (Jer 48:1-2).

b. Su dios Quemos sería desterrado junto con sus sacerdotes y príncipes (Jer 48:7).

c. Hasta ese momento Moab había vivido en relativa paz, librándose de otras invasiones (Jer 48:11).

d. Al final, Moab se sentiría tan avergonzado de Quemos, su ídolo-dios nacional, como Israel lo estuvo de su becerro de oro en Bet-el (Jer 48:13).

e. Moab, el antepasado que dio origen a los moabitas, había nacido en una cueva (Gén 19:37). Durante la temible invasión babilónica los moabitas huirían buscando refugio en las cuevas (Jer 48:28).

4. Amón (Jer 49:1-6).

a. Esta nación sería castigada por ocupar las ciudades de Israel después de la cautividad y por su adoración del falso dios Milcom (Jer 49:1).

b. Milcom sería llevado en cautiverio junto con los sacerdotes y gente importante de Amón (Jer 49:3).

c. Amón será restaurada durante el milenio (Jer 49:6).

5. Edom (Jer 49:7-22).

a. Las ciudades de Edom quedarían tan silenciosas como Sodoma y Gomorra (Jer 49:18).

b. Los gritos del pueblo de Edom pidiendo auxilio se escucharán tan lejos que llegarán hasta el mar Rojo (Jer 49:21).

c. Dios, sin embargo, tendría misericordia de sus viudas y huérfanos (Jer 49:11).

6. Damasco (Jer 49:23-27).

a. Todo su ejército sería destruido en un solo día (Jer 49:26).

b. Un incendio empezaría en los muros de Damasco y consumiría los palacios de Ben-adad (Jer 49:27).

7. Cedar y Hazor (Jer 49:28-34).

a. Cedar era el nombre de una tribu árabe que vivía en el desierto al este de Palestina y que sería destruida por Nabucodonosor (Jer 49:28).

b. Dios mismo ordenó a Nabucodonosor que destruyera a estas tribus beduinas, ricas, arrogantes y materialistas (Jer 49:31).

c. Hazor, otra tribu árabe ubicada en las cercanías, iba a quedar convertida para siempre en desierto y nunca la volverían a reedificar (Jer 49:33).

8. Elam (Jer 49:34-39).

a. Elam estaba localizada al este de los ríos Tigris y Éufrates y tenía por capital a Susa. Fue invadida por Nabucodonosor en el inviemo del año 596 a.C. Sedequías, el último rey de Judá, empezó a reinar en Jerusalén en ese año (Jer 49:34).

b. Elam será restaurada durante el milenio (Jer 49:39).

9. Babilonia (Jer 50:1-46; Jer 51:1-64).

a. Parece que Jeremías se refiere a dos Babilonias en estos versículos. Una es la Babilonia histórica, capturada por Darío, el caudillo persa, en octubre del 539 a.C. (véase Dan 5:1-31), y la otra es la futura Babilonia que Dios mismo destruirá. (Véase Apo 18:18.)

b. Después de la destrucción de ambas Babilonias, Israel buscaría a su Dios. Esto ocurrió históricamente (Esd 1:1-11) y volverá a acontecer en el futuro (Zac 13:9-9).

c. Después de la destrucción final de Babilonia (Apo 18:1-24), la ciudad nunca más volverá a ser habitada (Jer 51:26).

d. Las naciones impías llorarían por la destrucción de ambas Babilonias (Jer 50:46; Apo 18:1-24).

e. Los israelitas debían de huir de ambas Babilonias (Jer 51:6; Apo 18:4).

f. Las dos ciudades son representadas como copas de oro llenas de iniquidades de las que las naciones bebieron y se embriagaron (Jer 51:7; Apo 17:1-6).

g. Los cielos se regocijan por la destrucción de ambas (Jer 51:10; Jer 51:48; Apo 18:20).

III. La historia personal de Jeremías.

A. Fue llamado a una dedicación completa durante el reinado de Josías (Jer 1:1-10). Tenía que permanecer soltero (Jer 16:2).

1. Jeremías era hijo de Hildas, una familia de sacerdotes que vivía en Anatot, a unas 3 millas (5 km) al noroeste de Jerusalén, en tierra de Benjamín (Jer 1:1).

2. Recibió el llamamiento a un ministerio de tiempo completo durante el año decimotercero del reinado del piadoso rey Josías (Jer 1:6).

a. Jeremías se resistió al principio a este llamamiento (como lo había hecho una vez Moisés, Éxo 3:1-22; Éxo 4:1-31), presentando su juventud como una excusa (Jer 1:6).

b. Dios, no obstante, le reafirmó inmediatamente que:

(1) Le había escogido a él aun desde antes de su nacimiento para ser un portavoz divino para todas las naciones (Jer 1:5).

(2) Dios, por tanto, daría el mensaje al mensajero que él había elegido (Jer 1:7-10).

3. Debido a sus osados mensajes concernientes al juicio venidero, Jeremías fue perseguido por su propia familia (Jer 12:6), por sus paisanos de Anatot (Jer 11:21), y posteriormente por toda la nación de Judá.

4. Al comenzar su ministerio, Dios le mostró dos cosas que subrayaban la naturaleza e importancia de su ministerio.

a. Le fue mostrada una rama de almendro (Jer 1:11). A causa de que este árbol florece antes que los demás, el almendro simbolizaba lo cercano que estaba el cumplimiento del juicio de Dios.

b. Vio una olla de agua hirviendo que se inclinaba hacia el sur desde el norte. Esto simbolizaba la invasión babilónica (Jer 1:13).

5. Jeremías llora por la destrucción de Judá que se aproxima (Jer 4:19-21). Esto lo hizo frecuentemente (véanse Jer 8:18; Jer 8:21; Jer 9:1-2; Jer 9:10; Jer 13:17; Jer 14:17).

6. Dios le encomienda (a semejanza del griego Diógenes, que una vez recorrió las calles de Atenas procurando encontrar a un hombre honrado): «Recorred las calles de Jerusalén, y mirad ahora e informaos; buscad en sus plazas a ver si halláis hombre, si hay alguno que haga justicia, que busque verdad; y yo la perdonaré» (Jer 5:1). Dios hizo una vez un acuerdo similar con Abraham en relación con Sodoma (véase Gén 18:23-33).

7. Jeremías admite que esta espantosa condición es una realidad entre los pobres y los ignorantes, pero él siente que puede encontrar hombres honrados entre los líderes educados y ricos de Judá. Sin embargo, todos habían rechazado a Dios por completo (Jer 5:4-5).

8. El rey Josías fallece después de treinta y un años de fructuoso reinado. El apenado profeta asiste a su funeral (2Cr 35:25). El último rey bueno de Judá ha muerto y el país iría espiritualmente cuesta abajo desde ahora en adelante.

B. Razona con Judá acerca de su reconciliación con Dios (Jer 3:12-14; Jer 26:1-7).

1. Dios invitó repetidas veces a Israel a que volviera a él (Jer 2:9).

2. Le recibiría aun después de su inmoralidad con otros amantes (Jer 3:1). Esto estaba prohibido por la ley mosaica (véase Deu 24:1-4).

3. Jeremías, usando una figura agrícola, contiende con ellos para que aren la dureza de sus corazones no sea que queden ahogados en espinos (Jer 4:3-4).

4. Podían todavía escapar del juicio limpiando sus corazones y purificando sus pensamientos (Jer 4:14).

5. Arrepentirse significaba que podrían permanecer en la tierra (Jer 7:3).

6. Rechazarlo significaba que quedarían cubiertos por espesa oscuridad (Jer 13:16).

C. Declara sin temor el juicio venidero a manos de los babilonios. Seguidamente cita los pecados de Judá.

1. Judá ha olvidado la fuente de agua viva y se ha cavado para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen el agua (Jer 2:13).

2. La nación se había transformado en una raza de gente degenerada (Jer 2:21).

3. Ningún jabón ni lejía, por mucho que fuera, sería capaz de limpiar sus manchas (Jer 2:22).

4. Los líderes tenían sus ropas manchadas con la sangre de los inocentes y de los pobres (Jer 2:34).

5. Tenían el descaro de una prostituta (Jer 3:3).

6. Adoraban a los dioses falsos en todo monte alto y bajo todo árbol frondoso (Jer 3:6).

7. Habían matado a sus profetas como un león mataría a su presa (Jer 2:30).

8. Eran tan insolentes como el bronce y duros y crueles como el hierro (Jer 6:28).

9. Habían establecido ídolos en el mismo templo y adoraban a una diosa pagana llamada «reina del cielo» (Jer 7:18; Jer 44:17).

10. Habían sacrificado en realidad a sus propios hijos ofreciéndolos como ofrendas quemadas a los dioses paganos (Jer 7:31; Jer 19:5).

D. Les advierte finalmente acerca de los terribles resultados que traería su desobediencia.

1. Grandes ejércitos marcharían sobre Jerusalén.

2. Ni Asiría ni Egipto podrían ayudar a Judá en contra de Babilonia (Jer 2:18; Jer 2:36).

3. La gente huirá de las ciudades de Judá como uno huye de un león hambriento (Jer 4:5-7).

4. Jerusalén será asediada como los cazadores acosan a un animal salvaje herido (Jer 4:17; Jer 6:3-5).

5. Gritarán de dolor como una mujer de parto (Jer 4:31; Jer 6:24; Jer 13:21).

6. Los propios árboles de Jerusalén serían cortados y usados como rampas para atacarla (Jer 6:6).

7. El templo sería destruido (Jer 7:14).

8. Los soldados enemigos se moverían entre las gentes del pueblo como serpientes venenosas (Jer 8:17).

9. Muchos morirían a espada (Jer 15:3), de enfermedad (Jer 16:3-4), y de hambre (Jer 21:9).

10. Algunos serían dispersados como paja que arrastra el viento al desierto (Jer 13:24).

11. Los cadáveres insepultos llenarían los valles a las afueras de Jerusalén y servirían de alimento a las aves de rapiña y a las ñeras (Jer 7:32-33; Jer 9:22; Jer 12:8-9).

12. Los enemigos de Judá profanarían las tumbas sagradas de sus reyes, sacerdotes y profetas, y dejarían esparcidos sus huesos al sol, la luna y las estrellas (Jer 8:1-2).

13. Miles serían llevados cautivos a Babilonia por un período de setenta años (Jer 7:15; Jer 25:11; Jer 29:10).

14. La severidad del castigo de Judá espantaría a las naciones gentiles paganas que miraran (Jer 19:8; Jer 22:8; Jer 25:11).

E. Cuando la gente empezó a reírse de su mensaje y a rechazarlo, el profeta que advertía se transformó en el profeta llorón (Jer 4:19; Jer 8:21; Jer 9:1-2; Jer 9:10; Jer 13:17; Jer 14:17).

F. Debido a sus sermones y postura firme, Jeremías tuvo que sufrir mucho.

1. Fue perseguido por su propia familia (Jer 12:6).

2. Sus propios paisanos de Anatot tramaron contra él (Jer 11:21).

3. Fue rechazado y ultrajado por sus colegas sacerdotes y profetas.

a. Pasur, el sacerdote principal del templo, mandó que lo golpearan y lo pusieran en el cepo (Jer 20:1-3).

b. Fue casi linchado por un grupo de sacerdotes y profetas que se enfurecieron mucho a causa de uno de sus mensajes (Jer 26:7-9).

c. Hananías, un falso profeta, lo ridiculizó (Jer 28:1-17).

4. Fue amenazado por el rey Joacim (Jer 26:21-24; Jer 36:26).

5. Fue arrestado, golpeado, acusado de traición y encarcelado (Jer 37:11-16). Sedequías fue a buscar a Jeremías solicitándole sus oraciones después que Nabucodonosor había declarado la guerra a Judá (Jer 21:1-2). Jeremías le envió un mensaje a aquel inicuo rey advirtiéndole que las oraciones eran inútiles en este caso, porque Dios iba a usar a los babilonios para castigar a Jerusalén, y que el propio rey Sedequías sería entregado al rey de Babilonia (Jer 21:3-7). Jeremías le dijo a Sedequías que la ciudad sería incendiada y que él sería capturado y llevado a Babilonia (Jer 34:1-5).

Jeremías reprende a los judíos ricos, propietarios de casas, que violaban la ley mosaica que demandaba que todos los siervos hebreos fueran puestos en libertad después de servir durante seis años (Jer 34:8-16).

El ejército egipcio del faraón Hofar acababa de llegar para ayudar a Judá a pelear contra Nabucodonosor. Jeremías le advierte a Sedequías que esta alianza política no le va a dar resultado, porque el rey de Babilonia derrotaría a los egipcios (Jer 37:5-10).

Jeremías intentó en este tiempo visitar la tierra de Benjamín para inspeccionar una propiedad que había comprado (Jer 37:11-12). Sin embargo, uno de la guardia llamado Irías le arrestó en la puerta de la ciudad y le acusó de querer pasarse a los caldeos (Jer 37:13). Jeremías lo negó, pero fue golpeado y encarcelado (Jer 37:14-16). Fue de nuevo buscado en secreto por Sedequías y una vez más predice la derrota de Jerusalén (Jer 37:17). Sedequías le mete en la cárcel del palacio en vez de dejarlo en la mazmorra en que antes le tenían (Jer 37:21).

No obstante, Sedequías, presionado por los líderes religiosos que despreciaban a Jeremías, se vio forzado a meter al profeta en un confinamiento aún peor. Esta vez lo bajaron con cuerdas a una cisterna vacía que había en el patio de la guardia, donde pronto se hundió en la capa de lodo que cubría el fondo (Jer 38:1-6). Pero un amigo etíope llamado Ebed-melec, persuadió a Sedequías para que sacara al profeta de aquel sucio lugar. Fue necesaria la ayuda de treinta hombres para sacar al profeta de la cisterna, y lo devolvieron a la cárcel de la guardia en el palacio (Jer 38:7-13). Jeremías una vez más predijo la caída de Jerusalén (Jer 38:14-17). Véase también Jer 32:1-5. Permaneció en la prisión hasta que la ciudad fue tomada (Jer 38:28).

6. Vio como su manuscrito original fue quemado por el malvado rey Joacim (Jer 36:21-23). Dios le encomienda que mande a su escriba Baruc que escriba todos los mensajes orales que Dios le había dado durante los últimos veintitrés años (Jer 36:1-2). Baruc lo lleva a cabo y después los lee al pueblo en el templo (Jer 36:8). Es invitado seguidamente a leérselos también a los líderes religiosos. Cuando terminó, estaban realmente atemorizados y decidieron que el rey Joacim debía también escucharlo (Jer 36:14-16).

