Comentario de Jeremías 9:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
¡Quién me diera que mi cabeza fuese agua y mis ojos manantial de lágrimas, para que llorara día y noche por los muertos de la hija de mi pueblo!
Oh si mi cabeza se hiciese aguas. Jer 4:19; Jer 13:17; Jer 14:17; Sal 119:136; Isa 16:9; Isa 22:4; Lam 2:11, Lam 2:18, Lam 2:19; Lam 3:48, Lam 3:49; Eze 21:6, Eze 21:7.
para que llore día y noche. Sal 42:3.
de la hija de mi pueblo. Jer 6:26; Jer 8:21, Jer 8:22.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Jeremías se lamenta por los pecados de los judíos, Jer 9:1-8;
y por el juicio contra ellos, Jer 9:9-11.
La desobedencia es la causa se su amarga calamidad, Jer 9:12-16.
Los exhorta a que lamenten por su destrucción, Jer 9:17-22;
y que no confíen de si mismos sino en Dios, Jer 9:23-24.
Viene un juicio futuro para los judios y gentiles, Jer 9:25-26.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
mis ojos fuentes de lágrimas: Jeremías, conocido como el «profeta llorón», se identifica personalmente con el sufrimiento de su pueblo. Aquí expresa su deseo de tener una reserva de lágrimas que fluyera sin parar.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
MIS OJOS FUENTES DE LÁGRIMAS. Jeremías sigue expresando su angustia por el pueblo rebelde de Dios y por la negativa de ellos a arrepentirse y escapar así de la futura destrucción. Él hubiera querido llorar, pero su dolor era demasiado profundo para derramar lágrimas. En todo el capítulo hay intercalados gritos de aflicción, alegatos de culpabilidad y advertencias del juicio inevitable. A menudo se le llama a Jeremías el «profeta llorón» (cf. Jer 14:17), que llora día y noche por un pueblo demasiado insensible para comprender el inminente juicio que viene sobre ellos. Debido a sus profundas emociones de quebranto, a Jeremías se le considera tradicionalmente como el autor del libro de Lamentaciones (véase introducción a Lamentaciones).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
9. Deslealtad y Apostasía general.
Después cíe anunciar el castigo, el profeta vuelve de nuevo, con su estilo incisivo, a fustigar los vicios y excesos reinantes en la sociedad de su tiempo: fraude y deslealtad para con el prójimo; apostasía idolátrica, con abandono de Yahvé.
Denuncia de la corrupción moral reinante en la sociedad (1/2-8/9).
1/2 ¡Ojalá tuviera en el desierto un albergue de caminantes! Y dejaría a mi pueblo y me iría lejos de ellos, pues todos son adúlteros, gavilla de ladrones. 2/3 Tensan su lengua como un arco; la mentira y no la fidelidad predominan en la tierra, Pues caminan de iniquidad en iniquidad, y a mí no me conocen – oráculo de Yahvé – . 3/4 Guárdese cada uno de su prójimo y nadie confíe en su hermano, pues todos los hermanos engañan siempre, todos los amigos calumnian. 4/5Cada uno se burla de su prójimo, no habla verdad. Se han avezado sus lenguas a mentir, se han cansado de obrar mal. 5/6 Fraude sobre fraude, engaño sobre engaño 13, rehusan conocerme, oráculo de Yahvé. 7/8 Por eso así dice Yahvé de los ejércitos: He aquí que los fundiré en el crisol y los probaré, ¿pues que otra cosa voy hacer ante la hija de mi pueblo ? 8/9 Sus lenguas son saetas mortíferas, las palabras de su boca son dolo. “Paz,” dicen a su prójimo, y tienden la insidia en su corazón.
A Jeremías la vida se le hace insoportable en medio de un pueblo desleal y falaz. Todos son engaños y fraudes en sus relaciones sociales. Quisiera poder aislarse de esta sociedad corrompida y retirarse a la soledad del desierto: ¡ojala tuviera en el desierto un albergue de caminantes! (v.1/2). Aunque los albergues de caminantes en las rutas caravaneras del desierto (los khans o caravanserrallos) no eran apetecibles por su falta de comodidad, y por el barullo y confusión que en ellos reinaba, sin embargo, Jeremías los considera preferibles a vivir en un ambiente de deslealtad y mentira: todos son adúlteros, gavilla de ladrones (v.1/2c). Son engañosos y fraudulentos, que tensan su lengua como un arco (v.2/3), lanzando calumnias como saetas envenenadas 14. No hay confianza mutua, predominando la mentira. Todo este estado de iniquidad es consecuencia de la falta de conocimiento de Yahvé y de sus preceptos. No le reconocen como Señor, y por eso cruje la sociedad en sus bases morales: no me conocen (v.2/3). Es tal el estado de desconfianza social, que el profeta invita a sus compatriotas a no entregarse ingenuamente a los más allegados: guárdese cada uno de su prójimo, y nadie confíe en su hermano (v.3/4) 15.
