Como la cisterna preserva frescas sus aguas, así ella preserva fresca su maldad. En ella se oye hablar de violencia y destrucción; continuamente hay enfermedad y heridas en mi presencia.
Como la fuente nunca cesa. Pro 4:23; Isa 57:20; Stg 3:10-12.
injusticia y robo. Jer 20:8; Sal 55:9-11; Eze 7:11, Eze 7:23; Eze 22:3-12; Eze 24:7; Miq 2:1, Miq 2:2, Miq 2:8-10; Miq 3:1-3, Miq 3:9-12; Miq 7:2, Miq 7:3.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Jerusalén había llegado a ser una fuente de aguas contaminadas y amargas, y no de aguas puras y frescas.
injusticia y robo caracterizaban la ciudad que alguna vez rebosara de paz, justicia y rectitud.
enfermedad y herida describen el mal y las lesiones que continuamente plagarían a los habitantes. Los horrores del asedio de Jerusalén por los babilonios en el 588-586 a.C. eran indescriptibles (Libro de las Lamentaciones).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
— agua fresca… maldad: La imagen es sobrecogedora, pues compara el agua fresca (que apaga la sed y revitaliza el cuerpo y el espíritu) con la maldad (origen de destrucción y de desgracias).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Sal 55:9-11.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
ñ 353 Sal 55:9; Jer 20:8; Eze 7:11; Miq 2:2
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Lit., fría