Un funcionario llamado Jehudí es encargado de leerle a Joacim el rollo, mientras el adusto rey está sentado ante un brasero encendido. Cuando Jehudí termina de leer las tres o cuatro primeras columnas, Joacim toma su cuchillo, corta aquella sección y la arroja al fuego. Al final todo el manuscrito es quemado (Jer 36:21-23). El Señor encarga de nuevo a Jeremías que vuelva a escribir el rollo, además de agregar otro material adicional, incluyendo aquellas espantosas palabras acerca de Joacim:

«Por tanto, así ha dicho Jehová acerca de Joacim rey de Judá: No tendrá quien se siente sobre el trono de David; y su cuerpo será echado al calor del día y al hielo de la noche. Y castigaré su maldad en él, y en su descendencia y en sus siervos; y traeré sobre ellos, y sobre los moradores de Jerusalén y sobre los varones de Judá, todo el mal que les he anunciado y no escucharon. Y tomó Jeremías otro rollo y lo dio a Baruc hijo de Nerías escriba; y escribió en él de boca de Jeremías todas las palabras del libro que quemó en el fuego Joacim rey de Judá; y aun fueron añadidas sobre ellas muchas otras palabras semejantes» (Jer 36:30-32).

Después que Joacim quemó el rollo, Baruc quedó muy desalentado, pues probablemente le ocupó un año escribir todo el material. Dios no se olvida de él y le exhorta y le alienta por medio de Jeremías (Jer 45:1-5).

7. Dios le manda ahora que no ore por Judá (Jer 7:16; Jer 11:14; Jer 14:11; Jer 16:5).

8. El profeta experimenta frustración y depresión (Jer 20:7-9; Jer 20:14-18). Jeremías se siente tan frustrado por su incapacidad para lograr que Judá se vuelva a Dios que está decidido a dejar el ministerio.

«Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo y no pude» (Jer 20:9). (Véanse también 1Re 19:3-4; Jon 1:1-3; 1Co 9:16.)

Es en este momento cuando también pronuncia una de las oraciones más desalentadoras de toda la Biblia (véase también Job 3:1-26):

«Maldito el día en que nací; el día en que mi madre me dio a luz no sea bendito. Maldito el hombre que dio nuevas a mi padre, diciendo: Hijo varón te ha nacido, haciéndole alegrarse así mucho. Y sea el tal hombre como las ciudades que asoló Jehová, y no se arrepintió; oiga gritos de mañana, y voces a mediodía, porque no me mató en el vientre, y mi madre me hubiera sido mi sepulcro, y su vientre embarazado para siempre. ¿Para qué salí del vientre? ¿Para ver trabajo y dolor, y que mis días se gastasen en afrenta?» (Jer 20:14-18).

9. Escribe una carta de ánimo para todos aquellos judíos que se hallaban ya desterrados en Babilonia (Jer 29:1-32).

10. Cuando todavía está en la cárcel, Dios le ordena que le compre una propiedad a su primo Hanameel. Esto era para ilustrar que a pesar de que el ejército babilonio estaba ya atacando Jerusalén, «… aún se comprarán casas, heredades y viñas en esta tierra» (Jer 32:15). Resulta muy interesante el tras fondo de todo esto: el Señor le dice a Jeremías que su primo Hanameel le va a visitar pronto, con la intención de venderle un terreno que poseía en Anatot. Jeremías tenía que comprarla por diecisiete piezas de plata (Jer 32:6-13). Baruc después pondría la escritura de compraventa, firmada y sellada, en una vasija de barro y la enterraría. El propósito de esta acción era demostrar que un día las personas volverían a disfrutar de propiedades en Judá, y las venderían y comprarían (Jer 32:14-15).

Jeremías fue confortado durante todo este tiempo en la cárcel por la promesa fiel de Dios: «Clama a mí y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces» (Jer 33:3).

Estas «cosas», tremendas y emocionantes, aparecen en los capítulos Jer 30:1-24; Jer 31:1-40; Jer 32:1-44; Jer 33:1-26. Entre otras están las siguientes:

a. A pesar de la inminente cautividad en Babilonia, llegaría el tiempo cuando Dios sanaría las heridas a Jerusalén y le daría paz y prosperidad (Jer 33:4-6).

b. Todavía amaba a Israel con amor eterno (Jer 31:3).

c. Israel volvería a ser reunido en Palestina procedente de todos los rincones de la tierra (Jer 31:8). (Véase también Jer 30:3; Jer 30:10-11.) «Irán con lloro, mas con misericordia los haré volver, y los haré andar junto a arroyos de aguas, por camino derecho en el cual no tropezarán; porque soy a Israel por padre…. Y vendrán con gritos de gozo en lo alto de Sión, y correrán al bien de Jehová … y su alma será como huerto de riego, y nunca más tendrán dolor» (Jer 31:9-12).

Nota: Jeremías predice en Jer 31:15-16 que el llanto amargo de Raquel por sus hijos en Ramá desaparecerá. Ramá es una antigua referencia al área dentro y en los alrededores de Belén. Nabucodonosor mató allí a muchos cautivos enfermos y debilitados que no resistirían el largo camino hasta Babilonia. Raquel, la esposa de Jacob, es por supuesto un símbolo de todas las madres israelitas que lloran. En Mat 2:18 este triste versículo aparece enlazado con la ocasión en que Herodes ordena matar a los niños de Belén con el propósito de eliminar a Cristo.

d. Israel entenderá durante el milenio la necesidad y el propósito de todos sus sufrimientos (Jer 31:18-19).

e. Las ciudades de Israel serán reconstruidas y Jerusalén llegará a ser motivo de alabanza y centro de poder de toda la tierra (Jer 33:7-9; Jer 31:38-39; Jer 30:18-21).

11. Jeremías ve dos cestas de higos en el templo. Una de las cestas contiene higos frescos, buenos y maduros, la otra está llena de higos malos (Jer 24:1-3). Dios le explica que los higos buenos representan a los judíos desterrados en Babilonia (hombres como Daniel y Ezequiel), mientras que los higos malos simbolizan a Sedequías y sus corrompidos funcionarios (Jer 24:4-8).

Dios le ordena a Jeremías que se haga un yugo y se lo sujetase al cuello con correas. Después tenía que enviar mensajes a los reyes de Edom, Moab, Amón, Tiro y Sidón por medio de sus embajadores en Jerusalén advirtiéndoles que el Señor había entregado sus países a Babilonia. Aquellos que se sometieran y llevaran el yugo de castigo con verdadero arrepentimiento serían librados, pero aquellos que rehusaran serían destruidos (Jer 27:1-11). Después de que Dios haya usado a Nabucodonosor para castigar a Judá y a las naciones vecinas, él también castigaría a Babilonia (Jer 27:7). Se le asegura a Judá que se volverían a reunir en Jerusalén después de la cautividad babilónica (Jer 27:22).

Jeremías es acusado de mentir por un profeta llamado Hananías, que había predicho que la cautividad babilónica sólo duraría dos años y que aquellos que ya estaban en el destierro (tales como el rey Joacim, Daniel, Ezequiel, etc.), regresarían trayendo todos los tesoros del templo que se habían llevado (Jer 28:1-4). Dramatiza su acusación rompiendo el yugo que Jeremías llevaba puesto (Jer 28:10-11).

Jeremías predice que Dios quitará la vida a Hananías en un futuro cercano a causa de su ministerio mentiroso, lo cual sucedió en el plazo de dos años (Jer 28:13-17).

12. Jeremías fue a visitar el campamento donde residía la comunidad de recabitas. Estas personas pertenecían a una orden religiosa formada por Jonadab, hijo de Recab, durante el reinado de Jehú (841814 a.C.). Ayudaron en la eliminación del baalismo en Israel. Evitaban residir en las ciudades, vivían como pastores y no bebían vino (Jer 35:2).

a. Dios manda a Jeremías que pruebe a estas personas ofreciéndoles vino. Ellos lo rechazaron inmediatamente, diciendo:

«No beberemos vino; porque Jonadab hijo de Recab nuestro padre nos ordenó diciendo: No beberéis jamás vino vosotros ni vuestros hijos» (Jer 35:6).

b. Jeremías entonces presenta a Judá este gran ejemplo, y contrasta la obediencia de los recabitas con la desobediencia de Jerusalén (Jer 35:12-19).

13. Predicó un sermón en la puerta del templo y fue casi linchado por un grupo de sacerdotes enfurecidos por predecir la destrucción del templo (Jer 26:6-9). Lo defendieron algunos de los ancianos sabios de Judá, quienes recordaron a los enojados sacerdotes que el mensaje de Jeremías era semejante al del profeta Miqueas (Miq 3:12). (Véase Jer 26:17-19.)

G. Jeremías bajo el reinado de Nabucodonosor.

1. Sedequías intentó escapar de la ciudad que estaba a punto de caer, pero fue capturado cerca de Jericó y llevado otra vez a Jerusalén. Allí es forzado a presenciar la ejecución de sus propios hijos y después a someterse a la agonía de que le saquen los ojos (Jer 39:4-7; Jer 52:6-11).

2. Nabucodonosor instruyó a Nabuzaradán, capitán de la guardia, que tratase bien a Jeremías (Jer 39:11-12).

3. Nabuzaradán lo libera de la prisión y lo lleva a Ramá, allí le da a elegir entre marchar con él a Babilonia o quedarse en Jerusalén. Jeremías prefiere quedarse y es puesto bajo la protección de Gedalías, el gobernador de Jerusalén nombrado por el rey de Babilonia (Jer 40:1-6; Jer 39:14).

H. Jeremías bajo el mando de Gedalías.

1. Después de la guerra Gedalías intentó instituir una administración moderada que ayudara a la destruida Jerusalén (Jer 40:7-12).

2. Esto provoca pronto la ira de un judío rebelde llamado Ismael, quien conspira para asesinar a Gedalías. Un hombre llamado Johanán avisa al gobernador del complot, pero éste no lo toma en serio (Jer 40:13-16).

3. Ismael asesina a Gedalías y a otros muchos funcionarios judíos, peregrinos, y a algunos soldados babilonios. Arrojan después algunos de los cadáveres a una cisterna vacía (Jer 41:1-9).

4. Johanán llega al escenario de la masacre y logra restaurar el orden (Jer 41:11-17).

I. Jeremías bajo el mando de Johanán.

1. Johanán pide a Jeremías que averigüe cuál es la voluntad de Dios para el pequeño remanente judío que todavía queda en Jerusalén (Jer 42:1-5).

2. Al cabo de un período de diez días de oración a Dios, el Señor le dice al profeta que Él desea que el remanente permanezca en la ciudad, y no se vayan a Egipto como algunos ya habían planeado hacer (Jer 46:6-22).

3. Nada más escuchar la revelación que no estaban dispuestos a obedecer, Johanán y otros líderes acusan a Jeremías de mentiroso. Deciden marcharse a Egipto desobedeciendo la clara voluntad de Dios y fuerzan a Jeremías a que les acompañe (Jer 43:1-7).

4. Al llegar a Egipto muchos de los judíos recaen en sus viejos hábitos de idolatría, y empiezan a quemar incienso a la «reina del cielo» (este era otro nombre que daban a Astarté, la diosa pagana del amor y la guerra de Mesopotamia, Jer 44:8-10; Jer 44:15-19).

5. Jeremías les dice de parte del Señor que si rehúsan arrepentirse y volverse a Jerusalén, todos ellos morirán (Jer 44:7-14; Jer 44:28).

6. Para dramatizar esta amarga verdad, Dios le ordena enterrar unas piedras grandes debajo del pavimento, frente a la entrada del palacio del faraón egipcio. Esto significaba que Nabucodonosor invadiría y ocuparía Egipto y que establecería su trono sobre aquellas piedras. Jeremías predice entonces que él mataría a muchos judíos que rehusarían volver. Los demás morirían de otras plagas o en la esclavitud (Jer 43:9-13).

IV. Las profecías de Jeremías.

A. La caída de Jerusalén (Jer 1:14-16; Jer 3:1-25; Jer 4:5-9; Jer 5:15-17; Jer 6:1-6; Jer 32:2-3; Jer 38:17-18).

B. La destrucción del templo (Jer 7:11-15; Jer 26:6-9).

C. La muerte de Joacaz, el depuesto rey de Judá, en Egipto (Jer 22:10-12).

D. La muerte tan vil y sin que nadie la llorara del rey Joacim de Judá (Jer 36:27-30). El profeta le había condenado fuertemente por su malvado reinado (Jer 22:13-19). Se había construido un palacio extravagante con obreros esclavos. Había matado a los inocentes y oprimido a los pobres. Se comportó con gran codicia, egoísmo y deshonestidad.

Por este tiempo, Urías, un profeta compañero de Jeremías, fue asesinado por Joacim por predicar sin temor la verdad de Dios (Jer 26:20-23). Jeremías, por tanto, predijo que el rey moriría y nadie lo lamentaría, lo enterrarían como a un asno, lo arrastrarían fuera de Jerusalén y lo arrojarían a un basurero.

E. Eliminación de la línea real del rey Joaquín (Jer 22:24-30).

1. Este joven hijo de Joacim reinó solamente tres meses, pero provocó de tal manera la ira divina, que Dios le dijo a Jeremías que aunque fuera un anillo de sellar puesto en su mano derecha, se lo arrancaría para entregarlo a los babilonios (Jer 22:24-25).

2. Jeremías predijo que:

a. Sería entregado a Nabucodonosor.

b. Sería desterrado junto con su madre.

c. Moriría en tierra extranjera.

d. Sería tenido como una vasija rota e inútil.

e. Sería tenido como un hombre sin hijos (aunque los tuvo) en lo que concernía a heredar el trono de David (Jer 22:25-29).

F. La muerte de dos falsos profetas (Acab y Sedequías) y el castigo de otro (Semaías) que estaban ministrando entre los primeros judíos cautivos que fueron desterrados a Babilonia (Jer 29:30-32).

G. La muerte de un falso profeta de Jerusalén llamado Hananías (Jer 28:13-17).

H. La cautividad de Seraías.

Jeremías advirtió a un hombre llamado Seraías que él sería llevado cautivo por Nabucodonosor en una fecha posterior (esto aconteció literalmente unos seis años después, Jer 51:59). Jeremías le dio un rollo a Seraías que contenía sus profecías contra Babilonia. El profeta le mandó que enguanto llegara, leyera públicamente el rollo, después lo atara a una piedra y lo arrojara al río Éufrates. Esto simbolizaría que Babilonia se hundiría también para no levantarse nunca más (Jer 51:60-64).