Yahvé no puede soportar esta situación y quiere hacer intervenir su justicia, enviándoles la tribulación y la angustia para probarlos: los fundiré en el crisol y los probaré (v.7/8) 16. No cabe otra solución, en bien de Jerusalén, que castigarla (v.7/8). De nuevo recalca el carácter doloso de sus compatriotas: sus lenguas son saetas mortíferas. “Paz,” dicen a su prójimo, y tienden la insidia en su corazón (v.8/9). La palabra de saludo paz, que decían al encontrarse (salom, en hebreo, que se repite aún hoy día en la conversación), es un engaño, ya que los corazones están distanciados y tramando interiormente insidias para aprovecharse de su prójimo.
La venganza de Yahvé (8/9-10/11).
8/9 ¿No habré de pediros cuentas de todo esto? oráculo de Yahvé. ¿De un pueblo como éste no he de tomar yo venganza? 9/10 Llorad y gemid sobre los montes, lamentaos por los pastizales del desierto, porque están desolados, no hay quien pase por ellos ni se oye el balar de los rebaños. Desde las aves del cielo hasta las bestias, todos huyeron y se fueron. 10/11 y de Jerusalén haré un montón de ruinas, cubil de chacales; y de las ciudades de Judá, desolación, donde no habitará nadie.
La justicia divina tiene sus exigencias y no puede tolerar más este estado de cosas: ¿no habré de pediros cuenta de esto? (v.8-9). El callar equivale a consentir, y es necesaria la venganza de Dios para escarmiento general, y Dios mismo invita a un duelo general por la desolación del país como consecuencia de su intervención justiciera: llorad. sobre los montes (v.9-10). Los montes, que antes estaban cubiertos de arboleda, van a ser desolados. Probablemente se alude aquí también a los montes como lugar de jolgorio con ocasión de los ritos idolátricos allí practicados 17. La alegría se va a convertir en luto. También los pastizales del desierto, altamente estimados como oasis raros, desaparecerán, y se invita a hacer duelo por ellos 18, pues no se va a oír más el alegre balar de los rebaños (v.9-10b). La desolación es completa, y todo signo de vida desaparecerá: desde las aves del cielo hasta las bestias huyeron (v.9-10c).
Esta suerte de la campiña estará reservada también a la capital, Jerusalén. En ella, los chacales harán su morada 19. Este símil es corriente en la literatura profética 20. Nada más triste, pues, que una ciudad arruinada, en la que sólo se oyen los aullidos de los chacales, únicos moradores entre los escondrijos formados por las ruinas. Así quedará Jerusalén después de su destrucción por los soldados de Nabucodonosor 21.
La apostasía general, causa de la ruina (11/12-15/16).
11/12 ¿Quién será el hombre sabio que entienda esto, al cual pueda dirigirse la palabra de la boca de Yahvé, i y haga saber la causa por que pereció la tierra, que ha sido asolada como desierto, sin que nadie pase (por ella)? 12/13 Y dijo Yahvé: Porque han abandonado la ley que les di y no han escuchado mi voz ni procedieron según ella, 13/14 sino que, según la pertinacia de su corazón, se fueron tras los baales, como les enseñaron sus padres. 14/15 Por eso, así dice Yahvé de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que daré de comer a este pueblo ajenjo, y le daré a beber agua de adormilares, 15/16 y los dispersaré por entre las gentes que no conocieron ni ellos ni sus padres, y haré que los persiga la espada hasta consumirlos.
El profeta quiere explicar a su pueblo la razón profunda de la ruina, y busca personas inteligentes que comprendan la lección teológica del castigo para que la transmitan al pueblo: ¿Quién será el sabio que entienda esto. y haga saber la causa por que pereció la tierra? (v.10-11). En Deu 11:26-28; Deu 28:1, se dice que, si el pueblo no era fiel a la promesa cumpliendo su Ley, sufriría los castigos de Dios. Es justamente lo que ha ocurrido, pues se fueron tras los baales (v.12-13) en una apostasía insultante. Consecuencia inexorable será el castigo y la amargura: Daré de comer ajenjo. El ajenjo, por su sabor amargo, es símbolo de la amargura y la tribulación 22. El agua de adormilares era considerada como fuertemente venenosa 23. Aquí ambos símiles se refieren a la tribulación que espera a los habitantes de Judá por su idolatría. La suerte de ellos será la dispersión y la muerte por la espada 24. Los que no caigan muertos a manos de los soldados babilónicos serán llevados en cautividad entre gente que no conocieron ni sus padres (v. 15-16).