I. El fracaso de la alianza militar egipcia-judía en contra de Babilonia (Jer 37:5-10).

J. La derrota de Egipto por Babilonia (Jer 46:1-26). Jeremías describe con vividos detalles la famosa batalla de Carquemis en el mismo momento en que se está desarrollando. Egipto sufrió una gran derrota a manos de Nabucodonosor (Jer 46:1-12).

K. Babilonia invadiría y finalmente ocuparía Egipto (Jer 43:9-13).

L. Los setenta años de cautividad de Judá en Babilonia (Jer 25:11; Jer 29:10).

M. El retomo a Jerusalén después de los setenta años (Jer 27:19-22; Jer 30:3; Jer 30:10-11; Jer 30:18-21; Jer 31:9; Jer 31:12; Jer 31:38-39; Jer 33:3-9).

Jeremías promete que habrá restauración.

1. Los hijos de Israel regresarán procedentes de todas partes del mundo (Jer 3:14; Jer 31:10; Jer 32:37-43).

2. Dios les dará líderes conforme a su corazón (Jer 3:15).

3. Palestina se volverá a llenar de la gloria y el pueblo de Dios (Jer 3:16-18). Este será un evento muy superior al del éxodo, cuando Dios los sacó de Egipto (Jer 16:14-15; Jer 23:7).

4. Un descendiente justo y legítimo (el Salvador) ocupará el trono de David, y reinará con sabiduría y justicia (Jer 23:5-6; Jer 30:21; Jer 33:17).

5. Jerusalén será reconstruida y se volverá a llenar de gozo y acción de gracias (Jer 38:18-20; Jer 31:4; Jer 31:7-9; Jer 31:12-14; Jer 31:23-25; Jer 33:10-12).

N. La derrota de Babilonia después de setenta años (Jer 25:12; Jer 27:6).

Nota: El castigo que Babilonia recibiría de parte de Dios, tal como lo encontramos en los capítulos Jer 50:1-46; Jer 51:1-64; Jer 52:1-34, se refiere evidentemente no sólo al juicio histórico (véase Dan 5:1-31), sino también a un juicio futuro (véase Apo 18:1-24).

Ñ. La captura de Sedequías (Jer 21:3-7; Jer 34:1-5; Jer 37:17). (Véanse Jer 39:4-7; Jer 52:6-11 para su cumplimiento.)

O. El trato favorable que recibirían en Babilonia los desterrados piadosos (Jer 24:1-7).

V. El nuevo pacto de Jeremías.

A. La naturaleza del nuevo pacto (Jer 31:31-34).

1. Abarcaría toda la casa de Israel.

2. No sería como el pacto mosaico.

3. Dios grabaría sus leyes en sus corazones. Israel siempre había sufrido de problemas de corazón que él mismo se había creado. Veamos el diagnóstico divino:

«El pecado de Judá escrito está con cincel de hierro y con punta de diamante; esculpido está en la tabla de su corazón…» (Jer 17:1).

Pero el Médico Celestial les ofrecía bajo el nuevo pacto un trasplante de corazón garantizado y perfecto.

4. Esta nación con corazones nuevos volvería a ser otra vez el pueblo de Dios, y el Señor su Dios.

B. El tiempo del nuevo pacto. Entrará en vigor «después de aquellos días» (Jer 31:33), a continuación del «tiempo de angustia para Jacob» (Jer 30:7). Ambas expresiones se refieren a la gran tribulación venidera. Es decir, el nuevo pacto empezará a funcionar después del tiempo de la angustia de Jacob, al comienzo del milenio.

C. La superioridad del nuevo pacto. Será inmutable, incondicional y eterno; lo opuesto del pacto mosaico (Éxo 19:5-8). M.E Unger escribe:

«El viejo pacto estaba basado en la observancia estricta de la ley. El nuevo pacto (Heb 8:8-12) se basará completamente sobre la gracia y la sangre expiatoria de Cristo, que será el fundamento de la futura regeneración interna de Israel y de su restauración a la comunión con Dios. La entrada de Israel en las bendiciones del nuevo pacto (Rom 11:1-26) asegurará su permanencia eterna como nación.» (Unger’s Bible Dictionary, p. 352)

Dios mismo da seguridades a Israel acerca de la duración del nuevo pacto, cuando declara: «Si los cielos arriba se pueden medir, y explorarse abajo los fundamentos de la tierra, también yo desecharé toda la descendencia de Israel…» (Jer 31:37). (Véase también Jer 32:20-26.)

D. El Mediador del nuevo pacto: el Hijo de David (Jer 33:15-18; Jer 30:9).

VI. Pasajes clásicos de Jeremías.

A. «Y curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz» (Jer 6:14).

B. «¿Es cueva de ladrones delante de vuestros ojos esta casa sobre la cual es invocado mi nombre? He aquí que también yo lo veo, dice Jehová» (Jer 7:11).

C. «Pasó la siega, terminó el verano, y nosotros no hemos sido salvos. Quebrantado estoy por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo; entenebrecido estoy, espanto me ha arrebatado. ¿No hay bálsamo en Galaad? ¿No hay allí médico? ¿Por qué, pues, no hubo medicina para la hija de mi pueblo?» (Jer 8:20-22).

D. «¿Quién no te temerá, oh Rey de las naciones? Porque a ti es debido el temor; porque entre todos los sabios de las naciones y en todos sus reinos, no hay semejante a ti. El que hizo la tierra con su poder, el que puso en orden el mundo con su saber, y extendió los cielos con su sabiduría» (Jer 10:7; Jer 10:12).

E. «Y yo era como un cordero inocente que llevan a degollar, pues no entendía que maquinaban designios contra mí, diciendo: Destruyamos el árbol con su fruto, cortémoslo de la tierra de los vivientes, para que no haya más memoria de su nombre» (Jer 11:19).

F. «¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo sus manchas? Así también, ¿podréis vosotros hacer el bien, estando habituados a hacer el mal?» (Jer 13:23).

G. «Me dijo Jehová: Si Moisés y Samuel se pudieran delante de mí, no estaría mi voluntad con este pueblo; échalos de mi presencia y salgan. Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos» (Jer 15:1; Jer 15:16).

H. «No obstante, he aquí vienen días, dice Jehová, en que no se dirá más: Vive Jehová, que hizo subir a los hijos de Israel de tierra de Egipto; sino: Vive Jehová, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra del norte, y de todas las tierras adonde los había arrojado; y los volveré a su tierra, la cual di a sus padres» (Jer 16:14-15).

I. «Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada. Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto. Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso, ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras» (Jer 17:5-10).

J. «Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras. Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla. Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo: ¿No podré hacer yo de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel» (Jer 18:1-6).

K. «Me sedujiste, oh Jehová, y fui seducido; más fuerte fuiste que yo, y me venciste; cada día he sido escarnecido, cada cual se burla de mí. Porque cuantas veces hablo, doy voces, grito: Violencia y destrucción; porque la palabra de Jehová me ha sido para afrenta y escarnio cada día. Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mí corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude» (Jer 20:7-9).

«Cantad a Jehová, load a Jehová; porque ha librado el alma del pobre de mano de los malignos. Maldito el día en que nací; el día en que mi madre me dio a luz no sea bendito. Maldito el hombre que dio nuevas a mi padre, diciendo: Hijo varón te ha nacido, haciéndole alegrarse así mucho» (Jer 20:13-15).

L. «Y a este pueblo dirás: Así ha dicho Jehová: He aquí pongo delante de vosotros camino de vida y camino de muerte» (Jer 21:8).

M. «¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?» (Jer 23:29).

N. «Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. Entonces me invocaréis, y vendréis, y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. Y seré hallado por vosotros, dice Jehová, y haré volver vuestra cautividad, y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde os arrojé, dice Jehová; y os haré volver al lugar de donde os hice llevar» (Jer 29:11-14).

Ñ. «¡Ah, cuán grande es aquel día! tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será librado» (Jer 30:7).

O. «Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia. He aquí yo los hago volver de la tierra del norte, y los reuniré de los fines de la tierra, y entre ellos ciegos y cojos, la mujer que está encinta y la que dio a luz juntamente; en gran compañía volverán acá. Irán con lloro, mas con misericordia los haré volver, y los haré andar junto a arroyos de aguas, por camino derecho en el cual no tropezarán; porque soy a Israel por padre, y Efraín es mi primogénito. Así ha dicho Jehová: Voz fue oída en Ramá, llanto y lloro amargo; Raquel que lamenta por sus hijos, y no quiso ser consolada acerca de sus hijos, porque perecieron. ¿Hasta cuando andarás errante, oh hija contumaz? Porque Jehová creará una cosa nueva sobre la tierra: la mujer rodeará al varón» (Jer 31:3; Jer 31:8-9; Jer 31:15; Jer 31:22).

P. «¡Oh Señor Jehová! he aquí que tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder, y con tu brazo extendido, ni hay nada que sea difícil para ti. He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?» (Jer 32:17; Jer 32:27).

Q. «Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces. Como no puede ser contado el ejército del cielo, ni la arena del mar se puede medir, así multiplicaré la descendencia de David mi siervo, y los levitas que me sirven» (Jer 33:3; Jer 33:22).

R. «Y tú no temas, siervo mío Jacob, no desmayes, Israel; porque he aquí yo te salvaré de lejos, y a tu descendencia de la tierra de su cautividad. Y volverá Jacob, y descansará y será prosperado, y no habrá quien lo atemorice» (Jer 46:27).

S. «Oh espada de Jacob, ¿hasta cuándo reposarás? Vuelve a tu vaina, reposa y sosiégate» (Jer 47:6).

Fuente: Auxiliar Bíblico Portavoz

(Destino: reino del sur)

I. Los reyes bajo los cuales Jeremías ministró.

A. Josías. Jeremías fue llamado por Dios durante el reinado del rey Josías, el último rey bueno de Judá.

B. Joacim. Este rey impío quemó el rollo original de la profecía de Jeremías.

C. Joaquín. Reinó sólo tres meses. Hizo lo malo ante los ojos de Dios y Jeremías le condenó enérgicamente.

D. Sedequías. Fue el último rey de Judá; el profeta sufrió mucho durante su reinado.

E. Nabucodonosor. Jeremías es tratado respetuosamente por este gran conquistador babilonio.

F. Gedalías. Fue nombrado gobernador por Nabucodonosor para que le representara en Jerusalén.

G. Johanán. Se hizo cargo de la situación después del trágico asesinato de Gedalías y más tarde obligó a Jeremías a que acompañara a un remanente judío a Egipto.

II. El triple ministerio de Jeremías.

A. Advirtió a la mayoría que todavía quedaba en Judá de la cautividad bajo Babilonia que se avecinaba.

B. Confortó a la minoría que ya estaba cautiva en Babilonia (cap. Jer 29:1-32). Jeremías escribió una carta para alentar a los judíos exiliados en Babilonia (Jer 29:1-32).

1. Tenían que estar allí para una larga permanencia de setenta años.

2. Debían orar por la paz y prosperidad de Babilonia a fin de que ellos mismos pudieran vivir en paz.

3. Tenían que ignorar las mentiras de los falsos profetas y médiums en Babilonia, de otra mañera serían castigados junto con ellos.

4. Jeremías pronuncia la sentencia de muerte de parte de Dios para dos de estos profetas llamados Acab y Sedequías, por sus mensajes falsos y sus pecados de adulterio (Jer 29:20-23).

5. También avisó a los exiliados acerca de un hombre llamado Semaías que estaba enviando cartas desde Babilonia a los líderes influyentes de Jerusalén en contra de Jeremías (Jer 29:23-32).

6. Dios todavía los amaba y algún día los traería de vuelta a Jerusalén (Jer 29:14).

C. Pronunció juicio sobre nueve naciones gentiles (Jer 46:1-28; Jer 47:1-7; Jer 48:1-47; Jer 49:1-39; Jer 50:1-46; Jer 51:1-64). Estas naciones eran:

Egipto (Jer 46:1-27).

Filistea (Jer 47:1-6).

Moab (Jer 48:1-47).

Amón (Jer 49:1-6).

Edom (Jer 49:7-22).

Damasco (Jer 49:23-27).

Cedar y Hazor (Jer 49:28-33).

Elam (Jer 49:34-39).

Babilonia (Jer 50:1-46; Jer 51:1-64).

Después de citar a cada una de estas naciones, trata con cada una de ellas en una forma específica:

1. Egipto (Jer 46:1-27).

a. Egipto sería derrotado por Nabucodonosor en la batalla de Carquemis (Jer 46:2).

b. Su ejército huiría aterrorizado y el río Éufrates se llenaría de cadáveres egipcios (Jer 46:5-6).

c. El mal que había producido su pecado (como el de Judá) era ya incurable (Jer 46:11).

d. El faraón Hofra, rey de Egipto, es ridiculizado como un hombre que hace mucho ruido pero no tiene poder (Jer 46:17).

e. Egipto quedaría dominado por Nabucodonosor (Jer 46:26).

2. Filistea (Jer 47:1-6).

a. Sería invadida por los egipcios. Esto sucedió en el 606 a.C., el año en que murió el rey Josías (Jer 47:1).

b. Los más fuertes entre los filisteos llorarían y los padres huirían, dejando abandonados e indefensos a sus hijos (Jer 47:2-3).

c. Tiro y Sidón, aliados de Filistea, serían destruidos al mismo tiempo (Jer 47:4).

d. Gaza y Ascalón, las dos ciudades filisteas principales, quedarían completamente arrasadas (Jer 47:5).

3. Moab (Jer 48:1-47).

a. Los ejércitos de Nabucodonosor invadirían Moab (Jer 48:1-2).

b. Su dios Quemos sería desterrado junto con sus sacerdotes y príncipes (Jer 48:7).

c. Hasta ese momento Moab había vivido en relativa paz, librándose de otras invasiones (Jer 48:11).

d. Al final, Moab se sentiría tan avergonzado de Quemos, su ídolo-dios nacional, como Israel lo estuvo de su becerro de oro en Bet-el (Jer 48:13).

e. Moab, el antepasado que dio origen a los moabitas, había nacido en una cueva (Gén 19:37). Durante la temible invasión babilónica los moabitas huirían buscando refugio en las cuevas (Jer 48:28).

4. Amón (Jer 49:1-6).

a. Esta nación sería castigada por ocupar las ciudades de Israel después de la cautividad y por su adoración del falso dios Milcom (Jer 49:1).

b. Milcom sería llevado en cautiverio junto con los sacerdotes y gente importante de Amón (Jer 49:3).

c. Amón será restaurada durante el milenio (Jer 49:6).

5. Edom (Jer 49:7-22).

a. Las ciudades de Edom quedarían tan silenciosas como Sodoma y Gomorra (Jer 49:18).

b. Los gritos del pueblo de Edom pidiendo auxilio se escucharán tan lejos que llegarán hasta el mar Rojo (Jer 49:21).

c. Dios, sin embargo, tendría misericordia de sus viudas y huérfanos (Jer 49:11).

6. Damasco (Jer 49:23-27).

a. Todo su ejército sería destruido en un solo día (Jer 49:26).

b. Un incendio empezaría en los muros de Damasco y consumiría los palacios de Ben-adad (Jer 49:27).

7. Cedar y Hazor (Jer 49:28-34).

a. Cedar era el nombre de una tribu árabe que vivía en el desierto al este de Palestina y que sería destruida por Nabucodonosor (Jer 49:28).

b. Dios mismo ordenó a Nabucodonosor que destruyera a estas tribus beduinas, ricas, arrogantes y materialistas (Jer 49:31).

c. Hazor, otra tribu árabe ubicada en las cercanías, iba a quedar convertida para siempre en desierto y nunca la volverían a reedificar (Jer 49:33).

8. Elam (Jer 49:34-39).

a. Elam estaba localizada al este de los ríos Tigris y Éufrates y tenía por capital a Susa. Fue invadida por Nabucodonosor en el inviemo del año 596 a.C. Sedequías, el último rey de Judá, empezó a reinar en Jerusalén en ese año (Jer 49:34).

b. Elam será restaurada durante el milenio (Jer 49:39).

9. Babilonia (Jer 50:1-46; Jer 51:1-64).

a. Parece que Jeremías se refiere a dos Babilonias en estos versículos. Una es la Babilonia histórica, capturada por Darío, el caudillo persa, en octubre del 539 a.C. (véase Dan 5:1-31), y la otra es la futura Babilonia que Dios mismo destruirá. (Véase Apo 18:18.)

b. Después de la destrucción de ambas Babilonias, Israel buscaría a su Dios. Esto ocurrió históricamente (Esd 1:1-11) y volverá a acontecer en el futuro (Zac 13:9-9).

c. Después de la destrucción final de Babilonia (Apo 18:1-24), la ciudad nunca más volverá a ser habitada (Jer 51:26).

d. Las naciones impías llorarían por la destrucción de ambas Babilonias (Jer 50:46; Apo 18:1-24).

e. Los israelitas debían de huir de ambas Babilonias (Jer 51:6; Apo 18:4).

f. Las dos ciudades son representadas como copas de oro llenas de iniquidades de las que las naciones bebieron y se embriagaron (Jer 51:7; Apo 17:1-6).

g. Los cielos se regocijan por la destrucción de ambas (Jer 51:10; Jer 51:48; Apo 18:20).

III. La historia personal de Jeremías.

A. Fue llamado a una dedicación completa durante el reinado de Josías (Jer 1:1-10). Tenía que permanecer soltero (Jer 16:2).

1. Jeremías era hijo de Hildas, una familia de sacerdotes que vivía en Anatot, a unas 3 millas (5 km) al noroeste de Jerusalén, en tierra de Benjamín (Jer 1:1).

2. Recibió el llamamiento a un ministerio de tiempo completo durante el año decimotercero del reinado del piadoso rey Josías (Jer 1:6).

a. Jeremías se resistió al principio a este llamamiento (como lo había hecho una vez Moisés, Éxo 3:1-22; Éxo 4:1-31), presentando su juventud como una excusa (Jer 1:6).

b. Dios, no obstante, le reafirmó inmediatamente que:

(1) Le había escogido a él aun desde antes de su nacimiento para ser un portavoz divino para todas las naciones (Jer 1:5).

(2) Dios, por tanto, daría el mensaje al mensajero que él había elegido (Jer 1:7-10).

3. Debido a sus osados mensajes concernientes al juicio venidero, Jeremías fue perseguido por su propia familia (Jer 12:6), por sus paisanos de Anatot (Jer 11:21), y posteriormente por toda la nación de Judá.

4. Al comenzar su ministerio, Dios le mostró dos cosas que subrayaban la naturaleza e importancia de su ministerio.

a. Le fue mostrada una rama de almendro (Jer 1:11). A causa de que este árbol florece antes que los demás, el almendro simbolizaba lo cercano que estaba el cumplimiento del juicio de Dios.

b. Vio una olla de agua hirviendo que se inclinaba hacia el sur desde el norte. Esto simbolizaba la invasión babilónica (Jer 1:13).

5. Jeremías llora por la destrucción de Judá que se aproxima (Jer 4:19-21). Esto lo hizo frecuentemente (véanse Jer 8:18; Jer 8:21; Jer 9:1-2; Jer 9:10; Jer 13:17; Jer 14:17).

6. Dios le encomienda (a semejanza del griego Diógenes, que una vez recorrió las calles de Atenas procurando encontrar a un hombre honrado): «Recorred las calles de Jerusalén, y mirad ahora e informaos; buscad en sus plazas a ver si halláis hombre, si hay alguno que haga justicia, que busque verdad; y yo la perdonaré» (Jer 5:1). Dios hizo una vez un acuerdo similar con Abraham en relación con Sodoma (véase Gén 18:23-33).

7. Jeremías admite que esta espantosa condición es una realidad entre los pobres y los ignorantes, pero él siente que puede encontrar hombres honrados entre los líderes educados y ricos de Judá. Sin embargo, todos habían rechazado a Dios por completo (Jer 5:4-5).

8. El rey Josías fallece después de treinta y un años de fructuoso reinado. El apenado profeta asiste a su funeral (2Cr 35:25). El último rey bueno de Judá ha muerto y el país iría espiritualmente cuesta abajo desde ahora en adelante.

B. Razona con Judá acerca de su reconciliación con Dios (Jer 3:12-14; Jer 26:1-7).

1. Dios invitó repetidas veces a Israel a que volviera a él (Jer 2:9).

2. Le recibiría aun después de su inmoralidad con otros amantes (Jer 3:1). Esto estaba prohibido por la ley mosaica (véase Deu 24:1-4).

3. Jeremías, usando una figura agrícola, contiende con ellos para que aren la dureza de sus corazones no sea que queden ahogados en espinos (Jer 4:3-4).

4. Podían todavía escapar del juicio limpiando sus corazones y purificando sus pensamientos (Jer 4:14).

5. Arrepentirse significaba que podrían permanecer en la tierra (Jer 7:3).

6. Rechazarlo significaba que quedarían cubiertos por espesa oscuridad (Jer 13:16).

C. Declara sin temor el juicio venidero a manos de los babilonios. Seguidamente cita los pecados de Judá.

1. Judá ha olvidado la fuente de agua viva y se ha cavado para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen el agua (Jer 2:13).

2. La nación se había transformado en una raza de gente degenerada (Jer 2:21).

3. Ningún jabón ni lejía, por mucho que fuera, sería capaz de limpiar sus manchas (Jer 2:22).

4. Los líderes tenían sus ropas manchadas con la sangre de los inocentes y de los pobres (Jer 2:34).

5. Tenían el descaro de una prostituta (Jer 3:3).

6. Adoraban a los dioses falsos en todo monte alto y bajo todo árbol frondoso (Jer 3:6).

7. Habían matado a sus profetas como un león mataría a su presa (Jer 2:30).

8. Eran tan insolentes como el bronce y duros y crueles como el hierro (Jer 6:28).

9. Habían establecido ídolos en el mismo templo y adoraban a una diosa pagana llamada «reina del cielo» (Jer 7:18; Jer 44:17).

10. Habían sacrificado en realidad a sus propios hijos ofreciéndolos como ofrendas quemadas a los dioses paganos (Jer 7:31; Jer 19:5).

D. Les advierte finalmente acerca de los terribles resultados que traería su desobediencia.

1. Grandes ejércitos marcharían sobre Jerusalén.

2. Ni Asiría ni Egipto podrían ayudar a Judá en contra de Babilonia (Jer 2:18; Jer 2:36).

3. La gente huirá de las ciudades de Judá como uno huye de un león hambriento (Jer 4:5-7).

4. Jerusalén será asediada como los cazadores acosan a un animal salvaje herido (Jer 4:17; Jer 6:3-5).

5. Gritarán de dolor como una mujer de parto (Jer 4:31; Jer 6:24; Jer 13:21).

6. Los propios árboles de Jerusalén serían cortados y usados como rampas para atacarla (Jer 6:6).

7. El templo sería destruido (Jer 7:14).

8. Los soldados enemigos se moverían entre las gentes del pueblo como serpientes venenosas (Jer 8:17).

9. Muchos morirían a espada (Jer 15:3), de enfermedad (Jer 16:3-4), y de hambre (Jer 21:9).

10. Algunos serían dispersados como paja que arrastra el viento al desierto (Jer 13:24).

11. Los cadáveres insepultos llenarían los valles a las afueras de Jerusalén y servirían de alimento a las aves de rapiña y a las ñeras (Jer 7:32-33; Jer 9:22; Jer 12:8-9).

12. Los enemigos de Judá profanarían las tumbas sagradas de sus reyes, sacerdotes y profetas, y dejarían esparcidos sus huesos al sol, la luna y las estrellas (Jer 8:1-2).

13. Miles serían llevados cautivos a Babilonia por un período de setenta años (Jer 7:15; Jer 25:11; Jer 29:10).

14. La severidad del castigo de Judá espantaría a las naciones gentiles paganas que miraran (Jer 19:8; Jer 22:8; Jer 25:11).

E. Cuando la gente empezó a reírse de su mensaje y a rechazarlo, el profeta que advertía se transformó en el profeta llorón (Jer 4:19; Jer 8:21; Jer 9:1-2; Jer 9:10; Jer 13:17; Jer 14:17).

F. Debido a sus sermones y postura firme, Jeremías tuvo que sufrir mucho.

1. Fue perseguido por su propia familia (Jer 12:6).

2. Sus propios paisanos de Anatot tramaron contra él (Jer 11:21).

3. Fue rechazado y ultrajado por sus colegas sacerdotes y profetas.

a. Pasur, el sacerdote principal del templo, mandó que lo golpearan y lo pusieran en el cepo (Jer 20:1-3).

b. Fue casi linchado por un grupo de sacerdotes y profetas que se enfurecieron mucho a causa de uno de sus mensajes (Jer 26:7-9).

c. Hananías, un falso profeta, lo ridiculizó (Jer 28:1-17).

4. Fue amenazado por el rey Joacim (Jer 26:21-24; Jer 36:26).

5. Fue arrestado, golpeado, acusado de traición y encarcelado (Jer 37:11-16). Sedequías fue a buscar a Jeremías solicitándole sus oraciones después que Nabucodonosor había declarado la guerra a Judá (Jer 21:1-2). Jeremías le envió un mensaje a aquel inicuo rey advirtiéndole que las oraciones eran inútiles en este caso, porque Dios iba a usar a los babilonios para castigar a Jerusalén, y que el propio rey Sedequías sería entregado al rey de Babilonia (Jer 21:3-7). Jeremías le dijo a Sedequías que la ciudad sería incendiada y que él sería capturado y llevado a Babilonia (Jer 34:1-5).

Jeremías reprende a los judíos ricos, propietarios de casas, que violaban la ley mosaica que demandaba que todos los siervos hebreos fueran puestos en libertad después de servir durante seis años (Jer 34:8-16).

El ejército egipcio del faraón Hofar acababa de llegar para ayudar a Judá a pelear contra Nabucodonosor. Jeremías le advierte a Sedequías que esta alianza política no le va a dar resultado, porque el rey de Babilonia derrotaría a los egipcios (Jer 37:5-10).

Jeremías intentó en este tiempo visitar la tierra de Benjamín para inspeccionar una propiedad que había comprado (Jer 37:11-12). Sin embargo, uno de la guardia llamado Irías le arrestó en la puerta de la ciudad y le acusó de querer pasarse a los caldeos (Jer 37:13). Jeremías lo negó, pero fue golpeado y encarcelado (Jer 37:14-16). Fue de nuevo buscado en secreto por Sedequías y una vez más predice la derrota de Jerusalén (Jer 37:17). Sedequías le mete en la cárcel del palacio en vez de dejarlo en la mazmorra en que antes le tenían (Jer 37:21).

No obstante, Sedequías, presionado por los líderes religiosos que despreciaban a Jeremías, se vio forzado a meter al profeta en un confinamiento aún peor. Esta vez lo bajaron con cuerdas a una cisterna vacía que había en el patio de la guardia, donde pronto se hundió en la capa de lodo que cubría el fondo (Jer 38:1-6). Pero un amigo etíope llamado Ebed-melec, persuadió a Sedequías para que sacara al profeta de aquel sucio lugar. Fue necesaria la ayuda de treinta hombres para sacar al profeta de la cisterna, y lo devolvieron a la cárcel de la guardia en el palacio (Jer 38:7-13). Jeremías una vez más predijo la caída de Jerusalén (Jer 38:14-17). Véase también Jer 32:1-5. Permaneció en la prisión hasta que la ciudad fue tomada (Jer 38:28).

6. Vio como su manuscrito original fue quemado por el malvado rey Joacim (Jer 36:21-23). Dios le encomienda que mande a su escriba Baruc que escriba todos los mensajes orales que Dios le había dado durante los últimos veintitrés años (Jer 36:1-2). Baruc lo lleva a cabo y después los lee al pueblo en el templo (Jer 36:8). Es invitado seguidamente a leérselos también a los líderes religiosos. Cuando terminó, estaban realmente atemorizados y decidieron que el rey Joacim debía también escucharlo (Jer 36:14-16).

Un funcionario llamado Jehudí es encargado de leerle a Joacim el rollo, mientras el adusto rey está sentado ante un brasero encendido. Cuando Jehudí termina de leer las tres o cuatro primeras columnas, Joacim toma su cuchillo, corta aquella sección y la arroja al fuego. Al final todo el manuscrito es quemado (Jer 36:21-23). El Señor encarga de nuevo a Jeremías que vuelva a escribir el rollo, además de agregar otro material adicional, incluyendo aquellas espantosas palabras acerca de Joacim:

«Por tanto, así ha dicho Jehová acerca de Joacim rey de Judá: No tendrá quien se siente sobre el trono de David; y su cuerpo será echado al calor del día y al hielo de la noche. Y castigaré su maldad en él, y en su descendencia y en sus siervos; y traeré sobre ellos, y sobre los moradores de Jerusalén y sobre los varones de Judá, todo el mal que les he anunciado y no escucharon. Y tomó Jeremías otro rollo y lo dio a Baruc hijo de Nerías escriba; y escribió en él de boca de Jeremías todas las palabras del libro que quemó en el fuego Joacim rey de Judá; y aun fueron añadidas sobre ellas muchas otras palabras semejantes» (Jer 36:30-32).