La mortandad general (16/17-21/22).
16/17 Así dice Yahvé de los ejércitos: Atended, llamad a las plañideras, que vengan; enviad por las hábiles y vengan, 17/18 que se apresuren y eleven sobre nosotros lamentaciones,y descienda de nuestros ojos el llanto, y manen agua nuestros párpados, 18/19 porque de Sión se oyen voces y lamentos. Cómo hemos sido destruidos y avergonzados sobremanera! Porque nos echan de la tierra, nos arrojan de nuestras moradas. 19/20 Porque oíd, mujeres, la palabra de Yahvé, y perciban vuestros oídos la palabra de su boca, para que enseñéis a vuestras hijas a lamentarse y enseñen unas a otras endechas, 20/21 Pues la muerte ha subido por nuestras ventanas y penetró en nuestras moradas, acabó con los niños en las calles, con los mancebos en las plazas. 21/22 Habla así: Oráculo de Yahvé: Los cadáveres de los hombres yacen como estiércol sobre el campo, como queda tras el segador el manojo, sin haber quien lo recoja.
La catástrofe es tan inminente, que Yahvé invita a que vengan las plañideras de oficio a solemnizar el duelo (v. 16-17). El profeta une su suerte a la del pueblo: que eleven sobre nosotros lamentaciones (v.17-18). Sión ha sido destruida, y sus habitantes tienen que abandonar su tierra y sus moradas (v. 18-19) hacia regiones extrañas. La catástrofe debe quedar como proverbial, y su luto debe repetirse de generación en generación: Oíd, mujeres., para que enseñéis a vuestras hijas a lamentarse (v. 19-20). La mortandad es general, y es inútil querer recogerse en casa para evitarla, porque la muerte ha subido por nuestras ventanas (v.20-21). Ni los de corta edad están libres de la fatal suerte: acabó con los niños en las calles (v.20-21b). El espectáculo es desolador, pues por doquier hay cadáveres., que yacen como estiércol sobre el campo (v.21-22). No hay quien se preocupe de darles sepultura piadosa; son como el manojo que queda tras el segador, sin haber quien lo recoja. Ha pasado el ejército invasor, y no quedan sino ruinas humeantes y vidas tronchadas en flor.
El conocimiento de Yahvé, base de la sabiduría (22/23-23/24).
22/23 Así dice Yahvé: Que no se gloríe el sabio en su sabiduría, que no se gloríe el fuerte de su fortaleza, que no se gloríe el rico de su riqueza. 23/24 El que se gloríe, gloríese en esto: en ser inteligente y conocerme a mí, pues yo soy Yahvé, que hago misericordia, derecho y justicia sobre la tierra, pues en esto es en lo que yo me complazco, oráculo de Yahvé.
Este fragmento es de estilo sapiencial, y puede ser un bloque errático incorporado aquí por el mismo profeta o el redactor posterior. Las ideas expresadas en él pueden acomodarse a todas las situaciones. La catástrofe de Judá ha ocurrido por haber abandonado a Yahvé y sus preceptos y por creer las clases dirigentes que podían por sí mismos encaminar a su pueblo por nuevos derroteros políticos. Dios sólo quiere que confíen en El como condición para ofrecerles su protección. Se han empeñado en querer gobernarse sin El, confiando en sí mismos y sus supuestos aliados, y ahora deben reconocer que les han fallado los cálculos: que no se gloríe el sabio en su sabiduría,. ni el fuerte., ni el rico (v.22-23). Dios puede desbaratar los planes de éstos en un momento. Si el hombre ha de gloriarse en algo, es en ser inteligente y conocer a Yahvé (v.23-24), pues la verdadera sabiduría está en conocer a Dios en el sentido práctico, conformando la vida a los preceptos de su Ley 25. Sólo Dios puede hacer misericordia y reconciliar a los descarriados, y sólo El puede establecer un ambiente de derecho y justicia sobre la tierra (v.23-24b).
Juicio sobre todos los pueblos (24/25-25/26).