Después que Joacim quemó el rollo, Baruc quedó muy desalentado, pues probablemente le ocupó un año escribir todo el material. Dios no se olvida de él y le exhorta y le alienta por medio de Jeremías (Jer 45:1-5).

7. Dios le manda ahora que no ore por Judá (Jer 7:16; Jer 11:14; Jer 14:11; Jer 16:5).

8. El profeta experimenta frustración y depresión (Jer 20:7-9; Jer 20:14-18). Jeremías se siente tan frustrado por su incapacidad para lograr que Judá se vuelva a Dios que está decidido a dejar el ministerio.

«Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo y no pude» (Jer 20:9). (Véanse también 1Re 19:3-4; Jon 1:1-3; 1Co 9:16.)

Es en este momento cuando también pronuncia una de las oraciones más desalentadoras de toda la Biblia (véase también Job 3:1-26):

«Maldito el día en que nací; el día en que mi madre me dio a luz no sea bendito. Maldito el hombre que dio nuevas a mi padre, diciendo: Hijo varón te ha nacido, haciéndole alegrarse así mucho. Y sea el tal hombre como las ciudades que asoló Jehová, y no se arrepintió; oiga gritos de mañana, y voces a mediodía, porque no me mató en el vientre, y mi madre me hubiera sido mi sepulcro, y su vientre embarazado para siempre. ¿Para qué salí del vientre? ¿Para ver trabajo y dolor, y que mis días se gastasen en afrenta?» (Jer 20:14-18).

9. Escribe una carta de ánimo para todos aquellos judíos que se hallaban ya desterrados en Babilonia (Jer 29:1-32).

10. Cuando todavía está en la cárcel, Dios le ordena que le compre una propiedad a su primo Hanameel. Esto era para ilustrar que a pesar de que el ejército babilonio estaba ya atacando Jerusalén, «… aún se comprarán casas, heredades y viñas en esta tierra» (Jer 32:15). Resulta muy interesante el tras fondo de todo esto: el Señor le dice a Jeremías que su primo Hanameel le va a visitar pronto, con la intención de venderle un terreno que poseía en Anatot. Jeremías tenía que comprarla por diecisiete piezas de plata (Jer 32:6-13). Baruc después pondría la escritura de compraventa, firmada y sellada, en una vasija de barro y la enterraría. El propósito de esta acción era demostrar que un día las personas volverían a disfrutar de propiedades en Judá, y las venderían y comprarían (Jer 32:14-15).

Jeremías fue confortado durante todo este tiempo en la cárcel por la promesa fiel de Dios: «Clama a mí y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces» (Jer 33:3).

Estas «cosas», tremendas y emocionantes, aparecen en los capítulos Jer 30:1-24; Jer 31:1-40; Jer 32:1-44; Jer 33:1-26. Entre otras están las siguientes:

a. A pesar de la inminente cautividad en Babilonia, llegaría el tiempo cuando Dios sanaría las heridas a Jerusalén y le daría paz y prosperidad (Jer 33:4-6).

b. Todavía amaba a Israel con amor eterno (Jer 31:3).

c. Israel volvería a ser reunido en Palestina procedente de todos los rincones de la tierra (Jer 31:8). (Véase también Jer 30:3; Jer 30:10-11.) «Irán con lloro, mas con misericordia los haré volver, y los haré andar junto a arroyos de aguas, por camino derecho en el cual no tropezarán; porque soy a Israel por padre…. Y vendrán con gritos de gozo en lo alto de Sión, y correrán al bien de Jehová … y su alma será como huerto de riego, y nunca más tendrán dolor» (Jer 31:9-12).

Nota: Jeremías predice en Jer 31:15-16 que el llanto amargo de Raquel por sus hijos en Ramá desaparecerá. Ramá es una antigua referencia al área dentro y en los alrededores de Belén. Nabucodonosor mató allí a muchos cautivos enfermos y debilitados que no resistirían el largo camino hasta Babilonia. Raquel, la esposa de Jacob, es por supuesto un símbolo de todas las madres israelitas que lloran. En Mat 2:18 este triste versículo aparece enlazado con la ocasión en que Herodes ordena matar a los niños de Belén con el propósito de eliminar a Cristo.

d. Israel entenderá durante el milenio la necesidad y el propósito de todos sus sufrimientos (Jer 31:18-19).

e. Las ciudades de Israel serán reconstruidas y Jerusalén llegará a ser motivo de alabanza y centro de poder de toda la tierra (Jer 33:7-9; Jer 31:38-39; Jer 30:18-21).

11. Jeremías ve dos cestas de higos en el templo. Una de las cestas contiene higos frescos, buenos y maduros, la otra está llena de higos malos (Jer 24:1-3). Dios le explica que los higos buenos representan a los judíos desterrados en Babilonia (hombres como Daniel y Ezequiel), mientras que los higos malos simbolizan a Sedequías y sus corrompidos funcionarios (Jer 24:4-8).

Dios le ordena a Jeremías que se haga un yugo y se lo sujetase al cuello con correas. Después tenía que enviar mensajes a los reyes de Edom, Moab, Amón, Tiro y Sidón por medio de sus embajadores en Jerusalén advirtiéndoles que el Señor había entregado sus países a Babilonia. Aquellos que se sometieran y llevaran el yugo de castigo con verdadero arrepentimiento serían librados, pero aquellos que rehusaran serían destruidos (Jer 27:1-11). Después de que Dios haya usado a Nabucodonosor para castigar a Judá y a las naciones vecinas, él también castigaría a Babilonia (Jer 27:7). Se le asegura a Judá que se volverían a reunir en Jerusalén después de la cautividad babilónica (Jer 27:22).

Jeremías es acusado de mentir por un profeta llamado Hananías, que había predicho que la cautividad babilónica sólo duraría dos años y que aquellos que ya estaban en el destierro (tales como el rey Joacim, Daniel, Ezequiel, etc.), regresarían trayendo todos los tesoros del templo que se habían llevado (Jer 28:1-4). Dramatiza su acusación rompiendo el yugo que Jeremías llevaba puesto (Jer 28:10-11).

Jeremías predice que Dios quitará la vida a Hananías en un futuro cercano a causa de su ministerio mentiroso, lo cual sucedió en el plazo de dos años (Jer 28:13-17).

12. Jeremías fue a visitar el campamento donde residía la comunidad de recabitas. Estas personas pertenecían a una orden religiosa formada por Jonadab, hijo de Recab, durante el reinado de Jehú (841814 a.C.). Ayudaron en la eliminación del baalismo en Israel. Evitaban residir en las ciudades, vivían como pastores y no bebían vino (Jer 35:2).

a. Dios manda a Jeremías que pruebe a estas personas ofreciéndoles vino. Ellos lo rechazaron inmediatamente, diciendo:

«No beberemos vino; porque Jonadab hijo de Recab nuestro padre nos ordenó diciendo: No beberéis jamás vino vosotros ni vuestros hijos» (Jer 35:6).

b. Jeremías entonces presenta a Judá este gran ejemplo, y contrasta la obediencia de los recabitas con la desobediencia de Jerusalén (Jer 35:12-19).

13. Predicó un sermón en la puerta del templo y fue casi linchado por un grupo de sacerdotes enfurecidos por predecir la destrucción del templo (Jer 26:6-9). Lo defendieron algunos de los ancianos sabios de Judá, quienes recordaron a los enojados sacerdotes que el mensaje de Jeremías era semejante al del profeta Miqueas (Miq 3:12). (Véase Jer 26:17-19.)

G. Jeremías bajo el reinado de Nabucodonosor.

1. Sedequías intentó escapar de la ciudad que estaba a punto de caer, pero fue capturado cerca de Jericó y llevado otra vez a Jerusalén. Allí es forzado a presenciar la ejecución de sus propios hijos y después a someterse a la agonía de que le saquen los ojos (Jer 39:4-7; Jer 52:6-11).

2. Nabucodonosor instruyó a Nabuzaradán, capitán de la guardia, que tratase bien a Jeremías (Jer 39:11-12).

3. Nabuzaradán lo libera de la prisión y lo lleva a Ramá, allí le da a elegir entre marchar con él a Babilonia o quedarse en Jerusalén. Jeremías prefiere quedarse y es puesto bajo la protección de Gedalías, el gobernador de Jerusalén nombrado por el rey de Babilonia (Jer 40:1-6; Jer 39:14).

H. Jeremías bajo el mando de Gedalías.

1. Después de la guerra Gedalías intentó instituir una administración moderada que ayudara a la destruida Jerusalén (Jer 40:7-12).

2. Esto provoca pronto la ira de un judío rebelde llamado Ismael, quien conspira para asesinar a Gedalías. Un hombre llamado Johanán avisa al gobernador del complot, pero éste no lo toma en serio (Jer 40:13-16).

3. Ismael asesina a Gedalías y a otros muchos funcionarios judíos, peregrinos, y a algunos soldados babilonios. Arrojan después algunos de los cadáveres a una cisterna vacía (Jer 41:1-9).

4. Johanán llega al escenario de la masacre y logra restaurar el orden (Jer 41:11-17).

I. Jeremías bajo el mando de Johanán.

1. Johanán pide a Jeremías que averigüe cuál es la voluntad de Dios para el pequeño remanente judío que todavía queda en Jerusalén (Jer 42:1-5).

2. Al cabo de un período de diez días de oración a Dios, el Señor le dice al profeta que Él desea que el remanente permanezca en la ciudad, y no se vayan a Egipto como algunos ya habían planeado hacer (Jer 46:6-22).

3. Nada más escuchar la revelación que no estaban dispuestos a obedecer, Johanán y otros líderes acusan a Jeremías de mentiroso. Deciden marcharse a Egipto desobedeciendo la clara voluntad de Dios y fuerzan a Jeremías a que les acompañe (Jer 43:1-7).

4. Al llegar a Egipto muchos de los judíos recaen en sus viejos hábitos de idolatría, y empiezan a quemar incienso a la «reina del cielo» (este era otro nombre que daban a Astarté, la diosa pagana del amor y la guerra de Mesopotamia, Jer 44:8-10; Jer 44:15-19).

5. Jeremías les dice de parte del Señor que si rehúsan arrepentirse y volverse a Jerusalén, todos ellos morirán (Jer 44:7-14; Jer 44:28).

6. Para dramatizar esta amarga verdad, Dios le ordena enterrar unas piedras grandes debajo del pavimento, frente a la entrada del palacio del faraón egipcio. Esto significaba que Nabucodonosor invadiría y ocuparía Egipto y que establecería su trono sobre aquellas piedras. Jeremías predice entonces que él mataría a muchos judíos que rehusarían volver. Los demás morirían de otras plagas o en la esclavitud (Jer 43:9-13).

IV. Las profecías de Jeremías.

A. La caída de Jerusalén (Jer 1:14-16; Jer 3:1-25; Jer 4:5-9; Jer 5:15-17; Jer 6:1-6; Jer 32:2-3; Jer 38:17-18).

B. La destrucción del templo (Jer 7:11-15; Jer 26:6-9).

C. La muerte de Joacaz, el depuesto rey de Judá, en Egipto (Jer 22:10-12).

D. La muerte tan vil y sin que nadie la llorara del rey Joacim de Judá (Jer 36:27-30). El profeta le había condenado fuertemente por su malvado reinado (Jer 22:13-19). Se había construido un palacio extravagante con obreros esclavos. Había matado a los inocentes y oprimido a los pobres. Se comportó con gran codicia, egoísmo y deshonestidad.

Por este tiempo, Urías, un profeta compañero de Jeremías, fue asesinado por Joacim por predicar sin temor la verdad de Dios (Jer 26:20-23). Jeremías, por tanto, predijo que el rey moriría y nadie lo lamentaría, lo enterrarían como a un asno, lo arrastrarían fuera de Jerusalén y lo arrojarían a un basurero.

E. Eliminación de la línea real del rey Joaquín (Jer 22:24-30).

1. Este joven hijo de Joacim reinó solamente tres meses, pero provocó de tal manera la ira divina, que Dios le dijo a Jeremías que aunque fuera un anillo de sellar puesto en su mano derecha, se lo arrancaría para entregarlo a los babilonios (Jer 22:24-25).

2. Jeremías predijo que:

a. Sería entregado a Nabucodonosor.

b. Sería desterrado junto con su madre.

c. Moriría en tierra extranjera.

d. Sería tenido como una vasija rota e inútil.

e. Sería tenido como un hombre sin hijos (aunque los tuvo) en lo que concernía a heredar el trono de David (Jer 22:25-29).

F. La muerte de dos falsos profetas (Acab y Sedequías) y el castigo de otro (Semaías) que estaban ministrando entre los primeros judíos cautivos que fueron desterrados a Babilonia (Jer 29:30-32).

G. La muerte de un falso profeta de Jerusalén llamado Hananías (Jer 28:13-17).

H. La cautividad de Seraías.

Jeremías advirtió a un hombre llamado Seraías que él sería llevado cautivo por Nabucodonosor en una fecha posterior (esto aconteció literalmente unos seis años después, Jer 51:59). Jeremías le dio un rollo a Seraías que contenía sus profecías contra Babilonia. El profeta le mandó que enguanto llegara, leyera públicamente el rollo, después lo atara a una piedra y lo arrojara al río Éufrates. Esto simbolizaría que Babilonia se hundiría también para no levantarse nunca más (Jer 51:60-64).

I. El fracaso de la alianza militar egipcia-judía en contra de Babilonia (Jer 37:5-10).

J. La derrota de Egipto por Babilonia (Jer 46:1-26). Jeremías describe con vividos detalles la famosa batalla de Carquemis en el mismo momento en que se está desarrollando. Egipto sufrió una gran derrota a manos de Nabucodonosor (Jer 46:1-12).

K. Babilonia invadiría y finalmente ocuparía Egipto (Jer 43:9-13).

L. Los setenta años de cautividad de Judá en Babilonia (Jer 25:11; Jer 29:10).

M. El retomo a Jerusalén después de los setenta años (Jer 27:19-22; Jer 30:3; Jer 30:10-11; Jer 30:18-21; Jer 31:9; Jer 31:12; Jer 31:38-39; Jer 33:3-9).

Jeremías promete que habrá restauración.

1. Los hijos de Israel regresarán procedentes de todas partes del mundo (Jer 3:14; Jer 31:10; Jer 32:37-43).

2. Dios les dará líderes conforme a su corazón (Jer 3:15).

3. Palestina se volverá a llenar de la gloria y el pueblo de Dios (Jer 3:16-18). Este será un evento muy superior al del éxodo, cuando Dios los sacó de Egipto (Jer 16:14-15; Jer 23:7).

4. Un descendiente justo y legítimo (el Salvador) ocupará el trono de David, y reinará con sabiduría y justicia (Jer 23:5-6; Jer 30:21; Jer 33:17).

5. Jerusalén será reconstruida y se volverá a llenar de gozo y acción de gracias (Jer 38:18-20; Jer 31:4; Jer 31:7-9; Jer 31:12-14; Jer 31:23-25; Jer 33:10-12).

N. La derrota de Babilonia después de setenta años (Jer 25:12; Jer 27:6).

Nota: El castigo que Babilonia recibiría de parte de Dios, tal como lo encontramos en los capítulos Jer 50:1-46; Jer 51:1-64; Jer 52:1-34, se refiere evidentemente no sólo al juicio histórico (véase Dan 5:1-31), sino también a un juicio futuro (véase Apo 18:1-24).

Ñ. La captura de Sedequías (Jer 21:3-7; Jer 34:1-5; Jer 37:17). (Véanse Jer 39:4-7; Jer 52:6-11 para su cumplimiento.)

O. El trato favorable que recibirían en Babilonia los desterrados piadosos (Jer 24:1-7).

V. El nuevo pacto de Jeremías.

A. La naturaleza del nuevo pacto (Jer 31:31-34).

1. Abarcaría toda la casa de Israel.

2. No sería como el pacto mosaico.

3. Dios grabaría sus leyes en sus corazones. Israel siempre había sufrido de problemas de corazón que él mismo se había creado. Veamos el diagnóstico divino:

«El pecado de Judá escrito está con cincel de hierro y con punta de diamante; esculpido está en la tabla de su corazón…» (Jer 17:1).

Pero el Médico Celestial les ofrecía bajo el nuevo pacto un trasplante de corazón garantizado y perfecto.

4. Esta nación con corazones nuevos volvería a ser otra vez el pueblo de Dios, y el Señor su Dios.

B. El tiempo del nuevo pacto. Entrará en vigor «después de aquellos días» (Jer 31:33), a continuación del «tiempo de angustia para Jacob» (Jer 30:7). Ambas expresiones se refieren a la gran tribulación venidera. Es decir, el nuevo pacto empezará a funcionar después del tiempo de la angustia de Jacob, al comienzo del milenio.

C. La superioridad del nuevo pacto. Será inmutable, incondicional y eterno; lo opuesto del pacto mosaico (Éxo 19:5-8). M.E Unger escribe:

«El viejo pacto estaba basado en la observancia estricta de la ley. El nuevo pacto (Heb 8:8-12) se basará completamente sobre la gracia y la sangre expiatoria de Cristo, que será el fundamento de la futura regeneración interna de Israel y de su restauración a la comunión con Dios. La entrada de Israel en las bendiciones del nuevo pacto (Rom 11:1-26) asegurará su permanencia eterna como nación.» (Unger’s Bible Dictionary, p. 352)

Dios mismo da seguridades a Israel acerca de la duración del nuevo pacto, cuando declara: «Si los cielos arriba se pueden medir, y explorarse abajo los fundamentos de la tierra, también yo desecharé toda la descendencia de Israel…» (Jer 31:37). (Véase también Jer 32:20-26.)

D. El Mediador del nuevo pacto: el Hijo de David (Jer 33:15-18; Jer 30:9).

VI. Pasajes clásicos de Jeremías.

A. «Y curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz» (Jer 6:14).

B. «¿Es cueva de ladrones delante de vuestros ojos esta casa sobre la cual es invocado mi nombre? He aquí que también yo lo veo, dice Jehová» (Jer 7:11).

C. «Pasó la siega, terminó el verano, y nosotros no hemos sido salvos. Quebrantado estoy por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo; entenebrecido estoy, espanto me ha arrebatado. ¿No hay bálsamo en Galaad? ¿No hay allí médico? ¿Por qué, pues, no hubo medicina para la hija de mi pueblo?» (Jer 8:20-22).

D. «¿Quién no te temerá, oh Rey de las naciones? Porque a ti es debido el temor; porque entre todos los sabios de las naciones y en todos sus reinos, no hay semejante a ti. El que hizo la tierra con su poder, el que puso en orden el mundo con su saber, y extendió los cielos con su sabiduría» (Jer 10:7; Jer 10:12).

E. «Y yo era como un cordero inocente que llevan a degollar, pues no entendía que maquinaban designios contra mí, diciendo: Destruyamos el árbol con su fruto, cortémoslo de la tierra de los vivientes, para que no haya más memoria de su nombre» (Jer 11:19).

F. «¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo sus manchas? Así también, ¿podréis vosotros hacer el bien, estando habituados a hacer el mal?» (Jer 13:23).

G. «Me dijo Jehová: Si Moisés y Samuel se pudieran delante de mí, no estaría mi voluntad con este pueblo; échalos de mi presencia y salgan. Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos» (Jer 15:1; Jer 15:16).

H. «No obstante, he aquí vienen días, dice Jehová, en que no se dirá más: Vive Jehová, que hizo subir a los hijos de Israel de tierra de Egipto; sino: Vive Jehová, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra del norte, y de todas las tierras adonde los había arrojado; y los volveré a su tierra, la cual di a sus padres» (Jer 16:14-15).

I. «Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada. Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto. Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso, ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras» (Jer 17:5-10).

J. «Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras. Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla. Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo: ¿No podré hacer yo de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel» (Jer 18:1-6).

K. «Me sedujiste, oh Jehová, y fui seducido; más fuerte fuiste que yo, y me venciste; cada día he sido escarnecido, cada cual se burla de mí. Porque cuantas veces hablo, doy voces, grito: Violencia y destrucción; porque la palabra de Jehová me ha sido para afrenta y escarnio cada día. Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mí corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude» (Jer 20:7-9).

«Cantad a Jehová, load a Jehová; porque ha librado el alma del pobre de mano de los malignos. Maldito el día en que nací; el día en que mi madre me dio a luz no sea bendito. Maldito el hombre que dio nuevas a mi padre, diciendo: Hijo varón te ha nacido, haciéndole alegrarse así mucho» (Jer 20:13-15).

L. «Y a este pueblo dirás: Así ha dicho Jehová: He aquí pongo delante de vosotros camino de vida y camino de muerte» (Jer 21:8).

M. «¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?» (Jer 23:29).

N. «Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. Entonces me invocaréis, y vendréis, y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. Y seré hallado por vosotros, dice Jehová, y haré volver vuestra cautividad, y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde os arrojé, dice Jehová; y os haré volver al lugar de donde os hice llevar» (Jer 29:11-14).

Ñ. «¡Ah, cuán grande es aquel día! tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será librado» (Jer 30:7).

O. «Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia. He aquí yo los hago volver de la tierra del norte, y los reuniré de los fines de la tierra, y entre ellos ciegos y cojos, la mujer que está encinta y la que dio a luz juntamente; en gran compañía volverán acá. Irán con lloro, mas con misericordia los haré volver, y los haré andar junto a arroyos de aguas, por camino derecho en el cual no tropezarán; porque soy a Israel por padre, y Efraín es mi primogénito. Así ha dicho Jehová: Voz fue oída en Ramá, llanto y lloro amargo; Raquel que lamenta por sus hijos, y no quiso ser consolada acerca de sus hijos, porque perecieron. ¿Hasta cuando andarás errante, oh hija contumaz? Porque Jehová creará una cosa nueva sobre la tierra: la mujer rodeará al varón» (Jer 31:3; Jer 31:8-9; Jer 31:15; Jer 31:22).

P. «¡Oh Señor Jehová! he aquí que tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder, y con tu brazo extendido, ni hay nada que sea difícil para ti. He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?» (Jer 32:17; Jer 32:27).

Q. «Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces. Como no puede ser contado el ejército del cielo, ni la arena del mar se puede medir, así multiplicaré la descendencia de David mi siervo, y los levitas que me sirven» (Jer 33:3; Jer 33:22).

R. «Y tú no temas, siervo mío Jacob, no desmayes, Israel; porque he aquí yo te salvaré de lejos, y a tu descendencia de la tierra de su cautividad. Y volverá Jacob, y descansará y será prosperado, y no habrá quien lo atemorice» (Jer 46:27).

S. «Oh espada de Jacob, ¿hasta cuándo reposarás? Vuelve a tu vaina, reposa y sosiégate» (Jer 47:6).

Fuente: Auxiliar Bíblico Portavoz

INTRODUCCIÓN

1. Características generales

No hace falta someter el libro de Jeremías a un minucioso examen para descubrir que se trata de una obra fruto de un largo y complicado proceso de composición. Como ocurre con otras grandes obras proféticas (p. ej. Isaías), el lector se encuentra ante una recopilación de recopilaciones.

Pero a diferencia de otros libros proféticos, el libro de Jeremías sorprende por la gran cantidad de material narrativo que, junto con las partes poéticas, da lugar a una notable variedad de formas literarias. Aunque tanto en su prosa como en su poesía predomina el elemento oracular, destacan también invectivas y amenazas (Jer 22:13-19), canciones de guerra (Jer 4:13-16; Jer 4:19-22), “confesiones” redactadas en el estilo del género literario “lamentación” (Jer 20:7-18), acciones simbólicas o signos proféticos (Jer 13:1-11), relatos autobiográficos (cps. Jer 26:1-24; Jer 27:1-22; Jer 28:1-17), discursos (Jer 34:12-22), cartas (Jer 29:4-23), visiones (Jer 1:11-12), y otras formas menores.

El rasgo probablemente más llamativo del libro de Jeremías como obra compuesta es su combinación de orden y desorden. En efecto, por una parte se pueden descubrir indicios de una planificación sistemática: desde la vocación del profeta hasta su desaparición camino de Egipto, pasando por su actividad profética durante los últimos años del Reino de Judá. Por otra parte, resulta evidente el estado de confusión y desorden del libro, debido al cual el lector tiene la impresión de ser conducido con frecuencia adelante y atrás en la cronología de ese período histórico. Además, muchos oráculos carecen de una estructura formal progresiva, con continuos cortes y saltos. Es probable que esta falta de consistencia se deba a que muchos poemas y oráculos circularon oralmente antes de su puesta por escrito y que, durante este proceso de transmisión, sufrieron alteraciones y ampliaciones. Idéntica sospecha puede aplicarse a la historia literaria del libro, en el sentido de que, tanto algunas unidades literarias menores como ciertos complejos narrativos más amplios, se vieron sometidos a correcciones y adiciones. Algunas unidades individuales han padecido el intrusismo de determinados materiales, que han trastornado su secuencia lógica y su estructura original. A este respecto contamos, por una parte, con duplicados literarios (Jer 6:12-15 y Jer 8:10-12; Jer 10:12-16 y Jer 51:15-19; Jer 16:14-15 y Jer 23:7-8; etc.); y por otra, son evidentes las divergencias entre el texto hebreo y la traducción griega de los LXX. Es particularmente notable el hecho de que en los LXX, los oráculos contra las naciones (en hebreo cps. Jer 46:1-28Jer 51:1-64) aparecen después de Jer 25:13 y en un orden distinto. Por otro lado, hay partes del texto hebreo que no aparecen en los LXX: p. ej. Jer 27:20-22; Jer 33:14-26; Jer 39:3-14; Jer 48:45-47; etc.

A pesar de esta compleja historia del material del libro de Jeremías, resulta evidente el esfuerzo de los redactores por sistematizarlo de alguna manera, lo que permite dividir el libro con cierta coherencia en las siguientes partes:

I. — ORÁCULOS CONTRA JUDÁ Y SUS MONARCAS (Jer 1:1-19Jer 25:1-38)

II. — RELATOS BIOGRÁFICOS Y ORÁCULOS DE RESTAURACIÓN (Jer 26:1-24Jer 45:1-5)

III. — ORÁCULOS CONTRA LAS NACIONES (Jer 46:1-28Jer 51:1-64)

IV. — EPÍLOGO (Jer 52:1-34)

La mayor cantidad de material original de Jeremías aparece en la primera parte. La segunda parte, redactada casi exclusivamente en prosa, suele atribuirse a Baruc, secretario del profeta. Dentro de ella encontramos dos bloques de oráculos especialmente significativos: a) el llamado “Libro de la Consolación” de Jeremías (cps. Jer 30:1-24Jer 31:1-40, que algunos comentaristas amplían hasta el cp. Jer 33:1-26 inclusive) que contiene oráculos muy tempranos, algunos originarios del Reino del Norte y otros pertenecientes a la primera época del profeta; y b) los relatos biográficos (Jer 19:1-15; Jer 26:1-24; Jer 27:1-22; Jer 28:1-17; Jer 29:1-32; Jer 32:1Jer 33:13; Jer 33:17Jer 45:5), de estilo claro, directo y detallado y sobre cuya veracidad histórica no hay serios motivos para dudar. En cuanto a la tercera parte — los llamados “oráculos contra las naciones” (cps. Jer 46:1-28Jer 51:1-64) — se discute qué oráculos se remontan al propio Jeremías y cuáles son de otra procedencia. Finalmente, el epílogo histórico (cp. Jer 52:1-34) se inspira en 2Re 24:182Re 25:27-30.

2. Marco histórico

El año 722/721 a. C. Samaría, la capital del Reino del Norte (Israel), era conquistada por los asirios que mantuvieron bajo control durante un siglo a todo el Oriente Próximo. Pero, a raíz de la muerte de Asurbanipal (hacia el año 631 a. C.), comienza una revuelta generalizada contra el poder asirio. Testigo de estos conflictos es la Crónica Babilónica, que completa admirablemente los informes que nos ofrece el AT sobre los acontecimientos de los años 626-623 y 616-594 a. C.

A partir del año 616 a. C., el caldeo Nabopolasar comienza a penetrar en territorio asirio, pero son los medos de Ciaxares quienes capturan Asur (614 a. C.). Caldeos y medos, tras sellar un pacto, ponen sitio a Nínive, que sucumbe el año 612 a. C. El año 610 a. C. cae Harrán, a pesar de que el faraón Sammético (663-609 a. C.) había acudido en ayuda del rey asirio. El año siguiente, coincidiendo con su ascensión al trono, el faraón Necó (o Necao, 609-593 a. C.) se puso en marcha hacia Mesopotamia, con ánimo de ayudar a los asirios. Josías, rey de Judá, le sale al encuentro cerca de Meguido, en la llanura de Jezrael, con la intención al parecer de impedirle el paso. El rey judaíta murió en la batalla, pero la ayuda del faraón llegó demasiado tarde: el poder estaba ya en manos de los caldeos. La tensión entre las dos grandes potencias acabó el año 605 a. C., fecha en la que Nabucodonosor consiguió una victoria decisiva sobre los egipcios en Carquemis.