24/25 He aquí que vienen días – oráculo de Yahvé – en que yo pediré cuenta a todos, circuncisos e incircuncisos. 25/26 A Egipto, a Judá, a Edom, a los hijos de Ammón, a Moab, a los que se rapan las sienes y habitan el desierto, pues todos estos pueblos son incircuncisos; pero todo Israel es incircunciso de corazón.
Este fragmento aislado parece incluido aquí por un redactor posterior, sin que esto quiera decir que no sea de Jeremías. -Los discursos del profeta tuvieron lugar en múltiples ocasiones. Pero su ilación lógica en el libro a él atribuido depende muchas veces de la mayor o menor pericia del copiador posterior. En estos versículos se anuncia el castigo general tanto sobre el pueblo elegido como sobre las naciones circunvecinas, que han contribuido a que Israel y Judá se separaran del buen camino con sus infiltraciones idolátricas y políticas. La diplomacia humana jugó gran papel en el desastre definitivo del pueblo de Dios. Los profetas siempre se opusieron a las alianzas políticas de Israel y Judá con otros pueblos, enfocando los problemas desde un punto de vista puramente religioso. Israel era una teocracia bajo la inmediata protección de Yahvé, que lo creó como colectividad nacional, y por tanto no necesitaba de medios humanos extraños para subsistir. La Providencia divina era la encargada de velar directamente por los intereses del pueblo elegido.
El castigo alcanzará a todos. La expresión vienen días suele tener un alcance mesiánico en la literatura profética. Aquí parece se alude al juicio purificador de Yahvé sobre su pueblo y las demás naciones circunvecinas. Yahvé pedirá cuenta a los circuncisos e incircuncisos 26. La frase se aplica a Israel y a las otras naciones fuera de la alianza, cuyo signo externo era la circuncisión. No obstante, la mayor parte, si no todas las naciones aquí mencionadas, practicaban dicho rito. Los profetas, al hablar de “circuncisos” o “prepucio,” lo entienden en sentido moral de incircuncisión del corazón27.
Bajo el reino de Joaquim (609-598), la corte de Jerusalén buscaba la alianza de las naciones vecinas, como Egipto, Moab, Ammón, etc., para hacer frente a la prevista invasión de Nabucodonosor. Por eso quizá este fragmento sea de esta época, y entonces formaría parte de las profecías contra las naciones, que estudiaremos más tarde. Los que se rapan las sienes son los árabes. Esta práctica de rasurarse la cabeza por delante en forma de círculo aparece atestiguada en Herodoto y Flavio Josefo. Esto estaba prohibido a los israelitas, pues parece tenía un carácter idolátrico de adoración al sol 28. Todos estos pueblos son despreciados como incircuncisos (v.25-26), es decir, ajenos a las promesas de Israel; pero los israelitas, a pesar de ser el pueblo elegido con el signo de la circuncisión, instituido por el mismo Dios, son en realidad ajenos a las promesas divinas por ser incircuncisos de corazón, es decir, rebeldes y materializados en sus costumbres, insensibilizados para lo religioso.
1 Jerusalén falta en el texto griego. – 2 Esta última frase falta en los LXX, y es traducida de diverso modo. Con un ligero cambio de consonante se pudiera traducir: “pero les daré según su producto” o merecido, lo que se adaptaría bien al contexto. – 3 Cf. Jer 6:20. – 4 Cf. Lev 10:11; Deu 33:10; 2Cr 17:7; Jer 2:8; Jer 18:8; Ose 4:5. – 5 Cf. Jer 7:4-21. – 6 Cf. Deu 4:6. – 7 El texto no está claro, pues la palabra que traducimos por aniquilaré puede significar “reuniré*. – 8 Cf. Jer 5:10; Jer 6:9; Isa 5:1-7, Miq 7:1. – 9 Cf. Jer 4:10; Jer 5:12; Jer 6:14. – 10 El texto está oscuro. Seguimos en la traducción a los LXX. La Bible de Jérusalem traduce: “el dolor me invade.” Pirot-Clamer: “sin que haya remedio.” – 11 Cf. Gen 37:25; Gen 43:11; Eze 27:17; Jer 34:11; Jer 51:8. – 12 Cf. Lev 19:41. Este v.23 del TM en los LXX y Vg aparece como el v.i del c.g. – 13 En la traducción hemos seguido a los LXX, con la Bible de Jérusalem. Pirot-Clamer: “violencia sobre violencia.” El texto hebreo dice: “tu habitación en medio del engaño.” Cantera : “Su morada está en medio de la perfidia engañadora.” – 14 Cf. Sal 64:4- – 15 Cf. Miq 2:4-5. Es interesante notar que la palabra hebrea correspondiente a engañar es la raíz que forma parte del nombre de Jacob (‘aqab). Probablemente se aluda aquí al engaño” que Jacob hizo a su hermano Esaú (Gen 27:26; Ose 12:4). Los israelitas se gloriaban de ser descendientes de Jacob, pero en realidad sólo le imitan en lo malo, en el “engaño” de que hizo víctima a su hermano. – 16 Cf. Isa 48:10; Eze 22:20; Zac 13:9; Mal 3:2. – 17 Cf. Jer 3:23. – 18 Cf. Amo 1:2. – 19 Cf. Job 30:29; Miq 1:8. – 20 Cf. Isa 14:23. – 21 Cf. Neh 4:2. – 22 Cf. Jer 23:15; Lam 3:19; Amo 5:7; Amo 6:13; Pro 5:4. – 23 Cf. Jer 8:4; Deu 29:18. – 24 Cf. Jer 5:19; Deu 4:27; Job 28:64; Lev 26:33; Jer 42:17; Amo 9:4; Eze 5:2-12. – 25 Cf. Isa 1:1; Jer 4:22; Jer 5:5; Job 8:7; Jer 9:2. – 26 El texto hebreo dice literalmente “circuncisos en el prepucio.” La frase, aparentemente contradictoria, parece aludir a la contraposición entre el carácter externo de circuncisos y la actitud de incircuncisos de corazón. – 27 Cf. Jer 4:4. Según Herodoto (II 37), los egipcios practicaban la circuncisión por razones higiénicas. Lo mismo dice de los fenicios, cananeos, edomitas, moabitas, amonitas y hebreos. Para los israelitas, los “incircuncisos” por antonomasia eran los filisteos de filiación no semítica. Sólo los asiro-babilónicos no la practicaban. Cf. Lagrange, études sur les re-ligions sémitiques s.242-246. Según Flavio Josefo, los idumeos fueron obligados a practicar la circuncisión bajo Juan Hircano (135-105 a.C.). – 28 Cf. Herodoto, III 8; Flavio Josefo, Contra Apion. 22; cf. Lev 19:27.
Fuente: Biblia Comentada
aguas … lágrimas. Jeremías se interesó tanto en su pueblo que anhelaba ser aliviado con un torrente de lágrimas o un lugar apartado para librarse de la carga de los pecados de Judá por un tiempo.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Jer 13:17; Lam 1:16.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
9.1-6 Jeremías sintió emociones encontradas con respecto a su pueblo. Mentira, fraude, traición, adulterio e idolatría eran pecados frecuentes. Se enojó por el pecado de ellos, pero también sentía compasión. Dios lo apartó de ellos por su trabajo para El, pero también era uno de ellos. Jesús tuvo sentimientos similares cuando estuvo frente a Jerusalén, la ciudad que lo rechazaría (Mat 23:37).9.23, 24 La gente tiende a admirar cuatro cualidades en los demás: sabiduría humana, poder (valor), misericordia y riqueza. Sin embargo, Dios establece como prioridad más alta conocerlo en forma personal y vivir de manera que se refleje su justicia y rectitud. ¿Por qué cualidades desea que la gente más lo admire?9.25, 26 La circuncisión se remonta a los días de Abraham. Para el pueblo de Israel era símbolo de su relación de pacto con Dios (Gen 17:9-14). La circuncisión también la practicaban naciones paganas, pero no como señal de un pacto con Dios. En la época de Jeremías, los israelitas olvidaron el significado espiritual de la circuncisión aun cuando seguían realizándola.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
NOTAS
(1) En MLXX aquí termina el capítulo 8 con este v. como el v. 23.
REFERENCIAS CRUZADAS
a 537 Isa 22:4; Jer 13:17; Lam 2:11
b 538 Jer 6:26
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
llorara. Pasajes como éste dieron a Jeremías el nombre « profeta llorón» (vers. 10; 14:17; Lm 1:16; 3:48; cp. Mt 23:37; Ro 9:1– 3).
hija de mi pueblo. Un término diminutivo de cariño, semejante a la expresión « mi querido pueblo.»
Fuente: La Biblia de las Américas
Obsérvese la tristeza de Jeremías por el pecado de su pueblo.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
En el texto heb., cap. 8:23
Fuente: La Biblia de las Américas
[8] Sal 28 (27), 3.[15] Jer 23, 15.[21] Alude a los caldeos cuando escalaron los muros y saquearon las casas de Jerusalén.[23] 1 Cor 1, 31; Is 29, 14.[26] Rom 2, 25.