Entre tanto, en Judá se fueron sucediendo los reinados de Manasés (687-642 a. C.), Amón (642-640 a. C.) y Josías (640-609 a. C.). Este último emprendió una reforma drástica de índole religiosa, social y política que se inspiró en el “descubrimiento” del llamado “Libro de la Ley” — ¿primera edición del Deuteronomio? — (ver 2Re 22:8-10) y que, en el fondo, aspiraba al restablecimiento del reino de David en todo su esplendor.

Tras la trágica muerte de Josías en Meguido, ocupó el trono de Judá su segundo hijo Joacaz; pero el faraón Necó, que regresaba fracasado de Asiria, lo destronó y puso en su lugar a su hermano mayor Eliaquín a quien cambió el nombre por Joaquín (609-598 a. C.).

La actividad profética de Jeremías comenzó hacia la mitad del reinado de Josías — el año décimo tercero de Josías, dice Jer 1:1 — y algunos de sus oráculos (más bien pocos) se remontan a esta época. Es sobre todo en el reinado de Joaquín, particularmente a partir de la victoria de Nabucodonosor en Carquemis, cuando la actividad del profeta se hace más intensa.

El reinado de Joaquín estuvo marcado por todo tipo de intrigas y tensiones. Su inclinación proegipcia y la reiterada negativa a pagar tributo a Babilonia, desembocaron en el asedio y conquista de Jerusalén por parte de las tropas de Nabucodonosor, siendo ya rey de Jerusalén Jeconías, hijo de Joaquín. Tuvo entonces lugar (año 597 a. C.) la primera gran deportación a Babilonia, integrada por los ciudadanos más influyentes y los artesanos más cualificados de la nación (ver 2Re 24:10-17). El propio rey Jeconías fue llevado prisionero a Babilonia, si bien, pasado algún tiempo, fue puesto en libertad y recibió un tratamiento propio de un monarca (ver 2Re 25:27-30).

Nabucodonosor impuso como rey de Judá a Sedecías (después de cambiarle el nombre original que era Matanías), el tercer hijo de Josías. El reinado de Sedecías, como el de Joaquín, transcurrió entre la agitación, el confusionismo y una ardiente fiebre nacionalista que culminó el año 587 a. C. con la destrucción definitiva de Jerusalén y de su Templo. La tragedia se completó con la segunda gran deportación a Babilonia (incluido el rey Sedecías a quien previamente dejaron ciego) y la desaparición de Judá como nación. Los babilonios colocaron a Godolías como gobernador de los que permanecieron en Jerusalén; pero Godolías fue asesinado por la facción proegipcia, grupo que huyó a Egipto llevando consigo, bien que a la fuerza, al profeta Jeremías cuyo rastro se pierde camino del sur.

Este es el dramático y, a la vez, apasionante telón de fondo del mensaje de Jeremías que fue protagonista singular y al mismo tiempo víctima de los trágicos acontecimientos que le correspondió vivir e interpretar por encargo de Dios. Su prosa y su poesía son fiel reflejo del doloroso papel que le tocó desempeñar y del compromiso total con su pueblo al que amaba entrañablemente.

3. Características literarias

La compleja historia textual del libro de Jeremías, reflejada en la incorporación de glosas y añadidos a los que nos hemos referido en el primer apartado, dificulta no poco un análisis correcto y objetivo del estilo literario de Jeremías. Contando, pues, con esta limitación, señalemos las siguientes características literarias generales del libro:

a) Los 25 primeros capítulos, que la mayoría de los críticos relacionan más directamente con la actividad predicadora o literaria del profeta, se caracterizan por la presencia casi continua de poemas construidos a partir de sencillas realidades de la vida cotidiana: una rama florida de almendro o un caldero hirviendo (Jer 1:11; Jer 1:13), la función que cumple un cinturón en el atavío del varón (Jer 13:1-11), la visión de unas cántaras de vino (Jer 13:12-14), la observación de los trabajos de un alfarero (Jer 18:1-12), la contemplación de cascotes de recipientes en un basurero (Jer 19:1-13), la visión de unas cestas de higos (cp. Jer 24:1-10). Jeremías convierte el pequeño detalle de la experiencia concreta en un poema o un discurso. El lenguaje de estos poemas suele ser directo e incisivo, con un recurso muy limitado a las imágenes; señalemos, entre otras: el Señor como fuente de agua viva (Jer 2:13); la lascivia de Judá (Jer 2:23-24; Jer 3:1); el matrimonio (Jer 3:20); los amoríos (Jer 4:30); el león: (Jer 4:7; Jer 5:6; Jer 25:38); el viento sofocante, destructor (Jer 4:11-13; Jer 13:24); la viña (Jer 5:10; Jer 6:9; Jer 8:13); el rebaño (Jer 13:20); los pastores (Jer 25:34-36); la oposición tiniebla/luz (Jer 13:16).

b) Casi exclusivo de la poesía de Jeremías es el impulso dramatizador mediante el recurso a la intervención directa de los destinatarios de las amenazas o de los oráculos de destrucción. Dicha intervención puede estar limitada a un versículo introducido por un ¡Ay! (ver Jer 6:4 cd) o extenderse a toda una serie de versos (Jer 8:14-16; Jer 14:7-9). La dramatización queda expresada también mediante la implicación del propio profeta. Esta implicación es doble: reacción ante el amargo destino de su pueblo (Jer 4:19-21; Jer 6:10-11; Jer 6:26; Jer 14:17-22) y la tortura psicológica que le produce la persecución de que se siente objeto por parte de las autoridades (Jer 11:18-20). Este último tipo de implicación se manifiesta sobre todo en las llamadas “confesiones” (Jer 15:10-21; Jer 18:19-23; Jer 20:7-18).

c) No puede decirse que Jeremías sea muy original en el uso de la personificación como recurso estilístico: la muerte (Jer 9:21); Jerusalén (Jer 4:30-31; Jer 10:19-20; Jer 14:17 d); el territorio (Jer 23:10). Sorprende, sin embargo, la yuxtaposición de términos idénticos para imprimir profundidad a una idea o para describir exhaustivamente una situación: cuádruple uso de “terrenos” en Jer 2:6; de “miré” en Jer 4:23-26; de “devorarán” en Jer 5:17; de “el destinado” en Jer 15:2; triple mención de “que no alardee” en Jer 9:23, con el contrapunto “el que alardee” en Jer 9:24 a. Este recurso estilístico tiene su origen probablemente en el ámbito de la sabiduría israelita. Tono sapiencial descubrimos también, entre otros textos, en Jer 2:32 y Jer 18:14-15.

d) La poesía de Jeremías es casi siempre directa y lineal y rara vez alcanza las altas cotas de lirismo características del Primer Isaías. Pero lo que sí impresiona es la ternura que casi siempre rezuman sus poemas y que dulcifica de algún modo la dureza de ciertos pasajes. En cuanto a los informes en prosa, el estilo es un tanto repetitivo, siendo probablemente el material en que más han intervenido los últimos redactores del libro.

e) El estilo de la última parte del libro, constituida básicamente por los oráculos contra las naciones (cps. Jer 46:1-28Jer 51:1-64), es notablemente distinto al de los poemas de la primera parte. El vocabulario es vivo, colorista y creativo; abundan las imágenes y el ritmo poético resulta mucho más acusado; son también más numerosas las personificaciones y es preciso tomar nota del lenguaje alusivo y críptico. Todo ello contribuye a que el lirismo de esta parte del libro alcance tales alturas que se aproxime a la poesía del primer Isaías.

4. Claves de lectura

El tema de la alianza es clave en Jeremías y constituye el telón de fondo de la vida y las palabras del profeta. Así lo indican las casi continuas invectivas contra la idolatría, concebida como alta traición al compromiso adquirido por Judá para con el Señor, y la imagen de la esposa infiel, que se ha prostituido con otros “amantes”. Este es el hilo conductor de todo el libro o, si se prefiere, el núcleo en torno al cual gira el resto de los elementos teológicos.

La dinámica de la alianza requiere un castigo ejemplar para el pueblo cuando este ha incurrido en infidelidad. Con frecuencia Jeremías parece dar por sentado que el castigo es ineludible y no existe el menor resquicio de esperanza. Pero otras veces parece suponer que una conversión a tiempo puede evitar la catástrofe. ¿A qué responde esta perspectiva plural? ¿A dos momentos distintos de la vida del profeta, que cambió paulatinamente de parecer respecto al destino de su pueblo? ¿O a las distintas “manos” que completaron el libro de Jeremías años después de ocurrida la catástrofe, cuando comenzaban a vislumbrarse algunos rayos de esperanza en una inmediata liberación? Resulta difícil dar una respuesta satisfactoria a uno u otro de estos interrogantes.

Un aspecto sorprendente desde el punto de vista teológico-político es la insistencia de Jeremías en que si el pueblo quiere salvarse es preciso que se someta al caldeo Nabucodonosor. Porque no parece tratarse de simple “pragmatismo político”; se trata más bien de una decisión del Señor a la que nadie debe poner cortapisas. Más aún, Nabucodonosor recibe el título de “siervo del Señor” (Jer 25:9; Jer 27:6; Jer 43:10), con lo que sugiere que su función no es sólo militar, sino teológica. Esta desconcertante predicación le valió a Jeremías el desprecio y la persecución por parte de sus compatriotas.

Relacionado con cuanto acaba de decirse, está el tema-problema de la escatología en el libro de Jeremías. Los textos — sin duda existentes en el libro — relativos a la restauración nacional, a la reunificación del pueblo a partir de un resto cualificado, a la esperanza en un vástago legítimo de David en el que se reencarnará la figura del gran rey, ¿son patrimonio de la predicación de Jeremías o se deben a incorporaciones posteriores? En todo caso, aun admitiendo que los oráculos de restauración se deben al propio Jeremías, la escatología del profeta sería siempre intrahistórica, relacionada con la eventual caída de Babilonia.

Digamos, en fin, que para Jeremías — que en este particular conecta estrechamente con Isaías — todo radica en que el pueblo sea o no sea capaz de conocer al Señor. Conocer al Señor, que consiste en la aceptación práctica de Yahvé como Señor de los destinos individuales y colectivos de las naciones, del cosmos y de la historia. Carecer de este conocimiento desencadena la tragedia; poseerlo es fuente segura de salvación.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

1Re 2:26.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

— los sacerdotes de Anatot: Anatot era una población muy próxima a Jerusalén, pero no perteneciente a Judá; sus sacerdotes descendían de Abiatar, desterrado por Salomón según 1Re 2:26-27.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

JEREMIASSirvió como profeta de Judá desde 627 a.C. hasta el cautiverio en 586 a.C.Ambiente de la época: La sociedad se estaba deteriorando económica, política y espiritualmente. Guerras y cautiverio. La Palabra de Dios se consideró ofensiva.Mensaje principal: El arrepentimiento de sus pecados pospondría el juicio inminente de Judá a manos de Babilonia.Importancia del mensaje: El arrepentimiento es una de las necesidades más grandes de nuestro mundo inmoral. Las promesas de Dios para los fieles brillan al llevar esperanza para el mañana y fuerza para hoy.Profetas contemporáneos: Habacuc (612-588) Sofonías (640-621)1.1, 2 Después de la muerte de Salomón, el reino unido de Israel se dividió en los reinos rivales del norte y del sur. Al reino del norte se le llamaba Israel; al del sur, Judá. Jeremías era de Anatot, ciudad a unos 6, 5 km de Jerusalén en el reino del sur. Jeremías vivió y profetizó durante los reinados de los últimos reyes de Judá. Este fue un tiempo caótico política, moral y espiritualmente hablando. Mientras Babilonia, Egipto y Asiria luchaban por la supremacía mundial, Judá se vio atrapada en medio de un triángulo. A pesar de que Jeremías profetizó durante cuarenta años, nunca vio que su pueblo le prestara atención y se apartara de sus pecados.1.5 Dios lo conoció de la misma manera que a Jeremías, mucho antes de que usted naciera o incluso lo concebieran. Pensó en usted e hizo planes para usted. Cuando se sienta descorazonado o que no es digno, recuerde que Dios siempre le ha considerado muy valioso y ha tenido en su mente un propósito para usted.1.5 De Jeremías dice: «Te di por profeta a las naciones». Dios tiene un propósito para cada cristiano, pero El designa a algunos para una clase específica de trabajo. Sansón (Jdg 13:3-5), David (1Sa 16:12-13), Juan el Bautista (Luk 1:13-17) y Pablo (Gal 1:15-16) recibieron el llamado para realizar un trabajo especial para Dios. Cualquiera que sea el trabajo que usted haga, debe hacerlo para la gloria de Dios (Phi 1:11). Si Dios le da una tarea específica, acéptela con gozo y hágala con excelencia. Si Dios no le ha dado una asignación específica, procure cumplir la misión común para todos los creyentes: amar, obedecer y servir a Dios, hasta que su dirección se defina.1.6-8 A menudo la gente lucha con nuevos retos debido a su desconfianza. Sienten que no tienen la habilidad, capacidad ni experiencia adecuadas. Jeremías pensó que era solo «un niño», demasiado joven e inexperto para ser el vocero de Dios para el mundo. Sin embargo, Dios le prometió estar con él. Nunca debemos permitir que nuestros sentimientos de insuficiencia nos impidan obedecer el llamado de Dios. Siempre estará con nosotros. Cuando se vea tratando de evadir algo que sabe debe hacer, asegúrese de no utilizar la falta de autoestima como una excusa. Si Dios le da un trabajo que realizar, El va a suplir todas sus necesidades para que lo haga.1.8 Dios prometió librar a Jeremías durante los problemas, no evitar que estos vinieran. Dios no lo eximió de prisiones, deportación ni insultos. Dios no evita que nos enfrentemos a las tormentas de la vida, pero El nos ayudará. Es más, camina por estas tormentas con nosotros y nos libra.1.10 Dios designó a Jeremías para que llevara su Palabra a naciones y reinos. El trabajo era advertirle no solo a los judíos, sino a todas las naciones del mundo acerca del juicio de Dios sobre el pecado. Al leer el Antiguo Testamento, no olvide que si bien Dios trabajaba constantemente a través del pueblo de Judá e Israel, su plan era comunicarse con cada nación y persona. Estamos incluidos en el mensaje de juicio y esperanza de Jeremías y, como creyentes, debemos tener el mismo deseo de Dios de alcanzar al mundo entero para El.1.11-14 La visión de la vara de almendro revela el comienzo del juicio de Dios, ya que el almendro es de los primeros en florecer en la primavera. Dios vio el pecado de Judá y de las naciones, y llevaría a cabo un juicio rápido y certero. La olla que hierve, derramándose sobre Judá representaba a Babilonia entregando el juicio ardiente de Dios, en contra del pueblo de Jeremías.1.14-19 Los problemas que enfrentamos quizás no sean tan nefastos como los de Jeremías, ¡pero son demasiado críticos para nosotros y pueden abrumarnos! La promesa de Dios a Jeremías y a nosotros es que nada nos podrá derrotar por completo. El nos ayudará a atravesar los problemas más angustiosos. Enfrente cada día con la seguridad de que Dios estará con usted y lo ayudará.1.16 El pueblo de Judá pecó en gran manera al continuar quemando incienso a los ídolos y adorándolos. Dios les advirtió en específico en contra de esto (Exo 20:3-6), debido a que el idólatra confía en la creación y no en el Creador. Aunque este pueblo pertenecía a Dios, optó por seguir dioses falsos. Muchos «dioses» nos engañan para separarnos de Dios. Las posesiones materiales, los sueños para el futuro, la aprobación de otros y las metas profesionales compiten con nuestro compromiso total. Buscar alcanzar estas metas a costa de nuestro compromiso con Dios coloca el corazón donde estaba el corazón de Judá y Dios la castigó con severidad.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

NOTAS

(1) Título Que significa: “Jah Afloja [la matriz]”; o: “Jah Ensalza”. Heb.: Yir·meyáh, como en Jer 27:1.

(2) Que significa: “Jehová Afloja [la matriz]”; o: “Jehová Ensalza”. Heb.: Yir·meyá·hu.

(3) Que significa: “Mi Porción Es Jehová”. Heb.: Jil·qi·yá·hu.

REFERENCIAS CRUZADAS

a 0 Esd 1:1; Dan 9:2; Mat 2:17

b 1 Jos 21:18; 1Re 2:26; 1Cr 6:60; Jer 29:27

c 2 Jos 18:11

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Jeremías. El libro menciona a dos hombres más con el nombre Jeremías: un recabita (35:3) y Jeremías de Libna, el abuelo materno del rey Sedequías (52:1; 2 R 24:18). Tal vez el nombre Jeremías signifique Yahveh (el S eñor ) exalta. Hilcías. El padre de Jeremías sólo se menciona aquí, pero el nombre es común en el A T, a veces en referencias a familias sacerdotales.

Anatot. Este pueblo estaba a unos 5 km al nordeste de Jerusalén, cerca del pueblo actual de Anata que preserva el nombre antiguo. Se menciona Anatot en la lista de ciudades levitas (Jos 21:18).

Fuente: La Biblia de las Américas

Como en el caso de la mayoría de los libros proféticos, esta introducción al libro contiene informes biográficos, la base de la autoridad y referencias cronológicas.

Fuente: La Biblia de las Américas

INTRODUCCIÓN AL LIBRO DE JEREMÍAS

AUTOR: Jeremías

Fecha: 627 – 585 a.C.

El profeta Frecuentemente llamado «el profeta llorón» (Jer 9:1; Jer 13:17) o «el profeta de soledad» (porque se le ordenó que no tomara mujer, Jer 16:2), Jeremías fue también el «profeta tímido» (Jer 1:6). No obstante, por más de 40 años fielmente proclamó el juicio de Dios sobre la Judá apóstata, confrontando todo el tiempo oposición, vejámenes y prisión (Jer 11:18-23; Jer 12:6; Jer 18:18; Jer 20:1-3; Jer 26:1-24; Jer 37:11Jer 38:28).

Jeremías comenzó su ministerio (aún tenía 20 años de edad) en tiempos del buen rey Josías, con quien gozaba de buenas relaciones. Después de la muerte de Josías, el profeta confrontó la oposición a su ministerio. Estuvo a punto de ser encarcelado, se le prohibió ir al Templo y se vio obligado a delegar en su secretario, Baruc, la responsabilidad de proclamar sus profecías. El rey Joacim destruyó el rollo de las predicciones de Jeremías (el que el profeta volvió a escribir, Jer 36:22 ss.). El rey Sedequías permitió que la nobleza, de tendencia nacionalista, encarcelase a Jeremías y luego él mismo redujo el castigo. Cuando el ejército de Nabucodonosor se apoderó de Jerusalén en el año 586, Jeremías fue liberado y se le dio la oportunidad de ir a Babilonia o de permanecer en Jerusalén. El profeta escogió quedarse, pero poco después fue secuestrado y llevado a Egipto por ciertos judíos que habían huido allá en vez de enfrentarse a Nabucodonosor. Jeremías profetizó en Egipto durante algunos años y al parecer murió allí.

Si bien era un hombre sensible y piadoso por naturaleza. Jeremías recibió la orden divina de proclamar un severo mensaje de juicio. La oposición a la que hizo frente era cruel y despiadada hasta tal grado que en más de una ocasión quiso dimitir de su responsabilidad como profeta; no obstante, continuó proclamando fielmente la Palabra de Dios.

Una cronología de la época de Jeremías

627 Dios llama a Jeremías. Judá es tributaria de Asiría, cuyo poderío comenzaba a debilitarse.

612 Nínive, la capital de Asiría, es saqueada.

609 El rey Josías muere en Meguido al enfrentarse al faraón Necao de Egipto, quien deseaba favorecer a Asiría (2Re 23:29-30).

609 Joacaz gobierna en Judá por tres meses antes de ser depuesto por Necao y llevado a Egipto encadenado (2Re 23:32-33; cp. Jer 22:10).

609-598 Joacim reina en Judá como vasallo de Egipto (Jer 22:13-17).

605 Batalla de Carquemis, donde Nabucodonosor derrotó al ejército de Egipto (Jer 46:2). Nabucodonosor invadió la Palestina y tomó a Daniel y a otros cautivos (2Re 24:1). Joacim abandonó el señorío de Egipto y aceptó ser vasallo de Babilonia.

601 Joacim se alió a Egipto otra vez en contra de la advertencia de Jeremías (Jer 22:13-19).

597 Joacim murió (a fines de 598 o a principios de 597). Nabucodonosor se apodera de Jerusalén y deporta al rey Joaquín, reemplazándolo con Sedequías.

586 Nabucodonosor se apodera otra vez de Jerusalén porque Sedequías procuraba la ayuda de Egipto (2Re 25:1-7). Gedalías es nombrado gobernador de Judá (2Re 25:22-26). Gedalías es asesinado. Jeremías es llevado a Egipto.

Descubrimientos arqueológicos Varios descubrimientos arqueológicos importantes han corroborado la historicidad del relato bíblico de los últimos años de Judá.

(1) La Crónica Babilónica da información tocante a las campañas de los ejércitos babilonios a partir del año 626 a.C., incluyendo la captura de Jerusalén en el año 597.

(2) Las cartas de Laquis describen la situación de Judá inmediatamente antes del sitio final de Judá por Nabucodonosor en el año 586. También se descubrió un sello en Laquis que lleva el nombre de Gedalías.

(3) Las tablillas excavadas cerca de la puerta de Istar en la antigua Babilonia incluye el nombre de «Yaukin [Joaquín] rey de la tierra de Yahud [Judá]» quien recibió de la provisión real (I.e., tablillas de raciones, 2Re 25:29-30).

Contenido Las profecías no están arregladas en orden cronológico. El esquema siguiente intenta colocar algunos de los oráculos dentro de su tras fondo histórico, tomando como criterio el rey que gobernaba en Judá en ese tiempo.

Josías capítulos Jer 1:1-19Jer 6:1-30

Joacaz (Salum) Jer 22:10-12

Joacim Jer 7:1-34Jer 20:1-18; Jer 25:1-38; Jer 26:1-24; Jer 35:1-19; Jer 36:1-32; Jer 45:1-5; Jer 46:1-12; Jer 47:1-7Jer 49:1-39

Joaquín (Conías) Jer 22:1-30Jer 23:1-40

Sedequías Jer 21:1-14; Jer 24:1-10; Jer 27:1-22Jer 34:1-22; Jer 37:1-21Jer 39:1-18

Gedalías Jer 40:1-16Jer 44:1-30

A través del libro se destacan las advertencias contra el pecado y el juicio, pero también se distingue el mensaje de esperanza y restauración. Entre las profecías importantes están la maldición de Conías (Joaquín, Jer 22:30), la predicción del Mesías (Jer 23:5-6), la duración del cautiverio en Babilonia (Jer 25:11), y la revelación del nuevo pacto (Jer 31:31-34). El vocablo «contumaz» es una palabra clave en el libro (aparece 13 veces) y hay más referencias a Babilonia (164) en Jeremías que en el resto de la Biblia.

BOSQUEJO DE JEREMÍAS

I) El llamamiento y la comisión de Jeremías, Jer 1:1-19

A) Su llamamiento, Jer 1:1-10

B) La confirmación del llamamiento, Jer 1:11-19

II) Profecías tocante a Judá, Jer 2:1Jer 45:5

A) El pecado obstinado de Judá, Jer 2:1-35

B) El castigo de Judá, Jer 3:6Jer 6:30

1. Contraste entre Israel y Judá, Jer 3:6-11

2. El llamado al arrepentimiento, Jer 3:12-25

3. Predicción del juicio, Jer 4:1-31

4. Razones del juicio, Jer 5:1-31

5. La certeza del juicio, Jer 6:1-30

C) La religión equivocada de Judá, Jer 7:1Jer 10:25

1. Los cargos contra el pueblo; el sermón del Templo, Jer 7:1Jer 8:3

2. La retribución de Dios, Jer 8:4Jer 9:26

3. La insensatez de la idolatría, Jer 10:1-18

4. La reacción del profeta, Jer 10:19-25

D) Judá quebranta el pacto de Dios, Jer 11:1Jer 13:27

1. El hecho, Jer 11:1-17

2. La consecuencia, Jer 11:18Jer 12:17

3. Las advertencias, Jer 13:1-27

E) Judá sufre la sequía, Jer 14:1Jer 15:9

1. El mensaje de Jeremías, Jer 14:1-6

2. La intercesión de Jeremías, Jer 14:7Jer 15:9

F) El profeta de Judá es recomisionado, Jer 15:10Jer 16:9

1. La contrición de Jeremías, Jer 15:10-21

2. Las restricciones de Jeremías, Jer 16:1-9

G) El pecado de Judá, Jer 16:10Jer 17:27

H) Judá y el alfarero soberano, Jer 18:1-23

I) Judá como una vasija rota, Jer 19:1Jer 20:18

1. El mensaje, Jer 19:1-15

2. La reacción: Jeremías es perseguido, Jer 20:1-18

J) Los reyes de Judá, Jer 21:1Jer 23:8

1. El mensaje a Sedequías, Jer 21:1Jer 22:9

2. El mensaje tocante a Joacaz (Salum), Jer 22:10-12

3. El mensaje tocante a Joacim, Jer 22:13-19

4. El mensaje tocante a Joaquín (Conías, Jeconías), Jer 22:20-30

5. El mensaje tocante al Mesías, Jer 23:1-8

K) Los falsos profetas de Judá, Jer 23:9-40

L) El cautiverio de Judá, Jer 24:1Jer 25:38

1. Los deportados, Jer 24:1-10

2. La duración, Jer 25:1-11

3. La destrucción de la nación captora, Jer 25:12-38

M) La reacción de Judá al ministerio de Jeremías, Jer 26:12-24

N) La advertencia de Jeremías a Judá: Someteos a Nabucodonosor, Jer 27:1Jer 29:32

1. La señal de los yugos, Jer 27:1-22

2. La oposición de un falso profeta, Jer 28:1-17

3. La carta a los judíos cautivos, Jer 29:1-32

O) La esperanza de la restauración de Judá, Jer 30:1Jer 33:26

1. La declaración de la promesa: la restauración después de la tribulación, Jer 30:1Jer 31:26

2. La promesa pactada: el nuevo pacto, Jer 31:27-40

3. La promesa ilustrada: la compra de la heredad, Jer 32:1-44

4. La promesa reafirmada: el pacto davídico, Jer 33:1-26

P) Hechos anteriores a la caída de Jerusalén, Jer 34:1Jer 38:28

1. El mensaje a Sedequías, Jer 34:1-7

2. El mensaje al pueblo, Jer 34:8-22

3. El mensaje tocante a los recabitas, Jer 35:1-19

4. Joacim quema el rollo de Jeremías, Jer 36:1-32

5. Jeremías es encarcelado, Jer 37:1Jer 38:28

Q) La caída de Jerusalén, Jer 39:1-18

1. La situación de los judíos, Jer 39:1-10

2. La situación de Jeremías, Jer 39:11-18

R) Sucesos posteriores a la caída de Jerusalén, Jer 40:1Jer 45:5

1. Jeremías ministra a los judíos en Palestina, Jer 40:1Jer 42:22

2. Jeremías ministra a los judíos en Egipto, Jer 43:1Jer 44:30

3. Jeremías ministra a Baruc, Jer 45:1-5

III) Profecías tocante a las naciones. Jer 46:1Jer 51:64

A) Profecías contra Egipto, Jer 46:1-28

B) Proferías contra los filisteos, Jer 47:1-7

C) Profecías contra Moab, Jer 48:1-47

D) Profecías contra Amón, Jer 49:1-6

E) Profecías contra Edom, Jer 49:7-22

F) Proferías contra Damasco, Jer 49:23-27

G) Proferías contra Arabia, Jer 49:28-33

H) Profecías contra Elam, Jer 49:34-39

I) Proferías contra Babilonia, Jer 50:1Jer 51:64

IV) Suplemento histórico, Jer 52:1-34

A) La captura de Jerusalén, Jer 52:1-23

B) La cautividad de algunos habitantes de Jerusalén, Jer 52:24-34

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

palabras. También traducido «hechos» (Jer 5:28), se refiere tanto a las profecías de Jeremías como a los sucesos en su carrera.

Jeremías podría significar «Jehová exalta» o «Jehová encuentra».

Anatot. La moderna Anata, situada a unos 5 km. al N de Jerusalén.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

ben… Heb. ben = hijo. Véase nota siguiente.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

Heb. ben = hijo. Véase nota siguiente.

Fuente: La Biblia Textual III Edición

[3] Del año 588 a.C..[14] De Caldea.[18] Jer 6, 27.

Fuente: Notas Torres Amat